1. POR QUÉ EL MEJÍA ES IMPORTANTE PARA MÍ
Cuando somos niños y salimos de la escuela para
dirigirnos al Colegio, hay muchos estudiantes que no
saben en dónde van a estudiar y tampoco les importa
solo quieren inscribirse en cualquier colegio para
luego formarse en la Universidad. Existen también
otro tipo de estudiantes que quieren educarse en el
que sus padres o hermanos lo hicieron y simplemente
aquellos que quisimos estudiar en un determinado
colegio por el puro amor que le tenemos.
Este es el caso del Patrón Mejía para mí, porque es uno de los colegios más prestigiosos del
Ecuador, reconocido no solo nacional sino también internacionalmente. Pertenecer a esta
noble institución es un orgullo para mí. En este colegio se educaron mis primos y mis
hermanos. Desde muy temprana edad yo asistía a las finales de partidos y también veía
desfilar a la Gloriosa Banda de Guerra. Este edificio centenario es tan importante que se ha
hecho parte de mi vida, sé que de él han salido grandes personajes del Ecuador en muchos
ámbitos académico, cultural, social y deportivo y eso me inspira cada día a ser mejor.
Yo soy un jugador y cuando veo a mis compañeros del equipo salir a la cancha con toda la
garra para dar todo por el colegio, dejando de lado todo lo negativo, sacándonos el “sucio”,
me siento cada vez más vivo y este sentimiento se mantiene en todos los ámbitos en los que
participa mi querido Patrón Mejía y que son muchos. Cuando represento a mi colegio en el
deporte, sé que debo dejar hasta el último aliento para lograr más glorias a nuestra venerable
institución, porque la alegría de verlo en la cumbre a pesar de las dificultades nos compensa a
mis compañeros y mí, todo el sacrificio entregado y eso precisamente nos motiva a seguir
adelante.
El Instituto Nacional Mejía es mi segundo hogar, allí paso los mejores momentos de mi corta
existencia, en donde me encuentro con mis compañeros, amigos, profesores y también donde
uno disfruta una de las épocas más felices de nuestra vida, que es la adolescencia, así como
también momentos de tristeza.
Sin embargo, veo que hay estudiantes que no se deberían llamar mejías, por cuánto sus
palabras opacan hechos. Destruyen las instalaciones, insultan a los docentes, agreden con su
vocabulario grosero a las personas que transitan por la calle; a esos individuos no se les
debería llamar estudiantes porque hacen quedar muy mal al colegio. Finalmente si estos
estudiantes dicen que aman tanto a la institución y que darían la vida por la misma deben
demostrar que no son solo bonitas palabras sino que con su forma de proceder: cortés,
educada, respetuosa; demuestran que apoyan al engrandecimiento y la gloria de nuestro
colegio y puedan lucir con mucha dignidad en su pecho el sello de esta grandiosa institución.
Por eso, creo que cada vez más hay que trabajar para contribuir a la gloria del Patrón, para que
todos quienes somos parte de la familia Mejía podamos decir somos parte de esa historia
escrita con esfuerzo, tenacidad y que podamos responder con pasión y valentía cuando nos
pregunten:
- ¿De qué colegio eres?
- Con orgullo y honradez SOY MEJÍA, sí señor.
Andrés Alejandro Navarrete
Heredia. 10mo 2da