Gestionar lo bueno es fácil, incluso divertido y apasionante, sin embargo, saber gestionar lo difícil, lo complejo es lo que posiciona a las personas adecuadas en situaciones concretas y esto también forma parte de la validez de un político dentro de la sabiduría de hacer política. Descubrirse como persona para ejercer como político, ofrece sensatez a su ejercicio, a la vez que genera confianza en el gobierno, en el equipo, en el partido y como consecuencia en el ciudadano. La confianza enamora e incluso a la inversa también tiene validez. Un candidato que quiera vivir la política de una forma eficiente, a la vez que equilibrada emocionalmente, tendrá que mantener la constancia del aprendizaje. La política requiere superación continua. El liderazgo político no se legisla se construye.