4° SES COM MAR 09 Leemos una noticia del dengue e identificamos sus partes (1...
Diario de una cuarentena
1. LOS HOMBRES YA NO TIENEN TIEMPO
DE CONOCER NADA
Sara de Prada Vaca 2ºCHU
2. EL MES DE LAS “HISTORIAS
VIVIDAS”
Érase una vez el mes de
las “historias vividas”,
donde los ciudadanos no
podían moverse, ni vivir
aventuras, solo dormían.
3. Un mes donde las
personas mayores nos
obligaban a digerir
Geografía, Historia,
Cálculo, Gramática,…
¡hasta agotarnos! No nos
permitían volar por el
mundo, aunque fuera sin
salir de nuestro cuarto.
4. Había días que preferíamos
estar solos, sentirnos como en
un desierto, sin nadie con quien
hablar.
Personalmente, yo me sentía
como si de repente hubiera
envejecido. A veces me hacían
falta libros, amigos y recuerdos
para colorearme los días y
darme cuenta de que me había
equivocado.
5. A la vez sentía como
si cada vez supiera
algo más de este
planeta y este viaje
que es la vida, ya que
había tiempo para
reflexionar sobre la
verdad, los dramas
de las personas…
Comprendí por mí
misma el problema:
en el planeta había
hierbas buenas y
hierbas malas.
6. Había plantas malas,
terribles, que habían
infestado al planeta. Me di
cuenta de que se debían
arrancar a tiempo o de lo
contrario lo harían estallar.
7. Estas hierbas de las que
hablo culpaban a China,
bastante inútilmente en
mi opinión, ya que hacer
esto solamente los
extraviaba aún más de
este mundo.
Este mundo que, aunque
cada noche en la
intimidad de las estrellas
nos sintamos solos,
compartimos con 6.000
millones de plantas más,
con sus raíces, pétalos y
espinas propias.
8. Durante mucho tiempo
mi única distracción fue
observar la suavidad de
las puestas de sol
mientras escuchaba
agradecimiento,
humanidad y
hermandad disfrazadas
de aplausos.
En esos momentos
pensaba mucho en los
demás, en Francia,
Estados Unidos… Sí,
estaban lejos, pero
desde nuestras casas
todos observábamos el
mismo crepúsculo.
9. Quizá me tachéis de
ingenua, pero en el
mes de las “historias
vividas” comprendí
que las espinas que
guardamos no sirven
para nada.
10. En este mes de evasión
para todos, el planeta
tierra se ordenó de
nuevo: sus pájaros, sus
volcanes, su fuego… y
nos dimos cuenta de
que nosotros éramos
demasiado pequeños e
insignificantes.
11. Al comprender que solamente
necesitaba calma, aire y el
frescor de la noche para ser
feliz, eso que ignorábamos
antes, me dieron ganas de
llorar.
12. Nos habíamos aferrado a todas
esas cosas tan efímeras como las
modas. Era lo único que contaba
para nosotros, y le declarábamos
la guerra al mundo y lo
maltratábamos. A ese mundo que
es lo único realmente eterno. Ese
mundo con sus montañas y
océanos, ese que pensábamos
que no tenía nada que hacer para
defenderse de nosotros y ahora
ha sido él el que nos ha noqueado
y dejado solos, con nuestras cosas
materiales que tanto valorábamos
antes y tan poco valor tienen
ahora.
13. Durante el mes de “Las historias
vividas” me solía imaginar el
mundo afuera: estaba desierto y
las flores se preguntaban dónde
estaban los hombres. La
naturaleza, a la que durante
tantos años hemos sometido, se
daba cuenta de que los
hombres no teníamos raíces, de
que el viento nos llevaba y no
éramos tan poderosos como
pensábamos.
14. Y así comprendí que no sirve de
nada alabar y morir por cosas
vacías. Lo que aprendí fue muy
simple: no se ve bien sino con el
corazón, lo esencial es invisible a
los ojos .
Que no se trataba de domesticar
al mundo, sino de crear lazos.
15. Que aunque de ahora en
adelante tengamos que llevar
una especie de bozal,
entraremos en calor poco a
poco. Que aunque hayamos
tenido miedo, nos reiremos y
comprenderemos que hay
cosas (como nuestro anterior
modo de ver la vida y el
mundo) que son irreparables.
16. Que volveremos a ver
florecer los árboles,
volveremos a beber música
en directo , volveremos a
pasar dulces noches mirando
las estrellas y a menos de un
metro de nuestros amigos,
volveremos a viajar, y estos
serán nuestros mayores
regalos.
17. Este es para mi el más
bello y más triste paisaje
del mundo. Es el mismo
paisaje de la página
precedente. Aquí fue
donde aparecimos en la
tierra y luego
desaparecimos .
18.
19.
20. Lo que veo aquí es sólo una corteza. Lo más
importante es invisible.
Antoine de
Saint-Exupéry