Éste es el número 34 del Mensuario de la Sociedad Julio Garavito para el Estudio de la Astronomía, que contiene un artículo de mi autoría. Se trata de un medio que la misma dejó morir lamentablemente, cosa que jamás he podido justificar.
1. __________________________________________________________________________________________________
Sociedad Julio Garavito Página Nº 1 de 3
MENSUARIO
MAYO 2012 VOL. 2 Nº 34
MITOS Y CREENCIAS INFUNDADAS EN
LA HISTORIA DE LA CIENCIA1
Por: Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas
2
Verdades como puños
Prolifera en Latinoamérica como verdolaga en
playa la mitomanía en torno a la pretendida
existencia de ciencia en nuestros países, una
mitomanía presente tanto en los mentideros
académicos, empresariales y gubernamenta-
les como entre los ciudadanos de a pie. Se
trata de una situación delicada en extremo,
puesto que, a despecho de la disponibilidad de
textos lúcidos que tratan sobre la acientificidad
de nuestros países, textos pergeñados por au-
tores serios y lúcidos, los diagnósticos corres-
pondientes suelen desconocerse por parte del
grueso de las poblaciones respectivas. Contri-
buyen a esta lamentable situación las tiradas
pequeñas de libros en la región, junto con su
pésima distribución, y la marcada tendencia al
negacionismo.
De los autores aludidos, cabe extraer frases
lapidarias que resumen bien la situación, co-
mo: “Países con investigación, pero sin cien-
cia”, de autoría de Marcelino Cereijido, investi-
gador argentino-mexicano; “feudalismos de al-
ta tecnología”, de la pluma de Heinz Dieterich,
investigador alemán-mexicano; “kínderes de la
industria”, frase del escritor colombiano Wi-
lliam Ospina, con la cual se refiere a las uni-
versidades colombianas; “fábricas de diplo-
mas” y “universidades de cuerina”, de la pluma
de Mario Bunge al describir las universidades
latinoamericanas; “es más fácil encontrar un
torero en Alemania que un filósofo en Espa-
ña”, célebre declaración de José Ortega y Ga-
sset que refleja bien la ausencia de escuelas
de pensamiento filosófico en los países hispa-
nos. Y hay más frases de similar jaez, pero
baste con las señaladas.
De otro lado, el Primer Mundo no ve con bue-
nos ojos a estos países por considerarlos pri-
mitivos. Unos cuantos años atrás, en un libro
1
Texto de la conferencia dictada por el autor en la
Sociedad Julio Garavito, en el Planetario de Me-
dellín, el sábado 27 de agosto de 2011.
2
Profesor Asociado de la Universidad Nacional de
Colombia.
de introducción a la geografía, atribuido al
norteamericano David Norman, encontramos
las siguientes palabras: “…South America,
one of the poorest regions on Earth and
surrounded by irresponsible, cruel and autho-
ritary countries. (……..) eight different and
strange countries, which are in the majority of
cases, kingdoms of violence, drug trade, illite-
racy and a unintelligent and primitive people”.
Tremendas palabras sin duda, las cuales ha
recogido Enrique Javier Díez G. en un libro
de su autoría (Díez, 2009). Y, entretanto, por
su carencia de real cultura científica, estos
países dan pábulo para que se los siga tra-
tando mal. Al fin y al cabo, como bien decía
Vicente Huidobro, los cuatro puntos cardina-
les son tres: Norte y Sur.
Mala historia de la ciencia
La falta de cultura científica en nuestros
países va de la mano con el descuido imper-
donable de la investigación y enseñanza de
la historia y filosofía de la ciencia y la tecnolo-
gía, en marcado contraste con regiones co-
mo el Reino Unido, Francia, Alemania, Es-
candinavia y Norteamérica. Para colmo, cabe
detectar una serie de vicios que adulteran el
buen conocimiento de la historia de la cien-
cia, vicios como los siguientes: (1) el desco-
nocimiento del fenómeno del fraude cien-
tífico; (2) la ignorancia supina de la reproduc-
ción de experimentos históricos; (3) el pé-
simo manejo de las fuentes; (4) el auge des-
medido de la ideología postmoderna, autén-
tico arte de patalear en las tinieblas; (5) la in-
comprensión de las raíces de la ciencia; (6)
la confusión introducida por los medios de
comunicación a causa de la incultura cientí-
fica de periodistas y comunicadores, al punto
que confunden la ciencia con la magia; (7) la
adulteración introducida por muchas revistas
científicas, incluida la británica Nature, al pre-
ferir los criterios mediáticos a los científicos
para la selección de sus artículos; y (8) el
desconocimiento de la polémica de la ciencia
hispana. En fin, estamos ante un panorama
de franca depravación cultural.
En materia de combate de la superstición, el
más célebre de los magos, Harry Houdini,
hizo mucho en vida al desenmascarar los
fraudes inherentes al espiritismo. Con esto,
2. __________________________________________________________________________________________________
Sociedad Julio Garavito Página Nº 2 de 3
MENSUARIO
MAYO 2012 VOL. 2 Nº 34
Houdini echó las bases para la fundación del
actual movimiento escéptico, consolidado por
figuras como Carl Edward Sagan, Paul Kurtz y
James Randi. De esto, han resultado organi-
zaciones como The Committee for Skeptical
Inquiry (CSICOP), que publica su revista
Skeptical Inquirer; y la James Randi Educatio-
nal Foundation. Ahora bien, siglos antes de
Houdini, Paracelso aportó su buen óbolo en
contra de las supercherías, como quedó mani-
fiesto en estas palabras (Rensoli, 1990): “Hay
muchas invenciones, ciencias y artes que se
atribuyen a la acción del diablo; pero, antes
que el mundo envejezca mucho, se descubrirá
que el diablo nada tiene que hacer con estas
cosas, que el diablo no es nada y nada sabe, y
que tales cosas son el resultado de causas
naturales… Cosas que hoy se consideran im-
posibles, se lograrán. Lo imposible será un he-
cho en el porvenir, y lo que se ve como su-
perstición en un siglo, servirá en el siguiente
como base de la ciencia oficial”. A la luz de es-
tas palabras de Paracelso, da grima la proli-
feración actual de la irracionalidad y el maca-
neo por todo el orbe.
Por su parte, la historia misma de la tecno-
logía abunda en episodios de mala historia.
Un buen ejemplo a este respecto es la histo-
ria de la máquina de vapor, cuya invención
suele atribuirse a ingleses como el Marqués
de Worcester, Thomas Savery y otros por el
estilo, a pesar de los resultados arrojados por
las impecables investigaciones pergeñadas
por Nicolás García Tapia a propósito de los
méritos del caballero Jerónimo de Ayanz y
Beaumont, el Da Vinci español. De similar
forma, muchos principios científicos suelen
adjudicárselos a nombres europeos, irrespe-
tando de esta forma la paternidad intelectual
de científicos islámicos de la Edad Media. Tal
es el caso de la mal llamada ley de Snell, o
de Descartes, en el campo de la física óptica,
cuyo verdadero descubridor fue Ibn Sahl en
el siglo X.
Otra fuente terrible de confusión a propósito
de la historia de la ciencia y la tecnología es
el cine, género en el cual proliferan los gaza-
pos históricos. Vayan aquí algunos ejemplos.
En primera instancia, las primeras dos partes
de la serie La momia, protagonizada por
Brendan Fraser y Rachel Weisz, en la cual
queda distorsionada a más no poder la figura
de Imhotep. En segundo lugar, Ágora, pelícu-
la dedicada a la figura fascinante de Hipatia
de Alejandría, cuya protagonista es la
bellísima Rachel Weisz. Por desgracia, su
director, Alejandro Amenábar, se permitió to-
marse sus cuestionables licencias históricas
al respecto. Un tercer ejemplo: la película El
Cid, realizada en 1961 y protagonizada por
Charlton Heston y Sofía Loren, que contó con
la asesoría histórica de Ramón Menéndez Pi-
dal, pese a lo cual la película no pasó de ser
una propaganda a favor del régimen Fran-
quista. En estas condiciones, El Cid pierde
mucha de su posible utilidad para entender la
sociedad andalusí.
En general, los medios suelen pecar con la
promoción de una mala ciencia. Para mues-
tra un botón, sugiero que el lector explore la
Red buscando con la siguiente frase: bad
astronomy. Con la ayuda del motor de bús-
queda Google, obtendremos la friolera de
44’100.000 resultados. Es decir, contra la es-
tupidez humana, los propios dioses luchan en
vano. Para colmo, ciertos sucesos de los últi-
mos meses han restringido el acceso gratuito
en la Red a la literatura científica de calidad.
3. __________________________________________________________________________________________________
Sociedad Julio Garavito Página Nº 3 de 3
MENSUARIO
MAYO 2012 VOL. 2 Nº 34
En concreto, se trata de la cancelación de si-
tios como Megaupload y Library.nu, tras lo
cual está la defensa de los intereses crema-
tísticos de los mo-
nopolios editoriales
norteamericanos y
europeos.
Así mismo, el des-
conocimiento de la
historia de la reli-
gión contribuye al
desconocimiento de
la historia de la cien-
cia, máxime cuando
la ciencia tiene tres
raíces, a saber: el
monoteísmo judeo-
cristiano, la democra-
cia ateniense y los
instrumentos aporta-
dos por los artesanos
medievales. Por su-
puesto, abundan los
prejuicios en contra
de la religión al ale-
gar su pretendido
espíritu anticientífi-
co. Botón de muestra, tanto el Islam como la
Iglesia católica han experimentado los malen-
tendidos correspondientes. Si, por ejemplo,
nos tomamos la molestia en revisar con dete-
nimiento la historia del Islam, tanto oriental co-
mo occidental, salta a la vista que la ciencia is-
lámica tenía una fuerte base racional. Del mi-
smo modo, la historia de la Compañía de Je-
sús demuestra con creces que la Iglesia apor-
tó en forma significativa a la revolución cien-
tífica. Y hay muchos más mitos en torno a es-
to, por lo que bien hará el lector en remitirse a
un buen libro editado por Ronald L. Numbers
(2009), historiador norteamericano de la cien-
cia.
Cerremos con los daños causados por la ideo-
logía postmoderna, nefasta como la que más
porque ha hecho añicos la cultura racional que
debería caracterizar la vida universitaria, pues,
como defendía Ortega y Gasset, la Universi-
dad debe ser ante todo la inteligencia como
institución. En su esencia, la postmodernidad
arremete lanza en ristre contra la ciencia, su
método y su filosofía, dejando en su lugar un
relativismo tanto epistemológico como axioló-
gico que sirve a los intereses inconfesables
del liberalismo económico, si bien no faltan
los intelectuales postmodernos que tratan de
alegar, con candor, que no hay nexos entre
tal liberalismo y la postmoderni-
dad. De facto, Enrique Javier
Díez (2009) denomina con
acierto al liberalismo económico
como capitalismo postmoderno.
Así las cosas, la historia de la
ciencia no goza de mucho apre-
cio por parte de los corifeos y
prosélitos de la ideología de ma-
rras, lo cual ha quedado refle-
jado en el menoscabo sufrido
por importantes centros de in-
vestigación consagrados a la
historia de la ciencia y la tecno-
logía, inclusive en Norteamérica
y Europa (López, 2001). De esta
forma, la historia de la ciencia
termina por llenarse de mitos
desaconsejables y nefastos al
quedar marginada Mnemósine
3
,
por lo que termina por perder la
necesaria dimensión crítica.
Referencias
Díez G., Enrique J. (2009). Globalización y educación
crítica. Bogotá: Desde abajo.
López P., José María. (2001). La historia de la ciencia
durante los últimos 25 años. En: Inves-tigación y Ciencia.
N°299.
Numbers, Ronald L. (Ed.). (2010). Galileo fue a la cárcel
y otros mitos acerca de la ciencia y la religión.
Barcelona: Intervención Cultural/Bibliote-ca Buridán.
Rensoli L., Lourdes. (1990). Paracelso, alquimista y
filósofo. La Habana: Editorial de Ciencias Socia-les.
3
En la mitología griega, Mnemósine, a menudo
confundida con Mneme, era la personificación de
la memoria. Esta Titánide era la hija de Gea y
Urano, y la madre de las Musas con Zeus
http://es.wikipedia.org/wiki/Mnem%C3%B3sine
(N.del D.)
Órgano de difusión de la Sociedad Julio Garavito
Comité Editorial:
William Lalinde
León Jaime Restrepo
Adalberto Lopera
Director: Rodrigo Gallego
Editora: Olga Lucía Penagos
Correo E.: rgallegof@une.net.co A.A. 6748 Med. Col.