Presentación La Escala en el Dibujo Arquitectónico.pptx
Ambuletrario 2
1. Locura
Año 1, Número 2. 2016
palabras viajeras
La locura: Privacion del juicio o del uso de la razon /
Accion inconsiderada o gran desacierto / Ac-
cion que, por su caracter anomalo, causa sorpresa.
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2. 2EDITORIALÍNDICE
P. Gustavo A. González Castañeda, sj.
Rector del Instituto de Ciencias
José Carlos Crocker Sandoval
Director sección Preparatoria
Jorge Ángel Olvera Meza
Jefe del área de Comunicación y
Lenguaje
CONSEJO EDITORIAL
Jorge Urzúa Jiménez
Coordinador
Marissa Vidales López
Daniela Navarro
Juan Pablo Villaseñor
Pablo Pufleau
Tania Ojeda
Sara Baruqui
Ambuletrario. Palabras viajeras es una publicación
del área de Comunicación y Lenguaje de la sección
de Preparatoria del Instituto de Ciencias, dedicada
al fomento y difusión de la literatura.
Esta revista literaria escrita, editada y di-
señada por alumnos, está dirigida a su comunidad
estudiantil y al público en general. Su contenido es
responsabilidad de los autores; todo lo que declaren
podrá ser utilizado en su contra. Léase bajo su pro-
pio riesgo.
Agradecemos a la Sociedad
de Alumnos del Instituto
de Ciencias, por el apoyo
brindado para la impresión
de este número.
DISEÑO EDITORIAL
Roberto Maciel Velázquez
Coordinador
Isabel Espinosa Gispert
Tania Ojeda
Sara Baruqui
EQUIPO CREATIVO
Andrés González Cosio
Isabel Espinosa Gispert
Alondra Chubey Ruiz
Tania Ojeda
Daniela Navarro
Maripaz Sánchez Yáñez
Sara Baruqui
Manolo Padilla
Pablo Pufleau
Juan Pablo Villaseñor
David Ricardo Flores
Carolina Arias
Sebastián Maldonado Guizar
Ricardo Aguilera Camargo
DIFUSIÓN Y PATROCINIO
Paulina R. Landeros
D I
R E
C T
O R
I O
PALABRERÍAS
BREVERDADES
EN EL TINTERO
CARTÓN LITERARIO
PRÓXIMAMENTE
LETRÁMBULO
LEER TÉ
TOP 10...
7ÉPTIMO
3
11
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9
De poetas y locos
Lic. Luis Humberto Rincón Manzo
D
esde la antigüedad, la locura fue considerada como una posesión demoniaca o en
muchas otras ocasiones como castigos divinos por la culpa de los pecados. También
se le dio el mote de extravagancia cuando algún personaje conocido o recocido de
la sociedad sobresalía por sus conductas disfuncionales o que rompían las reglas sociales
que imperaban en el momento.
En el día a día podría resultar imposible detectar al cien por ciento a alguien que
sufra de algún mal funcionamiento cognitivo, emocional o conductual. Podríamos co-
nocer, por ejemplo, a una persona agradable, sociable e inteligente que de pronto cuando
llega la noche experimenta y sufre de temores infundados y su único deseo es regresar a
su casa, con este tipo de reacciones podemos hablar de que emocionalmente no funciona
adecuadamente.
Ahora bien el término impedimento en la psicología resulta útil para señalar ciertos
criterios, sin embargo, el concepto no es satisfactorio por completo, todos los seres humanos
tenemos ciertos rasgos de personalidad: podríamos ser tímidos, perezosos, que dejamos
las cosas para el final, lo cual no significa que sean anormales, pero si de pronto se es tan
tímido que resulta imposible interactuar con alguien o un grupo de personas, es aquí donde
entendemos el término impedimento, pues no te permite ser funcional a la hora de querer
establecer relaciones sanas con otras personas.
Por último, una conducta anormal la podemos asociar con la angustia (aunque se
debe dejar claro que por sí mismo este criterio no define lo que es la conducta anormal).
Dentro de nuestra condición humana está el sufrimiento y la angustia, pero cuando esta
última no permite caminar normalmente en la vida, es cuando la establecemos como un
impedimento anormal.
Como nos damos cuenta, resulta un tanto difícil definir lo “normal y lo anormal”
y existe y existirá todo un debate sobre estos conceptos, pero sí podríamos con seguridad
decir que “las disfunciones conductuales, emocionales y cognitivas, que son inesperadas
en su contexto cultural y se asocian con angustia o con un impedimento sustancial en el
funcionamiento, son anormales”.
Hemos dedicado este segundo número de la revista Ambuletrario. Palabras viajeras
al tema de la locura porque en el vasto mundo de la literatura encontramos personajes en
crisis que nos han brindado la manera de comprender una faceta distinta de la realidad.
Entre los diversos ejemplos se encuentran: el inolvidable Don Quijote de la Mancha quien
se ha convertido en ícono de la novela moderna occidental; Susana San Juan, una loca
mujer que desde la tumba relata su desgracia en la entrañable novela Pedro Páramo de
Juan Rulfo; El obsesivo Juan Pablo Castel quien en la novela El túnel de Ernesto Sábado nos
tiene sujetos a una realidad distorsionada por el amor de María Iribarne. Estos y muchos
otros ejemplos trascienden en la letras.
3. 3 4PALABRERÍAS CUENTO CORTO CUENTO CORTO PALABRERÍAS
Ese día me había levantado de malas y con ganas de vomitar,
como normalmente ocurría desde hace cuatro meses. Recuerdo
muy bien lo que soñé la noche previa porque uno no olvida co-
sas así. Había animales submarinos y hielo desquebrajándose,
un mar ocre, el aire salvaje escupiéndome la brisa en las me-
jillas, gente con acento pescador y a lo lejos, chiquita, rubia,
curiosa e insignificante, estabas tú, Natalia. Yo te divisaba con
la vista nublada por las gotitas saladas que se me escurrían de
los ojos.
Salté de la cama con ganas de abrazarte y lo único que
pude hacer fue buscar las fotografías instantáneas en la cajita
que algún día guardó galletas de mantequilla para añorar más
aquellas tardes inverosímiles que pasamos juntos en esa tierra
extraña, en donde dicen, se termina el mundo. Quería que me
acariciaras la barba, que yo te metiera la mano en el cabello
y que, de repente, bajara hasta tu barriga para juguetear con
Gonzalo. Pero no. Por más que nos pensara, sabía que esos días
nunca iban a regresar.
Me levanté por fin de la cama y me vestí. Reloj a la
muñeca, pañuelo en la bolsa, anteojos limpios y los zapatos ita-
lianos que me regaló el abuelo. Luego, me avergonzó mucho
descubrir que mi atuendo nunca estaría completo; me faltaba
echarme encima las ganas de vivir.
Salí, tomé las llaves del automóvil y dejé que me lle-
vara adonde tuviera que ir. Llegamos a una playa, como si no
hubiera otro lugar más explotado por quienes van a quitarse el
aliento. Metí la mano en el bolsillo interior del saco y palpé un
revólver; quise hacerme el que no sabía quién lo había puesto
ahí, ni cuál era el motivo de su presencia. A veces, a los suicidas
nos reprochan la falta de originalidad a la hora de ultimarnos,
pero lo que la gente ignora es el desgaste con el que uno llega a
este punto de lo que comúnmente se denomina vida; una soga,
una pastilla, el último piso de un edificio en el centro de la ciu-
dad, el propio revólver que traía en el saquito de confección
inglesa: cualquier desenlace es útil para una historia que nunca
tuvo trama.
Al llegar, lo primero que se me ocurrió hacer fue sen-
tarme en la arena para observar a los bañistas, a las gaviotas y a
los amantes. Me puse a hacer castillitos y comencé una efíme-
ra y absurda colección de conchas marinas. Observé después a
unos niños extranjeros que jugaban a la guerra, marchando con
los pies descalzos y haciendo trompetitas con la boca. No dudé
en quitarme los zapatos y en unirme al disparate, sin importar-
me la imagen de idiota que le iba a regalar al mundo. Igual, ese
idiota, al otro día ya no iba a existir.
Caminé hasta el borde del mar para sentir la espuma
abrazándome los pies y me metí a nadar en el océano cálido
y espeso. Jugué a saltar las olas y a descifrar las formas de las
nubes que según yo me observaban con nostalgia desde all
arriba. Nunca antes había sentido tanta felicidad; o más bien,
nunca antes había sentido. Así se me escurrían entre los dedos
las últimas páginas de una vida mal escrita, llena de rayones y
de garabatos ilegibles. De pronto, vi cómo se acercaba una
embarcación repleta de marineros improvisados. Venían can-
tando himnos de alegría, muy diferentes a lo que a mí me ha-
bía enseñado Beethoven. Tomaban licor de una misma botella,
comían los pescados recién atrapados en sus redes de patrones
hipnóticos y jugaban a la baraja. Me hablaron en su idioma que
no era gutural como el francés, ni lingual como el español; era
más bien humano y con un acento que venía desde el corazón.
Yo solamente asentí y subí a la barca.
Me explicaron a señas que ellos recorrían los mares,
los lagos y los ríos en búsqueda de costas en donde ver las es-
trellas, de mujeres a quienes dedicarles sus canciones, de pa-
rranda, de vino y de niños malcriados para adiestrarlos con el
oficio de la mar. Iban de Trípoli a Montevideo, surcando el Ní-
ger y el Amazonas, burlando la fiereza del Pacífico mexicano y
bautizando islas vírgenes en las Antillas. Decidí irme con ellos
porque sabía que algún día llegaríamos a ese mar ocre, repleto
de animales submarinos y de hielo desquebrajado en donde nos
vimos por última vez. Ahí te iba a encontrar, mi Natalia, con
Gonzalo entre los brazos y con la carita enrojecida por el frío
irónico de la Tierra de Fuego.
El amor de los extintos
David Ricardo Flores G.
Se sentó en el piso y le ofreció una taza de té a su acompañante,
el cual la aceptó gustoso, agradecido de que alguien quisiera
pasar un rato con él.
Hablaban de cosas triviales que nadie, además de
ellos, entendía. Y a pesar de que llevaran poco tiempo de cono-
cerse, hablaban como si fueran amigos de años, mientras que
del otro lado de la reja, a los ojos de la enfermera en turno, él
era un simple loco sirviendo té invisible en inexistentes tazas,
hablando con nadie más que consigo mismo.
Y por eso él era dichoso, pues prefería vivir en su pe-
queño mundo de fantasía que allí afuera, donde se aprecian las
cosas banales y se ignoran las importantes.
La dicha de un loco
Daniela Navarro Martínez
Tengo la mente entumida, eso es lo que tengo. No puedo pensar ni
sentir correctamente Cada vez que trato de subir por esta colina
llegan los fantasmas y se aferran a mis tobillos. Me arrastran. Me
bajan hacia ese abismo negro. No puedo evitarlo. Tengo miedo.
Los hombres grises se roban mi tiempo. Siento cuando llegan y
absorben la vitalidad de la existencia. Ellos con sus trajes de muer-
tos colores acechan y seducen con ofertas irresistibles. Sus puros
de humo azulado te vuelven dócil y como si fueras su esclavo te
arrebatan el tiempo.
Ya no puedo dormir, no me lo puedo permitir. Es un
desperdicio. Lo poco que me dejaron no debo desaprovecharlo.
No me imagino lo que pasaría en caso de que se termine. A las
afueras de mi cuarto veo pasar sus sombreros deteniéndose frente
a mi ventana, observando.
Peromesucedealgo.Noséporqué.Losveo,losveocontanta
claridad que se diluyen entre las multitudes, que podría saludarlos
en la calle si no fueran tan aterradores. Pero solo yo. Solamente yo
soy capaz de ver a estos seres que roban mi inspiración, que roban
mi tiempo, mi felicidad, mi vitalidad. Nadie me cree. Ya nadie me
escucha, me creen insano, demente.
Puedo escuchar cómo se ríen de mí entre sus comentarios.
Pero eso ya no me interesa. Ya nada lo hace, probablemente hayan
tomado eso también de mí. Por eso me quedo aquí sentado, acu-
rrucado como un bebé en mi cama, mirando el teléfono esperando
a que alguien me llame. Pero nadie lo hace.
Ya no quiero estar así, es demasiado doloroso. Adiós.
Siento que ya vienen. Se aproximan sus pasos por el corredor. Están
tumbando la puerta. Raro. No son grises, son blancos. Seguro cam-
biaron de disfraz para distraerme. Ya no hay escapatoria. Supongo
que nunca la hubo.
Los hombres grises
Andrés González Cosío González
4. 5 6PALABRERÍAS CUENTO CORTO CUENTO CORTO PALABRERÍAS
El cuerpo se me rompe desde adentro. No soporta el deseo, la
nostalgia y la rabia que le vienen cuando mira tus fotografías.
Es raro, sólo son unos segundos y después nada, completo y
puro vacío, menos mal, al menos eso dijo el doctor la última
vez.
Siento que el cuerpo no puede contenerte. Saldrás, de
una u otra manera, cual viento que eres… en un aliento… una
vez que se tense la soga, apriete el nudo y rompa mi cuello.
Antes de tu Meridiano
Jorge Olvera
Subconciente
Isabel Espinosa
Ella está ahí, de nuevo en mi sueño, es alta, pálida, sus manos son muy largas y finas
al igual que todo su cuerpo, no tiene una capucha, ni una hoz pero su presencia es
tenebrosa. Posa su mano sobre mi hombro y siento poco a poco un frío que penetra
mi piel y recorre todo mi cuerpo.
Estoy en un sillón. Frente a mí está una pantalla donde se mira lo que su-
cederá en mi vida. Mi familia y yo estamos cenando en un lugar oscuro, todos están
serios y nuestra ropa se confunde con la noche.
–¿Qué es lo que pasó? –giro mi cabeza para verla mejor.
–Mira tú misma –levanta su brazo y moviendo su mano como si pasara la
página de un libro, retrocede la película.
Veo a mi hermano bañándose en un río, algo lo empieza a jalar, como si mi
cuerpo fuera el suyo, siento mis pulmones llenarse de agua, me cuesta trabajo respirar
–¡Ayuda! ¡Ayuda!
Me despierto por la voz de mi hermano que trata de consolarme, me rodea
con sus brazos.
–Lo siento, Thomas. No puedo dejar que te pase eso.
–¿De qué hablas? Solo fue un sueño.
–No. Fue igual que el de papá, sólo que a él no lo pude salvar del sufrimiento.
Tomo el arma con las manos temblorosas, lo miro a los ojos y le apunto di-
recto en la frente.
–Ana, no hagas esto.
Levanta las manos. Disparo.
(…) Sesión 1 Pregunta 13.
¿Cuál es su recuerdo más reciente?
Estaba en el jardín principal, sentada sobre un banco viejo. Nevaba, pero no tenía ningún suéter o bufanda consigo. Su
espalda estaba encorvada y su rostro oculto tras las palmas…
(…) Sesión 2 Pregunta 13.
¿Cuál es su recuerdo más reciente?
Llegó más temprano que de costumbre. Sus nudillos resaltaban entre purpura y un amarillo sucio. Comenzó a rasguñar
se la mejilla mientras fijaba la mirada. Para cuando decidió partir, la punta de sus uñas tenían parte de su piel comprimi
da…
(…) Sesión 3 Pregunta 13.
¿Cuál es su recuerdo más reciente?
Se había cortado el cabello casi al ras de su cráneo. Se dejó caer sobre el banco del jardín y tomó dos botes anaranjados
de su bolso. Pensé que se los tragaría todos de golpe, pero resolvió a probarlos uno por uno, saboreando lo amargo en
cada bocado…
(…) Sesión 4 Pregunta 13.
¿Cuál es su recuerdo más reciente?
Cuando miré por la ventana, su cuerpo seguía ahí. La escarcha le pintaba las pestañas de plata. Abrió los ojos de golpe
y miró su reflejo sobre el hielo. Sus mejillas eran casi tan azules como la punta de sus dedos. Se marchó con la cabeza
baja y los brazos cruzados…
(…) Sesión 8 Pregunta 13.
¿Cuál es su recuerdo más reciente?
Las terminaciones de sus huesos eran finas. Sus ojos
estaban sumidos en sus cuencas con indiferencia, su
piel estaba cubierta por amarillo enfermizo.
Un asistente se sentó a su lado, charlaron por unos mi
nutos, ella gritó, pero el muchacho la jaló por el corto
cabello, y la arrastró consigo.
(…) Sesión 9 Pregunta 13.
¿Cuál es su recuerdo más reciente?
Su ojos eran tan pálidos que fue difícil divisarlos a en
tre las cortinas de nieve. Por primera vez, fijó la mirada
en mí mientras los labios le temblaban. Se cubrió el rostro con
las palmas, y gritó. Ambas lo hicimos. (…) Ese día nos
dijeron: “No era una ventana, sino un espejo”.
Recuerdo que
Maripaz Sánchez Yáñez
5. 8MINIFICCIONES / MICRORELATOS BREVERDADES7 PALABRERÍAS CUENTO CORTO
Estaba atrás. Volteas y volteo, y lo veo; pero cuando te volteas y
volteo, ya no lo veo. Volteo, para ver si te volteas y lo ves, pero
volteas y nunca ves el reflejo de tu espalda.
*****
La vi y era roja, como la nariz de un payaso, pero menos man-
zana y más gaseosa. Escurría y la veía, serpenteaba y bailaba.
¿Sangre?
*****
Caigo y caigo. Así me hacen sentir las pastillas; me dicen que es
mejor eso que subir y subir, subir y volar. Alicia, me repito, eres
mejor que Peter Pan.
*****
Quiero tu corazón en un plato con sal y limón
*****
Hay voces, como ríos en mi cabeza. Ellas me dijeron que lo
hiciera. Ellas me pidieron que desaparecieras.
*****
Me gusta estar solo, pero me sigue y no se despega. Odio que no
me dejen en paz. La mato, es absurdo. Estoy considerando se-
riamente cortarme la sombra; creo que empezaré por la cabeza.
Breverdades
Manolo Padilla
Ella seguía sus pasos y sus pasos la seguían a ella, ya no sabía
quién guiaba a quién.
*****
Tuvo tanto miedo cuando se vio a sí misma, que su suicidio no
se lo quitó.
*****
Su pensamiento era tan oscuro, que se perdió en él.
*****
El hambre se apoderó de él, de nuevo perdió el control, pasó
de nuevo, días infinitos de insaciable hambre, hasta que quedó
solo y se comió a sí mismo.
Pensamientos ocultos
Isabel Espinosa Gispert
Elena despertó con los ojos en blanco. Estaba in-
tranquila en la habitación del pabellón psiquiátrico
cuando el doctor John Mcmillan le tomaba el pulso
después de un sueño inducido de casi 12 horas. Ella
empezaba a manotear como si quisiera espantar ma-
riposas. Él, sin pronunciar una sola palabra, la incor-
poró en la camilla.
–¿Qué es este lugar? –dijo Elena.
–No te preocupes por eso ahora, estamos aquí para
ayudarte –respondió John.
–Pero… ¿quién eres tú? ¿Por qué brotan esas delga-
das raíces rojas que tiemblan constantemente por las
que fluyen gotas por montones? Se ven tan frágiles,
como si quisieran que las rompiera –Elena seguía
con la mirada perdida.
–Relájate y observa cómo tus pies se elevan, ¿acaso
no te sientes más relajada? Basta un pinchazo para
aclarar tus ideas.
–Llegó sin previo aviso, sin tocar la puerta, sin decir
nada –dijo ella.
–¿Qué hiciste al respecto? –preguntó él.
–Nada. Me dejó una mariposa negra entre las manos.
–Cierra los ojos y entenderás el sueño.
–Pero esto no fue un sueño. Voló como una hoja seca
en otoño.
–Te aseguro que él no vino.
–Era real, completamente real.
–¿Más real que esto? –John mostró la jeringa.
–Más real que yo; todavía lo veo, Juro que ya no es
un sueño.
–¿Y cómo sabes que esto no es un sueño?
–Porque eres real, completamente real. Doctor,
¿cómo saber si estoy fuera de un sueño?
–Puede intentar con un pellizco…
–¿Qué le hace creer que no lo he intentado? Si no sin-
tiera el dolor todo el tiempo, no habría venido hasta
aquí.
–Repítame esa historia. En la que se comió el brazo –
John sacó un cuadernillo de notas y un bolígrafo que
por la prisa terminó en el piso.
–Todo inició con una oruga… una oruga azul.
–¿Qué has hecho, mujer? ¡Qué has hecho!
–¿Te refieres al antes o al después? –Elena continua-
ba contemplativa.
–Has atraído a las sirenas, las has despertado y sus
gritos inundan la noche.
–Un insecto como tú, quien sólo es bueno con los
acertijos, ¿es quién me va a ayudar?
–Tu mente es otro simple acertijo más –dijo John, un
tanto calculador.
–¿Por qué estás lleno de gatos?
–¿Te gustan los gatos? –él le siguió el juego.
–Sí, mmm… no, espera, ¿qué está pasando?
–¿A qué te refieres?
–Tú no eres él, me engañaste –dijo Elena–. Yo lo que-
ría mucho, ¿cuándo pasó esto?
–Fue hace dos días.
–Lo sabía, en mi sueño mi padre se moría por un
maldito asesino –aseguró ella.
–Mmm, no lo entiendes.
–Claro que lo entiendo, estamos en el hospital por-
que lo ingresaron.
–No. Tú lo mataste –sentenció John–. ¿Cuándo escu-
chaste las voces por primera vez?
–Fue a los 6 años, cuando mi hermana pequeña esta-
ba por nacer, las voces me hablaban de ella, de cómo
mis padres la iban a amar más que a mí.
–¿Y qué ocurrió con ellas después que naciera su
hermana?
–Tenían razón, lo sabían, se burlaban de mí día y no-
che. Me decían que sólo había una forma de hacer
que mis papás ya no la tomaran en cuenta... Pero en
eso sí se equivocaron.
–¿A qué te refieres?
–Es extraño pero a veces, solo a veces, los padres
aman aún más a un niño que está muerto.
John tomó notas durante toda la sesión. Ele-
na se acurrucó en una esquina mientras con la soltu-
ra de sus dedos dibujaba gatos sobre la blanca pared,
a veces temblaba y sonreía al aire. John quedó del
otro lado de la celda mientras veía por la ventanilla
cómo se alejaban los médicos, quienes lo habían de-
jado solo, acurrucado en un rincón, dibujando a sus
antiguos pacientes del pabellón psiquiátrico.
Cadaver exquisito
Sara Baruqui, Tania Ojeda, Daniela Navarro, Manolo, Carolina Arias, Juan Pablo Villaseñor, Isabel
Gispert, Jorge Urzúa
'
6. 9 10LETRÁMBULO LETRÁMBULO
Carta al Señor Gobernador
Pablo Pufleau
Estimado Señor Gobernador, apelo a usted y a su humanidad como último recurso. En el ayunta-
miento se me ha dicho que el Sanatorio Burnout ya no existe, y después de escuchar mi testimonio
me han tomado por loco. Pues le informo que regreso de una excursión de tres meses en el pueblo
Surmen, instalándome en el mismísimo Sanatorio Burnout. Y en efecto y por desgracia, ahí está,
completo y funcionando.
El primer día en el Burnout me hizo jurar que haría la presente tan pronto pudiera escapar,
por fortuna, pude. Las instalaciones reflejan una corrosión de siglo y medio, siempre un laberinto
y cada zona igual, algunas habitaciones se encuentran tableadas ya que no es posible asegurar que
los muros soporten los golpes del óxido un día más. Los doctores no quedan exentos, menos los
pacientes, uno no puede encontrar la diferencia. Si no lo hubiera visto por tres meses consecutivos
(hasta que regresara mi transporte) asumiría que se trata de un tétrico juego de roles.
Los pacientes son de primer, segundo o tercer nivel. Lo cual determina de menor a mayor
medida su estado de gravedad. Casi todos son de primer nivel, resultan casi siempre inofensivos,
rondan por las instalaciones como sombras sin preocuparse en verte, respetan sus horarios y los to-
ques de queda, tienen prohibido hablarse entre ellos, cualquiera que no sea especialista puede des-
pertar ciertas conductas o reacciones. Por fortuna ninguno se ve interesado en quebrantar la regla,
sus pasos y silencios y esas batas de algodón gris opaco resultan tan monótonos que uno aprende a
verlos siempre iguales.
Los de segundo nivel visten de blanco, un vano intento simbólico por calmarlos, pero sus
ropas siempre se encuentran manchadas de excremento, sangre u orina casi siempre propios o de
alguna rata. Agresivos en exceso hay que tenerlos amordazados y sujetos pues cualquier persona
se encuentra en la capacidad de perder un dedo. Las terapias se vigilan y las habitaciones de los
pacientes se encuentran en el sótano del edificio, y la única puerta de acceso tiene tres pulgadas de
grosor. Solo una vez entré ahí acompañado de tres guardias armados (con porras) y me topé con
que al no poderse dar el lujo de puerta por cuarto, tienen que conformarse con dormir en un cepo
al estilo medieval.
Y los terceros, una tortura para todos. La gente no los lleva con la esperanza de curarlos, vie-
nen aquí a morir, y vaya que quieren. Suicidas en todos sus aspectos, el proceso con el que se trata
a uno de tercer nivel siempre es devastador. Solo es capaz de realizarlo uno de los empleados, quien
decidió que podría hacerla de verdugo. La anestesia es inexistente, ya que hace años el pueblo no
goza de medicamentos, el paciente debe perder todas y cada una de sus uñas, las cuales tienen que
retirarle con unas pinzas, al ser el método más rápido, al igual que su dentadura completa. Por
desgracia es completamente necesario, la mayoría se quitan su propia lengua. Aún me pregunto si
son así cuando llegan, y me refiero a todos los pacientes.
Estos actos de barbarie no son todos los que he visto, y le aseguro que peores cosas pasan, co-
sas que no me quisieron mostrar a mí. Por fortuna para usted, ya no tiene que preocuparse más por
aquel horrible sitio. Ahora probablemente mientras esté leyendo esta carta el lugar se encuentre en
llamas y yo en la prisión retrógrada de aquel sucio pueblo.
Esta nota no es para pedirle tomar cartas en el asunto ni mucho menos, ya que como he visto
en estos últimos días el grueso brazo de la ley está entumido. Sólo pido un favor para usted mismo:
Nunca se vuelva loco.
Atentamente:
Voluntario
1. ¿Cómo surgió en ti el gusto por la literatura?
Me topé con un libro de calidad. Me gustó mucho y de ahí seguí leyendo otros textos
que me continuaron sorprendiendo.
2. ¿Qué te gusta escribir más, cuento o poesía? ¿Por qué?
Para escribir tengo un grado de capacidad y un orgasmo bastante parecido en los dos
campos.
3. ¿Cuáles son los tres libros que han marcado tu vida? ¿Por qué?
La serie de libros de Harry Potter ya que es lo único que leí en primaria; también El
conde de Montecristo pues fue el primer libro mínimamente complejo que leí; y Los
Borgia de Mario Puzo porque fue el primer libro con lenguaje y acciones fuertes con
el que me topé. No son mis favoritos, pero sí los más trascendentes.
4. ¿Qué recomendaciones darías para aquellos que apenas se están animando a
escribir?
Leer, lo que puedas, no te alcanza la vida. Aprende de lo que estás leyendo. No puede
existir un buen escritor si antes no es un gran lector. Cuando tienes una gran reperto-
rio de lecturas puedes jugar más con el lenguaje.
5. ¿Qué te inspira a escribir? ¿Cómo nace un texto en tu pro-
ceso creativo? ¿Sabes desde que inicias a escribir a dónde vas a
llegar?
No tengo un proceso creativo, las ideas puedo tenerlas intencio-
nadamente a partir de algo o pueden llegar de formas gracio-
sas, solo hay que plasmarlas con unas pocas palabras y de ahí
ya intentar darle forma y contexto mientras sea posible. Si uno
piensa lo que quedaría bien y lo pone, el trabajo se hace solo.
Las ideas son divagaciones y los textos permiten la claridad.
6. ¿Te ocurre como muchos escritores esa sensación de miedo
ante la hoja en blanco?
Miedo, no. Me aburre, y me aburre más comenzar a escribir en
una hoja limpia, prefiero que comience con una anotación en
un papel o tarjeta, o continuar y editar algún texto ya escrito.
7. ¿Cómo te ves en 10 años?
En un espejo y/o foto.
8. Por último, haremos una serie de asociaciones de palabras.
Di qué palabra se te viene a la mente cuando escuchas:
Libro: Hay
Escalofrío: Chaqueta
Burbuja: ¿Enserio?
Poesía: Pasto
Terror: Rey
Depresión: Perro
Muerte: Libro
Rima: Maqueta
México: Piedra
Economía: Economía
Palabras: Paz
Romántico: Patito
Odontólogo: Laringólogo
Escarabajo: Oro
Cama: Sí
7. 11 LEER TÉ 12LEER TÉPOESÍA / Léase con una taza de café o té Léase con una taza de café o té / POESÍA
Por más que miro y remiro
no logro comprender
que tu mundo y mi mundo
sean dos y sean uno.
Yo prefiero mi mundo de tetramurado
que tu mundo desmural
si más miro sin ventanas
que tú ves sin fronteras.
Será porque remiro.
¿Por qué te vistes de blanco mármol
y yo de blanco papelienzo?
como un monocromártir
pues crees mi mundo es monocrométrico.
Será para estalgiar tu mundo
de rojos y azules tan gristes
pero mi mundo no es gris y blandco
ni es verde y morado.
Mi mundo es yariel y malmita.
No quiero que me lleves a un mundo
donde el atardecer no sea hertirio
donde no haya ojos peoda
ni olores veriópides.
No me sacuestres entonces de mi mundo
sólo porque no lo puedes observer
si tus monormas te lo permiten
no me desespiertes.
Mundrogino'
Juan Pablo Villaseñor
No debiste hacerlo
No debí hacerlo
Tu cara refleja melancolía
Pero la soledad me obligó
El murmullo de tu llanto se escucha todavía
Lo siento vida
Hasta tu muerte es solitaria
Lo siento, esperanza
Yaces sobre la cama
Lo siento, fe
Espectros te rodean
Por ser tan egoísta
Descansa en paz.
Descansa en paz
Isabel Espinosa
abre
se abre y grazna la tarde
el bronce tigre de la tarde
que nos traga
trepa
aprieta
y nos troncha la tripa
la tortura y la traga
nos traga
se está triste esta tarde
y en trozos se está
se está estorbo
y trapo
y es tanto el gris
tanto
y tan prisión tan
graso tan
tortuga
se está entonces
tan en una trampa
tan abrochados a la tierra
blanca
tan agrietados
que cómo quisiéramos
en un suspiro
la brisa
para tripularla
para irnos
y dejarnos de brotar
Nunca quisimos
Diego Villaseñor
y de primaveras
en el jardín del sanatorio
nosotros nunca quisimos
llegar a flores
a jardín
nosotros
lo que queríamos
eran los peligros de la lombriz
vertiginosa
de la golondrina
del perrito
queríamos el trabajo del granizo
la tormenta
y su negrura
que se acabe
de una vez
este bostezo de gardenia
de trigo
de hierba dormida
regada con jarabes
con cápsulas
con ampolletas
que se acabe
eso nos urge.
8. 13 LEER TÉ POESÍA / Léase con una taza de café o té
“Los locos somos otro cosmos”
Me mordiste las pestañas.
Te parpadeé los dientes.
Como truenos,
como pedazos,
como la carne que somos,
como la música que no oímos.
Te estrellé contra la grava,
me jalaste hacia contigo.
Un abrazo de fría tierra,
un suspiro sin reclamo.
Toda esa sangre cubriendo tus parpados.
Y me partes la cabeza,
y te beso las heridas.
Mi lengua que entra, rasguña y lastima.
Y un silencio.
Como la vida respeta la muerte,
como la muerte controla la vida.
El asfalto que quiebra,
los relámpagos que se pintan.
Pincelar que viene,
pincelar que va.
Mis pesados muñequeos,
sobre ojos que no suspiran,
la pintura a la que beso
y lastimo sus heridas.
Maripaz Sánchez Yáñez
Pintora de Mordidas
9. 16EN EL TINTERORESEÑA DE LIBRO15 7ÉPTIMO RESEÑA DE PELÍCULA
Patrick Süskind nos comparte una his-
toria que sigue los pasos de un solo
protagonista: Jean-Baptiste Grenouille,
cuya madre le trajo al mundo entre
restos de pescado y planeaba abando-
narlo a su suerte entre estas mismas, sin
embargo, Grenoille fue un monstruo
desde el principio, pues eligió la vida
por obstinación y maldad. Grenouille
empiezaajugarestedistorsionadojuego
de la vida, siendo un sujeto con una
cualidad fuera de lo común, una que los
demás no podían percibir e infundía en
ellos el miedo. Carecían de pista alguna
sobre ésta, sobre su asombroso sentido
del olfato.
La novela narra el crecimiento
deGrenouilleycómoéstellegaaprofun-
dizarseenelmundodelosaromas,ensu
caminoencuentralacasadelperfumista
Bandini, y es aquí donde conoce otro
mundo de fragancias y el secreto para
obtenerlas, pero también es el lugar en
donde su obsesión nace, una obsesión
que lo lleva por un camino en busca de
la fragancia perfecta.
El perfume: Historia de un asesino
Marissa Vidales
Los anhelos de Grenouille se
ven satisfechos con fragancias que él
mismo obtiene, que recolecta, rasga,
corta, mata: bellas mujeres, jóvenes vír-
genes con hermosas cabelleras rojas
son asesinadas por Grenouille. Pero
él conserva lo mejor de ellas para sí
mismo: su fragancia.
La obra maestra de Alfred Hitchcock es sin
dudaPsicosis.Lacintaestábasadaenlanovela
homónima de Robert Bloch. En ella, Hitch-
cock logra mostrarnos un lado muy oscuro
de nuestra humanidad. Es considerada como
una de las mejores obras de Alfred Hitchcock
además como una de las más grandes de
la historia cinematográfica Psicosis nos da
una nueva perspectiva sobre la violencia y
la sexualidad en el cine. Además de asentar
las bases para lo que sería el futuro género
slasher muy presente en las películas de terror
de los ochentas.
Es inolvidable la icónica escena de
la ducha en la que Hitchcock, a través de
más de 50 cortes de cámara en un transcurso
de alrededor de 3 minutos y un grandioso
poder de sugestión, lleva a cabo uno de los
asesinatos más recordados en la historia del
cinehollywoodense.Estasevuelveimportante
porque en la técnica utilizaron la textura del
chocolate líquido y una serie de cortes de
cámara rápidos que dan la ilusión de que se
comete un asesinato brutal.
La película narra la historia de Ma-
rion Crane, quien tras robar una suma de
dinero a la empresa donde laboraba huye
hasta alojarse en el motel Bates donde conoce
al administrador Norman Bates quien vive
con su madre. El director pone al espectador
frente a un personaje consciente de su locura
que coopera con ella para llevar una vida
tranquila cueste lo que cueste.
Psicosis
Andrés González Cosío
10. PRÓXIMAMENTE17 ESCRÍPTICOS
Año 1, Número 3. 2016
palabras viajeras
DERECHOS HUMANOS
En nuestro prOximo nUmero...''''
'
Tras pasar doce años en prisión por un
delito de pederastia, Walter quiere re-
hacer su vida. Consigue un trabajo, un
departamento y consigue cuidar de sí
mismo. Un delito por agresión sexual es
suficiente motivo para que se sienta vigi-
lado continuamente por su ex cuñado y
por un policía local que lo persigue.
El film describe el romance de Howard
Hughes con la mítica Katharine Hep-
burn y su aventura en la potente com-
pañía aérea TWA como empresario ae-
ronáutico. Hughes sufre un accidente y
desarrolla una enfermedad degenerativa,
que le lleva a recluirse sin apenas contac-
to con el exterior.
En una sutil crítica al materialismo, Tuc-
ci adapta el libro homónimo donde el
periodista norteamericano Joe Mitche-
ll relata la singular historia real de Joe
Gould. Se trata de un excéntrico escritor
y erudito al que el reportero conoció en
los años 40, que vivía como un mendigo,
rodeado de amigos bohemios.
Telly Paretta es incapaz de superar la
muerte de su único hijo y su matrimonio
se desmorona, pero su tormento se agu-
diza cuando su psiquiatra insiste en que
la existencia de su hijo es una creación de
su propia mente, fruto de una enferme-
dad que, si no sobrelleva, la llevará a un
hospital psiquiátrico.
Will Dormer, un veterano agente de ho-
micidios, se traslada con su compañero
Hap a un pueblecito del Norte de Alaska
para investigar un asesinato. Allí la luz
no lo deja dormir. Le asedian sentimien-
tos de culpa, porque durante toda su ca-
rrera no ha dudado en colocar pruebas
falsas con tal de resolver todos sus casos.
Pilar y Antonio viven en una ciudad de
provincia. Una noche, ella se presenta en
casa de su hermana tras sufrir un episo-
dio más de malos tratos, que le empuja
a una separación temporal. Ambos están
enamorados, pero ella apenas puede do-
minar el miedo cuando adivina el inicio
de un arrebato de violencia de él.
A una anciana sureña siempre le ha pesa-
do la sospecha de que mató a su marido
40 años atrás. Vibrante thriller con duelo
de actrices de campanillas, Bette Davis y
Olivia de Havilland. Dirigida por Robert
Aldrich, es una adaptación de la historia
de Henry Farrell llamada Whatever Ha-
ppened to Cousin Charlotte?
Sy, encargado del laboratorio fotográfico
de un súpermercado, no es capaz de de-
sarrollar una vida propia. Las fotografías
le revelan cómo son sus clientes, incluso
sus secretos más íntimos. Sy se ha encari-
ñado con Nina Yorkin; sus fotos parecen
mostrar la familia que él habría querido
tener, hasta que descubre que el esposo
de Nina oculta un secreto.
Philip Marlow es un fracasado escritor
de novela negra. Se halla postrado en
una cama de hospital. Su piel enferma es
el reflejo de su alma: desdicha, fracasos
profesionales y un matrimonio infeliz;
¿Le engaña su esposa con otro hombre
que además quiere robarle el manuscrito
de su mejor novela?
Dennis Cleg, conocido como Spider por
su extraña afición a tejer telas con hilos,
está a punto de ser dado de alta de una
institución psiquiátrica, pero antes tiene
que recluirse una temporada en un hos-
picio. Allí es ignorado por la gobernanta,
lo que le provoca recordar los trágicos
sucesos que le empujaron a la locura.
(algunas) de las peliculas
mas populares sobre locura
Redacción
1. El leñador (2004, drama, EE.UU.) 6. El secreto de Joe Gould (2000, drama)
3. Misteriosa Obsesión (2004, thriller, EE.UU.) 8. Insomnio (2002, thriller, EE.UU.)
2. El aviador (2004, drama, Alemania/EE.UU.) 7. Te doy mis ojos (2003, drama, España)
4. Cálmate dulce Carlota (1964, thriller, EE.UU.) 9. Retratos de una obsesión (2002, drama, EE,UU.)
5. El detective cantante (2003, drama, EE.UU.) 10. Spider (2002, drama, Canadá/Reino Unido)
TOP 10...