Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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Capítulo 4
Exámenes y medios
diagnósticos en urología
Dr. Milton Paz y Miño
Dr. Fausto Molineros Avila
Dr. Iván Salazar Burbano
Introducción
El principal medio diagnóstico en urología debe ser una correcta historia clínica
ayudado por un especializado examen físico que llevan a una presunción diagnóstica;
en la actualidad es mandatorio corroborar con exámenes complementarios que
ratifiquen el criterio clínico.
Es indispensable tener un razonamiento clínico lógico para solicitar los
exámenes complementarios necesarios y no al azar o efectuar estudios costosos e
inútiles para el paciente. Lo correspondiente a semiología y semiotecnia son
descritos en otro capítulo; en este acápite se detallan los exámenes útiles en urología.
Exámenes hemáticos
El laboratorio clínico representa un recurso eminentemente técnico que, en
manos expertas, profundiza la exploración clínica, obteniendo datos de la intimidad
de los tejidos y funciones, proporcionando a la vez una información valiosa que
facilita el diagnóstico, pronóstico y tratamiento.
Recuento globular sanguíneo
En las diferentes patologías urinarias, el contaje globular puede alterarse. Así, la
eritrocitosis está asociada a 3% o 4% de numerosos padecimientos renales
incluyendo el carcinoma, hidronefrosis y el quiste simple. Los leucocitos pueden
aumentar en enfermedades que cursen con infección como la pielonefritis, infección
de vías urinarias complicada, etc.
La anemia hipocrómica puede presentarse en la pielonefritis crónica, uremia y
Urología práctica
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carcinoma.
Pruebas de hemostasia y coagulación
Recuento plaquetario: la trombocitopenia es la anormalidad más frecuente en la
hemostasia de los pacientes quirúrgicos. El recuento de 60.000 a 70.000/mm
3
usualmente basta para lograr una hemostasia adecuada si los demás factores de la
coagulación se encuentran en rangos normales.
Tiempo de hemorragia: sirve para evaluar la interacción de las plaquetas con los
vasos lesionados y la formación del tapón plaquetario. El tiempo de hemorragia
puede ser anormal en la trombocitopenia, trastornos plaquetarios cualitativos y en
algunos pacientes con deficiencias en el factor V.
Tiempo de protrombina (TP): con esta prueba se mide la velocidad con que
ocurren los fenómenos que forman parte del mecanismo extrínseco de la
coagulación. El tiempo de protombina se prolonga con cantidades aún reducidas de
heparina. La medición del tiempo de protombina permite detectar las deficiencias
de los factores II, V, VII, X y fibrinógeno.
Tiempo parcial de tromboplastina (TTP): ésta es una prueba diagnóstica del
mecanismo intrínseco de la coagulación. Valora el sistema de coagulación sensible in
vitro a los factores VIII, IX, XI y XII.
Examen químico de la sangre
La investigación de la concentración de los metabolitos nitrogenados no
proteicos reviste especial interés para la exploración de la función renal, ya que el
riñón es el órgano encargado de la excreción de dichos metabolitos y ante una
alteración funcional, los retendrá en la sangre. El más importante químico de la
sangre es la creatinina, debido a que su concentración sanguínea no es influenciada
por la ingesta al provenir del metabolismo proteico endógeno; para los fines
prácticos se considera que la medición de la creatinina representa un buen
parámetro que permite inferir sobre el estado de la filtración glomerular. Se
encuentra elevada en la uremia aguda y crónica.
La urea representa el producto final del catabolismo proteico, por tanto su nivel
sanguíneo está supeditado al aporte de proteínas exógenas y se verá influenciado por
fluctuaciones en la concentración proteica de la dieta, sin que ello represente
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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modificaciones en la función renal.
El ácido úrico representa el producto final del catabolismo de las nucleopro-
teínas, es filtrado por el glomérulo y el 90% es reabsorbido en el tubo proximal; su
elevación más frecuente ocurre en la hiperuricemia familiar.
La glucosa también sufre filtración glomerular y es reabsorbida íntegramente en
el tubo proximal. Alcanza valores elevados en la diabetes mellitus; se eleva también
en el síndrome de Cushing y en el feocromocitoma. En la insuficiencia suprarrenal,
suelen encontrarse cifras subnormales.
Marcadores tumorales
Los niveles de hormona gonadotropina coriónica humana en adultos normales
son inferiores a 5 mUI/ml; sin embargo, las cifras se elevan en el 40% al 60% de
pacientes con cáncer testicular como reflejo de la presencia de células del
sinciciotrofloblasto. La α-fetoproteína es una glucoproteína sérica que se encuentra
sobre todo en el feto y en condiciones normales sólo existe en cantidad mínimas
(menor a 10 ng/dl) después del primer año de vida. Se elevan en el 50% a 70% de
los tumores testiculares, entre ellos el carcinoma embrionario y el tumor del seno
endodérmico o en cualquiera de los tumores mixtos que contienen dichos
elementos. Su elevación excluye el diagnóstico de seminoma puro.
El carcinoma embrionario (CE) rara vez ocurre como un tumor testicular puro,
pero es un componente común de los tumores terminales mixtos y es detectado en
más del 40% de tumores de células terminales.
Los marcadores son útiles, tanto para el diagnóstico como para estadificación; en
la actualidad la α-fetoproteína y hormona gonadotropina coriónica humana son los
marcadores más utilizados en la estadificación del cáncer testicular. En el momento
del diagnóstico de los estadíos clínicos A, uno de los dos marcadores están elevados
en el 60% de casos y la proporción asciende al 70% en los estadíos B y al 90% en los
estadíos C.
La búsqueda de un marcador más sensible y específico para el cáncer de próstata
permitió el descubrimiento del antígeno prostático específico (PSA); la utilización
de la proteína purificada permitió el desarrollo de varias técnicas de inmunoensayo
que se utilizan con frecuencia en la actualidad y que han sido aplicadas con éxito
para la detección y la vigilancia del cáncer de próstata. En los hombres jóvenes, los
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niveles de PSA superiores a 2,5 ng/ml deben ser considerados preocupantes y
estudiados con mayor profundidad; en varones mayores a 65 años de edad, los
niveles séricos de PSA superiores a 4 ng/ml deben ser considerados patológicos y
justifican la realización de una biopsia.
Diversos factores como la prostatitis, retención urinaria, biopsia prostática o
resección transuretral de próstata pueden incrementar el valor sérico del PSA, el cual
desaparece luego de 4 a 6 semanas. Es imprescindible tener en cuenta estos factores
para interpretar los valores séricos del PSA y poder optimizar la utilidad diagnóstica
de esta prueba.
Exámenes hormonales de interés en urología: incluyen la determinación de la
hormona folículo estimulante, hormona luteinizante, testosterona, prolactina y
parathormona, que se alteran en las patologías de fertilidad, disfunción eréctil y
urolitiasis.
Valoración de las reacciones inmunes: son útiles en urología especialmente en
las enfermedades de transmisión sexual, como la Chlamydia trachomatis y el virus del
herpes II o genital.
Examen de orina
El examen de orina tiene gran utilidad, tanto en problemas genitourinarios
como de otros sectores del organismo.
Recolección apropiada de la orina: tanto en hombres como en mujeres la uretra
alberga bacterias y piocitos. Cualquier muestra de orina emitida se contaminará si su
recolección es inadecuada, modificándose el resultado de la prueba y la
interpretación de los hallazgos microscópicos. Existen tres razones que explican lo
inadecuado de muchos exámenes de orina:
recolección inapropiada de orina.
no se examina cuando esta recién emitida.
a menudo el examen del sedimento urinario es incompleto.
Con una recolección apropiada, la muestra debe ser examinada enseguida; los
caracteres físicos de la orina pueden orientar el diagnóstico de un padecimiento
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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urinario o extraurinario.
Volumen urinario: se acostumbra a medirlo en un lapso de 24 horas; oscila
normalmente entre 800 ml y 1500 ml y presenta variaciones según el estado de
hidratación. Son numerosas las enfermedades que modifican el volumen de la orina;
en la oliguria se incluyen pérdidas excesivas de agua por vía extrarrenal como
acontece en las diarreas profusas, vómito y sudoración excesiva, así como en el
edema. Algunos padecimientos renales causan retención de líquidos e incluyen la
glomeruloesclerosis diabética, glomerulonefritis en su fase nefrótica y la nefropatía
lúpica que evolucionan con oliguria. La situación opuesta (v.gr. poliuria) se produce
por aumento en la ingesta de líquidos. En la diabetes mellitus y diabetes insípida
existe una poliuria acentuada; en la insuficiencia renal avanzada puede presentarse
poliuria debido a que el riñón es incapaz de concentrar la orina y la diluye para
excretar mayor cantidad de solutos.
Densidad: está determinada por la relación entre el agua y los solutos. En
condiciones normales experimenta variaciones amplias comprendidas entre 1.015 y
1.030, siempre en relación inversa al volumen. La principal significación de este
dato está representada por la imposibilidad del riñón patológico para concentrar o
diluir orina, produciendo una orina con una densidad permanente de 1.010. Esta
condición llamada isostenuria, se presenta en la fase terminal de los padecimientos
crónicos que conducen a la uremia.
Color: normalmente es amarillo con variaciones en su intensidad; está
determinado por el urobilinógeno, cuya concentración varía de modo inversamente
proporcional al volumen. En estados patológicos puede sufrir diferentes alteraciones
cambiando su coloración característica:
un color rojizo advierte la presencia de sangre o hemoglobina libre.
los pigmentos biliares, principalmente la bilirrubina, le imprimen un color que
va del amarillo intenso al pardo rojizo o verdoso según la intensidad de la
coluria.
en la porfiria, la orina puede tomar un color rojo oscuro.
numerosos medicamentos pueden alterar el color de la orina, por ejemplo el
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piridio o el ácido salicílico le imprimen un color amarillo rojizo.
Aspecto: puede tener alguna significación. La orina recién emitida es
transparente, sin embargo puede enturbiarse por la presencia de fosfatos y uratos. La
existencia de piuria, bacteriuria, espermaturia y quiluria puede producir
enturbiamiento de la orina en mayor o menor cuantía.
pH urinario: representa el trabajo renal como regulador del medio interno, a
través del intercambio catiónico en el túbulo distal. Habitualmente es ácido (entre
4,8 y 6) y puede volverse alcalino cuando la alimentación es rica en radicales básicos
o bien en estados patológicos como acontece en una infección de vías urinarias por
gérmenes que desdoblan la urea (Proteus). En la acidosis urémica el riñón es incapaz
de compensarla, permitiendo la fuga de iones básicos y elaborando orinas alcalinas.
Substancias anormales
La presencia en orina de substancias que normalmente no contiene, reviste
particular importancia ya que su sóla presencia significa un estado patológico.
La proteinuria constituye un dato anormal presume lesión glomerular aguda
como en la glomerulonefritis, síndrome nefrósico, pielonefritis, nefritis lúpica y
glomeruloesclerosis diabética. Puede también ser el resultado de alteraciones en la
hemodinámica renal como acontece en el riñón congestivo de la insuficiencia
cardiaca. La proteinuria encontrada durante el embarazo, advertiría una toxemia
gravídica incipiente.
La glucosuria es una de las alteraciones más constantes en la diabetes mellitus. Es
frecuente encontrar otras condiciones que cursen con glucosuria sin hiperglicemia,
como ocurre luego de la ingesta de carbohidratos, durante la administración
endovenosa de glucosa y durante los últimos meses de gestación.
La hematuria puede tener su origen en cualquiera de los órganos del aparato
urinario que sufran un proceso patológico, principalmente tumoral, inflamatorio u
obstructivo. La hemoglobinuria significa presencia de hemoglobina libre y es
secundaria a diferentes situaciones que producen hemólisis de consideración como
es la transfusión de sangre incompatible, quemaduras graves, algunas intoxicaciones
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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por agentes químicos y la hemoglobinuria paroxística.
Estudio microscópico del sedimento
Entre los elementos que contiene el sedimento destacan eritrocitos, leucocitos o
piocitos y cilindros. La presencia de:
eritrocitos constituye un signo de hematuria.
la leucocituria es un hallazgo muy valioso en la búsqueda de infección.
los cilindros son de valor diagnóstico específico, ya que representan un elemento
lesional formado en el nefrón. Los cilindros hialinos son el gel de las proteínas
que han sufrido precipitación en el tubo contorneado distal; los leucocitos
incorporados a los cilindros indican origen renal y se encuentran en la
glomerulonefritis aguda y en el síndrome nefrótico. Los cilindros epiteliales son
formados por células tubulares descamadas, que al degenerar forman un material
finamente granuloso que constituye el cilindro granuloso.
el sedimento urinario contiene con frecuencia cristales cuya naturaleza reviste
particular importancia en la litiasis urinaria. De acuerdo al pH de la orina se
pueden encontrar diversos tipos de cristales:
en orinas con reacción alcalina precipitan cristales de fosfatos triples, de urato de
amonio y de oxalatos.
en orinas ácidas se encuentran cristales de ácido úrico y urato ácido de sodio.
cristales de colesterol suelen observarse durante la glomerulonefritis.
cristales de cistina se encuentran en la cistinuria, defecto metabólico congénito.
Urocultivo y antibiograma
La multiplicación de bacterias en el aparato urinario y su desarrollo consecutivo
en cultivos de orina bajo condiciones óptimas, se ha aceptado que traducen un
proceso infeccioso de las vías urinarias; por tal motivo, el urocultivo cuantitativo es
el procedimiento de elección en el reconocimiento de la infección urinaria, al
permitir la diferenciación entre infección y contaminación, constituyendo a la vez
una guía valiosa en el tratamiento.
El criterio de Kass para la interpretación del urocultivo cuantitativo, señala que
menos de 10.000 bacterias por mililitro de orina sugieren contaminación y que más
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de 100.000 bacterias/ml de orina es sinónimo de infección urinaria.
El cultivo permite realizar pruebas de sensibilidad a los antibióticos y
determinarse cual o cuales son útiles en el tratamiento de las infecciones urinarias.
Infecciones específicas: el diagnóstico bacteriológico de la tuberculosis
urogenital se basa en la demostración del Mycobacterium tuberculosis en la orina; esté
puede realizarse por bacterioscopia, cultivo en medios selectivos o inoculación al
cobayo. La investigación del Mycobacterium tuberculosis en la orina está indicada
principalmente en presencia de piuria estéril. El examen bacterioscópico puede
realizarse por el método clásico de Ziehl-Neelsen o bien por el método de
fluorescencia. El cultivo deberá practicarse aún en presencia de bacterioscopia
positiva, ya que ésta, aunque representa una evidencia fuertemente presuntiva, no
constituye una prueba definitiva. El medio de Löwenstein-Jensen sigue siendo
ampliamente utilizado. La inoculación al cobayo llena los postulados de Koch y
cuando es positiva, representa una evidencia de infección tuberculosa.
Otros exámenes de laboratorio
Espermatograma
El análisis del semen es fundamental en la evaluación del hombre estéril, sin
embargo, no es una prueba para determinar la fertilidad; los resultados proporcionan
una estimación precisa de la producción y de la capacidad funcional de los
espermatozoides para poder fecundar al óvulo.
Leeuwenhoeck fue el primero que observó el semen al microscopio en 1677 y es
recién en 1929 cuando Macomber y Sanders publicaron el recuento de
espermatozoides, siendo el preludio de la era moderna del análisis del líquido
seminal.
Clínicamente se ha centrado la atención en el estudio de los espermatozoides,
sin embargo, los componentes acelulares del semen también pueden desempeñar un
papel en la fertilización del óvulo.
Recolección: se recomienda una abstención sexual de 2 a 3 días luego de la
última eyaculación; la muestra debe ser colocada en un frasco limpio, seco y de boca
ancha. No se aconseja la obtención en preservativos ya que éstos pueden tener polvo
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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y espermaticidas que alteran los resultados.
Características físicas: el semen recién eyaculado es un líquido grumoso, si no
tiene esta característica puede deberse a vesículas seminales no han alcanzado un
desarrollo normal. El semen está conformado por:
la primera fracción o preeyaculatoria proviene de las glándulas uretrales de Littre y
bulbouretrales de Cowper.
la segunda fracción deriva de la próstata y no contiene espermatozoides.
la tercera fracción (principal) es liquido prostático, gel de las vesículas seminales
y espermatozoides de los conductos deferentes y el epidídimo distal.
la fracción terminal contiene gel y espermatozoides procedentes de las vesículas
seminales.
La licuefacción del semen se produce luego de 3 a 5 minutos de la eyaculación,
pudiendo extenderse hasta 25 minutos, siendo la responsable de ésto la enzima
seminina. El pH del semen es 7,2 a 7,8.
El semen de viscosidad normal fluye libremente y permite ser volcado gota a
gota; pero si la viscosidad es mayor inhibiría la motilidad espermática.
El volumen medio en hombres normales es de 3 ml (rango de 1 a 6 ml); la
próstata y las vesículas seminales aportan el 95 % del volumen total. Volúmenes
seminales escasos revelan una eyaculación retrógrada parcial o una anormalidad de
estos órganos.
El número normal de espermatozoides es de 120 millones por mililitro (rango
de 35'000.000 a 200'000.000) con un promedio aproximado en cada eyaculado de
400'000.000 de espermatozoides. Cuando este número es menor a 20 millones/ml
es casi segura la esterilidad. Cuando no se observa espermatozoides móviles se habla
de necrospermia. La motilidad se calcula a las 2 horas de la eyaculación y que puede
consecuente a:
ausencia de motilidad.
motilidad deficiente o aceptable.
buena motilidad.
progresión anterógrada óptima (60%).
Se han descrito más de 70 variaciones de la morfología espermática; un método
práctico las divide en normales, inmaduras, pequeñas, grandes, amorfas, afinadas. La
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presencia del 2% a 3% de formas inmaduras puede ser causadas por infecciones
virales. Una muestra normal tiene el 60% de formas normales.
Aspermia: ausencia de eyaculado por eyaculación retrógrada o hipoandrogenis-
mo.
Azoospermia: ausencia de espermatozoides en el semen, por trastornos testicula-
res u obstrucción completa del tracto seminal.
Oligospermia: recuento espermático menor a 20 millones, observado en la
espermatogénesis disminuida en el varicocele.
Astenospermia: disminución de la motilidad del espermatozoide.
Síndrome de cilios inmóviles: poca o ninguna movilidad de los espermatozoides
(síndrome de Kartagener).
Hematospermia: presencia de sangre en el semen, subsecuente a un tumor de
vesículas seminales en el hipoandrogenismo.
Parámetros adicionales: la fructosa es producida en las vesículas seminales
dependiente de los andrógenos; los valores de fructosa oscilan entre 120 a 450
mg/100 ml de semen. Niveles bajo 120 mg/100 ml pueden deberse a procesos
inflamatorios de las vesículas seminales, deficiencia androgénica, obstrucción parcial
de conductos eyaculadores o eyaculación incompleta e incluso tumores.
Citobacteriológico del semen y cultivo
La E. coli en personas adultas mayores de 35 años puede deteriorar la movilidad
del espermatozoide o causar obstrucción del epidídimo. Se atribuye a los
microorganismos comunes de transmisión sexual diversas alteraciones del semen e
incluso infertilidad; en este grupo destacan Chlamydia trachomatis, en varones
jóvenes, Mycoplasma hominis y Ureaplasma urealyticum. En ocasiones será necesario
iniciar el tratamiento antibiótico sin pruebas de infección, con la esperanza de
mejorar la fertilidad. Si no existen indicios de inflamación, no está indicado realizar
un cultivo o iniciar tratamiento con antibióticos en varones estériles.
Estudio del exudado uretral
Es de utilidad para establecer el diagnóstico y además determinar el sitio de origen
de las bacterias o piocitos. Una prueba bacteriana específica es la de Stamey, en la
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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cual:
la orina inicial representa la bacteriología uretral.
la segunda muestra refleja la bacteriología vesical.
la tercera muestra recogida luego del masaje prostático, representa la
bacteriología prostática.
Se puede realizar cultivos de cada una de las muestras y de esta forma realizar el
tratamiento específico. Si la secreción es amarillenta y viscosa, es típica de una
infección por Neisseria gonorrhoeae; el frotis se puede teñir con coloración de gram y
examinar la placa en busca de diplococos intracelulares gram negativos. Si el
exudado uretral es transparente o blanquecino se puede hacer un frotis y tincionar
con azul de metileno o coloración gram y examinar la placa; si existen tricomonas,
levaduras o bacterias en las muestras obtenidas, son sugestivas de infección.
En casos de epididimitis aguda, el cultivo simultáneo de orina y semen puede ser
útil. Berger demostró que el agente causal más frecuente en la epididimitis es la
Chlamydia en varones jóvenes y E. coli en mayores de 35 años; en caso de existir un
epidídimo con trayecto fistuloso hacia piel, se debe realizar el cultivo de la secreción
en medio de Löwenstein-Jensen e investigar bacilos alcohol ácido resistentes (BAAR)
ante la posibilidad de tuberculosis epididimaria.
Estudio del exudado vaginal
La etiología de una vaginitis puede ser viral, micótica, bacteriana, por levaduras
o debida a un cuerpo extraño. Las secreciones vaginales deben ser analizadas con
tinción o sin ella; si se encuentran levaduras o tricomonas debe instaurarse el
tratamiento específico. El cultivo de secreción vaginal en ocasiones permite
establecer la causa de una bacteriuria recurrente.
Exámenes de imagen
Radiológicos
Los exámenes radiológicos más simples incluyen la radiografía estándar de tórax,
con la cual se busca indicios de metástasis neoplásicas procedentes de riñón y
testículos principalmente o de próstata cuando se ven lesiones óseas
costales, claviculares o esternales (figura 1).
Urología práctica
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Figura 1. Rx estándar de tórax. Imágenes metastásicas.
La radiografía simple de abdomen evidencia en cambio una urolitiasis (figura 2),
deformación renal tumoral o quística, calcificaciones de un riñón mastix o metástasis
óseas de un cáncer de próstata (figura 3).
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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Figura 2. Rx simple de abdomen, Litiasis coraliforme.
Urología práctica
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Figura 3. Rx de pelvis. Metástasis óseas de cáncer prostático.
Un examen radiológico que revolucionó la metodología diagnóstica urológica es
el urograma excretorio (anteriormente denominado pielograma intravenoso); con
éste se puede evaluar la función y estructura de todo el tracto urinario y gracias al
perfeccionamiento de los medios de contraste y de la técnica actual, es un examen de
inicio y definitorio.
Actualmente, el urograma excretorio ha sido desplazado por la ecografía como
estudio de búsqueda inicial, sin embargo, no ha perdido su vigencia en estudios de
urolitiasis (figura 2), tumores renales (figura 4), dilatación pielocaliceal, estenosis
pieloureteral, cambios inflamatorios crónicos o anomalías del tracto urinario (figura
5)
Con el cistograma de vaciamiento, que se efectúa conjuntamente con el
urograma excretor, se evidencian lesiones vesicales, tumorales, obstructivas y
diverticulares (figura 6).
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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Cuando el urograma excretorio no es totalmente definitorio se utilizan otros
estudios radiológicos que precisan de cierta instrumentación como el pieloure-
terograma retrógrado que permite dilucidar más claramente una estenosis
pieloureteral o ureteral (figura 7) o un cálculo radiolúcido. Así mismo, una
cistouretrografía retrógrada dilucida la disyuntiva entre una estenosis uretral o de
cuello vesical por una parte o la ruptura uretral o vesical en un traumatismo. La
cistografía de llenado y miccional es el estudio ideal para valorar un reflujo
vesicoureteral (figura 8).
Figura 4. Urograma excretor. Tumor renal derecho.
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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Figura 8. Cistograma miccional. Reflujo
vesicoureteral bilateral.
Urología práctica
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La angiografía renal selectiva tiene menor importancia comparada con los
nuevos métodos diagnósticos (ecograma flujométrico y tomografía axial
computarizada), sin embargo es indispensable en el estudio de un donante para
trasplante renal, de una hipertensión renovascular o de una cirugía segmentaria de
riñón (figura 9).
Figura 9. Arteriografía. Tumor renal
del polo superior izquierdo.
Se disponen otros estudios radiológicos misceláneos como una quistografía renal
que demuestra la silueta y tamaño del quiste y sirve de guía para colocar una
sustancia esclerosante cuando está indicado tal procedimiento. Otro estudio es la
fistulografía que se pueden realizar de un órgano a otro o a la piel.
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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Exámenes ecográficos
Con el perfeccionamiento de la resolución, los estudios ecográficos se han
convertido en exámenes de primera línea en la especialidad urológica. Su cualidad de
no invasivos los convierte en los estudios más utilizados por todos los médicos. Con
un ecograma renal se puede confirmar un quiste, la deformación de la silueta por un
tumor o evaluar un trauma renal, visualizar dilataciones pielocaliceales, la presencia
de un cálculo o detectar una anomalía del órgano (figura 10).
Figura 10. Ecografía renal. Masa tumoral renal.
El ultrasonido pélvico y vesical es muy útil en problemas urológicos del sexo
femenino; de igual forma, el ecograma vesicoprostático es el primero y más utilizado
de los estudios de imagen en la investigación de la patología vesical o prostática en
varones (figura 11) y permite apreciar el tamaño y la estructura prostática además de
un posible residuo posmiccional. Con el ultrasonido transrectal de la próstata se
visualiza claramente la estructura de éste órgano y sirve de guía en la obtención de
biopsias transrectales para determinar la condición histopatológica prostática (figura
Urología práctica
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12).
Figura 11. Ultrasonido vesicoprostático. Tumor de vejiga.
Mediante el ultrasonido testicular se determina las características de una masa a
ese nivel. Lo más moderno en ecografía constituye el eco helicoidal.
Estudios tomográficos
La tomografía axial computarizada (TAC) en realidad es un estudio radiológico
interpretado por un ordenador, que elabora imágenes de los sectores en que se
realizan macrocortes anatómicos.
La TAC de mayor utilidad en urología es la del abdomen superior, inferior y
retroperitoneo; su estudio dilucida algunas interrogantes diagnósticas tanto de
tumores o quistes renales, masas retroperitoneales por linfadenopatías o metástasis
tumorales (figura 13 y 14). Es útil en los traumatismos renales (visualiza hematomas
perirrenales o las laceraciones renales).
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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Figura 12. Ultrasonido transrrectal prostático.
Guía para biopsia.
Una TAC inferior puede demostrar metástasis linfáticas del cáncer de próstata o
vejiga, tumores intravesicales y la forma, tamaño y estructura de la próstata y su
patología (figura 15).
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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Exámenes radioisotópicos
Destacan por su importancia dos tipos de estudios:
gammagrafía ósea total: es el estudio más preciso para determinar si existe o no
metástasis óseas del carcinoma prostático (figura 16).
gammagrafía renal: con este método se obtiene la imagen radioisotópica de la
función renal; permite demostrar alteraciones en el flujo arterial renal o cortical
o si existe un proceso obstructivo, donde se observa la detención y retardo de la
eliminación del radio isótopo.
Figura 16. Gammagrafía ósea. Metástasis de cáncer de próstata.
Resonancia magnética
Este moderno medio diagnóstico posibilita visualizar la estructura de los órganos
y sus relaciones; ocasionalmente es útil en urología para esclarecer una deformación
renal o un cambio en su estructura. También puede diferenciar masas de metástasis
linfáticas retroperitoneales (figura 17).
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Figura 17. Resonancia magnética. Metástasis retroperitoneales.
Exámenes instrumentales
En urología se disponen diversos mecanismos instrumentales que sirven para
comprobar o consolidar un diagnóstico.
Cateterismo y calibración uretral
La cateterización uretrovesical sirve para el diagnóstico de estenosis uretrales,
trauma uretral, medición de residuo posmiccional y evaluación de orina,
específicamente cuando el paciente no puede orinar voluntariamente o lo hace sin
control y también para realizar exámenes radiográficos; existen diversos tipos de
sonda para este propósito. La calibración uretral se practica para determinar
estenosis uretrales; los instrumentos diseñados para esta maniobra son las bujías
olivares de Otis.
Cistouretroscopia
Es uno de los exámenes más útiles en urología; al no ser un procedimiento
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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completamente innocuo, debe ser realizado por un especialista con el conocimiento
para interpretar correctamente los hallazgos; con esta técnica se pueden diagnosticar
variadas patologías como tumores vesicales, cambios inflamatorios vesicales y
uretrales, estenosis uretrales y del cuello vesical, divertículos vesicales y uretrales, y
sirve para otras instrumentaciones diagnósticas. Existen diversas clases de
cistoscopios, todos poseen un sistema de visión, iluminación e irrigación; algunos
tienen la característica de ser flexibles y otros permiten realizar la visualización
mediante una cámara de video (figura 18).
Ureteropieloscopia
Utilizada cada vez con mayor frecuencia; emplea instrumentos basados en el
mismo principio que el cistoscopio, pero con un calibre menor (6 Fr u 8 Fr); son
rígidos o flexibles y permiten visualizar el interior del uréter hasta la pelvis renal.
Con ellos se demuestran estenosis, litiasis o tumores de este segmento urinario; son
empleados para otras maniobras como litotripsia y biopsias de esta área.
Laparoscopia
Facilita el diagnóstico urológico de algunas entidades como tumores suprarrena-
les, masas retroperitoneales y para determinar accesos quirúrgicos. En niños es
utilizada en la búsqueda de testículos criptoquídicos intraabdominales.
Prueba de MMK y palpación bimanual
La prueba de Marshall-Marchetti-Krantz, la prueba de Bonell y la palpación
bimanual son maniobras diagnósticas manuales e intrumentales. La prueba MMK es
usada para el diagnóstico de la incontinencia urinaria femenina de esfuerzo, mientras
que la palpación bimanual sirve en el diagnóstico de la movilidad y masas vesicales y
prostáticas.
Biopsias
Las biopsias del tracto urinario se realizan con frecuencia para obtener cilindros
de tejido prostático en el diagnóstico del cáncer prostático; actualmente se ha
limitado a la biopsia transrectal ecodirigida.
Urología práctica
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Figura 18. Diferentes tipos de cistocopios.
Las biopsias vesicales se las realiza transuretralmente por medio de un
endoscopio y sirven para obtener muestras de tejido que diferencian las diversas
patologías intravesicales, especialmente tumores malignos.
La biopsia testicular se usa para diagnosticar alteraciones de la espermatogénesis;
en cambio, para los tumores malignos es mandatorio realizarlas transinguinalmente
con estudio por congelación cuando existe duda en el diagnóstico de los tumores
Capítulo 4. Exámenes y medios diagnósticos
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malignos testiculares.
Las biopsias renales son muy raramente usadas para tumores renales o pueden
ser transoperatorias; su empleo es relativamente frecuente en enfermedades renales
clínicas o en la insuficiencia renal para diferenciar la patología existente.
Exámenes de urodinamia
Uroflujometría
Es sin duda la más útil de las pruebas urodinámicas y consiste en el estudio del
flujo de la orina que proviene de la micción. El índice del flujo normal en varones es
de 20 ml a 25 ml por segundo y en mujeres 20 ml a 30 ml/segundo. Flujos bajos
sugieren obstrucción de la salida o debilidad del detrusor y flujos mayores indican
espasticidad vesical o uso excesivo de los músculos abdominales para ayudar a la
micción. Un patrón intermitente indica espasticidad del esfínter o esfuerzo para
vencer la resistencia uretral.
Existen varios dispositivos electrónicos para la realización de éste examen, sin
embargo, un examinador puede hacerlo simplemente calculando el promedio de
volumen eliminado y dividiendo para el tiempo miccional.
Cistometría
Estudia la función de reservorio que tienen las vías urinarias bajas; se disponen
cistómetros de gas y agua y de éstos, los primeros son más rápidos pero menos
seguros. Determinan la capacidad vesical total, presión intravesical durante el
llenado (acomodación), presión vesical durante la micción, capacidad de la vejiga
para contraerse y sostener una contracción, presencia de actividad vesical prematura
o inestable, capacidad para percibir la plenitud vesical, habilidad para inhibir o
iniciar la micción y la presencia de orina residual luego de la micción.
la capacidad vesical normal es 400 ml a 500 ml.
la presión vesical durante el llenado debe permanecer constante hasta el punto
de la micción.
el primer deseo de orinar se presenta entre 150 ml a 250 ml.
la sensación de plenitud se produce a 350 ml hasta 450 ml.
toda contracción del detrusor antes de la sensación de plenitud es considerada
anormal y el resultado de una conducta hiperrefléxica o no inhibida.
Urología práctica
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la presión normal de la micción no debe ser mayor de 30 cm de presión de agua;
no debe haber orina residual y la micción debe realizarse sin esfuerzo
Registro de presión uretral
La función vesical debe enfocarse a la expulsión de la orina en lugar de superar
una resistencia anormal en la uretra. Presiones vesicales altas durante la micción
indican resistencia anormal en la desembocadura uretral debido posiblemente a
HPB, estenosis uretral, contractura del cuello vesical o espasmo del esfínter uretral
externo. Una resistencia baja en la salida uretral es sugestiva de alteración funcional
del mecanismo del esfínter.
El registro de la presión uretral con vejiga en reposo y durante la contracción,
ayudan a determinar la presencia de trastornos funcionales o anatómicos y a valorar
la integridad de la musculatura uretral del esfínter.
Con este estudio se logra vigilar la actividad de los músculos uretrales estriados
sin obstruir la luz uretral; proporciona además un estudio sensible de la conducta
muscular uretral y pélvica.
En la uretra normal, a medida que se llena la vejiga, la actividad aumentará
ligeramente; antes de iniciar la micción, esta actividad uretral muscular caerá
precipitadamente produciéndose la micción. En la denervación se origina una
disminución total de la actividad muscular mientras que la hiperreflexia incrementa
totalmente dicha actividad.
Entre las desventajas de la técnica destacan:
depende de la posición precisa de la aguja.
tendencia a registrar artefactos.
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