1. De
COLECCIÓn
Pasado
PrEsEntE
Notas
BrEVEs aL FInaL dEL CaMInO
Rafael solana: escribir o morir
Intelectuales en américa latina...
Acuario
Colección ficción: testimonios...
Autobiografía póstuma
Los años sin perdón
La insaciabilidad
Cazar mariposas
La insignia y otros relatos geniales
Agua: diez reflexiones...
Violín y otras cuestiones
Comunicaciones por satélite
La Palabra y el Hombre
La Ciencia y el Hombre
El continuo andar de la biblioteca del
universitario: La bienamada, La muerte del
pequeño burgués, Doña Bárbara, Orgullo y
prejuicio
Los 90 años de Emilio Carballido...
Ya llegó su pachucote: Tin Tan
Centenario del natalicio de Rafael Solana
¡Por siempre, ramón!
Julio Scherer: el periodista del siglo xx
Vicente Leñero
Nueva época, nuevo diseño
Medallas al Mérito Universitario 2015
Clementina Lastra
Jaime Urrutia
Miguel León-Portilla
Julio Ortega
Eraclio Zepeda
Alfredo López-Austin
Gilles Lipovetsky
Jorge Flores Valdés
Víctor Manuel Toledo Manzur
Amor que se atreve a decir su nombre
Poesía para tiempos turbulentos
Aquí se vive con mucho miedo
El fomento del libro en méxico
Regnum hominis
Filosofía de la mente
Convertimos la lucha en patrimonio
A cien años de “introducción del narcisismo”
Puerta de
Entrada
Para más
sEñas
Corre
La VOZ
Preeminencia
dEL LIBrO
Los
adELantOs
Boletín de la Dirección Editorial
de la Universidad Veracruzana
Primavera • 2015
Número 25
2. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Entrada
Puerta de
Nueva época, nuevo diseño
Cada época tiene su imagen, su estilo. Marca tendencias y define
gustos. La costumbre es lo estático y la vida es continuo cambio.
Conscientes de ello, la Editorial de la Universidad Veracruzana ofrece a
los lectores un nuevo diseño de las colecciones Ficción y Biblioteca.
El objetivo de hacer este cambio de imagen es para tener una
presencia digna en las mesas de novedades y competir con todas las
editoriales en las librerías más importantes del país.
Si bien se dice que no se juzga al libro por su cubierta, es evidente
que sí se hace, más cuando vivimos en una época en la que predomina
el gusto por la imagen. Por tal motivo, los nuevos diseños de portada e
interiores del libro ofrecen una buena opción para los lectores.
El equipo de editores y diseño de la Editorial UV trabaja todos los
días buscando las mejores propuestas para que los libros que llegan a
sus manos tengan la mejor presentación. En esa búsqueda, el libro se
convierte en un objeto de arte que presenta una portada atractiva y
una tipografía que facilita la lectura para convertirse en un producto
cuidado literaria y estéticamente.
Adaptarse a los tiempos es una estrategia que ha mostrado su
importancia como parte del fortalecimiento y permanencia de los
sellos editoriales. Los cambios gráficos son necesarios, acordes con los
tiempos que vivimos, en donde todo se modifica y “moderniza” como
un modo de permanecer.
La colección Ficción es una de las joyas de la corona de la Editorial
UV, donde han publicado autores notables como Gabriel García
Márquez, Juan García Ponce, Álvaro Mutis, Jaime Sabines, Rosario
Castellanos, Rosa Chacel, José Revueltas, Elena Garro, Vicente Leñero,
Sergio Galindo, entre otros muchos.
La colección Biblioteca se remonta a 1959. Inició publicando
autores foráneos y actualmente da a conocer principalmente autores
de casa, al tiempo que aumenta su producción anual de manera
destacada, lo que habla del apoyo que han tenido las autoridades
universitarias para difundir la generación de conocimientos de
diversas disciplinas.
Ambas colecciones son pilares indiscutibles en el catálogo de la
Editorial UV y justo en ellas inicia este proceso de renovación tan
necesario. La meta es clara: ofrecer una edición atractiva, de lectura
ágil e imagen fresca y estética. Claro, el lector tendrá la última
palabra.
3. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Para más
señas
Medalla al Mérito Universidad Veracruzana
Foro Académico / FILU 2015
Patrimonios universales:
naturales y culturales
En el ámbito de la naturaleza coinciden en la posesión de una enorme
diversidad biológica reconocida mundialmente, y para el caso del
país andino no sólo la contenida en su geografía amazónica. Otro
aspecto relevante que no puede pasar desapercibido, dado el tema
central del foro, es el hecho de que ambos países forman parte de los
correspondientes centros genéticos y de domesticación de plantas útiles
más importantes del planeta, México en la porción de Mesoamérica
según el criterio antropológico, y Perú en la porción andina.
¿Cómo sería la alimentación y nutrición de la población planetaria
actual sin las papas y los jitomates, los chiles y el maíz, por sólo
mencionar los ejemplos más destacados dentro de la gran aportación
que a la comida mundial han hecho ambos países? No debe olvidarse
la deuda que todos tenemos con nuestros pueblos primigenios que
transformaron muchas especies silvestres al cultivo.
El Foro Académico Patrimonios universales: naturales y culturales es
una oportunidad para tener un mayor acercamiento entre ambos países
a través de la rica literatura, así como las experiencias de los expositores.
Sin duda, la belleza, elocuencia, claridad, interés e invitación
permanentes a la lectura y la investigación académica, serán el común
denominador de las obras y temas presentados.
Así mismo, en el marco de las actividades destacadas de este foro
serán reconocidas las aportaciones al conocimiento, la educación, la
investigación y la cultura en general con el otorgamiento de la Medalla
al Mérito Universitario a intelectuales sobresalientes. Cada una de
las mesas redondas, las conferencias magistrales y la interacción con
los sustentantes, representan una oportunidad, para la comunidad
universitaria y para el público en general, de actualizar la visión de la
gran riqueza natural y cultural del Perú, y de Veracruz en México, así
como de conocer la problemática y el compromiso de enfrentarla con
responsabilidad en favor de las generaciones por venir.
La Feria
Internacional del
Libro Universitario
se dedica, como
invitado, al
hermano país
de Perú, con
el cual México
comparte varias
coincidencias, entre
las cuales destaca
la gran riqueza
histórica y cultural
desde varios
milenios previos
a la conquista
y colonización
española.
4. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Dra. Clementina Lastra García (México)
Obtuvo la maestría en Ciencias Lingüísticas en la Universidad de
Georgetown y posteriormente el doctorado en Lingüística General
en la Universidad de Cornell. Investigadora emérita del Instituto
de Investigaciones Antropológicas y profesora de sociolingüística
y lingüística náhuatl en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México.
Coordinadora del Archivo de Lenguas Indígenas de México, en el
Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México y
miembro de la Academia Mexicana de la Lengua a partir de 2014.
Es reconocida como especialista en lingüística descriptiva de las
lenguas indígenas, en particular, de los estudios dialectales del náhuatl
moderno, otomí y chichimeco. Cuenta con más de una docena de
libros publicados y varias distinciones.
Antrop. Jaime Urrutia Ceruti (Perú)
Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de San Cristóbal
de Huamanga, Ayacucho, Perú, y maestro en Historia por la
Universidad de Paris I, Pantheon Sorbonne, Francia.
Ha desempeñado diversos cargos públicos: jefe de la Secretaría
Técnica de Asuntos Indígenas del Ministerio de Mujer y del Desarrollo
Humano; responsable del Área de Historias Regionales y miembro
del equipo de redacción del informe final de la Comisión de la Verdad
y Reconciliación; secretario técnico de la Comisión Multisectorial
de Alto Nivel encargada del seguimiento de las acciones y políticas
del Estado, en los ámbitos de la paz, la reparación colectiva y la
reconciliación nacional.
Ha sido director general del Centro Regional para la Salvaguardia
del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina-CRESPIAL, con
sede en el Cusco. Actualmente, es director del Proyecto MIM, ejecutado
por el Instituto de Estudios Peruanos.
Dr. Miguel León-Portilla (México)
Principal experto en materia del pensamiento y la literatura náhuatl.
Desde 1957 a la fecha, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de
la UNAM.
Recibió la Medalla Belisario Domínguez en 1995, y desde el 23 de
marzo de 1971 es miembro de El Colegio Nacional, institución para
cuyo ingreso presentó la ponencia La historia y los historiadores en el
México antiguo y fue recibido con discurso de Agustín Yáñez.
5. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Sus principales campos de investigación son: culturas prehispánicas
del centro de México; lengua y literatura náhuatl, y contenido de
códices indígenas; defensa de los derechos indígenas; humanismo
hispánico en México; interrelaciones culturales entre el noroeste de
México y el suroeste de Estados Unidos. Miembro de número de la
Academia Mexicana de la Lengua, silla VII, ocupante 9º. Distinguido
con el Doctorado Honoris Causa en más de 15 universidades nacionales
e internacionales.
Dr. Julio Ortega (Perú)
Desde 1989, profesor titular en el Departamento de Estudios
Hispanistas de Brown University. Nominado como Miembro de la
Academia Norteamericana de la Lengua Española, en New York.
Condecorado por el gobierno mexicano con la Medalla Águila
Azteca.
Autor de más de 30 libros, es considerado el mayor crítico literario
de la literatura del boom latinoamericano. Ha publicado el libro de
cuentos Las islas blancas (1966) y la novela Mediodía (1970).
Su labor como antólogo ha sido fundamental para la promoción
de jóvenes escritores latinoamericanos de variadas tendencias
y nacionalidades a través de títulos como Antología del cuento
latinoamericano del siglo XXI (1997), miembro del Consejo Editorial
de la revista La Palabra y el Hombre, coordinador de la colección
Entremares de la Editorial de la UV.
Mtro. Eraclio Zepeda Ramos (México)
Escritor y promotor cultural. Estudió antropología social en la
Universidad Veracruzana. Ha publicado poesía, cuento, novela, crónica
y cuentos para niños.
Sus libros más recientes son las novelas históricas sobre Chiapas Las
grandes lluvias, Tocar el fuego, Sobre esta tierra y Viento del siglo, editadas
por el Fondo de Cultura Económica.
Su obra figura en antologías en México, América Latina, Estados
Unidos, Canadá, España, Francia, Alemania, Italia, Bulgaria,
República Checa, Polonia, Rusia, Estonia y Lituania.
Por su obra literaria y trayectoria social ha merecido numerosos
reconocimientos y premios, entre ellos: el Premio Nacional de Cuento,
del INBA-San Luis Potosí, por Asalto Nocturno, 1974; la Medalla
conmemorativa del Instituto Nacional Indigenista, 1978; Premio
Xavier Villaurrutia de escritores para escritores, por Andando el tiempo,
1982 y la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la
República, 2014, entre otros.
6. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Dr. Jorge Flores Valdés (México)
Físico, catedrático y fundador del Sistema Nacional de Investigadores.
Profesor emérito del SNI. Autor de más de una docena de libros de
divulgación científica y autor también de varias y trascendentales
teorías en el campo de la física cuántica. Ha sido distinguido con
premios y reconocimientos por su labor científica.
Coordinador General del Consejo Consultivo de Ciencia de la
Presidencia. En 1958 ingresó a la Facultad de Ciencias de la UNAM, al
terminar en 1962 su licenciatura trabajó en el Instituto de Física con el
doctor Marcos Moshinsky. Tres años más tarde obtuvo un doctorado
en la misma casa de estudios. En Nueva Jersey realizó un posdoctorado
en la Universidad de Princeton. Ha impartido cursos y seminarios en la
Universidad de Princeton, en la Universidad de París, en la Universidad
de Zaragoza y en algunas otras. Ha sido director del Instituto de Física
de la UNAM y del Centro de Ciencias Físicas de la UNAM con sede en
Cuernavaca.
Dr. Víctor Manuel Toledo Manzur (México)
Biólogo especialista en ciencias de la ecología, investigador del Instituto
de Ecología de la UNAM. Experto en etnoecología, poseedor de
múltiples reconocimientos internacionales (sobre todo por sus estudios
sobre las relaciones entre las culturas indígenas y la naturaleza), y
también es dibujante, actor y poeta. Realizó sus estudios profesionales
de Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Sus primeras investigaciones se enfocaron
a analizar la diversidad de especies de árboles tropicales utilizando
la teoría de la información. Estos estudios, pioneros en México, le
permitieron trabajar en una interpretación biogeográfica e histórica
de los patrones de biodiversidad en las regiones cálido-húmedas del
país. Su sólida formación en biología y ecología le ha permitido hacer
contribuciones sobresalientes en el campo de la etnobiología y etno-
ecología, siendo en México uno de los pioneros de este campo y uno de
los líderes académicos en el área en el ámbito mundial.
Foro AcadémicoDel 28 al 30 de abril / Salón Emilio Carballido
Complejo Deportivo Omega
Cayetano Rodríguez s/n / Zona Centro
Xalapa, Ver.
Patrimonios
universales:
naturales y
culturales
7. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Dr. Alfredo López Austin (México)
Historiador mexicano. Es uno de los más connotados estudiosos del
México precolombino, experto en cosmovisión mesoamericana y en los
pueblos indígenas de México. Es investigador emérito del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) y profesor de Cosmovisión Mesoamericana en la
Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.
Ha publicado La constitución real de México-Tenochtitlan (1961);
con León Cadogan, La literatura de los guaraníes (1965); Juegos rituales
aztecas (1967); Augurios y abusiones (1969); Textos de medicina náhuatl
(1971); Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl (1973);
con Edmundo O’Gorman y Josefina Vázquez de Knaut, Un recorrido
por la historia de México (1975); Cuerpo humano e ideología. Las
concepciones de los antiguos nahuas (1980);Tarascos y mexicas (1981); con
Dúrdica Ségota Tómac, Guía de estudio México Prehispánico (1984); La
educación de los antiguos nahuas (1985); Una vieja historia de la mierda
(1988); con Carlos Martínez Marín y José Rubén Romero Galván,
Teotihuacan (1989); Los mitos del tlacuache. Caminos de la mitología
mesoamericana (1990); El conejo en la cara de la Luna. Ensayos sobre
mitología de la tradición mesoamericana (1994); Tamoanchan y Tlalocan
(1994); con Leonardo López Luján, El pasado indígena (1996); Breve
historia de la tradición religiosa mesoamericana (1999), entre otros.
Dr. Gilles Lipovetsky (París)
Filósofo y sociólogo francés. Es profesor agregado de filosofía y
miembro del Consejo de Análisis de la Sociedad y consultor de la
asociación Progrès du Management. En sus principales obras (en
particular, La era del vacío) analiza lo que se ha considerado la sociedad
posmoderna.
Entre sus distinciones se encuentran: Chevalier de la Légion
d’Honneur, Docteur Honoris Causa de l’Université de Sherbrooke
(Québec, Canadá), Docteur Honoris Causa de la nouvelle Université
Bulgare (Sofía) y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Aveiro
(Portugal).
Ha publicado en Anagrama La era del vacío: ensayo sobre el
individualismo contemporáneo; El imperio de lo efímero: La moda
y su destino en las sociedades modernas; El crepúsculo del deber: La
ética indolora de los nuevos tiempos democráticos, La tercera mujer:
Permanencia y revolución de lo femenino; Metamorfosis de la cultura
liberal: Ética, medios de comunicación, empresa, entre otros.
Doctorados
honoris
causa
8. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
LA VOZ
Corre
Amor que se atreve a
decir su nombre
una antología de cuento gay
Armando Ortiz*
La primera antología incluía 16 relatos de autores diversos, relatos
que van de lo sublime (“Opus 123”) hasta lo pornográfico y artificioso
(“Todos somos vecinos”).
De amores marginales resultaba un título un tanto engañoso. El
mismo compilador en entrevista para la Revista de Literatura Mexicana
señalaba que “el amor aparece en algunos cuentos, no en todos”. El día
de la presentación, hace casi 20 años, en la Galería Alva de la Canal, le
escuché decir lo mismo excusando un poco el título, advirtiendo que
este fue sugerido por la editorial, por razón puramente comercial. Si
Mario Muñoz tenía razón en ese entonces, lo mismo se podría advertir
en este segundo volumen, el amor no habita en todos los cuentos, a
pesar del título que en lo particular me parece magnífico: Amor que se
atreve a decir su nombre.
En la segunda antología se incluyen 13 cuentos de la primera. Tres
no aparecen: “Mapache” de Jorge Arturo Ojeda, “Callejón” de Héctor
Ruvalcaba y “Tu bella boca rojo carmesí” de Ana Clavel. Sólo esta
última aparece en la segunda antología con otro cuento titulado “Su
verdadero amor” que, como el anterior, no decepciona.
Sobre el volumen De amores marginales la Handbook of Latin
American Studies anota: “Interesante (pero aburrida) colección de
cuentos ‘marginales’ (no tanto, lo marginal aquí sirve como gancho
comercial). Están los clásicos gays: Jorge López P. (‘Doña Herlinda y su
hijo’), y Luis Zapata (‘De amor es mi negra pena’). Y los no-gays (pero
excelentes) Ignacio Betancourt (‘El hábito oculto’) y Fidencio González
M. (‘Juego de ajedrez’). En realidad es una antología sin buen balance
estético; hay textos perfectamente excluibles”.
* Publicado en Crónica del poder, 21 de agosto del 2014. Texto leído en la presentación del
libro el día jueves 21 de agosto; presentación organizada por la asociación civil “Veracruzanos
por el Arte” que preside Aracely Friscione.
A casi 20 años de
haberse publicado De
amores marginales,
16 cuentos mexicanos
(1996), la primera
antología en México
de cuento gay,
aparece el libro Amor
que se atreve a decir
su nombre. Antología
del cuento mexicano
de tema gay. Los
compiladores de este
segundo volumen son
Mario Muñoz y León
Guillermo Gutiérrez.
9. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Por otro lado, sobre la misma antología, Raquel
Velasco, en su ensayo “De amores marginales:
El juego de la diferencia”, después de hacer un
recorrido sobre cada uno de los cuentos exhorta
a que “nos dejemos conmover hasta el horror o
la necesidad de emprender ese juego erótico que
hemos compartido con Mario Muñoz, cuento a
cuento en De amores marginales”.
Ni lo uno ni lo otro. Por supuesto el comentario
de la Handbook of Latin American Studies sobre
la primera antología es bastante superficial; la
antología no es para nada aburrida, pero tampoco
es un festín de erotismo, como sugiere Raquel
Velasco.
Cabe señalar que el trabajo de Mario Muñoz
me parece impecable. Antes del volumen presente
Mario Muñoz ya había incursionado en varias
ocasiones en el trabajo de antologador, podemos
citar de él: Recuento de cuentos veracruzanos
(1991), Memoria de la palabra. (Dos décadas
de narrativa mexicana contemporánea). Breve
antología (1994), Cuentistas de San Andrés
Tuxtla (1995), De amores marginales, 16
cuentos mexicanos (1996) y Tres planos de la
mirada. Lectura de narradores mexicanos e
hispanoamericanos (1999).
En el prólogo de este libro, el maestro Mario
Muñoz nos brinda un panorama muy completo
sobre el arduo camino que la corriente homosexual,
llámese temática, ha transitado para que los
autores mexicanos le presten atención y se pongan
a realizar textos de buena manufactura sobre los
“amores marginales”. Pocos han sido los autores
que han logrado textos impecables sobre la temática
gay. La novela, creo, ha corrido con mejor suerte.
Baste decir que del corpus literario sobre el tema,
el compilador sólo agrega 12 nuevos relatos en un
lapso de 18 años. Al parecer algunos escritores
prefieren seguir en el clóset, temerosos de que se
les califique de “putos” por andar escribiendo “esas
puterías”.
León Guillermo Gutiérrez se ocupa, en la parte
del prólogo que le corresponde, en reseñar algunos
de los cuentos más destacables. Al mismo tiempo
intenta convencernos de que la fórmula para
escribir un buen cuento está en saber escribir la
“historia secreta” y para ello cita a Ricardo Piglia,
quien anota: “La historia secreta es la clave de la
forma del cuento y sus variantes. La historia secreta
se construye con lo no dicho, con el sobreentendido
y la alusión”.
Difiero de ello, no existe una fórmula exclusiva
para escribir un buen cuento. Sin embargo sí
acepto que algunos de los mejores relatos de
esta antología manejan un lenguaje velado, una
“historia secreta” como señala Piglia. Pero entre los
cuentos antologados también hay cuentos que son
muy directos, que no dejan nada a la imaginación,
como “Todos somos vecinos”, de Dolores Plaza, un
cuento que además de descarnado me parece a lo
sumo artificioso y sexual.
“El erotismo –dice Paz–, es
sexualidad transfigurada:
metáfora. El agente que mueve
lo mismo al acto erótico que
al poético es la imaginación”.
El erotismo por lo tanto es
equilibrio. En algunos relatos
de esta antología el erotismo
apenas balbucea, mientras que
en otros la sexualidad es la
que gime con intensidad. Otros
relatos seleccionados pecan de
velados, ni siquiera rozan la piel
del erotismo. La “historia secreta”
que pregona Piglia es demasiado
secreta. En algunos casos los
autores sofocan con su retórica
el argumento, la historia que se
quieren contar.
10. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
No me sorprende que los mejores cuentos sean
de autores con una trayectoria comprobada. No
se le puede poner ningún pero a los cuentos de
Luis Zapata, “De amor es mi negra pena”; Inés
Arredondo, “Opus 123” (a mi gusto el mejor
relato); Ignacio Betancourt, “El hábito oculto”;
Raúl Hernández Viveros, “Respiración artificial”;
Jorge López Páez, “Doña Herlinda y su hijo”;
Enrique Serna, “El alimento del artista”; Eduardo
Antonio Parra, “Nomás no me quiten lo poquito
que traigo”. Otros me sorprenden, quizá porque
no conozco mucho de su obra, pero “Sólo era un
juego” de Víctor Rejón y “Su verdadero amor” de
Ana Clavel me parecen, independientemente del
tema, cuentos de excelente manufactura.
Cierto, hay cuentos demasiado artificiosos,
banales, burdos y anecdóticos; afortunadamente
son pocos. Quien espere un volumen de cuentos
pornográfico y desbordantemente erótico en el libro
que hoy presentamos, se llevará un chasco.
Los que busquen un instrumento
literario para estimular su
onanismo, mejor entren a los
portales de internet donde
abundan los relatos de encuentros
sexuales sin inhibiciones, pero sin
ningún valor literario.
Hay, por cierto, autores españoles que con seriedad
han manejado el relato homosexual con un
erotismo intenso y bien logrado. Baste señalar que
en la Wikipedia puede uno encontrar el tema:
“Literatura homosexual en España”, donde se entera
uno que existen premios literarios para la narrativa
de tema gay: “La editorial Odisea entrega desde
1999 el Premio Odisea a libros de temática gay y
lésbica en lengua castellana. La fundación privada
Arena comenzó a entregar en 2005 el premio
Terenci Moix de narrativa gay y lésbica. La editorial
Stonewall entrega desde 2011 el Premio Stonewall
de Literatura LGTB”.
No hay nada peor en la presentación de una
antología, que el presentador enumere los cuentos
que debieron o no debieron estar en la selección.
Borges, que era un magnífico antologador, decía que
“nadie puede compilar una antología que sea mucho
más que un museo de sus ‘simpatías y diferencias’”.
Estoy de acuerdo. Los antologadores hacen su trabajo
y lo realizan bien. El juicio a los relatos incluidos
es otra cosa. Bien podrían los compiladores poner
una advertencia que rezara: “Las opiniones aquí
expresadas son de exclusiva responsabilidad de
su autor”. Los relatos varían en calidad literaria;
es la peculiaridad de una antología. Aparte, es de
comprenderse, muchos de nuestros autores siguen en
el clóset en cuanto a literatura de tema gay.
Los tiempos de internet
permiten que el encuentro entre
homosexuales sea más fácil y
dinámico. Los portales de contactos
se saturan de visitantes ansiosos
y curiosos. Las historias que de
ahí surgen no han trascendido a
la literatura en México; ni siquiera
se habla del lenguaje con que se
comunican los que buscan y los que
encuentran, es decir, la semiótica
del ligue.
Escuchen, 12 relatos considerados para esta nueva
selección en 18 años se me hacen muy pocos. De
estos 12 la mitad se puede considerar aceptable,
la otra mitad es prescindible. ¿Qué le vamos a
hacer?, esto es lo que hay. Pero no nos resignemos,
aunque Balzac decía que “la resignación tiene cierto
parecido a la paciencia”. Seámoslo pues y esperemos
que los vientos cambien y que en tiempos venideros,
gracias al esfuerzo de maestros como Mario Muñoz
y León Guillermo Trujillo, la cosecha mejore y la
vendimia nos pueda ofrecer mejores frutos.
11. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Poesía para tiempos
turbulentos
el silencio de la mirada*
Alberto Paredes
Eduardo Mosches es un argentino que vive en México desde hace
casi cuarenta años. Es un editor y difusor cultural de singular energía
y generosidad; un mexicano por derecho propio. Es un poeta. La
Universidad Veracruzana, manteniendo su proverbial tradición de
impulsar las ediciones culturales mexicanas, acaba de lanzar la nueva
obra de Mosches, un libro de poesía de título inusual: El ojo histórico.
Leamos un poco. El libro tiene una trama, es decir que narra un relato;
relato personal, pero tan íntimo como público, tan solitario como coral.
Es decir: poesía para los tiempos turbulentos, esto es lo que parece
haber entendido la musa de Mosches. Es una historia que se desovilla
ab ovo. Un bebé está siendo amamantado; su madre es la cantante
muda. No hay idilio de infancia o, mejor dicho, para que lo haya tiene
que dialogar con los desastres del presente.
La mancha húmeda se abre
corola en primavera
agiganta
mientras el dolor
prendido a sus corvas estalla
destila
luz
como alcohol en la lengua prendido
El lenguaje y las imágenes son directos, claros, Mosches escribe en algo
que podemos llamar la lengua franca, el español universal, transnacional
de los escritores contemporáneos. Las ciudades natales y de adopción
* Eduardo Mosches, El ojo histórico, UV, 2014. Publicado en La otra. Revista de
poesía+Artes visuales+Otras letras. Febrero 2015.
Alberto Paredes,
doctor en letras,
traductor, crítico
mexicano, nos
advierte sobre la
naturaleza lírica de
este poeta nacido
en Buenos Aires,
Argentina y radicado
en México desde
hace más de 40
años, a la cabeza de
la longeva revista
literaria Blanco
Móvil.
12. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
variarán pero domina un paisaje común: el abrir
los ojos al convulso tiempo presente. No obstante
es innegable una herencia rioplatense, tan uruguaya
como argentina: la sensibilidad a la consistencia de
las sombras y grietas. Grises y ocres como colores
dominantes. El hecho de que los fantasmas, las
fantasías y atmósferas dejen de ser incorpóreas para
precisamente cobrar carne en ese bebé y en su madre
lactante.
El libro se estructura de manera, podríamos
decir, concertante, rapsódica. Los poemas no
tienen título particular sino que acatan una
media docena de rótulos recurrentes. De esta
forma se hila el libro, se tensa la experiencia
humana que lo alimenta. El niño toma la voz
en los versos del “Vuelo de los sentidos” y el
niño es poesía, “todo es música en la envoltura
del embrión de la palabra”. Súbitamente, pues,
comienza a recibir el caudal del mundanal ruido,
caos, desorden, que son los dones terrenos.
Y lo primero que se estimula es su apetito de
sensualidad; no de ser meramente nutrido sino
de gozo inmediato, tangible. Los dones de la
vida le serán ofrecidos. También los desastres de
esa guerra que es nuestro tiempo. Son “Las otras
voces”…
Los hombres son la espuma de la tierra
la flor del llanto, el fruto de la sangre,
el pan de la palabra, el vino de los cantos,
la sal de la alegría, la almendra del silencio.
Estos viejos son un ramo de soles apagados.
Confieso que en pasajes como el anterior, hay
imágenes que me parecen menos inspiradas que
otras pero Mosches sabe retomar el aliento y
hablarnos, en efecto, del niño que nace al mundo
de soles apagados.
Así que el niño recibe como parte del caudal
físico del mundo, lo que atinadamente llama
este libro El ojo histórico. Estamos en lo mejor
del conjunto, la experiencia directa del presente
(aquel que cubre la segunda mitad del siglo XX
y hasta el presente). Son el sabor de la hiel y el
de la miel ofrecidos en una sola flor de espeso
perfume.
Crujen los huesos de pavor
en ese bambolear que el mar recita
como si fuera la letanía de una oración
antes de la batalla
La poesía, pues, no huye de su tiempo; lo recibe, lo
atestigua y, prodigiosamente siempre, germina con
él, a pesar de él y gracias a él. Los artistas saben de
la transmutación del estiércol en flor, produciendo
un néctar complejo, salobre y rico.
Eduardo Mosches, o sea el autor mismo, es el
bebé que en 1944 nace en este ojo histórico. Es
por ello que sus palabras de poeta contemplan
ese año como punto de partida y es por eso que
hay dos horizontes urbanos como ejes, Buenos
Aires y México. Fiel a la tradición vanguardista
de los collages y de la pluralidad de discursos y
géneros, El ojo histórico retoma la inserción de notas
periodísticas (mexicanas y argentinas) a manera
de epígrafes titulares. Pues estamos en un libro
que enfrenta sin titubeos un reto arduo: ser poeta
de ojos abiertos a los acontecimientos colectivos,
por traumáticos y caóticos que sean. Es el reto
precisamente de pasar del diario (el periódico y el
cuaderno personal) a la literatura.
Por ello podemos recuperar otro vocablo para
señalar este esfuerzo: hay un género literario, muy
antiguo y siempre renovado, que de suyo armoniza
el lirismo y el relato de lo colectivo-popular: la
balada. Es decir, la capacidad de reportar lo que
sucede colectivamente desde una historia personal;
pues en el género de la balada, el poeta canta,
testimonia y cuenta.
Al final del libro, la cantante muda, esa madre,
esa sombra sola, propicia un segundo parto, además
de aquel mediante el cual ha gestado físicamente
al bebé que es poeta; la madre da origen al “futuro
tambaleante” con el que se despliega, como un
escenario teatral en su primer murmullo, el blanco
de las palabras.
La voz se hace pájaro
barrotes destrozados
de una existencia momentánea
a volar por las praderas y edificios
de la vida sin imposición.
13. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Aquí se vive con
mucho miedo*
Darío Carrillo
Perdónala, chica, tú sabes que aquí se vive con mucho miedo.
Odette Alonso
“Para todos los hombres”, dice Georges Bataille, “existe un reino
precioso del cual dependen esencialmente: es el reino de la poesía,
de lo sagrado, de la tragedia, y he de decir que es, al mismo tiempo,
el del miedo, el de la angustia”. En Hotel Pánico, publicado en 2013
por la Universidad Veracruzana en su colección Ficción, Odette
Alonso (ganadora de los premios de poesía Adelaida del Mármol en
1989, Pinos Nuevos en 1996 y Nicolás Guillén en 1999, entre otros)
escribe de eso que vale la pena: la juventud, la esperanza, la pasión y
la memoria. Temas que, con añoranza encendida, toca en los dieciséis
cuentos que conforman su segunda entrega dentro del género cuento.
Sin embargo, el hilo que une estos relatos es la violencia; ímpetu
desgarrador que, como el mal, es también un misterio. Aguda violencia
que va más allá de las bandas del crimen organizado y la estridencia
de los periódicos que han transformado a la muerte en una forma
impúdica del espectáculo.
En los dos grupos de textos que integran este libro, “La casa vieja”
y “Hotel Pánico”, asistimos al infortunio cotidiano, el que ocurre
en los entornos que suponemos conocidos. El hogar, la escuela,
los centros de trabajo, espacios donde deberíamos sentirnos menos
vulnerables, son los sitios donde se manifiestan los celos, el abuso,
las pequeñas y grandes traiciones que, junto a la muerte, parecen
acechar en todas partes. No obstante, también en ellos hay lugar para
el deseo como proyección de los instantes en que la vida se manifiesta
en perfección. Un ejemplo de ello es cuando en “Desde el pasado”
* Hotel Pánico, de Odette Alonso. Publicado en Replicante. Cultura crítica y periodismo
digital. Sección: Libros y autores. Marzo 2014.
Con más de veinte
años en nuestro
país, y sin olvidar su
origen caribeño, la
autora transita sin
ninguna dificultad
de un registro
narrativo a otro
para mostrarnos la
miseria que viven sus
personajes en ambas
naciones.
14. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
las protagonistas “acercan las bocas en medio del
canto hasta encontrar sus labios, suaves, sedientos.
Alargan el beso tierno, mientras que sus manos
toman valor para explorar y los cuerpos se deciden
a juntarse”.
Además, en los cuentos de Odette Alonso,
nacida en Santiago de Cuba en 1964, se nota
también la templanza de la visión polifacética
sobre la realidad mexicana. Con más de veinte
años en nuestro país, y sin olvidar su origen
caribeño, la autora transita sin ninguna dificultad
de un registro narrativo a otro para mostrarnos
la miseria que viven sus personajes en ambas
naciones. Sin importar si están situadas en la orilla
del mar como en “Cuentas para su padre” o en
el metro de la Ciudad de México como en “Bajo
la jacaranda”, las desdichas de estos seres están
relacionadas con la humanidad toda.
Aunque en Hotel Pánico la
desesperanza y las traiciones
tienen un papel predominante,
no es un libro cruel. Las historias
son narradas con pasión pero sin
desgarramientos; con crudeza, sí,
pero sin alardear de los dolores
con el propósito de buscar la fácil
compasión. Con Alonso somos
testigos de situaciones límite,
ausentes de heroísmo, libres de
moralejas y, especialmente en
la segunda sección, con finales
abiertos. ¿Para qué intentar atar
todos los cabos si, como señala
Borges en el Aleph: “la solución
al misterio siempre es inferior al
misterio”?
En el cuento que le da nombre al libro, por ejemplo,
el asistente Fernández responde al detective
Cañizares, durante la indagación sobre la muerte de
una joven pareja:
Crimen pasional, pacto suicida,
misa negra, cine snuff, tráfico de
órganos… Habrá que esperar a que
reclamen los cuerpos porque, como
usted imaginará, poco aportan las
huellas levantadas en un hotel de
paso y, en este caso específico,
las evidencias parecen pocas. Yo
diría que esto lo hizo un verdadero
maestro. Y si me permite una
opinión, tiene toda la tipología
de los casos que nunca llegan a
resolverse.
El silencio que sigue a la violencia, a la tragedia
sin explicación, nos impulsa a la búsqueda de
interpretaciones. La estancia en el Hotel Pánico
nos revela, gracias al talento de Odette Alonso,
zonas extrañas, ocultas, de la realidad. No salimos
indemnes de estas dieciséis habitaciones pues, aquí,
se vive con mucho miedo.
15. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
DEL LIBRO
Preeminencia
El fomento del libro
en méxico
Ernesto de la Torre Villar
El libro, medio y forma más preciso y perfecta por los cuales el
pensamiento humano a través de la escritura se conserva y transmite
entre los hombres, es a la vez defensa y amenaza. Defensa de la
inteligencia, del espíritu, de la capacidad de los seres racionales
para expresar su pensamiento, sus ideas preñadas de emociones,
de intelecciones explicativas del propio hombre y de su mundo
circundante, de juicios en torno de la conducta propia y ajena, y
del pensar particular de los demás, todo lo cual contiene. Amenaza
para quien trata de limitar el pensamiento y su expresión, para quien
teme el enjuiciamiento de una conducta reprobable o la condenación
de bastardos intereses. Defensa del hombre en su calidad esencial y
amenaza contra quien o quienes por cualquier razón se oponen al
desarrollo completo e integral de las cualidades humanas.
En todos los tiempos, el libro como la verdad han tratado de ser
acallados, y la condena y persecución de una y otro han sido continuas.
No es necesario recoger los antiguos testimonios orientales como el
que señala el ministro Li Su propuso varios siglos antes de Jesús la
quema de libros con el fin de asentar nueva afirmación que la historia
contradecía, o aquel otro más cercano en lugar y tiempo de nosotros
que narra cómo viejos códices fueron destruidos por grupos indígenas
vencedores que deseaban desaparecieran las antiguas tradiciones para
asentar la propia, o también aquellos que informan cómo, por razones
de fe y desmedido celo religioso, los conquistadores europeos incineran
códices y antigüedades en Yucatán y en el propio México. Y no hay que
recurrir a testimonios tan antiguos si nuestros días se han manchado
con horrendas persecuciones y destrucción masiva de libros en la culta
Europa y en América por representar ellos el testimonio más saliente de
un pensamiento que ataca la injusticia, la desigualdad, el despotismo,
y más aún, se ha perseguido, expulsado de su país natal o de la tierra
adoptiva, encarcelado y aun dado muerte a quien se ha opuesto a
formas de conducta que ofenden la dignidad del individuo, el ejercicio
pleno de su libertad, y aherrojan por la censura de sus escritos o la
Ernesto de la Torre
era historiador,
académico y, sobre
todo, un bibliófilo
apasionado.
Preocupado por
el futuro del libro
publicó Elogio y
defensa del libro en
la Dirección General
de Publicaciones y
Fomento Editorial
de la Universidad
Nacional Autónoma
de México en el
año 2000. Aquí, un
fragmento de este
recomendable texto.
16. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
prohibición total a quien se atreve a disentir de sus
sistemas, de sus esquemas de la vida y del Universo.
Muchas persecuciones se han desatado contra el
libro, que es pensamiento no fosilizado o muerto,
sino vivo y actuante. La materia en que ese
pensamiento está materializado, impreso, podrá
ser destruida, más él permanecerá vivo, ejercerá
su acción transformadora, pues el pensar significa
engendrar ideas nuevas como modificar las ya
existentes. Piedra, madera, papiro, pergamino,
papel, película, cinta electrónica son materiales
vulnerables en los que se encierran conceptos
espirituales e intelectuales indestructibles que
pueden expandirse, como lo hicieron durante
varios siglos, sin necesidad de ellos. Si la escritura,
ese invento maravilloso que el Oriente medio
produjo y que se perfeccionó en el mundo griego,
supo contener y expresar el pensamiento de los
seres humanos, aun cuando desapareciera no
podría impedir la circulación del pensamiento.
Éste circulará y ejercerá su influencia,
cualesquiera que sean los materiales en que se
conserve y comunique, y las formas individuales o
masivas que sirvan para difundirlo. El paso de la
“galaxia de Gutenberg” a la “galaxia de Marconi”,1
1. De este publicista, tan fecundo, tan citado como discutido
y parte de cuyas obras ha sido traducida al francés, alemán y
español tenemos la siguiente producción: Herbert Marshall
McLuhan. The Gutenberg Galaxy. The Making of Typographic
Man, Toronto, University of Toronto, 1962, 293 p.; ―y Quentin
Fiore, The Medium is the Message, Coord. Jerome Argel, Bantam
Books, 1967, 159 p.; ―Understanding Media. The Extensions of
Man. Nueva York, McGraw, 1964, VII, 359 p.; ―Hilly Richard
J. Shoeck (comps.), Voices of Literature. Anthology for High
Schools, Toronto, Holt, 1964-1965; ―y otros, The Electronic
Revolution, Washington, United Chapters of Phi Beta Kappa,
1966, pp. 181-392 (The American Scholars, v. 35, no. 2, Spring
1966); ―y Edmund Snow Carpenter (eds.) y otros, Exploration
In Communication, an Anthology, Boston, Beacon (Beacon
Paperback, 218), 1966, XII-208 p., ils―The Meaning of Commercial
Television: The Texas-Stanford Seminar, 1966, ed. Stanley T.
Donnes, Austin, University of Texas [1967] XIV, 157 p. ; ―The
Mechanical Bride: Folklore of Industrial Man, Boston, Beacon,
1967, VII, 157 p., ils.; ―y Harley Parker, Troughthe Vanishing
Point. Space in Poetry and Painting, Nueva York, Harper and Row
(World Perspectives, v. 37), 1968, XXIV, 267 p., ils.; ―y otros, Verbi-
Voco-Visual Explorations, Nueva York, Somethink Else, 1967, 61
p., ils.; ―y Quentin Fiore, War and Peace in the Global Village. An
Inventory of Some of the Current Spastic Situation that Could Be
Eliminated by More feed forward, coord. Jerome Agel, Nueva York,
McGraw-Hill,1968, 190 p., ils.; Counter Blast. Diseño, Harley
Parker, Nueva York, Harcourt, Brace and World, 1969, 141 p.; ―
como los especialistas en ciencias de la información,
entre ellos Marshall McLuhan, denominan al paso
de la información de una cultura individual al de
una cultura de masas, no quitará al libro su esencia
y proyección.
Los nuevos inventos no serán
otra cosa sino medios diversos de
transmitir el pensamiento de uno a
muchos, pero no será el medio de
expresión el que valga, pese a sus
perfecciones técnicas y alcances
como medios difusores, sino el
pensamiento humano, antiguo
reciente, que contenga.
Será el contenido espiritual el que siga valiendo y
las ideas de Platón, de Séneca, de Marx, de Cristo
o de Confucio, valdrán por sí mismas, y no porque
se contengan en milímetros de una cinta que puede
proyectarse y ser escuchada por millones de seres
a la vez. Los nuevos medios de difusión masiva,
más perfeccionados, seguirán llevando a todos los
hombres las ideas elaboradas por otros hombres, las
cuales portan en sí mismas su propia validez.
Mutations 1990, tr. De François Chesnau, París, Mame (Collection
Aujourd’hui), 1969, 105 p.; ―y Richard J. Shoeck (comps.), Voices
of Literature. Sound, Mask, Roles, Toronto, Holt Rineheart and
Winston of Canada, 1969, VII, 256 p., ils.; ―y Barrington Nevitt,
Take Today. The Executive as Dropout, Nueva York, Harcourt,
Brace Jovanovich, 1972, IX, 304 p.; ―Essays on Television News.
Friendly Teams, Teaming Friend ships, McLuhan Associates and
American Broadcasting Co., 1971; ―Sharingthe News. Friendly
Teams, Teaming Friendships, Nueva York, American Broadcasting
Co., 1971, 9h. Algunas referencias a su obra: Eugene McNamara
(ed.), The Interior Landscape. The Literary Criticism of Marshall
McLuhan, 1943-1962, Nueva York, McGraw-Hill, 1969, XIV,
239 p., y Marshall McLuhan, Harley Parker y Jacques Barzum
(oradores principales), Exploration of the Ways, Means and Values
of Museum Communication with the Viewing Public, Nueva York,
Museum of the City of New York, 1969, 80p., ils.
17. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
ADELANTOS
Los
Regnum hominis
Prolegómenos para una antropología
filosófica de la crisis ambiental
Francesco Panico / Col. Biblioteca / uv-unam, 2014
Hoy día, los debates sobre los derechos humanos, gracias a la
apertura de las fronteras de la comunicación, se están desplazando de
la hegemonía ejercida por el orden central del discurso moderno hacia
espacios muy heterogéneos que, desde sus propias narrativas y prácticas
de vida como desde sus aspiraciones y estrategias políticas, contribuyen
voluntariamente a enriquecer la propuesta sobre el significado de
humanidad y de los derechos que a ella le corresponden.
A pesar de los nuevos vientos que parecen empezar a dar un carácter
sustantivo al periodo histórico que estamos viviendo, hay algo que
siempre existirá dentro de las formas de convivencia humana: la
inevitabilidad de las estructuras de poder. La historia se complica, la
sustancia se revuelve, lo que es único se vuelve confuso, la práctica
cotidiana le gana a las ideologías que inevitablemente fracasan. Las
acciones se convierten en estrategias, el interés instrumental parece la
única hélice que mueve la conducta. La pregunta vuelve sobre sí misma:
¿cómo podemos pensar en términos humanos si la práctica cotidiana no
apunta a ninguna ética, a ningún sentido universal que dé significado a la
estructura biológica común del ser humano? ¿Cómo podemos construir
un sentido ético de la humanidad si la práctica del poder convierte el
tiempo en un terreno de lucha de los egoísmos e intereses personales?
Creo que el primer paso a seguir es volver a confiar en la utopía,
en la esperanza que las definiciones de lo humano que hoy en día nos
rebota muy realísticamente la realidad (no es un pleonasmo), o por
lo menos la realidad constituida desde la experiencia evolutiva de la
modernidad (que aún es la dominante), sólo refleja las peculiaridades
propias de una época histórica que, como todas, nunca podrá gozar del
beneficio de la eternidad.
Cuando nos volteamos hacia el tiempo en que nos toca vivir,
percibimos inmediatamente la diferencia. No necesitamos de un
historiador que nos venga a descifrar el carácter temporal o eterno
¿Tenemos futuro
como humanidad?
¿El hombre seguirá
en su implacable
labor de ser su propio
lobo? Idealismos,
esperanzas y
necesidad de nuevas
estructuras sociales
quedan como una
opción de que otro
mundo es posible.
Reflexiones sobre los
tiempos modernos
surgen en este texto
y las posibilidades de
cambio quedan como
tarea pendiente.
18. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
de la época en la que vivimos. La vivencia ya es
una razón suficiente para justificar la unicidad
de nuestro vivir en el mundo y en el tiempo. Sin
embargo, ¿desde qué paraje podemos hoy mirar
esta unicidad?
Nos encontramos actualmente frente a una
disyuntiva importante. Estamos en la posibilidad
de incubar un tipo de humanidad sin precedentes,
pues no sólo es posible pensarla o hasta idealizarla,
sino realizarla a través de lo que nos hace
comunes: la hermandad de todas las condiciones
de existencia dentro de un espacio que, si bien
puede ser separado, nunca podrá replegarse
dentro de las barreras del solipsismo y de la fría
singularidad del sujeto. La mundialización,
creada en el seno de la civilización moderna, ha
convertido al planeta en un único gran sistema.
La fuerza del Uno, tan querida
por los neoplatónicos durante los
primeros siglos de la era cristiana,
parece estar reclamando su lugar
en la realidad contemporánea.
Como dirían los biólogos, el gran ecosistema en que
hoy se ha convertido el mundo no se debe al hecho
de que éste ha existido desde siempre, sino que los
procesos evolutivos desplegados por una idea de
humanidad hegemónica (¿liberal?, ¿tecnológica?,
¿occidental?, ¿moderna?, etc.) han llegado hasta
las fronteras físicas y simbólicas del mundo. Si
este sistema se derrumbara, será precisamente por
no haber sido capaz de contenerse dentro de estas
fronteras.
El límite, sin embargo, puede ser el anuncio de
la venida de una nueva humanidad en la que la
conciencia de pertenecer a un único aliento, que es
la vida, puede crear las condiciones para realizar un
tipo diferente de individuo y sentar las bases de un
renovado contrato social y productivo. Este mundo
está actualmente enfrentando la experiencia de su
totalidad, es decir, su humanidad o, si se prefiere, la
conciencia de pertenecer a un único orden del tiempo.
De aquí, de los derroteros de la
praxis y de la conciencia del límite,
surge la necesidad de pensar en
lo que aún no existe. Es por este
camino que podemos recuperar
la bondad de la tan despreciada
metafísica y proyectar nuestros
sueños hacia el futuro.
El título que decidí destinarle a este ensayo,
Regnum hominis, recupera un concepto esgrimido,
hace casi cinco siglos, por Francis Bacon (2000)
en su Novum Organum. El pensador inglés, en
pleno auge del empirismo, alienta a la humanidad
a hacerse dueña de la totalidad del Ser a través
del entendimiento sistemático y puntual de las
leyes que rigen el funcionamiento del cosmos. El
hombre que entendiera esta mecánica oculta habría
de convertirse en el “subyugador de la necesidad”,
en el que pone de cabeza la dependencia del ser
biológico de los ciclos naturales e inaugura la
verdadera era de la razón.
Hoy día, tanto la filosofía como la
ciencia parecen haber aceptado, y hasta
incorporado dentro de sus pesquisas, la idea
de la multidimensionalidad del sujeto y de las
expresiones formales que la reflejan.
Bacon, como lo prescribe el ethos de su tiempo,
ve aproximarse un Reino del Hombre en el que,
una vez descubiertos los principios fundamentales
del Universo, el tiempo se detiene o, mejor dicho,
se hace innecesario.
Este mundo estático es el que está en la base
del significado que el filósofo le otorga al término
“Reino”. Un Reino, como en las fábulas clásicas,
es un mundo de felicidad sempiterno, que
siempre se rige por las mismas dinámicas y que,
cuando se ve amenazado por fuerzas contrarias,
pone en marcha todos aquellos mecanismos
para poder defenderse y perpetuarse sin nunca
cambiar.
19. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Filosofía
de la mente
Jacob Buganza / Colección Biblioteca, 2014
Si la mente no es otra cosa que una suerte de maquinaria, la cual
puede llegar a ser transparente por completo, entonces, ¿qué tipo de
ética resultaría? ¿Qué tipo de ética habría que sostener si el hombre
fuera transparente por completo y, por tanto, manipulable? En efecto,
son fundamentales para dar cuenta de una gran variedad de fenómenos
que manifiesta el hombre. Pero el ser humano no se reduce a la causa
material. Por eso es que hemos propuesto revitalizar, a partir de otros
autores, una etiología lo suficientemente amplia que dé cuenta del
hombre en su totalidad, aunque sea limitadamente, pues limitado es el
conocimiento humano.
El opúsculo apunta, en último análisis, al problema de la libertad,
que entendemos como propiedad de la voluntad en cuanto somos
dueños o señores de nuestros actos; en otros términos, sostenemos que
el hombre, dadas las condiciones para actuar, es capaz de querer o no
querer, de querer esto o aquello (possumus velle vel non velle, velle hoc vel
illud). Si es así, la libertad excluye naturalmente la coacción o violencia,
lo cual no es compatible con una visión fisicalista de la mente, pues en
esta última se reduce al hombre a causas eficientes, es decir, el hombre
carecería de las condiciones para elegir.
Una manera de diferenciar las tesis sobre el asunto del compuesto
humano, que a veces se toman en bloque, consiste en preguntar qué
tipo de unión se da entre el cuerpo y el alma. Una primera respuesta
se refiere a una unión substancial o a una accidental. Si se propone la
unión accidental, pueden dividirse las escuelas a su vez recurriendo al
tipo de influjo que hay entre el cuerpo y el alma. De esta suerte se dan
las que proponen un influjo recíproco entre ambas partes, donde surgen
las tesis modernas de Tongiorgi, Palmieri e incluso Rosmini; otras, más
conocidas, proponen que no hay influjo recíproco, como se aprecia en
filosofías como el ocasionalismo o doctrina de la asistencia divina de
Malebranche, la doctrina de la armonía preestablecida de Leibniz que
mucho influjo ha tenido para la filosofía moderna, y los paralelismos
psicofísicos que, a diferencia de la doctrina de Leibniz, niegan a Dios
y admiten que los fenómenos físicos son paralelos a los fenómenos
psicológicos, como sucede con Spinoza, quien considera que el alma y
el cuerpo son “modos” de una única substancia cósmico-divina.
La mente es la
maravilla del
cerebro. Pensamos,
creamos, razonamos,
percibimos, nos
emocionamos,
ejercemos la memoria,
imaginamos,
analizamos y actuamos
a través de ella.
El filósofo Jacob
Buganza nos lleva a
realizar un recorrido
amplio sobre este
prodigio que nos
diferencia en el mundo
animal.
20. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
“Convertimos
la lucha
en patrimonio”
Arturo García Niño / Colección Biblioteca, 2015
Arturo E. García Niño, historiador de la Universidad
Veracruzana, nos ofrece un apetitoso relato de la
vida de don Manuel García Amador, ferrocarrilero
de la sección 25 del Sindicato de Trabajadores
Ferrocarrileros de la República Mexicana,
perteneciente a Tierra Blanca, Veracruz, hombre
firme en sus ideales, solidario hasta las últimas
consecuencias, consciente de que sus acciones son
para el bien de su comunidad, de su familia y de su
entorno cotidiano.
¡Váaaamonos!
En el amplio terreno de la reconstrucción histórica
hay temas de investigación que están determinados
por los intereses teóricos e ideológicos de quienes
emprenden la pesquisa, o por los distintos encargos
que el mundo académico laboral va poniendo en
nuestro camino y que, a fin de cuentas, vamos
cumpliendo y terminan por ser muy nuestros, tanto
y tanto como aquellos a los cuales nos acercamos
por vocación y persistencia. Hay también aventuras
que arrancan en lo vivido y que van determinando
temas de interés por fuerza de lo cotidiano
específico, de lo expresamente dialogado en el
ámbito primario de la familia, en las sobremesas
de los desayunos, las comidas y las cenas, en las
interacciones de la vida construida día con día e,
incluso, en la cultura matria (González y González,
1989) y en la esquina del barrio; y su expresión
se concreta en un léxico que va salpicando aquí y
allá un modo de hablar cuyas fronteras determinan
las paredes de la casa familiar misma. Son “esas
pequeñas cosas” integrantes del background
existencial que permanecen invictas y se convierten
en cables a tierra protectores frente a la posibilidad
de perder el origen al caminar en el laberinto de la
vida y el abrevar en disímiles bibliografías vueltas
patrimonio por opción nuestra.
Es por lo anterior que, en ocasiones, la querencia
guía el interés de la indagación sobre algún tiempo y
sus avatares, sobre algún acontecimiento específico o
sobre el lugar en que se presentó y sus participantes. De
ello precisamente se trata esta historia; de un tema: el
Movimiento Ferrocarrilero de 1958-1959, con el que
puedo decir que prácticamente crecí y al cual considero
importante en la historia de nuestro país; de una
ciudad: Tierra Blanca, Veracruz, a la cual le guardo
un cariño especial; y de una persona: don Manuel
García Amador, conductor de trenes en la División
VCI Sureste y miembro de la Sección 25 del Sindicato
de Trabajadores Ferrocarrileros de la República
Mexicana, que dará su testimonio como participante
del movimiento citado, habitante de dicha ciudad y
quien me es entrañable en grado sumo por motivos
que no viene al caso mencionar en este momento. Es
esta una historia en blanco y negro porque está plagada
de melancolía, pero también en technicolor porque es
producto del gusto por la vida, de una vida específica:
la del que cuenta su andar sin censura alguna, sin
recovecos ni pliegues que puedan zancadillear el
caminar libre de la memoria para desplazar al olvido.
21. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
A cien años de
“Introducción del
narcisismo”
América Espinosa, Adalberto Levi Hambra y Juan
Capetillo (coords.) / Colección Biblioteca, 2014
En 2014 se nos muere el Gabo, autor de Cien
años de soledad, justo cuando nos disponemos a
conmemorar los cien años, no de soledad sino de
compañía, con ese ecuador de la obra freudiana que
es el artículo titulado “Introducción del narcisismo”.
La coincidencia nos lleva a pensar en la conjunción:
cien años de soledad y de narcisismo. Hay entre
ambos una diferencia: el coronel Aureliano Buendía
sí tiene quien le escriba. Lo prueba este ramillete de
sesudas reflexiones sobre la obra que se introdujo
cuando comenzaba una guerra mundial y que
marcó una época al abrir caminos divergentes en la
historia del psicoanálisis.
Un ecuador en su totalidad, la obra psicoanalítica
de Freud tomó, nos atrevemos a decir, 50 años,
entre su difuso comienzo en 1889 (viaje a Nancy,
renuncia a la neurología) y la pluma fatalmente
detenida en 1939. Veinticinco años antes, 25 años
después: 1914, parteaguas bélico de la historia del
siglo XX. Fin del Freud que descubrió (o inventó)
el inconsciente y comienzo del Freud que vuelve
críticamente sobre sus propios fundamentos y,
sin demolerlos, construye sobre ellos una nueva
concepción, centrada para unos en el Yo y en el
self, y para otros, para los autores de este libro, en
el sujeto de ese inconsciente cuyos procedimientos
fueran develados por Freud en varios libros
publicados a comienzos del siglo.
El artículo de 1914 es el segundo big bang
del psicoanálisis y merece el homenaje de ese
oxímoron. Es el texto que dará lugar a infinitos
descubrimientos, sí, pero también a múltiples
divergencias sobre los modos de entender la tarea
y el sentido del psicoanálisis. Es poco antes de la
muerte de Freud cuando, por un lado, Lacan, en su
comunicación de 1936 sobre el estadio del espejo
y, por el otro, Anna Freud, que escribe entre 1934
y 1938 El Yo y los mecanismos de defensa, botan los
dos barcos divergentes en las rutas que llevan al
futuro. Lo curioso, lo que excede a la casualidad de
una mera coincidencia cronológica, es que ambos
se basan en eso que se presentó de sopetón con la
“Introducción del narcisismo”.
Marta Gerez Ambertín explora minuciosamente
el camino que llevó al primer Freud a proponer esta
refundación teórica y a mostrar cómo de esa semilla
brota la frondosa ramificación conceptual que lleva
a los ensayos de metapsicología, en los cuales, y en
verdad, se propone un más allá de la psicología, una
psicología de la psicología, que no podía culminar
en una obra coherente –por eso fue abandonada
por Freud a medio camino–, y que lleva por otras
vías, estas sí fecundas, al superyó, al más allá
del principio del placer con la pulsión de muerte
como concepto central, a la segunda tópica, a la
segunda concepción de la angustia y sus correlatos,
la inhibición y el síntoma, a las obras de crítica
cultural legible en los estudios sobre la psicología
de masas, la religión, el malestar en la cultura y,
para concluir la enumeración, last but not least, a la
escisión de ese Yo del narcisismo por los efectos del
complejo de castración (1938).
22. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
RAFAEL SOLANA:
escribir o morir
Mario Saavedra / Colección Biblioteca, UV-UAM,2015
Solana fue parte del grupo formado por Octavio Paz, Efraín Huerta
y José Revueltas que creó la mítica revista Taller. Casi olvidado en el
tiempo, este libro es un homenaje para el ilustre veracruzano.
Rafael Solana: escribir o morir es un libro que le encantará al
lector, del tipo que sea. Es un libro inteligente, escrito con excelente
prosa, lleno de justo cariño por la figura legendaria y con una
información precisa sobre una personalidad compleja que abarcó
todos los géneros literarios y periodísticos, y que se sumergió en las
más soberbias actividades del hombre. Es de esperar que vengan
otros libros y que al fin se reúna la obra completa de Solana, por
ahora dispersa; sería necesario ordenarla dada su amplitud y su
multiplicidad.
Mario Saavedra hace un importante recuento de los trabajos
literarios y periodísticos de Solana, no omite detalles ni nombres, y
entonces el escritor aparece de cuerpo entero, con su peculiar brillo,
lejos ya de la modestia y la sencillez que lo caracterizaron.
Desde la aparición de sus primeros textos: novela, poesía, cuento
y ensayo, hasta que el dramaturgo se impuso a las demás facetas
literarias, paso a paso enumera la obra de Solana y hace importantes
juicios acerca de cada libro. Incluso en el caso de los volúmenes de
cuentos, Mario analiza texto por texto, con asombrosa inteligencia y
rigor crítico.
El libro es un puntual recorrido por la vida y la obra de Rafael
Solana. Comienza, en efecto, por su nacimiento, prosigue con los
estudios y los años de formación, para muy pronto ingresar en
el mundo del periodismo y de la literatura, en compañía de una
generación deslumbrante: Taller, que incluyó a Octavio Paz, Efraín
Huerta, José Revueltas y Alberto Quintero Álvarez (a quien, por cierto,
Mario revalora), entre otros, y que se agrupó bajo el esfuerzo de Solana,
creador de la revista que editaba con talento el inolvidable escritor de
En el centenario del
natalicio de Rafael
Solana (Veracruz,
1915), la Editorial
de la UV publica
este trabajo de
Mario Saavedra que
recupera la obra de
un personaje que
dedicaba su tiempo a
escribir, leer, escribir,
crear, escribir y
volver a escribir.
23. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Tlaxcala, Miguel N. Lira. Antes, en 1934, Solana se inicia en la poesía
con Ladera, que lo muestra como un logrado poeta, de fino instinto.
El autor recorre todos los campos que abarcó
Rafael Solana: el teatro, el periodismo, la
poesía, la novela, el cuento, y dentro de cada
uno de ellos las distintas especializaciones: en
el teatro, por ejemplo, la comedia y el drama; y
en la prosa narrativa, el cuento y la novela.
En fin, Solana era un escritor versátil en extremo, pero en sus trabajos
solía caer en la tentación del buen humor, de la más fina ironía. Un
mérito más del autor de este importante libro de Mario Saavedra es
el de polemizar con aquellos que le regatearon méritos a Solana, por
ejemplo, en la poesía.
A cambio de esta injusta conducta, el autor precisa a quienes lo
reconocieron gran poeta en esta tierra tan afecta a los ninguneos y
desprecios, todos ellos nombres de alta jerarquía: Carlos Pellicer, Jaime
Torres Bodet, Elías Nandino o Efraín Huerta, para sólo citar unos
cuantos.
Que Rafael Solana haya dada por concluida muy
rápidamente su etapa de poeta, como Rimbaud,
reconoce Mario Saavedra, no significa que sea
posible eliminar su parte poética.
Sin embargo, allí están los libros de fina y aguda poesía (digamos la
antología El poeta detrás de la sonrisa) como prueba inevitable de su
talento poético.
René Avilés Fabila
Rafael Solana:
escribir o morir no
es solamente un
acto de justicia, es
también un trabajo
espléndido dictado
por una emocionada
admiración (que
siempre compartimos)
hacia un autor que
nos falta conocer y
reconocer, valorar
y revalorar, y al
fin ordenar sus
maravillosas páginas
para que las nuevas
generaciones sepan
qué clase de autor
y persona fue don
Rafael Solana.
24. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Intelectuales en
América Latina,
escenarios y debates:
finales del xix-primera mitad del xx
Rogelio de la Mora / Colección Biblioteca, 2014
La vigorosa historia de América
Latina comprendida a finales del
siglo XIX y la primera mitad
del XX se debe a sus hombres y
mujeres pensantes en búsqueda
de libertad e identidad propia,
preceptos que parecen olvidados
en estos tiempos globalizados
dominados por los grupos
poderosamente económicos que
han vuelto invisibles las ideas de
los latinoamericanos.
Los cambios históricos de finales del siglo XIX y de
la primera mitad del xx orillan a los hombres y a las
mujeres pensantes de América Latina a contribuir
en la construcción de una identidad acorde con su
propia realidad, lo cual implica criticar y sustituir
sistemas de ideas importados. Paulatinamente, la
continuidad cede espacios a cambios complejos.
Uno de los momentos más destacados es la guerra
relámpago de Estados Unidos contra España (1898),
tras lo cual ésta pierde sus últimas colonias: Cuba,
Puerto Rico, Filipinas. La nación norteamericana,
sola en la ruta de la hegemonía continental, marcha
hacia su “destino manifiesto”. Por su parte, España,
convertida en primera víctima importante del
expansionismo estadounidense, en lo sucesivo se
preocupará más de su relación con América Latina.
Otro momento significativo es el modernismo, de
Rubén Darío; el pensamiento “nuestroamericano”,
inaugurado por José Martí; el movimiento
“arielista”, sobre la base de la propuesta de Enrique
Rodó, acontecimientos precursores que fertilizan el
terreno para la aparición de una nueva generación de
letrados, por esencia críticos con relación al poder.
En este libro se examina el papel de los
intelectuales y su intervención en el espacio público
–situado entre el gobierno y la sociedad civil– en
un área geográfica y en un periodo específico. Más
que adoptar definiciones del polisémico vocablo
intelectual, se analiza variados casos concretos,
evitando el uso de anacronismos e imágenes
inapropiadas a la realidad estudiada. Pierre Nora en
una suerte de epitafio al intelectual comprometido
(engagé) atestigua que “la palabra misma, adornada
con todos los prestigios, habiendo perdido su
frescura con base en tanto oprobio, cargada de
tantas confusiones y tantos malentendimientos, se
ha hecho casi insoportable”.
Los hombres y las mujeres en sociedad son
cambiantes; los conceptos, con más o menos
estabilidad, también lo son. Intelectuales
comprometidos, revolucionarios, de gobierno,
orgánicos o específicos, entre otros significados, será
25. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
el lector quien seleccione la opción que le parezca
más correcta, participando así en la construcción de
los textos reagrupados en el presente libro. Por regla
general, los intelectuales de los que aquí se ocupa el
autor (individuos o grupos de académicos, escritores
y artistas, pero también periodistas, filósofos o
historiadores) fincan su legitimidad en su propio
campo de competencia y, en nombre de valores
universales, salen a la plaza pública para criticar
al poder. La figura moderna del intelectual surge
paralela al desigual surgimiento de universidades
en América Latina, la naciente prensa de gran tiraje
y la conformación de partidos políticos modernos.
Desde entonces, el actor participa en comunidades
(estructuras de sociabilidad, redes, círculos, redes
o élites), en torno a una revista y por afinidad,
cohesionado con los otros miembros por su
adhesión a valores sociales.
Los textos aquí reunidos se inscriben en las
líneas de investigación cultivadas por el Grupo
de trabajo de la Asociación de Historiadores
Europeos Latinoamericanistas (AHILA), “Trabajo
intelectual, pensamiento y modernidad en
América Latina, fines del siglo xix, primera mitad
del siglo xx”; y del Cuerpo Académico Historia
y Cultura, del Instituto de Investigaciones
Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana,
de las que es miembro activo el autor de la
presente obra. Estos escritos se enmarcan en el
periodo que va desde fines del siglo xix hasta
mediados del xx, y exploran diferentes aspectos
de transformaciones culturales en sus contextos
históricos específicos respectivos. Se basan
tanto en documentos de archivo colectados en
repositorios latinoamericanos y europeos como en
soporte bibliográfico, sin descartar otras evidencias
reconocidas por la comunidad de historiadores,
cuando ha sido el caso.
Si bien las diferentes partes pueden leerse de
manera separada se enlazan entre sí, de acuerdo
con un plan de escritura y con la realización
de estrategias previamente elaboradas. Salvo
dos trabajos inéditos, en su mayoría han sido
redactados a lo largo de los últimos siete años
y –por elementales cuestiones de sobrevivencia,
encaminados a satisfacer las exigencias de los
sistemáticos controles de orden laboral– presentados
en eventos académicos internacionales, en forma
de avances de investigación o publicados como
artículos en revistas con arbitraje.
Todos han sido modificados o reelaborados a
fondo, de acuerdo con las observaciones y con los
comentarios aportados por los colegas integrantes
de los comités de evaluación de las revistas en las
que originalmente fueron publicados, y en los
foros en que dichos reportes han sido expuestos en
primicia.
En su conjunto, el libro se hilvana
de principio a fin en torno a la
interrogante de cómo interaccionan
los actores entre la vida cultural y
la vida política, sobre la base de
un pensamiento crítico que aporta
sentido a la trayectoria histórica de
valores sociales compartidos por
una comunidad.
Asimismo, se agrega que la obra se
configura a partir de plataformas
de pesquisa específicas en
cada uno de los subtemas, en
diversos dominios de la actividad
cultural, en el transcurso de
aproximadamente medio siglo.
Este hilo conductor permite
encontrar una significación global
alrededor del tema núcleo.
26. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Creadora de poemas, de interpretar el interior del
ser humano con sus sentires y sus pensamientos,
Cross reúne ahora artículos y ensayos sobre la
creación poética para adentrarnos en los caminos de
contraposiciones, de luces y sombras, de silencios y
voces. Sincronía y diacronía se unen en un punto,
antes de desplegar sus ritmos, de crear sus espacios
propios. Entre el devenir, irreversible siempre y
rectilíneo, y el retorno que se vuelca sobre sí, hay
ese instante donde se anulan el antes y el después
porque se vuelven reductibles a un punto, no de
inmovilidad sino de creación perpetua, como un
manantial. El agua cae y corre, fluye o se seca, pero
el brotar es continuo; es como el centro móvil al que
Octavio Paz se refiere en su prefacio a Renga.
Este es el poema colectivo que por iniciativa de
Paz escribieron cuatro poetas, en el sótano del Hotel
Saint-Simon de París, durante varios días de encierro,
en abril de 1969. Los poetas, que escribieron en sus
propias lenguas, eran el francés Jacques Roubaud,
el inglés Charles Tomlinson, el italiano Edoardo
Sanguineti y el propio Octavio Paz.
En su prefacio, titulado “Centro móvil”,
Paz menciona las reglas acordadas para ese
juego memorable, así como algunos elementos
concurrentes: el carácter colectivo del juego y el
elemento combinatorio, que no excluye ni el cálculo
ni el azar, pues, como dice, “es un movimiento
en el que el cálculo prepara la aparición del azar”.
También intervienen “la diversidad de las lenguas
y la comunidad del lenguaje poético”, dice Paz, y
describe poéticamente el ejercicio: “La figura que
dibuja el renga participa de la esbeltez de la serpiente
y de la fluidez de la flauta japonesa”. Añade que a
diferencia del carácter lineal del ejercicio del renga,
que tradicionalmente podía recrear en Japón el paso
de las estaciones o las horas del día, la concepción
que adoptaron fue “no como un río que se desliza
sino como un lugar de reunión y oposición de varias
voces: una confluencia”.
Así es, en realidad, cuando se leen vertical u
horizontalmente las estrofas de cada soneto en las
diversas lenguas; pero Paz no pudo evitar que el río
también estuviese allí y fluyera en su traducción, y
es algo a lo que voy a referirme después.
La primera aparición de Renga fue la edición
de Gallimard, de 1971. Al año siguiente salió la
edición mexicana, publicada por Joaquín Mortiz,
y es la edición que he tenido en cuenta para este
trabajo. Contiene la “Introducción” de Claude Roy,
traducida por Salvador Elizondo; “Centro móvil”
de Octavio Paz; el texto de Jacques Roubaud sobre
“La tradición del renga”, también en versión de
Elizondo, y, finalmente, “Al unísono: retrospectiva”
de Charles Tomlinson, traducido por Joaquín Xirau
Icaza. Después de todos estos prolegómenos, y sin
los “varios siglos de abnegación budista” que el
propio Tomlinson decía en su texto que serían muy
favorables para emprender la elaboración de un renga,
viene después el poema, con una primera estrofa
escrita por Paz, al igual que la última, en sustitución
de la que le correspondía a Sanguineti para el final de
la cuarta parte –y de todo el libro– y que no escribió.
ACUARIO
Artículos y ensayos
sobre creación poética
Elsa Cross / Colección Biblioteca, 2015
27. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
COLECCIÓN FICCIÓN
Testimonios
desde la memoria
colectiva
Luis Arturo Ramos (coord.) / Colección Ficción, 2014
Cincuenta y siete años de Ficción
A la memoria de quienes lo hicieron posible
Con Gonzalo Aguirre Beltrán y Sergio Galindo a la cabeza, la serie
patentizaba una certeza incontrovertible: la obligación de dinamizar y
fortalecer la institución veracruzana, reivindicando ese imperativo vital,
pero sobre todo humano, de manifestar inteligencia y conocimiento a
través de la creación literaria.
Paralelo a todo ello, surgía la certidumbre de que un esfuerzo de
tal naturaleza contribuiría a romper el monopolio impuesto por la
industria editorial cuya función, en su mayor parte, tenía lugar en
el tradicional núcleo rector de la cultura: la capital de la república.
La editorial veracruzana se sumaría al intento de distender el
estrangulamiento que un añejo y tozudo centralismo imponía en el
mundo del libro, a fin de volverlo más incluyente, liberal y competitivo.
La afortunada cristalización del proyecto convirtió a Xalapa en centro y
contrapeso de una dinámica consustancial con el devenir universitario.
La colección Ficción aparece en un momento adecuado y en
territorio propicio. Ambas condiciones impusieron en la geografía
lo que las mentes más lúcidas habían ya marcado en el terreno de
las ideas: sólo existe provincianismo (entendiendo el término en su
semántica más mezquina) en mentalidades de tal naturaleza. Con
su propuesta, la Universidad Veracruzana ayudó a romper clichés
peyorativos para constituirse en ejemplo y guía de otros empeños
similares. Y la serie Ficción, con su filosofía y objetivos específicos,
abrió al mundo de la creación literaria un espacio generoso y
propiciatorio, al tiempo que señaló a Xalapa como una de las capitales
editoriales latinoamericanas.
Fundada en 1957
por un grupo de
visionarios, la
editorial universitaria
vio en la colección
Ficción el medio
y la oportunidad
de estimular la
imaginación y la
creatividad como
soporte insoslayable
y, sobre todo,
compatible con las
otras vertientes de la
función universitaria.
28. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Literal y literariamente hablando, México crecía
hacia sus orillas y desde sus orillas. Con su labor
editorial, la Universidad Veracruzana apuntaló
un empeño que tuvo mucho de reconquista.
Desde 1957, Xalapa, sede del principal campus
universitario, se convirtió no sólo en destino
editorial sino en punto de referencia. Todo ello a
partir de la apertura de nuevos cauces y alternativas
en el abstruso y a veces penoso itinerario sufrido
por los originales primerizos.
En un mundo signado por el
centralismo y la impronta
desmedida de los monopolios
empresariales, la UV, fiel a su
vocación y cometido de universidad
pública, opuso la calidad
como razón y la apertura como
consigna. La política de Ficción
afirmaba el apoyo irrestricto a
los jóvenes escritores y apostaba
por los atrevimientos temáticos y
estilísticos, consustanciales con el
perfil y catadura de ese país que se
recomponía a sí mismo a mitad del
siglo pasado.
Sólo así puede entenderse la publicación de guiones
cinematográficos, de obras dramáticas y de otros
géneros escasamente aceptados por la industria
editorial privada. La bienvenida a temáticas
novedosas y sugerentes, a estilos propositivos y
hasta irreverentes, rimaba de manera armónica con
los principios y filosofía de libertad sin cortapisas
impuestos por la política editorial universitaria.
La apuesta era clara: todo a favor de los jóvenes
autores y de la promoción irrestricta de la literatura,
más allá de apremios mercantiles y exigencias
comerciales. Los comités de arbitraje vieron en la
calidad y pertinencia de los textos la razón única
para la aceptación o el rechazo.
Por desgracia, los apremios políticos también
imprimieron su huella en la actividad universitaria.
El movimiento estudiantil de 1968 sacudió sus
tareas obligatorias y de paso menguó la dinámica
editorial hasta casi desaparecerla. Será más de una
década después, en 1979, cuando Sergio Galindo,
con el apoyo del entonces rector Roberto Bravo
Garzón, refunde la editorial y con ello el rescate de
dos de sus colecciones más prestigiadas: Biblioteca
y Ficción.
El impulso y empeño son similares, pero las
circunstancias han dejado de ser las mismas. El
mercado ha implantado su dominio en el mundo
del libro; las empresas privadas se montan en su
capacidad publicitaria y comercial para imponer sus
productos.
Las editoriales universitarias, por entonces ya
numerosas, minimizan a su pesar su disponibilidad
y presencia en librerías y comercios afines. Cuando
la política se inmiscuye en las labores académicas,
sufre la producción del libro; algo similar ocurre
cuando el mercado y sus demandas ensombrecen y
tergiversan la función de las editoriales públicas.
Otras son las circunstancias y
otros los desafíos; sin embargo,
prevalece el código inicial, piedra
sillar del proyecto inaugurado
hace 57 años: la calidad y
pertinencia del libro como requisito
fundamental para su publicación,
al margen de su potencial
mercantilización y retribución
lucrativa.
29. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Si hubiera sabido que morirse era tan fácil, me habría muerto mucho
antes. (¿Eh? ¿Cómo les quedó el ojo, amiguitos? Estoy seguro de que no se
esperaban esta frase, aunque también estoy seguro de que no se esperaban
ningún otro tipo de frase: al fin y al cabo, son pocos los que empiezan un
libro sabiendo lo que van a leer. Y a propósito de libros, déjenme decirles
que pueden contarse con los dedos de la mano, en los que el narrador ya no
está entre ustedes; más escasos aún –por el momento sólo pienso en Blas
Cubas– son aquellos escritos póstumamente: obsérvese, pues, hasta dónde
llega mi compromiso con este hermoso cuan difícil arte, como alguna
vez escribió una afamada periodista no sólo refiriéndose a mí, sino a la
literatura en general, y pondérese la magnitud de mi empresa.)
Estoy aquí. Bueno, allá para ustedes, más allá, en el más allá. Para
mí, simplemente aquí, en el más aquí, sólo un poco aquí, como decía
el buen Netzi (se me perdonará la familiaridad, pero esto nos iguala a
todos), un poco aquí, porque tampoco me voy a quedar aquí todo el
tiempo o, no sé, aún ignoro muchas cosas de este estado, pero por lo
pronto estoy aquí, sólo un poco aquí y para ustedes, allá.
Pasé a mejor vida, estiré la pata, colgué los tenis, entregué el equipo:
no podría haberme sucedido algo mejor, ni siquiera una beca o un
premio nacional. Pronto estaré ya alimentando a la milpa, como decía
el buen Eliot. Brinco de gusto.
Difunto, bien petateado, tieso por completo (claro, eso de que brinco
de gusto es metafórico: ¿o quizá debería decir “mi espíritu es el que
brinca de gusto”?). Soy lo que se conoce como un muerto fresco, es decir,
alguien que lleva pocas horas de haber ingresado en lo que los panteones
llaman pomposamente la eternidad: ya saben, aquello de “Aquí se
acaba...”, etcétera, etcétera. Eso sí, de paz y descanso nada, al menos hasta
este momento: por el contrario, la actividad, aunque sólo sea en calidad
de testigo, y los desplazamientos han estado a la orden del día: muertito y
coleando. Y esto no parece que vaya a cambiar pronto.
Hay quienes aseguran
que hay vida en
el más allá. Difícil
es comprobarlo.
Sin embargo la
posibilidad de
mantener alerta
la capacidad de
asombro siempre
depara sorpresas.
¿Alguien se imagina
a alguna persona
escribir después de
muerto? Zenobio
Zamudio lo hace.
Con voz en off nos
narra los aconteceres
de su vida en la
Autobiografía póstuma
para convertirse en
la entrega literaria
más reciente de Luis
Zapata.
Autobiografía
póstuma
Luis Zapata / Colección Ficción, 2014
30. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Los años sin perdón
Victor Serge / Colección Ficción, 2014
El fin de los viajes
La viajera se encontró ante un ídolo respaldado con grandes hojas
verdes, sin duda muy antiguo, de piedra de lava porosa y gris. El héroe
o el dios reposaba en cuclillas, las manos sobre las rodillas, olvidadizo
del movimiento. Una tiara le cubría la cabeza. El rostro, tan grande
como el busto, era macizo y sobrio, atento y abstracto. “El dios del
silencio –pensó Daria–, el único de los antiguos dioses que deberíamos
resucitar…” El dios pareció responderle: “Sea bienvenida, señora”, con
una voz ligeramente gutural: la voz de don Saturnino, que se pare
cía en efecto al ídolo, pero con un pequeño bigote blanco, una piel
terrosa y arrugada, dos dientes de oro y una corta chaqueta blanca
bordada con arabescos verdes. Don Saturnino no preguntó por nada.
Ni los nombres ni los documentos, ni los itinerarios de sus huéspedes
le interesaban. Intercalaba en su corto discurso un bueno, bueno que
no significaba nada; en realidad continuaba mentalmente su partida
de dominó con don Gorgono y juzgó con una sola mirada a aquella
viajera poco exigente, nada forrada de dólares, inofensiva, una de esas
tristes mujeres que a veces se van a vivir a los pueblos, compran objetos
de barro, escriben o no escriben un libro… La condujo a una espaciosa
habitación embaldosada, en la misma planta del patio. “Aquí la ducha,
señorita…” Una lamparilla ardía bajo la imagen de la Virgen coronada.
Una frescura de estanque límpido se esparcía.
Daria se hizo servir el caldo, el pollo, el arroz, junto a un matorral
escuálido cuyas hojas eran unas verdes, otras de un rojo vivo…
Don Saturnino se puso a fumar cerca de ella. Tenía la cabeza de un
chimpancé prodigiosamente humanizado, amable, dotado de una
inteligencia particular. Su cabello, blanco y corto, era espeso. Posaba
sobre la viajera una mirada atenta, sonriente y distante, como si le
dijera: no tengo nada que decirle, pero estoy contento de que esté aquí;
veo en usted muchas cosas pero me son indiferentes. ¡Hace un fresco
agradable esta tarde! Daria habló primero:
—Es un país muy hermoso el suyo –dijo ella.
Desempolvado
de los arcanos
del tiempo y
descubierto en
medio del asombro
de un escritor
fundamental,
llega al catálogo
de la Editorial de
la Universidad
Veracruzana la
novela Los años sin
perdón, de Victor
Serge, traducido al
español por Alberto
González Troyano.
31. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
—¿Verdad? Señora, un país magnífico… Un
país opulento. (Don Saturnino no disimulaba nada
su arrogancia.) ¡Un país tan atrasado! Un país de
profunda miseria, señora… ¿Va usted a ver la Laguna?
—Claro que sí –dijo Daria sorprendida.
—Desde aquí sólo se puede ir a la Laguna y no
más lejos de San Blas…
Daria reprimió un estremecimiento, pues San Blas
era su objetivo (un poco más lejos que San Blas).
—¿Hay allí ruinas? –preguntó ella (informada
por los libros de que había).
—Nosotros vivimos sobre ruinas, señora. Pero hay
también unas pocas por la comarca. A las pirámides
de la Isla Verde se llega en barca por El Águila… En
la montaña, después de San Blas, Las Calaveras, Los
Cráneos, un antiguo altar de sacrificios… Todo eso
tiene miles de años, señora…
(Según los libros, estas ruinas aztecas o toltecas
–o lo que sean– no tienen probablemente más de
un millar de años como mucho… Pero en aquella
banal peculiaridad del patio, la cronología exacta
–que por otra parte nunca existe– apenas contaba; se
estaba más próximo de la duración de las rocas y de
las plantas que del tiempo histórico medido por los
eruditos…)
—Millares de años –repitió Daria maravillada.
A don Saturnino le iba agradando hablar con
una mujer para la cual los siglos tenían su atractivo.
Recordó su juventud, frunció los párpados. Dijo:
—Yo hice la revolución en este país...
Combatimos bastante en la Isla Verde, sobre las
pirámides, señora…
“Ah, usted también ha hecho la revolución”,
pensó Daria vagamente.
—Bueno, bueno –dijo don Saturnino–. Hay
un turista en el Hotel Gloria, viaja en un hermoso
coche… Míster Brown. ¿Quizá pudiese usted
ponerse de acuerdo con él? Nuestros autobuses son
tan malos, señora.
—¿Qué turista? ¿Le conoce usted? ¿Hacia dónde va?
La amable cara morena se quedó apagada. “Un
americano. Lo he visto en la plaza. Un hermoso
coche… Yo, señora, prefiero los caballos… Son
inteligentes los caballos…” Daria dijo que ella
deseaba viajar sola, a su antojo. “Bueno, buenas
noches, señora…” Don Saturnino fue a cerrar la
enorme puerta con una llave de tiempos pasados.
Algunas hojas de un arbusto tenían un hermoso
color de sangre fresca, de sangre oscura, de sangre
rosa. Era el Árbol de la Noche Dichosa.
San Blas sólo figuraba en un buen mapa
como un círculo insignificante trazado en una
mancha de color ocre, entre la orilla del lago y los
sombreados de la montaña, por donde no pasaba
ninguna carretera, donde no se indicaba alguna
aldea india. El lago se redondeaba entre las alturas
pobladas de árboles, por allí sólo había roca y
cielo. El extremo del mundo en aquella región del
mundo. La carretera, rodeando la Laguna, atrave
saba una aldea de la sierra, Pozoviejo, descendía
hacia San Blas, después se alejaba describiendo
un ángulo recto. Un camino punteado según la
orilla de la Laguna durante algunos kilómetros
y no llegaba a ninguna parte… Sin duda, Bruno
y Noémi Battisti habitaban en aquel lugar. De la
ciudad a San Blas, por la carretera, había sus buenas
cinco horas. La guía no recomendaba la excursión
por aquel lugar: ningún hotel de primera clase,
ninguna fiesta de renombre, ninguna curiosidad
célebre, ninguna industria indígena digna de
mención, sólo la áspera montaña, la tierra india,
la raza antigua sin adornos… El mapa provocó en
el rostro de Daria una sonrisa cargada de reminis
cencias. Bastante más arriba del Transiberiano,
más allá del lago Baikal, se consultarían mapas
semejantes, las carreteras florecerían de las tierras
desérticas; el guía diría –si es que había un guía–
que “la Isla Verde encierra un túmulo atribuido a
la Civilización del Reno…” Allí también reinan
los millares de años. Bajo el pálido sol del Norte
se encontrarían quizás en medio de la soledad las
siniestras brigadas de trabajo de los condenados…
Serían necesarias autorizaciones extraordinarias
para viajar… Sería necesario sobre todo acorazarse
el corazón contra la piedad… No habría Árbol de
la Noche Dichosa, pero sí graves abetos tenaces,
plantados en las laderas de las montañas, en tropel
ascendente, como un austero ejército inmóvil que
midiese continuamente la severa grandiosidad de
existir… Tierra, nuestra madre, tus soledades son
hermanas.
32. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
La insaciabilidad
Marco Tulio Aguilera / Colección Ficción, 2015
Lluvia
Sigue lloviendo sobre Xalapa. Llueve tecamente
en lloviznas inclinadas y volubles, en chubascos
verticales de goterones como puñales, en garúas y
chipichipis poéticos, en aguaceros inverosímiles que
caen como pedradas vengativas. El verdor brilla bajo
las luces difusas de las dos de la mañana. No muy
lejos navegan muebles, reses, cuerpos humanos y
hasta casas con habitantes aferrados a sus posesiones.
Atenea está enferma. No quiere comer. Bajo la
mesa Ventura halló una tarántula muerta.
Los irrefrenables y juguetones vándalos de la
universidad hicieron otra travesura digna de su
ingenio e impunidad: subieron un Volkswagen al
techo de un edificio. Nadie sabe cómo, pero allí
apareció.
Vio a Trilce en el intermedio del concierto. Sus
ojos de un azul de hielo tenían un brillo inusitado.
Nunca antes había visto unos ojos semejantes,
tan evidentemente sensibles, tan desnudos, tan
confinados en la brillantez del mundo. Se lo dijo, y
ella ocultó el rostro tras una revista de partituras.
Lo suyo parecía un diabólico candor. Una mezcla
incomprensible de osadía e ingenuidad. Una niña
tal no podía haber sido amante de los pretendientes
de su madre, como había oído murmurar en La
Parroquia. ¡Jamás!
Eludió en todo momento referirse a la noche del
baile, al beso artero, a su madre. Le pidió que la
llevara a su casa. Peligro, se dijo Ventura, escapar,
escapar. Sus ojos eran altamente sospechosos. Había
que huir de ellos.
¿Qué te sucede hoy, Trilce? ¿Has descubierto algo
que suponía y que el mundo te ha ocultado haste este
instante? ¡Trilce, Trilce!, ¿cuándo me atreveré? ¿Por
qué Eleuterio el troglodita sí había podido con Ranita
y él, su amo, su creador, se veía frenado ante aquella
aparatosa oferta de dicha y transgresión? Su propia
conciencia, su otro yo, su inconsciencia le respondió:
Porque como dice Bárbara Blaskowitz, eres un ser
contaminado, incapaz de hallarle sentido a la vida,
de darle dirección a tu existencia. Eres, en el más
detestable sentido del término, un retórico.
Ese era el peor insulto que podía recibir Ventura
de su propia voz interior. Ni siquiera Irgla se había
atrevido a usarlo en los peores momentos.
A las tres de la mañana ha dejado de llover. El aire
es, semejante al de hace algunos días, un efluvio que
penetra el alma y embarga el cuerpo llenándolo de
energía que comunica con lo mejor del universo.
La ciudad ha sido lavada de impurezas. Un árbol
destella bajo la luz de la luna con verdor absoluto. Ese
es el árbol de mi vida. El arquetipo del árbol, la idea
plena. Ese es el árbol que me quiero llevar a la tumba.
El cielo es una túnica de color azul imperial y está
llena de agujeros de diversas dimensiones por donde
se cuela la conjetura de lo infinito. En ese instante
hasta los sonidos son más precisos, y es como si el
silencio súbito, tras el estruendo continuo de la lluvia,
hubiera devuelto la precisión al mundo y la agudeza
a los sentidos. Ventura escucha el tictac del reloj, el
ruido de las llantas de los camiones pesados sobre la
cinta asfáltica a varios kilómetros de distancia, voces
de algunas personas que deben estar caminando en el
otro extremo de la ciudad.
Ventura regresa de nuevo con sus aventuras, desventuras y
travesuras. El personaje, sin duda alter ego de Marco Tulio
Aguilera Garramuño, vive con intensidad sus encuentros con
las mujeres, con la propia vida y con ese sabor que no tiene
límite, que no encuentra el fin, que lo vuelve insaciable.
33. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Cazar mariposas
Manuel Aguilera / Colección Ficción, 2015
Yentonces, como en un sueño, recuerda.
Lo primero son los gritos, los aullidos infrahumanos que se
multiplican cuando chocan contra los muros de la casa. Son la señal
de que él ha iniciado el juego de todas las noches. Quisiera ser más
grande, más fuerte y enfrentarlo. Desearía salir de su escondite, pararse
frente a él y exigirle que se largue. Pero el miedo paraliza también las
intenciones. A pesar de que entiende el dolor que se oculta detrás de
aquellos alaridos que se le acumulan como un eco en la cabeza, no
tiene el valor para detenerlo porque eso es lo que él está esperando.
Se avergüenza de no atreverse a salir, pero pesa más el terror que le
domina, porque sabe que cuando aquel ritual de angustia termine él irá
a buscarle. De pronto, los gritos cesan. Pero entiende que el maldito no
ha claudicado, sino que el objeto de su tormento ha dejado de oponerle
resistencia. La sangre se le hiela porque ahora el ritual se transformará
en el juego de las escondidas en que él siempre sale vencedor. Escucha
sus pasos acercándose y contiene la respiración. Él repite su nombre
llamándole con la voz hipócrita con la que alguna vez logró engañarle.
Mientras lo escucha, cierra los ojos y repite en silencio las oraciones que
aprendió de su madre. Le pide a Dios que le ayude, que haga que un
rayo detenga a aquel hombre que se acerca, que un terremoto inmenso
abra la tierra y se lo trague, o que un tornado cruce la casa y lo levante
por los aires hasta depositarlo al otro lado del mundo. Súbitamente, una
fuerza poderosa se revela haciendo que su pequeño cuerpo levite. Por
un momento cree que el cielo le ha escuchado y que la cólera justiciera
del Todopoderoso ha llegado para protegerle. Abre los ojos buscando la
manifestación del prodigio que ha visto muchas veces representado en
las páginas de la Biblia que hojea en el servicio dominical, pero cuando
apenas ha comenzado a fabricar una sonrisa para su rostro infantil, se
da cuenta que no es un milagro lo que ha ocurrido. Dios le ha escupido
en la cara, porque el maldito ha dado con su escondite y de un violento
tirón ha hecho que su cuerpo vuele por los aires. Comienza a llorar. No
grita porque sabe que con eso no hará sino avivar su furia. Él arrastra su
frágil cuerpo por los corredores sumidos en la penumbra hasta llevarle a
la mesa de la cocina, en donde ata sus manos y sus pies para convertirle
en otra más de las mariposas a las que él tortura en sus colecciones.
Reúne lo que le queda de valor, abre los ojos y lo ve. Está de pie y le
sonríe con una mueca descompuesta.
Obra ganadora
del Premio
Latinoamericano
de Primera Novela
Sergio Galindo a
la que el jurado,
formado por los
escritores Bernardo
Esquinca, Mauricio
Montiel Figueiras y
César Silva, consideró
un thriller histórico
bien documentado,
de muy ágil lectura,
que hace un
interesante rescate
de la figura de
Agustín de Iturbide,
recontextualizándola
en el México
contemporáneo.
34. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
La insignia y otros
relatos geniales
Julio Ramón Ribeyro / Colección Ficción, 2015
Prólogo
Durante una reunión con amigos, Ribeyro mencionó que su cuento
“La insignia” se le había ocurrido cuando empezó a trabajar en la
delegación peruana en la UNESCO, pues apenas se estaba poniendo
al tanto de las actividades que ahí se realizaban cuando el embajador
se ausentó por algún motivo, y él quedó a cargo de la oficina; lo peor
de todo es que en esos días se debía celebrar la Asamblea General de
ese organismo, cuya presidencia es rotativa y le tocaba precisamente al
representante peruano. De pronto, se encontró al frente de un organismo
sobre el cual no sabía gran cosa, y eso le dio la idea del relato.
Posteriormente, leí Julio Ramón Ribeyro y sus dobles, el libro de
Wolfgang A. Luchting, donde aparece registrada otra explicación de ese
cuento, según la cual se basa en un tío del escritor que era miembro de
los Caballeros de Colón, una organización sobre la cual no tenía una
idea muy clara pues sólo iba a las reuniones para ver a sus conocidos y
tener algo en qué ocuparse.
Ribeyro reconoció luego que el cuento ya lo había escrito y publicado
antes de trabajar en la UNESCO, pero agregó que era “premonitorio”,
pues ya en ese organismo lo vivió. De cualquier modo, el resultado es
un relato de un gran poder sugestivo que lo mismo ha sido considerado
una sátira de un partido político cuyo programa era confuso pero
cuyos miembros obtenían diversas prebendas, esas sí muy claras, o
una parábola de la condición humana, pues a pesar de la experiencia
acumulada en el curso de nuestras vidas al final hay que reconocer que
no sabemos nada o sabemos tanto como al principio.
El relato además recuerda vagamente a El hombre que fue Jueves, de
Chesterton, donde el protagonista se infiltra en una sociedad secreta y
descubre que los otros integrantes también son espías como él, es decir que
tampoco saben nada. En todo caso, expresa un escepticismo fundamental.
Perú está en el
contexto de la Feria
Internacional del
Libro Universitario
2015 y qué mejor
oportunidad para leer
a uno de los mejores
cuentistas de América
Latina y de origen
peruano: Julio Ramón
Ribeyro. Es un orgullo
para la Editorial
de la Universidad
Veracruzana tener
en su catálogo una
antología de las
atmósferas ribeyranas
realizada por Juan José
Barrientos.
35. Boletín de la Dirección Editorial UV Primavera 2015, núm. 25
Interrogado al respecto Ribeyro señaló que en realidad el fracaso es
mucho más frecuente que el éxito y por eso hay que prestarle atención
y no rehuirlo. Las success stories resultan engañosas, porque nos animan
a soportar las contrariedades con la promesa de una recompensa
inalcanzable, en vez de prepararnos para la vida, y en cambio en los
cuentos de Ribeyro aprendemos a lidiar con el fracaso y a reírnos de
nosotros mismos. El humor, por cierto, es un ingrediente importante de
sus relatos, que por lo general resultan divertidos y generan risa, aunque
sea una risa amarga.
Ribeyro, en fin, hizo del fracaso su mayor éxito y en sus cuentos
y relatos hay una especie de virtuosismo, por las innumerables
variaciones que ensaya. El hecho es que las historias que nos cuenta
recuerdan el mito de Sísifo, condenado a empujar una piedra
hasta la cumbre de una montaña para verla rodar cuesta abajo y
recomenzar la tarea. Sin embargo, hay que hacerlo con alegría,
como quería Camus.
En el último relato hay un tono optimista, pues los protagonistas
se dan cuenta de que nunca van a encontrar el sitio que buscan, pero
tampoco pueden renunciar a buscarlo.
No todos los relatos reunidos aquí son historias
de frustraciones, en alguno hay nostalgia, un
sentimiento de pérdida por el paso del tiempo,
y en alguno también se insinúa la misión del
escritor y un mensaje solidario más general.
Esta antología tiene como finalidad promover la lectura, sobre todo
entre los estudiantes de la universidad. Por eso elegí algunos cuentos
cuyos protagonistas son jóvenes o niños. No podían faltar, además,
algunos clásicos ribeyreanos, como “La insignia”, “Una aventura
nocturna”, “El banquete” y su emblemático “Sólo para fumadores”.
Juan José Barrientos
Ribeyro es sobre
todo conocido por
algunos cuentos que
son el reverso de
las successstories
industrializadas por
el cine hollywoodense
y que nos recuerdan
el proverbio latino
per aspera adastra,
porque en las que
nos cuenta Ribeyro
no hay final feliz;
las cosas empiezan
bien y acaban mal
o incluso empiezan
mal y acaban peor.
Sus protagonistas,
aporreados por la
vida, conservan
sin embargo algún
anhelo secreto y creen
poderlo alcanzar,
pero se pegan un
chasco y fracasan
estrepitosamente.