SlideShare ist ein Scribd-Unternehmen logo
1 von 7
Downloaden Sie, um offline zu lesen
Un Ajedrez De-sastre
Adrián Soto
Papeleo y un ajedrez, es lo único que heredó de su madre. ¿De su padre? Lo conocía
solamente “de oídas” por no decir que de quejas y de las anécdotas amargas que le
contaron de niño.
Llevaba diez horas huérfano, estaba sentado esperando las cenizas de su madre y no
notaba ningún cambio en su estado de ánimo. Siempre fue apático, muchos se lo decían
y de vez en cuando reprochaban. Además, le sucedió lo mismo cuando falleció su padre
aunque probablemente fue porque sólo lo vio durante los tres días que pasaron desde
aquella tarde en la que tocó la puerta de su casa y aquella otra tarde en la que tuvieron
que tirar esa misma puerta a golpes.
Nunca había visto un muerto, tenía nueve años y fue corriendo a abrir la puerta, se colgó
un poco de la manija y dio un paso hacia atrás para ver de quién se trataba. En ese
mismo instante supo que era un muerto, aunque no de manera literal, le quedó claro que
ese hombre ya no estaba vivo.
-¿Dónde está tu mamá?-. Así, sin presentación, sin explicación, con voz plana y directa.
Señaló hacia la cocina de donde salían sonidos rápidos y rítmicos. Escuchó el golpe
fuerte y seco del cuchillo contra la tabla de picar y un par de segundos después la voz de
su madre, temblorosa pero también fuerte y directa:
-¿Qué es lo que quieres?-. Se escuchó desde la cocina sin que hubiera una imagen que
reclamara esa frase.
-Un lugar para pasar la última de mis semanas.
-Yo veo mucho lugar afuera- La voz de su madre, ya sin temblar mientras se paraba
bajo el marco de la puerta de la cocina con los ojos rojos, muy húmedos y con el
cuchillo mencionado en la mano derecha.
-No seas desalmada, Dios quiera y tú lo tengas asegurado para cuando a ti te toque.
Su madre lo miró fijamente y con la mandíbula trabada, lo vio como quien examina un
documento importante antes de firmar. Respiró profundo y cruzó rápidamente la sala,
hacia la puerta del cuartito que les rentaba a los estudiantes pero que estaba vacío por
ser verano.
Abrió la puerta, volteó y dijo:
-Sólo porque de verdad te ves como si te fueras a morir mañana.
Su padre entró a la casa, se paró frente a ella y mientras bajaba la cabeza, ahora con voz
débil y entrecortada dijo:
-De verdad gracias, perdón por sacarte lágrimas de nuevo.
-Son culpa de la cebolla.- Entre dientes y mientras cerraba la puerta detrás de un hombre
sano pero que, sin duda, se veía como un sentenciado rumbo al cadalso.
Un ajedrez, si ni siquiera sabía jugar… Sabía mover las piezas, conocía las reglas pero
jugar, eso es muy diferente, a eso nunca le enseñaron. Las pocas ocasiones en las que se
había sentado frente a un tablero movía las piezas sin un plan, sin estrategia, como le
parecía mejor en ese momento y se aburría tanto que no estaba de acuerdo con llamar a
eso jugar.
Ya habían pasado dos semanas desde la muerte de su madre. ¿De qué murió? De
repente, de eso mismo de lo que mueren todas las personas que llevan tantos años
enfermas que no sorprenden a nadie al fallecer.
Nada en su vida había cambiado, llevaba ocho años en el mismo trabajo tedioso que
tuvo que conseguir para cuidar a su madre cuando enfermó por primera vez y lo único
distinto ese día es que traía bajo el brazo el ajedrez que le había heredado.
Esperaba poder venderlo en el mercado, sabía de una tienda en la que se vendían y
compraban cosas viejas y esperaba poder salir de ahí con algo más útil que esa caja
tosca.
Ya en el local, un hombre viejo, pequeño y delgado examinaba uno de los peones con
una lupa. Mostraba más interés en esas piezas del que cualquiera hubiera tenido en 30
años juntos.
-¿Cuánto quiere por el ajedrez?-
El prolongado examen a sólo uno de los peones y la pausa que precedió a la pregunta le
hicieron pensar que tal vez su ajedrez era más valioso de lo que había pensado, sin
embargo, no tenía idea de cuánto pedir, se habría conformado con un par de billetes
pero no quería desaprovechar una oportunidad si es que la había.
-Lo justo- Y pensó que esa respuesta había sido más estúpida que cualquier número que
hubiera pronunciado.
-Mire, no sé porqué lo quiere vender. Es cierto que son raros pero por definición, sólo le
sirven al dueño. Son objetos que valen mucho pero que si pongo en venta, aún bajo un
precio de regalo, difícilmente alguien estará interesado en comprar.
¿Raros? ¿Sólo al dueño? Hasta donde entendía el mundo, el dueño podría ser cualquiera
que comprara ese ajedrez que, por cierto, se veía como cualquier otro en el planeta. Su
mirada de extrañeza seguramente provocó la siguiente pregunta.
-¿No sabe lo que me está vendiendo verdad?
No respondió por vergüenza.
-Éste, es un ajedrez “de sastre”, a la medida.- Continuó sin esperar la segura pregunta
sobre qué quería decir eso.
-Fue tallado para alguien en particular y sólo funciona en los dedos de ese alguien.
Cómo le digo, son raros, pero inútiles para cualquier otra persona.
Una mirada rápida de incredulidad y frustración fue seguida de un suspiro
condescendiente. Con aire como de estar perdiendo el tiempo ordenó las piezas en el
tablero, se paró del lado de las blancas, lo volteó a ver y empujó al peón del rey hacia
adelante.
En su vida había visto algo así. El vendedor estaba sosteniendo todo el ajedrez armado
en el aire aun cuando no hacía más que sostener al peón que infructuosamente había
intentado avanzar segundos antes. Las piezas estaban como pegadas, ninguna se movía
ni temblaba.
El viejo devolvió el tablero a la mesa.
- Usted evidentemente no tiene problemas para jugar porque es suyo.- Pero descubrió en
su mirada que jamás había tocado esas piezas y le dijo con enojo:
-Y se lo va a tener que llevar así porque como no es suyo, son imposibles de cerrar a
menos que se termine la partida. Y como ve, es una partida que sólo podría comenzar el
dueño.
Se acercó al peón del Rey, puso los dedos sobre él y lo movió dos casillas sin ningún
problema. El vendedor se le quedó viendo con curiosidad, cerró los ojos como quien
acaba de comprender algo e igualó el movimiento pero con el peón de las negras.
-Son ilegales.- Dijo sabiendo que iba a tener que explicar algo muy complicado y a
alguien con nada de información previa. Fue hablando mientras movían las piezas.
-Bueno, sólo en torneos lo son. Son difíciles de identificar porque evidentemente eran
usados para hacer trampa.-
-¿Por qué para hacer trampa?
-Porque el dueño no pierde si juega con su tablero. No busque explicaciones, las han
habido todas, desde que eran hechos con la madera de la Cruz de Cristo hasta que el
material es lo de menos y los dueños individualmente vendían el alma.
-¿Cómo supo que este ajedrez es de esos?- Preguntó con nueva incredulidad.
-Como dije, son difíciles de identificar, primero hay que saber que existen, uno no
piensa en lo que no conoce.- Le dijo a modo de regaño.
-Segundo, los peones y los caballos blancos, las únicas piezas con las que se puede
comenzar a jugar, tienen una pequeña huella digital en la base ¿ve? Justo después de
que el fabricante los termina, cuando el barniz aún está fresco, el dueño pone la huella
de su meñique en ellos.
-Si sólo yo puedo ganar. ¿Por qué me ataca? Además no sé jugar y voy perdiendo…
-Porque es evidente que el ajedrez no es suyo y no ganará por lo mismo. Puede
comenzar las partidas porque el dueño seguramente era alguno de sus padres y sus
dedos son muy similares.
Pensó por un momento y tiró al Rey Blanco con un golpecito en la cabeza para dar por
terminada la partida. Guardó las piezas y dijo:
-Mi madre no sabía ni siquiera cómo mover las piezas.- Y se fue de la tienda.
El colmo, no sólo no había vendido el ajedrez, no lo iba a poder vender y lo único que
sacó de la tienda fueron preguntas. Sin embargo, no había que ser un genio para saber
en dónde estaban las respuestas. Desde lo de su padre no había puesto un pie en ese
edificio…
-Yo te tapé los ojos y te quité de la puerta ese día. Sonará raro pero cuando bajé con el
martillo para tirar la chapa, sentí que tu mamá no estaba sorprendida.- Se detuvo para
darle un sorbo a su anforita.
Nada había cambiado en ese edificio, las mismas macetas, las mismas puertas, el mismo
conserje y su misma anforita. La única diferencia es que ahora había cuarteaduras en las
macetas, en la pintura y en el conserje.
-Creo que haciendo cuentas yo vi más tiempo a tu papá que tú. Pero me siento mal
hablando de él contigo, lo conozcas o no, siempre está mal que critiquen al padre de
uno. Yo sabía que hacía trampa para jugar, no tenía idea cómo, pero sabía que algo
estaba mal. No ganaba siempre, no era tan tonto como para caer en eso pero nunca
perdió una partida… “importante”.- Mientras hacía un ademán de billetes y se mojaba
de nuevo los labios con la anforita.
-¿Lo mataron por apuestas?- Con voz brusca y harto de tener que esperar la historia a
cuenta gotas. Gotas de whiskey en este caso.
-O no recuerdas bien, o no te quieres dar cuenta. Supongamos que eres un asesino y
puedes entrar por una ventana, lo matas y te sales por la misma ventana, no pones todos
los seguros de las puertas y el sillón trabando la entrada ¿verdad? Tu padre se mató, si
sólo vino a eso. Aprovechó el primer momento en el que por confianza o desinterés lo
dejaron solo e hizo todo lo que pudo para que fuera imposible detenerlo.
Pensó que no fue ni confianza ni desinterés, fue un favor. Su madre no era tonta y sabía
que si un hombre decía que morirá pronto pero está fuerte y sano, es porque va a
colgarse de la lámpara más alta sin titubear. Su mamá, o le estaba dando espacio o le
estaba dando ánimos…
-¿Dejó algo?- Preguntó con más morbo que cariño.
-Había un ajedrez en el piso, lo usó como escalón para llegar a su cinturón y lo pateó
para perder el apoyo. ¿Pero algo como una nota? De hecho sí, no sé bien por qué la
guardé. No vayas a pensar que como un trofeo ni nada parecido. Tu mamá la aventó
justo después de leerla y la verdad no me atreví a tirarla, no sé, sentí que estaba mal
hacerlo, sentí que era su última voluntad o algo parecido.
Fue a un cajón y sacó un pedazo de hoja percudida y delgada por tantos años. En tinta
negra y con la hoja casi grabada por la fuerza con la que se apoyó la pluma se leía:
“La prueba de que existe, es que se pude vender. No hay plazo que no se cumpla ni
fecha a la que no se llegue, tengo una cita agendada desde hace 15 años y no puedo
llegar tarde.
Quería verlos por última vez. Perdón por no dejar ni recuerdos ni dinero, perdón por
sólo dejar este de-sastre…”

Weitere ähnliche Inhalte

Was ist angesagt?

Diligitis vitae dolorum
Diligitis vitae dolorumDiligitis vitae dolorum
Diligitis vitae dolorumDarlin Collado
 
C U E N T O S S E X T O
 C U E N T O S  S E X T O C U E N T O S  S E X T O
C U E N T O S S E X T OMyr
 
P O W E R C U E N T O S S E X T O
P O W E R  C U E N T O S  S E X T OP O W E R  C U E N T O S  S E X T O
P O W E R C U E N T O S S E X T OMyr
 
Pensamientos Y Frases Celebres Ii
Pensamientos Y Frases Celebres IiPensamientos Y Frases Celebres Ii
Pensamientos Y Frases Celebres IiJuan F.Guevara
 
Relato actual
Relato actualRelato actual
Relato actualLola Rey
 
I Escrita de Nanocontos do IES Fontexería
I Escrita de Nanocontos do IES FontexeríaI Escrita de Nanocontos do IES Fontexería
I Escrita de Nanocontos do IES Fontexeríafontexeriabib
 

Was ist angesagt? (9)

Loteria
LoteriaLoteria
Loteria
 
Los Ojos de la Muerte
Los Ojos de la MuerteLos Ojos de la Muerte
Los Ojos de la Muerte
 
Diligitis vitae dolorum
Diligitis vitae dolorumDiligitis vitae dolorum
Diligitis vitae dolorum
 
C U E N T O S S E X T O
 C U E N T O S  S E X T O C U E N T O S  S E X T O
C U E N T O S S E X T O
 
P O W E R C U E N T O S S E X T O
P O W E R  C U E N T O S  S E X T OP O W E R  C U E N T O S  S E X T O
P O W E R C U E N T O S S E X T O
 
Literario para el 27
Literario para el 27Literario para el 27
Literario para el 27
 
Pensamientos Y Frases Celebres Ii
Pensamientos Y Frases Celebres IiPensamientos Y Frases Celebres Ii
Pensamientos Y Frases Celebres Ii
 
Relato actual
Relato actualRelato actual
Relato actual
 
I Escrita de Nanocontos do IES Fontexería
I Escrita de Nanocontos do IES FontexeríaI Escrita de Nanocontos do IES Fontexería
I Escrita de Nanocontos do IES Fontexería
 

Ähnlich wie Un ajedrez de sastre

Crónicas literarias de un escritor aburrido
Crónicas literarias de un escritor aburridoCrónicas literarias de un escritor aburrido
Crónicas literarias de un escritor aburridoconceptualismoreal
 
Microrrelatos
MicrorrelatosMicrorrelatos
MicrorrelatosKreuz18
 
Aventura del señor eastwood, la
Aventura del señor eastwood, laAventura del señor eastwood, la
Aventura del señor eastwood, laNacho56
 
Novela amor adolecente
Novela amor adolecenteNovela amor adolecente
Novela amor adolecenteMiguel Roa
 
La Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika Ángel
La Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika ÁngelLa Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika Ángel
La Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika ÁngelErika Angel
 
09papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek01
09papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek0109papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek01
09papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek01Jaavo Lara
 
Pc cementerio de_los_espectros_sangrantes
Pc cementerio de_los_espectros_sangrantesPc cementerio de_los_espectros_sangrantes
Pc cementerio de_los_espectros_sangrantesKARMENLISKA
 
Los niños que creían en nada
Los niños que creían en nadaLos niños que creían en nada
Los niños que creían en nadaGabyPardoMachetts
 
La farsa de maese patelín
La farsa de maese patelínLa farsa de maese patelín
La farsa de maese patelínPablo Saez
 
A very very normal day
A very very normal dayA very very normal day
A very very normal dayGregriii
 
Slides el aprendiz de amante i y ii
Slides el aprendiz de amante i y iiSlides el aprendiz de amante i y ii
Slides el aprendiz de amante i y iiBettina Ruiz
 
Libro LA MUJER DE SAL
Libro LA MUJER DE SALLibro LA MUJER DE SAL
Libro LA MUJER DE SALIngrid Odgers
 

Ähnlich wie Un ajedrez de sastre (20)

Crónicas literarias de un escritor aburrido
Crónicas literarias de un escritor aburridoCrónicas literarias de un escritor aburrido
Crónicas literarias de un escritor aburrido
 
Hikki historia
Hikki historiaHikki historia
Hikki historia
 
Microrrelatos
MicrorrelatosMicrorrelatos
Microrrelatos
 
Narrativa
NarrativaNarrativa
Narrativa
 
Cosas De Douce
Cosas De DouceCosas De Douce
Cosas De Douce
 
Aventura del señor eastwood, la
Aventura del señor eastwood, laAventura del señor eastwood, la
Aventura del señor eastwood, la
 
Novela amor adolecente
Novela amor adolecenteNovela amor adolecente
Novela amor adolecente
 
El numero pi[1] 1
El numero pi[1]  1 El numero pi[1]  1
El numero pi[1] 1
 
Conejo - Word
Conejo - WordConejo - Word
Conejo - Word
 
2ºd
2ºd2ºd
2ºd
 
La Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika Ángel
La Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika ÁngelLa Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika Ángel
La Mujer del Vampiro (Cap. 1) - Érika Ángel
 
09papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek01
09papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek0109papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek01
09papeluchoyelmarciano marcelapaz-130215162305-phpappappeek01
 
Pc cementerio de_los_espectros_sangrantes
Pc cementerio de_los_espectros_sangrantesPc cementerio de_los_espectros_sangrantes
Pc cementerio de_los_espectros_sangrantes
 
Antologia
AntologiaAntologia
Antologia
 
Los niños que creían en nada
Los niños que creían en nadaLos niños que creían en nada
Los niños que creían en nada
 
La farsa de maese patelín
La farsa de maese patelínLa farsa de maese patelín
La farsa de maese patelín
 
Familly Killer 2
Familly Killer 2Familly Killer 2
Familly Killer 2
 
A very very normal day
A very very normal dayA very very normal day
A very very normal day
 
Slides el aprendiz de amante i y ii
Slides el aprendiz de amante i y iiSlides el aprendiz de amante i y ii
Slides el aprendiz de amante i y ii
 
Libro LA MUJER DE SAL
Libro LA MUJER DE SALLibro LA MUJER DE SAL
Libro LA MUJER DE SAL
 

Mehr von AdSotoMota

Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...
Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...
Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...AdSotoMota
 
Hipertensión en el embarazo
Hipertensión en el embarazoHipertensión en el embarazo
Hipertensión en el embarazoAdSotoMota
 
Factores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgica
Factores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgicaFactores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgica
Factores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgicaAdSotoMota
 
Intoxicación por Arácnidos
Intoxicación por ArácnidosIntoxicación por Arácnidos
Intoxicación por ArácnidosAdSotoMota
 
Neumonias Infantiles
Neumonias InfantilesNeumonias Infantiles
Neumonias InfantilesAdSotoMota
 
Sistema tegumentario
Sistema tegumentarioSistema tegumentario
Sistema tegumentarioAdSotoMota
 
Sistema inmune
Sistema inmuneSistema inmune
Sistema inmuneAdSotoMota
 
Sistema nervioso
Sistema nerviosoSistema nervioso
Sistema nerviosoAdSotoMota
 
Sistema muscular
Sistema muscularSistema muscular
Sistema muscularAdSotoMota
 
Uniones Intercelulares
Uniones IntercelularesUniones Intercelulares
Uniones IntercelularesAdSotoMota
 
Síntesis de proteínas y citoesqueleto
Síntesis de proteínas y citoesqueletoSíntesis de proteínas y citoesqueleto
Síntesis de proteínas y citoesqueletoAdSotoMota
 
Matriz Extracelular
Matriz ExtracelularMatriz Extracelular
Matriz ExtracelularAdSotoMota
 
Arteritis de Takayasu
Arteritis de TakayasuArteritis de Takayasu
Arteritis de TakayasuAdSotoMota
 
Reflujo Gastro Esofágico
Reflujo Gastro EsofágicoReflujo Gastro Esofágico
Reflujo Gastro EsofágicoAdSotoMota
 
Accidentes de Tránsito
Accidentes de TránsitoAccidentes de Tránsito
Accidentes de TránsitoAdSotoMota
 
Inmunología del Transplante
Inmunología del TransplanteInmunología del Transplante
Inmunología del TransplanteAdSotoMota
 
Dermatofitosis
DermatofitosisDermatofitosis
DermatofitosisAdSotoMota
 
The effect of digoxin on mortality and morbidity
The effect of digoxin on mortality and morbidityThe effect of digoxin on mortality and morbidity
The effect of digoxin on mortality and morbidityAdSotoMota
 

Mehr von AdSotoMota (20)

Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...
Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...
Enfermedad de fabry evento vascular cerebral en un joven y su abordaje diagno...
 
Hipertensión en el embarazo
Hipertensión en el embarazoHipertensión en el embarazo
Hipertensión en el embarazo
 
Factores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgica
Factores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgicaFactores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgica
Factores asociados con el desarrollo de infección postquirúrgica
 
Intoxicación por Arácnidos
Intoxicación por ArácnidosIntoxicación por Arácnidos
Intoxicación por Arácnidos
 
Neumonias Infantiles
Neumonias InfantilesNeumonias Infantiles
Neumonias Infantiles
 
Sistema tegumentario
Sistema tegumentarioSistema tegumentario
Sistema tegumentario
 
Sistema inmune
Sistema inmuneSistema inmune
Sistema inmune
 
Sistema nervioso
Sistema nerviosoSistema nervioso
Sistema nervioso
 
Sistema muscular
Sistema muscularSistema muscular
Sistema muscular
 
Hueso
HuesoHueso
Hueso
 
Uniones Intercelulares
Uniones IntercelularesUniones Intercelulares
Uniones Intercelulares
 
Síntesis de proteínas y citoesqueleto
Síntesis de proteínas y citoesqueletoSíntesis de proteínas y citoesqueleto
Síntesis de proteínas y citoesqueleto
 
Matriz Extracelular
Matriz ExtracelularMatriz Extracelular
Matriz Extracelular
 
Arteritis de Takayasu
Arteritis de TakayasuArteritis de Takayasu
Arteritis de Takayasu
 
Reflujo Gastro Esofágico
Reflujo Gastro EsofágicoReflujo Gastro Esofágico
Reflujo Gastro Esofágico
 
Muslo
MusloMuslo
Muslo
 
Accidentes de Tránsito
Accidentes de TránsitoAccidentes de Tránsito
Accidentes de Tránsito
 
Inmunología del Transplante
Inmunología del TransplanteInmunología del Transplante
Inmunología del Transplante
 
Dermatofitosis
DermatofitosisDermatofitosis
Dermatofitosis
 
The effect of digoxin on mortality and morbidity
The effect of digoxin on mortality and morbidityThe effect of digoxin on mortality and morbidity
The effect of digoxin on mortality and morbidity
 

Un ajedrez de sastre

  • 1. Un Ajedrez De-sastre Adrián Soto Papeleo y un ajedrez, es lo único que heredó de su madre. ¿De su padre? Lo conocía solamente “de oídas” por no decir que de quejas y de las anécdotas amargas que le contaron de niño. Llevaba diez horas huérfano, estaba sentado esperando las cenizas de su madre y no notaba ningún cambio en su estado de ánimo. Siempre fue apático, muchos se lo decían y de vez en cuando reprochaban. Además, le sucedió lo mismo cuando falleció su padre aunque probablemente fue porque sólo lo vio durante los tres días que pasaron desde aquella tarde en la que tocó la puerta de su casa y aquella otra tarde en la que tuvieron que tirar esa misma puerta a golpes. Nunca había visto un muerto, tenía nueve años y fue corriendo a abrir la puerta, se colgó un poco de la manija y dio un paso hacia atrás para ver de quién se trataba. En ese mismo instante supo que era un muerto, aunque no de manera literal, le quedó claro que ese hombre ya no estaba vivo. -¿Dónde está tu mamá?-. Así, sin presentación, sin explicación, con voz plana y directa. Señaló hacia la cocina de donde salían sonidos rápidos y rítmicos. Escuchó el golpe fuerte y seco del cuchillo contra la tabla de picar y un par de segundos después la voz de su madre, temblorosa pero también fuerte y directa: -¿Qué es lo que quieres?-. Se escuchó desde la cocina sin que hubiera una imagen que reclamara esa frase. -Un lugar para pasar la última de mis semanas. -Yo veo mucho lugar afuera- La voz de su madre, ya sin temblar mientras se paraba bajo el marco de la puerta de la cocina con los ojos rojos, muy húmedos y con el cuchillo mencionado en la mano derecha.
  • 2. -No seas desalmada, Dios quiera y tú lo tengas asegurado para cuando a ti te toque. Su madre lo miró fijamente y con la mandíbula trabada, lo vio como quien examina un documento importante antes de firmar. Respiró profundo y cruzó rápidamente la sala, hacia la puerta del cuartito que les rentaba a los estudiantes pero que estaba vacío por ser verano. Abrió la puerta, volteó y dijo: -Sólo porque de verdad te ves como si te fueras a morir mañana. Su padre entró a la casa, se paró frente a ella y mientras bajaba la cabeza, ahora con voz débil y entrecortada dijo: -De verdad gracias, perdón por sacarte lágrimas de nuevo. -Son culpa de la cebolla.- Entre dientes y mientras cerraba la puerta detrás de un hombre sano pero que, sin duda, se veía como un sentenciado rumbo al cadalso. Un ajedrez, si ni siquiera sabía jugar… Sabía mover las piezas, conocía las reglas pero jugar, eso es muy diferente, a eso nunca le enseñaron. Las pocas ocasiones en las que se había sentado frente a un tablero movía las piezas sin un plan, sin estrategia, como le parecía mejor en ese momento y se aburría tanto que no estaba de acuerdo con llamar a eso jugar. Ya habían pasado dos semanas desde la muerte de su madre. ¿De qué murió? De repente, de eso mismo de lo que mueren todas las personas que llevan tantos años enfermas que no sorprenden a nadie al fallecer. Nada en su vida había cambiado, llevaba ocho años en el mismo trabajo tedioso que tuvo que conseguir para cuidar a su madre cuando enfermó por primera vez y lo único distinto ese día es que traía bajo el brazo el ajedrez que le había heredado.
  • 3. Esperaba poder venderlo en el mercado, sabía de una tienda en la que se vendían y compraban cosas viejas y esperaba poder salir de ahí con algo más útil que esa caja tosca. Ya en el local, un hombre viejo, pequeño y delgado examinaba uno de los peones con una lupa. Mostraba más interés en esas piezas del que cualquiera hubiera tenido en 30 años juntos. -¿Cuánto quiere por el ajedrez?- El prolongado examen a sólo uno de los peones y la pausa que precedió a la pregunta le hicieron pensar que tal vez su ajedrez era más valioso de lo que había pensado, sin embargo, no tenía idea de cuánto pedir, se habría conformado con un par de billetes pero no quería desaprovechar una oportunidad si es que la había. -Lo justo- Y pensó que esa respuesta había sido más estúpida que cualquier número que hubiera pronunciado. -Mire, no sé porqué lo quiere vender. Es cierto que son raros pero por definición, sólo le sirven al dueño. Son objetos que valen mucho pero que si pongo en venta, aún bajo un precio de regalo, difícilmente alguien estará interesado en comprar. ¿Raros? ¿Sólo al dueño? Hasta donde entendía el mundo, el dueño podría ser cualquiera que comprara ese ajedrez que, por cierto, se veía como cualquier otro en el planeta. Su mirada de extrañeza seguramente provocó la siguiente pregunta. -¿No sabe lo que me está vendiendo verdad? No respondió por vergüenza. -Éste, es un ajedrez “de sastre”, a la medida.- Continuó sin esperar la segura pregunta sobre qué quería decir eso.
  • 4. -Fue tallado para alguien en particular y sólo funciona en los dedos de ese alguien. Cómo le digo, son raros, pero inútiles para cualquier otra persona. Una mirada rápida de incredulidad y frustración fue seguida de un suspiro condescendiente. Con aire como de estar perdiendo el tiempo ordenó las piezas en el tablero, se paró del lado de las blancas, lo volteó a ver y empujó al peón del rey hacia adelante. En su vida había visto algo así. El vendedor estaba sosteniendo todo el ajedrez armado en el aire aun cuando no hacía más que sostener al peón que infructuosamente había intentado avanzar segundos antes. Las piezas estaban como pegadas, ninguna se movía ni temblaba. El viejo devolvió el tablero a la mesa. - Usted evidentemente no tiene problemas para jugar porque es suyo.- Pero descubrió en su mirada que jamás había tocado esas piezas y le dijo con enojo: -Y se lo va a tener que llevar así porque como no es suyo, son imposibles de cerrar a menos que se termine la partida. Y como ve, es una partida que sólo podría comenzar el dueño. Se acercó al peón del Rey, puso los dedos sobre él y lo movió dos casillas sin ningún problema. El vendedor se le quedó viendo con curiosidad, cerró los ojos como quien acaba de comprender algo e igualó el movimiento pero con el peón de las negras. -Son ilegales.- Dijo sabiendo que iba a tener que explicar algo muy complicado y a alguien con nada de información previa. Fue hablando mientras movían las piezas. -Bueno, sólo en torneos lo son. Son difíciles de identificar porque evidentemente eran usados para hacer trampa.- -¿Por qué para hacer trampa?
  • 5. -Porque el dueño no pierde si juega con su tablero. No busque explicaciones, las han habido todas, desde que eran hechos con la madera de la Cruz de Cristo hasta que el material es lo de menos y los dueños individualmente vendían el alma. -¿Cómo supo que este ajedrez es de esos?- Preguntó con nueva incredulidad. -Como dije, son difíciles de identificar, primero hay que saber que existen, uno no piensa en lo que no conoce.- Le dijo a modo de regaño. -Segundo, los peones y los caballos blancos, las únicas piezas con las que se puede comenzar a jugar, tienen una pequeña huella digital en la base ¿ve? Justo después de que el fabricante los termina, cuando el barniz aún está fresco, el dueño pone la huella de su meñique en ellos. -Si sólo yo puedo ganar. ¿Por qué me ataca? Además no sé jugar y voy perdiendo… -Porque es evidente que el ajedrez no es suyo y no ganará por lo mismo. Puede comenzar las partidas porque el dueño seguramente era alguno de sus padres y sus dedos son muy similares. Pensó por un momento y tiró al Rey Blanco con un golpecito en la cabeza para dar por terminada la partida. Guardó las piezas y dijo: -Mi madre no sabía ni siquiera cómo mover las piezas.- Y se fue de la tienda. El colmo, no sólo no había vendido el ajedrez, no lo iba a poder vender y lo único que sacó de la tienda fueron preguntas. Sin embargo, no había que ser un genio para saber en dónde estaban las respuestas. Desde lo de su padre no había puesto un pie en ese edificio… -Yo te tapé los ojos y te quité de la puerta ese día. Sonará raro pero cuando bajé con el martillo para tirar la chapa, sentí que tu mamá no estaba sorprendida.- Se detuvo para darle un sorbo a su anforita.
  • 6. Nada había cambiado en ese edificio, las mismas macetas, las mismas puertas, el mismo conserje y su misma anforita. La única diferencia es que ahora había cuarteaduras en las macetas, en la pintura y en el conserje. -Creo que haciendo cuentas yo vi más tiempo a tu papá que tú. Pero me siento mal hablando de él contigo, lo conozcas o no, siempre está mal que critiquen al padre de uno. Yo sabía que hacía trampa para jugar, no tenía idea cómo, pero sabía que algo estaba mal. No ganaba siempre, no era tan tonto como para caer en eso pero nunca perdió una partida… “importante”.- Mientras hacía un ademán de billetes y se mojaba de nuevo los labios con la anforita. -¿Lo mataron por apuestas?- Con voz brusca y harto de tener que esperar la historia a cuenta gotas. Gotas de whiskey en este caso. -O no recuerdas bien, o no te quieres dar cuenta. Supongamos que eres un asesino y puedes entrar por una ventana, lo matas y te sales por la misma ventana, no pones todos los seguros de las puertas y el sillón trabando la entrada ¿verdad? Tu padre se mató, si sólo vino a eso. Aprovechó el primer momento en el que por confianza o desinterés lo dejaron solo e hizo todo lo que pudo para que fuera imposible detenerlo. Pensó que no fue ni confianza ni desinterés, fue un favor. Su madre no era tonta y sabía que si un hombre decía que morirá pronto pero está fuerte y sano, es porque va a colgarse de la lámpara más alta sin titubear. Su mamá, o le estaba dando espacio o le estaba dando ánimos… -¿Dejó algo?- Preguntó con más morbo que cariño. -Había un ajedrez en el piso, lo usó como escalón para llegar a su cinturón y lo pateó para perder el apoyo. ¿Pero algo como una nota? De hecho sí, no sé bien por qué la guardé. No vayas a pensar que como un trofeo ni nada parecido. Tu mamá la aventó justo después de leerla y la verdad no me atreví a tirarla, no sé, sentí que estaba mal hacerlo, sentí que era su última voluntad o algo parecido.
  • 7. Fue a un cajón y sacó un pedazo de hoja percudida y delgada por tantos años. En tinta negra y con la hoja casi grabada por la fuerza con la que se apoyó la pluma se leía: “La prueba de que existe, es que se pude vender. No hay plazo que no se cumpla ni fecha a la que no se llegue, tengo una cita agendada desde hace 15 años y no puedo llegar tarde. Quería verlos por última vez. Perdón por no dejar ni recuerdos ni dinero, perdón por sólo dejar este de-sastre…”