1. La anticoncepción es un uno de los aspectos de la salud sexual y reproductiva que
constituye un derecho humano básico. Supone el derecho de las personas a
decidir su propia conducta reproductiva, en cuanto a tener o no tener hijos, el
número deseado y los espacios intergenésicos. Además implica el derecho a
disponer de acceso a la información, a la educación y los servicios orientados a
regular la fecundidad.
El uso de la anticoncepción ha sido y aún es un problema de salud pública muy
importante a nivel mundial, dada su relación con la alta tasa de mortalidad
materno- infantil.
Según estimaciones de la Organización Mundial para la Salud (OMS, 2012) a
nivel mundial:
• Cada día mueren unas 800 mujeres por causas prevenibles relacionadas
con el embarazo y el parto.
• Un 99% de la mortalidad materna corresponde a los países en desarrollo.
• La mortalidad materna es mayor en las zonas rurales y en las comunidades
más pobres.
• En comparación con las mujeres de más edad, las jóvenes adolescentes
corren mayor riesgo de complicaciones y muerte a consecuencia del
embarazo.
• La atención especializada antes, durante y después del parto puede
salvarles la vida a las embarazadas y a los recién nacidos.
• La mortalidad materna mundial se ha reducido en casi la mitad entre 1990 y
2010.
• Cada año mueren más de 3 millones de recién nacidos, y otros 2,6 millones
mueren antes de nacer.
• El mayor riesgo de mortalidad materna corresponde a las adolescentes de
menos de 15 años. Las complicaciones del embarazo y el parto son la
2. principal causa de muerte de las adolescentes en la mayoría de los países
en desarrollo.
• La casi totalidad (99%) de la mortalidad materna corresponde a los países
en desarrollo: más de la mitad al África subsahariana y casi un tercio a Asia
Meridional.
• El alto número de muertes maternas en algunas zonas del mundo refleja las
inequidades en el acceso a los servicios de salud y subraya las diferencias
entre ricos y pobres.
• La mejora de la salud materna es uno de los ocho Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM) adoptados por la comunidad internacional en el año
2000. Con respecto al ODM5, los países se comprometieron a reducir la
mortalidad materna en un 75% entre 1990 y 2015. Desde 1990, la
mortalidad materna ha disminuido en un 47%.
En México se registraron a nivel federal 12.7 % muertes maternas, de estás
0.06% corresponden al municipio de Chimalhuacán (CONAPO, 2009).
Cabe resaltar ante la imposibilidad de adoptar opciones anticonceptivas, expone
a las mujeres al riesgo de embarazos poco oportunos o no deseados, que
frecuentemente concluyen en abortos en condiciones de riesgo. Así mismo en los
embarazos con un período intergenésico corto plantean mayores riesgos para la
salud de las madres y sus hijos, entre las principales causas de mortalidad
materna se encuentran: las hemorragias graves (en su mayoría tras el parto), las
infecciones (generalmente tras el parto), la hipertensión gestacional (preeclampsia
y eclampsia) y los abortos peligrosos sin dejar de mencionar éstas como
causantes del 80% de las muertes maternas, según datos estadísticos de la OMS
en 2012, las cuales pueden ser producidos durante el embarazo y el parto o
después de ellos. Las demás son asociadas a enfermedades como el paludismo,
o la infección por VIH en el embarazo.
3. “A nivel mundial, el porcentaje de mujeres en unión que usa métodos
anticonceptivos (tradicionales y modernos) es de 60%, cifra que asciende a 73%
para los países desarrollados y que oscila entre 57% y 47% para los países en
desarrollo. Entre estos últimos se dan enormes variaciones, como de 6% en
Mozambique (África Occidental) y 83% en china.
“En América Latina y el Caribe, el promedio de prevalencia anticonceptiva es de
70%, porcentaje que sube a 74% para Suramérica y desciende a 64% para
Centroamérica de todos los países de la región los de más baja prevalencia
anticonceptiva son Haití (28%), seguido por Guatemala (38%) y Bolivia (48%).
(Menéndez y Cabrera, 2008).
De acuerdo al Consejo Nacional de Población en el 2009 se estima a nivel
nacional revela, 72.5% del total de mujeres unidas están en edad fértil y utilizan
métodos anticonceptivos, de las cuales 16.1% hacen uso del DIU (Dispositivo
intrauterino), mientras que 50.1% deciden por la OTB (Oclusión tubaria bilateral).
Enfatizar que el riesgo de morir en una mujer embarazada de 10-18 años se
incrementa en 2-5 veces no obstante, sólo 45.52% de las adolescentes son
optantes de los métodos anticonceptivos post evento (S.SA, 2009).
Con este escenario, el Estado de México tiene el cuarto lugar en mayor cobertura
de inicio de la anticoncepción en el posparto, comparada con el promedio de los
estados del patrón al que corresponde (estados en situación favorable), que fue de
62.6 por ciento, y también con el registrado en el país, de 58.7 por ciento.
En 2009, 86.8 por ciento de las usuarias de OTB, 56.7 por ciento de usuarias de
DIU y 11.0 por ciento de usuarias de otros métodos, los adoptaron en el posparto.
(CONAPO, 2011).
En 2012, el uso de anticonceptivos modernos en el mundo en desarrollo
prevendrá 218 millones de embarazos no deseados, lo cual evitará, a su vez, 55
millones de alumbramientos no planificados, 138 millones de abortos inducidos (de
4. ellos, 40 millones realizados en condiciones deficientes),25 millones de abortos
espontáneos y 118.000 defunciones maternas (Singh y Darroch,2012).
Por término medio, las mujeres de los países en desarrollo tienen muchos más
embarazos que las de los países desarrollados, por lo que tienen mayor riesgo de
muerte relacionada con el embarazo a lo largo de la vida. El riesgo de muerte
relacionada con la maternidad a lo largo de la vida (es decir, la probabilidad de
que una mujer de 15 años acabe muriendo por una causa materna) es de 1 en
3800 en los países desarrollados y de 1 en 150 en los países en desarrollo.
La salud materna y del recién nacido están íntimamente relacionadas. Cada año
mueren más de 3 millones de recién nacidos, y otros 2,6 millones mueren antes de
nacer.
La mayoría de las muertes maternas son evitables. Las soluciones sanitarias para
prevenir o tratar las complicaciones son bien conocidas. Todas las mujeres
necesitan acceso a la atención prenatal durante la gestación, a la atención
especializada durante el parto, y a la atención y apoyo en las primeras semanas
tras el parto. Es particularmente importante que todos los partos sean atendidos
por profesionales sanitarios especializados, puesto que la conducta clínica
apropiada y el tratamiento a tiempo pueden suponer la diferencia entre la vida y la
muerte.
Para evitar la muerte materna también es fundamental que se eviten los
embarazos no deseados o a edades demasiado tempranas. Todas las mujeres, y
en particular las adolescentes, deben tener acceso a la planificación familiar, a
servicios que realicen abortos seguros en la medida en que la legislación lo
permita, y a una atención de calidad tras el aborto.