1. HOLA!<br />Soy la viajera del Tiempo, esta es mi bitácora y voy a abrirte las paginas que cuentan las memorias del tren……………………………….<br /> <br /> Chucu…. Chucu….Püüüü…. tilín tilín…<br /> La historia de la gente está marcada por tiempos. Un tiempo histórico es un largo momento que posee espíritu propio. El Espíritu de una época tiene signos visibles y simbólicos. Nosotros somos hijos de la Modernidad, un largo período que empezó a gestarse desde el siglo XVIII y que nos envuelve hasta hoy, aunque algunos advierten que está llegando a su fin.<br />La esencia de la Modernidad esta añejada por la fe en la razón, la ciencia y la tecnología; la idea del progreso y el desarrollo como si fueran caminos que obligatoriamente debemos recorrer, y la creencia en que siendo modernos podemos alcanzar felicidad plena para siempre.<br />El TREN es el emblema del progreso y la constatación de que el hombre puede crearlo todo y lograrlo todo a través del desarrollo tecnológico. Tener TREN significaba ser moderno y haber logrado el progreso: Los nuevos países del siglo XIX, repúblicas recién formadas, debían adquirir este signo ineludible de la Modernidad. El Ecuador tuvo un tren. Manabí tuvo trenes apenas amaneció los siglos. ¿Cómo fue posible aquello? Se los cuento <br />Como soñaron con el Tren <br />Algunas señas de la Modernidad llegaron a Manabí inusitadamente. Su condición de provincia costanera y la característica de sus ecosistemas promovieron una inesperada relación con el mercado mundial que tuvo su impulso de gracia a partir de 1830 cuando se formalizaran los puertos de Manta y Bahía de Caráquez.<br />Los centros productores de materias primas estaban en el interior de la provincia, tierra adentro, en las montañas de sus cordilleras costaneras, y la articulación con sus puertos era difícil debido a la irregularidad de los terrenos que hasta entonces eran vencidos por las caravanas de arrieros y los balseros que recorrían los ríos.<br />Los trenes eran mirados como signos de innovación, rapidez en el transporte y elemento básico para imprimir la dinámica mercantil y fue entonces que empezaron a soñar.<br />Apenas asumió el poder, el manabita Eloy Alfaro, en su calidad de Jefe Supremo anuncia su decisión de modernizar el transporte en el país. En su mensaje a la Nación en 1897, señala con respecto al proyecto ferroviario para Manabí: <br />“A un ingeniero del estado se ha recomendado levantar el plano para una vía férrea de Manta a Santa Ana, pasando por Monstecristi y Portoviejo: El trayecto es llano y por lo tanto la obra barata y con brillante perspectiva de beneficios para los empresarios y para Manabí”<br />Olía a cacao, tagua y hierro<br />Qué bien, chocolate, sombreros y botones para el mundo <br />Estoy en el siglo XIX. Veo a la caravana de arrieros que llegaban u traen cosas entre distintos pueblos de la nueva provincia de Manabí, apenas creada en 1824, después de que los cabildos de Monterita, Charaopoto, Jipijapa, Portoviejo, La Cana y Chone decidieran en conjunto anexarse a la nueva republica de Colombia en 1822.<br />Inglaterra, Francia y otras naciones europeas requerían materia prima para transformarlas en productos industriales. Nacía el capitalismo y, aunque ahora éramos libres de España, comenzábamos a depender económicamente de grandes potencias, que compraban nuestras materias primas.<br />En la zona de Chone se producía mucho cacao desde el siglo XVIII, registrando un auge desde el siglo XIX hasta bien avanzado el siglo XX. La “pepa de oro” ser exportaba mayoritariamente a través del Puerto Mayor de Bahía de Caraquez que gozaba de categoría de Puerto Internacional desde 1830.<br />En ese lugar existían las casas de comisionistas, regidos por comerciantes que intermediaban entre los productores manabitas y las grandes empresas internacionales. Estos comisionistas eran los que a la vez vendían los nuevos y exóticos productos importados dentro de la provincia. A si en dinero que llegaba también ser iba.<br />Montecristi y Jipijapa producían sombreros de paja toquilla y peinaban la paja como materia prima la misma que vendían en Perú. En el siglo XX crecía la extracción de tagua en las montanas de Santa Ana, Portoviejo era la ciudad de los ilustrados, intelectuales, periodistas, sede del Gobierno Provincial y sobre todo el lugar donde se encontraba el gran Colegio Olmedo. La Existencia de un colegio secundario y secular, no era algo común.<br />Todo olía a Modernidad, la gente pensaba que los grandes cambios y los nuevos tiempos, permitirían construir una sociedad feliz. Mas, la realidad la sociedad era desigual, no todos tenían acceso a la riqueza, ni al poder. Las mujeres seguían recluidas al espacio privado, dentro de la casa. <br />Las obras incluían la vía, los vagones y las estaciones. El Ferrocarril de Manta a Santa Ana tenia las estaciones de Manta, Colorado, Monecristi, Portoviejo, La Mocora, Colon, Lodana y Santa Ana. El Tren marco la identidad local, traducida no solo en el carácter de l gente y en lo que este hacia, sino también en los referentes físicos que construían el escenario urbano, en los sonidos emblemáticos como el del tren, que determinaban el tiempo en función de las horas de salida y llegada del gran monstruo mecánico, marcando un tiempo especial, el tiempo del TREN.<br />Durante el 3 y 4 de mayo de 1913 se efectuaron actos cívicos y festivos que implicaron eventos novedosos para la sociedad portovejense, entre ellos los juegos artificiales especialmente importados y la ornamentación de la Ciudad.<br />Las Bandas de Portoviejo, Montecristi, Charapoto y Santa Ana, todas juntas, brindaron”tocatas” durante dos días seguidos. Los padrinos Francisco Serafin Vélez y Clara Galud Vietri repartieron recursos para los invitados.<br />Una mañana Portoviejo escucho, l vez primera, una larga pitada y la multitud lanzo al viento los blancos sombreros de paja toquilla, entre gritos de alegría, habían construido una torre, levantada con rieles, llena de banderines. La banda ejecuto una marcha., algunos gentes habían sacado sus mejores ropas, las autoridades pronunciaban discursos fabricados por sus secretario, los grandes bebían mucho whisky y hubo aguardiente para el pueblo, entre aquellos pueblos las niñas campesinas esperaban cada mañana y cada tarde el paso del convoy. Prendían una rosa en sus cabellos y sonreían. Había nacido un nuevo amor: El de los ferroviarios. <br />Cuando el Tren se fue<br />Sin lugar a dudas las trasformaciones profundas no ser dio solo en el orden de la realidad, sino sobre todo en los imaginarios de la sociedad manabita que ser enfrentaba a los signos y materialización de una nueva época.<br />El tren fue objeto de relatos literarios y poesía.<br />Sin embargo como en todo aparecieron competidores: los camiones, fueron pocos al principio pero después aumentaron hasta aumentar la atención del gerente, los camiones no tomaban los productos en Santa Ana, iban a buscarlos en el campo y superaban, así, el servicio del ferrocarril, además llevaban la carga de bodega a bodega.<br />Finalmente, es necesario destacar que en todo este proceso fue el apoyo del cerebro gigante, el brazo fuerte y el valeroso corazón de Eloy Alfaro y el Gran Arquitecto del Universo quienes posibilitaron este sueño.<br />