2. En los años 30, el deporte comenzaba a convertirse en un
espectáculo de masas. Campo abonado para que la
propaganda política triunfase en las multitudinarias
concentraciones, muy propicias a las catarsis colectivas.
Tanto el régimen fascista italiano como el nazismo
alemán aprovecharan los acontecimientos deportivos
como exaltación de sus respectivos regímenes
Mundial de fútbol de Italia 1934 y Olimpiada de Berlín de 1936
3. Mussolini planteó el mundial italiano como
una cuestión de estado y un elemento de
propaganda del régimen. Italia fue
campeona con muchos arbitrajes dudosos y
coacciones