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Analisis De La Obra El Mundo Es Ancho Y Ajeno — Document Transcript

1. ANALISIS E INFORME DE LA OBRA “EL MUNDO ES ANCHO Y
AJENO” I. DATOS GENERALES 1.1 Nombre de la obra: El mundo es
ancho y ajeno 1.2 Movimiento o escuela literaria: Indigenista 1.3 Género
Literario: Narrativa 1.4 Especie literaria: Epopeya 1.5 Estructura: Se
divide en: 19 capítulos con 190 paginas. 1.6 Lenguaje Lenguaje
polifónico y mestizado 1.7 Fuentes de la obra Se basa en su la realidad
de su niñez, ya que has muy temprana edad vivió las injusticias que se
le daba al pueblo indígena II. DESCRIPCIÓN 2.1. Intención de la obra
Dar a conocer las injusticias que se dio a los pueblos indígenas o
también llamados pueblos andinos que eran en si las comunidades
olvidadas del estatuto democrático que en ese entonces era dirigido por
los gamonales. 2.2. Argumento de la obra En la comunidad de Rumi, un
pueblo de la serranía Peruana. Rosendo Maqui alcalde de este pueblo
piensa mejorar el nivel de vida pero la aparición de Amenabar, rico
hacendado de la zona, viene a romper la tranquilidad de Rumi. Rosendo
Maqui contrato a un abogado para que tome a su defensa, el cual fue
sobornado al igual que el juez y algunos testigos. El Fierro Vásquez,
temible bandolero de la región, uniéndose a la comunidad , roba para
vivir y ayudar a los pobres. Rosendo Maqui ha luchado inútilmente para
que se haga justicia, pero en esos lugares no se conocía lo que era, así
pasan los días y empieza el éxodo, la comunidad, poco a poco
abandona la tierra llevándose sus costumbres y sueños.

2. Rosendo Maqui es acusado falsamente de robo, encarcelado y
golpeado. Benito Castro, un Indio que vivió largo tiempo en la ciudad en
donde aprendió a leer y escribir, regresa a su tierra para ayudar a su
comunidad a luchar contra el abuso y prepotencia de don Alvaro, pero
ante el ataque del ejército muere, quedando para la comunidad sólo dos
caminos: rendirse ante el abuso y servir al amo o salir en busca de un
mundo ancho y ajeno. 2.3. Estilo de la Obra En esta ocasión el autor se
manifiesta de una forma sencilla y clara, pudiéndose así entender lo que
el autor nos quiere transmitir 2.4. Trascendencia de la obra Es
considerada como una de las obras más destacadas de la novela
indigenista y obra maestra de su autor. Mario Vargas Llosa ha afirmado
que El Mundo es Ancho y Ajeno constituye el punto de partida de la
literatura narrativa moderna peruana y su autor nuestro primer novelista
clásico. Cuenta con numerosas ediciones en español y es su novela
más traducida. 2.5. Antecedentes históricos de la obra La obra “El
mundo es ancho y ajeno”, que recibió el importante premio
latinoamericano de novela, convocado por la editorial estadounidense
Farrar & Rinehart. Esta novela es un gran cuadro épico de las luchas de
una comunidad indígena contra los tres poderes que quieren destruirla:
la oligarquía terrateniente, el Ejército y el Gobierno. 2.6. Estudio de los
personajes de “El mundo es ancho y ajeno” Ciro Alegría utiliza tres tipos
de personajes en su novela: los indios, los mestizos y los blancos. Entre
los indios podemos destacar a: Rosendo Maqui, alcalde de la
comunidad de Rumi, que se preocupa por construir caminos y escuelas,
y que bajo la ambición del gamonal Álvaro Amenábar, de la hacienda de
Umay, enarbola la defensa de su "ayllu" hasta sucumbir en la prisión,
vejado por las autoridades. Benito Castro es otro personaje de la
comunidad, quien abandona su tierra para ir de hacienda en hacienda,
de pueblo en pueblo, conociendo de cerca el dolor de sus hermanos los
indios. Demetrio Sumallacta, un joven músico. Nasha Suro, mujer
"adivina", que vaticina las desgracias de la comunidad. El Fiero
Vásquez, héroe bandolero que sirve a la causa de los indios con gran
pasión, demostrando un enorme coraje en sus acciones. Amadeo Illas,
por el que podemos conocer lo que significa la explotación de los
indígenas en los sembríos de cocales, en donde se interna en busca de
una mejor suerte y porvenir.

3. Augusto Maqui, hijo de Rosendo, quien se interna en los cauchales
donde la explotación es similar. El indio Valencio, lugarteniente del Fiero
Vásquez y que realiza proezas singulares. Entre los mestizos, Ciro
Alegría nos muestra a: Julio Contreras, un personaje al que se le
conoce como "buscavidas", que cae en Rumi sirviendo —en medio de
negocios delictivos— de falso testigo en favor del insaciable Amenábar
y que termina en las garras de Doroteo Quispe, quien lo sentencia a
morir en una ciénaga. Jacinto Prieto, un advenedizo bien intencionado,
que sirve a la causa de Rosendo Maqui. Y como no podía ser de otra
manera, los blancos, enemigos de los indígenas, cuyo mejor personaje
es: Álvaro Amenábar, terrateniente de horca y cuchillo de Umay, quien
valiéndose de documentos fraguados, sobornando a diversas
autoridades y corrompiendo conciencias, ensancha sus dominios hasta
devorar las tierras de Rumi. Zenobio García, gobernador sin escrúpulos,
que sólo vive para enriquecerse. Bismark Ruiz, tinterillo inescrupuloso
que empieza sirviendo a la comunidad para luego prevaricar y
entregarse al servicio del gamonal Amenábar. En la novela, el hombre
blanco representa al usurpador, a la autoridad, al poderoso, al amo, al
sistema capitalista imperante. El indio, en cambio, representa al
poseedor de la tierra, su legítimo dueño, pero que es cruelmente
explotado 2.7. Estructura de “El mundo es ancho y ajeno” 2.7.1. ¿Quién
cuenta “El mundo es ancho y ajeno”? Ciro Alegría: 1909-67) Novelista
peruano, nacido en Marcabal Grande y fallecido en Lima. Ciro Alegría
hizo sus estudios escolares en su misma región andina de nacimiento
(donde tuvo como maestro a César Vallejo) y se comprometió temprano
en la lucha política como miembro de la Alianza Popular Revolucionaria
Americana (APRA). Su militancia en la APRA le valdrían dos estancias
en prisión (en 1931 y en 1933) y su posterior exilio en Chile en 1934.
2.7.2. El tema principal La lucha del alcalde Rosendo maqui
representando a la comunidad Rumi contra Amenabar y Roldán quienes
querían quitarle sus tierras. 2.7.3. Los temas Secundarios El deseo por
tener o conseguir tierras por Amenabar y Roldán 2.7.4. Los recursos
estilísticos

4. 2.7.5. Mensaje de la obra El autor esta ves nos quiere transmitir las
injusticias que había en las comunidades indígenas, que
desgraciadamente no tenían educación y por la lo tanto se hacia lo que
los “blancos” mandaban, y desagraciadamente todavía sigue existiendo
el racismo, mayormente en las personas que no tiene una educación.
2.7.6. Menciona 6 hechos más saltantes de la obra. La muerte de la
esposa de Rosendo Maqui cumpliendose uno de los presagios que él
tuvo. Falsificador de billetes. El engaño del entierro al cura. Se
descubrió la estafa por un telegrama equivocado. Los gobernantes
solían decirles: "Váyanse a otra parte, el mundo es ancho". Cierto, el
mundo es ancho, pero ajeno. Benito Castro y los suyos mueren
defendiendo su tierra y sus vidas, sus cerros y sus animalitos. No
quedaba otra alternativa: vivir o morir abatidos como los cóndores:
"Todas las rutas se hallan ensangrentadas". ¿Adónde ir? ¿Adónde?...
Falsificador de billetes. El engaño del entierro al cura. Se descubrió la
estafa por un telegrama equivocado. Los gobernantes solían decirles:
"Váyanse a otra parte, el mundo es ancho". Cierto, el mundo es ancho,
pero ajeno. Benito Castro y los suyos mueren defendiendo su tierra y
sus vidas, sus cerros y sus animalitos. No quedaba otra alternativa: vivir
o morir abatidos como los cóndores: "Todas las rutas se hallan
ensangrentadas". ¿Adónde ir? ¿Adónde?... III. RESUMEN DE LA
OBRA I. Rosendo Maqui y la comunidad Rosendo es el alcalde. Se
describe la vida de una comunidad andina. Los gamonales con leyes
para expropiar a los comuneros. La ley, el derecho, es para los
gamonales. Dificultades para levantar la escuela. El indio es
despreciado. El tinterillo Bismark, "defensor jurídico" frente al gamonal
Amenábar. Murió mucha gente del tifo. Guerra con Chile. "Las madres
blasfemaban...". Aparecen los azules y los colorados. Dejaron hijos.
Habla de dos ladrones disfrazados de frailes que bendecían el ganado y
regalaban ovejas a la comunidad. Referencia a diversas supersticiones.
La esposa de Rosendo, Pascuala, había muerto. II. Zenobio García y
otros notables

5. La hija mayor de Zenobio hace una apología de la muerte. El
"cañazo" — bebida alcohólica fuerte— para el velorio (justifica la
borrachera). Todo el pueblo asistió al velorio. III. Días van, días vienen
Sentido materialista de la muerte. Se construye la escuela con adobe.
Llega don Álvaro Amenábar diciendo que los terrenos son suyos y así lo
había denunciado. Rosendo sintió odio por primera vez. Crítica a
funcionarios y maestros. "En el Perú las cosas se hacen solas". Amoríos
de Bismark Ruiz, el tinterillo, y la "costeña". Rosendo le deja cincuenta
soles a Bismark para que les defienda, y éste les dice que vayan
tranquilos, que la justicia está de parte de ellos. La estafa del "Mágico"
en una fiesta. IV. El Fiero Vásquez Se presenta a este personaje que
despojaba a los ricos y daba a los pobres; aunque también robaba a los
pobres cuando necesitaba. Encuentra a Doroteo Quispe que iba a
comprar para la fiesta de San Isidro. El Fiero le roba los cien soles que
llevaba, pero después le devuelve ochenta y diez más para velas a San
Isidro, por la oración al Justo Juez que recita Doroteo. Aparece
Valencio, hermano de Casiana, amante del Fiero Vásquez. Describe la
miseria, el látigo y la incansable deuda de los pobres. Hieren en la cara
al Fiero con carabina. Se repone y llega a un pueblo, donde le cura la
Sra. Elena. Llega don Teodoro, el esposo de Elena. El Fiero cuenta que
anduvo errante por matar a don Malaquías que había pegado a su
madre. Se queda trabajando con don Teodoro. Describe las peripecias
de don Teodoro y el Fiero para atravesar el río Condebamba. Don
Teodoro se fue a firmar porque fue elegido diputado. El Fiero se casa
con Gumersinda. Estando en la chacra le ataca un desconocido al que
mata en defensa propia, pero tiene que huir. A los seis meses regresa.
Su hijo había muerto. Su esposa había sido violada por los gendarmes y
tuvo que ser sirvienta del juez para poder salir de la cárcel. Se informa
del juicio con Amenábar y se va, caída la noche. V. El maíz y el trigo
Narración del arreo de vacas por un grupo de jóvenes por un valle.
También se narra la siega, el acarreo y la trilla. Describe cómo se
avienta el trigo con horquetas y palos de madera, hasta separar la paja
del grano. VI. El ausente Ganó Benito en la carrera de caballos para
atrapar el gallo, que colgaba de una soga, y los treinta soles que
estaban en un canasto. Por la noche hubo un baile. Prefirió no pelear y
se fue. Vagando de un lado para otro llegó al Callejón de Huaylas. Allí
pagaban los gamonales peor que en el

6. norte. Tuvo que huir porque soltó a dos indios que habían sido
torturados por considerarles culpables de robo. Llegó a Pueblo Libre.
Pajuelo, que había dejado el pueblo por los abusos, vino, ya adulto, a
ponerse al lado de los indios explotados por gamonales y autoridades;
se puso a arengar a la gente. Benito está ahí con su caballo "Lucero".
Hieren a Pajuelo y a los pocos que quedan les llevan presos por
subversión. Con el tiempo salen todos menos Benito, que por ser
forastero no tiene quien le defienda. Por fin lo sueltan, pero se queda sin
su caballo y con hambre. Se pone a trabajar en una hacienda. Allí, los
indios cuentan historias de revoluciones en el Callejón, pensando que
se repetirán: y al día siguiente, la misma realidad. VII. Juicios de los
linderos El papel sellado es un mal nacional, que no puede faltar,
aunque falte el pan. Por su familia don Álvaro es enemigo de los
Córdova. Íñiguez es el defensor de don Álvaro. Se compran a falsos
testigos, al subprefecto, al juez y al mismo Bismark Ruiz. Se
encontraron los hitos —que señalan los linderos— fuera de su sitio, y
los colocaron de nuevo. Mardoqueo, vendedor de esteras y encargado
de espiar, fue flagelado. Bismark dijo a Rosendo Maqui que él
descalificaría a Contreras, a García y a otros más. Habla de Nasha,
bruja y curandera, que con hierbas, el cuy, etc., podría hacer algo contra
don Álvaro Amenábar. Sacó una fotografía suya de la hacienda, de
noche. Don Álvaro la descubrió y dijo que no la mataba porque su padre
había salvado al de don Álvaro. ¿Qué había hecho don Gonzalo
Amenábar con los indios? ¿Qué hacía don Álvaro? Explotarlos,
matarlos, flagelarlos, despojarlos. En vista de que don Álvaro seguía
bien de salud, empezaron las dudas sobre Nasha, y al final nadie creía
en ella; se justificaba: "No le puedo agarrar el ánima...". Rosendo Maqui
tiene que buscar testigos que no sean de Rumi. Rezan a San Isidro para
que salve a la comunidad. Los buscaron en Muncha y Viyumi; sabían
que los comuneros tenían razón, pero no se atrevían a enfrentarse con
don Álvaro. Apareció Jacinto Prieto, el herrero del pueblo; y enviaron al
"Zurdo", vagabundo y truhán, para que le provocase. En efecto, le
propinó una paliza y Prieto fue a la cárcel. VIII. El despojo Rosendo
Maqui quiso dejar a Bismark, pero nadie en la provincia quería
defenderles. Consejos del sacerdote de que acepten la voluntad de
Dios, guarden sus mandamientos y piensen en el Cielo. Augusto Maqui,
nieto de Rosendo, va a la hacienda enrolado por su abuelo, como espía;
escuchó que irían cuarenta para tomar Rumi. Lo contó todo a su abuelo;
al siguiente día, al mediodía, ocho caporales de Amenábar, llegaron
amenazantes por lo del espía. "Hasta el 14" gritaron, aludiendo al día
del juicio.

7. En el juicio dice Rosendo: "han ganado la plata y la maldad". Artemio
Chauqui intentó criticar —sin éxito— la gestión del Alcalde y de los
Regidores. Se entró a discutir si defender o no la comunidad; Gerónimo
Cahua optó por la resistencia; otros, no. Casiana —sin avisar— salió en
busca del Fiero Vásquez. Llegaron a un acuerdo: no se resiste, y se
irían de la comunidad antes del día 14. Reeligen alcalde al viejo
Rosendo Maqui. Casiano no encontró al Fiero; hicieron fuego como
señal. "No pienso que Dios esté administrando las cosas de la tierra",
pone en boca del "Manco". Llegó Valencio, hermano de Casiana. El
Fiero decidió ir, con veinte hombres, a defender a los comuneros.
Salieron los comuneros de Rumi y llegó el gamonal con su cohorte. Los
comuneros (Alcalde y Regidores) saludaron a don Álvaro, que les dijo:
"¿Por qué no me saludan, indios imbéciles, malcriados?". Al fin se
produjo el enfrentamiento entre el Fiero y los comuneros, con los
gendarmes y Amenábar. Murió Íñiguez por la piedra rodada por
Mardoqueo. IX. Tormenta Yanañahui es una laguna encantada. Nasha
se desprestigió con la pérdida de las tierras. Rosendo se dirige al cerro:
"Taita Rumi, ¿nos irá bien en Yanañahui?". Le hizo ofrendas de pan,
coca y chicha. Siguió insistiendo. El cerro le dijo: "Bien", al ingenuo y
panteísta Rosendo. La vida había cambiado mucho por la aspereza del
lugar. Se intentó un recurso de apelación a la Corte Superior. Pero se
enteró Amenábar: "no saben donde se meten y con el jovencito el tal
Zavala Correa" (el abogado). Se produce una gran tormenta y algunos
animales son muertos, entre ellos "Frontino", el caballo de Rosendo. Un
emisario de Zavala Correa vino a decir que habían asaltado al que
llevaba la apelación, la que poco después se quemó en la chimenea de
don Álvaro. Anselmo, el tullido, tocaba muy bien el arpa. La vida era
dura. Murió Anselmo. Doroteo, Gerónimo y Condorumi intentaron matar
a Bismark y a su amante Melba, pero no se atrevieron: sólo robaron los
dos caballos. Melba murió de pulmonía. Bismark volvió al lado de su
esposa, a la monotonía del trabajo. El diario "La Patria" se refirió en el
editorial al orden que pusieron, a la laboriosidad y honestidad de
Amenábar, y al bandidaje y a la revolución a la que se dedicaron
muchos comuneros. X. Goces y penas de la coca A Hipólito le picó una
víbora. Corrían historias de muertes por picaduras de víboras. También
molestaban los zancudos. Amadeo Illas iba a empezar a raumar. Los
dos caporales que estaba allí habían violado a su mujer, aunque él no lo
sabía. El trabajo, al principio, era fácil; después ardían las manos y
salían ampollas. El almuerzo era un cucharón de trigo. Las manos le
sangraban. Tuvo que dejar el trabajo. Era cuestión de acostumbrarse,
pero no se acostumbró: las ampollas, la sangre... Regresó sin nada.
Tuvo que irse a Lomas, pero le buscaron y el hacendado pagó su deuda
de 50 soles: de nuevo estaba amarrado. XI. Rosendo Maqui en la cárcel

8. Falsificador de billetes. El engaño del entierro al cura. Se descubrió la
estafa por un telegrama equivocado. XII. Valencio en Yanañahui Gran
recibimiento. Cuenta el enfrentamiento con los gendarmes y la muerte
de algunos de éstos y de la banda. El Fiero Vásquez y otros, siguen a
salvo. Decide casarse con Tadea por religioso. XIII. Historias y lances
de minería Calixto Paucar busca trabajo en la mina de Navilca. Se
encuentra en el camino con presos encadenados. Al llegar, le dijeron
que comenzaría a trabajar el lunes, pero luego le avisaron que
empezaría una huelga. Alberto y Calixto salieron a dar un paseo. Los
mineros sorprenden a 14 de la banda del Fiero Vásquez, borrachos, en
una cueva y los llevan presos a la mina de los Godogrey. Allí los
colgaron de los pelos y a los que no murieron, les fusilaron. El Fiero no
volvió a Gallayán. Había informes de su captura. Se le rompió la soga
con otro compañero, pero no explotó la carga de dinamita y salvó la
vida. Un periodista le preguntó por la huelga. Habló de cuando estuvo
en Cerro de Pasco y de otras huelgas. "Ellos tienen plata y los mineros
hambre". Alemparte, el Secretario General del Sindicato de Navilca,
había declarado la huelga. Vinieron muchos gendarmes. Gritaban:
"¡Viva Alemparte! ¡Viva el gringo Yack! Somos socialistas". Se
enfrentaron a los gendarmes y hubo ocho muertos: el primero,
Alemparte. Yack y otro compañero desplegaron un trapo rojo y
cantaron; los demás no sabían nada. XIV. El bandolero Doroteo Quispe
Nació el hijo de Casiana. No se sabe nada del Fiero Vásquez; otros han
muerto. Doroteo entra a Muncha, el caserío donde esta Zenobio García,
el gobernador. Sospechan del bandido. Los bandidos entran a
medianoche disparando mucho, para impresionar. Entraron en Muncha
y Zenobio huyó, pero la esposa, la hija y la sirvienta no pudieron
hacerlo. Cuando regresó a la casa se encontró con el saqueo: todo el
esfuerzo de años, perdido. Se emborrachó. Los bandidos encontraron al
"Mágico" (mercachifle) y después de despojarle de la mercadería, le
echaron en un pantano, donde se hundió. XV. Sangre de caucherías
Augusto Maqui, con otros, ha llegado a un lugar de la selva. Al frente va
el veterano Carmona. Don Renato era el dueño y el primer jefe del
canuco, donde se explotaba el caucho. Se servían de los indios, a los
que habían reducido, que tenían que entregar su cuota; de lo contrario
eran castigados: hombres, mujeres y niños. En el Putumayo mueren
cuatro en una expedición a manos de los cashibos. Se preparan para
vengar esas muertes: el prefecto Arana con otros de su comitiva y gente
de tropa sorprenden a los cashibos en una orgía. Matan a algunos y se

9. llevan rehenes, entre ellos a la esposa del jefe, Yanacuna. Al insistir
en el ataque, apoyados por los cañones de tres embarcaciones que
llegan para ayudar, muere el jefe y hacen una carnicería humana. Por
eso ponen a ese lugar el nombre de "Puerto del castigo". Cuenta la
historia del Cultachaqui ("pie de hombre y de venado") que querían
llevarse a Nora, la esposa del cacique Coranke; al intentar evitarlo,
convirtió a su hija en un pájaro, el "ayaymama", el cual se dice que
sigue cantando, especialmente en las noches de luna. Ordóñez, el
dueño, descabezó con machete a un indio por no haber traído caucho.
Augusto quedó ciego por el caucho. Todos se fueron. Escuchó la voz de
Maribi. Ordóñez, en una pelea que los caucheros vencen contra los
indios de la selva, recibe una flecha y muere. Los caucheros traen 30
mujeres, y dejan a Marabi con Augusto. XVI. Muerte de Rosendo Maqui
Un preso, Jacinto, había escrito al Presidente de la República, seguro
de obtener justicia. Pero no fue así. Jacinto exclamaba: "Todo es
mentira; ¿dónde están los hombres probos de la patria? Todos son unos
serviles a las ordenes de los poderosos. Un rico puede matar y nadie le
hace nada. Un pobre da un puñete fuerte y lo acusan de homicidio
frustrao". Todo esto lo decía a gritos, pero de nada le sirvió. Lo
torturaron los gendarmes. Sólo salió por los 1.000 soles que pagó el
Fiero Vásquez. A Rosendo Maqui lo pusieron en la misma celda que al
Fiero. Luego, acusándolos a ambos de sedición, confunden al Fiero
Vásquez y dan muerte a Abdulio. El alcalde le hizo llegar un revólver al
Fiero Vásquez, quien propone a Rosendo la huida: Rosendo lo piensa,
pero renuncia a este plan por miedo a que Amenábar ganara las
elecciones a Córdova. Esto le costaría caro. El Fiero soborna al
gendarme y a otro más con 400 soles (el gendarme ganaba 30 soles
mensuales) para huir; abre con una ganzúa el candado. En el patio
mata a dos gendarmes. Al enterarse los demás gendarmes, acuden a la
celda de Rosendo: "¿por qué no gritaste, tú indio babieco?". Golpearon
a Rosendo hasta que se desvaneció; al llevarle el almuerzo no contestó:
estaba muerto. El médico diagnosticó muerte por infarto y el juez
levantó acta de defunción. El subprefecto mandó a los gendarmes que
lo enterraran en la noche para que los indios no armasen bulla, pues no
quería líos —si los indios se enteraban de lo sucedido—. XVII. Lorenzo
Medina y otros amigos En una cantina de Lima está Benito Castro, que
trabaja en una imprenta. Allí comenta con el tipógrafo llamado Santiago
de cómo domó una mula en su comunidad. Llegó Lorenzo Medina, el
gran líder sindical. Benito se va con él a trabajar en un bote pesquero.
Luego se entera Benito que Lorenzo no dirige nada; que había sido
expulsado del sindicato. Hablan de explotación de indígenas en las
haciendas, de la construcción de ferrocarriles, etc.

10. En la provincia de Azángaro los gamonales han despojado a las
comunidades de sus tierras, de la manera más clamorosa: han matado
y torturado hombres, mujeres y niños, con el apoyo de las autoridades.
Lorenzo comenta: "Ayer ha hecho un año que la fuerza pública, al
mando del coronel Revilla, prefecto de Cajamarca, entro en Llaucán y
arrasó con todos..., no sólo los indefensos reunidos, sino entrando a las
casas". Hace referencia a una carta de Llaucán al señor Ministro de
Justicia, exponiendo los atropellos de Llaucán; entre los firmantes está
Rómulo Quinto (de Rumi), según Benito. Cuenta Benito que, por haber
matado a su padrastro, y a falta de cárcel, fue encerrado en un cuarto
de Rosendo Maqui; este último lo soltó. Benito quiere volver a la
comunidad, por eso estaba aprendiendo a leer. Termina la historia
narrando la fuerte explosión que hubo en el Callao, y cómo eso hundió
el bote; de cómo la lancha no daba para vivir; y de que ambos (Benito y
Lorenzo) tuvieron que quedarse en el Callao, resignados en trabajar
recogiendo conchitas, después de haber intentado éxito— encontrar
otro trabajo en Lima. XVIII. La cabeza del Fiero Vásquez Una pastora
encontró entre unos matorrales la cabeza del Fiero Vásquez. Llegaron
el juez, el subprefecto y muchos campesinos. No había indicios de quién
lo había matado: ¿los gendarmes, una mujer por celos,...? Enterraron la
cabeza. Casiana se enteró del suceso. XIX. El nuevo encuentro Juan
Medrano está mirando Solma, la tierra que tiene por delante y que se
parece un poco a Rumi; Juan Medrano la anidó. Simona, cocinando al
raso, está con él. Se hace de noche y duermen allí. Su destino es
trabajar la tierra, como su abuelo Antón. Juan y Simona tienen dos hijos:
Roli y Elvira. Hacen su casa, y siembran en ese mes de noviembre, con
la ilusión de obtener una buena cosecha que pueda beneficiar a los
padres de ambos y a Modesto, un pastor que vive solo — únicamente
tiene la compañía de una culebra— y a quien tratan de brujo. Llegaron
las lluvia y crecieron el trigo y el maíz; Juan realizó la cosecha —con la
ayuda de otros, como es habitual—, acordándose de Rosendo. Al final
de la cosecha llegó don Ricardo, que se llevó la mitad de lo recogido, y
reclamó casi otro tanto por las facilidades prestadas: los colonos se
quedaron únicamente con los granos necesarios para su sustento. XX.
Sumallacta y unos futres raros La indiada llenaba el pueblo en fiesta.
"Demetrio Sumallacta vio a Amadeo Illas en una cantina. Les contó el
cuento del zorro y el conejo". El zorro, decía unos de los futres,
representa al mandón y el conejo al indio; pero el indio toma revancha.
Un pintor invita a Demetrio para ser

11. modelo; le dará dos soles diarios. Al regresar a casa dice que se
encontró con unos futres que hablaban del "indio", "justicia", "el
hombre", y que consideran hombre al indio. Se durmió después de
haber hecho grandes alabanzas del maguey. XXI. Regreso de Benito
Castro Se enroló en el ejército y ascendió a Sargento primero. Se
licenció. Consiguió un rifle y quinientos tiros. Benel, guerrillero, quiso
plegarse a él, pero desistió al saber que era hacendado. Ningún
gobernante hacía nada por el pueblo. Se compró un caballo y se fue a
su comunidad. Se dio con la sorpresa de que había desaparecido; en la
casa de Rosendo no encontró más que un cerdo. ¿Qué pasó con la
gente? ¿Dónde estaban? ¿La peste? ¿Algún gamonal les había
desalojado? ¿Rosendo? ¿Pascuala? Lloró. Encontró tan sólo a un
habitante, Ramón Briceno, quien le comunicó lo de Amenábar y que
estaban en Yanañahui. Subió a Yanañahui y se encontró con su
hermana Juanacha. Se enteró de la muerte de sus padres y del nuevo
Alcalde — Clemente Yacu— que estaba enfermo; éste le fue contando
lo sucedido. El espíritu de Rosendo estaba en la comunidad. XXII.
Algunos días Benito revivió intensamente en dos días todo lo ocurrido
en la comunidad. Fueron presentándoles a todos. Madre e hija se
presentaron para que Benito les leyera la carta que el esposo de la hija
le había enviado. Benito fue a conversar con el Dr. Correa Zavala, que
le dio la noticia de que se podían quedar y cultivar las tierras —que
ahora ocupaban— con tranquilidad, porque la Corte Superior de Justicia
había fallado a favor de la comunidad. Benito salió de caza con Porfirio
Medrano y le anuncia que le propondrá como regidor. Luego, se casó
con Marguicha. XXIII. Nuevas tareas comunales Dinamitaron la laguna
para aprovechar más tierras de cultivo. Benito Castro dijo a la
comunidad que él era el responsable de eso, a pesar de las
supersticiones. La gente se oponía por la superstición de la "mujer
negra y peluda", que suponían vivía en la laguna. También destruyó
unas ruinas donde, decían, estaba el "chocho". Pero no había ni tal
chocho ni tal laguna encantada. No pocos se opusieron, se discutió en
la comunidad, y la mayoría voto a favor de Benito. Clemente renunció
por el reuma y Benito fue elegido Alcalde. XXIV. ¿Adónde? ¿Adónde?
12. Artemio Chauqui decía: "El indio es un Cristo clavado en una cruz
de abuso". Benito Castro organizó a la gente contra Amenábar, que
intentaba llevarles a trabajar a su chacra. También luchan los
munchinos. Se acercaron los de Amenábar. Benito Castro dispuso las
operaciones y treinta hombres se pegan contra las peñas dejando la vía
libre. Al fin aparecieron los guardias con un indio de guía. Se tiraron al
suelo ante los disparos; murieron seis guardias y algunos comuneros:
Porfirio Medrano y Fidel Vásquez. Rumi y Umay también se sublevaron,
pero les atacaron con máuseres. Mueren muchos, entre ellos Benito
Castro. IV. MARCO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO DE “EL MUNDO ES
ANCHO Y AJENO” Geográficos: La novela se desarrolla en Rumi y sus
contornos. Rumi es una comunidad indígena (mestiza). Históricos: Es
en el siglo XVIII donde se desarrollan los hechos. La vida agraria de la
década en la que ocurren los acontecimientos narrados, década que
literariamente es la de vanguardia, atravesó momentos de esperanza y
de desesperación, de hondas tensiones y de profundas crisis. V.
MODELOS DE PRÁCTICAS DE VALORES PRESENTADOS POR EL
AUTOR 6.1. Valores Unión Perseverancia 6.2. Anti valores
Injusticia Muerte Violencia Abuso Avaricia VI. APRECIACIÓN
CRÍTICA SOBRE LA OBRA Esta obra nos pareció muy interesante ya
que nos muestra la realidad del pueblo indígena y todo lo q sufre por ser
una comunidad olvidada en donde cualquier “blanco” podía y puede
imponer sus ideas con fuete cantidad de dinero. También rescatamos
que Ciro Alegría utiliza al describir los paisajes ya que lo hace tan
detallado que uno se sumerge en su imaginación.

13. Nos parece muy bien que un escritor ponga en evidencia la crueldad
y la injusticia que una comunidad tenia que soportar en sus tiempos. VII.
IMPACTO PERSONAL Nos sorprendió al darnos cuenta que existían
personas que por codicia, avaricia podían destruir una comunidad que
vivía en paz y con buenas intenciones de superarse y también que las
personas podían caer bajo como ser sobornadas por dinero y perjudicar
a las personas que solo buscaban prosperar. VIII. LA OBRA EN EL
CONTEXTO ACTUAL En la actualidad podemos hacer una
comparación con esta obra porque siguen existiendo las injusticias
sobre las personas que no tienen un grado económico alto o también
que no tienen una educación, nos referimos mayormente a las personas
que viven en los pueblo pequeños y alejados en donde no saben como
defender sus propios derechos, mediantes documentos legales. IX.
GLOSARIO DE LA OBRA 1. Viandantes.- 2. Diáfana.- 3. Cetrino.- X.
BIBLIOGRAFÍA La obra “El mundo es ancho y ajeno”
http://74.125.47.132/search?q=cache:NrqFGATIVNoJ:www.
biografiasyvidas.com/biografia/a/alegria.htm+ciro+alegria&c
d=2&hl=es&ct=clnk&gl=pe

14. Nosotros vamos a tratar sobre la obra de Ciro Alegría, uno de sus
mejores escritos y que según Mario Vargas Llosa es con la cual se inicia
la narrativa peruana moderna del Perú, nos estamos dirigiendo a la obra
titulada "El mundo es ancho y ajeno"; nosotros vamos a analizarla,
veremos cual es su mensaje y también el resumen de la obra , entre
otros; esta obra será tratada con mucha eficacia ya que se trata de una
obra donde se habla sobre el maltrato de las comunidades de los andes,
las que están olvidadas por otras ciudades, hata del propio estado,
aunque en este perido se habla de un régimen colonial ya que nos
hablan de gamonales, en fin mas adelante trataremos con mas
especificaión

         El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría:
         traducción y traición en la novela indigenista
         XIMENA TRONCOSO ARAOS
         Universidad Católica del Maule E-mail: xitrona@yahoo.com

         RESUMEN
         La obra de Ciro Alegría exhibe, tal vez más acusadamente que la de otros
         escritores del indigenismo, la pugna del escritor con el lenguaje en la
         tentativa de mostrar el mundo indígena ‘desde dentro’. Curiosamente, la
         crítica elogiosa de El mundo es ancho y ajeno (1941) y la cuestionadora
         apuntan a un mismo aspecto: el mostrar o no el mundo indígena desde
         dentro. Más que abogar por una u otra crítica, me interesa sugerir a partir
         de la propia novela el porqué de tan contrapuestas percepciones. Reconozco
         que existen diversos factores externos que influyen (políticos, culturales, de
         institucionalidad literaria, de egos profesionales, etc.), pero los juicios
         finalmente se despliegan con el texto y es su carácter particularmente tenso,
         ambiguo, irregular y transicional, lo que provoca lecturas disímiles no sólo
         en sujetos distintos sino en un mismo lector.
         Palabras claves: Novela indigenista, traducción y traición, memoria,
         perspectiva indígena.
         ABSTRACT
         The work of Ciro Alegría exhibits, perhaps more intensely than in other
         writers of indigenismo, the struggle of the writer with language in the
         attempt to show the indigenous world from within. Peculiarly, the criticism
         that praises El mundo es ancho y ajeno (1941) as well as the criticism that
         questions it focus on the same aspect: whether or not the novel shows the
         indigenous world from the inside. More than to defend one critical position or
         another, I am interested in exploring, taking the novel itself as a starting
         point, why such opposing perceptions exist. While I recognize the influence
         of diverse external factors (political, cultural, literary institutions,
         professional egos, etc.), the final judgments unfold within the text and its
         particularly tense, ambiguous, irregular and transitional character which
         provokes dissimilar readings not only in different subjects but in the same
         reader.
         Keywords: Indigenist novel, translation and treason, memory, indigenous
         perspective.

                                                                       A Pilar Sobarzo Rodríguez

                                                                Huérfano de huérfanos
                                                                Hijo del viento
                                                                Huairapamushca
                                                                De la luna debe ser el frío de sus
                                                                ojos
                                                                El corazón pura tristeza
                                                                Había dicho la mestiza cocinera

                                                                JOSÉ MARÍA ARGUEDAS,
                                                                OSVALDO TORRES
AUTOR Y NARRADOR EN LA ENCRUCIJADA
Emir Rodríguez Monegal se refiere a su experiencia de lectura de la obra de
Alegría como que sus textos le transmiten la sensación de éxito y fracaso:
"Exito por la convicción interior, el vigor, la simpatía honda del autor hacia
sus temas; fracaso porque estas novelas, y sobre todo la más famosa de
ellas, representan el final de una etapa, la última palabra de un arte de
novela, sólido, bidimensional, que ya estaba completamente exhausto en
1941" (1967). Sin embargo, a diferencia de la opinión de Monegal, creo que
la novela de Alegría no es como una obra del siglo XIX, sino un texto que
plasma en su escritura la tensión de visiones culturales y estéticas y la
transición hacia nuevas formas literarias que ya hacían su aparición en esos
años.
La novela indigenista muestra en su desarrollo histórico un paulatino
despojamiento de modos escriturales monológicos -en términos de Bajtín-, y
de visiones positivistas y románticas, cediendo a la creación de un lenguaje
polifónico y mestizado, producto de un sumergirse en lo indígena pero con
un bagaje occidental. Este proceso transcultural (Rama, 1987) alcanza su
expresión más notable con José María Arguedas.
La narración en la novela indigenista es reveladora de la problemática social
y cultural de Perú (Cornejo Polar, 1980 y Mariátegui, 1955). Vivir en un
territorio heterogéneo racial, lingüística y culturalmente, con un proceso de
mestizaje irregular y conflictivo, obliga al escritor a generar estrategias para
moverse entre mundos disímiles. El recurso, el artificio que entraña un
proceso de ‘traducción’ del mundo indígena, en alguna medida traiciona al
escritor, pero también le permite experimentar modos de acercamiento a lo
marginal.
El mundo es ancho y ajeno se abre con el presagio y finaliza con su
cumplimiento (elemento de la novela romántica que aquí experimenta
variaciones: no se trata del sino romántico). Rosendo Maqui, el alcalde de la
comunidad de Rumi, asocia el mal augurio consigo mismo, con su mujer y
con la comunidad. El primer cumplimiento (la muerte de la esposa) ocurre al
final del primer capítulo y se trata en el segundo. Luego comienza el litigio
de tierras entre la comunidad y el hacendado Alvaro Amenábar, seguido por
el despojo y finalmente la matanza. Entre estos dos últimos hechos ocurre el
encarcelamiento y muerte de Rosendo. De esta manera, se cumplen los tres
malos presentimientos, no obstante el narrador establezca una distancia
crítica entre las creencias de los indígenas y su propia forma de pensar.
El narrador hace patente su escepticismo desde una mirada que se perfila
como superior, aunque siempre benevolente. Así, por ejemplo, cuando
Rosendo sube a comunicarse con las montañas, como es su costumbre,
contrastan: 1) la perspectiva del personaje que entiende su hacer como
diálogo efectivo con las montañas, las que son percibidas como oráculos; 2)
la perspectiva del narrador que explica el acto como fenómeno físico (el
eco), a lo que añade la "ingenuidad" de Rosendo (con lo que,
implícitamente, percibe al indígena como niño en ciertos aspectos). El
narrador, una vez que ha dejado bien clara su visión del hecho, se muestra
comprensivo, benevolente, paternalista. Luego que ya ha esbozado una
sonrisa por la conducta de Rosendo, trata de censurársela al lector (como el
profesor que, reprimiendo su propia risa, castiga la de los alumnos que se
ríen del compañero).
El texto, en las acciones y el discurso, tiende a plasmar la idea, en forma
indirecta, de que la asimilación del indígena es positiva, pero esta idea se
vuelve problemática al momento de observar críticamente el mundo no
indígena. Es necesario el progreso y éste pasa por el abandono de ciertas
creencias que signifiquen una limitante y que son percibidas por el narrador
como supersticiones: las brujerías de Nasha Suro y el encantamiento de la
laguna Yanañahui.
Benito Castro es un personaje continuación de Rosendo, representa un
estadio más avanzado. Benito vuelve convertido en un mestizo cultural, con
lo que completa su mestizaje (recordemos que es un cholo).
Significativamente, Benito no tiene padre, es producto de una violación, por
lo que en su viaje incorpora la parte no indígena del padre. Sabe leer y
escribir, retoma el proyecto de escuela que el viejo Maqui añoraba, no cree
en brujerías ni encantamientos ni se viste como los indígenas. El
progresismo de Rosendo y Benito en sus distintos grados, cuenta,
básicamente, con la simpatía del narrador. Una vez que Castro ha expuesto
sus ideas y proyecto al pueblo, el narrador, en el fragmento siguiente
comienza ratificando el acierto de ellos: "De veras, después de dos años de
tenaz labor, el pueblecito se levantó allá , fuerte y cómodo, y la pampa
estuvo llena de hermosas siembras" (708). Sin embargo, advierto cierto
matiz irónico subyacente en el discurso de Benito para ser elegido alcalde,
por la semejanza con los discursos políticos, que lo influenciaron en su
estadía fuera de la comunidad y de los cuales adoptó también las formas:
Benito terminó accionando con ambas manos:
Yo quiero a mi comunidá y he vuelto porque la quiero.
Quiero a la tierra, quiero a mi pueblo y sus leyes de trabajo y cooperación.
Pero digo tamién que los pueblos son según sus creencias. Aura yo les pido
votar según su corazón de comuneros. Podrán echarme, pero lo que he
dicho no deja de ser verdá. Tarde que temprano, la verdad se impone. Esta
comunidad será fuerte cuando sus miembros sean fuertes (edición 1955:
706-707)1
El discurso del narrador obedece a una doble tentativa que podría parecer
única: 1) mostrar el mundo indígena desde dentro, motivado por la
compasión y la admiración; 2) interpretarlo. La dificultad de acceder a ese
mundo por la diferencia y distancia entre el horizonte cultural del escritor y
el del indígena genera inmediatamente la segunda tentativa. Se suma a ello
el que se considere constantemente al lector como no indígena. De acuerdo
con esto, el narrador se perfila como un conocedor en un doble nivel:
conoce lo que hacen y piensan los personajes y tiene la capacidad de
comprender e interpretar. El narrador actúa como un nexo entre dos
esferas, la del indígena y la del destinatario. Se ubica entre uno y otro
mundo en su condición de intérprete, pues posee conocimientos de ambos;
decodifica de una esfera para codificar hacia otra. Por lo tanto, su voz
corresponde a la de un sujeto superior que concibe su presencia como
fundamental para que el lector acceda comprensivamente al texto. Es, como
todo narrador moderno, un guía en cuanto a la composición textual y en
cuanto al mundo representado. Se identifica culturalmente con lo no
indígena, pero sus afectos están con el pueblo andino.
La perspectiva indígena, de la que el narrador se hace cargo, se enfoca al
propio mundo (creencias, tradiciones, costumbres) y al de quienes no son
indígenas, principalmente al de aquellos que constituyen el poder
establecido, la legalidad.
INCURSION EN LA MEMORIA INDIGENA
En el texto se distinguen tres tipos de discurso: directo, indirecto e indirecto
libre2. Me interesa aquí principalmente el último, porque a mi juicio es a
través de este modo narrativo que la novela consigue acercarse con mayor
eficacia a los personajes y por ende al mundo de los indígenas desde
dentro3.
En el estilo directo se intenta imitar el habla indígena con sus peculiaridades
fonéticas. Este discurso alterna con el indirecto omnisciente del narrador,
conformando un modo narrativo tradicional, impresionista. La incorporación
del estilo indirecto libre proporciona la posibilidad de adentrarse en la
vivencia indígena, sumergiéndose en la conciencia del personaje. Dentro de
esta modalidad se unen la perspectiva del personaje y la del narrador, que
se corresponden con dos esferas culturales, la indígena y la no indígena
(invirtiendo los términos de Jorge Guzmán blanco/no blanco, 1991).
En el primer capítulo, el narrador, con un lenguaje culto4, sigue el curso del
accionar de Rosendo Maqui, sigue también sus pensamientos, su sentir y
sobre todo su memoria. El narrador traduce a pensamientos lo que en
Rosendo, por limitación cultural según la perspectiva del narrador, sólo es
sentimiento o intuición. Elabora conceptualmente su conciencia. También en
esto se percibe el contraste y la distancia entre dos mundos. La perspectiva
positivista del narrador emerge al considerar a Rosendo un individuo de
sentimientos antes que de pensamientos. Aunque sin ánimo peyorativo, la
idea de ‘pensar’ que maneja el narrador es occidental, racionalista:
Y Rosendo Maqui acaso pensaba o más bien sentía: "¿Es la tierra mejor que
la mujer?". Nunca se había explicado nada en definitiva.
Esto es lo que sentía también Rosendo en ese momento -decimos sentía y
no pensaba, por mucho que estas cosas, en último término, formaron la
sustancia de sus pensamientos.
¿Que él no logra explicarse nada? Digamos muy alto que su manera de
comprender es amar (25, 26, 75).
No obstante, la visión y el pensamiento indígenas, fundamentalmente
analógicos, panteístas y animistas, contagian en algunos momentos el
discurso del narrador como cuando describe a Rosendo Maqui. Aquí el
narrador todavía no empieza a seguir la memoria de Maqui:
Tenía el cuerpo nudoso y cetrino como el lloque -palo contorsionado y
durísimo-, porque era un poco vegetal, un poco hombre, un poco piedra (...)
Tras las duras colinas de los pómulos brillaban los ojos, oscuros lagos
quietos. Las cejas eran una crestería. Podría afirmarse que el Adán
americano fue plasmado según su geografía; que las fuerzas de la tierra
eclosionaron en un hombre con rasgos de montaña. En sus sienes nevaba,
como en las del Urpillau. El también era un venerable patriarca (27).
El lenguaje metafórico cobra una significación especial si lo entendemos
relacionado con la vivencia indígena, concretamente con las
correspondencias entre los seres humanos y la naturaleza, así como entre
todas las cosas. Los indígenas se perciben y viven ligados simbióticamente a
la naturaleza, con lo que son "un poco vegetal, un poco hombre, un poco
piedra". El indígena no quiere imitar, deviene tales los elementos por el
modo de relacionarse con ellos5. Es sumamente interesante que en medio
del vegetal y del mineral se ubique al hombre y que al igual que en los otros
dos casos se diga que era "un pocohombre". Aquí Alegría percibe un aspecto
esencial de lo indígena y es que el hombre abandona el ser hombre como
categoría superior, proyectándose hacia otras formas del ser que tienden a
lo colectivo. Lo que le da mayor valor estético a esta descripción es la
consonancia entre el lenguaje metafórico utilizado y la propia visión que el
personaje tiene de su entorno y de sí mismo. Sin duda que se aprecia
también el sustrato cristiano (me referiré a esto más adelante), el que se
une a lo indígena en el hecho de concebir un Adán de la tierra americana, un
Adán indígena.
La novela se inicia con la perspectiva de Rosendo, por medio de una sola
palabra en estilo indirecto libre, es decir, el narrador verbaliza lo que está en
la mente de Rosendo: "¡Desgracia!". Es la perspectiva del personaje, pues la
asociación entre la serpiente que se cruza en el camino y el mal augurio es
creencia indígena. Tal perspectiva se destaca con el uso de los signos
exclamativos, expresando así emoción, vivencia. Esta palabra se va a repetir
cuatro veces en la tres primeras páginas, alternándola con el discurso
indirecto del narrador.
Otra modalidad en que funciona la alternancia es la que presenta la
perspectiva del personaje indígena e inmediatamente le sigue la perspectiva
del narrador, eminentemente interpretativa. Así, por ejemplo, cuando
Rosendo contempla los cerros, el narrador los describe del modo como
posiblemente se le figuran a este personaje.
Gozaba viendo el nevado Urpillau, canoso y sabio, como un antiguo amauta;
el arisco y violento Huarca, guerrero en perenne lucha con la niebla y el
viento; el aristado Huilloc, en el cual un indio dormía eternamente de cara al
cielo; el agazapado Puma, justamente dispuesto como un león americano en
trance de dar el salto; el rechoncho Suni, de hábitos pacíficos y un poco a
disgusto entre sus vecinos; el eglógico Mamay, que prefería prodigarse en
faldas coloreadas de múltiples sembríos y apenas hacía asomar una arista
de piedra para atisbar las lejanías; y éste y ése, y aquél y esotro... el indio
Rosendo los animaba de todas las formas e intenciones imaginables y se
dejaba estar mucho tiempo mirándolos. En el fondo de sí mismo creía que
los Andes conocían el emocionante secreto de la vida (24).
Las canas de Rosendo se comparan con la nieve de las montañas; se
invierte la analogía anterior, ahora es la montaña la que adquiere caracteres
humanos: el Urpillau es canoso y sabio, como un amauta o como Rosendo.
La naturaleza se acerca al ser humano: los montes son ya un amauta, ya un
guerrero, en otro duerme un indio.
La presencia de lo no indígena del narrador se delata por: el uso de la frase
"león americano", en la que se entiende un conocimiento más amplio del
mundo al especificar el rasgo americano; la palabra eglógico, que pertenece
a una esfera culta y literaria; el concepto "animaba" relativo al animismo,
término acuñado por la antropología; y el término "creía", a través del cual
refiere a lo indígena, pero marcando su perspectiva diferente.
Si bien la mayor parte del primer capítulo podría entenderse como discurso
indirecto libre o interiorizado, pues el narrador sigue el fluir de la conciencia
de Maqui, principalmente sus recuerdos, la forma que adopta lo acerca
mucho a un estilo indirecto, ya que la perspectiva del narrador es la que
adquiere mayor presencia. Los momentos en que se siente la perspectiva
del personaje son más escasos. Consisten mayoritariamente en frases que
tienen como función recordar al lector que lo que se narra corresponde a la
conciencia del personaje. Para ello se recurre a expresar desconocimiento o
conocimiento parcial de cosas que obviamente el autor conoce y a formas
léxicas populares, como cuando se tocan los temas de la Guerra del Pacífico
y de los montoneros:
Diz que Chile ganó y se fue y nadie supo más de él.
En una oportunidad se alcanzó a saber que pasaba un general Cáceres.
Los azules luchaban por un tal Iglesias y los Colorados por el tal Cáceres.
"¡Viva Cáceres!", "¡Mueran los traidores", "¡Viva Iglesias!", "¡Viva la patria!"
¿Por qué dirían así? Ellos sabían sus asuntos (45, 46, 49) (destacado mío).
Todas estas citas muestran la posición y actitud de Rosendo ante los asuntos
bélicos y políticos del país, tanto internos como externos. Los indígenas se
sienten ajenos a la guerra, pues su identidad está en relación con el terruño
comunitario. Si abandonan este espacio físico, seguirán ligados a él
espiritualmente; cada historia individual de los indígenas que salen a probar
suerte da testimonio de ello.
No obstante la perspectiva del narrador no desaparezca en el discurso
indirecto libre usado en la novela, ya que se utiliza la lengua culta del
narrador, tal modalidad obliga a reducir las interferencias personales. Con
esto me refiero a juicios y comentarios, pues de todas formas el discurso es
permeable a ciertas actitudes que corresponden al narrador, como cuando
Rosendo recuerda la historia del pueblo en torno a la imagen de San Isidro.
Este pasaje está matizado de un ligero humor que es asociable con la
sonrisa benevolente, aunque en este caso expurgada de paternalismo, del
narrador (58-61):
El pueblecito recibió el nombre de San Isidro del cerro y la accidentada
topografía determinó que las casas estuvieran casi superpuestas, de modo
que los habitantes tenían que subir por las callejas a gatas o haciendo
equilibrios. Les cayó por eso el sobrenombre de chivos, en gracia al gusto
por las maromas que adorna a tales rumiantes (58)6.
EXODO, DIASPORA Y CRUCIFIXION
Rosendo Maqui y la comunidad de Rumi están traspasados por elementos
cristianos, como todo el pueblo indígena. Pero además de esta característica
cultural ya conocida, la configuración literaria del personaje y la comunidad
se ven traspasados por lo cristiano del mundo cultural del autor, lo que
funciona en esta novela como un trasfondo (ni reescritura intencionada, ni
alegoría) y se manifiesta de modo complementario en el discurso del
narrador y en el discurso y accionar de los personajes.
Rosendo adquiere rasgos patriarcales bíblicos: es una especie de Salomón
por la sabiduría para solucionar los problemas de la comunidad y obtiene por
ello el respeto de sus hermanos comuneros. Maqui rememora -en el primer
capítulo- tres casos en que resolvió con inteligencia y justicia. Uno de los
casos evoca el muy conocido de Salomón en que ordena matar al niño por el
que dos mujeres disputan la maternidad, la verdadera madre es la que
renuncia a su derecho. Rosendo trataba de saber quién era el dueño de un
potrillo, para lo que ordena traer a las yeguas: el potrillo reconoce
inmediatamente a la madre. En seguida se explicita lo que ya era evidente:
"El perdedor era acusado de malas artes, quien no se conformó y llevó el
litigio ante el juez de la provincia. Este, después de oír, afirmó: ‘Es una
sentencia salomónica’" (31).
Lo que no es tan evidente es la relación con la figura de Moisés y con el
pueblo judío, pero si reparamos en algunos momentos claves, la relación se
torna bastante clara. La comunidad, luego del despojo, se convierte en un
remanente que, al igual que los judíos en Egipto, se niega a ser esclavizado
y por lo tanto debe huir. Esta fuga es un acto de resistencia. La comunidad
experimenta el éxodo. Otros se dispersan por las distintas regiones, se
produce la diáspora.
Rosendo es quien propone la huida a la puna, a la laguna Yanañahui, la que
viene a ser una especie de tierra prometida, en el sentido de concebirla
como un lugar donde podrán trabajar la tierra dentro de su propio orden,
libres del yugo del gamonal. Pero esa tierra prometida no es tal, porque
también se les niega. En el episodio de la partida se mezclan los elementos
de tres fugas bíblicas: la de Egipto, la de Sodoma y Gomorra y la de
Nazaret. Un asno transporta la figura del santo, como en el imaginario
cristiano el asno transporta a la virgen y Jesús. Los comuneros cargan con
un objeto sagrado como los judíos cargaban el arca; los comuneros vuelven
la cabeza, al igual que la mujer de Lot, para contemplar lo que dejan atrás7.
Rosendo, al igual que Moisés, sube a los montes a comunicarse con el taita
Rumi, a "preguntar al mismo cerro por el destino".
El remanente que busca un lugar para vivir como pueblo se transforma en
un Cristo crucificado, al igual que los indígenas que se dispersan por el
mundo ancho y ajeno: "El indio es un Cristo clavao en una cruz de abuso.
¡Ah, cruz maldita! ¡Ah, cruz que no se cansa de estirar los brazos!" (710).
No obstante se utilice un marco bíblico que podría resultar ajeno a la
configuración indígena, éste funciona hábilmente substanciado y la favorece
en cuanto asume algunos de sus aspectos liberadores, aquellos que tienen
que ver con las fugas.
LA FUGA DE ROSENDO MAQUI
En el pasaje en que Rosendo Maqui está próximo a la muerte, después de la
golpiza de que fue víctima a manos de los gendarmes de la cárcel,
accedemos al pensamiento, sentimientos y emociones del alcalde de Rumi
en su estado de semiconciencia:
Se establece aquí una relación con el comienzo de la novela: nuevamente se
activa la memoria de Rosendo en relación con la comunidad, esta vez como
una retahíla de imágenes en que evoca los últimos momentos vividos con su
gente en Yanañahui. El narrador, con gran sensibilidad, acompaña al
personaje en sus últimos instantes de vida. Ya no se trata de la nostalgia
que sentía Rosendo durante el tiempo que permaneció en la cárcel, sino que
ahora por su estado semiconsciente, potencia una fuga imaginativa o
espiritual (contraparte de la fuga física del Fiero Vásquez), a través de la
que se retrotrae a un mundo ya perdido, como si vislumbrara un paraíso
distinto al del imaginario cristiano, un paraíso hecho a la medida de sus
deseos y, por lo mismo, más cercano a la experiencia cotidiana. El espíritu
de Rosendo Maqui escapa de la cárcel y se traslada al espacio de la
comunidad, integrando los tiempos y espacios de la vida en la sierra y la
puna. A Rosendo le parece estar corporalmente en ese lugar. Lo que le
otorga mayor logro estético a este pasaje es que el narrador no interfiere
explicándonos esto, es decir, no nos dice que a Rosendo le parecía estar ahí,
sino que la descripción de la vida en la comunidad irrumpe en el discurso y
en medio de esta descripción aparece la figura de Rosendo formando parte
del paisaje y al mismo tiempo gestándolo por ser su mirada espiritual la que
sigue el narrador. Primero se hace referencia directa a la "tierra puneña", "El
Alto", para luego agregar a la descripción de este lugar los cultivos de maíz
y trigo de la sierra e incorporar al espacio imaginado a personajes que ya no
forman parte de la comunidad, porque han muerto (Pascuala, el viejo
Chauqui, Anselmo, también el buey Mosco) o porque se han ido a otras
regiones a consecuencia del despojamiento de la tierra (Benito y Demetrio
Sumallacta). Los personajes y el espacio imaginados configuran a la
comunidad como el lugar ideal para vivir. Todos estos personajes aparecen
mencionados en el primer capítulo y tienen una gran significación para
Rosendo. Cada uno representa un aspecto vital de la comunidad, por lo que
Rosendo establece un vínculo afectivo con ellos. Lo individual se proyecta a
lo colectivo y lo colectivo produce brotes individuales.
A continuación me detendré en estos personajes que evoca Rosendo por los
sentidos que potencian en diálogo con el fragmento.
Sobre Pascuala, mujer de Maqui: Rosendo sufre la pérdida de su compañera,
pero es un dolor tranquilo que se acepta estoicamente por el hecho de que
Pascuala, al igual que cada ser humano, forma parte del ciclo vital de la
tierra: "Observaba que todo lo viviente nacía, crecía y moría para volver a la
tierra" (94). El destino de uno es el de todos. Además, el carácter irónico de
la muerte en tanto quiebre de las armonías se reduce al ser envuelto por la
visión analógica (Paz, 1974). El indígena, hijo de la Pacha Mama, retorna al
vientre ancestral. La mujer y la tierra se asimilan. De esta manera, Pascuala
establece un vínculo afectivo con Rosendo a nivel particular, pero se amplía
a un nivel colectivo de dimensión social y mítica.
El viejo Chauqui ya es sólo recuerdo cuando empieza la novela; representa
para Rosendo la memoria de la comunidad, así como él mismo se considera
portador y transmisor de esa memoria. Chauqui atesoraba fascinantes
historias de los antepasados, las cuales habían sido transmitidas de una
generación a otra: "Chauqui era ya tierra y apenas recuerdo, pero sus
dichos vivían en el tiempo", piensa Rosendo a través del narrador (36).
Además de creencias y tradiciones, Chauqui transmite los hechos en que los
indígenas se enfrentan con el poder de los blancos y comienzan las mayores
desgracias, pérdida de tierras, desintegración de las comunidades,
explotación y muerte. Nuevamente lo individual se enlaza con lo colectivo.
Chauqui y Maqui son en sus memorias individuales portadores de un acervo
comunitario que tienen el deber y privilegio de traspasar.
En un momento del primer capítulo el narrador siente la necesidad de poner
sobre aviso al lector, que Rosendo mezcla lo individual y lo colectivo. Su
interferencia en este caso, como en otros a los que me he referido, reduce el
dialogismo del discurso, pues en lugar de acercar al lector a la vivencia
indígena, subraya la diferencia, la distancia, aunque el propósito sea
bienintencionado. El narrador en ese momento percibe una vivencia
indígena, pero no se deja llevar en su flujo, a diferencia del pasaje que
ahora comento.
Otros personajes evocados por Rosendo son Demetrio Sumallacta y
Anselmo, quienes cultivan la música, "el arte preferido del hombre andino"
(388), la flauta y el arpa respectivamente. En las historias de estos dos
personajes el narrador evita las frases sapientes, explicativas, parece
dejarse envolver en el flujo musical que potencia la música. A través de ella,
los comuneros cantan y lloran, viven y mueren. La música es expresión
individual y colectiva. La vida comunitaria en íntima relación con su espacio
natural despierta afectos y emociones en el músico. Las intensidades
colectivas encuentran un resonador en el alma y en el instrumento del
músico, a través de los cuales surgen renovadas. La música suscita nuevos
afectos o bien los estimula y los hace visibles. A través de la música y el
canto se cumple un proceso de feed-back: la vida comunitaria converge en
la expresión artística y luego la música, con su propio lenguaje, genera
nuevas sugestiones.
El buey Mosco, al igual que el viejo Chauqui, es sólo recuerdo para Rosendo
al comenzar la novela. El viejo Maqui domestica a Mosco en el sentido de
crear lazos (sí... como el Principito). El buey despierta un cariño especial en
el alcalde, establecen una relación de amistad, la que puede entenderse a
partir del modo como los indígenas se relacionan con el mundo natural. El
buey comparte el trabajo con el hombre, es un "compañero": ambos son
hijos de la tierra y viven de ella por la unión de sus fuerzas; por eso es que
Rosendo "lo quería y a la vez lo respetaba, considerándolo en sus recuerdos
como a un buen miembro de la comunidad" (68). El animal asume ciertos
comportamientos humanos: "la justeza del entendimiento y la paz del
corazón", "El alcalde pensaba que los animales son como los hombres y era
mentira lo de su falta de entendimiento" (72), se aproxima a lo humano, así
como el humano se acerca al animal. Rosendo compara a Mosco con otros
toros como quien compara dos personalidades diferentes. Si bien los
indígenas ya no creen ser descendientes de los cóndores (se rompe la
relación genética), mantienen un grado de simbiosis con el entorno, por lo
que el indígena se acerca a lo animal, vegetal y mineral. Rosendo rescata
entonces al buey Mosco porque creó con él una relación particular, pero al
mismo tiempo esa relación lo pone en contacto con la tierra y todo lo
natural, visión que a su vez lo une a sus hermanos indígenas.
Retomo el pasaje de Rosendo. El narrador se compromete con la perspectiva
de Maqui, lo que se percibe cuando dice: "tal vez el cuerpo de Rosendo es
también como un suelo profanado". En los enunciados anteriores se
compara el suelo de la comunidad con el suelo de la cárcel yuxtaponiendo
las imágenes: "En las faldas del cerro los surcos son largos y anchos y
huelen a bien, porque huelen a tierra. La celda no huele a tierra, huele a
barro podrido, a sudor, a orines, a desgracia". Cabe pensar aquí en la idea
de profanación, ya que la tierra es entidad sagrada, dadora de vida, en
donde sus habitantes trabajan con alegría porque lo hacen en libertad. La
cárcel es la privación (injusta) de la libertad natural y como consecuencia,
negación de la naturaleza y la compañía humana. No obstante este
enunciado tiende más hacia la voz del narrador, la expresión dubitativa "tal
vez" reduce el tono mayor, el carácter interpretativo explicativo y el
enunciado se suma a las otras imágenes analógicas. Es como si el narrador,
en un compromiso afectivo, dedujera su propia analogía a partir de las
percepciones y sensaciones de Rosendo.
Una imagen analógica es: "La laguna Yanañahui espejearía a un lado de la
llanura, ojo hermoso, ojo mágico de la tierra, mirando los pastos, las rocas,
los hombres, los animales, los cielos". No se trata aquí sólo de una metáfora
en el discurso del narrador para designar poéticamente un objeto, sino que
corresponde además a un modo de ver y relacionarse en el mundo indígena.
Analogía y animismo: la laguna como un "ojo mágico de la tierra". Hay que
tener también en cuenta, eso sí, que el concepto de ‘magia’ (no el fenómeno
que designa) es parte de la perspectiva occidental del narrador. La tierra
contiene un espíritu atento, por medio de su ojo acuático, al conjunto
natural en el que el indígena es uno de sus elementos. El monte Rumi
contiene un espíritu que se comunica, en las formas de las nubes pueden
verse ovejas que avanzan por el cielo, el maizal luce barba, las espigas del
trigo son haces de sol, las listas del poncho son semejantes a los surcos de
la quinua.
Rosendo se acerca a lo vegetal: se le ha secado como a los troncos viejos el
corazón, es como tronco yerto que no puede llorar. Por otra parte, esta
imagen funciona a la vez como una metáfora de la situación de los indígenas
que se proyecta en una cadena metonímica. Rosendo es un tronco que en
tanto resista podría retoñar; así también las comunidades, su resistencia es
afirmación de una inquebrantable voluntad de vida. La comunidad de Rumi
nace cuando ya muchas han desaparecido y muere resistiendo. Rosendo,
Rumi, los pueblos andinos, los pueblos originarios de América, los pueblos
originarios del mundo reducidos en su territorio ancestral.
Es interesante reparar en que el pasaje comienza y termina con la referencia
al canto de las aves. Primero Rosendo constata un poco sorprendido, en su
estado de semiaturdimiento, que cantan los gorriones. Se dice que "llevaba
mucho tiempo sin escuchar el canto de los pájaros y encontró en la pequeña
voz una cariñosa dulzura". Rosendo no escucha el canto de los pájaros
durante su permanencia en la cárcel, porque este lugar lo incomunica,
privándolo del contacto con la naturaleza, tan importante para él. ¿Por qué
entonces en ese momento escucha a los pájaros? Porque ha evocado a
Demetrio y a Anselmo, los músicos del pueblo, el flautista y el arpista,
quienes se ponen en contacto con la naturaleza al punto de adoptar parte de
su esencia: ambos son ‘un poco’ pájaros. El narrador dice que el indio ha
dado al instrumento extranjero "toda la condición de un pájaro cautivo y así
se la ha apropiado" (387). Tal condición resalta en Anselmo por las
limitaciones que sufre a causa de su invalidez. Llega a parecerse a su
instrumento, es un contenedor virtual de música al que llevan a todas las
fiestas y su muerte lo asemeja por última vez al instrumento con el que
parecía haberse fundido: "Quiso abrazarse a la vida y se abrazó al arpa",
"algo se le rompió en el pecho con la violencia con que, a veces, estallan las
cuerdas del arpa" (390). El viejo Maqui, al igual que Anselmo viene a ser un
pájaro cautivo y el canto de las aves que siente gatilla la fuga espiritual
como último acto en el que resiste. Lo musical le otorga ciertos puntos de
consistencia; es un modo de sobrevivirse y, en un espacio ajeno, también
un modo de rebelión. Así, cuando un indígena en la guerra entonaba cantos
de sus lares se decía que era desertor seguro. Al final del pasaje, Rosendo
evoca a Demetrio y a Anselmo como si los estuviera presenciando, pero en
primer lugar menciona sus instrumentos, con lo que las figuras de los
personajes adquieren mayor relevancia por la música que entregan.
Demetrio es un poco flauta, un poco pájaro, y luego no sólo un pájaro sino
muchos, de la misma manera que Anselmo, en cuya arpa canta "una
bandada de pájaros". El sujeto se despersonaliza, se multiplica. Cuando
Demetrio toca su flauta solo en el monte, acompañado románticamente por
la luna, está "acompañado de todo en la inmensa noche" (149). Ese todo es
la naturaleza, pero también los habitantes de la comunidad: "en el caserío
los que estaban despiertos mantuvieron su vigilia y los que dormían tal vez
se pusieron a soñar" (148). Rosendo también se fuga hacia la región de los
sueños, se disuelve en su propia visión, se fuga desde un lugar de desgracia
hacia otro en donde pueda crear su espacio de libertad. Finalmente,
Rosendo desaparece como sujeto gramatical, al igual que Anselmo y
Demetrio. No hay aquí sujeto gramatical que designe persona; en su lugar
encontramos la flauta, la acequia, la quebrada, la bandada de pájaros. Lo
musical se conecta con lo vegetal, lo animal y lo mineral acercando así todas
las materias, entre las que el cuerpo de Rosendo se ha de diluir y formará
parte del ciclo de la tierra.
¿Logra fugarse Rosendo de la perspectiva del narrador? Como discurso
indirecto libre que no abandona la lengua culta, no lo hace. Pero favorecido
por la interiorización que emprende el narrador, consigue arrastrarlo en
buena medida, comprometiendo al autor, en su escritura (más allá del mero
referente) y en su ser total, con ese mundo que también nos resulta ajeno.
Siempre hay un punto en el que Ciro Alegría se repliega en territorio
conocido y seguro, quizá por temor de dejarse envolver en un flujo en gran
medida desconocido. No obstante, si el autor traiciona en algún grado su
intención de adentrarse en el mundo indígena, también traiciona en otro
grado su postura racionalista, ordenadora. Se asoma a la vivencia del
indígena, a sus modos de relación, mostrándolos en un escenario
principalmente dramático. Con esta comparación teatral apunto al
distanciamiento entre la perspectiva del autor y el objeto de su escritura. Ya
sabemos con Cornejo Polar y Mariátegui que hay una diferencia
infranqueable entre uno y otro, ya que el indigenista no es indígena; pero,
por otra parte, la escritura puede generar estrategias que lo acerquen en
mayor o menor grado a ese mundo. La novela de Alegría exhibe
movimientos de acercamiento y distanciamiento, de fugas y repliegues.

NOTAS
1
  Tomás Escajadillo (1983: 53) repara en un posible matiz irónico presente
en el episodio de lo "futres raros". La crítica vio aquí la explicitación de las
ideas de Alegría. Si bien esto es así, lo interesante es que al mismo tiempo
el matiz irónico, que a mí me parece efectivo, relativiza la posición superior
del intelectual frente al indígena. Estos intelectuales, dice el narrador,
"después de una larga estadía en la costa, habían vuelto a ‘cazar paisajes’ y
demás" (663).
2
  El discurso o estilo indirecto libre "es un discurso que se presenta a
primera vista como un estilo indirecto (lo cual significa que registra las
señales de tiempo y de persona que corresponden a un discurso del autor),
pero que está penetrado en su estructura semántica y sintáctica, por
propiedades de la enunciación y, por consiguiente, del discurso del
personaje" (Todorov, en Hozven 1979: 111).
3
  Tomás Escajadillo (1983: 135-147) ha analizado un monólogo interior
indirecto, el del personaje Valencio, mostrando la habilidad narrativa de
Alegría y la riqueza del pasaje.
4
  Antonio Cornejo Polar trata el punto de vista narrativo en La serpiente de
oro de Alegría, en la que un personaje indígena asume en determinados
momentos la voz de narrador. En esa instancia cambia su habla popular por
una forma culta, lo que revela el "conflicto del hablante básico sometido a
una doble y contradictoria urgencia. Por una parte se quiere ofrecer una
imagen interior de la vida en Calemar, pero, por otra, la novela corresponde
y es producto de un espacio sociocultural ajeno, distante" (1977: 53).
5
  Me parece conveniente entender el término ‘devenir’ como lo desarrolla
Gilles Deleuze, ya que es más apropiado para hablar del modo como el
indígena se relaciona con su entorno.
6
  Este pasaje no deja de evocarme La feria de Juan José Arreola, por el
estilo y el tema y particularmente la descripción de las andas de San Isidro
en el día de la procesión. Me parece encontrar en Alegría un antecedente de
Arreola.
7
 El Fiero Vásquez también hace este gesto, cuando se despide de su mujer
y su hijo. En su caso se relaciona también con Martín Fierro, por algunas
semejanzas en sus vidas.
"Hipótesis sobre Alegría"
En Mundo Nuevo, n. 11
mayo de 1967
p. 48-51
"Uno de los más curiosos destinos de las letras británicas de este siglo es el de E. M. Forster.
Consagrado como maestro de la novela contemporánea en 1925, con A Pasaje to India, Forster
decide entonces no publicar ninguna novela más. Sigue escribiendo (cuentos, artículos, libros de
viaje y de reminiscencias, biografías) pero no publica otra novela más. Su fama como novelista
no cesa, sin embargo, de crecer. Con la perspectiva de los años, cada día parece más evidente
que Forster cuenta entre lo más creador que ha producido Inglaterra y Europa en lo que va del
siglo, y A Pasaje to India ha conocido una fama extraordinaria y hasta ha sido llevada al teatro
con todo éxito. Pero el silencio novelesco de Forster es imperturbable, como si el autor estuviera
convencido de que ya había alcanzado el punto máximo con esa novela del año 25. Tal vez su
silencio sea sólo publicitario; se dice de buena fuente que Forster ha escrito una novela más que
será conocida póstumamente. Pero esta sí que es otra historia.
Pensaba en el destino de Forster al reseñar cierta vez el volumen de Novelas completas de Ciro
Alegría, que publicó Aguilar de Madrid en su Biblioteca de Autores Modernos, con prólogo de
Arturo de Hoyos (la primera edición es de 1959).
La muerte del novelista peruano vuelve a plantear para mí el problema de su destino narrativo.
Toda la obra novelesca de Alegría cabe en un volumen de 954 páginas, de letra bastante
grande. Es decir: allí cabe toda una obra que se escribe rápidamente entre 1935 y 1941 y que
después -en el plano novelesco- parece detenerse por completo. A partir de 1941, Alegría
parece envolverse (como Forster en 1925) dentro del más significativo silencio. Es cierto que de
vez en cuando se anuncia una nueva novela, que se llamaría Los viajeros iluminados según
noticias que ya datan -por lo menos- de 1948. Es cierto, también, que un volumen de
cuentos, Duelo de caballeros, apareció en Lima, en 1963, para certificar la existencia narrativa
de Alegría. Pero en un lapso de veintiséis años, Alegría no publicó ninguna novela más. A
semejanza de Forster, el narrador peruano se encerró en un silencio que a primera vista
resultaba inexplicable. Del de Forster se ha dicho -no sé con cuánta razón- que obedecía la
convicción de que sus cinco novelas, y sobre todo A Pasage to India, habían agotado su visión
novelesca. En ellas estaría todo lo verdaderamente importante que el novelista británico quería
comunicar. ¿Pero será el mismo caso el del novelista peruano que acaba de fallecer?
Las dos raíces
Un repaso reciente de sus tres novelas me permite aventurar una hipótesis que no niega sino
que completa la visión que ofrece Estuardo Núñez en el artículo precedente, y que como toda
hipótesis corre el riesgo de ser desmentida por la realidad. La formulo, sin embargo, porque creo
que contribuye a entender algunos aspectos de la narrativa de Alegría. A primera vista, el
narrador peruano funda sus tres novelas en la misma experiencia viva y emocional, en el mismo
postulado ideológico o tal vez sólo intelectual. Él contó en el prólogo de la décima edición deEl
mundo es ancho y ajeno (prólogo que muy sensatamente reproduce la edición Aguilar) cuáles
son las raíces afectivas de su arte de novelas. Criado en una hacienda andina de la que su
padre era administrador -el dueño era su abuelo paterno-, Alegría se desarrolla en medio de la
naturaleza, aprende a amar ese ambiente y sus hombres, oye deslumbrado sus historias. "La
historia básica del libro -cuenta en dicho prólogo- comienza en mis años formativos. Nací en una
hacienda, crecí en otra -ambas pertenecientes a la provincia de Huamachuco, en los Andes del
norte del Perú-, y desde niño hube de andar largos caminos para ir a la escuela y el colegio,
situados en la ciudad andina de Cajabamba y en la costeña de Trujillo. Así me llené los ojos de
panoramas y conocí al pueblo de mi patria. Mujeres de la raza milenaria me acunaron en sus
brazos y ayudaron a andar; con niños indios jugué de pequeño; siendo mayor alterné con
peones indios y cholos en las faenas agrarias y los rodeos. En brazos de una muchacha trigueña
me alboreó el amor como una amanecida quechua. Y en la áspera tierra de surcos abiertos bajo
mis pies y retadoras montañas alzadas frente a mi frente, aprendí la afirmativa ley del hombre
andino."
No sólo contempla el niño la realidad andina. También la oye contar y cantar por los mismos
hombres que la viven. Uno de ellos, Manuel Baca, es indudablemente el vínculo existencial entre
los tesoros de la sabiduría indígena y el narrador culto. Como le pasó a Ricardo Güiraldes con el
resero que luego inmortalizaría con el nombre de Don Segundo Sombra, o como le ocurrió a
Rómulo Gallegos con ese Antonio José Torrealba Oste, verdadera enciclopedia de los llanos que
aparece enDoña Bárbara bajo los rasgos del peón Antonio, para Ciro Alegrías el verdadero
fabulador del paisaje andino será Manuel Baca. En el citado prólogo lo evoca así: "La hacienda
está en las riberas del río Marañón. Una vez llegó un hombre de río abajo con una enorme llaga
tropical que le estaba comienzo el brazo. Mi padre lo curó y él se quedó a vivir en Marcabal. Se
llamaba Manuel Baca y era un gran narrador de cuentos y sucedidos, fuera de ser diestro en
cualquier faena. Caída la tarde, frente al sol de venados, que es una laya de sol naranja que
dora las lomas a la oración, Manuel parlaba con voz de conseja."
También aprenderá el joven Alegría en esos primeros años la injusticia a que viven sometidos
los indios del Ande, oirá casos terribles de violencias y de expolios. "Mi padre administraba la
hacienda Marcabal Grande con ánimo justiciero", evoca tantos años más tarde. "Él tenía
características hispánicas y esa aptitud para rebelarse en ideas y hechos que contrabalancea la
aptitud para la opresión que también distingue a la raza. En mi madre se combinaba el lirismo
irlandés con la ternura nativa. El resultado fue que en Marcabal comenzó a resquebrajarse el
feudalismo de la región. Un día llegó a refugiarse un indio comunero, llamado Gaspar, y al otro
día un indio colono, llamado Pancho. Ambos contaron dramáticas historias. Gaspar andaba
perseguido por sublevarse y gran parte de las tierras de su comunidad le habían sido
arrebatadas. Pancho llegó con el poncho en giras, arreando un mohino jumento que cargaba
todos sus bienes y seguido de su escuálida mujer y su hijo, un pequeño de grandes ojos
asustados. La policía no arribó nunca por Gaspar, pero comprendí la nostalgia de la tierra
perdida una vez que le oí tocar su antar, desgarradamente, tarde la noche y en soledad. Los
patrones de Pancho lo reclamaron, mandándole decir a mi padre que "lo devolviera". Entre los
hacendados regía la ley no escrita, pero respetada, de que los indios pertenecían a la tierra. Mi
padre no lo devolvió. Muchos casos como estos podría contar."
Es fácil reconocer en estas historias la semilla de su gran novela El mundo es ancho y ajeno, la
semilla de esa literatura de protestación de que Ciro Alegría es tan nítido exponente.
The Child is father of the Man,
ha dicho Wordsworth en uno de sus más celebrados poemas. Esta experiencia del niño Alegría
ha marcado para siempre al narrador adulto.
El fecundo destierro
La otra fuente de su novelar es ideológica y tiene más que ver con otra zona de experiencias del
joven Alegría. Sus biógrafos han contado que el joven se une al movimiento indigenista del
Aprismo, desafía a las fuerzas del Gobierno, es encarcelado, huye, vuelve a conocer la prisión,
debe aprender a vivir en el destierro. Esta experiencia personal de rebeldía, humillación,
vejaciones, desamparo, no es tan singular como podría creerse en América Latina. De ahí deriva
una literatura de combate y de fuerte acentuación política que tiene una directa razón de ser.
Aunque no todos los que protestan alto pueden mostrar una hoja de servicios como la del joven
Alegría. El compromiso político y social que entonces asume valientemente despierta en él las
más hondas emociones de la niñez. La tensión afectiva y la ideológica se unen para permitirle
crear -en el destierro de Chile y casi sucesivamente- sus tres novelas conocidas: La serpiente de
oro (1935), que se centra sobre todo en ese río Marañón que conoció de niño y en la dura vida
de los cholos balseros, novela llena de aciertos poéticos pero que carece de una válida
estructura narrativa; Los perros hambrientos (1938), donde los protagonistas son los perros
pastores de una comunidad indígena, obligados a convertirse en vagabundos y feroces, como si
en estos personajes patéticos reflejara el autor, en alegoría algo explícita, el destino miserable
de sus dueños; El mundo es ancho y ajeno (1941), en la que la visión naturalista del indio y de
su expoliación trágica se apoya en la comunidad de Rumi y en su caudillo, el anciano Rosendo
Naqui, figura que Alegría convierte en símbolo de toda una zona oprimida hasta el día de hoy.
Con esta novela alcanzan las letras hispanoamericanas el punto culminante de una etapa de
protestación social y política que ya había producido algunas obras maestras en México (los
novelistas de la revolución mexicana, como Mariano Azuela y Martín Luis Guzmán), en Colombia
(La Vorágine, de José Eustasio Rivera), en Venezuela (Doña Bárbara, es claro), en Ecuador
(Jorge Icaza), en el Río de la Plata (algunos cuentos misioneros de Horacio Quiroga, sobre
todo). El mundo es ancho y ajeno era como la síntesis militante de toda esa literatura. Era La
cabaña del Tío Tom de una literatura desgarrada, nueva en su enfoque americano pero muy
antigua en su forma narrativa tradicional. Tan antigua que ya la novela indigenista de América
Latina lo estaba abandonando para seguir los experimentos mágicos de Miguel Angel Asturias o
buscar una visión más profunda y secreta con José María Arguedas.
Esas tres novelas de Ciro Alegría, pero sobre todo el triunfo de la tercera en el concurso
hispanoamericano organizado por Farrar & Rinehart de Nueva York, en 1941, convierten a Ciro
Alegría en uno de los primeros novelistas de América Latina. Entonces, en este preciso instante,
comienza un silencio que cubre dos décadas y media.
La división de las aguas
Tal vez podría encontrarse una explicación externa del silencio de Alegría si se tuvieran en
cuenta varios hechos: a) la fama impone sus terribles corveas y Alegría vivió durante demasiado
tiempo en la tensa expectación suscitada por el triunfo continental de su tercera novela; b) desde
ese triunfo, el autor ha vivido largas y hasta larguísimas temporadas en los Estados Unidos, lejos
de esa América india que es la fuente principal de sus relatos, la tierra nutricia de la que él
extrajo todo alimento poético; c) su mismo compromiso político parece haber sufrido cambios, o
por lo menos haber perdido el carácter militante que tuvo en sus primeras décadas. Este último
hecho es comprensible y señalarlo no implica aquí ningún reproche. El mismo partido Aprista
cambió de tono, si no de rumbo, como es bien sabido. Lo cierto es que la suma y acumulación
de estos hechos podrían explicar externamente en parte el silencio de Alegría. Aunque creo que
estas explicaciones no deben ser soslayadas, me parecen sin embargo insuficientes.
La relectura ordenada de sus tres novelas me permite aventurar una hipótesis. En el momento
en que se publica El mundo es ancho y ajeno, en ese 1941 del que ya nos separa un largo
cuarto de siglo, Alegría está creado su novela dentro de lo que entonces parecía ser la más
fecunda línea de la novela latinoamericana: la línea de la novela naturalista de la tierra, del
indígena explotado, de la naturaleza bravía e indomable, de la reivindicación social y hasta
política que divide el mundo -maniqueísticamente- en buenos y malos, en blancos e indios, en
explotadores y explotados. Desde los precursores del siglo XIX hasta Alegría esa línea es la
central. No es casual, por eso, encontrar muchas afinidades entre el novelista peruano y el
cuentista rioplatense Horacio Quiroga, que en tantos sentidos lo precede en mostrar la
explotación del hombre por el hombre, en la pintura directa del sufrimiento americano, hasta en
la temática simbólica. (Hay un cuento de Quiroga, Yaguaí, publicado en revista el 26 de
diciembre de 1913, que guarda curiosos puntos de contacto con Los perros hambrientos.)
Sin embargo, a partir de 1941 precisamente, esa línea narrativa del naturalismo y la protesta
deja de ser central en las letras latinoamericanas. Cada día resulta más creciente y poderosa la
otra línea de la novela: la que se apoya en los nuevos centros urbanos y trata de definir al nuevo
hombre americano, la que va a denunciar el mal social y político en su origen mismo y no en las
periferias feudales, la que explora más las complejidades de la naturaleza humana que las de la
espectacular naturaleza exterior, la que extiende las fronteras del realismo. Para esta nueva
línea, el maniqueísmo es una carga política más que una virtud; la protestación es un lastre; la
verdadera denuncia se hace narrativamente y no a través de discursos emocionalmente
ubicados; lo sobrenatural se mezcla íntimamente con lo cotidiano. Esta otra línea (que también
tiene sus antecedentes en la narrativa del siglo XIX latinoamericano) es la que ha dado los
nombres más vigorosos actualmente, desde Borges hasta Cortázar, desde Agustín Yáñez a
Carlos Fuentes, desde Alejo Carpentier a Gabriel García Márquez, desde Manuel Rojas a José
Donoso, desde Ernesto Sábato a Mario Vargas Llosa, desde José Lezama Lima a Severo
Sarduy, desde Juan Carlos Onetti a Carlos Martínez Moreno, desde José Lins do Rêgo a Joao
Guimaraes Rosa, desde Juan Rulfo a Fernando del Paso. La lista podría alargarse hoy
considerablemente.
La situación literaria de Alegría y de El mundo es ancho y ajeno es, por eso mismo, de increíble
anacronismo. Que un hombre nacido en 1909 (el mismo año que Onetti, por otra parte; apenas
un año mayor que Lezama Lima) escriba como un narrador social del siglo XIX es lo que tal vez,
haya determinado de la manera más profunda ese silencio creador que abarca un cuarto de
siglo. Porque cada año que pasaba hacía más evidente que la novela latinoamericana estaba
saliendo de la etapa de La cabaña del Tío Tom para entrar -y qué vigorosamente- en la etapa
de El sonido y la furia. La conmovida Mrs. Beecher Stowe cedía el paso, como influencia tutelar,
al pesadillesco William Faulkner. Mejor que nadie -tal vez- lo comprendió entonces Ciro Alegría.
De ahí su silencio.
Esta es una hipótesis apenas, pero es a mi juicio la única que explica esa doble sensación de
éxito y de fracaso que emana de las novelas de Alegría al ser releídas hoy: éxito por la
convicción interior, el vigor, la simpatía honda del autor hacia sus temas: fracaso porque estas
novelas, y sobre todo la más famosa de ellas, representan el final de una etapa, la última palabra
de un arte de novelas, sólido, bidimensional, que ya estaba completamente exhausto en 1941.
No es casual, por eso mismo, que al concurso internacional que ganó Ciro Alegría con El mundo
es ancho y ajeno, se haya también presentado Juan Carlos Onetti con una novela (Tiempo de
abrazar) que fue seleccionada por el comité montevideano pero que no llegó a ser publicada
nunca. El mismo año 1941, Onetti ganaría con otra novela,Tierra de nadie, el segundo premio en
un concurso organizado en el Río de la Plata por la Editorial Losada. Esta novela, que describe
con gran audacia técnica la vida de los indiferentes morales de una gran ciudad de emigrantes,
de desarraigados, de anónimos miembros de una generación perdida, no alcanzó la fama de El
mundo es ancho y ajeno, y hoy es sólo conocida en América Latina por los especialistas del
         género. Sin embargo, con esa novela Onetti estaba abriendo las puertas de par en par a esa otra
         línea narrativa de que se habla más arriba. Aunque desconocida, la nueva novela
         latinoamericana, experimental e iconoclasta, estaba presente ya en la hora del triunfo de Alegría
         y por su mera presencia invisible volvía anacrónico ese triunfo. En 1941 empezaban a dividirse
         las aguas, aunque muy pocos lo pudieron advertir entonces."

Quien te ama de verdad, no tratara por ningún medio de cambiarte, porque te acepta tal y como eres, no te
busca para satisfacer sus necesidades personales, sino que te ve como una compañera, con igualdad de
deberes y derechos, y en el amor solo busca complementarse y crecer juntos en ese camino, sin
manipularte, ni controlarte, solo dejándole ser tal cual, respetándote, apoyándote, y amándote sin
condiciones.
Pero lamentablemente en las relaciones ocurre todo lo contrario, queremos que el otro sea de tal forma
para ser digno de nuestro amor, y el verdadero amor es mas que eso, es desear la felicidad del otro y no
esperar nada a cambio, entre otras muchas cosas.

El gustarte como eres es una declaración de aceptación y amor por ti misma tal y como Eres: La persona
mas importante de tu vida. Lo vivido, lo bueno y lo malo, te han echo lo que eres. El reconocer como
eres, lo que quieres mejorar y cambiar es muy positivo.

Los momentos difíciles, también te han ayudado y obligado a hacer cambios a tu vida, a exigirte, a
autoconocerte. Las dificultades son necesarias para mejorar. Si todo fuera un lecho de rosas, pasaríamos
por la vida sin pena ni gloria, sin exigirnos, sin transformarnos, sin desarrollar nuestro carácter, nuestros
talentos y valores.

Todo el cumulo de experiencias positivas y negativas, dolorosas y felices, conforman lo que eres. Te
amas y te aceptas como eres, Agradezce a Dios, por todas y cada una de ellas. Eres tu la dueña de tu vida
y de tus sentimientos. Tu eres maravillosa.

El Amor es la fuerza mas poderosa que existe, capaz de destruir cualquier barrera por invencible que
parezca, el amor nos transforma a todos los eres del planeta. Sin amor la vida no tiene sentido, por amor,
cualquier cosa vale la pena, pero lo mejor es poder sentir amor independientemente de las consecuencias,
sin importar que seamos o no correspondidos.

Siempre llega un momento para dejar ir, cuando no se es amado con reciprocidad. No se puede obligar a
nadie a que nos ame. Tienes derecho a tener tu duelo.

No debes estar esperando lo que talvez nunca vendrá, a alguien que no te merece, ni le ha importado tu
dolor. Nada es para siempre. Lamentablemente todo tiene fecha de caducidad.
Aferrarse al pasado no vale de nada. Cuando el sentimiento muere, no hay nada que hacer, solo aceptar lo
evidente, asumir lo que hay, dar vuelta a la pagina, y, seguir adelante. Esa persona vino a tu vida, cumplió
un rol, cuando ya se asimilo lo que era necesario, simplemente marcho, porque así era como tenia que ser.
Al mirar en retrospectiva tu pasado, te darás cuenta, que todo tenia que suceder tal cual. En ultima
instancia, aprendiste lecciones que eran necesarias para Ti.

El amor es libre. Guarda en tu corazón las bellas experiencias vividas, eso es tuyo y nadie te lo puede
arrebatar.

La vida es hermosa, esta llena de regalos para Ti. Cada día es un privilegio, una oportunidad, un regalo de
Dios.
Lucía Uozumi
魚住 ルシア
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Análisis de la obra El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría

  • 1. Analisis De La Obra El Mundo Es Ancho Y Ajeno — Document Transcript 1. ANALISIS E INFORME DE LA OBRA “EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO” I. DATOS GENERALES 1.1 Nombre de la obra: El mundo es ancho y ajeno 1.2 Movimiento o escuela literaria: Indigenista 1.3 Género Literario: Narrativa 1.4 Especie literaria: Epopeya 1.5 Estructura: Se divide en: 19 capítulos con 190 paginas. 1.6 Lenguaje Lenguaje polifónico y mestizado 1.7 Fuentes de la obra Se basa en su la realidad de su niñez, ya que has muy temprana edad vivió las injusticias que se le daba al pueblo indígena II. DESCRIPCIÓN 2.1. Intención de la obra Dar a conocer las injusticias que se dio a los pueblos indígenas o también llamados pueblos andinos que eran en si las comunidades olvidadas del estatuto democrático que en ese entonces era dirigido por los gamonales. 2.2. Argumento de la obra En la comunidad de Rumi, un pueblo de la serranía Peruana. Rosendo Maqui alcalde de este pueblo piensa mejorar el nivel de vida pero la aparición de Amenabar, rico hacendado de la zona, viene a romper la tranquilidad de Rumi. Rosendo Maqui contrato a un abogado para que tome a su defensa, el cual fue sobornado al igual que el juez y algunos testigos. El Fierro Vásquez, temible bandolero de la región, uniéndose a la comunidad , roba para vivir y ayudar a los pobres. Rosendo Maqui ha luchado inútilmente para que se haga justicia, pero en esos lugares no se conocía lo que era, así pasan los días y empieza el éxodo, la comunidad, poco a poco abandona la tierra llevándose sus costumbres y sueños. 2. Rosendo Maqui es acusado falsamente de robo, encarcelado y golpeado. Benito Castro, un Indio que vivió largo tiempo en la ciudad en donde aprendió a leer y escribir, regresa a su tierra para ayudar a su comunidad a luchar contra el abuso y prepotencia de don Alvaro, pero ante el ataque del ejército muere, quedando para la comunidad sólo dos caminos: rendirse ante el abuso y servir al amo o salir en busca de un mundo ancho y ajeno. 2.3. Estilo de la Obra En esta ocasión el autor se manifiesta de una forma sencilla y clara, pudiéndose así entender lo que el autor nos quiere transmitir 2.4. Trascendencia de la obra Es considerada como una de las obras más destacadas de la novela indigenista y obra maestra de su autor. Mario Vargas Llosa ha afirmado que El Mundo es Ancho y Ajeno constituye el punto de partida de la literatura narrativa moderna peruana y su autor nuestro primer novelista clásico. Cuenta con numerosas ediciones en español y es su novela más traducida. 2.5. Antecedentes históricos de la obra La obra “El mundo es ancho y ajeno”, que recibió el importante premio latinoamericano de novela, convocado por la editorial estadounidense Farrar & Rinehart. Esta novela es un gran cuadro épico de las luchas de una comunidad indígena contra los tres poderes que quieren destruirla: la oligarquía terrateniente, el Ejército y el Gobierno. 2.6. Estudio de los personajes de “El mundo es ancho y ajeno” Ciro Alegría utiliza tres tipos de personajes en su novela: los indios, los mestizos y los blancos. Entre los indios podemos destacar a: Rosendo Maqui, alcalde de la
  • 2. comunidad de Rumi, que se preocupa por construir caminos y escuelas, y que bajo la ambición del gamonal Álvaro Amenábar, de la hacienda de Umay, enarbola la defensa de su "ayllu" hasta sucumbir en la prisión, vejado por las autoridades. Benito Castro es otro personaje de la comunidad, quien abandona su tierra para ir de hacienda en hacienda, de pueblo en pueblo, conociendo de cerca el dolor de sus hermanos los indios. Demetrio Sumallacta, un joven músico. Nasha Suro, mujer "adivina", que vaticina las desgracias de la comunidad. El Fiero Vásquez, héroe bandolero que sirve a la causa de los indios con gran pasión, demostrando un enorme coraje en sus acciones. Amadeo Illas, por el que podemos conocer lo que significa la explotación de los indígenas en los sembríos de cocales, en donde se interna en busca de una mejor suerte y porvenir. 3. Augusto Maqui, hijo de Rosendo, quien se interna en los cauchales donde la explotación es similar. El indio Valencio, lugarteniente del Fiero Vásquez y que realiza proezas singulares. Entre los mestizos, Ciro Alegría nos muestra a: Julio Contreras, un personaje al que se le conoce como "buscavidas", que cae en Rumi sirviendo —en medio de negocios delictivos— de falso testigo en favor del insaciable Amenábar y que termina en las garras de Doroteo Quispe, quien lo sentencia a morir en una ciénaga. Jacinto Prieto, un advenedizo bien intencionado, que sirve a la causa de Rosendo Maqui. Y como no podía ser de otra manera, los blancos, enemigos de los indígenas, cuyo mejor personaje es: Álvaro Amenábar, terrateniente de horca y cuchillo de Umay, quien valiéndose de documentos fraguados, sobornando a diversas autoridades y corrompiendo conciencias, ensancha sus dominios hasta devorar las tierras de Rumi. Zenobio García, gobernador sin escrúpulos, que sólo vive para enriquecerse. Bismark Ruiz, tinterillo inescrupuloso que empieza sirviendo a la comunidad para luego prevaricar y entregarse al servicio del gamonal Amenábar. En la novela, el hombre blanco representa al usurpador, a la autoridad, al poderoso, al amo, al sistema capitalista imperante. El indio, en cambio, representa al poseedor de la tierra, su legítimo dueño, pero que es cruelmente explotado 2.7. Estructura de “El mundo es ancho y ajeno” 2.7.1. ¿Quién cuenta “El mundo es ancho y ajeno”? Ciro Alegría: 1909-67) Novelista peruano, nacido en Marcabal Grande y fallecido en Lima. Ciro Alegría hizo sus estudios escolares en su misma región andina de nacimiento (donde tuvo como maestro a César Vallejo) y se comprometió temprano en la lucha política como miembro de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). Su militancia en la APRA le valdrían dos estancias en prisión (en 1931 y en 1933) y su posterior exilio en Chile en 1934. 2.7.2. El tema principal La lucha del alcalde Rosendo maqui representando a la comunidad Rumi contra Amenabar y Roldán quienes querían quitarle sus tierras. 2.7.3. Los temas Secundarios El deseo por tener o conseguir tierras por Amenabar y Roldán 2.7.4. Los recursos estilísticos 4. 2.7.5. Mensaje de la obra El autor esta ves nos quiere transmitir las injusticias que había en las comunidades indígenas, que desgraciadamente no tenían educación y por la lo tanto se hacia lo que los “blancos” mandaban, y desagraciadamente todavía sigue existiendo
  • 3. el racismo, mayormente en las personas que no tiene una educación. 2.7.6. Menciona 6 hechos más saltantes de la obra. La muerte de la esposa de Rosendo Maqui cumpliendose uno de los presagios que él tuvo. Falsificador de billetes. El engaño del entierro al cura. Se descubrió la estafa por un telegrama equivocado. Los gobernantes solían decirles: "Váyanse a otra parte, el mundo es ancho". Cierto, el mundo es ancho, pero ajeno. Benito Castro y los suyos mueren defendiendo su tierra y sus vidas, sus cerros y sus animalitos. No quedaba otra alternativa: vivir o morir abatidos como los cóndores: "Todas las rutas se hallan ensangrentadas". ¿Adónde ir? ¿Adónde?... Falsificador de billetes. El engaño del entierro al cura. Se descubrió la estafa por un telegrama equivocado. Los gobernantes solían decirles: "Váyanse a otra parte, el mundo es ancho". Cierto, el mundo es ancho, pero ajeno. Benito Castro y los suyos mueren defendiendo su tierra y sus vidas, sus cerros y sus animalitos. No quedaba otra alternativa: vivir o morir abatidos como los cóndores: "Todas las rutas se hallan ensangrentadas". ¿Adónde ir? ¿Adónde?... III. RESUMEN DE LA OBRA I. Rosendo Maqui y la comunidad Rosendo es el alcalde. Se describe la vida de una comunidad andina. Los gamonales con leyes para expropiar a los comuneros. La ley, el derecho, es para los gamonales. Dificultades para levantar la escuela. El indio es despreciado. El tinterillo Bismark, "defensor jurídico" frente al gamonal Amenábar. Murió mucha gente del tifo. Guerra con Chile. "Las madres blasfemaban...". Aparecen los azules y los colorados. Dejaron hijos. Habla de dos ladrones disfrazados de frailes que bendecían el ganado y regalaban ovejas a la comunidad. Referencia a diversas supersticiones. La esposa de Rosendo, Pascuala, había muerto. II. Zenobio García y otros notables 5. La hija mayor de Zenobio hace una apología de la muerte. El "cañazo" — bebida alcohólica fuerte— para el velorio (justifica la borrachera). Todo el pueblo asistió al velorio. III. Días van, días vienen Sentido materialista de la muerte. Se construye la escuela con adobe. Llega don Álvaro Amenábar diciendo que los terrenos son suyos y así lo había denunciado. Rosendo sintió odio por primera vez. Crítica a funcionarios y maestros. "En el Perú las cosas se hacen solas". Amoríos de Bismark Ruiz, el tinterillo, y la "costeña". Rosendo le deja cincuenta soles a Bismark para que les defienda, y éste les dice que vayan tranquilos, que la justicia está de parte de ellos. La estafa del "Mágico" en una fiesta. IV. El Fiero Vásquez Se presenta a este personaje que despojaba a los ricos y daba a los pobres; aunque también robaba a los pobres cuando necesitaba. Encuentra a Doroteo Quispe que iba a comprar para la fiesta de San Isidro. El Fiero le roba los cien soles que llevaba, pero después le devuelve ochenta y diez más para velas a San Isidro, por la oración al Justo Juez que recita Doroteo. Aparece Valencio, hermano de Casiana, amante del Fiero Vásquez. Describe la miseria, el látigo y la incansable deuda de los pobres. Hieren en la cara al Fiero con carabina. Se repone y llega a un pueblo, donde le cura la Sra. Elena. Llega don Teodoro, el esposo de Elena. El Fiero cuenta que anduvo errante por matar a don Malaquías que había pegado a su madre. Se queda trabajando con don Teodoro. Describe las peripecias de don Teodoro y el Fiero para atravesar el río Condebamba. Don
  • 4. Teodoro se fue a firmar porque fue elegido diputado. El Fiero se casa con Gumersinda. Estando en la chacra le ataca un desconocido al que mata en defensa propia, pero tiene que huir. A los seis meses regresa. Su hijo había muerto. Su esposa había sido violada por los gendarmes y tuvo que ser sirvienta del juez para poder salir de la cárcel. Se informa del juicio con Amenábar y se va, caída la noche. V. El maíz y el trigo Narración del arreo de vacas por un grupo de jóvenes por un valle. También se narra la siega, el acarreo y la trilla. Describe cómo se avienta el trigo con horquetas y palos de madera, hasta separar la paja del grano. VI. El ausente Ganó Benito en la carrera de caballos para atrapar el gallo, que colgaba de una soga, y los treinta soles que estaban en un canasto. Por la noche hubo un baile. Prefirió no pelear y se fue. Vagando de un lado para otro llegó al Callejón de Huaylas. Allí pagaban los gamonales peor que en el 6. norte. Tuvo que huir porque soltó a dos indios que habían sido torturados por considerarles culpables de robo. Llegó a Pueblo Libre. Pajuelo, que había dejado el pueblo por los abusos, vino, ya adulto, a ponerse al lado de los indios explotados por gamonales y autoridades; se puso a arengar a la gente. Benito está ahí con su caballo "Lucero". Hieren a Pajuelo y a los pocos que quedan les llevan presos por subversión. Con el tiempo salen todos menos Benito, que por ser forastero no tiene quien le defienda. Por fin lo sueltan, pero se queda sin su caballo y con hambre. Se pone a trabajar en una hacienda. Allí, los indios cuentan historias de revoluciones en el Callejón, pensando que se repetirán: y al día siguiente, la misma realidad. VII. Juicios de los linderos El papel sellado es un mal nacional, que no puede faltar, aunque falte el pan. Por su familia don Álvaro es enemigo de los Córdova. Íñiguez es el defensor de don Álvaro. Se compran a falsos testigos, al subprefecto, al juez y al mismo Bismark Ruiz. Se encontraron los hitos —que señalan los linderos— fuera de su sitio, y los colocaron de nuevo. Mardoqueo, vendedor de esteras y encargado de espiar, fue flagelado. Bismark dijo a Rosendo Maqui que él descalificaría a Contreras, a García y a otros más. Habla de Nasha, bruja y curandera, que con hierbas, el cuy, etc., podría hacer algo contra don Álvaro Amenábar. Sacó una fotografía suya de la hacienda, de noche. Don Álvaro la descubrió y dijo que no la mataba porque su padre había salvado al de don Álvaro. ¿Qué había hecho don Gonzalo Amenábar con los indios? ¿Qué hacía don Álvaro? Explotarlos, matarlos, flagelarlos, despojarlos. En vista de que don Álvaro seguía bien de salud, empezaron las dudas sobre Nasha, y al final nadie creía en ella; se justificaba: "No le puedo agarrar el ánima...". Rosendo Maqui tiene que buscar testigos que no sean de Rumi. Rezan a San Isidro para que salve a la comunidad. Los buscaron en Muncha y Viyumi; sabían que los comuneros tenían razón, pero no se atrevían a enfrentarse con don Álvaro. Apareció Jacinto Prieto, el herrero del pueblo; y enviaron al "Zurdo", vagabundo y truhán, para que le provocase. En efecto, le propinó una paliza y Prieto fue a la cárcel. VIII. El despojo Rosendo Maqui quiso dejar a Bismark, pero nadie en la provincia quería defenderles. Consejos del sacerdote de que acepten la voluntad de Dios, guarden sus mandamientos y piensen en el Cielo. Augusto Maqui, nieto de Rosendo, va a la hacienda enrolado por su abuelo, como espía;
  • 5. escuchó que irían cuarenta para tomar Rumi. Lo contó todo a su abuelo; al siguiente día, al mediodía, ocho caporales de Amenábar, llegaron amenazantes por lo del espía. "Hasta el 14" gritaron, aludiendo al día del juicio. 7. En el juicio dice Rosendo: "han ganado la plata y la maldad". Artemio Chauqui intentó criticar —sin éxito— la gestión del Alcalde y de los Regidores. Se entró a discutir si defender o no la comunidad; Gerónimo Cahua optó por la resistencia; otros, no. Casiana —sin avisar— salió en busca del Fiero Vásquez. Llegaron a un acuerdo: no se resiste, y se irían de la comunidad antes del día 14. Reeligen alcalde al viejo Rosendo Maqui. Casiano no encontró al Fiero; hicieron fuego como señal. "No pienso que Dios esté administrando las cosas de la tierra", pone en boca del "Manco". Llegó Valencio, hermano de Casiana. El Fiero decidió ir, con veinte hombres, a defender a los comuneros. Salieron los comuneros de Rumi y llegó el gamonal con su cohorte. Los comuneros (Alcalde y Regidores) saludaron a don Álvaro, que les dijo: "¿Por qué no me saludan, indios imbéciles, malcriados?". Al fin se produjo el enfrentamiento entre el Fiero y los comuneros, con los gendarmes y Amenábar. Murió Íñiguez por la piedra rodada por Mardoqueo. IX. Tormenta Yanañahui es una laguna encantada. Nasha se desprestigió con la pérdida de las tierras. Rosendo se dirige al cerro: "Taita Rumi, ¿nos irá bien en Yanañahui?". Le hizo ofrendas de pan, coca y chicha. Siguió insistiendo. El cerro le dijo: "Bien", al ingenuo y panteísta Rosendo. La vida había cambiado mucho por la aspereza del lugar. Se intentó un recurso de apelación a la Corte Superior. Pero se enteró Amenábar: "no saben donde se meten y con el jovencito el tal Zavala Correa" (el abogado). Se produce una gran tormenta y algunos animales son muertos, entre ellos "Frontino", el caballo de Rosendo. Un emisario de Zavala Correa vino a decir que habían asaltado al que llevaba la apelación, la que poco después se quemó en la chimenea de don Álvaro. Anselmo, el tullido, tocaba muy bien el arpa. La vida era dura. Murió Anselmo. Doroteo, Gerónimo y Condorumi intentaron matar a Bismark y a su amante Melba, pero no se atrevieron: sólo robaron los dos caballos. Melba murió de pulmonía. Bismark volvió al lado de su esposa, a la monotonía del trabajo. El diario "La Patria" se refirió en el editorial al orden que pusieron, a la laboriosidad y honestidad de Amenábar, y al bandidaje y a la revolución a la que se dedicaron muchos comuneros. X. Goces y penas de la coca A Hipólito le picó una víbora. Corrían historias de muertes por picaduras de víboras. También molestaban los zancudos. Amadeo Illas iba a empezar a raumar. Los dos caporales que estaba allí habían violado a su mujer, aunque él no lo sabía. El trabajo, al principio, era fácil; después ardían las manos y salían ampollas. El almuerzo era un cucharón de trigo. Las manos le sangraban. Tuvo que dejar el trabajo. Era cuestión de acostumbrarse, pero no se acostumbró: las ampollas, la sangre... Regresó sin nada. Tuvo que irse a Lomas, pero le buscaron y el hacendado pagó su deuda de 50 soles: de nuevo estaba amarrado. XI. Rosendo Maqui en la cárcel 8. Falsificador de billetes. El engaño del entierro al cura. Se descubrió la estafa por un telegrama equivocado. XII. Valencio en Yanañahui Gran recibimiento. Cuenta el enfrentamiento con los gendarmes y la muerte
  • 6. de algunos de éstos y de la banda. El Fiero Vásquez y otros, siguen a salvo. Decide casarse con Tadea por religioso. XIII. Historias y lances de minería Calixto Paucar busca trabajo en la mina de Navilca. Se encuentra en el camino con presos encadenados. Al llegar, le dijeron que comenzaría a trabajar el lunes, pero luego le avisaron que empezaría una huelga. Alberto y Calixto salieron a dar un paseo. Los mineros sorprenden a 14 de la banda del Fiero Vásquez, borrachos, en una cueva y los llevan presos a la mina de los Godogrey. Allí los colgaron de los pelos y a los que no murieron, les fusilaron. El Fiero no volvió a Gallayán. Había informes de su captura. Se le rompió la soga con otro compañero, pero no explotó la carga de dinamita y salvó la vida. Un periodista le preguntó por la huelga. Habló de cuando estuvo en Cerro de Pasco y de otras huelgas. "Ellos tienen plata y los mineros hambre". Alemparte, el Secretario General del Sindicato de Navilca, había declarado la huelga. Vinieron muchos gendarmes. Gritaban: "¡Viva Alemparte! ¡Viva el gringo Yack! Somos socialistas". Se enfrentaron a los gendarmes y hubo ocho muertos: el primero, Alemparte. Yack y otro compañero desplegaron un trapo rojo y cantaron; los demás no sabían nada. XIV. El bandolero Doroteo Quispe Nació el hijo de Casiana. No se sabe nada del Fiero Vásquez; otros han muerto. Doroteo entra a Muncha, el caserío donde esta Zenobio García, el gobernador. Sospechan del bandido. Los bandidos entran a medianoche disparando mucho, para impresionar. Entraron en Muncha y Zenobio huyó, pero la esposa, la hija y la sirvienta no pudieron hacerlo. Cuando regresó a la casa se encontró con el saqueo: todo el esfuerzo de años, perdido. Se emborrachó. Los bandidos encontraron al "Mágico" (mercachifle) y después de despojarle de la mercadería, le echaron en un pantano, donde se hundió. XV. Sangre de caucherías Augusto Maqui, con otros, ha llegado a un lugar de la selva. Al frente va el veterano Carmona. Don Renato era el dueño y el primer jefe del canuco, donde se explotaba el caucho. Se servían de los indios, a los que habían reducido, que tenían que entregar su cuota; de lo contrario eran castigados: hombres, mujeres y niños. En el Putumayo mueren cuatro en una expedición a manos de los cashibos. Se preparan para vengar esas muertes: el prefecto Arana con otros de su comitiva y gente de tropa sorprenden a los cashibos en una orgía. Matan a algunos y se 9. llevan rehenes, entre ellos a la esposa del jefe, Yanacuna. Al insistir en el ataque, apoyados por los cañones de tres embarcaciones que llegan para ayudar, muere el jefe y hacen una carnicería humana. Por eso ponen a ese lugar el nombre de "Puerto del castigo". Cuenta la historia del Cultachaqui ("pie de hombre y de venado") que querían llevarse a Nora, la esposa del cacique Coranke; al intentar evitarlo, convirtió a su hija en un pájaro, el "ayaymama", el cual se dice que sigue cantando, especialmente en las noches de luna. Ordóñez, el dueño, descabezó con machete a un indio por no haber traído caucho. Augusto quedó ciego por el caucho. Todos se fueron. Escuchó la voz de Maribi. Ordóñez, en una pelea que los caucheros vencen contra los indios de la selva, recibe una flecha y muere. Los caucheros traen 30 mujeres, y dejan a Marabi con Augusto. XVI. Muerte de Rosendo Maqui Un preso, Jacinto, había escrito al Presidente de la República, seguro de obtener justicia. Pero no fue así. Jacinto exclamaba: "Todo es
  • 7. mentira; ¿dónde están los hombres probos de la patria? Todos son unos serviles a las ordenes de los poderosos. Un rico puede matar y nadie le hace nada. Un pobre da un puñete fuerte y lo acusan de homicidio frustrao". Todo esto lo decía a gritos, pero de nada le sirvió. Lo torturaron los gendarmes. Sólo salió por los 1.000 soles que pagó el Fiero Vásquez. A Rosendo Maqui lo pusieron en la misma celda que al Fiero. Luego, acusándolos a ambos de sedición, confunden al Fiero Vásquez y dan muerte a Abdulio. El alcalde le hizo llegar un revólver al Fiero Vásquez, quien propone a Rosendo la huida: Rosendo lo piensa, pero renuncia a este plan por miedo a que Amenábar ganara las elecciones a Córdova. Esto le costaría caro. El Fiero soborna al gendarme y a otro más con 400 soles (el gendarme ganaba 30 soles mensuales) para huir; abre con una ganzúa el candado. En el patio mata a dos gendarmes. Al enterarse los demás gendarmes, acuden a la celda de Rosendo: "¿por qué no gritaste, tú indio babieco?". Golpearon a Rosendo hasta que se desvaneció; al llevarle el almuerzo no contestó: estaba muerto. El médico diagnosticó muerte por infarto y el juez levantó acta de defunción. El subprefecto mandó a los gendarmes que lo enterraran en la noche para que los indios no armasen bulla, pues no quería líos —si los indios se enteraban de lo sucedido—. XVII. Lorenzo Medina y otros amigos En una cantina de Lima está Benito Castro, que trabaja en una imprenta. Allí comenta con el tipógrafo llamado Santiago de cómo domó una mula en su comunidad. Llegó Lorenzo Medina, el gran líder sindical. Benito se va con él a trabajar en un bote pesquero. Luego se entera Benito que Lorenzo no dirige nada; que había sido expulsado del sindicato. Hablan de explotación de indígenas en las haciendas, de la construcción de ferrocarriles, etc. 10. En la provincia de Azángaro los gamonales han despojado a las comunidades de sus tierras, de la manera más clamorosa: han matado y torturado hombres, mujeres y niños, con el apoyo de las autoridades. Lorenzo comenta: "Ayer ha hecho un año que la fuerza pública, al mando del coronel Revilla, prefecto de Cajamarca, entro en Llaucán y arrasó con todos..., no sólo los indefensos reunidos, sino entrando a las casas". Hace referencia a una carta de Llaucán al señor Ministro de Justicia, exponiendo los atropellos de Llaucán; entre los firmantes está Rómulo Quinto (de Rumi), según Benito. Cuenta Benito que, por haber matado a su padrastro, y a falta de cárcel, fue encerrado en un cuarto de Rosendo Maqui; este último lo soltó. Benito quiere volver a la comunidad, por eso estaba aprendiendo a leer. Termina la historia narrando la fuerte explosión que hubo en el Callao, y cómo eso hundió el bote; de cómo la lancha no daba para vivir; y de que ambos (Benito y Lorenzo) tuvieron que quedarse en el Callao, resignados en trabajar recogiendo conchitas, después de haber intentado éxito— encontrar otro trabajo en Lima. XVIII. La cabeza del Fiero Vásquez Una pastora encontró entre unos matorrales la cabeza del Fiero Vásquez. Llegaron el juez, el subprefecto y muchos campesinos. No había indicios de quién lo había matado: ¿los gendarmes, una mujer por celos,...? Enterraron la cabeza. Casiana se enteró del suceso. XIX. El nuevo encuentro Juan Medrano está mirando Solma, la tierra que tiene por delante y que se parece un poco a Rumi; Juan Medrano la anidó. Simona, cocinando al raso, está con él. Se hace de noche y duermen allí. Su destino es
  • 8. trabajar la tierra, como su abuelo Antón. Juan y Simona tienen dos hijos: Roli y Elvira. Hacen su casa, y siembran en ese mes de noviembre, con la ilusión de obtener una buena cosecha que pueda beneficiar a los padres de ambos y a Modesto, un pastor que vive solo — únicamente tiene la compañía de una culebra— y a quien tratan de brujo. Llegaron las lluvia y crecieron el trigo y el maíz; Juan realizó la cosecha —con la ayuda de otros, como es habitual—, acordándose de Rosendo. Al final de la cosecha llegó don Ricardo, que se llevó la mitad de lo recogido, y reclamó casi otro tanto por las facilidades prestadas: los colonos se quedaron únicamente con los granos necesarios para su sustento. XX. Sumallacta y unos futres raros La indiada llenaba el pueblo en fiesta. "Demetrio Sumallacta vio a Amadeo Illas en una cantina. Les contó el cuento del zorro y el conejo". El zorro, decía unos de los futres, representa al mandón y el conejo al indio; pero el indio toma revancha. Un pintor invita a Demetrio para ser 11. modelo; le dará dos soles diarios. Al regresar a casa dice que se encontró con unos futres que hablaban del "indio", "justicia", "el hombre", y que consideran hombre al indio. Se durmió después de haber hecho grandes alabanzas del maguey. XXI. Regreso de Benito Castro Se enroló en el ejército y ascendió a Sargento primero. Se licenció. Consiguió un rifle y quinientos tiros. Benel, guerrillero, quiso plegarse a él, pero desistió al saber que era hacendado. Ningún gobernante hacía nada por el pueblo. Se compró un caballo y se fue a su comunidad. Se dio con la sorpresa de que había desaparecido; en la casa de Rosendo no encontró más que un cerdo. ¿Qué pasó con la gente? ¿Dónde estaban? ¿La peste? ¿Algún gamonal les había desalojado? ¿Rosendo? ¿Pascuala? Lloró. Encontró tan sólo a un habitante, Ramón Briceno, quien le comunicó lo de Amenábar y que estaban en Yanañahui. Subió a Yanañahui y se encontró con su hermana Juanacha. Se enteró de la muerte de sus padres y del nuevo Alcalde — Clemente Yacu— que estaba enfermo; éste le fue contando lo sucedido. El espíritu de Rosendo estaba en la comunidad. XXII. Algunos días Benito revivió intensamente en dos días todo lo ocurrido en la comunidad. Fueron presentándoles a todos. Madre e hija se presentaron para que Benito les leyera la carta que el esposo de la hija le había enviado. Benito fue a conversar con el Dr. Correa Zavala, que le dio la noticia de que se podían quedar y cultivar las tierras —que ahora ocupaban— con tranquilidad, porque la Corte Superior de Justicia había fallado a favor de la comunidad. Benito salió de caza con Porfirio Medrano y le anuncia que le propondrá como regidor. Luego, se casó con Marguicha. XXIII. Nuevas tareas comunales Dinamitaron la laguna para aprovechar más tierras de cultivo. Benito Castro dijo a la comunidad que él era el responsable de eso, a pesar de las supersticiones. La gente se oponía por la superstición de la "mujer negra y peluda", que suponían vivía en la laguna. También destruyó unas ruinas donde, decían, estaba el "chocho". Pero no había ni tal chocho ni tal laguna encantada. No pocos se opusieron, se discutió en la comunidad, y la mayoría voto a favor de Benito. Clemente renunció por el reuma y Benito fue elegido Alcalde. XXIV. ¿Adónde? ¿Adónde?
  • 9. 12. Artemio Chauqui decía: "El indio es un Cristo clavado en una cruz de abuso". Benito Castro organizó a la gente contra Amenábar, que intentaba llevarles a trabajar a su chacra. También luchan los munchinos. Se acercaron los de Amenábar. Benito Castro dispuso las operaciones y treinta hombres se pegan contra las peñas dejando la vía libre. Al fin aparecieron los guardias con un indio de guía. Se tiraron al suelo ante los disparos; murieron seis guardias y algunos comuneros: Porfirio Medrano y Fidel Vásquez. Rumi y Umay también se sublevaron, pero les atacaron con máuseres. Mueren muchos, entre ellos Benito Castro. IV. MARCO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO DE “EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO” Geográficos: La novela se desarrolla en Rumi y sus contornos. Rumi es una comunidad indígena (mestiza). Históricos: Es en el siglo XVIII donde se desarrollan los hechos. La vida agraria de la década en la que ocurren los acontecimientos narrados, década que literariamente es la de vanguardia, atravesó momentos de esperanza y de desesperación, de hondas tensiones y de profundas crisis. V. MODELOS DE PRÁCTICAS DE VALORES PRESENTADOS POR EL AUTOR 6.1. Valores Unión Perseverancia 6.2. Anti valores Injusticia Muerte Violencia Abuso Avaricia VI. APRECIACIÓN CRÍTICA SOBRE LA OBRA Esta obra nos pareció muy interesante ya que nos muestra la realidad del pueblo indígena y todo lo q sufre por ser una comunidad olvidada en donde cualquier “blanco” podía y puede imponer sus ideas con fuete cantidad de dinero. También rescatamos que Ciro Alegría utiliza al describir los paisajes ya que lo hace tan detallado que uno se sumerge en su imaginación. 13. Nos parece muy bien que un escritor ponga en evidencia la crueldad y la injusticia que una comunidad tenia que soportar en sus tiempos. VII. IMPACTO PERSONAL Nos sorprendió al darnos cuenta que existían personas que por codicia, avaricia podían destruir una comunidad que vivía en paz y con buenas intenciones de superarse y también que las personas podían caer bajo como ser sobornadas por dinero y perjudicar a las personas que solo buscaban prosperar. VIII. LA OBRA EN EL CONTEXTO ACTUAL En la actualidad podemos hacer una comparación con esta obra porque siguen existiendo las injusticias sobre las personas que no tienen un grado económico alto o también que no tienen una educación, nos referimos mayormente a las personas que viven en los pueblo pequeños y alejados en donde no saben como defender sus propios derechos, mediantes documentos legales. IX. GLOSARIO DE LA OBRA 1. Viandantes.- 2. Diáfana.- 3. Cetrino.- X. BIBLIOGRAFÍA La obra “El mundo es ancho y ajeno” http://74.125.47.132/search?q=cache:NrqFGATIVNoJ:www. biografiasyvidas.com/biografia/a/alegria.htm+ciro+alegria&c d=2&hl=es&ct=clnk&gl=pe 14. Nosotros vamos a tratar sobre la obra de Ciro Alegría, uno de sus mejores escritos y que según Mario Vargas Llosa es con la cual se inicia la narrativa peruana moderna del Perú, nos estamos dirigiendo a la obra titulada "El mundo es ancho y ajeno"; nosotros vamos a analizarla, veremos cual es su mensaje y también el resumen de la obra , entre otros; esta obra será tratada con mucha eficacia ya que se trata de una obra donde se habla sobre el maltrato de las comunidades de los andes,
  • 10. las que están olvidadas por otras ciudades, hata del propio estado, aunque en este perido se habla de un régimen colonial ya que nos hablan de gamonales, en fin mas adelante trataremos con mas especificaión El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría: traducción y traición en la novela indigenista XIMENA TRONCOSO ARAOS Universidad Católica del Maule E-mail: xitrona@yahoo.com RESUMEN La obra de Ciro Alegría exhibe, tal vez más acusadamente que la de otros escritores del indigenismo, la pugna del escritor con el lenguaje en la tentativa de mostrar el mundo indígena ‘desde dentro’. Curiosamente, la crítica elogiosa de El mundo es ancho y ajeno (1941) y la cuestionadora apuntan a un mismo aspecto: el mostrar o no el mundo indígena desde dentro. Más que abogar por una u otra crítica, me interesa sugerir a partir de la propia novela el porqué de tan contrapuestas percepciones. Reconozco que existen diversos factores externos que influyen (políticos, culturales, de institucionalidad literaria, de egos profesionales, etc.), pero los juicios finalmente se despliegan con el texto y es su carácter particularmente tenso, ambiguo, irregular y transicional, lo que provoca lecturas disímiles no sólo en sujetos distintos sino en un mismo lector. Palabras claves: Novela indigenista, traducción y traición, memoria, perspectiva indígena. ABSTRACT The work of Ciro Alegría exhibits, perhaps more intensely than in other writers of indigenismo, the struggle of the writer with language in the attempt to show the indigenous world from within. Peculiarly, the criticism that praises El mundo es ancho y ajeno (1941) as well as the criticism that questions it focus on the same aspect: whether or not the novel shows the indigenous world from the inside. More than to defend one critical position or another, I am interested in exploring, taking the novel itself as a starting point, why such opposing perceptions exist. While I recognize the influence of diverse external factors (political, cultural, literary institutions, professional egos, etc.), the final judgments unfold within the text and its particularly tense, ambiguous, irregular and transitional character which provokes dissimilar readings not only in different subjects but in the same reader. Keywords: Indigenist novel, translation and treason, memory, indigenous perspective. A Pilar Sobarzo Rodríguez Huérfano de huérfanos Hijo del viento Huairapamushca De la luna debe ser el frío de sus ojos El corazón pura tristeza Había dicho la mestiza cocinera JOSÉ MARÍA ARGUEDAS, OSVALDO TORRES
  • 11. AUTOR Y NARRADOR EN LA ENCRUCIJADA Emir Rodríguez Monegal se refiere a su experiencia de lectura de la obra de Alegría como que sus textos le transmiten la sensación de éxito y fracaso: "Exito por la convicción interior, el vigor, la simpatía honda del autor hacia sus temas; fracaso porque estas novelas, y sobre todo la más famosa de ellas, representan el final de una etapa, la última palabra de un arte de novela, sólido, bidimensional, que ya estaba completamente exhausto en 1941" (1967). Sin embargo, a diferencia de la opinión de Monegal, creo que la novela de Alegría no es como una obra del siglo XIX, sino un texto que plasma en su escritura la tensión de visiones culturales y estéticas y la transición hacia nuevas formas literarias que ya hacían su aparición en esos años. La novela indigenista muestra en su desarrollo histórico un paulatino despojamiento de modos escriturales monológicos -en términos de Bajtín-, y de visiones positivistas y románticas, cediendo a la creación de un lenguaje polifónico y mestizado, producto de un sumergirse en lo indígena pero con un bagaje occidental. Este proceso transcultural (Rama, 1987) alcanza su expresión más notable con José María Arguedas. La narración en la novela indigenista es reveladora de la problemática social y cultural de Perú (Cornejo Polar, 1980 y Mariátegui, 1955). Vivir en un territorio heterogéneo racial, lingüística y culturalmente, con un proceso de mestizaje irregular y conflictivo, obliga al escritor a generar estrategias para moverse entre mundos disímiles. El recurso, el artificio que entraña un proceso de ‘traducción’ del mundo indígena, en alguna medida traiciona al escritor, pero también le permite experimentar modos de acercamiento a lo marginal. El mundo es ancho y ajeno se abre con el presagio y finaliza con su cumplimiento (elemento de la novela romántica que aquí experimenta variaciones: no se trata del sino romántico). Rosendo Maqui, el alcalde de la comunidad de Rumi, asocia el mal augurio consigo mismo, con su mujer y con la comunidad. El primer cumplimiento (la muerte de la esposa) ocurre al final del primer capítulo y se trata en el segundo. Luego comienza el litigio de tierras entre la comunidad y el hacendado Alvaro Amenábar, seguido por el despojo y finalmente la matanza. Entre estos dos últimos hechos ocurre el encarcelamiento y muerte de Rosendo. De esta manera, se cumplen los tres malos presentimientos, no obstante el narrador establezca una distancia crítica entre las creencias de los indígenas y su propia forma de pensar. El narrador hace patente su escepticismo desde una mirada que se perfila como superior, aunque siempre benevolente. Así, por ejemplo, cuando Rosendo sube a comunicarse con las montañas, como es su costumbre, contrastan: 1) la perspectiva del personaje que entiende su hacer como diálogo efectivo con las montañas, las que son percibidas como oráculos; 2) la perspectiva del narrador que explica el acto como fenómeno físico (el eco), a lo que añade la "ingenuidad" de Rosendo (con lo que, implícitamente, percibe al indígena como niño en ciertos aspectos). El narrador, una vez que ha dejado bien clara su visión del hecho, se muestra comprensivo, benevolente, paternalista. Luego que ya ha esbozado una sonrisa por la conducta de Rosendo, trata de censurársela al lector (como el profesor que, reprimiendo su propia risa, castiga la de los alumnos que se ríen del compañero). El texto, en las acciones y el discurso, tiende a plasmar la idea, en forma indirecta, de que la asimilación del indígena es positiva, pero esta idea se vuelve problemática al momento de observar críticamente el mundo no indígena. Es necesario el progreso y éste pasa por el abandono de ciertas creencias que signifiquen una limitante y que son percibidas por el narrador como supersticiones: las brujerías de Nasha Suro y el encantamiento de la laguna Yanañahui.
  • 12. Benito Castro es un personaje continuación de Rosendo, representa un estadio más avanzado. Benito vuelve convertido en un mestizo cultural, con lo que completa su mestizaje (recordemos que es un cholo). Significativamente, Benito no tiene padre, es producto de una violación, por lo que en su viaje incorpora la parte no indígena del padre. Sabe leer y escribir, retoma el proyecto de escuela que el viejo Maqui añoraba, no cree en brujerías ni encantamientos ni se viste como los indígenas. El progresismo de Rosendo y Benito en sus distintos grados, cuenta, básicamente, con la simpatía del narrador. Una vez que Castro ha expuesto sus ideas y proyecto al pueblo, el narrador, en el fragmento siguiente comienza ratificando el acierto de ellos: "De veras, después de dos años de tenaz labor, el pueblecito se levantó allá , fuerte y cómodo, y la pampa estuvo llena de hermosas siembras" (708). Sin embargo, advierto cierto matiz irónico subyacente en el discurso de Benito para ser elegido alcalde, por la semejanza con los discursos políticos, que lo influenciaron en su estadía fuera de la comunidad y de los cuales adoptó también las formas: Benito terminó accionando con ambas manos: Yo quiero a mi comunidá y he vuelto porque la quiero. Quiero a la tierra, quiero a mi pueblo y sus leyes de trabajo y cooperación. Pero digo tamién que los pueblos son según sus creencias. Aura yo les pido votar según su corazón de comuneros. Podrán echarme, pero lo que he dicho no deja de ser verdá. Tarde que temprano, la verdad se impone. Esta comunidad será fuerte cuando sus miembros sean fuertes (edición 1955: 706-707)1 El discurso del narrador obedece a una doble tentativa que podría parecer única: 1) mostrar el mundo indígena desde dentro, motivado por la compasión y la admiración; 2) interpretarlo. La dificultad de acceder a ese mundo por la diferencia y distancia entre el horizonte cultural del escritor y el del indígena genera inmediatamente la segunda tentativa. Se suma a ello el que se considere constantemente al lector como no indígena. De acuerdo con esto, el narrador se perfila como un conocedor en un doble nivel: conoce lo que hacen y piensan los personajes y tiene la capacidad de comprender e interpretar. El narrador actúa como un nexo entre dos esferas, la del indígena y la del destinatario. Se ubica entre uno y otro mundo en su condición de intérprete, pues posee conocimientos de ambos; decodifica de una esfera para codificar hacia otra. Por lo tanto, su voz corresponde a la de un sujeto superior que concibe su presencia como fundamental para que el lector acceda comprensivamente al texto. Es, como todo narrador moderno, un guía en cuanto a la composición textual y en cuanto al mundo representado. Se identifica culturalmente con lo no indígena, pero sus afectos están con el pueblo andino. La perspectiva indígena, de la que el narrador se hace cargo, se enfoca al propio mundo (creencias, tradiciones, costumbres) y al de quienes no son indígenas, principalmente al de aquellos que constituyen el poder establecido, la legalidad. INCURSION EN LA MEMORIA INDIGENA En el texto se distinguen tres tipos de discurso: directo, indirecto e indirecto libre2. Me interesa aquí principalmente el último, porque a mi juicio es a través de este modo narrativo que la novela consigue acercarse con mayor eficacia a los personajes y por ende al mundo de los indígenas desde dentro3. En el estilo directo se intenta imitar el habla indígena con sus peculiaridades fonéticas. Este discurso alterna con el indirecto omnisciente del narrador, conformando un modo narrativo tradicional, impresionista. La incorporación del estilo indirecto libre proporciona la posibilidad de adentrarse en la vivencia indígena, sumergiéndose en la conciencia del personaje. Dentro de esta modalidad se unen la perspectiva del personaje y la del narrador, que
  • 13. se corresponden con dos esferas culturales, la indígena y la no indígena (invirtiendo los términos de Jorge Guzmán blanco/no blanco, 1991). En el primer capítulo, el narrador, con un lenguaje culto4, sigue el curso del accionar de Rosendo Maqui, sigue también sus pensamientos, su sentir y sobre todo su memoria. El narrador traduce a pensamientos lo que en Rosendo, por limitación cultural según la perspectiva del narrador, sólo es sentimiento o intuición. Elabora conceptualmente su conciencia. También en esto se percibe el contraste y la distancia entre dos mundos. La perspectiva positivista del narrador emerge al considerar a Rosendo un individuo de sentimientos antes que de pensamientos. Aunque sin ánimo peyorativo, la idea de ‘pensar’ que maneja el narrador es occidental, racionalista: Y Rosendo Maqui acaso pensaba o más bien sentía: "¿Es la tierra mejor que la mujer?". Nunca se había explicado nada en definitiva. Esto es lo que sentía también Rosendo en ese momento -decimos sentía y no pensaba, por mucho que estas cosas, en último término, formaron la sustancia de sus pensamientos. ¿Que él no logra explicarse nada? Digamos muy alto que su manera de comprender es amar (25, 26, 75). No obstante, la visión y el pensamiento indígenas, fundamentalmente analógicos, panteístas y animistas, contagian en algunos momentos el discurso del narrador como cuando describe a Rosendo Maqui. Aquí el narrador todavía no empieza a seguir la memoria de Maqui: Tenía el cuerpo nudoso y cetrino como el lloque -palo contorsionado y durísimo-, porque era un poco vegetal, un poco hombre, un poco piedra (...) Tras las duras colinas de los pómulos brillaban los ojos, oscuros lagos quietos. Las cejas eran una crestería. Podría afirmarse que el Adán americano fue plasmado según su geografía; que las fuerzas de la tierra eclosionaron en un hombre con rasgos de montaña. En sus sienes nevaba, como en las del Urpillau. El también era un venerable patriarca (27). El lenguaje metafórico cobra una significación especial si lo entendemos relacionado con la vivencia indígena, concretamente con las correspondencias entre los seres humanos y la naturaleza, así como entre todas las cosas. Los indígenas se perciben y viven ligados simbióticamente a la naturaleza, con lo que son "un poco vegetal, un poco hombre, un poco piedra". El indígena no quiere imitar, deviene tales los elementos por el modo de relacionarse con ellos5. Es sumamente interesante que en medio del vegetal y del mineral se ubique al hombre y que al igual que en los otros dos casos se diga que era "un pocohombre". Aquí Alegría percibe un aspecto esencial de lo indígena y es que el hombre abandona el ser hombre como categoría superior, proyectándose hacia otras formas del ser que tienden a lo colectivo. Lo que le da mayor valor estético a esta descripción es la consonancia entre el lenguaje metafórico utilizado y la propia visión que el personaje tiene de su entorno y de sí mismo. Sin duda que se aprecia también el sustrato cristiano (me referiré a esto más adelante), el que se une a lo indígena en el hecho de concebir un Adán de la tierra americana, un Adán indígena. La novela se inicia con la perspectiva de Rosendo, por medio de una sola palabra en estilo indirecto libre, es decir, el narrador verbaliza lo que está en la mente de Rosendo: "¡Desgracia!". Es la perspectiva del personaje, pues la asociación entre la serpiente que se cruza en el camino y el mal augurio es creencia indígena. Tal perspectiva se destaca con el uso de los signos exclamativos, expresando así emoción, vivencia. Esta palabra se va a repetir cuatro veces en la tres primeras páginas, alternándola con el discurso indirecto del narrador. Otra modalidad en que funciona la alternancia es la que presenta la perspectiva del personaje indígena e inmediatamente le sigue la perspectiva del narrador, eminentemente interpretativa. Así, por ejemplo, cuando
  • 14. Rosendo contempla los cerros, el narrador los describe del modo como posiblemente se le figuran a este personaje. Gozaba viendo el nevado Urpillau, canoso y sabio, como un antiguo amauta; el arisco y violento Huarca, guerrero en perenne lucha con la niebla y el viento; el aristado Huilloc, en el cual un indio dormía eternamente de cara al cielo; el agazapado Puma, justamente dispuesto como un león americano en trance de dar el salto; el rechoncho Suni, de hábitos pacíficos y un poco a disgusto entre sus vecinos; el eglógico Mamay, que prefería prodigarse en faldas coloreadas de múltiples sembríos y apenas hacía asomar una arista de piedra para atisbar las lejanías; y éste y ése, y aquél y esotro... el indio Rosendo los animaba de todas las formas e intenciones imaginables y se dejaba estar mucho tiempo mirándolos. En el fondo de sí mismo creía que los Andes conocían el emocionante secreto de la vida (24). Las canas de Rosendo se comparan con la nieve de las montañas; se invierte la analogía anterior, ahora es la montaña la que adquiere caracteres humanos: el Urpillau es canoso y sabio, como un amauta o como Rosendo. La naturaleza se acerca al ser humano: los montes son ya un amauta, ya un guerrero, en otro duerme un indio. La presencia de lo no indígena del narrador se delata por: el uso de la frase "león americano", en la que se entiende un conocimiento más amplio del mundo al especificar el rasgo americano; la palabra eglógico, que pertenece a una esfera culta y literaria; el concepto "animaba" relativo al animismo, término acuñado por la antropología; y el término "creía", a través del cual refiere a lo indígena, pero marcando su perspectiva diferente. Si bien la mayor parte del primer capítulo podría entenderse como discurso indirecto libre o interiorizado, pues el narrador sigue el fluir de la conciencia de Maqui, principalmente sus recuerdos, la forma que adopta lo acerca mucho a un estilo indirecto, ya que la perspectiva del narrador es la que adquiere mayor presencia. Los momentos en que se siente la perspectiva del personaje son más escasos. Consisten mayoritariamente en frases que tienen como función recordar al lector que lo que se narra corresponde a la conciencia del personaje. Para ello se recurre a expresar desconocimiento o conocimiento parcial de cosas que obviamente el autor conoce y a formas léxicas populares, como cuando se tocan los temas de la Guerra del Pacífico y de los montoneros: Diz que Chile ganó y se fue y nadie supo más de él. En una oportunidad se alcanzó a saber que pasaba un general Cáceres. Los azules luchaban por un tal Iglesias y los Colorados por el tal Cáceres. "¡Viva Cáceres!", "¡Mueran los traidores", "¡Viva Iglesias!", "¡Viva la patria!" ¿Por qué dirían así? Ellos sabían sus asuntos (45, 46, 49) (destacado mío). Todas estas citas muestran la posición y actitud de Rosendo ante los asuntos bélicos y políticos del país, tanto internos como externos. Los indígenas se sienten ajenos a la guerra, pues su identidad está en relación con el terruño comunitario. Si abandonan este espacio físico, seguirán ligados a él espiritualmente; cada historia individual de los indígenas que salen a probar suerte da testimonio de ello. No obstante la perspectiva del narrador no desaparezca en el discurso indirecto libre usado en la novela, ya que se utiliza la lengua culta del narrador, tal modalidad obliga a reducir las interferencias personales. Con esto me refiero a juicios y comentarios, pues de todas formas el discurso es permeable a ciertas actitudes que corresponden al narrador, como cuando Rosendo recuerda la historia del pueblo en torno a la imagen de San Isidro. Este pasaje está matizado de un ligero humor que es asociable con la sonrisa benevolente, aunque en este caso expurgada de paternalismo, del narrador (58-61): El pueblecito recibió el nombre de San Isidro del cerro y la accidentada topografía determinó que las casas estuvieran casi superpuestas, de modo
  • 15. que los habitantes tenían que subir por las callejas a gatas o haciendo equilibrios. Les cayó por eso el sobrenombre de chivos, en gracia al gusto por las maromas que adorna a tales rumiantes (58)6. EXODO, DIASPORA Y CRUCIFIXION Rosendo Maqui y la comunidad de Rumi están traspasados por elementos cristianos, como todo el pueblo indígena. Pero además de esta característica cultural ya conocida, la configuración literaria del personaje y la comunidad se ven traspasados por lo cristiano del mundo cultural del autor, lo que funciona en esta novela como un trasfondo (ni reescritura intencionada, ni alegoría) y se manifiesta de modo complementario en el discurso del narrador y en el discurso y accionar de los personajes. Rosendo adquiere rasgos patriarcales bíblicos: es una especie de Salomón por la sabiduría para solucionar los problemas de la comunidad y obtiene por ello el respeto de sus hermanos comuneros. Maqui rememora -en el primer capítulo- tres casos en que resolvió con inteligencia y justicia. Uno de los casos evoca el muy conocido de Salomón en que ordena matar al niño por el que dos mujeres disputan la maternidad, la verdadera madre es la que renuncia a su derecho. Rosendo trataba de saber quién era el dueño de un potrillo, para lo que ordena traer a las yeguas: el potrillo reconoce inmediatamente a la madre. En seguida se explicita lo que ya era evidente: "El perdedor era acusado de malas artes, quien no se conformó y llevó el litigio ante el juez de la provincia. Este, después de oír, afirmó: ‘Es una sentencia salomónica’" (31). Lo que no es tan evidente es la relación con la figura de Moisés y con el pueblo judío, pero si reparamos en algunos momentos claves, la relación se torna bastante clara. La comunidad, luego del despojo, se convierte en un remanente que, al igual que los judíos en Egipto, se niega a ser esclavizado y por lo tanto debe huir. Esta fuga es un acto de resistencia. La comunidad experimenta el éxodo. Otros se dispersan por las distintas regiones, se produce la diáspora. Rosendo es quien propone la huida a la puna, a la laguna Yanañahui, la que viene a ser una especie de tierra prometida, en el sentido de concebirla como un lugar donde podrán trabajar la tierra dentro de su propio orden, libres del yugo del gamonal. Pero esa tierra prometida no es tal, porque también se les niega. En el episodio de la partida se mezclan los elementos de tres fugas bíblicas: la de Egipto, la de Sodoma y Gomorra y la de Nazaret. Un asno transporta la figura del santo, como en el imaginario cristiano el asno transporta a la virgen y Jesús. Los comuneros cargan con un objeto sagrado como los judíos cargaban el arca; los comuneros vuelven la cabeza, al igual que la mujer de Lot, para contemplar lo que dejan atrás7. Rosendo, al igual que Moisés, sube a los montes a comunicarse con el taita Rumi, a "preguntar al mismo cerro por el destino". El remanente que busca un lugar para vivir como pueblo se transforma en un Cristo crucificado, al igual que los indígenas que se dispersan por el mundo ancho y ajeno: "El indio es un Cristo clavao en una cruz de abuso. ¡Ah, cruz maldita! ¡Ah, cruz que no se cansa de estirar los brazos!" (710). No obstante se utilice un marco bíblico que podría resultar ajeno a la configuración indígena, éste funciona hábilmente substanciado y la favorece en cuanto asume algunos de sus aspectos liberadores, aquellos que tienen que ver con las fugas. LA FUGA DE ROSENDO MAQUI En el pasaje en que Rosendo Maqui está próximo a la muerte, después de la golpiza de que fue víctima a manos de los gendarmes de la cárcel, accedemos al pensamiento, sentimientos y emociones del alcalde de Rumi en su estado de semiconciencia: Se establece aquí una relación con el comienzo de la novela: nuevamente se activa la memoria de Rosendo en relación con la comunidad, esta vez como
  • 16. una retahíla de imágenes en que evoca los últimos momentos vividos con su gente en Yanañahui. El narrador, con gran sensibilidad, acompaña al personaje en sus últimos instantes de vida. Ya no se trata de la nostalgia que sentía Rosendo durante el tiempo que permaneció en la cárcel, sino que ahora por su estado semiconsciente, potencia una fuga imaginativa o espiritual (contraparte de la fuga física del Fiero Vásquez), a través de la que se retrotrae a un mundo ya perdido, como si vislumbrara un paraíso distinto al del imaginario cristiano, un paraíso hecho a la medida de sus deseos y, por lo mismo, más cercano a la experiencia cotidiana. El espíritu de Rosendo Maqui escapa de la cárcel y se traslada al espacio de la comunidad, integrando los tiempos y espacios de la vida en la sierra y la puna. A Rosendo le parece estar corporalmente en ese lugar. Lo que le otorga mayor logro estético a este pasaje es que el narrador no interfiere explicándonos esto, es decir, no nos dice que a Rosendo le parecía estar ahí, sino que la descripción de la vida en la comunidad irrumpe en el discurso y en medio de esta descripción aparece la figura de Rosendo formando parte del paisaje y al mismo tiempo gestándolo por ser su mirada espiritual la que sigue el narrador. Primero se hace referencia directa a la "tierra puneña", "El Alto", para luego agregar a la descripción de este lugar los cultivos de maíz y trigo de la sierra e incorporar al espacio imaginado a personajes que ya no forman parte de la comunidad, porque han muerto (Pascuala, el viejo Chauqui, Anselmo, también el buey Mosco) o porque se han ido a otras regiones a consecuencia del despojamiento de la tierra (Benito y Demetrio Sumallacta). Los personajes y el espacio imaginados configuran a la comunidad como el lugar ideal para vivir. Todos estos personajes aparecen mencionados en el primer capítulo y tienen una gran significación para Rosendo. Cada uno representa un aspecto vital de la comunidad, por lo que Rosendo establece un vínculo afectivo con ellos. Lo individual se proyecta a lo colectivo y lo colectivo produce brotes individuales. A continuación me detendré en estos personajes que evoca Rosendo por los sentidos que potencian en diálogo con el fragmento. Sobre Pascuala, mujer de Maqui: Rosendo sufre la pérdida de su compañera, pero es un dolor tranquilo que se acepta estoicamente por el hecho de que Pascuala, al igual que cada ser humano, forma parte del ciclo vital de la tierra: "Observaba que todo lo viviente nacía, crecía y moría para volver a la tierra" (94). El destino de uno es el de todos. Además, el carácter irónico de la muerte en tanto quiebre de las armonías se reduce al ser envuelto por la visión analógica (Paz, 1974). El indígena, hijo de la Pacha Mama, retorna al vientre ancestral. La mujer y la tierra se asimilan. De esta manera, Pascuala establece un vínculo afectivo con Rosendo a nivel particular, pero se amplía a un nivel colectivo de dimensión social y mítica. El viejo Chauqui ya es sólo recuerdo cuando empieza la novela; representa para Rosendo la memoria de la comunidad, así como él mismo se considera portador y transmisor de esa memoria. Chauqui atesoraba fascinantes historias de los antepasados, las cuales habían sido transmitidas de una generación a otra: "Chauqui era ya tierra y apenas recuerdo, pero sus dichos vivían en el tiempo", piensa Rosendo a través del narrador (36). Además de creencias y tradiciones, Chauqui transmite los hechos en que los indígenas se enfrentan con el poder de los blancos y comienzan las mayores desgracias, pérdida de tierras, desintegración de las comunidades, explotación y muerte. Nuevamente lo individual se enlaza con lo colectivo. Chauqui y Maqui son en sus memorias individuales portadores de un acervo comunitario que tienen el deber y privilegio de traspasar. En un momento del primer capítulo el narrador siente la necesidad de poner sobre aviso al lector, que Rosendo mezcla lo individual y lo colectivo. Su interferencia en este caso, como en otros a los que me he referido, reduce el dialogismo del discurso, pues en lugar de acercar al lector a la vivencia
  • 17. indígena, subraya la diferencia, la distancia, aunque el propósito sea bienintencionado. El narrador en ese momento percibe una vivencia indígena, pero no se deja llevar en su flujo, a diferencia del pasaje que ahora comento. Otros personajes evocados por Rosendo son Demetrio Sumallacta y Anselmo, quienes cultivan la música, "el arte preferido del hombre andino" (388), la flauta y el arpa respectivamente. En las historias de estos dos personajes el narrador evita las frases sapientes, explicativas, parece dejarse envolver en el flujo musical que potencia la música. A través de ella, los comuneros cantan y lloran, viven y mueren. La música es expresión individual y colectiva. La vida comunitaria en íntima relación con su espacio natural despierta afectos y emociones en el músico. Las intensidades colectivas encuentran un resonador en el alma y en el instrumento del músico, a través de los cuales surgen renovadas. La música suscita nuevos afectos o bien los estimula y los hace visibles. A través de la música y el canto se cumple un proceso de feed-back: la vida comunitaria converge en la expresión artística y luego la música, con su propio lenguaje, genera nuevas sugestiones. El buey Mosco, al igual que el viejo Chauqui, es sólo recuerdo para Rosendo al comenzar la novela. El viejo Maqui domestica a Mosco en el sentido de crear lazos (sí... como el Principito). El buey despierta un cariño especial en el alcalde, establecen una relación de amistad, la que puede entenderse a partir del modo como los indígenas se relacionan con el mundo natural. El buey comparte el trabajo con el hombre, es un "compañero": ambos son hijos de la tierra y viven de ella por la unión de sus fuerzas; por eso es que Rosendo "lo quería y a la vez lo respetaba, considerándolo en sus recuerdos como a un buen miembro de la comunidad" (68). El animal asume ciertos comportamientos humanos: "la justeza del entendimiento y la paz del corazón", "El alcalde pensaba que los animales son como los hombres y era mentira lo de su falta de entendimiento" (72), se aproxima a lo humano, así como el humano se acerca al animal. Rosendo compara a Mosco con otros toros como quien compara dos personalidades diferentes. Si bien los indígenas ya no creen ser descendientes de los cóndores (se rompe la relación genética), mantienen un grado de simbiosis con el entorno, por lo que el indígena se acerca a lo animal, vegetal y mineral. Rosendo rescata entonces al buey Mosco porque creó con él una relación particular, pero al mismo tiempo esa relación lo pone en contacto con la tierra y todo lo natural, visión que a su vez lo une a sus hermanos indígenas. Retomo el pasaje de Rosendo. El narrador se compromete con la perspectiva de Maqui, lo que se percibe cuando dice: "tal vez el cuerpo de Rosendo es también como un suelo profanado". En los enunciados anteriores se compara el suelo de la comunidad con el suelo de la cárcel yuxtaponiendo las imágenes: "En las faldas del cerro los surcos son largos y anchos y huelen a bien, porque huelen a tierra. La celda no huele a tierra, huele a barro podrido, a sudor, a orines, a desgracia". Cabe pensar aquí en la idea de profanación, ya que la tierra es entidad sagrada, dadora de vida, en donde sus habitantes trabajan con alegría porque lo hacen en libertad. La cárcel es la privación (injusta) de la libertad natural y como consecuencia, negación de la naturaleza y la compañía humana. No obstante este enunciado tiende más hacia la voz del narrador, la expresión dubitativa "tal vez" reduce el tono mayor, el carácter interpretativo explicativo y el enunciado se suma a las otras imágenes analógicas. Es como si el narrador, en un compromiso afectivo, dedujera su propia analogía a partir de las percepciones y sensaciones de Rosendo. Una imagen analógica es: "La laguna Yanañahui espejearía a un lado de la llanura, ojo hermoso, ojo mágico de la tierra, mirando los pastos, las rocas, los hombres, los animales, los cielos". No se trata aquí sólo de una metáfora
  • 18. en el discurso del narrador para designar poéticamente un objeto, sino que corresponde además a un modo de ver y relacionarse en el mundo indígena. Analogía y animismo: la laguna como un "ojo mágico de la tierra". Hay que tener también en cuenta, eso sí, que el concepto de ‘magia’ (no el fenómeno que designa) es parte de la perspectiva occidental del narrador. La tierra contiene un espíritu atento, por medio de su ojo acuático, al conjunto natural en el que el indígena es uno de sus elementos. El monte Rumi contiene un espíritu que se comunica, en las formas de las nubes pueden verse ovejas que avanzan por el cielo, el maizal luce barba, las espigas del trigo son haces de sol, las listas del poncho son semejantes a los surcos de la quinua. Rosendo se acerca a lo vegetal: se le ha secado como a los troncos viejos el corazón, es como tronco yerto que no puede llorar. Por otra parte, esta imagen funciona a la vez como una metáfora de la situación de los indígenas que se proyecta en una cadena metonímica. Rosendo es un tronco que en tanto resista podría retoñar; así también las comunidades, su resistencia es afirmación de una inquebrantable voluntad de vida. La comunidad de Rumi nace cuando ya muchas han desaparecido y muere resistiendo. Rosendo, Rumi, los pueblos andinos, los pueblos originarios de América, los pueblos originarios del mundo reducidos en su territorio ancestral. Es interesante reparar en que el pasaje comienza y termina con la referencia al canto de las aves. Primero Rosendo constata un poco sorprendido, en su estado de semiaturdimiento, que cantan los gorriones. Se dice que "llevaba mucho tiempo sin escuchar el canto de los pájaros y encontró en la pequeña voz una cariñosa dulzura". Rosendo no escucha el canto de los pájaros durante su permanencia en la cárcel, porque este lugar lo incomunica, privándolo del contacto con la naturaleza, tan importante para él. ¿Por qué entonces en ese momento escucha a los pájaros? Porque ha evocado a Demetrio y a Anselmo, los músicos del pueblo, el flautista y el arpista, quienes se ponen en contacto con la naturaleza al punto de adoptar parte de su esencia: ambos son ‘un poco’ pájaros. El narrador dice que el indio ha dado al instrumento extranjero "toda la condición de un pájaro cautivo y así se la ha apropiado" (387). Tal condición resalta en Anselmo por las limitaciones que sufre a causa de su invalidez. Llega a parecerse a su instrumento, es un contenedor virtual de música al que llevan a todas las fiestas y su muerte lo asemeja por última vez al instrumento con el que parecía haberse fundido: "Quiso abrazarse a la vida y se abrazó al arpa", "algo se le rompió en el pecho con la violencia con que, a veces, estallan las cuerdas del arpa" (390). El viejo Maqui, al igual que Anselmo viene a ser un pájaro cautivo y el canto de las aves que siente gatilla la fuga espiritual como último acto en el que resiste. Lo musical le otorga ciertos puntos de consistencia; es un modo de sobrevivirse y, en un espacio ajeno, también un modo de rebelión. Así, cuando un indígena en la guerra entonaba cantos de sus lares se decía que era desertor seguro. Al final del pasaje, Rosendo evoca a Demetrio y a Anselmo como si los estuviera presenciando, pero en primer lugar menciona sus instrumentos, con lo que las figuras de los personajes adquieren mayor relevancia por la música que entregan. Demetrio es un poco flauta, un poco pájaro, y luego no sólo un pájaro sino muchos, de la misma manera que Anselmo, en cuya arpa canta "una bandada de pájaros". El sujeto se despersonaliza, se multiplica. Cuando Demetrio toca su flauta solo en el monte, acompañado románticamente por la luna, está "acompañado de todo en la inmensa noche" (149). Ese todo es la naturaleza, pero también los habitantes de la comunidad: "en el caserío los que estaban despiertos mantuvieron su vigilia y los que dormían tal vez se pusieron a soñar" (148). Rosendo también se fuga hacia la región de los sueños, se disuelve en su propia visión, se fuga desde un lugar de desgracia hacia otro en donde pueda crear su espacio de libertad. Finalmente,
  • 19. Rosendo desaparece como sujeto gramatical, al igual que Anselmo y Demetrio. No hay aquí sujeto gramatical que designe persona; en su lugar encontramos la flauta, la acequia, la quebrada, la bandada de pájaros. Lo musical se conecta con lo vegetal, lo animal y lo mineral acercando así todas las materias, entre las que el cuerpo de Rosendo se ha de diluir y formará parte del ciclo de la tierra. ¿Logra fugarse Rosendo de la perspectiva del narrador? Como discurso indirecto libre que no abandona la lengua culta, no lo hace. Pero favorecido por la interiorización que emprende el narrador, consigue arrastrarlo en buena medida, comprometiendo al autor, en su escritura (más allá del mero referente) y en su ser total, con ese mundo que también nos resulta ajeno. Siempre hay un punto en el que Ciro Alegría se repliega en territorio conocido y seguro, quizá por temor de dejarse envolver en un flujo en gran medida desconocido. No obstante, si el autor traiciona en algún grado su intención de adentrarse en el mundo indígena, también traiciona en otro grado su postura racionalista, ordenadora. Se asoma a la vivencia del indígena, a sus modos de relación, mostrándolos en un escenario principalmente dramático. Con esta comparación teatral apunto al distanciamiento entre la perspectiva del autor y el objeto de su escritura. Ya sabemos con Cornejo Polar y Mariátegui que hay una diferencia infranqueable entre uno y otro, ya que el indigenista no es indígena; pero, por otra parte, la escritura puede generar estrategias que lo acerquen en mayor o menor grado a ese mundo. La novela de Alegría exhibe movimientos de acercamiento y distanciamiento, de fugas y repliegues. NOTAS 1 Tomás Escajadillo (1983: 53) repara en un posible matiz irónico presente en el episodio de lo "futres raros". La crítica vio aquí la explicitación de las ideas de Alegría. Si bien esto es así, lo interesante es que al mismo tiempo el matiz irónico, que a mí me parece efectivo, relativiza la posición superior del intelectual frente al indígena. Estos intelectuales, dice el narrador, "después de una larga estadía en la costa, habían vuelto a ‘cazar paisajes’ y demás" (663). 2 El discurso o estilo indirecto libre "es un discurso que se presenta a primera vista como un estilo indirecto (lo cual significa que registra las señales de tiempo y de persona que corresponden a un discurso del autor), pero que está penetrado en su estructura semántica y sintáctica, por propiedades de la enunciación y, por consiguiente, del discurso del personaje" (Todorov, en Hozven 1979: 111). 3 Tomás Escajadillo (1983: 135-147) ha analizado un monólogo interior indirecto, el del personaje Valencio, mostrando la habilidad narrativa de Alegría y la riqueza del pasaje. 4 Antonio Cornejo Polar trata el punto de vista narrativo en La serpiente de oro de Alegría, en la que un personaje indígena asume en determinados momentos la voz de narrador. En esa instancia cambia su habla popular por una forma culta, lo que revela el "conflicto del hablante básico sometido a una doble y contradictoria urgencia. Por una parte se quiere ofrecer una imagen interior de la vida en Calemar, pero, por otra, la novela corresponde y es producto de un espacio sociocultural ajeno, distante" (1977: 53). 5 Me parece conveniente entender el término ‘devenir’ como lo desarrolla Gilles Deleuze, ya que es más apropiado para hablar del modo como el indígena se relaciona con su entorno. 6 Este pasaje no deja de evocarme La feria de Juan José Arreola, por el estilo y el tema y particularmente la descripción de las andas de San Isidro en el día de la procesión. Me parece encontrar en Alegría un antecedente de Arreola.
  • 20. 7 El Fiero Vásquez también hace este gesto, cuando se despide de su mujer y su hijo. En su caso se relaciona también con Martín Fierro, por algunas semejanzas en sus vidas. "Hipótesis sobre Alegría" En Mundo Nuevo, n. 11 mayo de 1967 p. 48-51 "Uno de los más curiosos destinos de las letras británicas de este siglo es el de E. M. Forster. Consagrado como maestro de la novela contemporánea en 1925, con A Pasaje to India, Forster decide entonces no publicar ninguna novela más. Sigue escribiendo (cuentos, artículos, libros de viaje y de reminiscencias, biografías) pero no publica otra novela más. Su fama como novelista no cesa, sin embargo, de crecer. Con la perspectiva de los años, cada día parece más evidente que Forster cuenta entre lo más creador que ha producido Inglaterra y Europa en lo que va del siglo, y A Pasaje to India ha conocido una fama extraordinaria y hasta ha sido llevada al teatro con todo éxito. Pero el silencio novelesco de Forster es imperturbable, como si el autor estuviera convencido de que ya había alcanzado el punto máximo con esa novela del año 25. Tal vez su silencio sea sólo publicitario; se dice de buena fuente que Forster ha escrito una novela más que será conocida póstumamente. Pero esta sí que es otra historia. Pensaba en el destino de Forster al reseñar cierta vez el volumen de Novelas completas de Ciro Alegría, que publicó Aguilar de Madrid en su Biblioteca de Autores Modernos, con prólogo de Arturo de Hoyos (la primera edición es de 1959). La muerte del novelista peruano vuelve a plantear para mí el problema de su destino narrativo. Toda la obra novelesca de Alegría cabe en un volumen de 954 páginas, de letra bastante grande. Es decir: allí cabe toda una obra que se escribe rápidamente entre 1935 y 1941 y que después -en el plano novelesco- parece detenerse por completo. A partir de 1941, Alegría parece envolverse (como Forster en 1925) dentro del más significativo silencio. Es cierto que de vez en cuando se anuncia una nueva novela, que se llamaría Los viajeros iluminados según noticias que ya datan -por lo menos- de 1948. Es cierto, también, que un volumen de cuentos, Duelo de caballeros, apareció en Lima, en 1963, para certificar la existencia narrativa de Alegría. Pero en un lapso de veintiséis años, Alegría no publicó ninguna novela más. A semejanza de Forster, el narrador peruano se encerró en un silencio que a primera vista resultaba inexplicable. Del de Forster se ha dicho -no sé con cuánta razón- que obedecía la convicción de que sus cinco novelas, y sobre todo A Pasage to India, habían agotado su visión novelesca. En ellas estaría todo lo verdaderamente importante que el novelista británico quería comunicar. ¿Pero será el mismo caso el del novelista peruano que acaba de fallecer? Las dos raíces Un repaso reciente de sus tres novelas me permite aventurar una hipótesis que no niega sino que completa la visión que ofrece Estuardo Núñez en el artículo precedente, y que como toda hipótesis corre el riesgo de ser desmentida por la realidad. La formulo, sin embargo, porque creo que contribuye a entender algunos aspectos de la narrativa de Alegría. A primera vista, el narrador peruano funda sus tres novelas en la misma experiencia viva y emocional, en el mismo postulado ideológico o tal vez sólo intelectual. Él contó en el prólogo de la décima edición deEl mundo es ancho y ajeno (prólogo que muy sensatamente reproduce la edición Aguilar) cuáles son las raíces afectivas de su arte de novelas. Criado en una hacienda andina de la que su padre era administrador -el dueño era su abuelo paterno-, Alegría se desarrolla en medio de la naturaleza, aprende a amar ese ambiente y sus hombres, oye deslumbrado sus historias. "La historia básica del libro -cuenta en dicho prólogo- comienza en mis años formativos. Nací en una hacienda, crecí en otra -ambas pertenecientes a la provincia de Huamachuco, en los Andes del norte del Perú-, y desde niño hube de andar largos caminos para ir a la escuela y el colegio, situados en la ciudad andina de Cajabamba y en la costeña de Trujillo. Así me llené los ojos de panoramas y conocí al pueblo de mi patria. Mujeres de la raza milenaria me acunaron en sus brazos y ayudaron a andar; con niños indios jugué de pequeño; siendo mayor alterné con peones indios y cholos en las faenas agrarias y los rodeos. En brazos de una muchacha trigueña me alboreó el amor como una amanecida quechua. Y en la áspera tierra de surcos abiertos bajo mis pies y retadoras montañas alzadas frente a mi frente, aprendí la afirmativa ley del hombre andino." No sólo contempla el niño la realidad andina. También la oye contar y cantar por los mismos hombres que la viven. Uno de ellos, Manuel Baca, es indudablemente el vínculo existencial entre los tesoros de la sabiduría indígena y el narrador culto. Como le pasó a Ricardo Güiraldes con el resero que luego inmortalizaría con el nombre de Don Segundo Sombra, o como le ocurrió a Rómulo Gallegos con ese Antonio José Torrealba Oste, verdadera enciclopedia de los llanos que
  • 21. aparece enDoña Bárbara bajo los rasgos del peón Antonio, para Ciro Alegrías el verdadero fabulador del paisaje andino será Manuel Baca. En el citado prólogo lo evoca así: "La hacienda está en las riberas del río Marañón. Una vez llegó un hombre de río abajo con una enorme llaga tropical que le estaba comienzo el brazo. Mi padre lo curó y él se quedó a vivir en Marcabal. Se llamaba Manuel Baca y era un gran narrador de cuentos y sucedidos, fuera de ser diestro en cualquier faena. Caída la tarde, frente al sol de venados, que es una laya de sol naranja que dora las lomas a la oración, Manuel parlaba con voz de conseja." También aprenderá el joven Alegría en esos primeros años la injusticia a que viven sometidos los indios del Ande, oirá casos terribles de violencias y de expolios. "Mi padre administraba la hacienda Marcabal Grande con ánimo justiciero", evoca tantos años más tarde. "Él tenía características hispánicas y esa aptitud para rebelarse en ideas y hechos que contrabalancea la aptitud para la opresión que también distingue a la raza. En mi madre se combinaba el lirismo irlandés con la ternura nativa. El resultado fue que en Marcabal comenzó a resquebrajarse el feudalismo de la región. Un día llegó a refugiarse un indio comunero, llamado Gaspar, y al otro día un indio colono, llamado Pancho. Ambos contaron dramáticas historias. Gaspar andaba perseguido por sublevarse y gran parte de las tierras de su comunidad le habían sido arrebatadas. Pancho llegó con el poncho en giras, arreando un mohino jumento que cargaba todos sus bienes y seguido de su escuálida mujer y su hijo, un pequeño de grandes ojos asustados. La policía no arribó nunca por Gaspar, pero comprendí la nostalgia de la tierra perdida una vez que le oí tocar su antar, desgarradamente, tarde la noche y en soledad. Los patrones de Pancho lo reclamaron, mandándole decir a mi padre que "lo devolviera". Entre los hacendados regía la ley no escrita, pero respetada, de que los indios pertenecían a la tierra. Mi padre no lo devolvió. Muchos casos como estos podría contar." Es fácil reconocer en estas historias la semilla de su gran novela El mundo es ancho y ajeno, la semilla de esa literatura de protestación de que Ciro Alegría es tan nítido exponente. The Child is father of the Man, ha dicho Wordsworth en uno de sus más celebrados poemas. Esta experiencia del niño Alegría ha marcado para siempre al narrador adulto. El fecundo destierro La otra fuente de su novelar es ideológica y tiene más que ver con otra zona de experiencias del joven Alegría. Sus biógrafos han contado que el joven se une al movimiento indigenista del Aprismo, desafía a las fuerzas del Gobierno, es encarcelado, huye, vuelve a conocer la prisión, debe aprender a vivir en el destierro. Esta experiencia personal de rebeldía, humillación, vejaciones, desamparo, no es tan singular como podría creerse en América Latina. De ahí deriva una literatura de combate y de fuerte acentuación política que tiene una directa razón de ser. Aunque no todos los que protestan alto pueden mostrar una hoja de servicios como la del joven Alegría. El compromiso político y social que entonces asume valientemente despierta en él las más hondas emociones de la niñez. La tensión afectiva y la ideológica se unen para permitirle crear -en el destierro de Chile y casi sucesivamente- sus tres novelas conocidas: La serpiente de oro (1935), que se centra sobre todo en ese río Marañón que conoció de niño y en la dura vida de los cholos balseros, novela llena de aciertos poéticos pero que carece de una válida estructura narrativa; Los perros hambrientos (1938), donde los protagonistas son los perros pastores de una comunidad indígena, obligados a convertirse en vagabundos y feroces, como si en estos personajes patéticos reflejara el autor, en alegoría algo explícita, el destino miserable de sus dueños; El mundo es ancho y ajeno (1941), en la que la visión naturalista del indio y de su expoliación trágica se apoya en la comunidad de Rumi y en su caudillo, el anciano Rosendo Naqui, figura que Alegría convierte en símbolo de toda una zona oprimida hasta el día de hoy. Con esta novela alcanzan las letras hispanoamericanas el punto culminante de una etapa de protestación social y política que ya había producido algunas obras maestras en México (los novelistas de la revolución mexicana, como Mariano Azuela y Martín Luis Guzmán), en Colombia (La Vorágine, de José Eustasio Rivera), en Venezuela (Doña Bárbara, es claro), en Ecuador (Jorge Icaza), en el Río de la Plata (algunos cuentos misioneros de Horacio Quiroga, sobre todo). El mundo es ancho y ajeno era como la síntesis militante de toda esa literatura. Era La cabaña del Tío Tom de una literatura desgarrada, nueva en su enfoque americano pero muy antigua en su forma narrativa tradicional. Tan antigua que ya la novela indigenista de América Latina lo estaba abandonando para seguir los experimentos mágicos de Miguel Angel Asturias o buscar una visión más profunda y secreta con José María Arguedas. Esas tres novelas de Ciro Alegría, pero sobre todo el triunfo de la tercera en el concurso hispanoamericano organizado por Farrar & Rinehart de Nueva York, en 1941, convierten a Ciro Alegría en uno de los primeros novelistas de América Latina. Entonces, en este preciso instante, comienza un silencio que cubre dos décadas y media.
  • 22. La división de las aguas Tal vez podría encontrarse una explicación externa del silencio de Alegría si se tuvieran en cuenta varios hechos: a) la fama impone sus terribles corveas y Alegría vivió durante demasiado tiempo en la tensa expectación suscitada por el triunfo continental de su tercera novela; b) desde ese triunfo, el autor ha vivido largas y hasta larguísimas temporadas en los Estados Unidos, lejos de esa América india que es la fuente principal de sus relatos, la tierra nutricia de la que él extrajo todo alimento poético; c) su mismo compromiso político parece haber sufrido cambios, o por lo menos haber perdido el carácter militante que tuvo en sus primeras décadas. Este último hecho es comprensible y señalarlo no implica aquí ningún reproche. El mismo partido Aprista cambió de tono, si no de rumbo, como es bien sabido. Lo cierto es que la suma y acumulación de estos hechos podrían explicar externamente en parte el silencio de Alegría. Aunque creo que estas explicaciones no deben ser soslayadas, me parecen sin embargo insuficientes. La relectura ordenada de sus tres novelas me permite aventurar una hipótesis. En el momento en que se publica El mundo es ancho y ajeno, en ese 1941 del que ya nos separa un largo cuarto de siglo, Alegría está creado su novela dentro de lo que entonces parecía ser la más fecunda línea de la novela latinoamericana: la línea de la novela naturalista de la tierra, del indígena explotado, de la naturaleza bravía e indomable, de la reivindicación social y hasta política que divide el mundo -maniqueísticamente- en buenos y malos, en blancos e indios, en explotadores y explotados. Desde los precursores del siglo XIX hasta Alegría esa línea es la central. No es casual, por eso, encontrar muchas afinidades entre el novelista peruano y el cuentista rioplatense Horacio Quiroga, que en tantos sentidos lo precede en mostrar la explotación del hombre por el hombre, en la pintura directa del sufrimiento americano, hasta en la temática simbólica. (Hay un cuento de Quiroga, Yaguaí, publicado en revista el 26 de diciembre de 1913, que guarda curiosos puntos de contacto con Los perros hambrientos.) Sin embargo, a partir de 1941 precisamente, esa línea narrativa del naturalismo y la protesta deja de ser central en las letras latinoamericanas. Cada día resulta más creciente y poderosa la otra línea de la novela: la que se apoya en los nuevos centros urbanos y trata de definir al nuevo hombre americano, la que va a denunciar el mal social y político en su origen mismo y no en las periferias feudales, la que explora más las complejidades de la naturaleza humana que las de la espectacular naturaleza exterior, la que extiende las fronteras del realismo. Para esta nueva línea, el maniqueísmo es una carga política más que una virtud; la protestación es un lastre; la verdadera denuncia se hace narrativamente y no a través de discursos emocionalmente ubicados; lo sobrenatural se mezcla íntimamente con lo cotidiano. Esta otra línea (que también tiene sus antecedentes en la narrativa del siglo XIX latinoamericano) es la que ha dado los nombres más vigorosos actualmente, desde Borges hasta Cortázar, desde Agustín Yáñez a Carlos Fuentes, desde Alejo Carpentier a Gabriel García Márquez, desde Manuel Rojas a José Donoso, desde Ernesto Sábato a Mario Vargas Llosa, desde José Lezama Lima a Severo Sarduy, desde Juan Carlos Onetti a Carlos Martínez Moreno, desde José Lins do Rêgo a Joao Guimaraes Rosa, desde Juan Rulfo a Fernando del Paso. La lista podría alargarse hoy considerablemente. La situación literaria de Alegría y de El mundo es ancho y ajeno es, por eso mismo, de increíble anacronismo. Que un hombre nacido en 1909 (el mismo año que Onetti, por otra parte; apenas un año mayor que Lezama Lima) escriba como un narrador social del siglo XIX es lo que tal vez, haya determinado de la manera más profunda ese silencio creador que abarca un cuarto de siglo. Porque cada año que pasaba hacía más evidente que la novela latinoamericana estaba saliendo de la etapa de La cabaña del Tío Tom para entrar -y qué vigorosamente- en la etapa de El sonido y la furia. La conmovida Mrs. Beecher Stowe cedía el paso, como influencia tutelar, al pesadillesco William Faulkner. Mejor que nadie -tal vez- lo comprendió entonces Ciro Alegría. De ahí su silencio. Esta es una hipótesis apenas, pero es a mi juicio la única que explica esa doble sensación de éxito y de fracaso que emana de las novelas de Alegría al ser releídas hoy: éxito por la convicción interior, el vigor, la simpatía honda del autor hacia sus temas: fracaso porque estas novelas, y sobre todo la más famosa de ellas, representan el final de una etapa, la última palabra de un arte de novelas, sólido, bidimensional, que ya estaba completamente exhausto en 1941. No es casual, por eso mismo, que al concurso internacional que ganó Ciro Alegría con El mundo es ancho y ajeno, se haya también presentado Juan Carlos Onetti con una novela (Tiempo de abrazar) que fue seleccionada por el comité montevideano pero que no llegó a ser publicada nunca. El mismo año 1941, Onetti ganaría con otra novela,Tierra de nadie, el segundo premio en un concurso organizado en el Río de la Plata por la Editorial Losada. Esta novela, que describe con gran audacia técnica la vida de los indiferentes morales de una gran ciudad de emigrantes, de desarraigados, de anónimos miembros de una generación perdida, no alcanzó la fama de El
  • 23. mundo es ancho y ajeno, y hoy es sólo conocida en América Latina por los especialistas del género. Sin embargo, con esa novela Onetti estaba abriendo las puertas de par en par a esa otra línea narrativa de que se habla más arriba. Aunque desconocida, la nueva novela latinoamericana, experimental e iconoclasta, estaba presente ya en la hora del triunfo de Alegría y por su mera presencia invisible volvía anacrónico ese triunfo. En 1941 empezaban a dividirse las aguas, aunque muy pocos lo pudieron advertir entonces." Quien te ama de verdad, no tratara por ningún medio de cambiarte, porque te acepta tal y como eres, no te busca para satisfacer sus necesidades personales, sino que te ve como una compañera, con igualdad de deberes y derechos, y en el amor solo busca complementarse y crecer juntos en ese camino, sin manipularte, ni controlarte, solo dejándole ser tal cual, respetándote, apoyándote, y amándote sin condiciones. Pero lamentablemente en las relaciones ocurre todo lo contrario, queremos que el otro sea de tal forma para ser digno de nuestro amor, y el verdadero amor es mas que eso, es desear la felicidad del otro y no esperar nada a cambio, entre otras muchas cosas. El gustarte como eres es una declaración de aceptación y amor por ti misma tal y como Eres: La persona mas importante de tu vida. Lo vivido, lo bueno y lo malo, te han echo lo que eres. El reconocer como eres, lo que quieres mejorar y cambiar es muy positivo. Los momentos difíciles, también te han ayudado y obligado a hacer cambios a tu vida, a exigirte, a autoconocerte. Las dificultades son necesarias para mejorar. Si todo fuera un lecho de rosas, pasaríamos por la vida sin pena ni gloria, sin exigirnos, sin transformarnos, sin desarrollar nuestro carácter, nuestros talentos y valores. Todo el cumulo de experiencias positivas y negativas, dolorosas y felices, conforman lo que eres. Te amas y te aceptas como eres, Agradezce a Dios, por todas y cada una de ellas. Eres tu la dueña de tu vida y de tus sentimientos. Tu eres maravillosa. El Amor es la fuerza mas poderosa que existe, capaz de destruir cualquier barrera por invencible que parezca, el amor nos transforma a todos los eres del planeta. Sin amor la vida no tiene sentido, por amor, cualquier cosa vale la pena, pero lo mejor es poder sentir amor independientemente de las consecuencias, sin importar que seamos o no correspondidos. Siempre llega un momento para dejar ir, cuando no se es amado con reciprocidad. No se puede obligar a nadie a que nos ame. Tienes derecho a tener tu duelo. No debes estar esperando lo que talvez nunca vendrá, a alguien que no te merece, ni le ha importado tu dolor. Nada es para siempre. Lamentablemente todo tiene fecha de caducidad. Aferrarse al pasado no vale de nada. Cuando el sentimiento muere, no hay nada que hacer, solo aceptar lo evidente, asumir lo que hay, dar vuelta a la pagina, y, seguir adelante. Esa persona vino a tu vida, cumplió un rol, cuando ya se asimilo lo que era necesario, simplemente marcho, porque así era como tenia que ser. Al mirar en retrospectiva tu pasado, te darás cuenta, que todo tenia que suceder tal cual. En ultima instancia, aprendiste lecciones que eran necesarias para Ti. El amor es libre. Guarda en tu corazón las bellas experiencias vividas, eso es tuyo y nadie te lo puede arrebatar. La vida es hermosa, esta llena de regalos para Ti. Cada día es un privilegio, una oportunidad, un regalo de Dios. Lucía Uozumi 魚住 ルシア ______________________________________________ La renuncia(rectificación) de Derechos de autor Bajo? la Sección 107 del Acto 1976 de Derechos de autor, la concesión es hecha para " el empleo justo " para objetivos como la crítica, el comentario, el reportaje de noticias, la enseñanza, la beca, y la investigación. El empleo justo es un empleo permitido según el estatuto de derechos de autor que de otra manera podría infringir. Puntas(consejos) de empleo no lucrativas, educativas o personales el equilibrio(saldo) a favor de empleo justo. Categoría: Gente y blogs