El retablo de la Catedral de Oviedo cuenta la historia de Jesús en 23 escenas que van desde la Anunciación hasta la Asunción de María. Algunas de las escenas principales incluyen el Nacimiento de Jesús, la Adoración de los Reyes Magos, la Crucifixión y la Resurrección. El retablo fue encargado por el obispo Don Valeriano Ordóñez de Villaquirán y fue realizado por destacados artistas como Giralte de Bruselas y Juan de Valmaseda entre los años 1475-1488.
1. Ovi
edo
Versión optimizada para Andrés A. Rodríguez
PowerPoint 2002. José Luis Portos
Con versiones anteriores puede Juan José García
funcionar irregularmente. Julia Mª Ferreiro
Lisardo Santirso
Manuel Martínez
María S. Suárez
9. Uno de los mejores retablos góticos
españoles.
Encargado por el prelado ovetense Don
Valeriano Ordóñez de Villaquirán, el cual
aparece postrado a los pies de la Virgen
Obra de
Giralte de Bruselas,
Juan de Valmaseda,
León Picardo y
Miguel de Belingeles
10. 15,85x10,35 INFANCIA
Se lee de I- Anunciación
II-Visitación
III-Nacimiento
izquierda IV- Adoración Reyes
V- Presentación en el
Templo
a VI- Huida a Egipto
VII- Ante los doctores
derecha VIDA PÚBLICA
VIII- Bautismo
IX- Tentaciones
y de X- Bodas de Caná
XI- Resurrección Lázaro
abajo a PASIÓN
XII-Entrada en Jerusalén
arriba XIII- Oración en el Huerto
XIV- Flagelación
XV- Coronación espinas
XVI- Camino del Calvario
Dejando XVII- Crucifixión
GLORIFICACIÓN
los pasajes XVIII- Resurrección Jesús
XIX- Duda de Sto. Tomás
XX- La Ascensión
principales XXI- Pentecostés
XXII- Cristo en Majestad
para el XXIII- Asunción de María
centro
11. Crucifixión Cristo en
Majestad
Duda de
Sto Tomás Asunción de
María
Resurrección Ascensión del
Flagelación Señor
Oración en el Pentecostés
Huerto Coronación de
Bodas de Caná Espinas
Camino del
Tentaciones
Calvario
Huida a Egipto Resurrección
de Lázaro
Presentación Entrada en
en el Templo Jerusalén
Ante los doctores
La Visitación
Bautismo
El Nacimiento
La Anunciación
Adoración de
los Reyes
12. Reyes Otros elementos del Retablo
Jueces
Profetas
Apóstoles
Padres de la Iglesia
Más
San Sebastian Información
San Roque
14. N F A N C IA
I.- LA ANUNCIACIÓN
II.- LA VISITACIÓN
III.- EL NACIMIENTO DE JESÚS
IV.- LA ADORACIÓN DE LOS REYES
V.- LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO
VI.- LA HUIDA A EGIPTO
VII.- JESUS ANTE LOS DOCTORES
27. LA PASIÓN
XII.- ENTRADA EN JERUSALÉN
XIII.- LA ORACIÓN EN EL HUERTO
XIV.- LA FLAGELACIÓN
XV.- LA CORONACIÓN DE ESPINAS
XVI.- EL CAMINO DEL CALVARIO
XVII.- LA CRUCIFIXIÓN
34. GLORIFICACIÓN
XVIII.- LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
XIX.- LA DUDA DE SANTO TOMÁS
XX.- LA ASCENSIÓN
XXI.- PENTECOSTÉS
XXII.- LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN
XXIII.- CRISTO EN MAJESTAD
42. La escena es particularmente importante pues la anunciación
coincide con la encarnación del Salvador, estos es, el primer
acto o preludio de la Salvación.
Mientras que en la iconografía oriental suele representarse a la
Virgen dedicada a los trabajos manuales aquí a aparece
meditando la Biblia.
Su postura de postración sobre un reclinatorio y profunda
devoción parece decir: “Heme aquí, la esclava del Señor”.
Arrodillada, lleva su mano al pecho en señal de su sí de
aceptación.
Su cabeza inclinada hacia abajo evocando la humildad pese a
la elevada dignidad que le es concedida por Dios.
El ángel, con sus alas explayadas y la indumentaria agitada
parece haber entrado en escena sin previo aviso (parece
evocar la fuerza del E. Santo que irrumpe cuando menos te lo
esperas).
Ese ángel porta en la mano izquierda el bastón de mensajero
en forma de cetro coronado con una forma bulbosa que
recuerda a una flor. Esa fruta podría aludir al fruto
inmaculado y se entiende como alegoría de pureza
(virginidad de María).
En la filacteria que rodea al cetro aparece la frase Ave María.
La palabra AVE leída al revés se lee EVA. Así pues, María
sería la nueva Eva, esto es, la puerta de la salvación del ser
humano, en contraste con Eva que, con su desobediencia,
cerró la puerta del paraíso.
I
Santiago de la Vorágine recoge en su “leyenda dorada” esta
idea:
LA “Así como el diablo mediante la tentación suscitó en el ánimo
ANUNCIACIÓN
de una mujer la duda, la llevó al consentimiento y por el
consentimiento la condujo a la caída, así también un ángel
mediante la Anunciación suscitará en el alma de otra mujer la
fe, y por la fe la llevaría al acatamiento de la voluntad divina, y
por el acatamiento o consentimiento a la concepción en sus
entrañas del hijo de Dios”
43. Nos encontramos a María e Isabel, figuras que
dominan el centro de la escena: una en plena
juventud, la otra en el inicio de la ancianidad. María
lleva el velo de las jóvenes, Isabel cubre su cabeza
con el tocado de las matronas de Israel.
Algunos teólogos de la Edad Media ven en esta
escena una prefiguración de los Salmos: Amor y
Verdad se han dado cita; Justicia y Paz se
abrazan” (Sal 85,11).
Más tarde la Virgen e Isabel se interpretan como
símbolos de la Iglesia y la Sinagoga
respectivamente.
Está conectada con la escena anterior (la
Anunciación) pues el mismo ángel anuncia el designio
divino e informa del embarazo de su prima Isabel.
Las dos mujeres, manifiestamente embarazadas no
se sitúan al mismo nivel en la escena, de ahí la
postración de Isabel ante Ella. Sin embargo parece
clara la actitud humilde de María de querer detener
con su brazo la ligera genuflexión de su prima.
II A la izquierda aparece una doncella que acompaña a
María. Según la tradición apócrifa esta doncella está
LA ahí para dar testimonio ante las dudas de San José
de la autenticidad de la concepción virginal de
VISITACIÓN María.
A la derecha, bajo el arco de su casa aparece el viejo
Zacarías observando el encuentro y apoyado en el
bastón de su autoridad sacerdotal.
44. La pobreza del portal de Belén es aludida mediante la paredes de un
edificio con un humilde colgadizo que amenaza desplomarse. Podría aludir a
la situación delicada de la sinagoga. Jesús viene a repararla y a edificar
sobre sus ruinas un grandioso edificio La Iglesia.
La situación del niño Jesús sobre el pesebre alude al nuevo Adán por eso
Santiago de la Vorágine dice: “la humildad del Salvador se contrapone a
la soberbia del prevaricador: la soberbia del primer hombre se alzó
contra Dios... Pero el Hijo de Dios se humilló... se puso a la altura de
ellos al nacer como ellos ...”
Jesús es el centro lumínico de la escena, resaltando así la idea del niño
que nace en las tinieblas de la noche para traer la luz de la verdad y la
salvación al mundo. Los haces de paja están dispuestos como rayos de
luz. Es el propio Jesús quien confiere luminosidad a la escena, pues Él es la
luz del mundo
El buey y el asno le adoran. Parece evocar el pseudo Mateo (XIV). “tres
días después de nacer el Señor, salió María de la gruta y se aposentó en un
establo. Allí reclinó al niño en el pesebre, y el buey y el asno le adoraron.
Entonces se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: “el
buey conoció a su amo, y el asno el pesebre de su Señor”...
Mientas el buey se muestra apacible en su veneración, el asno, molesto,
parece apartarse del Salvador, en actitud de alborozado rebuzno. La razón
podría ser que ambos animales serían prefiguraciones de los dos ladrones
entre los que Jesús fue crucificado, o bien, de los judíos y gentiles. Según
San Gregorio de Niza: “el buey es el judío encadenado por la ley; el
asno, que es una bestia de carga, porta los fardos de la idolatría... una
alusión más a la futura muerte y sacrificio del Salvador entre el buen y
el mal ladrón”.
Los ángeles cantan en las alturas “Gloria a Dios”. En los apócrifos se dice
que en el momento del nacimiento de Jesús éste fue rodeado de ángeles.
III Son tres los pastores (como también son tres los reyes magos)de la
escena: No portan presentes, su ofrenda es la música de una flauta (similar
a los pastores músicos de Toledo y de otras catedrales) Podría derivarse del
EL Evangelio árabe de la infancia: “En aquel momento llegaron unos
pastores quienes encendieron fuego y se entregaron a regocijados
NACIMIENTO transportes de alegría”.
Algunos teólogos relacionan a los pastores con los gentiles y a los
magos con los judíos.
45. Para San Ignacio de Antioquía este momento representa el primer
homenaje rendido por el paganismo al Hijo de Dios. Asimismo, para
San Epifanio (S IV) es una buena respuesta frente a la herejía
ebionita: “los magos muestran de un modo evidente que Cristo
fue engendrado por Dios... pues si Cristo fue adorado por ellos
es porque había nacido Dios y no solo hombre”.
Arriba está la estrella, signo de la Epifanía.
El niño sostiene en su mano izquierda el globo del universo
mientras con la derecha bendice a los Magos (los dos signos que
suelen acompañar al Pantócrator y que pudiera evidenciar el
significado de “rey de reyes”).
La raíz iconográfica de la escena la hallamos en el Pseudo Mateo
(XVI), donde la adoración se produce dos años después de su
Nacimiento.
Orígenes fue el primero que habló de tres Reyes Magos en su obra
In genessim. También para San Agustín fueron tres Reyes los que
rindieron homenaje a Cristo, pues siendo tres las ofrendas hace
pensar en que fueran tres los oferentes.
También simbolizan las tres edades del hombre o las tres partes
del mundo conocidas (Asía, Africa y Europa), derivadas de los tres
hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet).
Melchor es el más anciano, Gaspar, el de edad media y Baltasar
el más joven.
IV Las ofrendas significan también tres títulos cristológicos: Oro:
realeza, Incienso: divinidad y Mirra: sufrimiento. Esta última
alude, una vez más al sacrificio redentor de Cristo.
ADORACIÓN Santiago de Vorágine da otro sentido diferente: “quisieron darnos a
DE LOS entender con el oro, que significa amor, con el incienso, que
significa adoración, y con la mirra, que significa mortificación,
REYES que también nosotros debemos ofrendar a Dios amor, adoración
y mortificación de nuestros sentidos”.
46. Según la ley Mosaica (Ex 13,2) era de obligado cumplimiento
para todos los judíos consagrar el primer hijo a Dios en
recuerdo de la Huida a Egipto y de otras intervenciones
divinas a favor de Israel. La parturienta, considerada impura
durante la semana posterior al nacimiento de un hijo varón,
era excluida durante 33 días del santuario; pasada la
cuarentena debía presentar su vástago en el templo y
depositar una ofrenda. Sin embargo la Virgen no tendría por
qué ajustarse a la norma pues habría concebido
virginalmente, pues Ella no habría perdido su virginidad. Los
teólogos lo explican como un acto de humildad de María al
someterse voluntariamente a la Ley.
La presencia de un cuchillo sobre el extremo de la mesa
funde la escena de la presentación con la de la
circuncisión. Sin embargo ambos ritos no se hicieron a la
vez (8 y 40 días tras el nacimiento). La humildad del Hijo de
Dios que quiso acatar, primero, la ley antigua, justifica tal
pasaje (Male) y mostrar así que la Tora era buena.
Además nuevamente se prefigura aquí la pasión, pues es
el primer momento en que Jesús derrama su sangre.
Junto a Simeón, que va vestido con manto y mitra pontifical,
está un sirviente que ejerce de ministrante, mientras que a
su izquierda un escriba lee y confronta con el libro de la ley
V que todo se está llevando a cabo según las prescripciones de
la Ley del Señor.
PRESENTACIÓN Junto a María y José una doncella porta en un cesto dos
EN EL TEMPLO
pichones (o tórtolas), como corresponde a la ofrenda de
los pobres.
47. La virgen mira amorosamente al niño, entre sus brazos, el
cual aparece fajado como una momia, indumentaria
interpretada por Schiller como una alusión más a la futura
muerte (tal indumentaria evoca la manera de los iconos
bizantinos).
José conduce al asno volviéndose para mirar a María y al
niño con gran dulzura. Lleva la capa y el gorro propio de
los peregrinos, las calzas de los caminantes y en la mano
izquierda sostiene un nudoso cayado.
El ángel, joven, que parece tener anclada la mirada en
Jesús, parece empujar una palmera cuajada de frutos. El
detalle se inspira una vez más en el Pseudo Mateo (XX),
enriqueciendo el parco relato de Mateo:
Aconteció que, al tercer día de camino, María se
sintió fatigada por la canícula del desierto. Y viendo
una palmera le dijo a José: “Quisiera descansar un
poco a la sombra de ella”. José a toda prisa la
condujo hasta la palmera y la hizo descender del
jumento. Y cuando María se sentó, miró hacia la
copa de la palmera y la vio llena de frutos, y le dijo a
José: “Me gustaría, si fuera posible, tomar algún
fruto de esta palmera”. Mas José le respondió: “Me
admira el que digas esto, viendo lo alta que está la
VI palmera, y el que pienses comer de sus frutos...”
Entonces el niño Jesús que plácidamente reposaba
en el regazo de su madre, dijo a la palmera:
HUIDA A “Agácahte, árbol, y con tus frutos da algún refrigerio
a mi madre”. Y a estas palabras inclinó la palmera
EGIPTO su penacho hasta las plantas de María, pudiendo así
recoger todo el fruto que necesitaban para saciarse”.
48. Jesús es llevado por sus padres, a la edad de 12 años, a
Jerusalén con motivo de la Pascua. Se escabulle de ellos,
entra en el Templo y declara entre los doctores que los
tiempos están cumplidos y el Mesías ha llegado
verificando el vaticinio de Isaías. Es la primera acción de
Jesús adoctrinando antes de iniciar su vida pública.
En el centro y sobre un podio, Cristo es el eje central y en
torno a él se colocan los doctores de la ley mosaica a
la manera de la dialéctica escolástica y comportándose
como un verdadero maestro.
Alrededor están los rabinos en clara actitud caricaturesca:
de enormes narices, gesticulan y mueven sus manos al
tiempo que hablan apresuradamente.
Jesús a la escucha, reflexiona y responde.
A la izquierda María contempla en actitud orante a su hijo
dando testimonio de su divinidad.
Los padres encuentran a Cristo al tercer día prefigurando
así la Pascua de Resurrección.
VII
JESÚS ANTE
LOS
DOCTORES
49. Jesús aparece en actitud orante, y no bendicente, en señal
de sometimiento a los designios del Padre (Schiller).
Juan Bautista derrama el agua del Jordán sobre la cabeza
del Salvador y está caracterizado con su hábito propio de piel
de camello y manto de dignidad sacerdotal que contrasta con
la desnudez del Hijo.
A la izquierda un ángel alado sostiene la túnica de Jesús
(fruto, esta imagen, de la praxis bautismal pues es conocida la
existencia del rito de enjugar la humedad de los neófitos
recién bautizados con una vestidura blanca).
El ángel, de enormes alas y túnica de ricos brocados y que
sostiene la túnica del bautizado, es consecuencia de la
transposición artística del diácono que, durante la
ceremonia del bautismo, ayudaba al obispo sosteniendo el
capillo (tela blanca que se colocaba en la cabeza al
bautizarlos) y revestía a los catecúmenos después de la
inmersión con una ropa blanca.
VIII
BAUTISMO DE
JESÚS
50. Tras ser bautizado Jesús se retira al desierto de Judá y allí
permanece 40 días y 40 noches, lo que constituye el origen
de la cuaresma.
En la escena, las tres tentaciones se reducen a una: la
gula: un demonio de forma monstruosa ofrece una gruesa
piedra al Salvador que parece responderle: no sólo de pan
vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios.
La cabeza en el vientre de Satán aludiría al
desplazamiento de la sede de la inteligencia puesta al
servicio de los instintos más bajos.
La yuxtaposición de animales en el demonio son
evidentes: garras y piel escamosa, así como piel
membranosa aludiendo a las siniestras regiones infernales.
Las alas de murciélago podrían tener alguna influencia
china, así como los flácidos pechos femeninos. Tales
pechos femeninos podrían aludir a un simbolismo femenino
cargado de culpabilidad (la mujer, y sobre todo, la bruja, son
juzgados duramente en esta época como auténticos seres
diabólicos)
Su fealdad invita claramente al rechazo y la repulsión y
contrasta con la mansa figura de Cristo.
IX
LAS TENTACIONES
51. El escultor quiere evidenciar la condición de Mesías,
Salvador y Redentor, de ahí su interés por reflejar los
milagros.
Resulta evidente el gesto de María que de modo elocuente le
pide ayuda y éste responde a las súplicas de su madre con la
bendición de las tinajas. Además María mira suplicante a su
Hijo mientras se lleva la mano al corazón.
Una mano casi imperceptible a la derecha del cuadro
ofrece a los novios un cáliz del vino milagroso. Se trata
del maestresala mencionada por S. Juan. Otro sirve comida y
un tercero echa agua en las tinajas que había en las casas
para las purificaciones.
Sorprende que sean 5 y no 6 las tinajas representadas,
como señala el pasaje evangélico. Es muy probable que
alguna de ellas se perdiera con el paso de los siglos. Resulta
curioso ver que una de las tinajas imita a la que posee la
catedral, objeto de gran veneración por los peregrinos.
El relato parece tener varios simbolismos: Uno el
eucarístico, otro el del matrimonio de Cristo con la Iglesia
(sustitución del agua de la Antigua Ley (Sinagoga) por el vino
del Evangelio (Iglesia), y el tercero, el simbolismo de las seis
edades del mundo y del hombre: durante las seis edades
señaladas por Adam, Noe, Abraham, David, Jeconías y Juan
X el Bautista, Jesús ha permanecido oculto hasta la séptima
edad en la cual su reino durará hasta el juicio final. Otros lo
relacionan con las seis edades del hombre (en relación con la
catedral de Canterbury): infancia, pubertad, adolescencia,
LAS BODAS juventud, virilidad y senectud.
DE CANÁ
52. Cristo bendice a Lázaro que incorporándose del sepulcro
aparece desnudo y no amortajado. La actitud de Cristo parece
gritar: “Lázaro, sal fuera”.
El difunto Lázaro se alza de su sepulcro, más parecido a un
ataúd de la época que a una sepultura judía.
En la parte derecha del cuadro está María y Marta en actitud
orante.
A la derecha de éstas está un personaje descalzo que podría
aludir a la presencia de algún discípulo.
Uno de los elementos anecdóticos lo constituye el judío de la
izquierda que se tapa la nariz con un paño evitando el hedor
del difunto, lo cual se corresponde con el texto joánico cuando
Marta respondiendo al Señor le dice: “Señor, ya huele; es el
cuarto día” (Jn 11,39)
Hay un personaje femenino del que sólo se ve una mano en
actitud de súplica y que se ha querido identificar con Virgen.
Marta junta las manos en actitud suplicante y María parece
reconvenir a su hermana por su insistencia y falta de confianza.
Un judío de prominente nariz asiste a la escena y otro testigo,
en la esquina inferior izquierda, quizá un sumo sacerdote, con
XI un libro en la mano, actúa como escribano que acredita la
veracidad de la escena.
RESURRECCIÓN
DE
LÁZARO
53. Con ella se cumplía la profecía de Zacarías: “He aquí que
lleno de mansedumbre viene a ti tu Rey cabalgando sobre
un pollino” (Zac 6,6).
Jesús entra montado en una borrica -lo que según algunos
teólogos es un símbolo de docilidad- y no en un caballo –
símbolo de soberbia-, para proclamar que Él no reside en los
corazones soberbios, sino en los mansos y humildes.
En el centro de la escena Jesús cabalga y bendice:
referencia trinitaria y a la doble naturaleza.
Los habitantes de la ciudad reciben al Mesías con los ramos y
extienden a su paso los mantos siguiendo el relato
evangélico (símbolo, el manto, de la persona que se somete a
la de Jesús).
La entrada en la ciudad marca el inicio del ciclo de la pasión y
por ello los teólogos gustaron oponer los honores y vituperios
dispensados por los judíos a Cristo en ambas comitivas:
la borriquina fue sustituida por el patíbulo;
al trayecto alfombrado con los mantos se opone el despojo
de las ropas del redentor;
la pleitesía de los ramos de palma agitados en su honor se
trocaron en el vilipendio de la corona de espinas.
La aclamación como Rey y Salvador fue seguida por la
negación burlesca durante la pasión.
XII
Las alabanzas se tornaron en oprobios e insultos de los
judíos que pedían su tormento en la cruz.
ENTRADA
EN
JERUSALÉN
54. Se interpreta por los teólogos esta escena como una
tentación más duras que las conocidas tentaciones del
desierto: el miedo a la muerte y al sufrimiento, tentación
más fuerte que el hambre, el orgullo o la avaricia.
En la escena, el Maestro afronta en solitario la agonía,
arrodillado y en oración. Sus vestiduras doradas parecen
brillar bajo los rayos de luz contrarrestando con la
oscuridad del fondo para evidenciar el acontecer nocturno.
La mirada de Jesús se dirige al cáliz situado sobre un
montículo: el cáliz de la amargura, símbolo de la pasión,
de la copa que el fiel debe apurar y que recuerda las
palabras de Jesús: “Padre, si es posible, pase de mí este
cáliz; mas no se haga mi voluntad sino la tuya”. Se trata
de un cáliz con asas como una réplica del Santo Grial.
Los 3 discípulos predilectos : Pedro, Juan y Santiago que
han sucumbido al sueño y que forman un triángulo: Pedro
en el vértice superior y, en primer plano, los hijos de
Zebedeo: Juan y Santiago, éste último con un manto
adornado con las conchas y vieras de la tradición jacobea.
XIII
ORACIÓN
DEL HUERTO
55. Hecho histórico atestiguado por Flavio Josefo y por Filón.
Poncio Pilato, tras interrogarle y proponer al pueblo la
elección de la condena a muerte, ordena flagelarle. Los
azotes no podían superar los 40, de modo que lo habitual
era dar 40.
Jesús, en el centro, vestido tan solo con un paño de
pureza, impresiona por su mirada que implora, acepta y
busca compasión. Atado a una columna con complicados
nudos de cuerda, presenta heridas en brazos y piernas,
evitando un excesivo dramatismo.
Los tres torturadores, con atuendos diferentes y en actitud
amenazante, llevan en sus manos diversos látigos, el más
cruel, el de la derecha, formado por un entretejido de
correas que sostiene pequeños trozos metálicos para
aumentar su efectividad.
Para Santiago de la Vorágine “esta tercera efusión tuvo
carácter de remedio medicinal a favor nuestro, como se
desprende del texto en que se dice ` fuimos curados a
costa de los cardenales que los golpes dejaron en su
cuerpo ´”.
Al parecer está imagen de Cristo se ha inspirado en las
Revelaciones de Santa Brígida.
Uno de los personajes situado entre los que le azotan porta
XIV un cetro real y está vestido con túnica y manto de
magistrado, alude a Pilato.
FLAGELACIÓN Se fustiga a Cristo a la usanza romana, de pie, pues la ley
mosaica infringía el castigo al reo postrado.
56. En la visión mística de Santa Brígida (Flagelaciones)
dice: “la corona descendía hasta la mitad de la frente
y la sangre corría en abundancia sobre los ojos y
orejas de Cristo”.
Una vez declarada su realeza sobre los judíos, todavía
maniatado, los soldados le visten con un manto
purpúreo, le colocan sobre un trono irrisorio y le coronan
con espinas. Las manos fuertemente atadas. Reflejan
sometimiento y su mirada implora piedad.
Un soldado, arrodillado, le ofrece el cetro de modo
burlesco mientras que saluda con su mano izquierda
alzada como queriendo expresar el “salve, oh rey de
los judíos”. Otro, a la derecha y en pie, enarbola una
maza dispuesto a golpear las espinas. Otra figura con
barba y casco militar, porta igual cetro que el de la
flagelación. A su derecha un cuarto alza unas tenazas
para ajustar más la corona a las sienes. El último
aplaude y ríe las burlas de los demás. Los rostros de los
verdugos. De largas narices para rubricar su condición
de judíos, reflejan crueldad y burla.
XV
CORONACIÓN DE
ESPINAS
57. Nuevamente es objeto de burlas, vejaciones y amenazas,
enfatizando en la crueldad de los sayones.
La escena combina dos estaciones del vía crucis: la
segunda caída y la ayuda del cirineo.
La mirada que Jesús dirige al fiel le confiere un
dramatismo mayor en la escena estableciendo una
emotiva comunicación con el fiel.
Jesús lleva halo como corresponde a su condición de
Hijo de Dios y va coronado de espinas. Ha caído de
rodillas agobiado por el peso de un madero de enromes
dimensiones. Lleva un dogal atado a su cuello y los pies
descalzos y ensangrentados por los guijarros del camino.
Uno de los soldados conduce a Jesús con la soga atada
al cuello, tirándole de los cabellos y amenazándolo con un
puño en alto para que continúe caminando. Otro, toca un
cuerno para anunciar el acontecimiento, y un tercero mira
despectivamente hacia una figura sacerdotal que
posiblemente se corresponde con José de Arimatea.
Simón de Cirene, en cambio , ayuda a Jesús a soportar
el peso de la cruz (Lc 23,26)
Resulta llamativa la ausencia de María en la escena.
XVI
CAMINO DEL
CALVARIO
58. Se representa en el momento supremo de la agonía, con
los ojos bien abiertos y la boca jadeante. Ha perdido toda
su majestad real, sólo inspira compasión y su muerte se
convierte en un símbolo eucarístico.
Influida la escena por las visiones de Santa Brígida:
“Pusieron los pies el uno sobre el otro. Entonces le
pusieron otra vez la corona de espinas, apretándola
tanto que bajó hasta la mitad de la frente y por su
cara, cabellos, ojos y barba comenzaron a correr
arroyos de sangre con las heridas de las espinas...
Luego en todas las partes de su cuerpo que se podían
divisar sin sangre se esparció un color mortal. Los
dientes se le apretaron fuertemente, las costillas
podían contársele, el vientre completamente
escuálido estaba pegado al espinazo y las narices
afiladas, y estando su corazón para romperse, se
estremeció todo su cuerpo y su barba se inclinó
sobre el pecho...”
Dos ángeles flanquean la cruz y recogen en cálices la
sangre del Salvador en clara alusión eucarística. El
tema aparece en el Siglo XIV inspirándose en los ángeles
que transportan el alma de los muertos.
La cruz se alza sobre el cráneo descarnado de Adán.
Sobre el símbolo del pecado y de la muerte se erige la
cruz triunfante (vínculo teológico entre el pecado original y
la muerte redentora de Cristo). Male lo expresa así:
XVII
LA CRUCIFIXIÓN
59. • Male añade más conexiones al apuntar que al igual que Eva salió del
costado de Adán, la Iglesia salió del costado de Cristo. El Nuevo Adán
produjo una nueva Eva.
• María y San Juan, al pie de la cruz (derecha e izquierda de Cristo,
respectivamente) representan a la Iglesia y a la Sinagoga. Por eso San
Isidoro de Sevilla dirá que María es la figura de la Iglesia.
• La importancia de María, al pie de la cruz es notable como dice
Santiago de Vorágine: “cuando Cristo expiró, nadie ya tenía fe, ni
siquiera San Pedro: la única que no dudaba era María. Por eso
María representa a la Iglesia y merece ese lugar a la derecha de
Cristo moribundo; y lo merece tanto más cuanto que es también la
nueva Eva, digna de figurar al lado derecho del nuevo Adán”.
60. • “El ángel había anunciado a María que daría a luz en el mismo lugar que dios había formado a
Adán... y que Cristo había muerto en el lugar exacto en que estaba enterrado Adán... La cruz
no había sido hecha de una madera cualquiera sino del árbol mismo del bien y del mal, cuyo
tronco,... había sido milagrosamente conservado en la piscina probática de modo que el
instrumento de la caída, por voluntad de Dios, se había convertido en instrumento de
redención... Jesús fue condenado a muerte un viernes, el mismo día que fue creado Adán, y
entregó su espíritu tres días después, los mismos días que tardó Adán en cometer el pecado”.
• Resulta interesante lo que dice San Agustín: Jesucristo, nacido de mujer, hombre verdadero y
mortal, redimió a los descendientes de aquel que fue engañado por otra mujer... y los redimió
librando con su muerte la muerte a los que estaban muertos.
• Lo mismo expresa San Ambrosio: “Adán fue formado de la sustancia de una tierra virgen, y
Cristo de las entrañas de una mujer también virgen; Adán fue creado a imagen de Dios, e
imagen de Dios fue y es Cristo... Desnudo estuvo Adán y desnudo estuvo Cristo; por un árbol
Adán nos acarreó la muerte y por un árbol Cristo nos devolvió la vida; Adán moró en desierto
igual que Cristo...”
• San Gregorio utiliza, en cambio, la oposición de contrarios: El primer hombre pecó por soberbia,
desobediencia y gula: por soberbia, pues intentó asimilarse a Dios, por desobediencia pues
traspasó los límites del precepto divino y por gula porque quiso conocer por experiencia, a qué
sabía la manzana. Cristo curó la soberbia con su humildad, la desobediencia con su sumisión a
la divina voluntad, y el de gula con su mortificación.
61. Jesús bendice con la derecha mientras porta el estandarte
de la victoria con la izquierda. Se cubre con un manto que
deja al descubierto la llaga del costado. Una aureola de
rayos cubre su cabeza (herencia de las antiguas
figuraciones de Helio).
El texto joánico dice que en el lugar donde había sido
crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro
nuevo, en el que nadie aun había sido depositado. Se
sustituye el sepulcro aludido por un sarcófago.
Alrededor de Jesús están los soldados en actitudes
diversas: gestos de sorpresa y temor ante el prodigio.
Visten los soldados como soldados romanos. Sólo San
Mateo dice que un guardia custodiaba el sepulcro pero no
que los soldados contemplaban el milagro. Estos se
introdujeron –a juicio de Reau- con el tiempo por razones
apologéticas.
Mateo dice que un gran terremoto... hizo rodar la piedra
y se sentó encima de ella... Los guardia atemorizados
ante él se pusieron a temblar y se quedaron como
muertos (Mt 28,2-4). Como es lógico, no todos ellos podían
quedar dormidos, pues de ser así, podría servir de
argumento a los judíos para corroborar sus afirmaciones.
Así en la escena del retablo dos de ellos están dormidos,
mas los otros dos no lo están..
XVIII Según Santiago de Vorágine la estancia de tres días en el
sepulcro era necesaria para demostrar que su muerte había
sido verdadera. Según la tradición el cuerpo y el alma del
difunto no se separaban hasta pasados tres días.
LA RESURRECCIÓN
DE CRISTO
62. Frente al noli me tangere de la Magdalena, aquí se
impone la creencia en un Cristo tangible y corporal en la
vida post mortem.
Tomás no estaba con los doce al aparecérseles el
resucitado, de ahí que expresase con rotundidad: “si no
veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mis
dedos en el agujero de los clavos y mi mano en su
costado, no creeré” (Jn 20,25). Tomás se convierte así
en el prototipo de los que tienen dudas de fe.
Vemos como Cristo con su mano derecha porta una
linterna para guiar las almas hacia la fe, mientras que con
su mano izquierda encamina la mano de Tomás hasta la
llaga de su costado. El apóstol, temeroso y postrado a los
pies del Señor, se siente como deslumbrado y con los
labios entreabiertos parece exclamar: “¡Señor mío y Dios
mío!”.
Seis apóstoles son testigos de la escena. Entre ellos
destacan: Juan, perfectamente distinguible por su rostro
adolescente y lampiño, Pedro que junta las manos como
implorando y con el rostro marcado por los surcos de
lágrimas ludiendo a su negación, y en medio de todos,
caracterizado con su ornato de peregrino y sombrero,
Santiago.
XIX
DUDA DE
SANTO TOMÁS
63. La presencia de María, no constatada por ninguno de los
evangelistas, únicamente se menciona en los Hechos de los
apóstoles. Vemos a Pedro y Juan situados en el primer
plano.
La Ascensión se produce 40 días después de la
Resurrección con el fin de que se produzca la venida del
Espíritu: “Conviene que yo me vaya, porque si no me voy
no vendrá a vosotros el Paráclito” (Jn 16,7), por ello la
escena que le sigue es la de Pentecostés. Algunos teólogos
argumentan que las 40 horas que permaneció muerto
habrían de ser compensadas por los 40 días en que el
Señor les reconfortaría con su compañía.
Destacan en la escena María con una gran capa azul y
Pedro, acompañados por los hijos de Zebedeo, todos en
actitud orante.
Este pasaje San Agustín lo comenta del modo siguiente: Si
permanecéis pegados corporalmente a mí, no seréis
capaces de recibir al Espíritu Santo. Por eso la escena
que le sigue es Pentecostés.
En el centro, y desapareciendo a la vista de los discípulos,
se halla la figura de Jesús con túnica de oro y pies
descalzos cuya silueta se corresponde con las huellas
impresas en la roca.
El artista recoge la narración de Santiago de la Vorágine
XX que menciona que al enlosar la Iglesia de la Ascensión en el
Monte de los Olivos, siempre se levantaban las baldosas
que cubrían el lugar donde el Señor había puesto por última
LA vez los pies antes de ascender a los cielos, razón por la cual
los enlosadores decidieron dejar al descubierto, marcadas
ASCENSIÓN sobre la tierra, las pisadas de Jesús.
64. A los cincuenta días después de la Resurrección, Jesús, tal y
como había prometido, envía el E. Santo sobre los discípulos
reunidos en el cenáculo. El Evangelio dice cómo un “viento
fortísimo sacudió por entero la casa en que los
discípulos se hallaban, reunidos por miedo a los judíos y
unas lenguas como de fuego descendieron sobre la
cabeza de cada uno de ellos y comenzaron a hablar en
diversas lenguas, según el Espíritu les otorgaba a cada
cual”.
La confusión de lenguas, descrita en el Génesis como un
castigo del orgullo humano, se convierte aquí en beneficio
concedido por el Espíritu Santo. Por eso la nueva
construcción será muy distinta a la Torre de Babel, más bien
será edificada sobre la piedra angular que es Cristo
Redentor.
María ocupa el centro de la escena, sentada en un trono
sobre un escabel. Revestida con solemne manto azul se
convierte en el principal personaje de Pentecostés, aunque
su presencia no se cita en los Hechos. Seguramente con su
introducción se quiere simbolizar a la Iglesia pues la Virgen
ya había recibido el Espíritu en la Anunciación y no tendría
por qué recibirlo en un segundo momento.
En un segunda plano aparecen el resto de los apóstoles,
incluidos Matías y Pablo.
El Espíritu en forma de paloma se cierne sobre la cabeza de
María y cobija bajo sus alas al conjunto de los apóstoles.
XXI
PENTECOSTÉS
65. Típica imagen del Pantócrator rodeado de los cuatro símbolos
inspirado en la segunda visión del Apocalipsis: sentado sobre un
trono dorado, alusivo al jaspe descrito por San Juan, porta la bola
del Universo coronada por la cruz en la mano izquierda y
bendiciendo con la derecha. Lleva la vestidura púrpura propia de su
condición real bordeada por una orla de pedrería.
Cristo aparece también rodado por los 4 vivientes, significando el
momento solemne de su venida al final de los tiempos. Es este
Cristo, Salvador del Universo, el titular de la Catedral.
Según San Gregorio, los 4 animales son atributos del mismo Cristo
que es hombre en su Nacimiento, toro en su Muerte, león en su
Resurrección y águila en su Ascensión..
San Ireneo los denomina tetramorfos.
San Jerónimo explica que:
•Mateo simboliza el hombre porque su evangelio empieza con
la genealogía de Cristo.
•Marcos, el león porque su evangelio comienza con las
palabras voz que clama en el desierto.
•Juan, el águila, porque se eleva desde el comienzo hacia
las verdades eternas.
XXII •Lucas, el buey, por mencionar en sus inicios el sacrificio de
Zacarías
CRISTO Cabe señalar que en nuestro retablo, los carteles que identifican a
Marcos y Lucas, están confundidos.
EN MAJESTAD
66. Los temas marianos se popularizan a partir de los
Evangelios apócrifos y la Leyenda Dorada en el s. XIII. Su
veneración experimenta un auge fuerte desde el S XII, muy
especialmente con la predicación de San Bernardo.
Desde el Siglo IV e incluso antes existen testimonios
históricos que certifican la creencia en la Asunción corporal
de María a los cielos: Gregorio de Tours (SVI), el patriarca
Modesto de Jerusalén (S VII), Germán de Constantinopla y
Juan Damasceno (S VIII).Los evangelios apócrifos gozarán
de gran popularidad en el medievo hasta el punto de ser
casi totalmente transcritos por Santiago de la Vorágine en
su Leyenda Dorada, aportando así una gran fuerte de
inspiración a los artistas.
La devoción a María en Asturias está probada desde
antiguo. Según el padre Viñayo González, fue aquí donde
se riñó la primera batalla conocida en la Iglesia sobre la
doctrina de la Asunción: fue la Ig. asturiana el campo
donde se desarrolló la primera batalla, y ninguna otra, ni
oriental ni occidental, puede privarle esta prerrogativa.
Por eso la Catedral es un monumento que rinde culto al
Salvador y también a Santa María.
El que se sitúe la escena debajo del calvario confirma el
importante papel que desempeña la Virgen como
intermediaria de Dios, y ocupa el lugar de mayor tamaño
de la calle central del retablo.
XXIII
El que está arrodillado a la izquierda es el obispo
Villaquirán orante a los pies de María., con el fin de
perpetuar su importante labor en la ejecución del retablo,
LA ASUNCIÓN DE muestra de gratitud por su generosa donación de 300
MARÍA doblas de oro que hizo posible el inicio de la obra.
67. Jueces de Israel
?? Jud Amgar
Othoniel Jud Tola
?? Sansón
?? Aod
?? Jair
Gedeon Samuel
Representan la
consolidación del
Pueblo de Dios.
SANSON Aparecen en número
GEDEON JUD AMGAR de 12, número de
gran simbología que
expresa totalidad y
plenitud
68. Reyes
Josafat
Azarías
Asa
Joata
Amasías
Ezequías
Salomón
Josías
Jonatás
David
AZARIAS
Aparecen recostados
en el remate del
retablo las figuras de
los Reyes de Israel y
de Judá.
69. Profetas
Abdías
Naum
Miqueas
Jonás
Eliseo
Amós
Zacarías Habacuc
Elías Ageo
Sofonías Malaquías
Joel
Ezequiel Jeremías
Isaías Daniel
Oseas Representados en
grupos de 3: 6
profetas mayores y
12 menores.
Corregían los desvíos
del pueblo a la vez
que, con sus
DANIEL vaticinios, iban
Naum, Jonás y Amós
alimentando las
esperanzas de
salvación
70. Pedro Y Pablo
aparecen por Apóstoles Pedro aparece con
unas llaves en la
partida doble mano, recordando
que Jesús edificó
Ya que también sobre él su Iglesia y
los podemos le entregó las lleves
encontrar a del Reino.
ambos lados de la
sede episcopal Pablo aparece con
(desde donde el una espada
obispo ejerce su
De 2 en dos, simbolizando su
ministerio de
como haciendo decapitación, única
unpredicaren
cortejo y forma de martirio
enseñar)
torno al de un ciudadano
Salvador. romano
Tomás
Simón
Mateo
Bartolomé Felipe
Matías
Santiago
Juan
Pablo
Santiago el Mayor
Andrés
Pedro
SAN JUAN
Pedro SANTIAGO PEREGRINO
SAN ANDRÉS Pablo
71. PADRES DE LA
IGLESIA Padres de la Iglesia
Se sitúan a modo de
columnas entre las
escenas de la base del
retablo.
Están representados
San Ambrosio, san
Gregorio Magno (Papa SANTOS
que reformó la liturgia PROTECTORES
y la música sacra), San
Jerónimo que se
Los extremos están
representa con unas
gafas que expresan su flanqueados por
condición de estudioso San Sebastián y
de las Escrituras y con San Roque.
un león que juega a
sus pies que sugiere el
tiempo que estuvo
considerados como
retirado en el desierto
abogados de la peste, a
realizando una los que Oviedo hizo votos
traducción de la Biblia debido a que la
por encargo del papa población de Asturias se
san Dámaso; y San vio diezmada hasta el
Agustín. punto que en 1598, en el
transcurso de 11 meses,
murieron en Moreda unas
240 personas, más de la
San Ambrosio mitad del pueblo.
San Gregorio
San Jerónimo
San Agustín