1. TU GRACIA VALE MÁS QUE LA VIDA
Las ideas fundamentales de las lecturas de este domingo XXII nos vienen a decir lo
siguiente.
1. Que a veces es difícil ser cristiano en nuestro alrededor por las incomprensiones
que lleva consigo, y
2. Porque hay que tomar la cruz de cada uno para seguir a Cristo
De las tres lecturas podríamos sacar una conclusión que odría ser una frase del Salmo
Responsorial: “Tu gracia vale más que la vida” y que da título a esta reflexión.
Como sabemos la gracia de Dios es todo lo que se nos dá gratuitamente; ejemplo la
filiación divina, es decir pertenecer a su Reino, el ser hijos suyos y todo lo que Dios va
haciendo para que esa relación con él no se rompa por el pecado…Pues bien esa
relación de amistad con Dios vale más que la vida. Hay que fijarse bien en esa frase,
pues en realidad el ser humano se aferra fuertemente a la vida, seguramente es una de
las cosas que más valora.
He comentado antes que la gracia de Dios vale más que la vida, ¿creemos esto?, ¿es
realmente Dios lo más importante de mi vida… o me importa más la salud, el dinero, el
amor, el prestigio o la comodidad?,
Todos en nuestro transcurrir de la vida hemos experimentado en algún momento la
experiencia de que Dios era lo más importante de nuestra vida pero los avatares de la
vida, deseos, preocupaciones, etc nos apartan de Él y ahora estamos en una actitud de
ceguera, de apatia que nos hacen sentir mal, entonces ¿Cual es la causa que apartó a
Dios del centro de nuestra vida?
Todos en el fondo deseamos volver a experimentar la gracia de Dios y sentir realmente
que Dios es lo más importante de nuestra vida, pero ¿Cual es el camino a seguir?..
En estas lecturas tenemos la respuesta y el camino a seguir: Todos tenemos la
experiencia de la llamada de Jesús y todos queremos realizar la voluntad de Dios pero a
nosotros como a Jeremias y a Pedro queremos realizarla a nuestra propia conveniencia,
con nuestros propios conocimientos y maneras de pensar como humanos, lejos del
actuar propio de Jesús.
San Pablo atendiendo al significado del Evangelio nos muestra el camino y nos exhorta
y conmina a que:”No nos ajustemos a este mundo, sino que nos convirtamos para que
sepamos discernir lo que es la voluntad de Dios.
Es otra vez la misma pregunta ¿Qué tiene mas peso en nuestra vida los critérios de Dios
o los criterios del mundo?, para contestarnos a esta pregunta deberemos responder
siempre y en cualquier situación a esta otra pregunta ¿Qué tenemos más en cuenta a la
hora de decidir sobre algo, de planear algo, de optar por algo…; el tener, el poder, el
gozar… o el amor a los demás, la solidaridad, el servicio?
2. Estamos invadidos de los criterios de este mundo y queremos que Dios se ajuste a esos
valores como le pasaba a Pedro quería un Jesús triunfador, victorioso, no un Jesús
sufridor, vencido y pisoteado.
Para terminar Jesús nos da la clave, la contestación para todas las preguntas en el
Evangelio. “El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, que cargue con su Cruz y
me siga”, “Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la
encontrará”
Palabras duras que se nos atragantan pues nosotros queremos ser cristianos, seguir a
Jesús pero viviendo en un mundo pagano que choca con las enseñanzas de Jesús y Él
quiere que nos neguemos a nosotros mismos y carguemos con nuestra curz.
Eso no lo vemos claro, se contradice con la condición humana y nos revelamos. Aparta
de mi Satanas dice Jesús a Pedro y a nosotros mismos.
Hay una frase que me llamó mucho la atención de siempre “Dios escribe con renglones
torcidos” y otra “Los caminos de Dios son inescrutables”. Renglones torcidos que la
mente humana no puede percibir y leer si no es con los ojos de Jesús.
Y por último una frase que describe al cristiano y que deberíamos memorizar:
Ser cristiano es:
1. Entrar en comunión con la vida de Jesús y sus valores.
2. Entrar en comunión con su causa: El Reino de Dios, y
3. Entrar en comunión con su destino que es la Cruz.
Tenemos que asimilar en nuestro cristianismo este aspecto de cruz, de dolor, de
sufrimiento, de incomprensión…como algo que es necesario pasar, para llegar a la
dicha, a la felicidad.