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N-20100426


          Galileo Galileí, el gran investigador científico, en
                tiempos de la temible Inquisición.
                           ------------------ooo0ooo-----------------.

          Galileo Galilei, astrónomo y físico italiano, nacido en Pisa el 15 de febrero
de 1564 y fallecido en Arcetri el 8 de enero de 1642. A los veinticinco años Galileo fue
nombrado profesor de matemáticas de la Universidad de Pisa. Como profesor,
Galileo prosiguió su búsqueda de la verdad, analizando las teorías científicas de
Aristóteles mediante la aplicación de las matemáticas y las observaciones
experimentales. Con la ayuda de un telescopio y al orientarlo hacia el cielo por la
noche, quedó fascinado. “Doy gracias a Dios, que ha tenido a bien hacerme el
primero en observar las maravillas ocultas a los siglos pasados”. Todo ello le
abrió nuevos campos del conocimiento que describió en un breve texto,

denominado “Sidereus Nuncius”.


    Esta broma de atribuirse mensajero celestial pronto llegó a los oídos de los
reverentísimos señores de la Inquisición, que prestos lo llevaron ante el “Santo
Oficio” para juzgarle por “hereje”, sólo por haber manifestado, por escrito, lo que en
el cielo veía con su telescopio de 32 aumentos y verificaba si cuadraba con sus
cálculos matemáticos.



  Aunque su padre deseaba para Galileo la profesión médica, éste se sintió atraído
ya desde muy joven por las matemáticas y las ciencias. En 1581, con diecisiete
años de edad, al observar en la catedral de Pisa el balanceo de un candelabro
sometido a una corriente de aire, se dio cuenta de que el período de este
movimiento no dependía de la amplitud. Investigaciones posteriores realizadas por él
2

mismo le llevaron a la conclusión de que dos péndulos de igual longitud son
isócronos (movimientos que se hacen en tiempos de igual duración).


     El campo de observación y de investigación de Galileo abarcó muchísimas
facetas: inventó un termoscopio para medidas de temperaturas, una balanza
hidrostática...; pero su fama inmortal se debe al estudio del comportamiento de los
cuerpos en caída libre, logrando disminuir la aceleración mediante el empleo de
planos inclinados. Llegó a la misma conclusión que Leonardo da Vinci (1) un siglo
antes: la aceleración de caída es constante.




    Galileo Galilei explicando el sistema de Copérnico en la Universidad de Padua,
denominado, también sistema Heliocéntrico, donde el SOL ocupa el centro del
sistema planetario.


        En contra de Aristóteles (2), sostuvo la idea de que toda fuerza constante
produce un movimiento uniformemente acelerado; llegando incluso a fundamentar la
balística sobre unas bases totalmente científicas. Su carácter, no siempre
comprendido le hizo trasladarse a Padua. Según cita de Asimov, “Galileo casi
siempre se hacía poco simpático a la gente influyente, porque tenía un ingenio
3

a la vez brillante y lleno de sarcasmo, y lo usaba para burlarse de los que no
coincidían con sus ideas, los ofendidos se convertían, por tanto, en sus
enemigos acérrimos”.
      Ya en Padua, interesado por la Astronomía, construyó un telescopio de 32
aumentos: y con él descubrió las montañas de la Luna y las manchas del Sol.
Demostró también que el Sol gira en torno a su eje en 27 días y determinó, asimismo,
la orientación del eje solar. Puso de manifiesto que el Universo podía ser infinitamente
grande y que la Vía Láctea debía estar compuesta por millones de estrellas.
Descubrió cuatro satélites de Júpiter, lo que constituía una prueba en favor de la
teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico. La publicación de todos estos

descubrimientos y su interpretación trajo como consecuencia que el papa Pío V,
influido por los adversarios del gran científico, declarase herejía (3) la doctrina de
Copérnico, por lo que Galileo se vio reducido al silencio. Esto ocurría el año 1616 y
en tiempos del papa Paulo V.




  Galileo se enfrentó en diversas ocasiones con las autoridades eclesiásticas
de Roma en defensa de la teoría heliocéntrica y al final, le obligaron a
renegar de sus afirmaciones por dos veces y a renunciar a su defensa.
4



      En 1632, siendo ya tiempos del papa Urbano VIII, Galileo publica su obra
maestra: “Diálogo sobre los dos mayores sistemas del mundo”, considerada por
los doctores de la Iglesia como injuriosa.
        Galileo Galilei juzgado por el “Santo Oficio”

    Galileo, por jueces del “Santo Oficio” de la Iglesia Católica Romana el miércoles,
22 de junio de 1633. Vestido con toga blanca de penitente, Galileo fue conducido a
la Sala de la Inquisición….. Delante de él, sentados en un semicírculo, había DIEZ
cardenales juntos con sus asistentes y varios testigos… Galileo fue juzgado como
“hereje” por la “Santo Oficio” ante cuyo Tribunal abjuró de sus “errores” (5) // El

texto integro de la sentencia condenatoria a Galileo y dei “Yo abjuro” (6) viene

dado en la página 36 y siguientes              de esta historia perversa de la “Santa
Inquisición”


  Una ver finalizado la declaración, el prisionero fue conducido fuera de la sala de la
y escoltado al Palacio de la Inquisición. Según la leyenda, se alejaba seguido de su
escolta con su destino decidido. Galileo murmuró: “Y sin embargo la TIERRA se
mueve”. Aunque es probable que no sea más que un mito, semejante comentario
había sido muy propio de él. Tras “el abjuro”, poco después, el papa Urbano VIII,
conmuta la prisión por arresto domiciliado de por vida en su casa de Arcetri..


     El texto de la sentencia fue difundido por doquier: En Roma, el 2 de Julio y en
Florencia, el 12 de agosto. La noticia llega a Alemania a finales de agosto, en Bélgica
en septiembre. Los decretos del “Santo Oficio” no se publicaron jamás en Francia. //
René Descarte renuncia a la publicación de su Mundo. // Muchos (entre ellos, el
citado Descates), en la época, pensaron que Galileo era víctima de una
confabulación de los jesuitas, que se vengaban así de la afrenta sufrida por
Horacio Grassi. //    Actualmente se considera a Galileo como el “padre” de la
ciencia moderna y el primer introductor de lo que hoy llamamos “método científico”.
                   -----------------------ooo0ooo-----------------------.
5



NOTAS:

1).- Leonardo da Vinci fue un pintor florentino y notable polimata del Renacimiento italiano (arquitecto,
artista, botánico, científico, escritor, inventor, etc.)

2).- Aristóteles, notable filósofo griego (384-322 a C)

3).- Pío V, fue fraile dominico y Comisario General de la Inquisición Romana, Siendo Papa, promulgó la
bula “De Salute gregis Dominici”, por medio de la cual prohibió los juegos taurinos.

 4).- El segundo mandamiento de la Ley de Dios nos dice: “No tomarás el nombre de Dios en vano”. Los
inquisidores del “Santo Oficio”, cardenales, instrumentaron a Jesucristo para justificar sus atropellos
contra el prójimo. ¿Cómo sabían ellos que Jesucristo estaba conforme con la sentencia aplicada a Galileo
bajo la amenaza de torturas?. Esta arrogancia de los cardenales firmantes, suplantando al propio
Jesucristo, no cabe mayor ofensa a Dios. Fue una excusa, siempre recurrida, para atropellar impunemente
al que cayera en sus garras, cometiendo un doble delito.

5).- Galileo fue Juzgado por haber escrito que el SOL ocupaba el centro del Sistema Solar y que los
planetas (incluida la TIERRA), giraban en torno al mismo; conocido este sistema como copérnico o
heliocéntrico. // En cambio, los inquisidores del “Santo Oficio”, ateniéndose a las “Sagradas Escrituras”,
era la TIERRA la que ocupaba el CENTRO del Universo, y que el SOL y los demás planetas giraban
alrededor de la ELLA. // Este sistema es conocido como de Ptolomeo o Geocéntrico recogido como dogma
en dichas “Santas Escrituras” después de insertar en ellas las huellas del pensamiento filosófico de
Aristóteles cristianizado por San Alberto Magno (1200-1280) y Santo Tomás de Aquino (1224-1274)

6).- Galileo, por avalar el heliocéntrico de Nicolás Copérnico, fue obligado a abjurar de una verdad hoy día
incuestionable, bajo la amenazas de torturas y de ser quemado vivo en hoguera tal como hicieron, años
antes, con Giordano Bruno.

              --------------------------------ooo0ooo------------------------------,


                 OTRA MIRADA A LA ODISEA DE GALILEO



    Galileo Galilei estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica y
fue un eminente hombre del Renacimiento. Mostró interés por casi todas las ciencias
y artes (música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran
variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo
determinante para el sistema heliocéntrico o copernicano. Ha sido considerado
como el “padre de la astronomía moderna”, el “padre de la física moderna” y el
“padre de la ciencia”.
6

   Su trabajo experimental es considerado complementario a los escritos de Francis
Bacon en el establecimiento del moderno método científico y su carrera científica es
complementaria a la de Johannes Kepler. Su trabajo se considera una ruptura de las
teorías asentadas de la física de Aristóteles y su enfrentamiento con la Inquisición
de la Iglesia Católica Romana suele presentarse como el mejor ejemplo de

conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.


   Galileo, que nació en Pisa cuando ésta pertenecía al Gran Ducado de Toscana,
fue el mayor de sus siete hermanos y fue hijo de un músico y matemático florentino
llamado Vincenzo Galilei, que quería que su hijo mayor estudiase medicina. Los
Galilei, que eran una familia de la baja nobleza y se ganaban la vida gracias al
comercio, se encargaron de la educación de Galileo hasta los 10 años, edad a la
que pasó a cargo de un vecino religioso llamado Jacobo Borhini cuando sus padres
se trasladaron a Florencia. Por mediación de este, el pequeño Galileo accedió al
convento de Santa María de Vallombrosa y recibió una formación más religiosa
que le llevó a plantearse unirse a la vida religiosa, algo que a su padre le disgustó. Por
eso, Vincenzo Galilei —un señor bastante escéptico — aprovechó una infección en
el ojo que padecía su hijo para sacarle del convento alegando “falta de cuidados”.
Dos años más tarde, Galileo fue inscrito por su padre en la Universidad de Pisa,
donde estudió medicina, filosofía y matemáticas.


   En 1583 Galileo se inicia en la matemática por medio de Ostilio Ricci, un amigo
de la familia, alumno de Tartaglia. (1) Ricci tenía la costumbre, rara en esa época,
de unir la teoría a la práctica experimental. // Atraído por la obra de Euclides,
(2) sin ningún interés por la medicina y todavía menos por las disputas escolásticas y
la filosofía aristotélica, Galileo retoma sus estudios hacia las matemáticas. Desde
entonces, se siente seguidor de Pitágoras, de Platón y de Arquímedes (3)(4)y(5),
y opuesto al aristotelismo. Todavía estudiante, descubre la ley de la isocronía de
los péndulos; primera etapa de lo que será el descubrimiento de una nueva ciencia:
la mecánica. Dentro de la corriente humanista, redacta también un panfleto feroz
7

contra el profesorado de su tiempo. Toda su vida, Galileo rechazará el ser
comparado a los profesores de su época, lo que le supondrá numerosos enemigos.


      Dos años más tarde, retorna a Florencia sin diploma, pero con grandes
conocimientos y una gran curiosidad científica. Y de Florencia a Pisa (1585–1592), y
con su telescopio, Galileo comienza por demostrar muchos teoremas sobre el centro
de gravedad de ciertos sólidos dentro de Theoremata circa centrum gravitatis
solidum y emprende en 1586 la reconstitución de la balanza hidrostática de
Arquímedes o bilancetta. Al mismo tiempo, continúa con sus estudios sobre las
oscilaciones del péndulo pesante e inventa el pulsómetro. Este aparato permite
ayudar a medir el pulso y suministra una escala de tiempo, que no existía aún en la
época. También comienza sus estudios sobre la caída de los cuerpos.


    En 1588, es invitado por la Academia Florentina a presentar dos lecciones sobre
“la forma, el lugar y la dimensión del Infierno de Dante” (6). Paralelamente a
sus actividades, busca un empleo de profesor en una universidad; se encuentra
entonces con grandes personajes, como el padre jesuita Christopher Clavius,
excelencia de la matemática en el Colegio pontifical. Se encuentra también con el
matemático Guidobaldo del Monte. Este último recomienda a Galileo con el duque
Fernando I de Toscana, que lo nombra para la cátedra de matemáticas de la
Universidad de Pisa por 60 escudos de oro por año — una miseria. Su lección
inaugural tendrá lugar el 12 de noviembre de 1589.


     En 1590 y 1591, descubre la cicloide y se sirve de ella para dibujar arcos de
puentes. Igualmente experimenta sobre la caída de los cuerpos y redacta su primera
obra de mecánica, el De motu. La realidad es que estas “experiencias” son puestas
en duda hoy por hoy y podrían ser una invención de su primer biógrafo, Vincenzo
Viviani. Este volumen contiene ideas nuevas para la época, pero expone también,
evidentemente los principios de la escuela aristotélica y el sistema de Ptolomeo
(7). Galileo los enseñará durante mucho tiempo, sabiendo que éste adolece de
8

pruebas tangibles, después de estar convencido de la exactitud del sistema
copernicano, denominado también: heliocéntrico.


      En 1592 se trasladó a la Universidad de Padua y ejerció como profesor de
geometría, mecánica y astronomía hasta 1610. La marcha de Pisa se explica por
diferencias con uno de los hijos del gran duque Fernando I de Toscana. Padua
pertenecía a la poderosa República de Venecia, lo que dio a Galileo una gran
libertad intelectual, pues la Inquisición no era poderosa allí. Incluso si Giordano
Bruno había sido entregado por los patricios de la república a la Inquisición,
Galileo podía efectuar sus investigaciones sin muchas preocupaciones. Enseña
mecánica aplicada, matemática, astronomía y arquitectura militar. Después
de la muerte de su padre en 1591, Galileo debe ayudar a cubrir las necesidades de
la familia. Se pone a dar numerosas clases particulares a los estudiantes ricos, a los
que aloja en su casa. Pero no es un buen gestor y sólo la ayuda financiera de sus
protectores y amigos le permiten equilibrar sus cuentas.


   En 1599, Galileo participa en la fundación de la Accademia dei Ricovrati con el
abad Federico Cornaro. El mismo año, Galileo se encuentra con Marina Gamba, una
atractiva joven veneciana con la cual mantendrá una relación hasta 1610 (no se
casan ni viven juntos). En 1600, nace su primera hija Virginia, seguida por su
hermana Livia en 1601, luego un hijo, Vincenzo, en 1606. Después de la separación
(no conflictiva) de la pareja, Galileo se encarga de su hijo y envía sus hijas a un
convento, ya que el abuelo las sentencia de “incasables” al ser ilegítimas. En
cambio el varón Vincenzo será legitimado y se casará con Sestilia Bocchineri.



    El año 1604 es un año mirabilis para Galileo:

1).- En julio, prueba su bomba de agua en un jardín de Padua;

2).- En octubre, descubre la ley del movimiento uniformemente acelerado, que él asocia a
una ley de velocidades erróneas;
9



3).- En diciembre, comienza sus observaciones de una nova conocida al menos desde el 10
de octubre. Consagra cinco lecciones sobre el tema el mes siguiente, y en febrero de 1605
publica el Dialogo de Cecco da Ronchitti da Bruzene in perpuosito de la stella Nova junto
con D. Girolamo Spinelli.

   Aunque la aparición de una nueva estrella, y su desaparición repentina entra en
total contradicción con la teoría establecida de la inalterabilidad de los cielos,
Galileo continúa todavía como aristotélico en público por temor al “Santo Oficio”,
pero en privado ya es copernicano. Espera la prueba irrefutable sobre la cual
apoyarse para denunciar el aristotelismo (sistema geocéntrico de Ptolomeo)
       Retomando sus estudios sobre el movimiento, Galileo «muestra» que los
proyectiles disparados describen, en el vacío, trayectorias parabólicas. Hará falta
la gravitación universal de Newton, para generalizar a los misiles balísticos, donde las
trayectorias son en efecto elípticas.




   Movimiento parabólico de proyectiles. Un proyectil disparado oblicuamente, la trayectoria del recorrido
del proyectil es una parábola.


     En 1606, Galileo construye su primer termoscopio, primer aparato de la historia
que permite comparar de manera objetiva el nivel de calor y de frío. Ese mismo año,
Galileo y dos de sus amigos caen enfermos el mismo día de una misma enfermedad
infecciosa. Sólo sobrevive Galileo, que permanecerá lisiado de reumatismo por el
resto de sus días. En los dos años que siguen, el sabio estudia las estructuras de los
10

imanes. Todavía se pueden contemplar sus trabajos en el museo de historia de
Florencia.
       En mayo de 1609, Galileo recibe de París una carta del francés Jacques
Badovere, uno de sus antiguos alumnos, quien le confirma un rumor insistente: la
existencia de un telescopio que permite ver los objetos lejanos. Este telescopio,
fabricado en Holanda, habría permitido ya ver estrellas invisibles a simple vista. Con
esta única descripción, Galileo, que ya no da cursos a Cosme II de Médicis,
construye su primer telescopio. Al contrario que el telescopio holandés, éste no

deforma los objetos y los aumenta seis veces, o sea el doble que su oponente.
También es el único de la época que consigue obtener una imagen derecha gracias
a la utilización de una lente divergente en el ocular. Este invento marca un giro en la
vida de Galileo.


      El 21 de agosto, apenas terminado su segundo telescopio, con una capacidad
de aumento, ocho o nueve veces, lo presenta al Senado de Venecia. La
demostración tiene lugar en la cima del Campanile de la plaza de San Marco. Los
espectadores quedan entusiasmados: ante sus ojos, Murano, situado a dos
kilómetros y medio, parece estar a 300 metros solamente. Galileo ofrece su
instrumento y lega los derechos a la República de Venecia, muy interesada por las
aplicaciones militares del objeto. En recompensa, es confirmado de por vida en
su puesto de Padua y sus emolumentos se duplican. Se libera por fin de las
dificultades financieras.


   Sin embargo, contrario a sus alegaciones, Galileo no dominaba la teoría óptica y
los instrumentos fabricados por él son de calidad muy variable. Algunos telescopios
son prácticamente inutilizables, al menos en observación astronómica. En abril de
1610, en Bolonia, por ejemplo, la demostración del telescopio es desastrosa, como así
lo informa Martin Horky en una carta a Johannes Kepler (8). // Galileo reconoció
en marzo de 1610 que, entre más de 60 telescopios que había construido, solamente
algunos eran adecuados. Numerosos testimonios, incluido el de Kepler, confirman la
mediocridad de los primeros instrumentos.
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     Durante el otoño, Galileo continuó desarrollando su telescopio. En noviembre,
fabrica un instrumento que aumenta veinte veces la capacidad del telescopio.
Emplea tiempo para volver su telescopio hacia el cielo. Rápidamente, observando las
fases de la Luna, descubre que este astro no es perfecto como lo quería la teoría
aristotélica. La física aristotélica, que poseía autoridad en esa época, distinguía
dos mundos:


1).- El mundo “sublunar”, que comprende la TIERRA y todo lo que se encuentra
entre la TIERRA y la LUNA; en este mundo todo es imperfecto y cambiante;

2).- El mundo “supralunar”, que comienza en la Luna y se extiende más allá.
En esta zona, no existen más que formas geométricas perfectas (esferas) y
movimientos regulares inmutables.

    Galileo, por su parte, observó una zona transitoria entre la sombra y la luz, el
terminador, que no era para nada regular, lo que por consiguiente invalidaba la
teoría aristotélica y afirma la existencia de montañas en la LUNA. Galileo, incluso,
estima su altura en 7.000 metros, más que la montaña más alta conocida en la
época. Hay que decir que los medios técnicos de la época no permitían conocer la

altitud de las montañas terrestres sin fantasías. Cuando Galileo publica su Sidereus

Nuncius piensa que las montañas lunares son más elevadas que las de la      TIERRA,

si bien en realidad son equivalentes.


   En pocas semanas, descubrirá la naturaleza de la Vía láctea, cuenta las estrellas

de la constelación de Orión y constata que ciertas estrellas visibles a simple vista
son, en verdad, cúmulos de estrellas. Galileo observa los anillos de Saturno pero no
los identifica como tales sino como extraños “apéndices”, no será hasta medio siglo
más tarde cuando Huygens utilizando telescopios más perfectos, pueda observar la
verdadera forma de los anillos. Estudia igualmente las manchas solares.


      El 7 de enero de 1610, Galileo hace un descubrimiento capital: remarca tres
estrellas pequeñas en la periferia de Júpiter. Después de varias noches de
12

observación, descubre que son cuatro y que giran alrededor del citado planeta.
Se trata de los satélites de Júpiter llamados hoy satélites galileanos: Calixto,
Europa, Ganímedes e Ío. A fin de protegerse de la necesidad y sin duda deseoso de
retornar a Florencia, Galileo llamará a estos satélites por algún tiempo los “astros
mediceos” I, II, III y IV, en honor de Cosme II de Médicis, su antiguo alumno y gran
duque de Toscana. Galileo no ha dudado entre Cósmica sidera y Medicea sidera.
El juego de palabras entre cósmica y Cosme es evidentemente voluntario y es sólo
después de la primera impresión que retiene la segunda denominación.


    El nombre actual de estos satélites se debe sin embargo al astrónomo
Simon Marius, quien los bautizó de esta manera a sugerencia de Johannes
Kepler, si bien durante dos siglos se empleó la nomenclatura de Galileo.

     El 4 de marzo de 1610, Galileo publica en Florencia sus descubrimientos dentro
de “El mensajero de las estrellas” (Sidereus Nuncius), resultado de sus primeras
observaciones estelares. Para él, Júpiter y sus satélites son un modelo del Sistema
Solar. Gracias a ellos, piensa poder demostrar que las órbitas de cristal de
Aristóteles no existen y que todos los cuerpos celestes no giran alrededor de la
TIERRA. Es un golpe muy duro a los aristotélicos. El corrige también a ciertos
copernicanos que pretenden que todos los cuerpos celestes giran alrededor del SOL.


   El 10 de abril, muestra estos astros a la corte de Toscana. Es un triunfo. El mismo
mes, da tres cursos sobre el tema en Padua. // Johannes Kepler siempre ofrece su
apoyo   a   Galileo   con   entusiasmo.    El   astrónomo   alemán    no   confirmará
verdaderamente este descubrimiento de Galileo hasta septiembre, gracias a una
lente ofrecida por Galileo en persona.


    El 10 de julio de 1610, Galileo deja Venecia para trasladarse a Florencia. A pesar
de los consejos de sus amigos Sarpi y Guiovan Sagredo, que temen que su libertad
sea restringida, él ha, en efecto, aceptado el puesto de Primer matemático de la
Universidad de Pisa, - sin carga de cursos, ni obligación de residencia - y aquél de
Primer matemático y Primer filósofo del gran duque de Toscana (x)
13



  El 25 de julio de 1610, Galileo orienta su telescopio hacia Saturno y descubre su
extraña apariencia. Serán necesarios 50 años e instrumentos más poderosos para que
Christiaan Huygens comprenda la naturaleza de los anillos de Saturno. El mes
siguiente, Galileo encuentra una manera de observar el SOL en el telescopio y
descubre las manchas solares. Les da una explicación satisfactoria.


  En septiembre de 1610, prosiguiendo con sus observaciones, descubre las fases
de Venus. Para él, es una nueva prueba de la verdad del sistema copernicano,
pues es fácil de interpretar este fenómeno gracias a la hipótesis heliocéntrica,
puesto que es mucho más difícil de hacerlo basándose en la hipótesis geocéntrica



    Galileo fue invitado el 29 de marzo de 1611 por el cardenal Maffeo Barberini
(futuro papa Urbano VIII ) a presentar sus descubrimientos al Colegio Pontifical de
Roma y en la joven Academia de los Linces. // Galileo permanecerá dentro de la
capital pontifical un mes completo, durante el cual recibe todos los honores. La
Academia de los Linces le reserva un recibimiento entusiasta y le admite como su
sexto miembro. Desde ese momento, el lince de la academia adornará el
frontispicio de todas las publicaciones de Galileo.
14




  El presente sistema heliocéntrico, los planetas todo giran alrededor del SOL (Helio, en griego), sistema
que defendió tanto Copénico como Galileo. Y la diferencia fundamental con el sistema geocéntrico de
Ptolomeo, el planeta TIERRA ocupaba el centro del sistema, y los demás planetas y el SOL incluido,
giraban alrededor de ella. Este último era el que defendía la Iglesia Católica, fundándose en la BIBLIA y en
las creencias de Aristóteles.

    El 24 de abril de 1611, el Colegio Romano, compuesto de jesuitas, de los cuales
Christopher Clavius es el miembro más eminente, confirma al cardenal
Belarmino (9), que las observaciones y pruebas Galileo sobre el sistema
heliocéntrico son exactas. No obstante, los sabios se guardan bien de confirmar o
de denegar las conclusiones hechas por el florentino.


PRESENTACIÓN DE PRUEBAS CUPÉRNICAS


     Según Bertrand Russell, el conflicto entre Galileo y la Iglesia Católica fue un
conflicto entre el razonamiento inductivo y el razonamiento deductivo. La
inducción basada en la observación de la realidad, propia del método científico
que Galileo usó por primera vez, ofreciendo pruebas experimentales de sus
afirmaciones, y publicando los resultados para que pudiesen ser repetidas, frente a la
deducción, a partir en última instancia de argumentos basados en la autoridad, bien
de filósofos como Aristóteles o de las Sagradas Escrituras.
15



   Así, en relación a su defensa de la teoría heliocéntrica, Galileo siempre se basó
en datos extraídos de observaciones experimentales que demostraban la validez
de sus argumentos. En resumen, y a pesar de que, en ocasiones, se sostiene que
Galileo no demostró el movimiento de la TIERRA, las pruebas de carácter
experimental, publicadas por él mismo de su argumentación son las siguientes:


1).- Montañas en la LUNA.- Fue el primer descubrimiento de Galileo con ayuda
del telescopio, publicado en el Sidereus Nuncius en 1610. Con él refuta la tesis
aristotélica de que los cielos son perfectos, y en particular la LUNA una esfera lisa e
inmutable. Frente a eso, Galileo presenta numerosos dibujos de sus observaciones, e
incluso estimaciones de la altura de montañas, si bien errados por realizar
estimaciones incorrectas de la distancia de la LUNA.


2).- Nuevas estrellas.- Fue el segundo descubrimiento de Galileo, también
publicado en el Sidereus Nuncius. Observó que el número de estrellas visibles con
el telescopio se duplicaba. Además, no aumentaban de tamaño, cosa que sí ocurría
con los planetas, el SOL y la LUNA. Esta imposibilidad de aumentar el tamaño era
una prueba de la hipótesis de Copérnico sobre la existencia de un enorme hueco
entre Saturno y las estrellas fijas. Esta prueba refutaba el mejor argumento a favor de
la teoría geocéntrica, que es que, de ser cierta la teoría copernicana, debería
observarse la paralaje, o diferencia de posiciones de las estrellas dependiendo de
lugar de la TIERRA en su órbita. Así, debido a la enorme lejanía de las mismas en
relación al tamaño de la órbita no era posible apreciar dicha paralaje.


3).- Satélites de Júpiter.- Probablemente el descubrimiento más famoso de
Galileo. Lo realizó el 7 de enero de 1610, y provocó una conmoción en toda Europa.
Cristóbal Clavio, astrónomo del Colegio Romano de los jesuitas, afirmó: «Todo el
sistema de los cielos ha quedado destruido y debe arreglarse»,                Era una
16

importante prueba de que no todos los cuerpos celestes giraban en torno a la
TIERRA, pues ahí había cuatro planetas que lo hacían en torno a Júpiter.


4).- Manchas solares.- (primera prueba). Otro descubrimiento que refutaba la
perfección de los cielos fue la observación de manchas en el SOL que tuvo lugar a
finales de 1610 en Roma, si bien demoró su publicación hasta 1612. El jesuita
Christopher Shcneider, bajo el pseudónimo de Padre Apelles, se atribuye su
descubrimiento e inicia una agria polémica argumentando que son planetoides que
están entre el SOL y la TIERRA. // Por el contrario, Galileo demuestra, con la ayuda
de la teoría matemática de los versenos que están en la superficie del SOL.
Además, hace otro importante descubrimiento al mostrar que el SOL está en rotación,
lo que sugiere que también la TIERRA podría estarlo.


5).- Las fases de Venus.- Esta prueba es un magnífico ejemplo de aplicación del
método científico, que Galileo usó por primera vez. La observación la hizo en 1610,
aunque demoró su publicación hasta “El Ensayador”, aparecido en 1623, si bien
para asegurar su autoría hizo circular un criptograma, anunciándolo de forma
cifrada. Observó las fases, junto a una variación de tamaño, que son sólo
compatibles con el hecho de que Venus gire alrededor del SOL, ya que presenta su
menor tamaño cuando se encuentra en fase llena y el mayor, cuando se encuentra
en la nueva; es decir, cuando está entre el SOL y la TIERRA. Esta prueba refuta
completamente el sistema de Ptolomeo, que se volvió insostenible. A los jesuitas del
Colegio Romano sólo les quedaba la opción de aceptar el sistema copernicano o
buscar otra alternativa, lo que hicieron refugiándose en el sistema de Tycho Brahe,
dándole una aceptación que hasta entonces nunca había tenido.


6).- Argumento de las mareas.- Presentada en la cuarta jornada de los
Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo. Es un argumento brillante y
propio del genio de Galileo, sin embargo, es el único de los que presenta que estaba
equivocado. Según Galileo, la rotación de la TIERRA, al moverse ésta en su
17

traslación alrededor del SOL hace que los puntos situados en la superficie de la
TIERRA sufran aceleraciones y deceleraciones cada 12 horas, que serían las
causantes de las mareas. En esencia, el argumento es correcto, y esta fuerza existe
en realidad, si bien su intensidad es muchísimo menor que la que Galileo calcula, y
no es la causa de las mareas.


   El error proviene del desconocimiento de datos importantes como la distancia al
SOL y la velocidad de la TIERRA. Si bien estaba equivocado, Galileo desacreditó
completamente la teoría del origen lunar de estas fuerzas por falta de explicación de
su naturaleza, y del problema de explicación de la marea alta cuando la Luna
está en sentido contrario, pues alega que la fuerza sería atractiva y repulsiva a la
vez. Sería necesario esperar hasta Isaac Newton para resolver este problema, no sólo
explicando el origen de la fuerza, sino también el cálculo diferencial para explicar
el doble abultamiento. Pero, aún equivocada, situada en su contexto, la tesis de
Galileo presentaba menos problemas y era más plausible en su explicación de las
mareas.
7).- Manchas solares.- (segunda prueba). Nuevamente, en su gran obra, el
diálogo sobre los sistemas del mundo, Galileo retoma el argumento de las manchas
solares, convirtiéndolo en un poderoso argumento contra el sistema de Tycho Brahe,
el único refugio que quedaba a los geocentristas. //Galileo presenta la observación
de que el eje de rotación del SOL está inclinado, lo que hace que la rotación de las
manchas solares presente una variación estacional, un “bamboleo” en el giro de las
mismas.
  Si bien los movimientos de las manchas se pueden atribuir al SOL o a la TIERRA,
pues geométricamente esto es equivalente, resulta que no es así físicamente, pues es
necesario tener en cuenta las fuerzas que los producen. Si es la TIERRA la que se
mueve, Galileo indica que basta una explicación con movimientos inerciales: la
TIERRA en traslación, y el SOL en rotación. Por el contrario, si sólo se mueve el SOL,
es necesario que éste esté realizando dos movimientos distintos a la vez, en torno
también a dos ejes distintos, generados por motores sin ninguna plausabilidad física.
18

Este argumento vuelve a ser una nueva prueba, junto a las fases de Venus, de
carácter positivo y experimental que muestra el movimiento de la TIERRA


                      EL SIDEREUS NUNCIUS.
                (La denuncia al Santo Oficio )


  Galileo Galilei parece ir de triunfo en triunfo y convence a todo el mundo, menos
a sus enemigos, los jesuitas del Colegio Romano, lo denuncian al “Santo Oficio”.
Por tanto, estos (veladores) partidarios de la teoría geocéntrica de Ptolomeo se
convierten en enemigos encarnizados y los ataques contra Galileo comienzan con
la aparición de SIDEREUS NUNCIUS. // Ellos no pueden permitirse el perder la
afrenta y no quieren ver su ciencia (basada en el sistema geocéntrico) puesta en
cuestión, recurren, con argumentos teológicos, la evidente contradicción entre el
sistema Copérnico y las Sagradas Escrituras. (Biblia).


   Además, los métodos de Galileo (basados en la observación y la experiencia)
en vez de la autoridad de los partidarios de las teorías geocéntricas (que se
apoyan sobre el prestigio filosófico de Aristóteles), están en oposición completa con
los suyos, hasta tal punto que Galileo rechaza compararse con ellos. Al principio, sólo
se tratan de escaramuzas. Pero Guiovan Sagredo escribe a Galileo, recién llegado a
Florencia:


    “El poder y la generosidad de vuestro príncipe [el duque de Toscana]
permiten esperar que él sepa reconocer vuestra dedicación y vuestro mérito;
pero en los mares agitados actuales, ¿quién puede evitar de ser, yo no diría
hundido, pero sí al menos duramente agitado por los vientos furiosos de los
celos?”.

  La primera flecha viene de Martin Horky, discípulo del profesor Magini y enemigo
de Galileo. Este asistente publica en junio de 1610, sin consultar a su maestro, un
panfleto contra el Sidereus Nuncius. Exceptuando los ataques personales, su
argumento principal es el siguiente:
19

  “Los astrólogos han hecho sus horóscopos teniendo en cuenta todo aquello
que se mueve en los cielos. Por lo tanto, los astros mediceos no sirven para
nada y, Dios no crea cosas inútiles, estos astros no pueden existir”. (se trataba
de los satélites de Júpiter)


   Horky es ridiculizado por los seguidores de Galileo, que responden que estos
astros sirven para una cosa: hacerle enfadar. Convertido en el hazmerreír de la
universidad, Horky finalmente es recriminado por su maestro: Magini no tolera un
fallo tan claro. En el mes de agosto, un tal Sizzi intenta el mismo tipo de ataque
con el mismo género de argumentos, sin ningún éxito.


    Una vez que las observaciones de Galileo fueron confirmadas por el Colegio
Romano, los ataques cambiaron de naturaleza. Ludovico delle Colombe ataca sobre
el plan religioso y se pregunta si Galileo cuenta con interpretar La Biblia para
ponerla de acuerdo con sus teorías. En esta época en efecto, antes de los trabajos
exegéticos del siglo XIX, un salmo da a entender una cosmología geocéntrica:


              «Tú has fijado la Tierra firme e inmóvil»
                                 (Salmo 93:1)


  El cardenal Belarmino, que hizo quemar en hoguera a Giordano Bruno, ordena
que la Inquisición realice una investigación discreta sobre Galileo a partir de junio
de 1611. Y arrecian los ataques contra Galileo. El problema de cardenal
Belarmino era sencillo: Él consideraba a la Iglesia Católica una institución
divina, creada por los siervos de Dios y guiada por la infalibilidad del Papa. Si
la Santa Sede era infalible, ¿cómo podría ser errónea la interpretación de las
divinas Escrituras?


  La Iglesia necesitaba acabar con cualquier inicio de innovación, y como Galileo
estaba en Roma para defender el derecho de investigar el firmamento en pro de
la ciencia, el planteamiento del cardenal Belarmino era el siguiente: Se podía y
escribir sobre el copernicanismo. // Galileo podía     proclamar lo que quisiera,
20

siempre y cuando dejara bien claro que su descripción no era más que una
hipótesis. // El objetivo del Cardenal era reprimir la ciencia si ésta ponía en peligro
la Religión Católica. Para él, la Fe lo era todo; la Verdad la proporcionaba Dios
como un don de la Fe; en su “universo”, no había ninguna necesidad de conocer
las innovaciones de Galileo.


  Galileo, de retorno a Florencia, es inatacable desde el punto de vista astronómico.
Sus adversarios van entonces a criticar su teoría de los cuerpos flotantes. Galileo
pretende que el hielo flota porque es más ligero que el agua, mientras que los
aristotélicos piensan que flota porque es de su naturaleza el flotar (física
cuantitativa y matemática de Galileo contra física cualitativa de Aristóteles). El
ataque tendrá lugar durante un almuerzo en la mesa de Cosme II en el mes de
septiembre de 1611.


   Galileo se opone a los profesores de Pisa y en especial al mismo Delle Combe,
durante lo que se denomina la «batalla de los cuerpos flotantes». Galileo sale
victorioso del intercambio. Varios meses más tarde, sacará una obra en la que se
presentará su teoría. Además de estos asuntos, Galileo continúa con sus
investigaciones. Su sistema de determinación de longitudes es propuesto en España
por el embajador de Toscana.


   En 1612, emprende una discusión con el Padre Apelles (seudónimo del jesuita
Christopher Scheiner), un astrónomo alemán, sobre el tema de las manchas
solares. Apelles defiende la incorruptibilidad del SOL argumentando que las
manchas son en realidad conjuntos de estrellas entre Él y la TIERRA. // Galileo
demuestra que las manchas están sobre la superficie misma del SOL, o tan próximas
que no se puede medir su altitud.      La Academia de los Linces publicará esta
correspondencia el 22 de marzo de 1613 con el título: “Historia y demostración en
torno a las manchas solares”
21

      El 2 de noviembre de 1612, las querellas reaparecen. El dominico Niccolo
Lorini, profesor de historia eclesiástica en Florencia, pronuncia un sermón
resueltamente opuesto a la teoría de la rotación de la TIERRA. Sermón sin
consecuencias particulares, pero que marca los comienzos de los ataques
religiosos. Los opositores utilizan el pasaje bíblico en el Libro de Josué (Josué 10-
12-14) en el cual Josué detiene el movimiento del SOL y de la LUNA, como arma

teológica contra Galileo. A continuación el citado pasaje bíblico:


12.- “Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al Amorrheo delante de
los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas; SOL, deténte en Gabaón; y tú,
LUNA, en el valle de Ajalón.

13.- El SOL se detuvo, y la Luna se paró. Hasta tanto que la gente se hubo vengado de sus
enemigos .¿No está escrito en el libro de Jasher?. Y el SOL se paró en medio del cielo y no
se apresuró a ponerse casi un día entero.

14.- Y nunca fue tal día antes ni después de aquel, habiendo atendido Jehová a la voz de un
hombre: porque Jehová peleaba por Israel”.

   En diciembre de 1613, el profesor Benedetto Castelli, antiguo alumno de Galileo
y uno de sus colegas en Pisa, es encargado por la duquesa Cristina de Lorena de
probar la ortodoxia de la doctrina copernicana. //Galileo vendrá en ayuda de su
discípulo escribiéndole una carta el 21 de diciembre de 1613 (traducida como
Galileo, diálogos y cartas selectas) sobre la relación entre ciencia y religión. La
gran duquesa se tranquiliza, pero la controversia no se debilita. Galileo mientras
tanto continúa con sus trabajos. Del 12 al 15 de noviembre, recibe a Jean Tarde, a
quien presenta su microscopio y sus trabajos de astronomía.


  El 20 de diciembre de 1613, el padre Caccini ataca muy violentamente a Galileo
en la iglesia de Santa María Novela. El 6 de enero de 1614 un copernicano, el
carmelita Apolo Foscarini, publica una carta tratando positivamente la opinión de
los pitagóricos y de Copérnico sobre la movilidad de la TIERRA. Él percibe el
sistema copernicano como una realidad física. // La controversia toma una
amplitud tal que el cardenal Belarmino debe intervenir el 12 de abril. Éste escribe
22

una carta a Foscarini donde condena sin equívocos la tesis heliocéntrica en
ausencia de refutación concluyente del sistema geocéntrico de Ptolomeo. En dicha
carta escribe:


  “Y no se puede responder que esto no es materia de fe, porque si no es
materia de fe ex parti obiecti (respecto al objeto) es materia de fe ex parte
dicentis (por quien lo dice). Y tan herético sería como quien dijera que
Abraham no tuvo dos hijos y Jacob doce, o quien dijera que Cristo no nació de
Virgen”.


   En 1614, conoce a Juan Bautista Baliani, físico genovés, que será su amigo y
correspondiente durante largos años. Como reacción, En 1615 Galileo escribe a
Cristina de Lorena una carta extensa en la cual desarrolla admirablemente sus
argumentos en favor de la ortodoxia del sistema copernicano (Heliocéntrico). Esta
carta es, también, muy difundida, y es una pieza esencial del dossier. Ahí se ven los
pasajes de las escrituras que poseen problemas desde un punto de vista
cosmológico.
      A pesar de ello, Galileo es obligado a presentarse en Roma para defenderse
contra las calumnias y sobre todo para tratar de evitar una prohibición de la tesis
científica copernicana. Pero le falta la prueba irrefutable de la rotación de la
TIERRA para apoyar sus requerimientos. Su intervención llega demasiado tarde:
Lorini, por carta de denuncia, ya había avisado a Roma de la llegada de Galileo y
el Santo Oficio ya había comenzado la instrucción del caso.


    El 8 de febrero de 1616, Galileo envía su teoría de las mareas (Discurso del flujo
e reflujo) al cardenal Orsini. Esta teoría (a la cual se le ha reprochado durante
mucho tiempo de estar en contradicción con el principio de la inercia
enunciado por el mismo Galileo, y que sólo puede explicar pequeños
componentes del fenómeno) pretendía demostrar que el movimiento de la TIERRA
producía las mareas, mientras que los astrónomos jesuitas ya postulaban con
acierto que las mareas eran producidas por la atracción de la LUNA
23

    A pesar de pasar dos meses removiendo cielo y tierra para impedir lo inevitable,
es convocado el 16 de febrero de 1616 por el Santo Oficio para el examen de las
proposiciones de censura. Es una catástrofe para él. La teoría del sistema
copernicano es condenada como «una insensatez, un absurdo en filosofía, y
formalmente herética». El 25 y 26 de febrero de 1616, la censura es ratificada por la
Inquisición y por el papa Pablo V.


     Aunque no se le inquieta personalmente, se ruega a Galileo exponer su tesis
presentándola como una hipótesis y no como un hecho comprobado, cosa que no
hizo a pesar de que no le fue posible demostrar dicha tesis. Esta petición se extiende
a todos los países católicos. La intransigencia de Galileo, que rechaza la
equivalencia de la hipótesis copernicana y de la geocéntrica de Ptolomeo, pudo
haber precipitado los eventos.


     Un estudio del proceso por Paul Feyerabend muestra que la actitud del
inquisidor (Roberto Belarmino) fue al menos tan científica como la de Galileo,
siguiendo criterios modernos. Este asunto afecta a Galileo profundamente. Sus
enfermedades le van a atormentar durante los dos años siguientes y su actividad
científica se reduce. Sólo retoma su estudio de la determinación de las longitudes en
el mar, y mientras tanto, sus dos hijas, Arcángela y Celeste, entran en órdenes
religiosas.
  Galileo retorna a Florencia el 4 de junio de 1616, confuso. Por el camino, le vino a
la memoria como la Inquisición quemó a Giordano Bruno en la hoguera y en sus
sueños delirantes creyó ver brasas entre cenizas. // Sabía que su nombre estaba
entre los papeles de sus enemigos declarados, dominicos y jesuitas; todos ellos
teólogos académicos y miembros del “Santo Oficio” de alto rango: su cometido
era emitir un juicio sobre la naturaleza herética del sistema heliocéntrico del
Universo; todos tenían formación en teología, y ninguno entendía ni una sola
palabra de ciencia, filosofía o matemáticas. Como se podía esperar, de clérigos
con una formación tan pobre en ciencias y matemáticas, fueron muy duros con el
24

modelo Copérnico, sin tener en cuenta, que siglos antes ya habían intuido y
divulgado los pitagóricos que la TIERRA giraba alrededor de Helio. (SOL).


   En 1618, observa el pasaje de tres cometas, fenómeno que relanza la polémica
sobre la incorruptibilidad de los cielos. En 1619, el padre jesuita Horazio Grassi
publica “De tribus cometis ani 1618 disputatio astronomica”. En él defiende el
punto de vista de Tycho Brahe sobre las trayectorias elípticas de los cometas.
Galileo responde al principio por la intermediación de su alumno Mario Guiducci
que publica en junio de 1619 Discorso delle cometes donde desarrolla una teoría
errónea sobre los cometas, afirmando que sólo se trataba de ilusiones ópticas,
incluyendo causas de fenómenos meteorológicos. Los astrónomos jesuitas del
Observatorio Vaticano decían, en cambio, que eran objetos celestes reales. //
Mientras, Galileo, animado por su amigo el cardenal Maffeo Barberini y sostenido
por la Academia de los Linces, responderá con ironía en IL saggiatore. // Grassi,
uno de los sabios jesuitas más importantes, es ridiculizado. Mientras tanto, Galileo
ha comenzado su estudio de los satélites de Júpiter. Por culpa de dificultades
técnicas se ve obligado a abandonar el cálculo de sus efemérides. Galileo se ve
cubierto de honores en 1620 y 1622.
     El 28 de agosto de 1620, el cardenal Barberini envía a su amigo el poema
Adulatio perniciosa que él ha compuesto en su honor. El 20 de enero de 1621,
Galileo se convierte en cónsul de la Academia florentina. // El 28 de febrero, Cosme
II, el protector de Galileo, muere súbitamente. // Ese mismo mes de enero de 1621, la
muerte del papa Pablo V llegó de improvisto en plena celebración de la victoria
católica de una de las batallas más importantes de la guerra de los Treinta Años,
concretamente la batalla de la Montaña Blanca; la Santa Sede se dispuso celebrar
tal evento por todo lo alto. El pontífice, de 70 años, sin encomendarse a Dios ni al
Diablo, bebió demasiado vino y comió demasiados manjares y pronto sufrió una
apoplejía y cayó muerto en la mesa del comedor. Es posible que Galileo, al recibir
la noticia, sintiera cierto alivio. A esta muerte del Papa la siguió, el 17 de septiembre,
la del cardenal Roberto Belarmino, miembro del “Santo Oficio” y apodado “EN
MARTILLO DE LOS HEREJES”. Otro alivio, de momento, para Galileo.
25



      En 1622, en Fráncfort, aparece una Apología de Galileo redactada por Tommaso
Campanella en 1616 ; un defensor bastante poco confiable, puesto que Campanella
ya estaba condenado por herejía // El 6 de agosto de 1622, el cardenal Maffeo
Barberini es elegido papa bajo el nombre de Urbano VIII. (8). El 3 de febrero de
1623 Galileo recibe la autorización para publicar su Saggiatore que dedica al
nuevo Papa. La obra aparece el 20 de octubre de 1623. Gracias a las cualidades
polémicas y literarias de la obra, se aseguró el éxito en la época. No permanece más
que unos meses allí en una atmósfera de gran efervescencia cultural, Galileo se
convierte de alguna manera en el representante de los círculos intelectuales romanos
en rebelión contra el conformismo intelectual y científico impuesto por los
jesuitas.


      Los años siguientes son bastante tranquilos para Galileo a pesar de los ataques de
los    aristotélicos.   Aprovecha   para   perfeccionar   su   microscopio   compuesto
(septiembre de 1624), pasa un mes en Roma donde es recibido seis veces por
Urbano VIII., Este último le da la idea de su próximo libro Diálogo sobre los dos
sistemas del mundo, obra que presenta de manera imparcial a la vez el sistema
Ptolomeo-aristotélico y el sistema copernicano. Encarga escribirla a Galileo.
         En 1626, Galileo prosigue sus investigaciones sobre la estructura del imán.
También recibe la visita de Élie Dodati, que llevará las copias de sus manuscritos a
París. En marzo de 1628, Galileo cae gravemente enfermo y está a punto de morir. El
año siguiente, sus adversarios intentan privarle de la asignación que recibe de
la Universidad de Pisa, pero la maniobra falla. Hasta 1631 Galileo consagra su
tiempo a la escritura del Diálogo y a intentar que éste sea admitido por la censura. La
obra se imprime en febrero de 1632. Los ojos de Galileo comienzan a traicionarle en
marzo y abril. Las posiciones del teólogo valón Libert Froidmont (de la Universidad
Católica de Lovaina) esclarecen bien todos los equívocos de la condena de Galileo.
26
27




   Uno de los libros más significativos de Galileo es DIÁLOGO. El grabado del frontispicio muestra a tres
estudiantes de Astronomía, de izquierda a derecha: Aristóteles (384-322 a.C.), Ptolomeo (90-128 d.C.) y
Nicolás Copérnico (1473-1543). Ptolomeo tiene una esfera armilar con la TIERRA en su centro, mientras
que el modelo de Copérnico soporta un modelo heliocéntrico del sistema solar.




      El 21 de febrero de 1632, Galileo, protegido por el papa Urbano VIII y el gran
duque de Toscana Fernando II de Médicis, publica en Florencia su diálogo de los
Massimi sistemi (Diálogo sobre los principales sistemas del mundo), donde se
burla implícitamente del Geocentrismo de Ptolomeo. // El Diálogo es a la vez una
revolución por una parte y un verdadero escándalo por otra. El libro es en efecto
abiertamente pro-copernicano - heliocéntrico, ridiculizando audazmente el decreto
de prohibición (1616).


   El Diálogo sobre los principales sistema del mundo se desarrolla en Venecia
durante cuatro jornadas entre tres interlocutores: Filipo Salviati, un florentino
seguidor de Copérnico, Giovan Francesco Sagredo, un veneciano ilustrado sin
tomar partido, y Simplicio, un mediocre defensor de la física aristotélica; un
personaje que algunos quieren ver inspirado en Urbano VIII.. Pero, mientras que se
le reprocha el carácter ostensiblemente peyorativo del nombre, Galileo responde
que se trata de Simplicio de Cilicia. Muchos autores coinciden en que Galileo no
esperaba estas reacciones ni que el papa Urbano VIII reaccionara posicionándose
con ira entre sus enemigos.


     En estos cuatro días de discusión, Galileo, aunque lo tenía prohibido por el
decreto de 1616, presenta dos nuevas pruebas de carácter experimental y
observacional a favor de la teoría copernicana. La basada en el movimiento de
las mareas, errónea, y la basada en la rotación de las manchas solares, acertada
y que refutaba tanto la ptolomeica (ya descartada por las fases de Venus), como la
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de Tycho Brahe, en cuya defensa se habían refugiado los jesuitas del Colegio
Romano. Esto motivó la intervención de la Inquisición, que sólo le permitía a
Galileo el presentar la teoría como mera hipótesis, y no presentar a su favor, como
hizo, las pruebas y los cálculos matemáticos cuidadosamente verificados
sobre el sistema copernicano - heliocéntrico. Para los miembros del Santo Oficio
esta exposición de las pruebas era intolerable, al ser contrarias a las divinas
Escrituras.


    Para Galileo, que ya tenía en Roma poderosos enemigos, fundamentalmente
entre los jesuitas del Colegio Romano, especialmente Christopher Steiner y
Orazio Grassi, quienes se consideraban la rama intelectual de la Iglesia, y
quienes pudieron ser quienes iniciaron el rumor de que el papa Urbano era, en
realidad, el simpático pero poco brillante // Esto fue muy perjudicial para Galileo,
pues en Roma era muy conocida la enorme autoestima del Papa. Por otro lado,
tampoco ayudó a Galileo el escribir su citada obra Diálogo en lengua vulgar, en
vez de hacerlo en el idioma culto utilizado entonces entre los hombres de ciencia, el
latín, pues a la Iglesia no le gustaba que las obras (libros) llegaran
directamente al hombre de la calle.


   El proceso realizado por la Inquisición fue irregular, pues a pesar de que el libro
había pasado el filtro de los censores, se le acusaba de introducir doctrinas
heréticas. Puesto que esto dejaba en mal lugar a dichos censores, la acusación
oficial fue de violar la prohibición por decreto de 1616. Por ello, Galileo fue
requerido para presentarse en Roma lo más pronto posible. Sin embargo, Galileo se
hallaba enfermo y sumamente          agotado debido al gran esfuerzo desplegado en
meses atrás en la preparación del libro Diálogo. Ya contaba 68 años, por lo que se
demoró en acudir a Roma. Además, de que en esos momentos existía una epidemia
de peste en Italia, y aunque presentó certificados médicos alegando estas
circunstancias,   a   finales   de   diciembre   de   1632   fue   conminado   a   acudir
inmediatamente de grado o por fuerza (encadenado).
29

   El primer día de Galileo en Roma fue un deprimente y frío domingo, el primero de
Cuaresma, 13 de febrero de 1633, dos días después de su sesenta y nueve
cumpleaños. Durante las primeras semanas no se toma ninguna medida en su contra,
lo cual inquieta enormemente a Galileo. Fue una treta deliberada en un plan de
Urbano VIII para minar su estado mental. Febrero dio paso a marzo y marzo a abril
y mientras tanto Galileo seguía en el Palazzo Firenze del embajador de Toscana.


   No fue voluntad suya el retrasar el viaje lo prueba el que, debido a la peste, fuera
retenido por espacio de 42 días para abandonar la Toscana. Por otra parte, el
embajador de Toscana, Francesco Niccolini, se portó maravillosamente con
Galileo: consiguió que Galileo no estuviera en la cárcel del Santo Oficio, como
exigían las normas, y que el trato que recibiera durante el proceso fuese el correcto y,
alojado en las habitaciones del palacio de la Inquisición, y recibiendo todas las
atenciones que necesitaba, si bien no sin ningún trato especial distinto al resto de
otras personalidades importantes y personas de su condición.              Es necesario
recordar que Galileo era ya una persona honorable en toda Europa, además, era
oficialmente el primer matemático y filósofo del Gran Duque de Toscana y el
“Santo Oficio” lo sabía y trató de dignificar el trato en este caso en apariencia como
luego se verá.


PRIMERA AUDIENCIA:
   La primera audiencia ante la Inquisición tuvo lugar el martes, 12 de Abril de 1633,
en el palacio del “Santo Oficio”, en el ala sur de San Pedro. Galileo fue escoltado
desde la embajada por la guardia armada y fue llevado a una sencilla sala. Dentro
no había nada más que una mesa de madera y dos sillas. El prisionero estaba

obligado a permanecer de pie mientras los dos inquisidores, el comisario Vincenzo

Maculano y su ayudante, el fiscal Carlos Sinceri estaban sentados. Sobre la
mesa había una serie de papeles y una copia del libro Diálogo.
30

  A Galileo no fue informado de la naturaleza de los cargos presentados contra él,
ni se le dijo quien había presentado dichos cargos. A lo largo de la vista (hubo

cuatro), Maculano expuso sus preguntas a Galileo en latín y en tercera persona.

Las respuestas aparecen en italiano en primera persona. Fueron 21 preguntas las

efectuadas por Maculano y 21 respuestas profusamente esclarecedoras y sinceras

de Galileo.


        Esta primera vista sentó las bases del conflicto. Los inquisidores mencionados
habían recibido instrucciones de recoger la máxima informa de Galileo. // Y quedó
claro que en esta vista no había ayudado a mejorar la situación; estaba bastante
claro    que   Galileo   no   iba   a   ponerse   de   rodillas   como   muestra   de
arrepentimiento. El comisario Maculano era un hombre inteligente, astuto y áspero.
Conocía meticulosamente todo el plan del proceso y estaba dispuesto a doblegar a
Galileo incluso con los medios que fuesen menester......../


 AMENAZAS DE TORTURAS
           El jueves, 28 de abril, el comisario Maculano fue solo directamente a la
habitación de Galileo del Palacio de la Inquisición comportándose frío y brusco con
él: “Si decidía no colaborar sería necesario aplicarle un mayor rigor en la
administración de justicia y tener menos consideraciones hacia su persona
por las consecuencias de este asunto, con amenazas de “torturas” si no lo
hace (10), y promesas de un trato benevolente, en el caso de colaboración…..”
   Y Galileo, el peor agüero lo tenía en mente: el trato que se le dio a Giordano
Bruno, unas tres décadas antes, que fue encarcelado en una celda apestosa e
infestada de ratas y sometido a repetidas torturas durante ocho años y
terminando quemándole vivo en hoguera.


SEGUNDA AUDIENCIA:
   Dos días después, el sábado 30 de abril, Galileo fue llamado personalmente, por
segunda vez, a la Sala de las Congregaciones ante el comisario Maculano y el fiscal
Carlos Sinceri y con la asistencia de los mencionados anteriormente. // Galileo,
31

“que ha pedido ser escuchado y que ha jurado formalmente decir la verdad, fue
preguntado por los padres lo siguientes: “Que exponga lo que desea decir:”


Galileo manifiesta:
    Durante varios días he estado pensando de forma continua y directa sobre el
interrogatorio al que fui sometido el día 16 de este mes, y particularmente sobre la
pregunta de si hace dieciséis años se me prohibió, por orden del Santo Oficio,
mantener. apoyar y enseñar de manera alguna la opinión, entonces condenada, del
movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL. Se me ocurrió releer mi versión
impresa del Diálago, que no había mirado en los últimos tres años. Quería comprobar
muy cuidadosamente si, contrariamente a mi más pura intención, por un descuido mío,
podrían haber salido de mi pluma no solo algo que permitiera a los lectores o
superiores detectar un defecto de desobediencia por mi parte, sino también otros
detalles a través de los cuales alguien pudiera tomarme como un transgresor de las
órdenes de la Santa Iglesia. Siendo libre, tras la generosa aprobación de los superiores,
para mandar a uno de mis sirvientes o hacer recodos, conseguí una copia de mi libro, y
empecé leerlo con la mayor de los concentraciones y a examinarlo de la formo más
detallada.


   Al no haberlo visto desde hacía mucho tiempo, lo encontré casi como un libro nuevo
de otro autor. Ahora, libremente confieso que me pareció en varios lugares escrita de
manera tal que el lector, que no conoce mis intenciones, podría haber tenido razones
poro creer que los argumentos en favor de la parte falsa que yo intentaba refutar, son
presentados con tanta fuerza que parecen mas convincentes que disuasorios. En
concreto, dos argumentos, uno basado en las manchas solares y el otro en las mareas,
son presentados favorablemente al lector como si fueran salidos y fuertes, en vez de
como debería ser para alguien que los estima como no concluyentes y que pretendía
refutarlos. como ciertamente yo deseaba hacer internamente.


   Para disculparme a mi mismo por haber caído en un error tan ajeno a mi intención,
no me basta con decir que cuando uno presenta argumentos contrarios con la
intención de refutarlos, estos deben ser explicados de la manera mas justa y no deben
ser presentados como vacíos para desventaja del oponente, especialmente cuando se
32

escribe de forma dialogada. Al no satisfacerme esta excusa, como ya he dicho, recurrí
a esa gratificación natural que todo el mundo siente por su ingenio y por mostrarse
como más inteligente que el hombre común, al encontrar inteligencia y argumentos
interesantes incluso en favor de falsas proposiciones.


    No obstante, a pesar de que, usando palabras de Cicerón, “Deseo la gloria más de
lo que seria adecuado”, si tuviera que escribir los mismos argumentos ahora, no hay
duda de que los debilitaría de manera que no pareciera que tienen la fuerza de la que
real y esencialmente carecen. Mi error entonces fue, y lo confieso, uno de ambición
vanidosa, pura ignorancia e imprudencia. Esto es todo lo que necesito decir en esta
ocasión, y se me ocurrió cuando releía mi libro.


     Con esto, una vez obtenida su firma y habiéndole hecho jurar silencio, los Padres
dieron por finalizada la audiencia.
        Yo, Galileo Galilei: he testificado lo expuesto anteriormente.
----------------.
      De acuerdo con el informe, a continuación sacaron a Galileo de la habitación,
y fue llevado de nuevo a sus habitaciones de Palacio // Horas después, Galileo fue
llamado ante Su Reverencia el comisario Maculano para manifestarle que tenía un
plazo de ocho días para presentar su defensa por escrito, si así lo deseaba y
tenía intención de hacerlo.
Galileo:
       “Habiendo escuchado lo que Su Reverencia me ha dicho, como respuesta
digo que quiero presentar algo en mí defensa, a saber: para mostrar la
sinceridad y pureza de mi intención, no para excusarme por haber cometido
de alguna manera una transgresión, tal como se ha dicho”.


TERCERA AUDIENCIA:
     Diez dios después, el 10 de mayo se convocó uno tercera audiencia. En ésta se le,
pidió a Galileo que presentara su defensa escrita a las Inquisidores.


Galileo leyó entonces su defensa:
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    “En un interrogatorio anterior se me preguntó si había informado al reverendísimo
padre maestro del Sacro Palacio sobre la orden que se emitió contra mí hace dieciséis
años por orden del Santo Oficio, la de “no transmitir, defender o enseñar de modo
alguno” la idea del movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL y yo contesté
“No”. Ya que no se me preguntó la razón por la que no le informé, no tuve la
oportunidad de decir nada más. Ahora me parece necesario mencionarlo, para probar la
absoluta pureza de mi mente, que siempre se opone a la falsedad.


      Digo, por lo tanto, que en aquel momento, algunos de mis enemigos estaban
dispersando el rumor de que yo había sido llamado por el señor cardenal Belarmino
para hacerme abandonar algunas de mis opiniones, que debía retractarme, que había
recibido castigos por estas opiniones, etc., y por ello me vi obligado a recurrir a Su
Eminencia y a rogarle que me diera un certificado explicando por qué había sido
llamado por él. Recibí este certificado de su propio puño y letra, y es el que adjunto a la
presente declaración.


   En él se ve claramente que únicamente se me dijo que no debía comentar o defender
la doctrina copernicana sobre el movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL;
pero no se ve muestra alguna de que, aparte de esta declaración general aplicable a
todo el mundo, se me diera ninguna otra orden especial. Una vez tuve el recordatorio
de este certificado auténtico, escrito a mano por la propia persona que dictó la orden,
no volví a pensar más tarde en las palabras usadas en el citado mandato que se me
impuso, que manifestaba que no se puede defender, apoyar, etc.; por lo tanto, las
palabras usadas aparte de “defender” y “apoyar”, que he oído que contiene el mandato
que se me dio, es decir “enseñar” y “de ninguna manera” son nuevas para mi. Creo que
no se debe desconfiar de mí sobre el hecho de que en el transcurso de catorce o
dieciséis años me haya olvidado de ellas, especialmente porque no les presté atención,
puesto que tenía el recordatorio escrito. Ahora, si quitamos estas dos frases y nos
quedamos solo con las otras dos mencionadas en el certificado adjunto, no hay
ninguna razón para dudar de que la orden contenida en ellas sea la misma que la del
mandato dictado por orden de la Santa Congregación del Indice.
34

    Puesto que mi libro no fue sometido a más censuras que las requeridas por el
Índice, seguí el camino más seguro y más efectivo para protegerlo y purgarlo de
cualquier traza de blasfemia. Me parece que esto está claro, ya que se lo facilité al
Inquisidor mayor en un momento en el que muchos libros sobre las mismas materias
estaban siendo prohibidos con el único argumento de ser contrarios al decreto
anteriormente citado.


   Por lo que estoy diciendo, creo que puedo esperar firmemente que la idea de que
hubiera desobedecido conscientemente y a propósito las órdenes que me fueron dadas
sea descartada por sus eminentísimos y prudentísimos señores jueces. Por ello, esos
errores que se pueden encontrar distribuidos a lo largo de mi libro no fueron incluidos
con astucia o falsa intención, sino por la vanidosa ambición y satisfacción de parecer
más inteligente que la mayoría de los escritores populares; este fue un resultado
inadvertido de mi forma de escribir, tal)’ como confesé en otra declaración. Estoy
preparado para reparar y compensar el daño que estos errores hayan causado de
cualquier manera, sea lo que sea lo que se me ordene o me permitan hacer sus
eminentísimos señores.


     Por último, solo me queda rogar que tengan en cuenta el lamentable estado de
salud al que estoy reducido, debido a diez meses de constante ansiedad mental y a la
fatiga de un viaje largo y molesto en la peor de las estaciones y emprendido a la edad
de setenta años; tengo la sensación de que he perdido los años que mi anterior estado
de salud prometía.


  Me anima a hacer esto la fe que tengo en la clemencia y la bondad de corazón de sus
eminentísimos señores, mis jueces; y espero que, si su sentido de la justicia detecta
alguna falta entre tantos achaques como adecuada para ser castigada por mis
crímenes, ruego la achaquen a mi avanzada edad, que también ruego tengan en cuenta.
De la misma manera, quema que tuvieran en cuenta mi honor mi reputación frente a las
calumnias de aquellos que me desprecian, espero que cuando estos insistan en
despreciar mi reputación, mis eminentísimos señores jueces lo tomen como una
prueba de por que me fue necesario obtener del Eminentísimo señor cardenal
Belarmino el certificado que he adjuntado”.
35

                               ---------Fín----------


     Como favor especial del papa Urbano VIII, después de esta audiencia Galileo
fue conducido de vuelta a la embajada Toscana, donde se le permitió permanecer
durante el resto del proceso. Galileo estaba agotado después de su terrible
experiencia y se le llevo inmediatamente a su lecho de enfermo. El embajador,
Niccolini, estaba claramente preocupado por su invitado, y en una carta al gran
duque informó de que Galileo había vuelto de su última audiencia “medio muerto”.
  Hubo una gran dilación entre esta audiencia y la aparición final de Galileo ante el
comisario Maculano y el fiscal Carlos Sinceri. La razón principal fue simple logística:
el Papa no volvió a Roma de su lugar de Vacaciones hasta el 20 de mayo y. cuando
lo hizo, estaba absorto en asuntos militares a consecuencia de la guerra de los
“Treinta Años”. La primera oportunidad que tuvo de asistir a una reunión del Santo
Oficio para hablar del proceso contra Galileo fue el jueves 16 de junio. En esta
reunión se decidió que Galileo debía comparecer una última vez ante sus jueces
para aclarar sus intenciones de nuevo. // “No podía permitir simplemente que
volviera a su trabajo ileso y sin restricciones. Los cardenales reunidos
concluyeron que Galileo debía ser humillado públicamente y encarcelado de
por vida”


 CUARTA AUDIENCIA:
     El informe del juicio nos relata que el 21 de junio, cuatro días después de la
reunión del Santo Oficio, el prisionero fue llevado de nuevo al palacio del Santo
Oficio y se le hizo presentarse ante sus inquisidores, ante los que juró decir la
verdad, y los padres le preguntaron lo siguiente:


PREGUNTA: Si tiene algo que decir.
RESPUESTA: No tengo nada que decir.


PREGUNTA: Si apoya o ha apoyado, y durante cuánto tiempo, que el SOL es el
centro del mundo y que la TIERRA no es el centro del mundo sino que se mueve
con un movimiento diario.
36

RESPUESTA: Hace mucho tiempo, es decir, antes de la decisión de la Santa
Congregación del Indice, y antes de que me fuera emitida la orden, no estaba seguro y
consideraba las dos opiniones, la de Ptolomeo y la de Copérnico, como discutibles,
porque ninguna de las dos — ser cierta por naturaleza. Pero después de la citada
decisión, convencido de la prudencia de las autoridades, mi falta de certeza
desapareció, y apoyé, como todavía apoyo, como verdadera e indudable la opinión de
Ptolomeo, es decir, la inmovilidad de la TIERRA y el movimiento del SOL.

 PREGUNTA: Una vez que se le ha informado de que se presume que ha apoyado la
citada opinión después de ese momento, por la forma y manera usadas para
discutir y defender dicha opinión en el libro que publicó después de ese momento, e
incluso por el mero hecho de haber escrito y publicado el citado libro, se le pide
que diga libremente la verdad sobre si apoya o ha apoyado esa Idea.

RESPUESTA: En referencia a mi forma de escribir el Dialogo ya publicado. no lo hice así
porque apoyan la opinión de Copérnico como cierta. En su lugar considerando
únicamente que estaba haciendo un servicio beneficioso, expliqué las razones físicas y
astronómicas que pueden ser argumentadas en cada parte; Intenté mostrar que
ninguna de estas, ni las que están a favor de esta opinión o de aquella, tenían la fuerza
de una prueba concluyente y que, por lo tanto, para proceder con certeza tendría que
recurrir a la determinación de doctrinas más ingeniosas tal y como puede observarse
en varios pasajes del Dialogo. De esta manera, por mi parte, concluyo que no apoyo y
que, después de la determinación de las autoridades, no he apoyado la opinión
condenada.


PREGUNTA: Una vez que se le ha informado de que por el propio libro y por las
razones argumentadas en favor de la parte falsa, es decir, que la TIERRA se mueve
y que el SOL esta quieto, se presume que, tal como se ha ya dicho, él apoya la
opinión de Copérnico, o al menos que la apoyó en aquel momento, se le informa de
que al menos que este dispuesto a decir la verdad, será necesario aplicar todos los
recursos medidas de la ley contra él.

RESPUESTA: No apoyo esta opinión de Copérnico, no la he apoyado después de que se
me ordenara mediante mandato que abandonara dicha opinión. Por lo demás, estoy en
sus manos; hagan como deseen.

PREGUNTA: Y se le requirió que dijera la verdad; de lo contrario se recurriría a la
tortura.

RESPUESTA: Estoy aquí para obedecer, pero no he apoyado esta opinión después de
que se toman aquella decisión, tal y como he dicho.

     Yo, Galileo Galilei, he testificado como se cita.
37

    Y puesto que no se pudo hacer más para la ejecución de la decisión, después de
haber firmado, fue enviado a sus aposentos. // El proceso estaba casi concluido. Sólo
quedaba un acto simbólico más: Galileo debía ser llamado ante una congregación
de cardenales en una sala contigua a la Iglesia de de Santa María sopra Minerva,
donde se le haría retractarse públicamente. Era todo por apariencia, por supuesto:
un espectáculo y de escarmiento público..


AUDIENCIA FINAL :


  Texto original de la sentencia contra Galileo, por jueces del “Santo Oficio”
de la Iglesia Católica Romana el miércoles, 22 de junio de 1633.

     Vestido con toga blanca de penitente, Galileo fue conducido a la Sala de la
Inquisición. Delante de él, sentados en un semicírculo, había DIEZ cardenales juntos
con sus asistentes y varios testigos… // Se abre la vista:


   Se le ordenó a Galileo que se arrodillara para escuchar la condena clerical y la
sentencia de la Santa Sede de la Inquisición:

LA SENTENCIA INQUISICIONAL

 “ Puesto que vos, Galileo, de setenta años de edad, hijo del florentino Vincenzo Galilei
fuisteis denunciado en el año 1615 ante este Santo Oficio por apoyar como cierta la
falsa doctrina enseñada por algunos de que el SOL es el centro del mundo y es inmóvil
y que la TIERRA se mueve con movimientos diarios; por tener discípulos a los que
enseñasteis la misma doctrina; por mantener correspondencia con ciertos matemáticos
de Alemania sobre lo mismo; por haber impreso ciertas cartas, recogidas en una obra
titulada Historia y demostraciones acerca de los manchas solares, en la que
desarrollabais la misma doctrina como cierta; y por responder a las objeciones
extraídas de las Sagradas Escrituras y que de vez en cuando se os presentaban,
interpretando las citadas Escrituras según vuestros propósitos; y en tanto que hubo
sobre esto una copia de un documento en forma de carta, supuestamente escrita por
vos a uno de vuestros antiguos discípulos, y en ella se muestran propuestas más
38

profundas, siguiendo la idea de Copérnico, y que son contrarias al verdadero sentido y
autoridad de las Sagradas Escrituras,


   En consecuencia, teniendo este Sagrado Tribunal la intención de proceder en contra
del alboroto y el daño resultante, que ha ido incrementando en perjuicio de la Santa Fe,
por orden de Su Santidad y de los eminentísimos señores cardenales de esta
Inquisición suprema y universal, las dos proposiciones sobre la inmovilidad del SOL y
el movimiento de la TIERRA han sido calificadas por los teólogos calificadores como
sigue:


         La propuesta de que el SOL es el centro del mundo e inmóvil es absurda,
filosóficamente falsa y formalmente herética, ya que es expresamente contraria a las
Sagradas Escrituras. La propuesta de que la TIERRA no es inmóvil ni es el centro del
mundo, sino que se mueve con movimiento diario, es igualmente absurda y
filosóficamente falsa y teológicamente errónea en la Fe.


         Pero estando decidida en esa ocasión a trataros con indulgencia, la Santa
Congregación, reunida con Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decretó que su
eminencia el señor cardenal Belarmino debería ordenaros abandonar totalmente la
falsa doctrina ya citada, y os sería impuesto un mandato judicial por el comisario del
Santo Oficio para abandonar la citada doctrina y no enseñarla a otros, ni defenderla, ni
siquiera discutirla; y que si no consentíais a este mandato debíais ser encarcelado.
Para ejecutar este decreto, al día siguiente, en el palacio y en presencia del cardenal
Belarmino, después de haber sido informado y advertido de una forma amistosa par el
mismo señor cardenal, se os entregó un mandato por el entonces padre comisario del
Santo Oficio en presencia de un notario y de testigos para que abandonarais
completamente la falsa opinión y para que en el futuro no pudierais apoyarla,
defenderla, ni enseñarla en ningún modo, ni oralmente ni de forma escrita: una vez
prometida vuestra obediencia se os permitió partir.


  Además, para eliminar completamente tan perniciosa doctrina, y para no permitir que
avanzara más en detrimento de la verdad católica, la Santa Congregación del Índice
39

emitió un decreto en el que se prohibían aquellos libros que tratasen sobre este tema y
se declaró la doctrina falsa y completamente contraria a las Sagradas Escrituras.
   Y dada que aquí ha aparecido recientemente un libro, impreso en Florencia el año
pasado, en cuya dedicatoria se muestra que sois el autor, cuyo título es: Diálogo de
Galileo Galilei sobre los dos máximas sistemas del mundo ptolomeico y copernicano; y
puesto que la Santa Congregación ha informado de que con este libro se estaba
divulgando la falsa opinión del movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL y
que cada día tenía más impacto, el citado libro ha sido examinado diligentemente y se
ha determinado que viola explícitamente el mandato que se os dio; ya que en el propio
libro defendéis la opinión ya condenada y así declarada ante vos, aunque en el libro
intentéis, a través de varios recursos, dar la impresión de dejarlo sin decidir e marcarlo
como probable: este es también un error grave, ya que no hay forma posible de que
una opinión etiquetada como contraria a las divinas Escrituras sea probable.


    Por lo tanto, por orden nuestra fuisteis convocado ante este Santo Oficio, donde,
interrogado bajo juramento, reconocisteis el libro como escrito e publicado por vos.
Confesasteis que hace diez o doce años. después de que se os diera un mandato
citado anteriormente, empezasteis a escribir el citado libro, y que entonces pedisteis
permiso para imprimirlo sin explicar a aquellos que os dieron dicho permiso que os
encontrabais bajo el mandato de no apoyar, defender o enseñar tal doctrina de ningún
modo.


   Asimismo confesasteis que, en varios puntos de la exposición del citado libro está
expresada de tal manera que un lector podría interpretar que los argumentos dados por
la parte falsa eran lo suficientemente efectivos como para ser más convincentes que
disuasorio. Vuestras excusas por haber cometido un error, como dijisteis, tan ajeno a
vuestra intención, fueron que lo habíais escrito en forma de diálogo, y que todo el
mundo siente una satisfacción natural por su propio ingenio y por mostrarse más
inteligente que un hombre común al encontrar ingeniosos e aparentemente probables
argumentos que apoyan incluso proposiciones falsas.


     Cuando e os dio un plazo conveniente para que presentarais vuestra defensa,
aportasteis un certificado manuscrito del eminentísimo señor cardenal Belarmino, que
40

dijisteis haber obtenido para defenderos de las acusaciones de vuestros enemigos, que
alegaban que os habíais retractado y que habíais sido castigado por el Santo Oficio.
Este certificado dice que ni os habíais retractado ni habíais sido castigado, sino que se
os había notificado la declaración hecha por Su Santidad y publicada por la Santa
Congregación del Indice (libros prohibidos), cuyo contenido es que la doctrina del
movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL es contraria a la Sagradas
Escrituras y que por lo tanto, no pueden ser ni apoyadas ni confirmadas. Dado que este
certificado no contiene las dos formulaciones del mandato, véase “enseñar” y “de
ningún modo”, se supone que debemos creer que en el transcurso de catorce o
dieciséis años las habéis olvidado, que por esta misma razón no comunicasteis nada
sobre este mandato cuando solicitasteis la licencia para publicar el libro (Dialogo).


  Además debemos creer que remarcasteis todo esto no para excusaros del error, sino
para atribuirlo a la ambición vanidosa más que a la malicia. Sin embargo, el certificado
que aportasteis en vuestra defensa agrava aún más vuestro caso ya que, a pesar de
que dice que la citada opinión es contraria a las Sagradas Escrituras, os atrevisteis a
tratarla, defenderla y mostrarla como probable; tampoco os ayuda el permiso que
obtuvisteis astutamente y con artimañas ya que no mencionasteis el mandato bajo el
que os encontrabais.


   Dado que no creíamos que hubierais dicho toda la verdad sobre vuestra intención,
consideramos necesario proceder contra vos sometiéndole a un riguroso examen, en el
cual, sin perjuicio alguno de las cosas por vos confesadas y contra vos deducidas
sobre vuestra intención, respondisteis católicamente.


        Por lo tanto, una vez vistas; consideradas seriamente las circunstancias de
vuestro caso, junto con las citadas confesiones y excusas y cuanta razón debía ser
tenida en cuenta y considerada, hemos concluido contra vos lo que sigue.


   Por consiguiente. invocando al Santísimo nombre de nuestro señor Jesucristo (4) y
a su gloriosa madre, la siempre virgen María; y como tribunal, con el consejo de los
reverendos Maestros de la Sagrada Teología y los doctores de ambas leyes, nuestros
consejeros; en este escrito pronunciamos la sentencia final del caso que nos ocupa
41

entre el Magnifico Carlos Sinceri, doctor de ambas leyes y procurador fiscal de este
Santo Oficio, de una parte.; Galileo Galilei, el antes citado reo, aquí presente,
examinado procesado y confeso como se ha explicado, de la otra parte


    Decimos, pronunciamos, sentenciamos y declaramos que vos. Galileo, con motivo
de las cosas detalladas en el Juicio y que ya habéis confesado, os habéis vuelto, de
acuerdo con este Santo Oficio, vehementemente sospechoso de herejía, es decir, de
haber creído una doctrina que es falsa; contraria a las Sagradas Escrituras divinas a
saber, que el SOL es el centro del mundo y no se mueve de este a oeste, y que se
puede defender como probable una opinión después de haber sido declarada y definida
contraria a las Sagradas Escrituras. En consecuencia, estáis sujeto a todas las
penitencias impuestas y promulgadas por los sagrados cánones y todas las leyes
particulares y generales contra este tipo de delitos. Estamos deseosos de absolverlo
siempre y cuando, de forma sincera y con Fe verdadera, renunciéis en nuestra
presencia, maldigáis y detestáis los citados errores y herejías, y cualquier otro error y
herejía contraria a la Santa Iglesia Católica y Apostólica en el modo y la forma que os
indicamos.


  Además, para que este grave y pernicioso error vuestro no quede sin castigo y para
que seáis más cuidadoso en el futuro, y como ejemplo para que otros se abstengan
de cometer delitos de este estilo, ordenamos que el libro Diálogo de Galileo Galilei
sea prohibido por edicto público.


 LA CONDENA
   Os condenamos a prisión formal en este Santo Oficio mientras sea nuestra
voluntad. Y como penitencia os imponemos la obligación de recitar los siete
Salmos penitenciales una vez a la semana durante los próximos tres años. Y
nos reservamos el poder de reducir, revocar o eliminar parcial o totalmente los citados
castigos y penitencias.


   Así decimos, pronunciarnos, sentenciamos, declaramos, ordenarnos y reservamos,
en esto y en todo lo demás, del mejor modo y forma que razonablemente podamos y
debamos. Así se pronuncian los siguientes cardenales:
42

 FIRMANTES:
          F. cardenal de Ascoli; B. cardenal Gessi; G. cardenal Bentivoglio; F.
cardenal Verospi; Fr. D. cardenal de Cremona; M. cardenal Ginetti; Fr. Ant.
cardenal de San Onofrio. (11)
                          --------------ooo0ooo----------------,


   Texto original de la confesión de Galileo “yo abjuro”, efectuada por él a
continuación de oír su condena del Santo Oficio, en presencia de los
jueces y cardenales de la Santa Iglesia Católica.


   «Yo, Galileo Galilei. hijo del difunto florentino Vicente Galilei de Florencia, de setenta
años de edad, comparecido personalmente en juicio ante este tribunal, puesto de
rodillas ante vosotros, los Eminentísimos y Reverendísimos señores Cardenales
Inquisidores generales de la República cristiana universal, respecto de materias de
herejía, con la vista fija en los Santos Evangelios, que tengo en mis manos, declaro que
yo siempre he creído y creo ahora y que con la ayuda de Dios continuaré creyendo en
lo sucesivo, todo cuanto la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana cree, predica y
enseña. Mas, por cuanto este Santo Oficio ha mandado judicialmente, que abandone la
falsa opinión que he sostenido, de que el SOL está en el centro del Universo e inmóvil;
que no profese, defienda, ni de cualquier manera que sea, enseñe. ni de palabra ni por
escrito, dicha doctrina, prohibida por ser contraria a las Sagradas Escrituras; por
cuanto yo escribí y publiqué una obra, en la cual trato de la misma doctrina condenada,
y aduzco con gran eficacia argumentos a favor de ella, sin resolverla; y atendiendo a
que me he hecho vehementemente sospechoso de herejía por este motivo, o sea,
porque he sostenido y creído que el SOL está en el centro del mundo e inmóvil y que la
TIERRA no está en el centro del Universo, y que se mueve.


     En consecuencia, deseando remover de la mente de Vuestras Eminencias y de
todos los cristianos católicos esa vehemente sospecha legítimamente concebida
contra mí, con sinceridad de corazón y fe no fingida, abjuro, maldigo detesto los arriba
mencionados errores y herejías, y en general cualesquiera otros errores y sectas
contrarios a la referida Santa Iglesia, y juro para lo sucesivo nunca más decir ni afirmar
de palabra ni por escrito cosa alguna que pueda despertar semejante sospecha contra
43

mí, antes, por el contrario, juro denunciar cualquier hereje o persona sospechosa de
herejía, de quien tenga yo noticia, a este Santo Oficio, o a los Inquisidores, o al juez
eclesiástico del punto en que me halle.


  Juro, además, y prometo cumplir y observar exactamente todas las penitencias que
se me han impuesto o que se me impusieren por este Santo Oficio. Mas en el caso de
obrar yo en oposición con mis promesas, protestas y juramentos, lo que Dios no
permita, me someto desde ahora a todas las penas y castigos decretados y
promulgados contra los delincuentes de esta clase por los Sagrados Cánones y otras
constituciones generales y disposiciones particulares. Así me ayude Dios y los Santos
Evangelios sobre los cuales tengo extendidas las manos. “Yo, Galileo Galilei, arriba
mencionado, juro, prometo y me obligo en el modo y forma que acabo de decir, y en fe
de estos mis compromisos, firmo de propio puño y letra esta mi abjuración que he
recitado palabra por palabra” (Fin)


CARDENALES INMISERICORDES


        Estos (SIETE) cardenales condenaron en vida a Galileo a un suplicio
humillante. Pero la CIENCIA y la VERDAD lo elevaron a la GLORIA DE LA
HISTORIA. // La verdad siempre espera en el camino para fulminar la mentira,
aunque esta venga del “Santo Oficio”, que, de justo ni de santo nunca tuvo. //
La Divina Justicia lo habrá enviado al infierno (al “Santo Oficio”), por incumplir, en
todo tiempo, el mensaje que les transmitió Jesucristo.
                -----------------------ooo0ooo----------------------,


LA SENTENCIA HECHA PÚBLICA
   El texto de la sentencia fue difundido presto por doquier: en Roma el 2 de julio y en
Florencia el 12 de agosto. La noticia llega a Alemania a finales de agosto, en Bélgica
en septiembre. Los decretos del Santo Oficio no se publicarán jamás en Francia,
pero, prudentemente, René Descartes renuncia a la publicación de su Mundo.
Muchos, entre ellos Descartes, en aquella época, pensaron que Galileo era la víctima
44

de una confabulación de los jesuitas, que se vengaban así de la afrenta sufrida por
Horazio Grassi en el Saggiatore.


          Giuseppe Baretti afirmó que después de la abjuración Galileo dijo la famosa
frase “Eppur si muove” (“Y sin embargo se mueve”), pero según Stillman Drake,
Galileo no pronunció la famosa frase en ese momento ya que no se encontraba en
situación de libertad y sin duda era desafiante hacerlo ante el tribunal de
cardenales de la Inquisición. Para Stillman si esa frase fue pronunciada lo fue en
otro momento.


  Galileo, tras ser juzgado por el “Santo Oficio” fue recluido en la “Villa Medici”,
en Roma; después, el miércoles 6 de julio abandona Roma para ir a Siena, con el
objeto de pasar una estancia de varios meses, en el palacio de su amigo el
arzobispo de Siena, donde fue tratado espléndidamente y se recuperó del
tormento sufrido en los meses precedentes. A petición del Gran Duque de
Toscana, el papa Urbano VIII, concedió a Galileo (1 de diciembre de 1633) permiso
para poder volver a su propia casa, en Arcetri, en las afueras de Florencia, “con tal
que permaneciera como arresto domiciliario, sin moverse de allí ni hacer vida
social”. Se sabe que a el 17 de diciembre ya estaba el ella. Allí recibe algunas
visitas, lo que le permitió que alguna de sus obras en curso de redacción pudiera
cruzar la frontera. Estos libros aparecieron en Estrasburgo y en París en traducción
latina.
      En 1636, Luis Elzevier recibe un boceto de los Discursos sobre dos nuevas
ciencias de la parte del maestro florentino. Éste es el último libro que escribirá
Galileo; en él establece los fundamentos de la mecánica en tanto que ciencia y que
marca así el fin de la física aristotélica. Intenta también establecer las bases de la
resistencia de los materiales, con menos éxito. Terminará este libro a lo justo, puesto
que el 4 de julio de 1637 pierde el uso de su ojo derecho.


    El 2 de enero de 1638, Galileo pierde definitivamente la vista. // Por suerte, Dino
Peri ha recibido la autorización para vivir en casa de Galileo para asistirlo junto con
45

el padre Ambrogetti que tomará nota de la sexta y última parte de los Discursos.
Esta parte no aparecerá hasta 1718. La obra completa aparecerá en julio de 1638
en Leiden (Países Bajos) y en París. Será leída por las más grandes personalidades de
la época. Descartes por ejemplo, enviará sus observaciones a Mersenne, el editor
parisino.
    En 1638, Galileo, ha recibido la autorización de trasladarse e instalarse cerca del
mar, en su casa de San Giorgio. Permanecerá allí hasta unos días antes de su
muerte, rodeado de sus discípulos (Viviani, Torricelli, Peri, etc.), trabajando en la
astronomía y otras ciencias. A fines de 1641, Galileo trata de aplicar la oscilación del
péndulo a los mecanismos del reloj.


     El miércoles 8 de enero de 1642, Galileo muere en Arcetri a la edad de 78
años. Su cuerpo es inhumado en Florencia el 9 de enero. // Un mausoleo será erigido
en su honor el 13 de marzo de 1736 en la iglesia de la Santa Cruz de Florencia.
                ------------------ooo0ooo-------------------.



              LA IGLESIA EN LOS SIGLOS SIGUIENTES


  Galileo, especialmente por su obra Diálogo sobre los principales sistemas del
mundo (1633), cuestionó y resquebrajó los principios sobre los que hasta ese
momento habían sustentado el conocimiento e introdujo las bases del método
científico que a partir de entonces se fue consolidando.


    En el siglo XVII, la teoría del heliocentrismo, suponía cuestionar que los textos
bíblicos: como (por ejemplo que la Tierra fuera el centro del Universo-
Geocentrismo), fueran válidos para una verdadera ciencia. Las consecuencias no
solo fueron para la teología y la ciencia incipiente, también se produjeron
consecuencias metafísicas y ontológicas, que producirán reacciones de los
científicos
46

    En el siglo XVIII, Benedicto XIV autoriza las obras sobre el heliocentrismo en la
primera mitad del siglo XVIII, y esto en dos tiempos: En 1741, ante la prueba óptica
de la órbita de la TIERRA, hizo que el Santo Oficio diese al impresor la primera
edición de las obras completas de Galileo, y en 1757, las obras favorables al
heliocentrismo fueron autorizadas de nuevo, por un decreto de la Congregación

del Índex, que retira estas obras del Index Librorum Prohibitorum. (Indice libros
prohibidos).
   En el siglo XX, homenaje y rehabilitación. A partir de Pío XII se comienza a rendir
homenaje al gran sabio que era Galileo. En 1939 este Papa, en su primer discurso a la
Academia Pontificia de las Ciencias, a pocos meses de su elección al papado,
describe a Galileo “el más audaz héroe de la investigación ... sin miedos a lo
preestablecido y los riesgos a su camino, ni temor a romper los monumentos”.


Su biógrafo de 40 años, el profesor Robert Leiber, escribió:


  “Pío XII fue muy cuidadoso en no cerrar ninguna puerta a la ciencia
prematuramente. Fue enérgico en ese punto y sintió pena por el caso de
Galileo”.


    En 1979 y en 1981, el papa Juan Pablo II encarga una comisión de estudiar la
controversia de Ptolomeo-Copérnico de los siglos XVI y XVII. El 31 de octubre de
1992, Juan Pablo II rinde una vez más homenaje al sabio durante su discurso a los
partícipes en la sesión plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias. En él
reconoce claramente los errores de ciertos teólogos del siglo XVII en el asunto
y pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la Iglesia
a lo largo de la historia.


   En el caso Galileo propuso una revisión honrada y sin prejuicios en 1979, pero la
comisión que nombró al efecto en 1981 y que dio por concluidos sus trabajos en 1992,
repitió una vez más la tesis que Galileo carecía de argumentos científicos para
demostrar el heliocentrismo y sostuvo la inocencia de la Iglesia como institución y la
47

obligación de Galileo de prestarle obediencia y reconocer su magisterio, justificando
la condena y evitando una rehabilitación plena.


  El propio cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la
Fe, lo expresó rotundamente el 15 de febrero de 1990 en la Universidad romana de La
Sapienza, cuando en una conferencia hizo suya la afirmación del filósofo agnóstico
y escéptico Paul Feyerabend:


   “La Iglesia de la época de Galileo se atenía más estrictamente a la razón
que el propio Galileo, y tomaba en consideración también las consecuencias
éticas y sociales de la doctrina galileana. Su sentencia contra Galileo fue
razonable y justa, y sólo por motivos de oportunismo político se legitima su
revisión”


    Esta declaración injusta será objeto de una fuerte polémica cuando en el año
2008 el ya papa Benedicto XVI tenga que renunciar a una visita a la Universidad
de La Sapienza de Roma. // Es habitual en Ratzinger la cita de autores, a priori
contrarios a las posturas de la Iglesia, para reforzar sus tesis, de la misma forma que
cita a Paul Feyerabend al que califica de “filósofo agnóstico y escéptico”, cita
también al que califica de “marxista romántico” Ernst Bloch para justificar
científicamente, acogiéndose a la teoría de la relatividad, la corrección de la
condena a Galileo no solamente contextualizada en su época sino desde la
nuestra.
  El Santo Oficio prohibió en 1633 el Diálogo sobre los principales sistemas del
mundo, texto escrito en 1632 por Galileo y le condenó a la cárcel, pero sin que se
cumpliera la sentencia que no fue ratificada por el papa Urbano VIII.. En relación
a las aportaciones científicas de Galileo, además de a las realizadas por Nicolás
Copérnico y Johnnes Kepler, es frecuente referirse a ellas como una revolución
científica en la astronomía que inició la ciencia moderna (caracterizada por la
matematización, el mecanicismo y la experimentación) y supuso un cambio de
paradigma tanto en la astronomía (paso del sistema geocentrismo al sistema
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  • 1. 1 N-20100426 Galileo Galileí, el gran investigador científico, en tiempos de la temible Inquisición. ------------------ooo0ooo-----------------. Galileo Galilei, astrónomo y físico italiano, nacido en Pisa el 15 de febrero de 1564 y fallecido en Arcetri el 8 de enero de 1642. A los veinticinco años Galileo fue nombrado profesor de matemáticas de la Universidad de Pisa. Como profesor, Galileo prosiguió su búsqueda de la verdad, analizando las teorías científicas de Aristóteles mediante la aplicación de las matemáticas y las observaciones experimentales. Con la ayuda de un telescopio y al orientarlo hacia el cielo por la noche, quedó fascinado. “Doy gracias a Dios, que ha tenido a bien hacerme el primero en observar las maravillas ocultas a los siglos pasados”. Todo ello le abrió nuevos campos del conocimiento que describió en un breve texto, denominado “Sidereus Nuncius”. Esta broma de atribuirse mensajero celestial pronto llegó a los oídos de los reverentísimos señores de la Inquisición, que prestos lo llevaron ante el “Santo Oficio” para juzgarle por “hereje”, sólo por haber manifestado, por escrito, lo que en el cielo veía con su telescopio de 32 aumentos y verificaba si cuadraba con sus cálculos matemáticos. Aunque su padre deseaba para Galileo la profesión médica, éste se sintió atraído ya desde muy joven por las matemáticas y las ciencias. En 1581, con diecisiete años de edad, al observar en la catedral de Pisa el balanceo de un candelabro sometido a una corriente de aire, se dio cuenta de que el período de este movimiento no dependía de la amplitud. Investigaciones posteriores realizadas por él
  • 2. 2 mismo le llevaron a la conclusión de que dos péndulos de igual longitud son isócronos (movimientos que se hacen en tiempos de igual duración). El campo de observación y de investigación de Galileo abarcó muchísimas facetas: inventó un termoscopio para medidas de temperaturas, una balanza hidrostática...; pero su fama inmortal se debe al estudio del comportamiento de los cuerpos en caída libre, logrando disminuir la aceleración mediante el empleo de planos inclinados. Llegó a la misma conclusión que Leonardo da Vinci (1) un siglo antes: la aceleración de caída es constante. Galileo Galilei explicando el sistema de Copérnico en la Universidad de Padua, denominado, también sistema Heliocéntrico, donde el SOL ocupa el centro del sistema planetario. En contra de Aristóteles (2), sostuvo la idea de que toda fuerza constante produce un movimiento uniformemente acelerado; llegando incluso a fundamentar la balística sobre unas bases totalmente científicas. Su carácter, no siempre comprendido le hizo trasladarse a Padua. Según cita de Asimov, “Galileo casi siempre se hacía poco simpático a la gente influyente, porque tenía un ingenio
  • 3. 3 a la vez brillante y lleno de sarcasmo, y lo usaba para burlarse de los que no coincidían con sus ideas, los ofendidos se convertían, por tanto, en sus enemigos acérrimos”. Ya en Padua, interesado por la Astronomía, construyó un telescopio de 32 aumentos: y con él descubrió las montañas de la Luna y las manchas del Sol. Demostró también que el Sol gira en torno a su eje en 27 días y determinó, asimismo, la orientación del eje solar. Puso de manifiesto que el Universo podía ser infinitamente grande y que la Vía Láctea debía estar compuesta por millones de estrellas. Descubrió cuatro satélites de Júpiter, lo que constituía una prueba en favor de la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico. La publicación de todos estos descubrimientos y su interpretación trajo como consecuencia que el papa Pío V, influido por los adversarios del gran científico, declarase herejía (3) la doctrina de Copérnico, por lo que Galileo se vio reducido al silencio. Esto ocurría el año 1616 y en tiempos del papa Paulo V. Galileo se enfrentó en diversas ocasiones con las autoridades eclesiásticas de Roma en defensa de la teoría heliocéntrica y al final, le obligaron a renegar de sus afirmaciones por dos veces y a renunciar a su defensa.
  • 4. 4 En 1632, siendo ya tiempos del papa Urbano VIII, Galileo publica su obra maestra: “Diálogo sobre los dos mayores sistemas del mundo”, considerada por los doctores de la Iglesia como injuriosa. Galileo Galilei juzgado por el “Santo Oficio” Galileo, por jueces del “Santo Oficio” de la Iglesia Católica Romana el miércoles, 22 de junio de 1633. Vestido con toga blanca de penitente, Galileo fue conducido a la Sala de la Inquisición….. Delante de él, sentados en un semicírculo, había DIEZ cardenales juntos con sus asistentes y varios testigos… Galileo fue juzgado como “hereje” por la “Santo Oficio” ante cuyo Tribunal abjuró de sus “errores” (5) // El texto integro de la sentencia condenatoria a Galileo y dei “Yo abjuro” (6) viene dado en la página 36 y siguientes de esta historia perversa de la “Santa Inquisición” Una ver finalizado la declaración, el prisionero fue conducido fuera de la sala de la y escoltado al Palacio de la Inquisición. Según la leyenda, se alejaba seguido de su escolta con su destino decidido. Galileo murmuró: “Y sin embargo la TIERRA se mueve”. Aunque es probable que no sea más que un mito, semejante comentario había sido muy propio de él. Tras “el abjuro”, poco después, el papa Urbano VIII, conmuta la prisión por arresto domiciliado de por vida en su casa de Arcetri.. El texto de la sentencia fue difundido por doquier: En Roma, el 2 de Julio y en Florencia, el 12 de agosto. La noticia llega a Alemania a finales de agosto, en Bélgica en septiembre. Los decretos del “Santo Oficio” no se publicaron jamás en Francia. // René Descarte renuncia a la publicación de su Mundo. // Muchos (entre ellos, el citado Descates), en la época, pensaron que Galileo era víctima de una confabulación de los jesuitas, que se vengaban así de la afrenta sufrida por Horacio Grassi. // Actualmente se considera a Galileo como el “padre” de la ciencia moderna y el primer introductor de lo que hoy llamamos “método científico”. -----------------------ooo0ooo-----------------------.
  • 5. 5 NOTAS: 1).- Leonardo da Vinci fue un pintor florentino y notable polimata del Renacimiento italiano (arquitecto, artista, botánico, científico, escritor, inventor, etc.) 2).- Aristóteles, notable filósofo griego (384-322 a C) 3).- Pío V, fue fraile dominico y Comisario General de la Inquisición Romana, Siendo Papa, promulgó la bula “De Salute gregis Dominici”, por medio de la cual prohibió los juegos taurinos. 4).- El segundo mandamiento de la Ley de Dios nos dice: “No tomarás el nombre de Dios en vano”. Los inquisidores del “Santo Oficio”, cardenales, instrumentaron a Jesucristo para justificar sus atropellos contra el prójimo. ¿Cómo sabían ellos que Jesucristo estaba conforme con la sentencia aplicada a Galileo bajo la amenaza de torturas?. Esta arrogancia de los cardenales firmantes, suplantando al propio Jesucristo, no cabe mayor ofensa a Dios. Fue una excusa, siempre recurrida, para atropellar impunemente al que cayera en sus garras, cometiendo un doble delito. 5).- Galileo fue Juzgado por haber escrito que el SOL ocupaba el centro del Sistema Solar y que los planetas (incluida la TIERRA), giraban en torno al mismo; conocido este sistema como copérnico o heliocéntrico. // En cambio, los inquisidores del “Santo Oficio”, ateniéndose a las “Sagradas Escrituras”, era la TIERRA la que ocupaba el CENTRO del Universo, y que el SOL y los demás planetas giraban alrededor de la ELLA. // Este sistema es conocido como de Ptolomeo o Geocéntrico recogido como dogma en dichas “Santas Escrituras” después de insertar en ellas las huellas del pensamiento filosófico de Aristóteles cristianizado por San Alberto Magno (1200-1280) y Santo Tomás de Aquino (1224-1274) 6).- Galileo, por avalar el heliocéntrico de Nicolás Copérnico, fue obligado a abjurar de una verdad hoy día incuestionable, bajo la amenazas de torturas y de ser quemado vivo en hoguera tal como hicieron, años antes, con Giordano Bruno. --------------------------------ooo0ooo------------------------------, OTRA MIRADA A LA ODISEA DE GALILEO Galileo Galilei estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica y fue un eminente hombre del Renacimiento. Mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante para el sistema heliocéntrico o copernicano. Ha sido considerado como el “padre de la astronomía moderna”, el “padre de la física moderna” y el “padre de la ciencia”.
  • 6. 6 Su trabajo experimental es considerado complementario a los escritos de Francis Bacon en el establecimiento del moderno método científico y su carrera científica es complementaria a la de Johannes Kepler. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física de Aristóteles y su enfrentamiento con la Inquisición de la Iglesia Católica Romana suele presentarse como el mejor ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental. Galileo, que nació en Pisa cuando ésta pertenecía al Gran Ducado de Toscana, fue el mayor de sus siete hermanos y fue hijo de un músico y matemático florentino llamado Vincenzo Galilei, que quería que su hijo mayor estudiase medicina. Los Galilei, que eran una familia de la baja nobleza y se ganaban la vida gracias al comercio, se encargaron de la educación de Galileo hasta los 10 años, edad a la que pasó a cargo de un vecino religioso llamado Jacobo Borhini cuando sus padres se trasladaron a Florencia. Por mediación de este, el pequeño Galileo accedió al convento de Santa María de Vallombrosa y recibió una formación más religiosa que le llevó a plantearse unirse a la vida religiosa, algo que a su padre le disgustó. Por eso, Vincenzo Galilei —un señor bastante escéptico — aprovechó una infección en el ojo que padecía su hijo para sacarle del convento alegando “falta de cuidados”. Dos años más tarde, Galileo fue inscrito por su padre en la Universidad de Pisa, donde estudió medicina, filosofía y matemáticas. En 1583 Galileo se inicia en la matemática por medio de Ostilio Ricci, un amigo de la familia, alumno de Tartaglia. (1) Ricci tenía la costumbre, rara en esa época, de unir la teoría a la práctica experimental. // Atraído por la obra de Euclides, (2) sin ningún interés por la medicina y todavía menos por las disputas escolásticas y la filosofía aristotélica, Galileo retoma sus estudios hacia las matemáticas. Desde entonces, se siente seguidor de Pitágoras, de Platón y de Arquímedes (3)(4)y(5), y opuesto al aristotelismo. Todavía estudiante, descubre la ley de la isocronía de los péndulos; primera etapa de lo que será el descubrimiento de una nueva ciencia: la mecánica. Dentro de la corriente humanista, redacta también un panfleto feroz
  • 7. 7 contra el profesorado de su tiempo. Toda su vida, Galileo rechazará el ser comparado a los profesores de su época, lo que le supondrá numerosos enemigos. Dos años más tarde, retorna a Florencia sin diploma, pero con grandes conocimientos y una gran curiosidad científica. Y de Florencia a Pisa (1585–1592), y con su telescopio, Galileo comienza por demostrar muchos teoremas sobre el centro de gravedad de ciertos sólidos dentro de Theoremata circa centrum gravitatis solidum y emprende en 1586 la reconstitución de la balanza hidrostática de Arquímedes o bilancetta. Al mismo tiempo, continúa con sus estudios sobre las oscilaciones del péndulo pesante e inventa el pulsómetro. Este aparato permite ayudar a medir el pulso y suministra una escala de tiempo, que no existía aún en la época. También comienza sus estudios sobre la caída de los cuerpos. En 1588, es invitado por la Academia Florentina a presentar dos lecciones sobre “la forma, el lugar y la dimensión del Infierno de Dante” (6). Paralelamente a sus actividades, busca un empleo de profesor en una universidad; se encuentra entonces con grandes personajes, como el padre jesuita Christopher Clavius, excelencia de la matemática en el Colegio pontifical. Se encuentra también con el matemático Guidobaldo del Monte. Este último recomienda a Galileo con el duque Fernando I de Toscana, que lo nombra para la cátedra de matemáticas de la Universidad de Pisa por 60 escudos de oro por año — una miseria. Su lección inaugural tendrá lugar el 12 de noviembre de 1589. En 1590 y 1591, descubre la cicloide y se sirve de ella para dibujar arcos de puentes. Igualmente experimenta sobre la caída de los cuerpos y redacta su primera obra de mecánica, el De motu. La realidad es que estas “experiencias” son puestas en duda hoy por hoy y podrían ser una invención de su primer biógrafo, Vincenzo Viviani. Este volumen contiene ideas nuevas para la época, pero expone también, evidentemente los principios de la escuela aristotélica y el sistema de Ptolomeo (7). Galileo los enseñará durante mucho tiempo, sabiendo que éste adolece de
  • 8. 8 pruebas tangibles, después de estar convencido de la exactitud del sistema copernicano, denominado también: heliocéntrico. En 1592 se trasladó a la Universidad de Padua y ejerció como profesor de geometría, mecánica y astronomía hasta 1610. La marcha de Pisa se explica por diferencias con uno de los hijos del gran duque Fernando I de Toscana. Padua pertenecía a la poderosa República de Venecia, lo que dio a Galileo una gran libertad intelectual, pues la Inquisición no era poderosa allí. Incluso si Giordano Bruno había sido entregado por los patricios de la república a la Inquisición, Galileo podía efectuar sus investigaciones sin muchas preocupaciones. Enseña mecánica aplicada, matemática, astronomía y arquitectura militar. Después de la muerte de su padre en 1591, Galileo debe ayudar a cubrir las necesidades de la familia. Se pone a dar numerosas clases particulares a los estudiantes ricos, a los que aloja en su casa. Pero no es un buen gestor y sólo la ayuda financiera de sus protectores y amigos le permiten equilibrar sus cuentas. En 1599, Galileo participa en la fundación de la Accademia dei Ricovrati con el abad Federico Cornaro. El mismo año, Galileo se encuentra con Marina Gamba, una atractiva joven veneciana con la cual mantendrá una relación hasta 1610 (no se casan ni viven juntos). En 1600, nace su primera hija Virginia, seguida por su hermana Livia en 1601, luego un hijo, Vincenzo, en 1606. Después de la separación (no conflictiva) de la pareja, Galileo se encarga de su hijo y envía sus hijas a un convento, ya que el abuelo las sentencia de “incasables” al ser ilegítimas. En cambio el varón Vincenzo será legitimado y se casará con Sestilia Bocchineri. El año 1604 es un año mirabilis para Galileo: 1).- En julio, prueba su bomba de agua en un jardín de Padua; 2).- En octubre, descubre la ley del movimiento uniformemente acelerado, que él asocia a una ley de velocidades erróneas;
  • 9. 9 3).- En diciembre, comienza sus observaciones de una nova conocida al menos desde el 10 de octubre. Consagra cinco lecciones sobre el tema el mes siguiente, y en febrero de 1605 publica el Dialogo de Cecco da Ronchitti da Bruzene in perpuosito de la stella Nova junto con D. Girolamo Spinelli. Aunque la aparición de una nueva estrella, y su desaparición repentina entra en total contradicción con la teoría establecida de la inalterabilidad de los cielos, Galileo continúa todavía como aristotélico en público por temor al “Santo Oficio”, pero en privado ya es copernicano. Espera la prueba irrefutable sobre la cual apoyarse para denunciar el aristotelismo (sistema geocéntrico de Ptolomeo) Retomando sus estudios sobre el movimiento, Galileo «muestra» que los proyectiles disparados describen, en el vacío, trayectorias parabólicas. Hará falta la gravitación universal de Newton, para generalizar a los misiles balísticos, donde las trayectorias son en efecto elípticas. Movimiento parabólico de proyectiles. Un proyectil disparado oblicuamente, la trayectoria del recorrido del proyectil es una parábola. En 1606, Galileo construye su primer termoscopio, primer aparato de la historia que permite comparar de manera objetiva el nivel de calor y de frío. Ese mismo año, Galileo y dos de sus amigos caen enfermos el mismo día de una misma enfermedad infecciosa. Sólo sobrevive Galileo, que permanecerá lisiado de reumatismo por el resto de sus días. En los dos años que siguen, el sabio estudia las estructuras de los
  • 10. 10 imanes. Todavía se pueden contemplar sus trabajos en el museo de historia de Florencia. En mayo de 1609, Galileo recibe de París una carta del francés Jacques Badovere, uno de sus antiguos alumnos, quien le confirma un rumor insistente: la existencia de un telescopio que permite ver los objetos lejanos. Este telescopio, fabricado en Holanda, habría permitido ya ver estrellas invisibles a simple vista. Con esta única descripción, Galileo, que ya no da cursos a Cosme II de Médicis, construye su primer telescopio. Al contrario que el telescopio holandés, éste no deforma los objetos y los aumenta seis veces, o sea el doble que su oponente. También es el único de la época que consigue obtener una imagen derecha gracias a la utilización de una lente divergente en el ocular. Este invento marca un giro en la vida de Galileo. El 21 de agosto, apenas terminado su segundo telescopio, con una capacidad de aumento, ocho o nueve veces, lo presenta al Senado de Venecia. La demostración tiene lugar en la cima del Campanile de la plaza de San Marco. Los espectadores quedan entusiasmados: ante sus ojos, Murano, situado a dos kilómetros y medio, parece estar a 300 metros solamente. Galileo ofrece su instrumento y lega los derechos a la República de Venecia, muy interesada por las aplicaciones militares del objeto. En recompensa, es confirmado de por vida en su puesto de Padua y sus emolumentos se duplican. Se libera por fin de las dificultades financieras. Sin embargo, contrario a sus alegaciones, Galileo no dominaba la teoría óptica y los instrumentos fabricados por él son de calidad muy variable. Algunos telescopios son prácticamente inutilizables, al menos en observación astronómica. En abril de 1610, en Bolonia, por ejemplo, la demostración del telescopio es desastrosa, como así lo informa Martin Horky en una carta a Johannes Kepler (8). // Galileo reconoció en marzo de 1610 que, entre más de 60 telescopios que había construido, solamente algunos eran adecuados. Numerosos testimonios, incluido el de Kepler, confirman la mediocridad de los primeros instrumentos.
  • 11. 11 Durante el otoño, Galileo continuó desarrollando su telescopio. En noviembre, fabrica un instrumento que aumenta veinte veces la capacidad del telescopio. Emplea tiempo para volver su telescopio hacia el cielo. Rápidamente, observando las fases de la Luna, descubre que este astro no es perfecto como lo quería la teoría aristotélica. La física aristotélica, que poseía autoridad en esa época, distinguía dos mundos: 1).- El mundo “sublunar”, que comprende la TIERRA y todo lo que se encuentra entre la TIERRA y la LUNA; en este mundo todo es imperfecto y cambiante; 2).- El mundo “supralunar”, que comienza en la Luna y se extiende más allá. En esta zona, no existen más que formas geométricas perfectas (esferas) y movimientos regulares inmutables. Galileo, por su parte, observó una zona transitoria entre la sombra y la luz, el terminador, que no era para nada regular, lo que por consiguiente invalidaba la teoría aristotélica y afirma la existencia de montañas en la LUNA. Galileo, incluso, estima su altura en 7.000 metros, más que la montaña más alta conocida en la época. Hay que decir que los medios técnicos de la época no permitían conocer la altitud de las montañas terrestres sin fantasías. Cuando Galileo publica su Sidereus Nuncius piensa que las montañas lunares son más elevadas que las de la TIERRA, si bien en realidad son equivalentes. En pocas semanas, descubrirá la naturaleza de la Vía láctea, cuenta las estrellas de la constelación de Orión y constata que ciertas estrellas visibles a simple vista son, en verdad, cúmulos de estrellas. Galileo observa los anillos de Saturno pero no los identifica como tales sino como extraños “apéndices”, no será hasta medio siglo más tarde cuando Huygens utilizando telescopios más perfectos, pueda observar la verdadera forma de los anillos. Estudia igualmente las manchas solares. El 7 de enero de 1610, Galileo hace un descubrimiento capital: remarca tres estrellas pequeñas en la periferia de Júpiter. Después de varias noches de
  • 12. 12 observación, descubre que son cuatro y que giran alrededor del citado planeta. Se trata de los satélites de Júpiter llamados hoy satélites galileanos: Calixto, Europa, Ganímedes e Ío. A fin de protegerse de la necesidad y sin duda deseoso de retornar a Florencia, Galileo llamará a estos satélites por algún tiempo los “astros mediceos” I, II, III y IV, en honor de Cosme II de Médicis, su antiguo alumno y gran duque de Toscana. Galileo no ha dudado entre Cósmica sidera y Medicea sidera. El juego de palabras entre cósmica y Cosme es evidentemente voluntario y es sólo después de la primera impresión que retiene la segunda denominación. El nombre actual de estos satélites se debe sin embargo al astrónomo Simon Marius, quien los bautizó de esta manera a sugerencia de Johannes Kepler, si bien durante dos siglos se empleó la nomenclatura de Galileo. El 4 de marzo de 1610, Galileo publica en Florencia sus descubrimientos dentro de “El mensajero de las estrellas” (Sidereus Nuncius), resultado de sus primeras observaciones estelares. Para él, Júpiter y sus satélites son un modelo del Sistema Solar. Gracias a ellos, piensa poder demostrar que las órbitas de cristal de Aristóteles no existen y que todos los cuerpos celestes no giran alrededor de la TIERRA. Es un golpe muy duro a los aristotélicos. El corrige también a ciertos copernicanos que pretenden que todos los cuerpos celestes giran alrededor del SOL. El 10 de abril, muestra estos astros a la corte de Toscana. Es un triunfo. El mismo mes, da tres cursos sobre el tema en Padua. // Johannes Kepler siempre ofrece su apoyo a Galileo con entusiasmo. El astrónomo alemán no confirmará verdaderamente este descubrimiento de Galileo hasta septiembre, gracias a una lente ofrecida por Galileo en persona. El 10 de julio de 1610, Galileo deja Venecia para trasladarse a Florencia. A pesar de los consejos de sus amigos Sarpi y Guiovan Sagredo, que temen que su libertad sea restringida, él ha, en efecto, aceptado el puesto de Primer matemático de la Universidad de Pisa, - sin carga de cursos, ni obligación de residencia - y aquél de Primer matemático y Primer filósofo del gran duque de Toscana (x)
  • 13. 13 El 25 de julio de 1610, Galileo orienta su telescopio hacia Saturno y descubre su extraña apariencia. Serán necesarios 50 años e instrumentos más poderosos para que Christiaan Huygens comprenda la naturaleza de los anillos de Saturno. El mes siguiente, Galileo encuentra una manera de observar el SOL en el telescopio y descubre las manchas solares. Les da una explicación satisfactoria. En septiembre de 1610, prosiguiendo con sus observaciones, descubre las fases de Venus. Para él, es una nueva prueba de la verdad del sistema copernicano, pues es fácil de interpretar este fenómeno gracias a la hipótesis heliocéntrica, puesto que es mucho más difícil de hacerlo basándose en la hipótesis geocéntrica Galileo fue invitado el 29 de marzo de 1611 por el cardenal Maffeo Barberini (futuro papa Urbano VIII ) a presentar sus descubrimientos al Colegio Pontifical de Roma y en la joven Academia de los Linces. // Galileo permanecerá dentro de la capital pontifical un mes completo, durante el cual recibe todos los honores. La Academia de los Linces le reserva un recibimiento entusiasta y le admite como su sexto miembro. Desde ese momento, el lince de la academia adornará el frontispicio de todas las publicaciones de Galileo.
  • 14. 14 El presente sistema heliocéntrico, los planetas todo giran alrededor del SOL (Helio, en griego), sistema que defendió tanto Copénico como Galileo. Y la diferencia fundamental con el sistema geocéntrico de Ptolomeo, el planeta TIERRA ocupaba el centro del sistema, y los demás planetas y el SOL incluido, giraban alrededor de ella. Este último era el que defendía la Iglesia Católica, fundándose en la BIBLIA y en las creencias de Aristóteles. El 24 de abril de 1611, el Colegio Romano, compuesto de jesuitas, de los cuales Christopher Clavius es el miembro más eminente, confirma al cardenal Belarmino (9), que las observaciones y pruebas Galileo sobre el sistema heliocéntrico son exactas. No obstante, los sabios se guardan bien de confirmar o de denegar las conclusiones hechas por el florentino. PRESENTACIÓN DE PRUEBAS CUPÉRNICAS Según Bertrand Russell, el conflicto entre Galileo y la Iglesia Católica fue un conflicto entre el razonamiento inductivo y el razonamiento deductivo. La inducción basada en la observación de la realidad, propia del método científico que Galileo usó por primera vez, ofreciendo pruebas experimentales de sus afirmaciones, y publicando los resultados para que pudiesen ser repetidas, frente a la deducción, a partir en última instancia de argumentos basados en la autoridad, bien de filósofos como Aristóteles o de las Sagradas Escrituras.
  • 15. 15 Así, en relación a su defensa de la teoría heliocéntrica, Galileo siempre se basó en datos extraídos de observaciones experimentales que demostraban la validez de sus argumentos. En resumen, y a pesar de que, en ocasiones, se sostiene que Galileo no demostró el movimiento de la TIERRA, las pruebas de carácter experimental, publicadas por él mismo de su argumentación son las siguientes: 1).- Montañas en la LUNA.- Fue el primer descubrimiento de Galileo con ayuda del telescopio, publicado en el Sidereus Nuncius en 1610. Con él refuta la tesis aristotélica de que los cielos son perfectos, y en particular la LUNA una esfera lisa e inmutable. Frente a eso, Galileo presenta numerosos dibujos de sus observaciones, e incluso estimaciones de la altura de montañas, si bien errados por realizar estimaciones incorrectas de la distancia de la LUNA. 2).- Nuevas estrellas.- Fue el segundo descubrimiento de Galileo, también publicado en el Sidereus Nuncius. Observó que el número de estrellas visibles con el telescopio se duplicaba. Además, no aumentaban de tamaño, cosa que sí ocurría con los planetas, el SOL y la LUNA. Esta imposibilidad de aumentar el tamaño era una prueba de la hipótesis de Copérnico sobre la existencia de un enorme hueco entre Saturno y las estrellas fijas. Esta prueba refutaba el mejor argumento a favor de la teoría geocéntrica, que es que, de ser cierta la teoría copernicana, debería observarse la paralaje, o diferencia de posiciones de las estrellas dependiendo de lugar de la TIERRA en su órbita. Así, debido a la enorme lejanía de las mismas en relación al tamaño de la órbita no era posible apreciar dicha paralaje. 3).- Satélites de Júpiter.- Probablemente el descubrimiento más famoso de Galileo. Lo realizó el 7 de enero de 1610, y provocó una conmoción en toda Europa. Cristóbal Clavio, astrónomo del Colegio Romano de los jesuitas, afirmó: «Todo el sistema de los cielos ha quedado destruido y debe arreglarse», Era una
  • 16. 16 importante prueba de que no todos los cuerpos celestes giraban en torno a la TIERRA, pues ahí había cuatro planetas que lo hacían en torno a Júpiter. 4).- Manchas solares.- (primera prueba). Otro descubrimiento que refutaba la perfección de los cielos fue la observación de manchas en el SOL que tuvo lugar a finales de 1610 en Roma, si bien demoró su publicación hasta 1612. El jesuita Christopher Shcneider, bajo el pseudónimo de Padre Apelles, se atribuye su descubrimiento e inicia una agria polémica argumentando que son planetoides que están entre el SOL y la TIERRA. // Por el contrario, Galileo demuestra, con la ayuda de la teoría matemática de los versenos que están en la superficie del SOL. Además, hace otro importante descubrimiento al mostrar que el SOL está en rotación, lo que sugiere que también la TIERRA podría estarlo. 5).- Las fases de Venus.- Esta prueba es un magnífico ejemplo de aplicación del método científico, que Galileo usó por primera vez. La observación la hizo en 1610, aunque demoró su publicación hasta “El Ensayador”, aparecido en 1623, si bien para asegurar su autoría hizo circular un criptograma, anunciándolo de forma cifrada. Observó las fases, junto a una variación de tamaño, que son sólo compatibles con el hecho de que Venus gire alrededor del SOL, ya que presenta su menor tamaño cuando se encuentra en fase llena y el mayor, cuando se encuentra en la nueva; es decir, cuando está entre el SOL y la TIERRA. Esta prueba refuta completamente el sistema de Ptolomeo, que se volvió insostenible. A los jesuitas del Colegio Romano sólo les quedaba la opción de aceptar el sistema copernicano o buscar otra alternativa, lo que hicieron refugiándose en el sistema de Tycho Brahe, dándole una aceptación que hasta entonces nunca había tenido. 6).- Argumento de las mareas.- Presentada en la cuarta jornada de los Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo. Es un argumento brillante y propio del genio de Galileo, sin embargo, es el único de los que presenta que estaba equivocado. Según Galileo, la rotación de la TIERRA, al moverse ésta en su
  • 17. 17 traslación alrededor del SOL hace que los puntos situados en la superficie de la TIERRA sufran aceleraciones y deceleraciones cada 12 horas, que serían las causantes de las mareas. En esencia, el argumento es correcto, y esta fuerza existe en realidad, si bien su intensidad es muchísimo menor que la que Galileo calcula, y no es la causa de las mareas. El error proviene del desconocimiento de datos importantes como la distancia al SOL y la velocidad de la TIERRA. Si bien estaba equivocado, Galileo desacreditó completamente la teoría del origen lunar de estas fuerzas por falta de explicación de su naturaleza, y del problema de explicación de la marea alta cuando la Luna está en sentido contrario, pues alega que la fuerza sería atractiva y repulsiva a la vez. Sería necesario esperar hasta Isaac Newton para resolver este problema, no sólo explicando el origen de la fuerza, sino también el cálculo diferencial para explicar el doble abultamiento. Pero, aún equivocada, situada en su contexto, la tesis de Galileo presentaba menos problemas y era más plausible en su explicación de las mareas. 7).- Manchas solares.- (segunda prueba). Nuevamente, en su gran obra, el diálogo sobre los sistemas del mundo, Galileo retoma el argumento de las manchas solares, convirtiéndolo en un poderoso argumento contra el sistema de Tycho Brahe, el único refugio que quedaba a los geocentristas. //Galileo presenta la observación de que el eje de rotación del SOL está inclinado, lo que hace que la rotación de las manchas solares presente una variación estacional, un “bamboleo” en el giro de las mismas. Si bien los movimientos de las manchas se pueden atribuir al SOL o a la TIERRA, pues geométricamente esto es equivalente, resulta que no es así físicamente, pues es necesario tener en cuenta las fuerzas que los producen. Si es la TIERRA la que se mueve, Galileo indica que basta una explicación con movimientos inerciales: la TIERRA en traslación, y el SOL en rotación. Por el contrario, si sólo se mueve el SOL, es necesario que éste esté realizando dos movimientos distintos a la vez, en torno también a dos ejes distintos, generados por motores sin ninguna plausabilidad física.
  • 18. 18 Este argumento vuelve a ser una nueva prueba, junto a las fases de Venus, de carácter positivo y experimental que muestra el movimiento de la TIERRA EL SIDEREUS NUNCIUS. (La denuncia al Santo Oficio ) Galileo Galilei parece ir de triunfo en triunfo y convence a todo el mundo, menos a sus enemigos, los jesuitas del Colegio Romano, lo denuncian al “Santo Oficio”. Por tanto, estos (veladores) partidarios de la teoría geocéntrica de Ptolomeo se convierten en enemigos encarnizados y los ataques contra Galileo comienzan con la aparición de SIDEREUS NUNCIUS. // Ellos no pueden permitirse el perder la afrenta y no quieren ver su ciencia (basada en el sistema geocéntrico) puesta en cuestión, recurren, con argumentos teológicos, la evidente contradicción entre el sistema Copérnico y las Sagradas Escrituras. (Biblia). Además, los métodos de Galileo (basados en la observación y la experiencia) en vez de la autoridad de los partidarios de las teorías geocéntricas (que se apoyan sobre el prestigio filosófico de Aristóteles), están en oposición completa con los suyos, hasta tal punto que Galileo rechaza compararse con ellos. Al principio, sólo se tratan de escaramuzas. Pero Guiovan Sagredo escribe a Galileo, recién llegado a Florencia: “El poder y la generosidad de vuestro príncipe [el duque de Toscana] permiten esperar que él sepa reconocer vuestra dedicación y vuestro mérito; pero en los mares agitados actuales, ¿quién puede evitar de ser, yo no diría hundido, pero sí al menos duramente agitado por los vientos furiosos de los celos?”. La primera flecha viene de Martin Horky, discípulo del profesor Magini y enemigo de Galileo. Este asistente publica en junio de 1610, sin consultar a su maestro, un panfleto contra el Sidereus Nuncius. Exceptuando los ataques personales, su argumento principal es el siguiente:
  • 19. 19 “Los astrólogos han hecho sus horóscopos teniendo en cuenta todo aquello que se mueve en los cielos. Por lo tanto, los astros mediceos no sirven para nada y, Dios no crea cosas inútiles, estos astros no pueden existir”. (se trataba de los satélites de Júpiter) Horky es ridiculizado por los seguidores de Galileo, que responden que estos astros sirven para una cosa: hacerle enfadar. Convertido en el hazmerreír de la universidad, Horky finalmente es recriminado por su maestro: Magini no tolera un fallo tan claro. En el mes de agosto, un tal Sizzi intenta el mismo tipo de ataque con el mismo género de argumentos, sin ningún éxito. Una vez que las observaciones de Galileo fueron confirmadas por el Colegio Romano, los ataques cambiaron de naturaleza. Ludovico delle Colombe ataca sobre el plan religioso y se pregunta si Galileo cuenta con interpretar La Biblia para ponerla de acuerdo con sus teorías. En esta época en efecto, antes de los trabajos exegéticos del siglo XIX, un salmo da a entender una cosmología geocéntrica: «Tú has fijado la Tierra firme e inmóvil» (Salmo 93:1) El cardenal Belarmino, que hizo quemar en hoguera a Giordano Bruno, ordena que la Inquisición realice una investigación discreta sobre Galileo a partir de junio de 1611. Y arrecian los ataques contra Galileo. El problema de cardenal Belarmino era sencillo: Él consideraba a la Iglesia Católica una institución divina, creada por los siervos de Dios y guiada por la infalibilidad del Papa. Si la Santa Sede era infalible, ¿cómo podría ser errónea la interpretación de las divinas Escrituras? La Iglesia necesitaba acabar con cualquier inicio de innovación, y como Galileo estaba en Roma para defender el derecho de investigar el firmamento en pro de la ciencia, el planteamiento del cardenal Belarmino era el siguiente: Se podía y escribir sobre el copernicanismo. // Galileo podía proclamar lo que quisiera,
  • 20. 20 siempre y cuando dejara bien claro que su descripción no era más que una hipótesis. // El objetivo del Cardenal era reprimir la ciencia si ésta ponía en peligro la Religión Católica. Para él, la Fe lo era todo; la Verdad la proporcionaba Dios como un don de la Fe; en su “universo”, no había ninguna necesidad de conocer las innovaciones de Galileo. Galileo, de retorno a Florencia, es inatacable desde el punto de vista astronómico. Sus adversarios van entonces a criticar su teoría de los cuerpos flotantes. Galileo pretende que el hielo flota porque es más ligero que el agua, mientras que los aristotélicos piensan que flota porque es de su naturaleza el flotar (física cuantitativa y matemática de Galileo contra física cualitativa de Aristóteles). El ataque tendrá lugar durante un almuerzo en la mesa de Cosme II en el mes de septiembre de 1611. Galileo se opone a los profesores de Pisa y en especial al mismo Delle Combe, durante lo que se denomina la «batalla de los cuerpos flotantes». Galileo sale victorioso del intercambio. Varios meses más tarde, sacará una obra en la que se presentará su teoría. Además de estos asuntos, Galileo continúa con sus investigaciones. Su sistema de determinación de longitudes es propuesto en España por el embajador de Toscana. En 1612, emprende una discusión con el Padre Apelles (seudónimo del jesuita Christopher Scheiner), un astrónomo alemán, sobre el tema de las manchas solares. Apelles defiende la incorruptibilidad del SOL argumentando que las manchas son en realidad conjuntos de estrellas entre Él y la TIERRA. // Galileo demuestra que las manchas están sobre la superficie misma del SOL, o tan próximas que no se puede medir su altitud. La Academia de los Linces publicará esta correspondencia el 22 de marzo de 1613 con el título: “Historia y demostración en torno a las manchas solares”
  • 21. 21 El 2 de noviembre de 1612, las querellas reaparecen. El dominico Niccolo Lorini, profesor de historia eclesiástica en Florencia, pronuncia un sermón resueltamente opuesto a la teoría de la rotación de la TIERRA. Sermón sin consecuencias particulares, pero que marca los comienzos de los ataques religiosos. Los opositores utilizan el pasaje bíblico en el Libro de Josué (Josué 10- 12-14) en el cual Josué detiene el movimiento del SOL y de la LUNA, como arma teológica contra Galileo. A continuación el citado pasaje bíblico: 12.- “Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al Amorrheo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas; SOL, deténte en Gabaón; y tú, LUNA, en el valle de Ajalón. 13.- El SOL se detuvo, y la Luna se paró. Hasta tanto que la gente se hubo vengado de sus enemigos .¿No está escrito en el libro de Jasher?. Y el SOL se paró en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero. 14.- Y nunca fue tal día antes ni después de aquel, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre: porque Jehová peleaba por Israel”. En diciembre de 1613, el profesor Benedetto Castelli, antiguo alumno de Galileo y uno de sus colegas en Pisa, es encargado por la duquesa Cristina de Lorena de probar la ortodoxia de la doctrina copernicana. //Galileo vendrá en ayuda de su discípulo escribiéndole una carta el 21 de diciembre de 1613 (traducida como Galileo, diálogos y cartas selectas) sobre la relación entre ciencia y religión. La gran duquesa se tranquiliza, pero la controversia no se debilita. Galileo mientras tanto continúa con sus trabajos. Del 12 al 15 de noviembre, recibe a Jean Tarde, a quien presenta su microscopio y sus trabajos de astronomía. El 20 de diciembre de 1613, el padre Caccini ataca muy violentamente a Galileo en la iglesia de Santa María Novela. El 6 de enero de 1614 un copernicano, el carmelita Apolo Foscarini, publica una carta tratando positivamente la opinión de los pitagóricos y de Copérnico sobre la movilidad de la TIERRA. Él percibe el sistema copernicano como una realidad física. // La controversia toma una amplitud tal que el cardenal Belarmino debe intervenir el 12 de abril. Éste escribe
  • 22. 22 una carta a Foscarini donde condena sin equívocos la tesis heliocéntrica en ausencia de refutación concluyente del sistema geocéntrico de Ptolomeo. En dicha carta escribe: “Y no se puede responder que esto no es materia de fe, porque si no es materia de fe ex parti obiecti (respecto al objeto) es materia de fe ex parte dicentis (por quien lo dice). Y tan herético sería como quien dijera que Abraham no tuvo dos hijos y Jacob doce, o quien dijera que Cristo no nació de Virgen”. En 1614, conoce a Juan Bautista Baliani, físico genovés, que será su amigo y correspondiente durante largos años. Como reacción, En 1615 Galileo escribe a Cristina de Lorena una carta extensa en la cual desarrolla admirablemente sus argumentos en favor de la ortodoxia del sistema copernicano (Heliocéntrico). Esta carta es, también, muy difundida, y es una pieza esencial del dossier. Ahí se ven los pasajes de las escrituras que poseen problemas desde un punto de vista cosmológico. A pesar de ello, Galileo es obligado a presentarse en Roma para defenderse contra las calumnias y sobre todo para tratar de evitar una prohibición de la tesis científica copernicana. Pero le falta la prueba irrefutable de la rotación de la TIERRA para apoyar sus requerimientos. Su intervención llega demasiado tarde: Lorini, por carta de denuncia, ya había avisado a Roma de la llegada de Galileo y el Santo Oficio ya había comenzado la instrucción del caso. El 8 de febrero de 1616, Galileo envía su teoría de las mareas (Discurso del flujo e reflujo) al cardenal Orsini. Esta teoría (a la cual se le ha reprochado durante mucho tiempo de estar en contradicción con el principio de la inercia enunciado por el mismo Galileo, y que sólo puede explicar pequeños componentes del fenómeno) pretendía demostrar que el movimiento de la TIERRA producía las mareas, mientras que los astrónomos jesuitas ya postulaban con acierto que las mareas eran producidas por la atracción de la LUNA
  • 23. 23 A pesar de pasar dos meses removiendo cielo y tierra para impedir lo inevitable, es convocado el 16 de febrero de 1616 por el Santo Oficio para el examen de las proposiciones de censura. Es una catástrofe para él. La teoría del sistema copernicano es condenada como «una insensatez, un absurdo en filosofía, y formalmente herética». El 25 y 26 de febrero de 1616, la censura es ratificada por la Inquisición y por el papa Pablo V. Aunque no se le inquieta personalmente, se ruega a Galileo exponer su tesis presentándola como una hipótesis y no como un hecho comprobado, cosa que no hizo a pesar de que no le fue posible demostrar dicha tesis. Esta petición se extiende a todos los países católicos. La intransigencia de Galileo, que rechaza la equivalencia de la hipótesis copernicana y de la geocéntrica de Ptolomeo, pudo haber precipitado los eventos. Un estudio del proceso por Paul Feyerabend muestra que la actitud del inquisidor (Roberto Belarmino) fue al menos tan científica como la de Galileo, siguiendo criterios modernos. Este asunto afecta a Galileo profundamente. Sus enfermedades le van a atormentar durante los dos años siguientes y su actividad científica se reduce. Sólo retoma su estudio de la determinación de las longitudes en el mar, y mientras tanto, sus dos hijas, Arcángela y Celeste, entran en órdenes religiosas. Galileo retorna a Florencia el 4 de junio de 1616, confuso. Por el camino, le vino a la memoria como la Inquisición quemó a Giordano Bruno en la hoguera y en sus sueños delirantes creyó ver brasas entre cenizas. // Sabía que su nombre estaba entre los papeles de sus enemigos declarados, dominicos y jesuitas; todos ellos teólogos académicos y miembros del “Santo Oficio” de alto rango: su cometido era emitir un juicio sobre la naturaleza herética del sistema heliocéntrico del Universo; todos tenían formación en teología, y ninguno entendía ni una sola palabra de ciencia, filosofía o matemáticas. Como se podía esperar, de clérigos con una formación tan pobre en ciencias y matemáticas, fueron muy duros con el
  • 24. 24 modelo Copérnico, sin tener en cuenta, que siglos antes ya habían intuido y divulgado los pitagóricos que la TIERRA giraba alrededor de Helio. (SOL). En 1618, observa el pasaje de tres cometas, fenómeno que relanza la polémica sobre la incorruptibilidad de los cielos. En 1619, el padre jesuita Horazio Grassi publica “De tribus cometis ani 1618 disputatio astronomica”. En él defiende el punto de vista de Tycho Brahe sobre las trayectorias elípticas de los cometas. Galileo responde al principio por la intermediación de su alumno Mario Guiducci que publica en junio de 1619 Discorso delle cometes donde desarrolla una teoría errónea sobre los cometas, afirmando que sólo se trataba de ilusiones ópticas, incluyendo causas de fenómenos meteorológicos. Los astrónomos jesuitas del Observatorio Vaticano decían, en cambio, que eran objetos celestes reales. // Mientras, Galileo, animado por su amigo el cardenal Maffeo Barberini y sostenido por la Academia de los Linces, responderá con ironía en IL saggiatore. // Grassi, uno de los sabios jesuitas más importantes, es ridiculizado. Mientras tanto, Galileo ha comenzado su estudio de los satélites de Júpiter. Por culpa de dificultades técnicas se ve obligado a abandonar el cálculo de sus efemérides. Galileo se ve cubierto de honores en 1620 y 1622. El 28 de agosto de 1620, el cardenal Barberini envía a su amigo el poema Adulatio perniciosa que él ha compuesto en su honor. El 20 de enero de 1621, Galileo se convierte en cónsul de la Academia florentina. // El 28 de febrero, Cosme II, el protector de Galileo, muere súbitamente. // Ese mismo mes de enero de 1621, la muerte del papa Pablo V llegó de improvisto en plena celebración de la victoria católica de una de las batallas más importantes de la guerra de los Treinta Años, concretamente la batalla de la Montaña Blanca; la Santa Sede se dispuso celebrar tal evento por todo lo alto. El pontífice, de 70 años, sin encomendarse a Dios ni al Diablo, bebió demasiado vino y comió demasiados manjares y pronto sufrió una apoplejía y cayó muerto en la mesa del comedor. Es posible que Galileo, al recibir la noticia, sintiera cierto alivio. A esta muerte del Papa la siguió, el 17 de septiembre, la del cardenal Roberto Belarmino, miembro del “Santo Oficio” y apodado “EN MARTILLO DE LOS HEREJES”. Otro alivio, de momento, para Galileo.
  • 25. 25 En 1622, en Fráncfort, aparece una Apología de Galileo redactada por Tommaso Campanella en 1616 ; un defensor bastante poco confiable, puesto que Campanella ya estaba condenado por herejía // El 6 de agosto de 1622, el cardenal Maffeo Barberini es elegido papa bajo el nombre de Urbano VIII. (8). El 3 de febrero de 1623 Galileo recibe la autorización para publicar su Saggiatore que dedica al nuevo Papa. La obra aparece el 20 de octubre de 1623. Gracias a las cualidades polémicas y literarias de la obra, se aseguró el éxito en la época. No permanece más que unos meses allí en una atmósfera de gran efervescencia cultural, Galileo se convierte de alguna manera en el representante de los círculos intelectuales romanos en rebelión contra el conformismo intelectual y científico impuesto por los jesuitas. Los años siguientes son bastante tranquilos para Galileo a pesar de los ataques de los aristotélicos. Aprovecha para perfeccionar su microscopio compuesto (septiembre de 1624), pasa un mes en Roma donde es recibido seis veces por Urbano VIII., Este último le da la idea de su próximo libro Diálogo sobre los dos sistemas del mundo, obra que presenta de manera imparcial a la vez el sistema Ptolomeo-aristotélico y el sistema copernicano. Encarga escribirla a Galileo. En 1626, Galileo prosigue sus investigaciones sobre la estructura del imán. También recibe la visita de Élie Dodati, que llevará las copias de sus manuscritos a París. En marzo de 1628, Galileo cae gravemente enfermo y está a punto de morir. El año siguiente, sus adversarios intentan privarle de la asignación que recibe de la Universidad de Pisa, pero la maniobra falla. Hasta 1631 Galileo consagra su tiempo a la escritura del Diálogo y a intentar que éste sea admitido por la censura. La obra se imprime en febrero de 1632. Los ojos de Galileo comienzan a traicionarle en marzo y abril. Las posiciones del teólogo valón Libert Froidmont (de la Universidad Católica de Lovaina) esclarecen bien todos los equívocos de la condena de Galileo.
  • 26. 26
  • 27. 27 Uno de los libros más significativos de Galileo es DIÁLOGO. El grabado del frontispicio muestra a tres estudiantes de Astronomía, de izquierda a derecha: Aristóteles (384-322 a.C.), Ptolomeo (90-128 d.C.) y Nicolás Copérnico (1473-1543). Ptolomeo tiene una esfera armilar con la TIERRA en su centro, mientras que el modelo de Copérnico soporta un modelo heliocéntrico del sistema solar. El 21 de febrero de 1632, Galileo, protegido por el papa Urbano VIII y el gran duque de Toscana Fernando II de Médicis, publica en Florencia su diálogo de los Massimi sistemi (Diálogo sobre los principales sistemas del mundo), donde se burla implícitamente del Geocentrismo de Ptolomeo. // El Diálogo es a la vez una revolución por una parte y un verdadero escándalo por otra. El libro es en efecto abiertamente pro-copernicano - heliocéntrico, ridiculizando audazmente el decreto de prohibición (1616). El Diálogo sobre los principales sistema del mundo se desarrolla en Venecia durante cuatro jornadas entre tres interlocutores: Filipo Salviati, un florentino seguidor de Copérnico, Giovan Francesco Sagredo, un veneciano ilustrado sin tomar partido, y Simplicio, un mediocre defensor de la física aristotélica; un personaje que algunos quieren ver inspirado en Urbano VIII.. Pero, mientras que se le reprocha el carácter ostensiblemente peyorativo del nombre, Galileo responde que se trata de Simplicio de Cilicia. Muchos autores coinciden en que Galileo no esperaba estas reacciones ni que el papa Urbano VIII reaccionara posicionándose con ira entre sus enemigos. En estos cuatro días de discusión, Galileo, aunque lo tenía prohibido por el decreto de 1616, presenta dos nuevas pruebas de carácter experimental y observacional a favor de la teoría copernicana. La basada en el movimiento de las mareas, errónea, y la basada en la rotación de las manchas solares, acertada y que refutaba tanto la ptolomeica (ya descartada por las fases de Venus), como la
  • 28. 28 de Tycho Brahe, en cuya defensa se habían refugiado los jesuitas del Colegio Romano. Esto motivó la intervención de la Inquisición, que sólo le permitía a Galileo el presentar la teoría como mera hipótesis, y no presentar a su favor, como hizo, las pruebas y los cálculos matemáticos cuidadosamente verificados sobre el sistema copernicano - heliocéntrico. Para los miembros del Santo Oficio esta exposición de las pruebas era intolerable, al ser contrarias a las divinas Escrituras. Para Galileo, que ya tenía en Roma poderosos enemigos, fundamentalmente entre los jesuitas del Colegio Romano, especialmente Christopher Steiner y Orazio Grassi, quienes se consideraban la rama intelectual de la Iglesia, y quienes pudieron ser quienes iniciaron el rumor de que el papa Urbano era, en realidad, el simpático pero poco brillante // Esto fue muy perjudicial para Galileo, pues en Roma era muy conocida la enorme autoestima del Papa. Por otro lado, tampoco ayudó a Galileo el escribir su citada obra Diálogo en lengua vulgar, en vez de hacerlo en el idioma culto utilizado entonces entre los hombres de ciencia, el latín, pues a la Iglesia no le gustaba que las obras (libros) llegaran directamente al hombre de la calle. El proceso realizado por la Inquisición fue irregular, pues a pesar de que el libro había pasado el filtro de los censores, se le acusaba de introducir doctrinas heréticas. Puesto que esto dejaba en mal lugar a dichos censores, la acusación oficial fue de violar la prohibición por decreto de 1616. Por ello, Galileo fue requerido para presentarse en Roma lo más pronto posible. Sin embargo, Galileo se hallaba enfermo y sumamente agotado debido al gran esfuerzo desplegado en meses atrás en la preparación del libro Diálogo. Ya contaba 68 años, por lo que se demoró en acudir a Roma. Además, de que en esos momentos existía una epidemia de peste en Italia, y aunque presentó certificados médicos alegando estas circunstancias, a finales de diciembre de 1632 fue conminado a acudir inmediatamente de grado o por fuerza (encadenado).
  • 29. 29 El primer día de Galileo en Roma fue un deprimente y frío domingo, el primero de Cuaresma, 13 de febrero de 1633, dos días después de su sesenta y nueve cumpleaños. Durante las primeras semanas no se toma ninguna medida en su contra, lo cual inquieta enormemente a Galileo. Fue una treta deliberada en un plan de Urbano VIII para minar su estado mental. Febrero dio paso a marzo y marzo a abril y mientras tanto Galileo seguía en el Palazzo Firenze del embajador de Toscana. No fue voluntad suya el retrasar el viaje lo prueba el que, debido a la peste, fuera retenido por espacio de 42 días para abandonar la Toscana. Por otra parte, el embajador de Toscana, Francesco Niccolini, se portó maravillosamente con Galileo: consiguió que Galileo no estuviera en la cárcel del Santo Oficio, como exigían las normas, y que el trato que recibiera durante el proceso fuese el correcto y, alojado en las habitaciones del palacio de la Inquisición, y recibiendo todas las atenciones que necesitaba, si bien no sin ningún trato especial distinto al resto de otras personalidades importantes y personas de su condición. Es necesario recordar que Galileo era ya una persona honorable en toda Europa, además, era oficialmente el primer matemático y filósofo del Gran Duque de Toscana y el “Santo Oficio” lo sabía y trató de dignificar el trato en este caso en apariencia como luego se verá. PRIMERA AUDIENCIA: La primera audiencia ante la Inquisición tuvo lugar el martes, 12 de Abril de 1633, en el palacio del “Santo Oficio”, en el ala sur de San Pedro. Galileo fue escoltado desde la embajada por la guardia armada y fue llevado a una sencilla sala. Dentro no había nada más que una mesa de madera y dos sillas. El prisionero estaba obligado a permanecer de pie mientras los dos inquisidores, el comisario Vincenzo Maculano y su ayudante, el fiscal Carlos Sinceri estaban sentados. Sobre la mesa había una serie de papeles y una copia del libro Diálogo.
  • 30. 30 A Galileo no fue informado de la naturaleza de los cargos presentados contra él, ni se le dijo quien había presentado dichos cargos. A lo largo de la vista (hubo cuatro), Maculano expuso sus preguntas a Galileo en latín y en tercera persona. Las respuestas aparecen en italiano en primera persona. Fueron 21 preguntas las efectuadas por Maculano y 21 respuestas profusamente esclarecedoras y sinceras de Galileo. Esta primera vista sentó las bases del conflicto. Los inquisidores mencionados habían recibido instrucciones de recoger la máxima informa de Galileo. // Y quedó claro que en esta vista no había ayudado a mejorar la situación; estaba bastante claro que Galileo no iba a ponerse de rodillas como muestra de arrepentimiento. El comisario Maculano era un hombre inteligente, astuto y áspero. Conocía meticulosamente todo el plan del proceso y estaba dispuesto a doblegar a Galileo incluso con los medios que fuesen menester......../ AMENAZAS DE TORTURAS El jueves, 28 de abril, el comisario Maculano fue solo directamente a la habitación de Galileo del Palacio de la Inquisición comportándose frío y brusco con él: “Si decidía no colaborar sería necesario aplicarle un mayor rigor en la administración de justicia y tener menos consideraciones hacia su persona por las consecuencias de este asunto, con amenazas de “torturas” si no lo hace (10), y promesas de un trato benevolente, en el caso de colaboración…..” Y Galileo, el peor agüero lo tenía en mente: el trato que se le dio a Giordano Bruno, unas tres décadas antes, que fue encarcelado en una celda apestosa e infestada de ratas y sometido a repetidas torturas durante ocho años y terminando quemándole vivo en hoguera. SEGUNDA AUDIENCIA: Dos días después, el sábado 30 de abril, Galileo fue llamado personalmente, por segunda vez, a la Sala de las Congregaciones ante el comisario Maculano y el fiscal Carlos Sinceri y con la asistencia de los mencionados anteriormente. // Galileo,
  • 31. 31 “que ha pedido ser escuchado y que ha jurado formalmente decir la verdad, fue preguntado por los padres lo siguientes: “Que exponga lo que desea decir:” Galileo manifiesta: Durante varios días he estado pensando de forma continua y directa sobre el interrogatorio al que fui sometido el día 16 de este mes, y particularmente sobre la pregunta de si hace dieciséis años se me prohibió, por orden del Santo Oficio, mantener. apoyar y enseñar de manera alguna la opinión, entonces condenada, del movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL. Se me ocurrió releer mi versión impresa del Diálago, que no había mirado en los últimos tres años. Quería comprobar muy cuidadosamente si, contrariamente a mi más pura intención, por un descuido mío, podrían haber salido de mi pluma no solo algo que permitiera a los lectores o superiores detectar un defecto de desobediencia por mi parte, sino también otros detalles a través de los cuales alguien pudiera tomarme como un transgresor de las órdenes de la Santa Iglesia. Siendo libre, tras la generosa aprobación de los superiores, para mandar a uno de mis sirvientes o hacer recodos, conseguí una copia de mi libro, y empecé leerlo con la mayor de los concentraciones y a examinarlo de la formo más detallada. Al no haberlo visto desde hacía mucho tiempo, lo encontré casi como un libro nuevo de otro autor. Ahora, libremente confieso que me pareció en varios lugares escrita de manera tal que el lector, que no conoce mis intenciones, podría haber tenido razones poro creer que los argumentos en favor de la parte falsa que yo intentaba refutar, son presentados con tanta fuerza que parecen mas convincentes que disuasorios. En concreto, dos argumentos, uno basado en las manchas solares y el otro en las mareas, son presentados favorablemente al lector como si fueran salidos y fuertes, en vez de como debería ser para alguien que los estima como no concluyentes y que pretendía refutarlos. como ciertamente yo deseaba hacer internamente. Para disculparme a mi mismo por haber caído en un error tan ajeno a mi intención, no me basta con decir que cuando uno presenta argumentos contrarios con la intención de refutarlos, estos deben ser explicados de la manera mas justa y no deben ser presentados como vacíos para desventaja del oponente, especialmente cuando se
  • 32. 32 escribe de forma dialogada. Al no satisfacerme esta excusa, como ya he dicho, recurrí a esa gratificación natural que todo el mundo siente por su ingenio y por mostrarse como más inteligente que el hombre común, al encontrar inteligencia y argumentos interesantes incluso en favor de falsas proposiciones. No obstante, a pesar de que, usando palabras de Cicerón, “Deseo la gloria más de lo que seria adecuado”, si tuviera que escribir los mismos argumentos ahora, no hay duda de que los debilitaría de manera que no pareciera que tienen la fuerza de la que real y esencialmente carecen. Mi error entonces fue, y lo confieso, uno de ambición vanidosa, pura ignorancia e imprudencia. Esto es todo lo que necesito decir en esta ocasión, y se me ocurrió cuando releía mi libro. Con esto, una vez obtenida su firma y habiéndole hecho jurar silencio, los Padres dieron por finalizada la audiencia. Yo, Galileo Galilei: he testificado lo expuesto anteriormente. ----------------. De acuerdo con el informe, a continuación sacaron a Galileo de la habitación, y fue llevado de nuevo a sus habitaciones de Palacio // Horas después, Galileo fue llamado ante Su Reverencia el comisario Maculano para manifestarle que tenía un plazo de ocho días para presentar su defensa por escrito, si así lo deseaba y tenía intención de hacerlo. Galileo: “Habiendo escuchado lo que Su Reverencia me ha dicho, como respuesta digo que quiero presentar algo en mí defensa, a saber: para mostrar la sinceridad y pureza de mi intención, no para excusarme por haber cometido de alguna manera una transgresión, tal como se ha dicho”. TERCERA AUDIENCIA: Diez dios después, el 10 de mayo se convocó uno tercera audiencia. En ésta se le, pidió a Galileo que presentara su defensa escrita a las Inquisidores. Galileo leyó entonces su defensa:
  • 33. 33 “En un interrogatorio anterior se me preguntó si había informado al reverendísimo padre maestro del Sacro Palacio sobre la orden que se emitió contra mí hace dieciséis años por orden del Santo Oficio, la de “no transmitir, defender o enseñar de modo alguno” la idea del movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL y yo contesté “No”. Ya que no se me preguntó la razón por la que no le informé, no tuve la oportunidad de decir nada más. Ahora me parece necesario mencionarlo, para probar la absoluta pureza de mi mente, que siempre se opone a la falsedad. Digo, por lo tanto, que en aquel momento, algunos de mis enemigos estaban dispersando el rumor de que yo había sido llamado por el señor cardenal Belarmino para hacerme abandonar algunas de mis opiniones, que debía retractarme, que había recibido castigos por estas opiniones, etc., y por ello me vi obligado a recurrir a Su Eminencia y a rogarle que me diera un certificado explicando por qué había sido llamado por él. Recibí este certificado de su propio puño y letra, y es el que adjunto a la presente declaración. En él se ve claramente que únicamente se me dijo que no debía comentar o defender la doctrina copernicana sobre el movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL; pero no se ve muestra alguna de que, aparte de esta declaración general aplicable a todo el mundo, se me diera ninguna otra orden especial. Una vez tuve el recordatorio de este certificado auténtico, escrito a mano por la propia persona que dictó la orden, no volví a pensar más tarde en las palabras usadas en el citado mandato que se me impuso, que manifestaba que no se puede defender, apoyar, etc.; por lo tanto, las palabras usadas aparte de “defender” y “apoyar”, que he oído que contiene el mandato que se me dio, es decir “enseñar” y “de ninguna manera” son nuevas para mi. Creo que no se debe desconfiar de mí sobre el hecho de que en el transcurso de catorce o dieciséis años me haya olvidado de ellas, especialmente porque no les presté atención, puesto que tenía el recordatorio escrito. Ahora, si quitamos estas dos frases y nos quedamos solo con las otras dos mencionadas en el certificado adjunto, no hay ninguna razón para dudar de que la orden contenida en ellas sea la misma que la del mandato dictado por orden de la Santa Congregación del Indice.
  • 34. 34 Puesto que mi libro no fue sometido a más censuras que las requeridas por el Índice, seguí el camino más seguro y más efectivo para protegerlo y purgarlo de cualquier traza de blasfemia. Me parece que esto está claro, ya que se lo facilité al Inquisidor mayor en un momento en el que muchos libros sobre las mismas materias estaban siendo prohibidos con el único argumento de ser contrarios al decreto anteriormente citado. Por lo que estoy diciendo, creo que puedo esperar firmemente que la idea de que hubiera desobedecido conscientemente y a propósito las órdenes que me fueron dadas sea descartada por sus eminentísimos y prudentísimos señores jueces. Por ello, esos errores que se pueden encontrar distribuidos a lo largo de mi libro no fueron incluidos con astucia o falsa intención, sino por la vanidosa ambición y satisfacción de parecer más inteligente que la mayoría de los escritores populares; este fue un resultado inadvertido de mi forma de escribir, tal)’ como confesé en otra declaración. Estoy preparado para reparar y compensar el daño que estos errores hayan causado de cualquier manera, sea lo que sea lo que se me ordene o me permitan hacer sus eminentísimos señores. Por último, solo me queda rogar que tengan en cuenta el lamentable estado de salud al que estoy reducido, debido a diez meses de constante ansiedad mental y a la fatiga de un viaje largo y molesto en la peor de las estaciones y emprendido a la edad de setenta años; tengo la sensación de que he perdido los años que mi anterior estado de salud prometía. Me anima a hacer esto la fe que tengo en la clemencia y la bondad de corazón de sus eminentísimos señores, mis jueces; y espero que, si su sentido de la justicia detecta alguna falta entre tantos achaques como adecuada para ser castigada por mis crímenes, ruego la achaquen a mi avanzada edad, que también ruego tengan en cuenta. De la misma manera, quema que tuvieran en cuenta mi honor mi reputación frente a las calumnias de aquellos que me desprecian, espero que cuando estos insistan en despreciar mi reputación, mis eminentísimos señores jueces lo tomen como una prueba de por que me fue necesario obtener del Eminentísimo señor cardenal Belarmino el certificado que he adjuntado”.
  • 35. 35 ---------Fín---------- Como favor especial del papa Urbano VIII, después de esta audiencia Galileo fue conducido de vuelta a la embajada Toscana, donde se le permitió permanecer durante el resto del proceso. Galileo estaba agotado después de su terrible experiencia y se le llevo inmediatamente a su lecho de enfermo. El embajador, Niccolini, estaba claramente preocupado por su invitado, y en una carta al gran duque informó de que Galileo había vuelto de su última audiencia “medio muerto”. Hubo una gran dilación entre esta audiencia y la aparición final de Galileo ante el comisario Maculano y el fiscal Carlos Sinceri. La razón principal fue simple logística: el Papa no volvió a Roma de su lugar de Vacaciones hasta el 20 de mayo y. cuando lo hizo, estaba absorto en asuntos militares a consecuencia de la guerra de los “Treinta Años”. La primera oportunidad que tuvo de asistir a una reunión del Santo Oficio para hablar del proceso contra Galileo fue el jueves 16 de junio. En esta reunión se decidió que Galileo debía comparecer una última vez ante sus jueces para aclarar sus intenciones de nuevo. // “No podía permitir simplemente que volviera a su trabajo ileso y sin restricciones. Los cardenales reunidos concluyeron que Galileo debía ser humillado públicamente y encarcelado de por vida” CUARTA AUDIENCIA: El informe del juicio nos relata que el 21 de junio, cuatro días después de la reunión del Santo Oficio, el prisionero fue llevado de nuevo al palacio del Santo Oficio y se le hizo presentarse ante sus inquisidores, ante los que juró decir la verdad, y los padres le preguntaron lo siguiente: PREGUNTA: Si tiene algo que decir. RESPUESTA: No tengo nada que decir. PREGUNTA: Si apoya o ha apoyado, y durante cuánto tiempo, que el SOL es el centro del mundo y que la TIERRA no es el centro del mundo sino que se mueve con un movimiento diario.
  • 36. 36 RESPUESTA: Hace mucho tiempo, es decir, antes de la decisión de la Santa Congregación del Indice, y antes de que me fuera emitida la orden, no estaba seguro y consideraba las dos opiniones, la de Ptolomeo y la de Copérnico, como discutibles, porque ninguna de las dos — ser cierta por naturaleza. Pero después de la citada decisión, convencido de la prudencia de las autoridades, mi falta de certeza desapareció, y apoyé, como todavía apoyo, como verdadera e indudable la opinión de Ptolomeo, es decir, la inmovilidad de la TIERRA y el movimiento del SOL. PREGUNTA: Una vez que se le ha informado de que se presume que ha apoyado la citada opinión después de ese momento, por la forma y manera usadas para discutir y defender dicha opinión en el libro que publicó después de ese momento, e incluso por el mero hecho de haber escrito y publicado el citado libro, se le pide que diga libremente la verdad sobre si apoya o ha apoyado esa Idea. RESPUESTA: En referencia a mi forma de escribir el Dialogo ya publicado. no lo hice así porque apoyan la opinión de Copérnico como cierta. En su lugar considerando únicamente que estaba haciendo un servicio beneficioso, expliqué las razones físicas y astronómicas que pueden ser argumentadas en cada parte; Intenté mostrar que ninguna de estas, ni las que están a favor de esta opinión o de aquella, tenían la fuerza de una prueba concluyente y que, por lo tanto, para proceder con certeza tendría que recurrir a la determinación de doctrinas más ingeniosas tal y como puede observarse en varios pasajes del Dialogo. De esta manera, por mi parte, concluyo que no apoyo y que, después de la determinación de las autoridades, no he apoyado la opinión condenada. PREGUNTA: Una vez que se le ha informado de que por el propio libro y por las razones argumentadas en favor de la parte falsa, es decir, que la TIERRA se mueve y que el SOL esta quieto, se presume que, tal como se ha ya dicho, él apoya la opinión de Copérnico, o al menos que la apoyó en aquel momento, se le informa de que al menos que este dispuesto a decir la verdad, será necesario aplicar todos los recursos medidas de la ley contra él. RESPUESTA: No apoyo esta opinión de Copérnico, no la he apoyado después de que se me ordenara mediante mandato que abandonara dicha opinión. Por lo demás, estoy en sus manos; hagan como deseen. PREGUNTA: Y se le requirió que dijera la verdad; de lo contrario se recurriría a la tortura. RESPUESTA: Estoy aquí para obedecer, pero no he apoyado esta opinión después de que se toman aquella decisión, tal y como he dicho. Yo, Galileo Galilei, he testificado como se cita.
  • 37. 37 Y puesto que no se pudo hacer más para la ejecución de la decisión, después de haber firmado, fue enviado a sus aposentos. // El proceso estaba casi concluido. Sólo quedaba un acto simbólico más: Galileo debía ser llamado ante una congregación de cardenales en una sala contigua a la Iglesia de de Santa María sopra Minerva, donde se le haría retractarse públicamente. Era todo por apariencia, por supuesto: un espectáculo y de escarmiento público.. AUDIENCIA FINAL : Texto original de la sentencia contra Galileo, por jueces del “Santo Oficio” de la Iglesia Católica Romana el miércoles, 22 de junio de 1633. Vestido con toga blanca de penitente, Galileo fue conducido a la Sala de la Inquisición. Delante de él, sentados en un semicírculo, había DIEZ cardenales juntos con sus asistentes y varios testigos… // Se abre la vista: Se le ordenó a Galileo que se arrodillara para escuchar la condena clerical y la sentencia de la Santa Sede de la Inquisición: LA SENTENCIA INQUISICIONAL “ Puesto que vos, Galileo, de setenta años de edad, hijo del florentino Vincenzo Galilei fuisteis denunciado en el año 1615 ante este Santo Oficio por apoyar como cierta la falsa doctrina enseñada por algunos de que el SOL es el centro del mundo y es inmóvil y que la TIERRA se mueve con movimientos diarios; por tener discípulos a los que enseñasteis la misma doctrina; por mantener correspondencia con ciertos matemáticos de Alemania sobre lo mismo; por haber impreso ciertas cartas, recogidas en una obra titulada Historia y demostraciones acerca de los manchas solares, en la que desarrollabais la misma doctrina como cierta; y por responder a las objeciones extraídas de las Sagradas Escrituras y que de vez en cuando se os presentaban, interpretando las citadas Escrituras según vuestros propósitos; y en tanto que hubo sobre esto una copia de un documento en forma de carta, supuestamente escrita por vos a uno de vuestros antiguos discípulos, y en ella se muestran propuestas más
  • 38. 38 profundas, siguiendo la idea de Copérnico, y que son contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras, En consecuencia, teniendo este Sagrado Tribunal la intención de proceder en contra del alboroto y el daño resultante, que ha ido incrementando en perjuicio de la Santa Fe, por orden de Su Santidad y de los eminentísimos señores cardenales de esta Inquisición suprema y universal, las dos proposiciones sobre la inmovilidad del SOL y el movimiento de la TIERRA han sido calificadas por los teólogos calificadores como sigue: La propuesta de que el SOL es el centro del mundo e inmóvil es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, ya que es expresamente contraria a las Sagradas Escrituras. La propuesta de que la TIERRA no es inmóvil ni es el centro del mundo, sino que se mueve con movimiento diario, es igualmente absurda y filosóficamente falsa y teológicamente errónea en la Fe. Pero estando decidida en esa ocasión a trataros con indulgencia, la Santa Congregación, reunida con Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decretó que su eminencia el señor cardenal Belarmino debería ordenaros abandonar totalmente la falsa doctrina ya citada, y os sería impuesto un mandato judicial por el comisario del Santo Oficio para abandonar la citada doctrina y no enseñarla a otros, ni defenderla, ni siquiera discutirla; y que si no consentíais a este mandato debíais ser encarcelado. Para ejecutar este decreto, al día siguiente, en el palacio y en presencia del cardenal Belarmino, después de haber sido informado y advertido de una forma amistosa par el mismo señor cardenal, se os entregó un mandato por el entonces padre comisario del Santo Oficio en presencia de un notario y de testigos para que abandonarais completamente la falsa opinión y para que en el futuro no pudierais apoyarla, defenderla, ni enseñarla en ningún modo, ni oralmente ni de forma escrita: una vez prometida vuestra obediencia se os permitió partir. Además, para eliminar completamente tan perniciosa doctrina, y para no permitir que avanzara más en detrimento de la verdad católica, la Santa Congregación del Índice
  • 39. 39 emitió un decreto en el que se prohibían aquellos libros que tratasen sobre este tema y se declaró la doctrina falsa y completamente contraria a las Sagradas Escrituras. Y dada que aquí ha aparecido recientemente un libro, impreso en Florencia el año pasado, en cuya dedicatoria se muestra que sois el autor, cuyo título es: Diálogo de Galileo Galilei sobre los dos máximas sistemas del mundo ptolomeico y copernicano; y puesto que la Santa Congregación ha informado de que con este libro se estaba divulgando la falsa opinión del movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL y que cada día tenía más impacto, el citado libro ha sido examinado diligentemente y se ha determinado que viola explícitamente el mandato que se os dio; ya que en el propio libro defendéis la opinión ya condenada y así declarada ante vos, aunque en el libro intentéis, a través de varios recursos, dar la impresión de dejarlo sin decidir e marcarlo como probable: este es también un error grave, ya que no hay forma posible de que una opinión etiquetada como contraria a las divinas Escrituras sea probable. Por lo tanto, por orden nuestra fuisteis convocado ante este Santo Oficio, donde, interrogado bajo juramento, reconocisteis el libro como escrito e publicado por vos. Confesasteis que hace diez o doce años. después de que se os diera un mandato citado anteriormente, empezasteis a escribir el citado libro, y que entonces pedisteis permiso para imprimirlo sin explicar a aquellos que os dieron dicho permiso que os encontrabais bajo el mandato de no apoyar, defender o enseñar tal doctrina de ningún modo. Asimismo confesasteis que, en varios puntos de la exposición del citado libro está expresada de tal manera que un lector podría interpretar que los argumentos dados por la parte falsa eran lo suficientemente efectivos como para ser más convincentes que disuasorio. Vuestras excusas por haber cometido un error, como dijisteis, tan ajeno a vuestra intención, fueron que lo habíais escrito en forma de diálogo, y que todo el mundo siente una satisfacción natural por su propio ingenio y por mostrarse más inteligente que un hombre común al encontrar ingeniosos e aparentemente probables argumentos que apoyan incluso proposiciones falsas. Cuando e os dio un plazo conveniente para que presentarais vuestra defensa, aportasteis un certificado manuscrito del eminentísimo señor cardenal Belarmino, que
  • 40. 40 dijisteis haber obtenido para defenderos de las acusaciones de vuestros enemigos, que alegaban que os habíais retractado y que habíais sido castigado por el Santo Oficio. Este certificado dice que ni os habíais retractado ni habíais sido castigado, sino que se os había notificado la declaración hecha por Su Santidad y publicada por la Santa Congregación del Indice (libros prohibidos), cuyo contenido es que la doctrina del movimiento de la TIERRA y la inmovilidad del SOL es contraria a la Sagradas Escrituras y que por lo tanto, no pueden ser ni apoyadas ni confirmadas. Dado que este certificado no contiene las dos formulaciones del mandato, véase “enseñar” y “de ningún modo”, se supone que debemos creer que en el transcurso de catorce o dieciséis años las habéis olvidado, que por esta misma razón no comunicasteis nada sobre este mandato cuando solicitasteis la licencia para publicar el libro (Dialogo). Además debemos creer que remarcasteis todo esto no para excusaros del error, sino para atribuirlo a la ambición vanidosa más que a la malicia. Sin embargo, el certificado que aportasteis en vuestra defensa agrava aún más vuestro caso ya que, a pesar de que dice que la citada opinión es contraria a las Sagradas Escrituras, os atrevisteis a tratarla, defenderla y mostrarla como probable; tampoco os ayuda el permiso que obtuvisteis astutamente y con artimañas ya que no mencionasteis el mandato bajo el que os encontrabais. Dado que no creíamos que hubierais dicho toda la verdad sobre vuestra intención, consideramos necesario proceder contra vos sometiéndole a un riguroso examen, en el cual, sin perjuicio alguno de las cosas por vos confesadas y contra vos deducidas sobre vuestra intención, respondisteis católicamente. Por lo tanto, una vez vistas; consideradas seriamente las circunstancias de vuestro caso, junto con las citadas confesiones y excusas y cuanta razón debía ser tenida en cuenta y considerada, hemos concluido contra vos lo que sigue. Por consiguiente. invocando al Santísimo nombre de nuestro señor Jesucristo (4) y a su gloriosa madre, la siempre virgen María; y como tribunal, con el consejo de los reverendos Maestros de la Sagrada Teología y los doctores de ambas leyes, nuestros consejeros; en este escrito pronunciamos la sentencia final del caso que nos ocupa
  • 41. 41 entre el Magnifico Carlos Sinceri, doctor de ambas leyes y procurador fiscal de este Santo Oficio, de una parte.; Galileo Galilei, el antes citado reo, aquí presente, examinado procesado y confeso como se ha explicado, de la otra parte Decimos, pronunciamos, sentenciamos y declaramos que vos. Galileo, con motivo de las cosas detalladas en el Juicio y que ya habéis confesado, os habéis vuelto, de acuerdo con este Santo Oficio, vehementemente sospechoso de herejía, es decir, de haber creído una doctrina que es falsa; contraria a las Sagradas Escrituras divinas a saber, que el SOL es el centro del mundo y no se mueve de este a oeste, y que se puede defender como probable una opinión después de haber sido declarada y definida contraria a las Sagradas Escrituras. En consecuencia, estáis sujeto a todas las penitencias impuestas y promulgadas por los sagrados cánones y todas las leyes particulares y generales contra este tipo de delitos. Estamos deseosos de absolverlo siempre y cuando, de forma sincera y con Fe verdadera, renunciéis en nuestra presencia, maldigáis y detestáis los citados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contraria a la Santa Iglesia Católica y Apostólica en el modo y la forma que os indicamos. Además, para que este grave y pernicioso error vuestro no quede sin castigo y para que seáis más cuidadoso en el futuro, y como ejemplo para que otros se abstengan de cometer delitos de este estilo, ordenamos que el libro Diálogo de Galileo Galilei sea prohibido por edicto público. LA CONDENA Os condenamos a prisión formal en este Santo Oficio mientras sea nuestra voluntad. Y como penitencia os imponemos la obligación de recitar los siete Salmos penitenciales una vez a la semana durante los próximos tres años. Y nos reservamos el poder de reducir, revocar o eliminar parcial o totalmente los citados castigos y penitencias. Así decimos, pronunciarnos, sentenciamos, declaramos, ordenarnos y reservamos, en esto y en todo lo demás, del mejor modo y forma que razonablemente podamos y debamos. Así se pronuncian los siguientes cardenales:
  • 42. 42 FIRMANTES: F. cardenal de Ascoli; B. cardenal Gessi; G. cardenal Bentivoglio; F. cardenal Verospi; Fr. D. cardenal de Cremona; M. cardenal Ginetti; Fr. Ant. cardenal de San Onofrio. (11) --------------ooo0ooo----------------, Texto original de la confesión de Galileo “yo abjuro”, efectuada por él a continuación de oír su condena del Santo Oficio, en presencia de los jueces y cardenales de la Santa Iglesia Católica. «Yo, Galileo Galilei. hijo del difunto florentino Vicente Galilei de Florencia, de setenta años de edad, comparecido personalmente en juicio ante este tribunal, puesto de rodillas ante vosotros, los Eminentísimos y Reverendísimos señores Cardenales Inquisidores generales de la República cristiana universal, respecto de materias de herejía, con la vista fija en los Santos Evangelios, que tengo en mis manos, declaro que yo siempre he creído y creo ahora y que con la ayuda de Dios continuaré creyendo en lo sucesivo, todo cuanto la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana cree, predica y enseña. Mas, por cuanto este Santo Oficio ha mandado judicialmente, que abandone la falsa opinión que he sostenido, de que el SOL está en el centro del Universo e inmóvil; que no profese, defienda, ni de cualquier manera que sea, enseñe. ni de palabra ni por escrito, dicha doctrina, prohibida por ser contraria a las Sagradas Escrituras; por cuanto yo escribí y publiqué una obra, en la cual trato de la misma doctrina condenada, y aduzco con gran eficacia argumentos a favor de ella, sin resolverla; y atendiendo a que me he hecho vehementemente sospechoso de herejía por este motivo, o sea, porque he sostenido y creído que el SOL está en el centro del mundo e inmóvil y que la TIERRA no está en el centro del Universo, y que se mueve. En consecuencia, deseando remover de la mente de Vuestras Eminencias y de todos los cristianos católicos esa vehemente sospecha legítimamente concebida contra mí, con sinceridad de corazón y fe no fingida, abjuro, maldigo detesto los arriba mencionados errores y herejías, y en general cualesquiera otros errores y sectas contrarios a la referida Santa Iglesia, y juro para lo sucesivo nunca más decir ni afirmar de palabra ni por escrito cosa alguna que pueda despertar semejante sospecha contra
  • 43. 43 mí, antes, por el contrario, juro denunciar cualquier hereje o persona sospechosa de herejía, de quien tenga yo noticia, a este Santo Oficio, o a los Inquisidores, o al juez eclesiástico del punto en que me halle. Juro, además, y prometo cumplir y observar exactamente todas las penitencias que se me han impuesto o que se me impusieren por este Santo Oficio. Mas en el caso de obrar yo en oposición con mis promesas, protestas y juramentos, lo que Dios no permita, me someto desde ahora a todas las penas y castigos decretados y promulgados contra los delincuentes de esta clase por los Sagrados Cánones y otras constituciones generales y disposiciones particulares. Así me ayude Dios y los Santos Evangelios sobre los cuales tengo extendidas las manos. “Yo, Galileo Galilei, arriba mencionado, juro, prometo y me obligo en el modo y forma que acabo de decir, y en fe de estos mis compromisos, firmo de propio puño y letra esta mi abjuración que he recitado palabra por palabra” (Fin) CARDENALES INMISERICORDES Estos (SIETE) cardenales condenaron en vida a Galileo a un suplicio humillante. Pero la CIENCIA y la VERDAD lo elevaron a la GLORIA DE LA HISTORIA. // La verdad siempre espera en el camino para fulminar la mentira, aunque esta venga del “Santo Oficio”, que, de justo ni de santo nunca tuvo. // La Divina Justicia lo habrá enviado al infierno (al “Santo Oficio”), por incumplir, en todo tiempo, el mensaje que les transmitió Jesucristo. -----------------------ooo0ooo----------------------, LA SENTENCIA HECHA PÚBLICA El texto de la sentencia fue difundido presto por doquier: en Roma el 2 de julio y en Florencia el 12 de agosto. La noticia llega a Alemania a finales de agosto, en Bélgica en septiembre. Los decretos del Santo Oficio no se publicarán jamás en Francia, pero, prudentemente, René Descartes renuncia a la publicación de su Mundo. Muchos, entre ellos Descartes, en aquella época, pensaron que Galileo era la víctima
  • 44. 44 de una confabulación de los jesuitas, que se vengaban así de la afrenta sufrida por Horazio Grassi en el Saggiatore. Giuseppe Baretti afirmó que después de la abjuración Galileo dijo la famosa frase “Eppur si muove” (“Y sin embargo se mueve”), pero según Stillman Drake, Galileo no pronunció la famosa frase en ese momento ya que no se encontraba en situación de libertad y sin duda era desafiante hacerlo ante el tribunal de cardenales de la Inquisición. Para Stillman si esa frase fue pronunciada lo fue en otro momento. Galileo, tras ser juzgado por el “Santo Oficio” fue recluido en la “Villa Medici”, en Roma; después, el miércoles 6 de julio abandona Roma para ir a Siena, con el objeto de pasar una estancia de varios meses, en el palacio de su amigo el arzobispo de Siena, donde fue tratado espléndidamente y se recuperó del tormento sufrido en los meses precedentes. A petición del Gran Duque de Toscana, el papa Urbano VIII, concedió a Galileo (1 de diciembre de 1633) permiso para poder volver a su propia casa, en Arcetri, en las afueras de Florencia, “con tal que permaneciera como arresto domiciliario, sin moverse de allí ni hacer vida social”. Se sabe que a el 17 de diciembre ya estaba el ella. Allí recibe algunas visitas, lo que le permitió que alguna de sus obras en curso de redacción pudiera cruzar la frontera. Estos libros aparecieron en Estrasburgo y en París en traducción latina. En 1636, Luis Elzevier recibe un boceto de los Discursos sobre dos nuevas ciencias de la parte del maestro florentino. Éste es el último libro que escribirá Galileo; en él establece los fundamentos de la mecánica en tanto que ciencia y que marca así el fin de la física aristotélica. Intenta también establecer las bases de la resistencia de los materiales, con menos éxito. Terminará este libro a lo justo, puesto que el 4 de julio de 1637 pierde el uso de su ojo derecho. El 2 de enero de 1638, Galileo pierde definitivamente la vista. // Por suerte, Dino Peri ha recibido la autorización para vivir en casa de Galileo para asistirlo junto con
  • 45. 45 el padre Ambrogetti que tomará nota de la sexta y última parte de los Discursos. Esta parte no aparecerá hasta 1718. La obra completa aparecerá en julio de 1638 en Leiden (Países Bajos) y en París. Será leída por las más grandes personalidades de la época. Descartes por ejemplo, enviará sus observaciones a Mersenne, el editor parisino. En 1638, Galileo, ha recibido la autorización de trasladarse e instalarse cerca del mar, en su casa de San Giorgio. Permanecerá allí hasta unos días antes de su muerte, rodeado de sus discípulos (Viviani, Torricelli, Peri, etc.), trabajando en la astronomía y otras ciencias. A fines de 1641, Galileo trata de aplicar la oscilación del péndulo a los mecanismos del reloj. El miércoles 8 de enero de 1642, Galileo muere en Arcetri a la edad de 78 años. Su cuerpo es inhumado en Florencia el 9 de enero. // Un mausoleo será erigido en su honor el 13 de marzo de 1736 en la iglesia de la Santa Cruz de Florencia. ------------------ooo0ooo-------------------. LA IGLESIA EN LOS SIGLOS SIGUIENTES Galileo, especialmente por su obra Diálogo sobre los principales sistemas del mundo (1633), cuestionó y resquebrajó los principios sobre los que hasta ese momento habían sustentado el conocimiento e introdujo las bases del método científico que a partir de entonces se fue consolidando. En el siglo XVII, la teoría del heliocentrismo, suponía cuestionar que los textos bíblicos: como (por ejemplo que la Tierra fuera el centro del Universo- Geocentrismo), fueran válidos para una verdadera ciencia. Las consecuencias no solo fueron para la teología y la ciencia incipiente, también se produjeron consecuencias metafísicas y ontológicas, que producirán reacciones de los científicos
  • 46. 46 En el siglo XVIII, Benedicto XIV autoriza las obras sobre el heliocentrismo en la primera mitad del siglo XVIII, y esto en dos tiempos: En 1741, ante la prueba óptica de la órbita de la TIERRA, hizo que el Santo Oficio diese al impresor la primera edición de las obras completas de Galileo, y en 1757, las obras favorables al heliocentrismo fueron autorizadas de nuevo, por un decreto de la Congregación del Índex, que retira estas obras del Index Librorum Prohibitorum. (Indice libros prohibidos). En el siglo XX, homenaje y rehabilitación. A partir de Pío XII se comienza a rendir homenaje al gran sabio que era Galileo. En 1939 este Papa, en su primer discurso a la Academia Pontificia de las Ciencias, a pocos meses de su elección al papado, describe a Galileo “el más audaz héroe de la investigación ... sin miedos a lo preestablecido y los riesgos a su camino, ni temor a romper los monumentos”. Su biógrafo de 40 años, el profesor Robert Leiber, escribió: “Pío XII fue muy cuidadoso en no cerrar ninguna puerta a la ciencia prematuramente. Fue enérgico en ese punto y sintió pena por el caso de Galileo”. En 1979 y en 1981, el papa Juan Pablo II encarga una comisión de estudiar la controversia de Ptolomeo-Copérnico de los siglos XVI y XVII. El 31 de octubre de 1992, Juan Pablo II rinde una vez más homenaje al sabio durante su discurso a los partícipes en la sesión plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias. En él reconoce claramente los errores de ciertos teólogos del siglo XVII en el asunto y pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la Iglesia a lo largo de la historia. En el caso Galileo propuso una revisión honrada y sin prejuicios en 1979, pero la comisión que nombró al efecto en 1981 y que dio por concluidos sus trabajos en 1992, repitió una vez más la tesis que Galileo carecía de argumentos científicos para demostrar el heliocentrismo y sostuvo la inocencia de la Iglesia como institución y la
  • 47. 47 obligación de Galileo de prestarle obediencia y reconocer su magisterio, justificando la condena y evitando una rehabilitación plena. El propio cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo expresó rotundamente el 15 de febrero de 1990 en la Universidad romana de La Sapienza, cuando en una conferencia hizo suya la afirmación del filósofo agnóstico y escéptico Paul Feyerabend: “La Iglesia de la época de Galileo se atenía más estrictamente a la razón que el propio Galileo, y tomaba en consideración también las consecuencias éticas y sociales de la doctrina galileana. Su sentencia contra Galileo fue razonable y justa, y sólo por motivos de oportunismo político se legitima su revisión” Esta declaración injusta será objeto de una fuerte polémica cuando en el año 2008 el ya papa Benedicto XVI tenga que renunciar a una visita a la Universidad de La Sapienza de Roma. // Es habitual en Ratzinger la cita de autores, a priori contrarios a las posturas de la Iglesia, para reforzar sus tesis, de la misma forma que cita a Paul Feyerabend al que califica de “filósofo agnóstico y escéptico”, cita también al que califica de “marxista romántico” Ernst Bloch para justificar científicamente, acogiéndose a la teoría de la relatividad, la corrección de la condena a Galileo no solamente contextualizada en su época sino desde la nuestra. El Santo Oficio prohibió en 1633 el Diálogo sobre los principales sistemas del mundo, texto escrito en 1632 por Galileo y le condenó a la cárcel, pero sin que se cumpliera la sentencia que no fue ratificada por el papa Urbano VIII.. En relación a las aportaciones científicas de Galileo, además de a las realizadas por Nicolás Copérnico y Johnnes Kepler, es frecuente referirse a ellas como una revolución científica en la astronomía que inició la ciencia moderna (caracterizada por la matematización, el mecanicismo y la experimentación) y supuso un cambio de paradigma tanto en la astronomía (paso del sistema geocentrismo al sistema