Este documento resume diferentes visiones sobre la identidad cultural en América Latina a lo largo del siglo XX. Presenta las posturas de la transculturación, heterogeneidad y hibridación cultural. La transculturación de Ángel Rama y Fernando Ortiz ve la cultura latinoamericana como resultado del encuentro de culturas europeas e indígenas. La heterogeneidad de Cornejo Polar enfatiza la diversidad cultural y las tensiones entre culturas orales y escritas. La hibridación cultural de Néstor García Canclini propone que en la actual era de globalización sur
Sobre la identidad de la literatura latinoamericana
1. Visiones acerca de la
identidad cultural en
América Latina
Ricardo Cabeza
4º A Literatura
Literatura Iberoamericana II
Profesora Elvira Blanco
2. Introducción
El presente trabajo se inserta en el curso de Literatura
Iberoamericana II, antes que como un exhaustivo análisis de las posturas
presentadas, como un resumen acerca de las diferentes visiones que, a
lo largo del siglo XX, fueron desarrollándose alrededor de la idea de la
literatura como elemento integral de la cultura latinoamericana.
El principal nudo de problematización para los distintos autores se
centra en poder entender específicamente qué elementos podemos decir
que son auténticamente propios, a partir de una historia caracterizada
por el encuentro de dos mundos.
Si además tomamos en cuenta la dependencia económica y
política cuya extensión no está del todo delimitada, la polémica está
servida.
La metodología de trabajo consistirá entonces en la presentación
(resumida) de cada una de las posturasa través de, al menos, un autor,
para finalmente evaluar que tan vigentes son los elementos que las
sustentan, y qué preguntas son más pertinentes en pos de llegar a algún
tipo de respuesta en este sentido.
3. TRANSCULTURACIÓN
En 1982, Ángel Rama rescata el término transculturación, acuñado por
Fernando Ortiz en 1940, a partir del análisis de la realidad cubana, y lo aplica a
las formas narrativas de América Latina, y su relación con la cultura ibérica.
En su sentido original, Ortiz, quien elabora el concepto a través de la
interpretación de los procesos de quienes resultaban desarraigados de su
cultura y se insertaban en una nueva, integrándose a la misma, se referiría a la
transculturación como el proceso que se da a partir del encuentro de dos
culturas.
Sin embargo, cabe aclarar que el término no está pensado para
cualquier tipo de encuentro, sino, básicamente, para aquellos que podemos
denominar asimétricos. Para este autor el término implica un proceso gradual
por el cual una cultura adopta rasgos de otra hasta culminar en una síntesis,
mediante etapas de selección, interacción, transformacióny creación entre
ambas, produciéndose, en el mejor de los casos, la generación de una
nuevaentidad quecomprende elementosde las dos instancias previas al
contacto. Es así como la constante interacciónentre ambas culturasproduce el
surgimiento de una nuevaentidad cultural, tensa y dinámica al mismo tiempo,
así como permite desestimar la clasificación de cultura dominante y cultura
dominada, y desecha los conceptos de aculturación y desculturación, que
remiten a una realidad más ingenua y simple.
Asimismo se presenta como una alternativa más atractiva frente a otros
conceptos con tintes racistas, como el de mestizaje cultural.
La transculturación, tal como la concibe Ortiz, no se remite
específicamente al campo literario, sino que puede ser aplicada tanto a los
ámbitos culturales, económicos y sociales, como a los procesos en zonas y
sectores concretos.
En “La Transculturación Narrativa en América Latina”, basándose en las
ideas de Ortiz, y usando el término como eje interpretativo de la relación entre
literatura, la historia y la cultura, Rama reflexiona acerca de cómo se da en
4. nuestro continente la convivencia de elementos propios y adoptados, con
especial énfasis en la estructura literaria y la lengua, concibiendo la creación
literaria como receptora y portavoz privilegiada de los diversos universos
culturales coexistentes.
En su lectura de los productos resultantes del encuentro entre los
representantes de la tradición y la modernidad, descubre en la transculturación
el potencial de servir como contrapeso a la hegemonía cultural, al ofrecer una
visión con caracteres propios e integrados, al mismo tiempo.
Rama estima que la historia cultural en América Latina puede
entenderse en función de etapas de independencia, originalidad y
representatividad. La necesidad de independencia sería la fuerza motora que
propicia el acercamiento a otros modelos, la necesidad de sintetizar dichas
influencias desembocará en una producción original, y el concebir dicha
originalidad en cuanto reflejo de la realidad inmediata en que se inscribe, dará
pié a la representatividad como último elemento dentro del modelo.
Desde esta lectura, la transculturación permitirá alternativas ante las
literaturas vanguardistas y regionalistas, que por su misma naturaleza están
encerradas en sí mismas, con limitaciones auto impuestas en cuanto a su
relación con nuevas ideas.
A la hora de reflexionar acerca de la actualidad de posturas como esta,
lejos de llegar a una conclusión, sí podemos pensar en una serie de
interrogantes que cuestionan su formulación. La primera de ellas es cómo se
inserta la post modernidad en un modelo pensado desde la modernidad. La
segunda tendría que ver con qué tan actual es la lectura que hace de la
relación asimétrica entre culturas en un mundo en el cual la globalización,
unida a una realidad comunicativa sin precedentes, desdibuja bastante el límite
entre elementos propios y ajenos.
Sin duda creo que son líneas inevitables al momento de asegurarnos
que las herramientas conceptuales se sustentan en elementos vigentes, o por
el contrario sirven para entender una realidad que en lo real nos es ajena.
5. HETEROGENEIDAD
Para analizar el concepto de heterogeneidad, es necesario referirnos
necesariamente a Cornejo Polar. Si bien no fue él quien elaboró el término, sin
duda fue quien lo usó más a fondo al momento de organizar su cuerpo de
ideas.
Para Cornejo Polar, entender la identidad cultural de América tiene
mucho que ver con comprender las características y el procesosde la literatura
latinoamericana. Es así que, ante lo que es el boom latinoamericano se hace
preguntas tales como ¿cuál es la definición de literatura latinoamericana? ¿Qué
elementos las convierten e representativas? ¿Cómo podemos marcar los
límites entre esta y otras clasificaciones?
Literaturas heterogéneas son, para el autor, aquellas en las que se
cruzan dos o más universos socio culturales. Lienhard llama a este fenómeno
“literaturas alternativas”.
Encontramos un discurso heterogéneo cuando su productor no coincide
con su referente en cuanto a su ubicación cultural. Esto no supondría para
Cornejo una desvalorización del discurso, a diferencia de lo que plantean
algunos autores, sino simplemente el descartar la referencialidad como una
pauta para generar la crítica. La literatura heterogénea no permite superar el
fraccionamiento cultural latinoamericano, sino simplemente a evidenciarlo.Es
así que identifica tres núcleos en donde se puede observar esta problemática:
discurso, sujeto y representación.
Ejemplos de esto pueden ser las literaturas indígenas o gauchescas. No
tendría ningún sentido reclamarles una falta de fidelidad respecto al universo
que referencian, dado que son discursos producidos por personas externas al
mismo. Las literaturas indígenas no tienen posibilidades reales de ser, sí las
indigenistas, del mismo modo que las literaturas gauchas no tienen
posibilidades actuales, sino a través de la gauchesca. El registro condiciona las
posibilidades del ser. La escritura, elemento externo a las expresiones
indígenas o gauchas, no puede ser utilizada como elemento directo de
representación.
6. Una pregunta disparadora de sus reflexiones es: ¿podemos hablar de
una literatura realmente latinoamericana? El primer paso sería ser consciente
de la diversidad cultural existente en nuestra América. El segundo sería
generar una literatura que fuera testimonio de esta misma diversidad, capaz de
retratar las contradicciones y pugnas internas a distintos niveles de las
construcciones culturales (oral/ escrito; urbano/rural, indígena/ europeo,
etcétera).
Este testimonio al que se refiere Cornejo no se limita sencillamente a
reproducir situaciones, sino que aspira a poder reflejarlas desde el plano mismo
de producción de los textos. Pensándolo desde su experiencia más cercana, la
peruana, critica el hecho de que, al momento de su difusión, sus textos están
pensados para circular en un mundo “occidental”, y no en uno “indígena”. Esta
exclusión se explica a partir de las fuentes antagónicas de creación, lo escrito
en un caso, y lo oral en el otro. La letra es la carta de presentación del
colonizador, y la principal herramienta para imponer su cultura. Al promover
una forma de reproducción sobre la otra, se refuerza el sistema dominador,
más allá del discurso.
A partir de esta lógica, la misma literatura que resulta débil a nivel
político, obtiene un poder muy distinto a nivel simbólico. La forma de presentar
la cultura refuerza y valida los medios, y por extensión a quién los produce. Es
así que se produce la contradicción respecto de que un texto pensado para
revindicar una cultura esencialmente oral, juega en contra de esto desde lo
concreto, ya que se vale de medios escritos, siendo los orales insuficientes.
Dicha contradicción parece insoluble manteniendo los criterios actuales de
relación entre cultura y mercado.
En este sentido, Cornejo mantendría diferencias respecto tanto con
Rama como con Canclini. Con el primero, jugando con las ideas de
transculturación y heterogeneidad, diferiría en las posibilidades que abría la
literatura. Rama abogaría por la posibilidad de acceder a la unificación cultural
desde lo literario, mientras que Cornejo mantendría su lectura de este ámbito
como esencialmente conflictivo. Con respecto a Canclini, este no veía la
historia de la modernidad en América como un reflejo de la conflictividad, sino
más bien como un proceso por el cual se intentan integrar las
7. heterogeneidades culturales, esto es, las formas de percibir el tiempo,
existentes. Su concepto de hibridación habilita una coexistencia que integra las
diferentes visiones, reflejándose cada una en las demás.
La propuesta de Cornejo Polar se basa (muy sumariamente) en la
oposición entre oralidad, como elemento representante de la cultura
colonizada, y escritura, como representante de la cultura colonizadora. El
problema con esta concepción, es que no necesariamente describe un
panorama acorde a una actualidad latinoamericana, menos aun a nivel
rioplatense. Las culturas indígenas y afroamericanas, evidentemente forman
parte del entramado social, pero al mismo nivel se sitúan todos aquellos grupos
humanos que hacen a la variedad complejísima de nuestro continente, y cuyas
particularidades no están directamente abarcadas por el modelo de Cornejo
Polar. Solucionar el conflicto entre estas culturas es sin duda parte del proceso
para afirmar los aspectos de una identidad propia, pero al mismo tiempo no
alcanza para describir la verdadera complejidad del tema.
Sin embargo, evidentemente sus planteos nos permiten un punto de
partida más que interesante para analizar desde dónde surgen las voces que
representan a nuestro continente.
8. HIBRIDACIÓN CULTURAL
Para referirnos al concepto de hibridación cultural elegiremos, de entre
todas las opciones que podríamos manejar, las ideas elaboradas por Néstor
García Canclini. Si bien no es quien acuña el término, ciertamente es uno de
los autores que más lo ha analizado, a lo largo de su producción.
Hibridez refiere a una conceptualización similar a otras, como quimeras
o mestizaje, intentando que, mediante la utilización de un término perteneciente
al léxico científico, las connotaciones que sugieran sean más positivas.
Sin embargo, no necesariamente es ésta la lectura que el término
sugiere, al menos al entender de Cornejo Polar. Para este autor, la hibridez se
relaciona con lo no natural, lo forzado, al mismo tiempo que con lo estéril al
pensar en la naturaleza de las especies híbridas. Sin embargo, el mismo
Canclini sugiere otra clave de lectura, señalando que en la botánica es el
procedimiento mediante el cual se crea una especie que sepa enfrentarse de
manera más adecuada a los rigores del medio.Más allá del concepto, Cornejo
Polar persistirá en que el término altera el juego de connotaciones del proceso,
cuando a su entender debería ser pensado en función de una dominación
cultural, con lo que esto tiene de negativo.
Si bien Canclini se instala dentro de la tradición de conceptos similares,
pero con matices que le otorgan actualidad. Sigue reflexionando acerca de la
relación entre cultura europea y culturas afroamericanas o indígenas, pero al
mismo tiempo considera la incidencia de elementos tales como las tecnologías
de la industria cultural, y los procesos globalizantes.
Es así como se pone en juego el rol que las lógicas de mercado, los
medios de comunicación, y la globalización de los contenidos culturales le
imponen al individuo, y que complejizan mucho más aún las posibles lecturas
en torno al tema.
Canclini propone una visión sustentada sobre la reflexión de casos a
partir de este modelo, como se desprende de su reflexión en cuanto “cualquiera
de nosotros tiene en su casa discos y casetes en que combina música clásica
9. y jazz, floclor, tango y salsa, incluyendo a compositores como Piazzola,
CaetanoVeloso y Ruben Blades que fusionaron esos géneros cruzando en sus
obras tradiciones cultas y populares”.
En la búsqueda de conseguir entender de mejor manera estos procesos,
García Canclini emplea también el término “reconversión”, proveniente del
mundo de las finanzas, para explicar como todos los sectores, no solo los
hegemónicos, adaptan sus prácticas cotidianas a las características del mundo
que los rodea. Un ejemplo que cita en este sentido es el de los artesanos que
anteriormente vendían artesanías con motivos indígenas y actualmente venden
muñecos sobre figuras de dibujos animados.
En cuanto a la relación entre cultura, Estado y mercado, el autor propone
un análisis de estos tres niveles. Es así que el estado se encargaría de
administrar los elementos culturales que se relacionan con lo histórico,
mientras que el mercado, a través de las instituciones privadas, se encargaría
de administrar las producciones culturales contemporáneas. Los beneficios en
ambos casos también serían distintos, ya que el Estado lo reciben en cuanto al
nivel simbólico de representación, mientras que las instituciones privadas, se
reporta en lucro.
Al momento de resumir los ejes que atraviesan la propuesta de
hibridación, resaltan la desintegración de binarismos de oposición,
estableciéndose categorías más complejas; el llamado a que las mismas
disciplinas que estudian la hibridez la empleen al momento de elaborar sus
miradas, y finalmente la imposibilidad de concebir el panorama cultural de
América Latina como algo homogéneo, sino por el contrario sería un proceso
contradicciones, idas y vueltas. En un sentido más amplio, Canclini afirma que
ya no es posible estudiar a las comunidades como sistemas cerrados o
autocontenidos, sino que ocupan un espacio de intercambio constante y
permanente con el resto, en un proceso dinámico de reconversión.
Actualmente el concepto de hibridez está siendo trabajado por distintos
autores, como forma de analizar y comprender cortes específicos respecto de
culturas colonizadas, y a partir de ese trabajo va adquiriendo nuevas
significaciones, por lo que cabe pensar que si bien Canclini fue su principal
promotor, aun queda por ver qué tanto jugo puede dar antes de ser sustituido
10. por un nuevo concepto que retome lo que éste explica, y además pueda
iluminar cuestiones aun a oscuras.
11. ESTUDIOS CULTURALES
Tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra debió
enfrentarse a las cicatrices que la misma dejó. Algunas, las más obvias, eran
las relacionadas con las perdidas materiales y humanas. Afrontar la
reconstrucción y adaptación para este nuevo período le llevaría varios años,
como suele suceder con los hechos traumáticos.
En 1964, en Birmingham, se inaugura el Centro de Estudios Culturales
Contemporáneos. Su finalidad es algo tan ambicioso como poder desenredar el
complejo entramado que define, guía y elabora los distintos contenidos
culturales, la relación entre cultura y poder, los espacios de poder/ cultura
alternativos, o al menos eso es lo que podemos suponer, dado que, si algo los
caracteriza, es el esfuerzo de interpretación que se debe hacer al intentar darle
un sentido único a sus definiciones. Su motivación, suponemos, es la de
encontrar el sentido que parecía perdido en un mundo tan caótico como el que
la Guerra Fría.
En su acercamiento disciplinar, cualquier propuesta sirve. Definirse a
priori es limitarse. Por eso la sociología, antropología, historia del arte,
psicología, filosofía, y muchas otras disciplinas, tendrán elementos que aportar.
Como cualquier propuesta, la misma va cambiando y adaptándose a
medida que se concretiza en persona y ámbitos concretos. En América Latina,
varios años después, adopta características muy distintas, y por momentos
incluso opuestas, en relación al trabajo de Inglaterra y Estados Unidos.
El principal perfil que caracteriza a la escuela latinoamericana es del
análisis de las formas culturales que adopta la actual fase capitalista. El primer
paso para entender nuestra realidad, compleja y diversa, será complejizar y
diversificar los puntos de vista de análisis, proponiendo un cruce de disciplinas
más que una interacción. El objetivo de esto es poder detectar con la mayor
claridad posible como interactúan las estructuras sociales con las prácticas
culturales. Es por eso que cuando se piense en comunicación, se lo hará en
torno a los procesos culturales, económicos y políticos de nuestra región.
12. El auge de los estudios culturales en Latinoamérica coincide con el
regreso de las democracias. Esto determina las principales miradas que
desarrollarán, como ser la relación entre la economía y la cultura, las políticas
de los medios masivos de comunicación, la relación entre la comunicación y los
espacios alternos, y sobre todo el peso de los medios masivos de
comunicación en el desarrollo cultural.
La aparición de nuevos actores en la escena política (sindicatos,
movimientos populares, etc.) modificó sustancialmente el rol de la
comunicación en la dinámica de poder social, sumándose a la necesidad por
redefinir los límites de la cultura nacional, y por extensión la regional.
A su vez, dicho análisis de fuerzas deberá cruzarse con los relacionados
a los emergentes procesos globalizantes y de desterritorialización, de manera
de poder generar una mirada lo más amplia posible sobre las nuevas
realidades.
A medida que los 80 se suceden, el ámbito de los estudios culturales se
va despolitizando, a raíz del desencanto que se produce entre el ideal
democrático y su realidad, la pérdida, tanto real como simbólica e poder de
parte del Estado, y el avance de las políticas neo liberalistas.
Lo antes mencionado contribuye, además, a brindar a intereses privados
el control ideológico de los medios de comunicación, generándose un pasaje
de la categoría de sujetos a la de espectadores, como causa y consecuencia
de la atomización social, y la consecuente pérdida de una voluntad colectiva.
Esto se traduce en la pérdida de poder individual real de los sujetos en cuanto
al sistema democrático, reduciéndose a meros ejercicios cívicos claramente
predecibles y limitados.
Una de las principales críticas que puede hacerse a la perspectiva
latinoamericana de los estudios culturales, a partir del análisis de las
comunidades y sus segmentaciones, es el ignorar constante de las
problemáticas relacionadas con minorías o grupos de reivindicación social,
como los feministas, más allá su lectura como cortes específicos dentro de una
población general.
13. El acercarse a un conocimiento detallado de la cultura en función de la
globalización, solo tiene sentido si apunta a explicitar las relaciones entre
producción simbólica y modelo económico, así como el análisis de la diversidad
cultural solo tiene sentido como punto de partida para un cuestionamiento de la
fragmentación social que torna irreconciliables los universos específicos, y no
como simple reforzador de una realidad que aparece como incuestionable.
Evidentemente, todo esto se relaciona directamente con el rol desde el
que el intelectual se piensa en relación a la sociedad, esto es, como simple
analista de cruces en un momento dado, o como alguien capaz de proponer
alternativas a partir del entendimiento de los mecanismos que cohesionan el
complejo entramado social vigente.
14. Conclusiones
Hemos visto cuatro acercamientos a la realidad latinoamericana, en
función de formas específicas de entender su cultura, y las problemáticas que
se generan a partir de la búsqueda de una identidad sólida y representativa de
su diversidad, con las dificultades que eso conlleva.
Lo cierto es que ninguna de las propuestas mencionadas habilita una
concepción cerrada de la identidad latinoamericana, proponiendo a lo sumo
claves para el entender el porqué de la dificultad en la tarea.
Al mismo tiempo es justo decir que todas ellas brindan herramientas
desde donde pensar alternativas de cambio o análisis, instalándose dentro de
un proceso de complementariedad para nada despreciable.
Lo cierto es que, nada parece indicar que, a la luz de una cultura
globalizante que se esfuerza por difuminar los límites de lo local, y en donde el
intercambio y modificación de los contenidos culturales es constante y
frenético, gracias en no poca medida a lo relacionado con las posibilidades de
la comunicación, no parece sencillo pensar en una propuesta que de cuenta de
la diversidad conflictiva de identidad que hace a América Latina.
Quizás, en la medida que podamos empezar a reflexionar con cierta
profundidad acerca del porqué de la necesidad de una identidad propia en un
contexto donde la misma es más un obstáculo que una fortaleza, estaremos
poniéndonos en camino para entender qué pasos son necesarios para
encontrar la fórmula que nos permita concebirnos como un todo, a pesar de las
propias limitaciones históricas en este sentido.