Este documento presenta 20 contradicciones percibidas en la ciencia. Algunas de las contradicciones mencionadas incluyen: 1) Equiparar el avance científico con el avance físico cuando los avances teóricos son igualmente importantes. 2) Entender la mecánica cuántica desde un punto de vista materialista cuando en realidad sólo puede describirse en términos matemáticos. 3) Pensar que las leyes de la relatividad son leyes físicas cuando en realidad son marcos conceptuales.
Las 20 contradicciones mas importantes de la ciencia
1. Ricard Jiménez García – mundoaureo@gmail.com Facebook/google+: mundoaureo Página 1
LAS 20 CONTRADICCIONES DE LA CIENCIA
1) Equiparar avance científico con avance físico.
Los avances científicos más significativos no son aquellos que se basan en el
descubrimiento de propiedades físicas objetivas, cuyas aplicaciones nos resultan más
o menos prácticas. Lo verdaderamente importante en el avance científico es la
creación de modelos teóricos que nos ayudan a entender los fenómenos físicos.
El avance científico más importante de las últimas décadas ha sido el
desarrollo metodológico de las teorías de cuerdas y la inmensa coherencia que
presentan para describir el Universo. Dichas teorías no se basan en la experimentación
física sino en el razonamiento.
2) Entender la mecánica cuántica desde un punto de vista
materialista.
Hablar de “física cuántica” es un eufemismo en sí mismo. El mundo cuántico
tan sólo puede describirse en términos matemáticos o probabilísticos; En dicho
“mundo” no podemos aplicar ni uno solo de nuestros conceptos físicos. El
entrelazamiento cuántico instantáneo ni siquiera puede describirse de forma
matemática y, por supuesto, es independiente de cualquier escala física de distancia.
3) Pensar que las Leyes de la Relatividad son leyes físicas.
Las leyes de relatividad son leyes genéricas en su totalidad. Podría decirse que
son cómo las leyes de la “Oferta y la Demanda” en que se basa la economía, pero
aplicadas al espacio y al tiempo.
Las leyes de la relatividad especial nos indican cómo fluctúan el espacio y el
tiempo cuando añadimos la variable “movimiento”; Y las leyes de la relatividad general
nos explican como fluctúa el espacio‐tiempo‐movimiento cuando añadimos
nuevamente la variable “movimiento”; Es decir, introducimos el “movimiento
acelerado”.
Dichas leyes no son más que un marco conceptual de razonamiento en el que
sólo necesitamos variables genéricas, vectores de movimiento y un marco de
referencia. Nada físico en realidad. Por este motivo decimos que de ellas se deriva el
“Big‐Bang”, ciertamente un concepto metafísico.
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4) Afirmar que la ley de la gravedad es exclusivamente una ley
física.
Nadie duda que experimentemos físicamente los efectos de la gravedad,
aunque también es cierto que los podemos experimentar aún sin estar despiertos.
Pero… afirmar que la gravedad es una “fuerza” y que sus “efectos” se circunscriben al
mundo físico jamás se ha podido demostrar. De la misma manera que para certificar la
existencia de un crimen necesitamos ver el “cuerpo”, jamás se ha podido verificar la
existencia de las conocidas como “Ondas Gravitacionales”.
5) Teorizar y teoría son términos completamente diferentes.
Podemos teorizar acerca de la existencia de una civilización perdida en el
tiempo o sobre la existencia de una partícula fundamental, pero una teoría (en el
sentido científico del término) implica algo mucho más sustancial: una teoría física
implica necesariamente un patrón de funcionamiento.
Hoy día decimos, con una cierta alegría, que se ha confirmado la teoría del
“Bosón de Higgs”….pero no podemos entender esto como una teoría en sentido literal.
En primer lugar y, aunque sea de forma anecdótica, lo único que se ha demostrado es
una alta probabilidad acerca de su existencia.
En segundo lugar y, esto es lo verdaderamente relevante, cualquier teoría
científica implica un hilo conductor, algo que explique la conexión entre diferentes
eventos. Hablar del Bosón de Higgs como si fuera, por sí mismo, una partícula y un
mecanismo de interacción es, en sí mismo, una contradicción, una confusión en los
términos.
6) La creencia fundada en la experimentación.
Si algo distingue al método científico es que básicamente se trata de un
método empírico. Sin embargo, la más universal de todas nuestras leyes físicas (la ley
de la relatividad) no se basó en la experimentación. De hecho, ni siquiera tuvo en
cuenta el criterio matemático que, por definición, es estático.
A nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido sincronizar dos relojes
atómicos y subirse a un avión supersónico para ver si, por casualidad, existía una
distorsión relativa entre el espacio y el tiempo.
Si algo demostró Einstein es que la experimentación está siempre supeditada
al razonamiento previo. Einstein no siguió nunca el método científico, aún cuando sea
reverenciado por todos los físicos.
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7) Pensar que el método científico constituye un cuerpo
completo de conocimiento.
Habitualmente pensamos en la coherencia del método científico, dado que
establece que: para validar una teoría debemos contrastar empíricamente las
evidencias y, de forma complementaria, sintetizar una formulación válida basada en la
lógica matemática.
Pero… analizando con detenimiento dicho método comprobamos rápidamente
que, en realidad, tan sólo nos basamos en el criterio matemático. Y es que… podemos
hacer muchos o muchísimos experimentos, pero si no podemos condensar su patrón
de funcionamiento en una formulación jamás tendremos una teoría, sino una
conjetura.
Prueba de ello es la existencia de las conjeturas matemáticas, las cuales (en su
totalidad) han resultado ser ciertas en miles o millones de experimentos (o iteraciones
matemáticas por ordenador) pero, de acuerdo con este criterio, no se aceptan como
teorías.
Cuando sólo consideramos un criterio de veracidad, no seguimos (de hecho)
un criterio científico, lo que hacemos es “un acto de fe”; En este caso fe en el
procedimiento matemático.
Esto da lugar a contradicciones evidentes. La teoría sobre la existencia (que no
comportamiento) del Bosón de Higgs se basa en una alta probabilidad de detección, lo
que es inconsistente (como acabamos de ver) con el propio método científico. Y es que
cualquier conjetura matemática tiene una probabilidad casi infinita de ser cierta, y no
por ello afirmamos que sea correcta.
8) La física jamás dará sentido a un plano inmaterial de la
realidad.
Toda ley física se fundamenta en un patrón matemático de comportamiento.
De hecho, jamás se ha podido demostrar que un teorema matemático sea
incompatible con algún suceso físico. Una ley física no es más que un teorema
matemático al que se añaden determinadas magnitudes físicas (o a la inversa).
Lo único que ocurre es que, en determinadas ocasiones (como sucede, por
ejemplo con las dimensiones matemáticas) no sabemos cómo hacerlo. Las teorías de
cuerdas, nuevamente, serían un buen ejemplo.
La teoría matemática da pleno sentido a un plano inmaterial de la realidad. Un
plano inmaterial sería, por ejemplo, la consideración de cantidades negativas, un eje
imaginario de coordenadas o la consideración de los números complejos en su
totalidad.
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De hecho la introducción de estas variables simplifica de forma mágica
nuestras ecuaciones físicas. Hoy día, por ejemplo, los números complejos son un
requerimiento, casi una exigencia en cualquier disciplina científica.
La física, concretamente, utiliza estas variables imaginarias con extrema
asiduidad pero continúa sin dar sentido a un plano inmaterial que forme parte de
nuestra propia existencia. Sin lugar a dudas, esto constituye una contradicción en sus
planteamientos.
9) La física se ha convertido en un intento perdido de alcanzar
cotas imaginarias
Hoy día la física se ha convertido en un intento contra el tiempo de poder
medir un plano de la realidad, que acabamos de definir como inmaterial. Tenemos
muchísimos ejemplos al respecto.
El Big‐Bang, por ejemplo, es un concepto no físico sino inmaterial, dado que es
un punto inicial en el que el espacio‐tiempo no existía en realidad. Lo mismo pasa con
un agujero negro, que nunca podremos saber (por concepto) que hay más allá.
Aunque cambiemos los términos, la materia o la energía oscura también hacen
referencia a este tipo de realidad inmaterial. Las ondas gravitacionales no son más que
una conjetura, algo que no sabemos si existe físicamente en realidad.
Los reiterados intentos por superar la velocidad de la luz, la necesidad de
validar la constante cosmológica (que situamos en una escala indetectable) serían más
ejemplos. Y, lo cierto, es que aún podríamos hacer referencia a muchos más. Todo,
excepto admitir que hay algo que escapa a nuestra comprensión y que se sitúa en el
“más allá”
La física siempre te dirá: “Es cuestión de tiempo que podamos detectarlo”
Pero… hasta el momento lo único cierto… ¿Cómo admitir algo contrario a nuestros
principios?
10) El eterno problema de la “medida”
De entre todas las contradicciones a que se enfrenta la física moderna, sin
lugar a dudas, la irrelevancia de todas sus unidades de medida (a nivel global) es
fundamental. De hecho es un tema del que los científicos no quieren ni oír hablar.
Las leyes de la relatividad son contrarias a una realidad objetiva, la mecánica
cuántica no se basa en ninguna medida física y la inflación universal es contraria a
cualquier escala humana.
Es fácil advertir esto. En cualquier formulación física lo más irrelevante es la
medida física que pongamos en ella, dado que la formulación siempre se cumplirá. Lo
verdaderamente relevante es el patrón matemático.
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Todas las leyes físicas son relacionales lo que implica, en esencia, que son
contrarias a una unidad absoluta de medida. Incluso las leyes de la gravedad no
escapan a esta premisa y es que, cuando dos partículas están infinitamente cercas se
genera una fuerza infinita entre ellas. Y el infinito, de forma racional, no se puede
considerar una medida física, aunque pueda ser “real”.
11) La existencia de las “Constantes universales”.
Todas las constantes que decimos que son “físicas” y universales son a‐
dimensionales; Es decir, no tienen un valor absoluto por sí mismas dado que, como las
leyes físicas se basan en relaciones. Su existencia nos dice algo muy profundo acerca
del funcionamiento del Universo y, en concreto, que todo lo que podemos decir de él,
(o de su esencia) en el fondo no depende de ninguna magnitud física.
Esto es evidentemente cierto cuando consideramos la más importante de
ellas: la “Constante de estructura fina”. Dicha constante, que aglutina a las tres
constantes más universales (la carga del electrón, la constante de gravitación y la
velocidad de la luz) no es más que un simple número, sin más. La esencia última de la
física, que recae en sus constantes fundamentales, no es física en realidad.
La única constante que parece tener un valor absoluto en el Universo es la
“Velocidad de la Luz”. De hecho, es el último “clavo ardiendo” al que pueden acogerse
los físicos en su intento por decir que hay algo objetivo y cierto. Pero afirmar que la
velocidad de la luz es una constante absoluta es una conjetura que no se ha podido
demostrar. Apelar a la ley de la relatividad especial tan sólo determina que dicha
velocidad es una expresión del movimiento del espacio‐tiempo, cuya composición
última o fundamental aún no hemos podido determinar.
12) La confianza ciega en el método matemático.
Nadie duda de la efectividad de las matemáticas para describir la realidad y la
consistencia de sus reglas lógicas. Sin embargo, las matemáticas se enfrentan a un
problema fundamental y es su incapacidad para describir un Universo que no es
estático, sino que se está moviendo.
Es cierto que podemos aproximar el movimiento como una sucesión
matemática de infinitos términos, pero la existencia de “cotas” matemáticas, desde el
punto de vista de la lógica tradicional, es profundamente irracional. ¿Qué significa, en
realidad, que podemos acotar el infinito?
Además, determinadas características básicas del Universo, como pueden ser
el entrelazamiento o la conexión instantánea no pueden formalizarse bajo la forma de
un teorema. En último término, el fraccionamiento infinito en que podemos dividir el
tiempo es un concepto sin sentido matemático. En todo caso, metafísico.
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13) Cuantificar vs divinidad.
La creencia matemática se extiende al método físico y su obsesión por
cuantificar la realidad. Cuando decimos que el Universo tuvo un principio y un final
aplicamos esta mentalidad de pretender siempre un resultado determinado.
Sin embargo, esta visión entra en una profunda contradicción con el eterno y
universal principio de “Causa‐Efecto” que, básicamente implica un eterno o perpetuo
cambio de estado. Como muchos autores han indicado el Big‐Bang puede no implicar
un punto de inicio, sino simplemente un cambio a otro estado. Lo que los científicos
denominan “Colapso de Onda” no es más que una forma de hablar para referirse a un
estado puntual o ideal.
La eternidad, como el infinito, no es un concepto físico.
14) La creencia en el método “científico” de “revisión por pares”.
Está quizás sea una de las creencias más extendidas, la auto‐veracidad que el
propio método científico presenta. Sin embargo, de la misma manera que el método
científico genérico es un contrasentido, su “herramienta” tampoco escapa a este
principio.
La más bella, de entre las principales conjeturas matemáticas, quizás sea la
conjetura “P vs NP”. Esta conjetura se basa en la idea de que siempre podemos
expresar la complejidad matemática de forma simplificada.
Si dicha conjetura fuera cierta implicaría (una vez extendida al plano físico de la
realidad) que cualquier fenómeno físico se podría explicar de una forma simple y bella.
Si fuera cierta implicaría que es absurdo pensar que un problema sólo puede resuelto
por un par de comités de expertos. Más bien representaría que la complejidad no es
más que una expresión de nuestra ignorancia acerca de la verdad.
Puede que no sea cierta… siempre cabe esa posibilidad; Sin embargo, nadie
puede negar la absoluta simplicidad y belleza que nuestras principales leyes físicas
presentan, algo que difícilmente se puede atribuir a la casualidad.
15) La existencia de conjeturas matemáticas.
Utilizar el método matemático como único criterio de veracidad es un
argumento circular. De hecho, esto no es una opinión más, sino que es el resultado de
un teorema matemático. Como Gödel demostró siempre habrá respuestas fuera del
método matemático que puedan ser ciertas y que no se puedan demostrar. Esto
implica que matemáticamente sólo será cierto todo aquello que no incumpla sus
principios.
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Pero, si queremos comprender el Universo en su totalidad está claro que algo
tenemos que cambiar…. O, en su defecto, considerar que el método matemático
(como la física) es tan sólo una aproximación de la realidad.
La existencia de múltiples conjeturas matemáticas pendientes de demostrar,
algunas de ellas después de centenares o, incluso, miles de años implica que hay algo
que escapa a nuestra comprensión matemática.
Incluso si consideramos que, desde la invención de esta “ciencia”, jamás
hemos podido encontrar una regla para saber cómo se relacionan los propios números
entre ellos (en términos técnicos, “factorizar”) lo cierto es que da que pensar.
16) Una teoría física final es una teoría independiente del fondo.
Como muchos autores consideran una teoría unificada ha de ser una
explicación independiente de cualquier criterio humano. En esencia la idea es ésta: el
universo funcionaba antes de nuestra llegada y seguirá haciéndolo cuando nosotros
nos marchemos.
En consecuencia y dado que si algo distingue al Universo es su incesante
movimiento, no sólo no existe una realidad física objetiva, sino que lo único que existe
es un patrón de movimiento. Para entenderlo tan sólo hay que pensar que cuando
miramos a una estrella en el cielo, probablemente ésta no existe en realidad, sino que
lo que vemos es su reflejo de cómo fue hace miles o millones de años. De hecho,
nosotros mismos, somos viajeros del tiempo y, con nosotros, cada una de las
partículas de nuestro cuerpo.
17) Una teoría unificada implica un universo no físico, sino
virtual.
La existencia potencial de una teoría unificada que de sentido de forma global
al Universo implicaría que el Universo no es físico, sino virtual.
Dado que todas nuestras leyes físicas han sido susceptibles de ser condensadas
en un patrón matemático de funcionamiento, esto implica que (potencialmente)
podríamos hacer lo mismo con una teoría unificada. Aplicando las reglas algebraicas de
Boole podríamos traspasar dicha formulación al lenguaje binario y reproducirlas en un
ordenador. Si esto fuera posible implicaría que nuestro Universo seguiría las mismas
reglas que determinan una simulación virtual.
En consecuencia, una formulación unificada implicaría que el Universo es…
Una simulación de sí mismo. El Universo entero tendría el mismo comportamiento
que, por ejemplo, un “Cuanto de Planck”, que es la unidad mínima en que podemos
cuantificar el Universo. En este escenario el universo sería… Un Holograma.
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18) La Inteligencia artificial y la Computación cuántica no existen
en realidad.
Tenemos tendencia a pensar que aquellos argumentos que se repiten sin cesar
acaban siendo ciertos. Aquí podemos incluir toda la teorización física a que hemos
hecho referencia aunque, sin duda, la inteligencia artificial y la computación cuántica
ocupan un lugar destacado en este ranking de conceptos imaginarios.
Por concepto, inteligencia artificial implica desarrollar una inteligencia
indistinguible de la nuestra. De la misma manera, computación cuántica implica
desarrollar una computación indistinguible del funcionamiento del Universo.
Todo parece correcto si no fuera por un par de pequeños detalles: ni sabemos
cómo funciona nuestra inteligencia, ni sabemos cómo funciona el Universo. Es más, ni
siquiera sabemos si existe la inteligencia cómo tal. De hecho este concepto es
incompatible con el mundo cuántico, que nos dice que todo se basa en la probabilidad.
19) Una teoría física no puede explicar la inteligencia o la
conciencia.
Todos somos conscientes de que existe un plano de la realidad (sin importar
cómo lo denominemos) que, aunque lo intentemos, en realidad no se puede
cuantificar. Este plano incluye conceptos tan etéreos como la inteligencia, la
conciencia, el alma, los recuerdos, las ideas, los pensamientos o lo sueños.
Muchos científicos piensan que una teoría unificada dará sentido a cualquier
manifestación física que percibamos de “puertas afuera” pero eluden hablar acerca de
cómo dicha teoría podría explicar todos estos conceptos. Habitualmente pensamos
que somos independientes del Universo, que sólo percibimos sus efectos; Pero… hoy
día sabemos que esto no es cierto. Queramos o no, somos un “subproducto” de la
evolución del Universo y, esto implica, que nos basamos en sus propios criterios de
evolución o crecimiento.
Pensar en la posibilidad de que exista o no una teoría unificada capaz de
explicar la realidad de forma global (física e inmaterial) tan solo es consecuencia de
nuestra vanidad humana. Hay que insistir en esto: el Universo ya funcionaba antes de
nuestra llegada, nosotros no surgimos de la “nada”. Está claro que existe una especie
de diseño inteligente, aunque éste pueda basarse en el azar o… en infinitos términos.
Si matemáticamente es cierto (π, por ejemplo)…. ¿Por qué no iba a serlo en su
totalidad?
20) Método y ciencia son términos incompatibles
De hecho, siempre lo han sido. Y es que, ciertamente, olvidamos la historia con
facilidad. Siempre que algo o alguien han querido ser “juez” y “parte” ha acabado en
desastre.