El documento argumenta que la innovación efectiva en los servicios bibliotecarios requiere centrarse en las necesidades y preferencias de los usuarios. Explica que la innovación puede surgir de corregir fallas reportadas por los usuarios, satisfacer nuevas demandas de servicios, o adaptarse a cambios presupuestarios o estándares. Sin embargo, la innovación más efectiva comienza cuando las bibliotecas dejan de suponer lo que los usuarios quieren y se esfuerzan por descubrir realmente qué necesitan y cómo prefieren interactuar.