El jabalí se preparaba para sacrificar a un suricatato para complacer a los dioses protectores de la princesa, pero este escapó. Como castigo, los dioses dejaron de proteger a Cenicienta, por lo que fue fácil para Rose entrar en el bosque aunque se encontró con la sirena Ariel que gobernaba el lago. A pesar de las tormentas lanzadas por Ariel, Rose cruzó el lago ayudada por el fantasma de un antiguo amor de la malvada princesa.