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9    Conciliación de la medicación en el paciente
     polimedicado.

     Rafael Bravo Toledo, Noelia Caballero Encinar.




     IDEAS ESENCIALES

    •	La	conciliación	de	medicamentos	en	un	proceso	importante	para	ase-
      gurar	la	seguridad	del	paciente	en	cuanto	al	uso	de	medicamentos.
    •	Es	especialmente	relevante	en	los	momentos	en	que	esa	seguridad	está	
      más	 comprometida	 y	 se	 producen	 más	 errores	 de	 medicación,	 como	
      son	las	transiciones	asistenciales	y	en	pacientes	polimedicados.
    •	La	conciliación	de	la	medicación	incluye	procesos	y	acciones	para	pre-
      venir	errores	en	la	transmisión	de	la	información	sobre	medicamentos	
      entre	diferentes	proveedores	de	atención	sanitaria	y	entre	éstos	y	los	
      pacientes.
    •	Este	 problema	 de	 comunicación	 origina	 los	 denominados	 errores	 de	
      conciliación,	que	son	discrepancias	no	justificadas	entre	la	lista	com-
      pleta	de	medicamentos	que	el	paciente	debería	tomar	y	lo	que	realmen-
      te	toma.
    •	A	pesar	de	que	su	desarrollo	inicial	se	limitó	a	centros	hospitalarios	y	
      tenía	como	principales	protagonistas	los	farmacéuticos	clínicos,	una	vi-
      sión	amplia	del	concepto	implica	también	a	atención	primaria	y	a	otros	
      profesionales	como	médicos	de	familia,	enfermeras	y	farmacéuticos	co-
      munitarios.




                                                                              187
1.    Conciliación de la medicación: conceptos e importancia

Aunque	siempre	han	estado	presentes	en	la	medicina	moderna,	los	problemas	y	
enfermedades	producidas	por	los	medicamentos	-la	antigua	iatrogenia-	han	ad-
quirido	una	gran	relevancia	a	partir	del	informe	americano	“Errar	es	humano” 1
que	cuantificó	la	magnitud	del	asunto	e	inició	la	necesidad	de	concienciar	a	los	
profesionales	en	materias	relativas	a	la	seguridad	del	paciente.	Entre	las	causas	
de	la	morbilidad	iatrogénica,	tanto	en	el	paciente	hospitalizado	como	en	aten-
ción	primaria,	una	muy	importante	son	los	errores	de	medicación	considerados	
como	aquellos	incidentes	evitables	relacionados	con	el	uso	de	medicamentos	que	
pueden	causar	daño	o	dar	lugar	a	una	utilización	inapropiada	de	estos2.	Según	se	
refiere	en	un	interesante	editorial	de	la	Revista	de	Calidad	Asistencial3	tomando	
datos	de	diferentes	fuentes,	se	ha	visto	que	hasta	el	7%	de	los	pacientes	ingresa-
dos	en	los	hospitales	experimentaban	efectos	adversos	prevenibles	y,	en	dos	de	
cada	cien	el	efecto	adverso	estaba	relacionado	con	medicamentos	y	errores	de	
medicación.	Los	estudios	realizados	en	nuestro	país	en	relación	con	la	seguridad	
del	paciente	sitúan	a	los	medicamentos	como	la	causa	más	frecuente	de	efectos	
adversos	relacionados	con	la	atención	sanitaria,	tanto	en	los	hospitales	(estudio	
ENEAS)4	como	en	atención	primaria	–AP-	(estudio	APEAS)5.

Estos	y	otros	estudios	han	mostrado	que,	al	menos	la	mitad	de	estos	errores	de	
medicación,	se	producen	con	los	cambios	de	profesional	responsable	del	pacien-
te.	La	constatación	de	este	hecho	alumbró	la	necesidad	de	métodos	que	minimi-
zaran	los	errores	y	así	nació	lo	que	conocemos	como	conciliación	de	la	medica-
ción3, 6;	inicialmente	en	el	ámbito	hospitalario	pero	que	se	ha	ampliado	a	todos	
los	contactos	de	los	pacientes	con	el	sistema	sanitario.	La	conciliación	tiene	co-
mo	objetivo	disminuir	los	errores	de	medicación	que	ocurren	en	la	transición	de	
los	pacientes	entre	niveles	asistenciales	y	que	se	deben	al	desconocimiento,	total	
o	parcial,	del	tratamiento	actual	de	los	pacientes,	con	lo	que	se		pueden	omitir	
medicamentos	necesarios,	se	producen	duplicidades,	se	prescriben	dosis	y	for-
mas	incorrectas,	etc.	(figura	1).




188
Figura 1. Representación como nube de palabras clave del contenido de
    un artículo de revisión sobre conciliación de la medicación en español.




                                                                  Tomado de referencia 6.




La	conciliación	de	la	medicación	o	del	tratamiento	(reconciliation of medication
en	la	definición	original	inglesa)	se	refiere,	en	esencia,	a	cotejar	la	medicación	
que	realmente	toma	el	paciente	con	la	lista	de	medicación	prescrita	antes	y	du-
rante	la	asistencia	en	curso.	Se	debe	realizar	de	forma	especial	en	los	momen-
tos	en	que	el	tratamiento	del	paciente	puede	ser	modificado	por	cambios	en	la	
medicación;	ya	sea,	por	añadir	un	nuevo	fármaco,	o	por	suspensión	de	algunos	
medicamentos	concretos.	Su	objetivo	es	en	cierto	modo	registrar	el	listado	más	
completo	y	exacto	posible	de	los	medicamentos	que	el	paciente	está	tomando,	
y	 utilizar	 este	 listado	 para	 proporcionar	 la	 medicación	 correcta	 al	 paciente	 en	
cualquier	momento	y	lugar	de	la	asistencia	sanitaria.

De	manera	más	escrupulosa,	y	siguiendo	a	Delgado	y	cols.6,	Gleason	y	cols.7 y	al	
Institute for Healthcare Improvement8,	podemos	definir	la	conciliación	como	el	
proceso	formal	de	valorar	el	listado	completo	y	exacto	de	la	medicación	previa	
del	paciente	conjuntamente	con	la	prescripción	fármaco	terapéutica	después	de	
la	transición	asistencial	(tabla	1).



                                                                                      189
Tabla 1: Definiciones clave en torno al fenómeno de la
                           conciliación de la medicación.


 Errores de medicación
 Errores	en	la	prescripción,	dispensación	o	administración	de	medicamentos	con	el	resul-
 tado	de	que	el	paciente	no	recibe	el	medicamento	correcto	o	la	dosis	indicada	de	medica-
 mentos	adecuados.


 Conciliación de le medicación
 Es	el	proceso	formal	de	valorar	el	listado	completo	y	exacto	de	la	medicación	previa	del	pacien-
 te	conjuntamente	con	la	prescripción	fármaco	terapéutica	después	de	la	transición	asistencial.


 Listado de medicamentos
 Un	listado	completo	es	aquel	que	contenga	toda	la	información	sobre	dosis,	vía	de	adminis-
 tración,	posología	y	duración	por	cada	medicamento	de	los	que	componen	el	tratamiento.	

 Un	lista	de	medicamentos	se	considera	correcta	si	no	existe	discrepancias	en	el	nombre,	do-
 sis	y	frecuencia	entre	ésta	y	la	medicación	que	realmente	toma	el	paciente	en	ese	momento.		

 Lista	 exacta	sería	aquella	que	es	completa	y	correcta,	y	por	tanto	no	presenta	errores.


 Error de conciliación
 Toda	discrepancia	entre	el	tratamiento	previo	y	el	posterior	que	no	es	justificada	por	el	
 médico.	En	el	momento	de	la	conciliación	aparecen	discrepancias,	duplicidades	o	interac-
 ciones	entre	el	tratamiento	crónico	del	paciente	y	el	que	está	recibiendo	en	ese	momento.	
 Estos	problemas	deben	comentarse	con	el	prescriptor	responsable	y,	si	procede,	validará	
 o	modificará	la	lista	de	prescripción.




En	el	momento	de	la	conciliación	aparecen	discrepancias	entre	el	tratamiento	
crónico	del	paciente	y	el	que	está	recibiendo	en	ese	momento.	Estos	problemas	     	
se	deben	comentar	con	el	prescriptor	responsable	y	este,	si	procede,	validará	o	
modificará	la	lista	de	prescripción.	Toda	discrepancia	entre	el	tratamiento	previo	
y	el	posterior	que	no	es	justificada		por	el	médico	se	considera	un	error	de	conci-
liación.	En	la	guía	publicada	por	la	Sociedad	Catalana	de	Farmacia	Clínica9 en-
contramos	una	clasificación	de	las	discrepancias	que	se	encuentran	en	el	proceso	



190
de	conciliación	en	cuatro	tipos,	de	acuerdo	a	la	presencia	o	no	de	discrepancias	y	
la	gravedad	de	éstas	(tabla	2).	



                  Tabla 2: Tipos de discrepancias en la conciliación.

  0. No discrepancia:
  	   Inicio	de	medicación	justificada	para	la	situación	clínica	del	paciente.


  1. Discrepancia justificada:
      •	 Decisión	médica	de	no	prescribir	un	medicamento	o	cambiar	su	dosis,	frecuencia	o	
        vía	de	administración,	teniendo	en	cuenta	la	nueva	situación	clínica	del	paciente.
      •	 Sustitución	terapéutica	según	la	guía	fármaco-terapéutica	del	hospital	y	los	progra-
        mas	de	intercambio	terapéutico.


  2. Discrepancia que requiere aclaración:
      •	 Omisión:	no	se	prescribe	un	medicamento	que	el	paciente	necesita,	sin	que	se	justi-
        fique	adecuadamente.	
      •	 Comisión:	se	administra	un	medicamento	innecesario,	que	el	paciente	no	tomaba	
        previamente.	
      •	 Cambio	en	la	dosis,	frecuencia	o	vía	de	administración	de	un	medicamento	que	to-
        maba	previamente,	sin	justificar	esta	modificación.
      •	 Duplicidad:	se	vuelve	a	pautar	un	fármaco	o	similar	que	ya	tenía	prescrito	el	paciente.
      •	 Interacción	entre	la	medicación	que	se	toma	de	forma	crónica	y	la	actual.
      •	 Mantenimiento	de	una	medicación	en	una	situación	en	la	que	está	contraindicada.	
      •	 Por	 prescripción	 incompleta:	 información	 inadecuada	 respecto	 a	 dosis,	 vía	 o	 fre-
        cuencia	de	administración	del	tratamiento	crónico.


  3. Discrepancia no intencionada o error de conciliación	cuando	se	corrige	la			
  	   prescripción	porque	se	asume	que	es	un	error.


                                                                              Obtenido de la ref. 8.



Si	 se	 detecta	 una	 discrepancia	 que	 requiera	 aclaración,	 y	 se	 mantiene	 la	 pres-
cripción	inicial	tras	la	información,	se	considera	una	discrepancia	intencionada	
que,	si	bien	no	se	considera	un	error	en	sí	misma,	supone	un	riesgo	que	puede	



                                                                                                 191
conllevar	 errores	 en	 el	 futuro	 al	 no	 estar	 documentados	 adecuadamente	 en	 la	
historia	clínica	los	motivos	de	la	discrepancia.	

Los	errores	de	conciliación	son	relativamente	frecuentes.	Según	una	revisión	sis-
temática	que	incluía	22	estudios10,	entre	el	10	y	el	67%	de	los	pacientes	tenían	
un	error	en	su	historia	fármacoterapéutica,	llegando	al	27-83%	si	se	incluía	la	
medicación	sin	receta.	Se	calculó	que	generan	alrededor	de	un	20%	de	los	efectos	
adversos	en	medios	hospitalarios.	El	National Coordinating Council for Medi-
cation Error Reporting and Prevention	(NCCMERP)11	clasifica	de	la	A	a	la	I	los	
errores	 de	 conciliación	 según	 su	 gravedad	 a	 en	 una	 escala	 de	 menor	 a	 mayor	
gravedad	(tabla	3)9, 11.



         Tabla 3. Clasificación de la gravedad de los errores de conciliación.


  No producen daño potencial
  •	 Categoría A: No	error,	pero	posibilidad	de	que	se	produzca.
  •	 Categoría B: Error	que	no	alcanza	al	paciente.	No	causa	daño.
  •	 Categoría C:		Error	que	alcanza	al	paciente,	pero	no	es	probable	que	cause	daño.


  Requieren monitorización o intervención para prevenir el daño
  •	 Categoría D: Error	que	alcanza	al	paciente	y	necesitaría	monitorización	y/o	interven-
      ción	para	evitar	el	daño.


  Producen daño potencial
  •	 Categoría E: Error	que	causaría	daño


                                                                       Modificado de ref. 11.



Como	se	comentó	al	principio,	la	causa	principal	de	los	errores	es	el	descono-
cimiento	del	tratamiento	actual	de	los	pacientes;	tiene	como	origen	la	falta	de	
una	comunicación	eficaz	de	la	información	terapéutica	entre	profesionales	sa-
nitarios	y	varias	causas	intermedias	entre	las	que	podemos	citar	las	indicadas	
en	la	figura	2	3, 7, 9.



192
Figura 2. Causas de los errores de conciliación



                                   Déficit	de	comunicación	
                                   eficaz	de	la	información	
                                          terapéutica



     Características	e	idiosincrasia	                              Comorbilidades	y	
      generales	y	terapéuticas	del	                            polimedicación:	paciente	
      nuevo	territorio	asistencial                                  anciano	o	frágil




           Falta	de	registros	sanitarios	             Situación	clínica	y	personal	
            unificados	(que no únicos),               del	paciente	y	de	la	familia	
               ubicuos	y	accesibles:	                     en	las	transiciones	
           historia	fármaco-terapéutica                      asistenciales




2.    Un poco de historia

En	realidad,	lo	que	atiende	por	este	nuevo	concepto	de	conciliación	es	una	acti-
vidad	que,	de	forma	no	sistematizada,	realizan	desde	siempre	y	habitualmente	
los	 profesionales	 sanitarios	 durante	 la	 entrevista	 clínica.	 La	 reivindicación	 de	
nuevas	funciones	en	el	ámbito	de	la	enfermería	o	de	las	farmacias	comunitarias	
también	ha	contemplado	tareas	relacionadas	o	que	pudieran	llamarse	de	conci-
liación	de	la	medicación.	

El	proceso	es,	pues,	conocido;	pero	la	necesidad	de	mejorarlo	e	imbricarlo	en	las	ta-
reas	asistenciales	como	solución	al	grave	problema	de	los	efectos	adversos	hizo	que	
nacieran	iniciativas	pioneras	como	la	de	enfermera	Jane	Justensen	en	el	Hospital	
Luther	Midelforten	de	Winsconsin.	En	el	año	2001,	iniciaron	el	proyecto	“Estan-
darización	como	mecanismo	de	mejorar	la	seguridad	en	la	atención	sanitaria”	que	
sirvió	para	diseñar	herramientas	para	crear,	actualizar	y	conciliar	los	listados	de	



                                                                                           193
medicación.	Un	año	más	tarde,	la	Massachusetts Coalition for the Prevention of
Medical Errors12	llevó	a	cabo	una	iniciativa	para	concienciar	sobre	este	problema	
en	sus	hospitales	y	planteó,	por	primera	vez,	incluir	la	conciliación	de	la	medicación	
entre	 los	 objetivos	 para	 mejorar	 la	 seguridad	 de	 los	 pacientes.	 En	 2004	 la	 Joint
Commission on Accreditation of Healthcare Organizations (JCAHO)13	incluyó	en-
tre	sus	metas	para	la	seguridad	del	paciente	(Patient Safety Goal)	la	obligatoriedad,	
para	todas	las	organizaciones	sanitarias	que	quisieran	ser	acreditadas	por	este	or-
ganismo,	de	tener	desarrollados	procedimientos	que	garantizaran	una	conciliación	
adecuada	de	la	medicación	cuando	el	paciente	tenía	un	cambio	de	responsable.

La	organización	mundial	de	la	salud	(WHO	por	sus	siglas	en	inglés)	dentro	de	
su	estrategia	sobre	seguridad	de	los	pacientes14,	estableció	que	una	de	las	solu-
ciones	 debería	 ser	 garantizar	 la	 exactitud	 de	 la	 medicación	 en	 los	 procesos	 de	
transición	 asistencial,	 y	 lo	 definió	 como	 una	 acción	 a	 realizar	 en	 una	 primera	
fase	 de	 esta	 estrategia.	 Más	 recientemente,	 en	 2007,	 el	 National Institute for
Health and Clinical Excellence	(NICE),	conjuntamente	con	la	agencia	británica	
de	 seguridad	 del	 paciente,	 ha	 publicado	 una	 guía	 de	 recomendaciones	 para	 la	
conciliación	de	la	medicación	en	los	ingresos	hospitalarios	de	pacientes	adultos	
en	todos	los	hospitales	del	sistema	nacional	de	salud15.

En	 España,	 desde	 hace	 tiempo	 aparece	 reflejado	 en	 distintos	 análisis3, 9	 y	 pu-
blicaciones	 oficiales16	 el	 problema	 que	 ocasiona	 la	 discontinuidad	 de	 cuidados	
por	la	descoordinación	entre	niveles	asistenciales,	problema	que	afecta	a	varios	
campos	 entre	 ellos	 el	 terapéutico.	 Si	 bien	 estos	 informes	 se	 realizan	 desde	 el	
punto	de	vista	de	la	calidad	asistencial,	no	existe	ninguna	directiva	oficial	clara	
que	exija	a	las	instituciones	sanitarias	el	cumplimiento	de	un	objetivo	específico	
relacionado	 con	 la	 conciliación.	 Sólo	 la	 Societat	 Catalana	 de	 Farmàcia	 Clínica	
incorpora	 en	 sus	 últimos	 proyectos	 como	 objetivo	 estratégico	 la	 existencia	 de	
procedimientos	normalizados	de	conciliación	en	los	hospitales,	y	como	resultado	
ha	editado,	junto	a	la	Generalitat	de	Catalunya,	la	Guia per a la implantació de
programes de conciliació de la medicació als centres sanitaris9,	donde	se	expli-
ca	el	concepto,	se	apunta	una	metodología	y	se	recogen	las	experiencias	directas	
en	este	campo	en	hospitales	catalanes	y	baleares,	terminando	con	un	decálogo	
de	recomendaciones	para	la	conciliación	de	la	medicación	en	centros	sanitarios.	
También	son	farmacéuticos	clínicos	hospitalarios	los	primeros	en	publicar	tra-



194
bajos	 de	 divulgación	 e	 investigación	 sobre	 el	 concepto	 en	 nuestro	 país3, 6, 17, a
cuyos	trabajos	nos	remitimos	para	una	mayor	y	mejor	información.	

La	conciliación	es	una	nueva	actividad	de	indudable	valor,	pero	que	con	su	desa-
rrollo	actual	es	un	poco	exagerado	presentarla	como	la	herramienta	fundamen-
tal	para	disminuir	los	errores	de	medicación.	Es	más,	su	desarrollo	no	ha	podido	
evitar	enfrentarse	a	las	dificultades	que	implica	su	implantación	generalizada	ni	
conseguir	 una	 adecuado	 análisis	 económico.	 Los	 problemas	 organizativos	 y	 la	
falta	de	recursos,	herramientas	y	personal	hacen	que	muchos	hospitales	hayan	
frenado	la	implantación	del	proceso	de	conciliación	y	que	la	JCAHO	haya	retira-
do	a	partir	de	2011	de	los	objetivos	de	acreditación.	



3.    Cómo se realiza la conciliación

El	proceso	de	conciliación	y	la	manera	de	desarrollarlo,	aunque	sistematizado,	
es	muy	variable.	Cambia	de	acuerdo	al	momento	donde	se	produce,	el	lugar	y	
el	nivel	asistencial	en	que	se	desarrolla.	También	varía	entre	instituciones	y	de	
unos	países	a	otros,	ya	que	se	adapta	a	las	características	del	sistema	sanitario	y	
a	las	funciones	de	los	diferentes	profesionales.	En	cualquier	caso,	casi	todos	los	
modelos	 siguen	 un	 esquema	 básico	 que	 se	 visualiza	 en	 la	 figura	 3.	 La	 agencia	
británica	NICE15	define,	y	la	vez	divide,	este	proceso	en	tres	partes:	el	proceso	de	
las	3Cs	(Collection, Checking and Communication),	que	se	podría	traducir	como	
recogida,	cotejado	y	comunicación.	(Figura	3)

La	obtención	del	listado	comienza	con	la	recogida	de	información	a	partir	de	las	
fuentes	de	información	disponibles	como	el	listado	de	prescripción	de	la	historia	
clínica	de	atención	primaria	e	informes	médicos	diversos,	y	siempre	se	contrasta	
con	la	información	obtenida	durante	la	entrevista	al	paciente	o	sus	familiares	(si	
el	paciente	no	está	capacitado).	Durante	el	tiempo	de	la	asistencia	en	el	nuevo	
medio,	 cualquier	 fármaco	 prescrito	 debe	 ser	 contrastado	 con	 el	 listado	 inicial	
identificando	y	resolviendo	todas	las	disconformidades	para	evitar	duplicidades	
terapéuticas,	interacciones,	evitar	cambios	injustificados	de	dosis,	vía	de	admi-
nistración	y	pauta,	y	asegurar	que	ningún	medicamento	necesario	es	omitido	y	
no	se	prescribe	ningún	medicamento	que	no	sea	necesario.



                                                                                       195
Figura 3: Proceso de conciliación de la medicación


         Obtención de un listado completo y correcto de medicamentos


              Fuentes	de	información                 Entrevista	clínica




                       Registro y comprobación del listado
                                   Comparación




                                     Discrepancias


                      Aclarar                            Justificar




          Confrontación del listado con cualquier nueva prescripción


               Especial	atención	a	duplicidades	y	cambios	no	justificados




                            Nueva lista de medicación




En	sus	comienzos,	la	mayoría	de	los	proyectos	de	puesta	en	práctica	de	la	con-
ciliación	se	llevaron	a	cabo	en	hospitales;	utilizaban	el	soporte	de	papel	con	for-
mularios	 confeccionados	 ad hoc.	 Eran	 cumplimentados	 por	 enfermeras	 o	 far-
macéuticos	clínicos,	y	liderados	por	estos	últimos.	Con	el	transcurrir	del	tiempo,	
la	necesidad	de	manejar	la	medicación	no	de	forma	puntual	sino	como	un	con-



196
tinuum	en	el	devenir	asistencial	del	paciente	ha	puesto	de	relieve	dos	aspectos	
nuevos:	la	conciliación	en	el	paciente	ambulatorio	y	el	uso	de	tecnologías	de	la	
información.	El	uso	de	estas	tecnologías	se	amplía	en	el	último	apartado	de	este	
capítulo,	por	lo	que	ahora	nos	detendremos	en	la	conciliación	en	el	primer	nivel	
asistencial.

La	AP	y	los	profesionales	que	trabajan	en	ella	tienen	como	función	primordial	
garantizar	y	mejorar	el	nivel	de	salud	individual	y	colectiva	de	la	población	que	
tiene	adscrita.	Para	conseguir	ese	objetivo	proporcionan	una	atención	cuyos	ele-
mentos	conceptuales	son	el	ser	integral,	integradora,	continuada,	longitudinal	y	
accesible18.	Sin	ser	la	única,	o	la	más	importante,	la	prescripción	de	medicamen-
tos	es	una	de	las	actividades	preferentes	del	médico	de	familia.	Lo	es,	porque	
ocupa	gran	parte	de	su	tiempo,	y	sobre	todo	porque	tiene	una	gran	repercusión	
de	orden	sanitario	y	a	la	vez	económico18.		La	AP	juega	un	papel	fundamental	en	
los	procesos	de	conciliación	por	dos	motivos:	por	ser	uno	de	los	eslabones	de	las	
transiciones	asistenciales,	incluidas	las	que	se	producen	en	su	seno,	y	por	ser	
el	eje	de	la	asistencia	sanitaria	en	modelos	estructurados	y	de	provisión	pública	
-como	 es	 el	 caso	 de	 España17-.	 Podríamos	 decir	 que	 es	 protagonista	 por	 ocu-
parse	del	paciente	ambulatorio,	asumir	la	responsabilidad	global	del	paciente	
en	algunos	sistemas	sanitarios,	por	participar	en	la	transición	asistencial	entre	
niveles	y	como	fruto	de	su	propia	actividad.	El	Institute for Healthcare Impro-
vement (IHI)	 redefine	 tomado	 en	 cuenta	 estas	 premisas	 la	 conciliación	 de	 la	
siguiente	manera8:

Conciliación de la medicación es el proceso de obtener y mantener, a lo largo
de la atención sanitaria, un preciso y detallado listado de todos los fármacos
prescritos y no prescritos que está tomando un paciente ingresado en un hos-
pital o a nivel ambulatorio, incluyendo dosis y frecuencia. Para un determi-
nado paciente ingresado en un hospital o que está siendo visto en un centro
de asistencia ambulatoria, la idea es vincular el mejor listado posible de me-
dicación a cualquier orden de tratamiento médico y asegurar que el paciente
recibe sólo lo que es más seguro para él.




                                                                                  197
4.    Errores de medicación e importancia de las transiciones
      intra e inter niveles asistenciales. Propuestas para una
      conciliación desde la atención primara

Como	hemos	visto	antes,	una	parte	importante	de	los	errores	de	medicación	es-
tán	derivados	de	la	organización	de	los	sistemas	sanitarios	que	obliga	a	una	frag-
mentación	de	la	atención	y,	por	tanto,	que	diversos	profesionales	sean	respon-
sables	de	la	prescripción.	La	falta	de	una	comunicación	eficaz	entre	los	distintos	
niveles	asistenciales,	el	aumento	en	el	número	y	variedad	de	prescriptores,	las	
particularidades	fármaco-terapéuticas	de	cada	centro	-en	forma	de	guías,	pro-
tocolos	 o	 directrices	 y	 otras	 variables	 que	 implican	 cambios	 en	 la	 medicación	
crónica	del	paciente-,	contribuyen	también	de	forma	substancial	a	estos	proble-
mas3, 9.	Por	estos	motivos,	no	es	de	extrañar,	como	han	corroborado	múltiples	
estudios3–7	que	al	menos	la	mitad	de	estos	errores	se	produzcan	durante	lo	que	
se	ha	dado	en	llamar	“transiciones	asistenciales”,	es	decir,	el	paso	del	paciente	
de	un	nivel	asistencial	a	otro	que	conlleva	cambios	en	el	profesional	responsable	
del	paciente.	

La	transición	asistencial	considerada	desde	el	punto	de	vista	hospitalario	abarca	
el	 ingreso,	 cambios	 de	 adscripción	 entre	 los	 distintos	 servicios	 o	 especialistas	
y	 el	 alta	 hospitalaria.	 Una	 perspectiva	 más	 amplia	 debería	 incluir	 también	 los	
cambios	que	se	producen	desde	y	en	la	atención	primaria,	como	los	cambios	de	             	
domicilio	y	de	médico	de	familia.	Dada	la	peculiar	organización	del	sistema	sani-
tario	en	España	se	podría	añadir	como	transición	asistencial	el	errante	navegar	
de	los	pacientes	por	los	servicios	de	urgencia	y	de	atención	especializada.	Como	
se	ve	en	la	tabla	4,	se	pueden	considerar	también	transiciones	los	ingresos	en	
centros	sociosanitarios,		intervención	de	otras	instituciones	sanitarias	públicas	o	
privadas	y	las	consultas	a	otros	profesionales	sanitarios	con	capacidad	de	pres-
cribir	o	de	emitir	órdenes	de	dispensación.	




198
Tabla 4. Tipos de transiciones asistenciales existentes


 Hospital y asistencia especializada
 •	 Servicios	de	urgencias
 •	 Ingreso	hospitalario
 •	 Cambio	de	servicio	o	especialista	
 •	 Alta	hospitalaria


 Atención primaria
 •	 Cambios	de	domicilio	
 •	 Cambio	o	sustitución	de	médico	de	familia
 •	 Derivación	a	atención	especializada
 •	 Urgencias	o	atención	continuada


 Otros
 •	 Centros	sociosanitarios
 •	 Centros	de	prevención	y	salud	publica
 •	 Centros	educativos	y	empresas
 •	 Organizaciones	sanitarias	públicas	o	privadas	
 •	 Consultas	 a	 otros	 profesionales	 sanitarios	 (odontólogos,	 fisioterapeutas,	 podólogos	 o	
   enfermeros)
 •	 Farmacia	comunitaria




La	AP,	que	comprende	la	asistencia	sanitaria	de	la	morbilidad	aguda	y	crónica,	se	
realiza	en	coordinación	con	otros	niveles	asistenciales	y	de	forma	multidisciplinar	
mediante	el	trabajo	en	equipo.	Estas	características	junto	a	la	consideración	del	
médico	de	familia	como	puerta	de	entrada	del	sistema	y	responsable	del	pacien-
te,	serían	las	condiciones	ideales	para	que	las	transiciones	asistenciales	tuvieran	
menores	consecuencias,	al	menos	las	que	se	producen	en	su	entorno,	que	son	la	
mayoría.	Un	paciente	contacta	con	el	nivel	de	atención	primaria	en	múltiples	oca-
siones,	pero	son	pocas	las	veces	en	las	que	está	ingresado	en	un	hospital.	Al	médi-
co	de	familia	le	correspondería	por	tanto,	ordenar	los	tratamientos	recomendados	
en	los	hospitales	y	por	otros	especialistas	de	la	forma	que	mejor	se	ajuste	a	las	par-
ticularidades	y	necesidades	del	paciente	manteniendo	una	visión	integral	de	éste.



                                                                                               199
El	abordaje	del	paciente	polimedicado	y	las	recomendaciones	para	una	prescrip-
ción	adecuada,	como	las	de	las	directrices	de	la	OMS19–22	incluyen	revisar	regu-
larmente	 el	 tratamiento	 (tabla	 5).	 Esta	 revisión	 se	 debe	 realizar	 al	 menos	 con	
cada	nuevo	paciente,	cada	seis	a	doce	meses	y	cuando	haya	cambios	en	el	trata-
miento20,	y	van	en	sintonía	con	la	función	de	la	AP	como	garante	de	la	listas	de	
medicación	y	al	médico	de	familia	como	responsable	último	del	tratamiento	del	
paciente21.	La	coordinación	entre	atención	primaria	y	otros	niveles	asistenciales,	
para	asegurar	la	continuidad	y	la	conciliación	de	los	tratamientos	instaurados,	
es	un	objetivo	fundamental	en	cualquier	sistema	sanitario	mínimamente	orga-
nizado.



      Tabla 5. Prescripción adecuada de fármacos: un abordaje en 8 pasos.


  •	 Evaluar	y	definir	claramente	el	problema	del	paciente.
  •	 Especificar	el	objetivo	terapéutico,	
  •	 Seleccionar	el	tratamiento	farmacológico	apropiado,	
  •	 Iniciar	el	tratamiento	con	los	detalles	apropiados	y	considerar	tratamientos	no	far-
    macológicos,	
  •	 Dar	información,	instrucciones	y	precauciones,	
  •	 Revisar	el	tratamiento	regularmente	
  •	 Considerar	el	coste	del	fármaco	a	la	hora	de	prescribir
  •	 Usar	ordenadores	y	otras	herramientas	que	disminuyan	los	errores	de	prescripción


                                                                      Traducido de ref. 19.




Sin	embargo,	como	vemos	en	el	caso	clínico	que	anexamos	al	final	de	este	capítu-
lo,	la	realidad	es	bien	distinta.	El	médico	de	familia	a	duras	penas	puede	asumir	
nuevas	cargas	de	trabajo	en	las	consultas	de	AP	y	la	descoordinación	de	los	dis-
tintos	niveles	asistenciales	es	la	norma.	En	nuestro	país,	una	parte	de	esta	sobre-
carga	es	debida	a	un	irracional	sistema	oficial	de	prescripción	que	obliga	a	tareas	
burocráticas	que	implican	un	gran	consumo	de	tiempo	sin	una	utilidad	clara,	y	
que,	de	manera	paradójica,	han	hecho	que	los	médicos	de	familia	abdiquen	de	



200
la	función	de	control	de	los	fármacos	que	reciben	sus	pacientes.	La	subordina-
ción	organizativa	de	facto	y	la	asimetría	secular	en	el	prestigio	de	las	diferentes	
especialidades,	origina	problemas	como	el	de	la	prescripción	inducida.	Este	mo-
delo	de	prescripción,	mediante	el	cual	el	acto	físico	de	recetar	es	realizado	por	
el	médico	de	familia	mientras	que	la	prescripción	real	del	medicamento	es	rea-
lizada	por	el	especialista	u	otro	profesional	ajeno,	tiene	una	incidencia	variable	
que	algunos	estudios	cifran	hasta	un		45%	de	las	prescripciones23.	La	aceptación	
de	este	papel	por	parte	del	médico	de	atención	primaria	(transcribir	en	forma	
de	 receta	 la	 prescripción	 realizada	 por	 otro	 médico),	 incluso	 sin	 compartir	 la	
idoneidad	de	dicha	indicación,	es	la	norma	y	viene	determinado	por	la	propia	
dinámica	de	la	organización.	

El	improductivo	carácter	de	las	tareas	de	prescripción	y	la	escasa	ayuda	por	parte	
del	sistema	y	de	otros	profesionales	en	las	tareas	burocráticas,	hace	que	el	mé-
dico	 de	 atención	 primaria	 renuncie	 al	 seguimiento	 y	 a	 centralizar	 una	 lista	 de	
medicación	 que	 no	 considera	 suya,	 perdiendo	 las	 mejoras	 que	 esta	 obligación	
comporta	desde	el	punto	de	vista	de	la	seguridad	del	paciente.	En	este	sentido	
se	mueven	los	movimientos	reivindicativos	tipo	anti-burocracia	o	las	recomen-
daciones	de	sociedades	científicas24,	que	si	bien	pretenden	liberar	de	trabajo	al	
profesional,	estimulan	el	desafecto	de	éste	hacia	la	toma	de	un	papel	protago-
nista	en	el	control	del	tratamiento	del	paciente.	La	conciliación	de	la	medicación	
se	vuelve	prácticamente	imposible	en	este	escenario	y	el	exceso	de	intervención	
contable	y	economicista	se	vuelve	en	contra	de	las	necesarias	revisiones	clínicas	
y	farmacológicas.

Como	método	para	solucionar	este	y	otros	problemas	se	han	lanzado	varias	pro-
puestas.	Todas	ellas	pasan	por	mejoras	en	la	comunicación	clínica	formal	e	in-
formal	entre	niveles	asistenciales,	espacios	conjuntos	de	formación,	elaboración	
de	 guías	 de	 práctica	 clínica	 y	 criterios	 de	 derivación	 consensuados	 e	 historias	
clínicas	electrónicas	unificadas.	Sin	embargo,	se	hace	poco	hincapié	en	medidas	
prácticas	y	de	más	fácil	implantación	como	las	destinadas	a	la	simplificación	de	
los	trámites	administrativos	ligados	a	la	prescripción	y	a	la	derivación,	así	co-
mo	las	que	involucran	a	otros	profesionales	del	primer	nivel	de	atención.	Enfer-
meros	y	farmacéuticos	comunitarios	intervienen	ya	en	programas	de	pacientes	
polimedicados	 y	 atención	 farmacéutica	 donde	 son	 de	 gran	 ayuda	 en	 aspectos	



                                                                                      201
tales	como	vigilar	la	aparición	de	efectos	adversos	e	interacciones	y	controlar	el	
cumplimiento	terapéutico.	Estas	experiencias	y	la	cercanía	al	paciente	les	hacen	
ser	en	potencia	excelentes	agentes	en	el	proceso	de	confeccionar	listas	de	me-
dicación	y	adaptar	estas	en	las	transiciones	asistenciales	sea	cual	sea	su	origen,	
todo	ello	sin	perder	de	vista	la	necesaria	coordinación	con	el	médico	de	familia.



5.    Programas de conciliación de la medicación.
      ¿Efectividad y evidencia?

La	 mayoría	 de	 los	 proyectos	 relacionados	 con	 la	 conciliación	 se	 han	 llevado	 a	
cabo	fundamentalmente	en	el	medio	hospitalario,	han	sido	realizados	por	far-
macéuticos	 clínicos	 y	 se	 han	 enfocado	 en	 el	 momento	 del	 ingreso	 al	 hospital.	
Son	 en	 su	 mayor	 parte	 descriptivos	 y	 encaminados	 a	 conocer	 la	 magnitud	 del	
problema25.	Los	estudios	de	intervención	son	básicamente	cuasi-experimentales	
antes-después	 y	 la	 medida	 de	 la	 intervención	 suele	 ser	 la	 variable	 número	 de	
errores	de	medicación	evitados,	y	en	alguna	ocasión	los	efectos	adversos,	como	
es	el	caso	de	un	estudio	realizado	en	varios	hospitales	españoles26.

Un	ensayo	clínico	aleatorizado27	incluyó	los	historiales	clínicos	de	más	de	tres-
cientos	 pacientes	 ingresados	 en	 dos	 hospitales	 universitarios.	 La	 intervención	
consistió	en	aplicar	una	herramienta	informatizada	de	conciliación	de	medica-
mentos	y	el	rediseño	de	procesos	implicados;	abarcaba	a	médicos,	enfermeras	y	
farmacéuticos.	El	resultado	principal	fueron	discrepancias	no	justificadas	en	la	
lista	de	medicamentos	previas	a	la	admisión	y/o	al	alta	que	pudieran	ocasionar	
daño	 a	 los	 pacientes.	 Cuando	 comparaban	 con	 un	 grupo	 control	 que	 recibían	
la	 atención	 habitual,	 el	 número	 de	 discrepancias	 potencialmente	 perjudiciales	
bajó	con	un	riesgo	relativo	ajustado	de	0,72	(IC	0,52-0,99)	con	diferencias	en	la	
significación	entre	un	hospital	y	otro,	ya	que	parece	que	hubo	diferencias	en	el	
grado	de	integración	de	la	herramienta	de	conciliación.	Los	autores	concluyen	
que	una	aplicación	informática	de	conciliación	junto	al	rediseño	de	procesos	in-
formatizados	se	asocia	con	una	disminución	de	las	discrepancias	no	justificadas	
que	puedan	causar	daño	potencial	al	paciente.	Sin	embargo,	la	diferencia	a	duras	
penas	se	hace	significativa	y	muestra	diferencias	en	relación	con	el	grado	de	im-
plantación	e	integración	del	software	elegido.		



202
Una	revisión	sistemática	realizada	en	2007	como	soporte	previo	a	la	elaboración	
de	la	guía	NICE15,	concluye	que	la	evidencia	que	sustenta	el	proceso	de	concilia-
ción	de	la	medicación	durante	el	ingreso	en	un	hospital	es	escasa	y	pobre.	Sin	
embargo,	y	dado	que	la	posibilidad	de	hacer	daño	con	este	proceso	es	casi	nula,	
y	que	hay	pocas	alternativas	para	minimizar	los	errores	de	medicación,	podrían	
considerase	positivas	las	iniciativas	de	conciliación	lideradas	por	farmacéuticos.	
De	igual	manera,	se	podrían	considerar	coste	efectivas	estas	intervenciones.

Al	igual	que	en	el	ámbito	hospitalario,	hay	pocos	estudios	sobre	conciliación	de	
medicación	en	AP.	En	una	revisión	sistemática28	sobre	intervenciones	para	me-
jorar	la	conciliación	de	la	medicación	en	adultos	de	atención	primaria,	se	encon-
traron	un	total	de	cuatro	estudios.	De	éstos,	dos	eran	estudios	antes-después	en	
el	medio	ambulatorio,	y	sólo	uno	de	ellos	encontró	una	reducción	significativa	
en	la	proporción	de	discrepancias	en	prescripción	tras	la	intervención29.	De	los	
dos	 estudios	 tras	 el	 alta	 hospitalaria,	 un	 ensayo	 clínico	 aleatorizado	 encontró	
una	reducción	significativa,	al	comparar	las	medicaciones	prescritas	por	el	mé-
dico	general	dos	semanas	tras	el	alta	con	las	prescritas	al	alta	hospitalaria,	pero	
sólo	para	el	nombre	del	fármaco	y	no	para	la	dosis	prescritas.	En	el	otro,	no	se	
encontraron	cambios	significativos	en	el	número	medio	de	discrepancias	entre	el	
ingreso	y	el	alta.	Los	autores	de	la	revisión	sistemática	concluyen	que	la	eviden-
cia	que	respalda	las	intervenciones	relacionadas	con	conciliación	de	medicación	
en	AP	es	poco	convincente.	No	se	puede	decir	que	estas	intervenciones	propor-
cionen	un	beneficio	clínico	consistente;	sin	embargo,	matizan	que	la	escasez	de	
estudios,	junto	a	la	falta	de	precisión	en	la	estimación	del	efecto	y	la	relativa	he-
terogeneidad	en	los	estudios	sugiere	que	estos	resultados	se	consideren	sólo	pre-
liminares,	a	falta	de	nuevos	ensayos	que	nos	den	una	respuesta	más	definitiva.

En	definitiva,	se	puede	decir	que	la	evidencia	en	la	mejoría	de	resultados	clí-
nicos	de	interés	en	relación	con	la	implantación	de	programas	de	conciliación	
de	medicación	es	escasa	y	de	poca	calidad.	Tampoco	se	ha	evaluado	de	forma	
extensa	la	relación	coste-eficacia	de	la	carga	de	trabajo	asociada	con	la	concilia-
ción,	ni	la	calidad	del	personal	sanitario	más	adecuado	para	realizarla.	Aunque	
se	ha	legislado	como	un	requisito	común	para	la	acreditación	por	las	organiza-
ciones	sanitarias	y	como	un	punto	de	referencia	en	seguridad	de	los	pacientes,	
su	efectividad	y	eficiencia	está	todavía	por	determinar.	Se	necesita	más	investi-



                                                                                     203
gación,	de	buena	calidad,	sobre	el	tema	para	poder	llegar	a	una	conclusión	me-
nos	equívoca.	Sin	embargo,	como	se	recuerda	en	la	guía	NICE15,	se	debe	seguir	
recomendando	su	desarrollo	dado	que	son	necesarios	programas	que	afronten	
el	problema	de	los	errores	de	medicación,	que	no	existen	alternativas	y	que	la	
conciliación	ha	mostrado	ser	útil	en	determinados	contextos	y	bajo	determina-
das	circunstancias.



6.    Importancia de las nuevas tecnologías y sistemas de
      información en la conciliación de la medicación

Como	en	otros	aspectos	de	la	atención	sanitaria,	las	tecnologías	de	la	informa-
ción	 (TI)	 facilitan	 y	 ayudan	 el	 proceso	 de	 conciliación	 de	 medicamentos.	 Una	
reciente	revisión	exploratoria	con	búsquedas	exhaustivas	en	bases	de	datos	bi-
bliográficas	y	otros	recursos,	sobre	estudios	que	evaluaban	el	uso	de	las	TI	en	la	
conciliación,	encontró	24	artículos30.	De	cada	uno	de	ellos	se	obtuvo	la	informa-
ción	relativa	al	diseño	de	los	estudios,	posición	de	la	conciliación	en	los	objetivos	
del	estudio	y	tipos	y	funcionalidad	de	las	diferentes	tecnologías	utilizadas.	Con	
esta	información	los	autores	exponen	que	los	estudios	que	describen	la	utiliza-
ción	y	efecto	de	las	TI	en	el	proceso	de	conciliación	de	medicación	eran	en	su	
mayor	parte	observacionales,	siendo	sólo	cinco	de	ellos	experimentales.	El	tipo	
de	tecnología	utilizada	es	muy	variable	y	va	desde	las	más	básicas,	como	el	correo	
electrónico	o	bases	de	datos,	a	herramientas	especializadas	diseñadas	específica-
mente	para	el	desarrollo	de	la	conciliación.	De	acuerdo	a	la	funcionalidad	de	las	
TI,	los	ejemplos	brindados	por	los	estudios	mostraron	que	las	aplicaciones	in-
formáticas	más	utilizadas	fueron	las	relacionadas	con	la	gestión	de	información	
o	datos	sanitarios,	como	es	el	caso	de	la	historia	clínica	informatizada,	seguida	
del	correo	electrónico.	Aunque	las	aplicaciones	se	utilizaron	en	todos	los	pasos	
del	proceso	de	conciliación	(figura	4),	en	los	estudios	revisados	la	tecnología	se	
aplicó	sobre	todo	en	la	obtención	de	información	del	listado	de	medicamentos.	
Los	programas	informáticos	especializados	se	destinaban	a	la	gestión	del	núcleo	
central	de	la	conciliación,	como	la	comparación	de	medicamentos	y	aclaración	
de	discrepancias,	bien	de	forma	aislada	o	integrados	en	historias	clínicas	electró-
nicas	o	sistemas	más	complejos.




204
Figura 4. Tecnologías de información (clasificadas según su funcionalidad)
           utilizadas en el proceso de conciliación de la medicación.


                             Datos                              SADT-                  Sist.
                                       Gestión     Ordenes                Comunic.
                             HCE                                toma                 adminis-
                                      resultados   clínicas              electrónica
                           sanitarios                         decisiones             trativos
      Información
          lista
     medicamentos


      comparar
     medicamentos


        resolver
     discrepancias


       errores	de
      conciliación


               Lista
            definitiva	–
          comunicación
           información
                                                   HCE:	historia	clínica	electrónica.	
                                                   SATD:	Sistema	de	ayuda	a	la	toma	de	decisiones.	
                                                   Sist:	Sistemas.



                                                                 Figura modificada de la ref. 30.




Conforme	pasa	el	tiempo	se	van	publicando	artículos31, 32	que		describen	el	papel	
de	 tecnologías	 ya	 conocidas	 u	 otros	 ejemplos	 más	 o	 menos	 maduros	 (tabla	 6)	
entre	los	que	destacan	los	conocidos	como	personal health records	o	historias	
clínico-sanitarias	personales31, 32.	Éstas	son	un	conjunto	de	herramientas	infor-
máticas	en	línea,	en	forma	de	historia	clínica	concisa,	donde	los	pacientes	son	
los	encargados	de	introducir,	organizar	y	actualizar	los	datos	(incluidos		la	medi-
cación	que	se	le	ha	prescrito	y	la	que	toma	en	ese	momento).	Los	datos	también	
pueden	 ser	 introducidos	 y	 recuperados,	 incluso	 de	 forma	 automática,	 por	 ter-
ceras	partes,	pero	es	el	propio	usuario	el	que	controla	este	acceso33. En general,
estas	herramientas	están	alojadas	en	Internet	y	utilizan	aplicaciones	tipo	página	
web	como	interfaz	para	el	usuario.	La	arquitectura	en	línea	y	el	mantenimiento	


                                                                                                 205
personalizado	permite	un	importante	ahorro	de	costes	y	esfuerzos	para	el	man-
tenimiento	de	datos	que	necesitan	estar	actualizados	con	frecuencia,	garantizan	
la	confidencialidad	y	permiten	cierta	fiabilidad	de	los	datos.	El	acceso	a	la	infor-
mación	a	la	vez	que	personalizado	es	universal,	ya	que	con	los	adecuados	permi-
sos	cualquier	persona	y	desde	cualquier	sitio	puede	acceder	a	los	datos	sanitarios	
de	la	historia	clínica	del	paciente.	El	paciente	puede	acceder,	modificar	y	con-
frontar	una	lista	de	medicamentos	que	puede	haber	sido	generada	por	distintos	
profesionales	o	proveedores	de	servicios	sanitarios	y	volver	a	compartirla	con	su	
médico	de	cabecera,	o	durante	su	estancia	en	un	hospital.



            Tabla 6. Sistemas, aplicaciones y programas informáticos
                   utilizados en conciliación de la medicación


 •	 Historia	clínica	electrónica
 •	 Sistemas	de	información	sanitaria
 •	 Historia	clínicas	personales	(personal health records)	en	línea
 •	 Bases	de	datos	clínicas
 •	 Registro	de	medicamentos
 •	 Gestión	económica	y	contable	dispensación	medicamentos
 •	 Ordenes	informatizadas	de	prescripción
 •	 Correo	electrónico




Al	 contrario	 de	 lo	 que	 opinan	 algunos	 autores35,	 nosotros	 creemos	 que	 solu-
ciones	tecnológicas	como	la	denominada	receta	electrónica	o	la	historia	clínica	
electrónica	integrada	o	única,	no	son	soluciones	óptimas	para	la	conciliación	de	
medicamentos,	incluso	aunque	cumplieran	su	teórica	misión	unificadora	de	da-
tos	y	facilitadora	de	la	comunicación	entre	profesionales	(objetivo	que	todavía	
están	muy	lejos	de	alcanzar).	Tampoco	ofrecen	una	alternativa	completa	y	sufi-
ciente	para	evitar	los	errores	de	medicación	y	soportar	el	transcurso	de	la	conci-
liación	entendida	en	sus	más	amplios	términos.	En	contextos	localizados,	como	
el	estrecho	recinto	de	un	hospital,	o	muy	jerarquizados,	desde	un	punto	de	vista	
geográfico	y	de	uso	de	las	TI,	podrían	tener	alguna	utilidad;	pero	cuando	los	pa-
cientes,	como	es	la	norma,	tienden	a	la	movilidad	y	su	lista	de	medicamentos	se	



206
nutre	de	fuentes	muy	diversas,	estos	sistemas	concentrados	son	poco	efectivos.	
Diversos	 estudios	 han	 mostrado	 que	 la	 exactitud	 de	 la	 lista	 de	 medicamentos	
que	se	encuentra	en	los	registros	clínicos	informatizados	de	atención	primaria	
deja	 mucho	 que	 desear36.	 Un	 estudio	 americano	 en	 consultas	 ambulatorias	de	
medicina	 interna	 destinado	 a	 demostrar	 si	 una	 intervención	 formativa	 en	 en-
fermeras	aumentaba	la	fiabilidad	en	la	conciliación,	partía	de	datos	basales	de	
menos	del	25%	de	listados	de	medicamentos	completos	o	correctos37.	Por	otro	
lado,	el	uso	de	medicamentos	publicitarios	o	de	medicinas	alternativas	con	sus	
correspondientes	sustancias	farmacológicas	que	no	se	registran	es	frecuente,	y	el	
abanico	de		posibles	prescriptores	no	se	limita	a	agentes	que	utilicen	los	sistemas	
electrónicos	de	prescripción	centralizados.

Como	se	comenta	en	una	revisión	que	repasa	las	cualidades	de	una	buena	pres-
cripción21,	vale	la	pena	desarrollar	estrategias	para	empoderar	al	paciente	o	su	
entorno	más	cercano	como	participantes	activos	en	un	esfuerzo	por	reducir	la	
morbilidad	relacionada	con	la	medicación.	A	lo	que	tendríamos	que	añadir	que	
no	sólo	vale	la	pena,	sino	que	es	obligatorio	cuando	los	sistemas	sanitarios	son	
capaces	de	ofrecer	una	alternativa	real	y	coste	efectiva.	Con	toda	probabilidad	
el	papel	de	las	nuevas	tecnologías	en	un	futuro	inmediato	pase	por	nuevos	de-
sarrollos	específicamente	diseñados	para	apoyar	el	proceso	de	conciliación,	con	
software	no	propietario,	de	acceso	ubicuo	y	único,	pero	que	a	la	vez	puedan	in-
tegrarse	 en	 entornos	 y	 sistemas	 informáticos	 de	 propósito	 más	 amplio.	 Estas	
aplicaciones	podrán	ser	administradas	por	el	propio	paciente,	por	familiares	o	
por	profesionales	muy	cercanos	como	pueden	ser	cuidadores,	enfermeras	o		far-
macéuticos	 comunitarios38.	 Las	 futuras	 investigaciones	 sobre	 la	 aplicación	 de	
nuevas	tecnologías	en	la	seguridad	del	paciente	y,	de	forma	particular,	en	la	con-
ciliación	de	la	medicación	deberían	considerar	incluir	los	siguientes	aspectos:	
•	 Historias	clínicas	electrónicas	que	sean	accesibles	a	los	clínicos	a	través	de	los	
    centros	sanitarios,	pero	también	a	otros	profesionales	y	a	otras	instituciones.
•	 Sistemas	de	información	clínica	electrónica	que	sean	interactivos	y	accesi-
    bles	desde	cualquier	lugar	con	acceso	a	redes	de	comunicación	global	como	
    Internet.
•	 Historias	clínicas	personales	en	línea	administrados	por	los	propios	usuarios	
    a	los	que	se	permite	accesos	ocasionales	y	seguros	a	los	diferentes	proveedo-
    res	de	servicios	sanitarios.



                                                                                  207
•	 Sistemas	de	apoyo	a	la	toma	de	decisiones	terapéuticas	engarzados	en	el	mó-
   dulo	de	prescripción	e	integrados	con	el	resto	de	datos	e	información	de	la	
   historia	clínica	informatizada.	Estos	sistemas	estarían	encargados	de	contro-
   lar	desde	las	alergias	a	fármacos,	a	calendarios	de	medicación,	pasando	por	el	
   control	de	duplicidades,	contraindicaciones,	interacciones	medicamentosas,	
   dosificaciones	en	situaciones	especiales	y	un	largo	etcétera	de	innegable	valor	
   en	el	proceso	de	conciliación.



CASO CLÍNICO

Patrocinio	es	una	paciente	viuda	de	78	años	diagnosticada	de	HTA,	diabetes	me-
llitus	 e	 hipercolesterolemia	 con	 antecedentes	 de	 osteopenia,	 úlcera	 duodenal,	
miastenia	ocular,	y	síndrome	vertiginoso	de	etiología	no	filiada.	Acude	regular-
mente	a	su	centro	de	salud	a	recoger	los	medicamentos	que	tiene	prescritos,	pasa	
control	con	su	enfermera	cada	dos	meses	y	de	vez	en	cuando	visita	a	su	médico	
de	familia	por,	como	dice	ella,	“achaques	de	la	vejez”	que	su	médico	suele	solu-
cionar	con	muchas	palabras	y	algo	de	paracetamol.	También	toma	a	hurtadillas	
“el	orfidal”	aunque	su	médico	no	se	lo	quiere	recetar,	ella	va	consiguiéndolo	por-
que	lo	necesita:	“sabe	usted,	desde	que	se	me	fue	mi	Antonio	las	noches	se	me	
hacen	muy	largas”.	

Hasta	 hace	 poco	 vivía	 de	 manera	 autónoma	 en	 su	 domicilio	 habitual	 aunque	
recibía	 ayuda	 ocasional	 por	 parte	 de	 su	 familia	 para	 las	 tareas	 que	 requerían	
un	esfuerzo	más	intenso,	así	como	para	los	desplazamientos.	Una	de	sus	hijas,	
paciente	nuestra,	acude	con	cierta	urgencia:	hace	cuatro	días	-	el	viernes	ante-
rior-	le	dieron	de	alta	a	su	madre	del	hospital	en	el	que	estuvo	ingresada	por	una	
fractura	intracapsular	en	la	cadera	derecha	que	precisó	colocación	de	prótesis	
parcial	e	ingreso	hospitalario	durante	casi	un	mes.	La	fractura	se	produjo	por	
caída	accidental	al	salir	del	baño	y	le	intervinieron	al	día	siguiente.	Aunque	“todo	
fue	bien”,	ha	estado	ingresada	casi	dos	semanas	por	una	infección	respiratoria	
y	 “descompensación	 de	 la	 azúcar	 y	 de	 la	 tensión”.	 Tras	 darle	 de	 alta,	 las	 hijas	
decidieron	 que	 no	 podía	 seguir	 sola	 y	 nuestra	 paciente	 decidió	 ser	 la	 primera	
en	traerla	a	su	casa.	Se	encuentra	un	poco	agobiada,	no	está	acostumbrada	a	ser	
cuidadora	y,	sobre	todo	porque	no	ve	bien	a	su	madre.	No	sabe	que	hacer:	su	



208
madre	se	marea,	está	muy	desganada	y	algo	desorientada,	con	diarrea,	dolores	
múltiples,	no	duerme	bien,	tiene	dificultad	para	andar	y	está	más	torpe	para	rea-
lizar	lo	que	antes	hacía	sin	ningún	problema.	

A	efectos	administrativos,	Patrocinio	es	para	nosotros	una	paciente	desplazada.	
No	disponemos	de	más	información	que	la	que	nos	aporta	su	hija	verbalmente,	
un	informe	de	alta	provisional	del	servicio	de	traumatología	del	hospital	y	una	
anticuada	hoja	de	medicación	de	su	médico	de	familia,	junto	a	una	serie	de	“car-
tones”	 de	 las	 cajas	 de	 los	 medicamentos	 que	 toma.	 Además,	 por	 información	
indirecta	suponemos	que	tiene	una	úlcera	por	presión	(UPP),	y	debe	tener	incon-
tinencia:	había	solicitado	pañales	a	la	enfermera	de	guardia	que	la	había	curado	
durante	el	fin	de	semana,	y	ésta	lo	había	anotado	en	un	sucinto	informe	que	dejó	
en	el	domicilio.	

Para	valorar	a	la	paciente	y	obtener	más	información	decidimos	acudir	al	domi-
cilio	de	la	hija	junto	al	enfermero	que	tenía	programado	ir	para	curarle	la	úlcera.	
Una	vez	allí	Patrocinio	nos	refiere	que	se	encuentra	muy	cansada,	sobre	todo	por	
las	mañanas.	Niega	padecer	importantes	dolores	localizados,	“lo	que	pasa	es	que	
se	encuentra	mal	y	le	duele	todo,	además	no	hace	de	vientre	pero	cuando	lo	hace	
es	diarrea”.	Se	encuentra	también	con	poco	ánimo,	algo	triste	y	detectamos	una	
actitud	derrotista	que	creemos	reactiva	al	cambio	de	situación	con	necesidad	de	
ayuda	frecuente.	

La	 exploración	 es	 normal,	 salvo	 por	 cierta	 palidez	 de	 piel,	 una	 TA	 de	 98/50	
mmHg	en	decúbito	que	disminuye	a	86/48	con	la	bipedestación,	sin	taquicardia,	
una	glucemia	antes	de	la	comida	de	50	mg/dL,	una	UPP	en	el	talón	derecho,	así	
como	impactación	fecal	al	tacto	rectal.	Se	ha	vuelto	parcialmente	dependiente	
para	las	actividades	básicas	de	la	vida	diaria	(come	y	se	viste	sola,	pero	precisa	
ayuda	para	el	resto)	y	apenas	camina	con	mucha	dificultad	asistida	con	un	anda-
dor	de	la	cama	al	baño.

Indicamos	a	la	hija	que	saque	toda	la	medicación	que	se	le	está	administrando,	
así	 como	 la	 que	 ya	 no	 toma.	 Comprobamos	 que	 la	 enferma	 estaba	 tomado	 la	
medicación	ordenada	en	el	informe	de	alta	del	hospital,	más	parte	de	los	medi-
camentos	que	tomaba	antes	del	ingreso	que	se	encontraban	parcialmente	reco-



                                                                                    209
gidos	en	una	lista	de	su	anterior	médico	de	cabecera.	

Para obtener un listado completo de los medicamentos que toma Patrocinio es
preciso realizar una adecuada entrevista clínica terapéutica y recabar infor-
mación de todas las fuentes disponibles. Registraremos y comprobaremos (con
ella y su hija) el tratamiento que realiza actualmente, con el objetivo de aclarar
las discrepancias existentes entre las múltiples fuentes:

En	el	informe	del	alta	hospitalaria	por	traumatología	consta	el	siguiente	trata-
miento:	digoxina,	dos	antihipertensivos	(enalapril	e	hidroclorotiazida),	insulina	
NPH	 30U/0/8U,	 un	 hipolipemiante,	 bromuro	 de	 piridostigmina,	 heparina	 de	
bajo	peso	molecular	a	dosis	profilácticas	de	enfermedad	tromboembólica,	diclo-
fenaco	y	paracetamol	de	1	gramo	alternados,	hierro	y	omeprazol.	En	este	primer	
listado	 no	 se	 indicaba	 en	 ningún	 caso	 la	 duración	 del	 tratamiento.	 El	 informe	
acababa	con	recomendación	de	control	genérico	por	el	médico	de	atención	pri-
maria	y	unas	indicaciones	vagas	sobre	nuevas	consultas	en	caso	de	mala	evolu-
ción.	

Con	los	medicamentos	que	nos	aporta	la	hija,	vemos	que	además	y	desde	el	alta	
está	tomando	“porque ya lo tenía de antes de caerse”	otra	dosis	extra	de	uno	de	
los	anteriores	antihipertensivos	(enalapril)	pero	con	nombre	fantasía,	amlodipi-
no	5	mg,	metformina,	y	sobres	con	calcio	y	vitamina	D.	También,	como	no	dor-
mía	bien,	había	tomado	lorazepam	por	la	noche	que	la	hija	tenía	en	su	botiquín,	y	
un	familiar	les	había	facilitado	loperamida	para	“parar	la	diarrea”.	En	la	lista	del	
médico	anterior	también	figuraba	algún	que	otro	fármaco	distinto	pero	la	hija	no	
se	había	atrevido	a	dárselos	hasta	consultar	con	nosotros.	

Con	todo	ello,	y	tras	confrontar	toda	la	información	concluimos	que:
•	 El	mareo,	la	astenia	y	la	desgana	de	la	paciente	podían	explicarse	por	varios	
   errores	en	relación	con	la	medicación:
   –	 Medicación	excesiva	e	incluso	duplicada	para	tratar	su	HTA,	al	no	contras-
      tar	los	listados	en	las	transiciones	al	ingreso	y	al	alta	de	la	paciente.	
   –	 Exceso	de	tratamiento	hipoglucemiante	en	la	situación	actual.
   –	 Tratamiento	con	digoxina	sin	una	indicación	clara	(a	la	luz	de	la	informa-
      ción	disponible	a	través	de	paciente	y	cuidadora,	informes…)	y	sin	consta-



210
tar	en	la	exploración	en	el	momento	actual	patología	alguna	que	la	indicase.
   –	 Efecto	secundario	de	otros	fármacos,	de	nuevo	sin	indicación	clara	con-
      siderando	globalmente	a	la	paciente,	como	son	la	simvastatina,	el	calcio-
      vitamina	D	y	el	diclofenaco.	
   –	 Somnolencia	diurna	secundaria	a	lorazepam.	
•	 La	diarrea,	en	ausencia	de	datos	de	organicidad,	ni	sugerentes	de	infección,	
   podría	atribuirse	a	efecto	secundario	de	varios	fármacos	tomados	por	la	pa-
   ciente	como	digoxina,	simvastatina,	diclofenaco,	calcio-vitamina	D	o	metfor-
   mina.	Así	como	a	diarrea	por	rebosamiento	tras	un	cuadro	de	estreñimiento	
   e	impactación	fecal	por	medicamentos.

Con toda la información recabada, elaboramos un listado de medicación ac-
tualizado, teniendo cuidado de evitar duplicidades, fármacos no indicados en
ese momento y cambios injustificados.

Aconsejamos	realizar	los	siguientes	cambios:
•	 Bajar	la	dosis	de	insulina	a	26-0-0	y	la	de	enalapril	a	10mg/24h.	
•	 Considerar	errores	de	conciliación	y	por	tanto	suspender	la	administración	
   de:	 omeprazol,	 diclofenaco,	 paracetamol	 1g,	 hidroclorotiazida,	 amlodipino,	
   metformina,	simvastatina	y	digoxina.	
•	 Administrar	paracetamol	650mg	pautado	sólo	si	presentase	dolor.
•	 Mantener	dosis	pautada	de	lorazepam	nocturna	hasta	reevaluación	próxima	
   en	que	esperábamos	que	con	mayor	control	de	la	sintomatología	de	la	pacien-
   te	(astenia,	mareo	y	dolor)	mejorase	la	situación	anímica	y	la	actividad	de	la	
   misma,	y	se	plantearía	ir	retirándolo	paulatinamente.
•	 Realizar	perfiles	glucémicos	durante	la	próxima	semana.
•	 Administrar	un	enema	rectal.
•	 Aconsejar	una	dieta	para	diabéticos	variada	procurando	una	ingesta	de	líqui-
   dos	adecuada.	

En	resumen,	se	ha	cambiado	la	dosis	de	unos	medicamentos,	se	han	suspendido	
otros	y	se	ha	utilizado	alguno	nuevo	para	situaciones	puntuales.

A	 la	 semana,	 en	 aviso	 programado,	 constatamos	 que	 Patrocinio	 se	 encuentra	
más	animada,	los	perfiles	glucémicos	son	adecuados	pese	a	la	rebaja	en	la	in-



                                                                                211
sulinoterapia	y	las	cifras	tensionales	se	han	normalizado.	El	ritmo	intestinal	es	
diario	tras	el	enema	sin	alteración	en	la	consistencia	de	las	heces.	Al	encontrarse	
más	activa,	aconsejamos	suspender	la	heparina,	ir	disminuyendo	paulatinamen-
te	el	lorazepam	nocturno	y	seguir	insistiendo	en	la	deambulación.

Un	proceso	adecuado	de	conciliación	de	la	medicación	hubiera	evitado	proble-
mas	a	nuestra	paciente.	La	responsabilidad	de	lo	ocurrido	probablemente	tenga	
que	repartirse	entre:
•	 Los	médicos	de	los	distintos	niveles	sanitarios	que	a	menudo	no	dedicamos	
   el	 tiempo	 necesario	 para	 realizar	 una	 correcta	 historia	 farmacoterapéutica.	
   Por	no	disponer	de	tiempo,	por	movernos	en	la	cultura	de	la	individualidad,	
   medicalizando	a	los	pacientes	en	cascada,	en	lugar	de	remar	en	la	misma	di-
   rección	por	el	interés	común	de	la	paciente.	
•	 La	organización	del	sistema	sanitario,	que	fragmenta	la	prescripción,	obliga	a	
   adaptarla	a	las	opciones	de	cada	centro	sanitario,	y	no	favorece	la	comunica-
   ción	fluida	entre	niveles	asistenciales.
•	 Esta	misma	organización	que	no	considera	la	conciliación	como	un	acto	sani-
   tario	en	el	marco	de	la	seguridad	del	paciente,	no	favorece	su	implementación	
   ni	distribuye	recursos	para	que	se	realice	al	menos	en	su	formulación	básica.
•	 El	 carecer	 de	 registros	 únicos	 o	 tecnologías	 de	 información	 necesarias	 di-
   ficulta	 la	 comunicación	 y	 por	 tanto	 la	 atención	 correcta	 en	 las	 transiciones	
   asistenciales.	Por	el	contrario,	medidas	previas	mucho	más	sencillas,	como	
   la	 adecuación	 de	 los	 informes	 de	 alta	 y	 su	 obligatoriedad,	 no	 se	 cumplen	 y	
   evitarían	muchos	errores	de	medicación.
•	 La	deficiente	gestión	del	tiempo	en	el	principal	responsable	sanitario	del	en-
   fermo,	el	médico	de	familia,	que	le	obliga	a	dedicar	mucho	tiempo	a	tareas	
   burocráticas	innecesarias	e	impide	contemplar	la	conciliación	como	un	acto	
   necesario	y	propio	de	su	nivel	asistencial.
•	 La	incapacidad	de	las	organizaciones	sanitarias	para	reclutar	otros	profesio-
   nales	propios	o	ajenos,	como	enfermeras	y	farmacéuticos,	para	estos	proce-
   sos,	donde	tienen	un	indudable	papel	que	jugar.
•	 La	organización	administrativa,	que	tras	una	presunta	facilitación	de	trámites	
   y	libertad	de	elección,	facilita	el	discurrir	del	paciente	entre	niveles	asisten-
   ciales	sin	el	adecuado	control,	de	tal	forma	que	se	realizan	más	preparativos	y	
   previsiones	en	la	maleta	del	paciente	que	en	la	bolsa	de	su	botiquín.



212
LO QUE NO PUEDES OLVIDAR

•	La	conciliación	de	medicamentos	es	un	proceso	importante	para	asegu-
  rar	la	seguridad	del	paciente	en	cuanto	al	uso	de	medicamentos.	
•	La	causa	principal	de	los	errores	es	el	desconocimiento	del	tratamiento	
  actual	de	los	pacientes,	y	tiene	como	origen	la	falta	de	una	comunica-
  ción	eficaz	de	la	información	terapéutica	entre	profesionales	sanitarios	
  y	varias	causas	intermedias.	
•	La	conciliación	es	una	nueva	actividad	que	carece	de	suficiente	eviden-
  cia	científica	en	relación	con	su	efectividad	y	coste;	sin	embargo,	dado	
  su	valor,	se	considera	una	herramienta	válida	para	disminuir	los	erro-
  res	de	medicación.	
•	La	manera	de	realizar	la	conciliación	es	variable	pero	se	puede	resumir	
  en	un	esquema	básico	en	tres	partes:	Collection, Checking and Com-
  munication.
•	La	conciliación	en	el	paciente	ambulatorio	y	el	uso	de	tecnologías	de	la	
  información	son	dos	aspectos	novedosos	en	la	conciliación	de	medica-
  mentos.	
•	Se	 ha	 encontrado	 evidencia	 de	 que	 las	 tecnologías	 de	 la	 información	
  pueden	facilitar	algunas	actividades	de	conciliación.	Se	intuye	que	las	
  tecnologías	más	útiles	serán	aquellas	que	sean	descentralizadas,	gestio-
  nadas	por	el	usuario	y	accesibles	desde	cualquier	lugar.		




                                                                               213
DÓNDE APRENDER MÁS

•	 CedimCat:	Centre	d´Informació	de	Medicament:	(www.cedimcat.info)

Su	objetivo	es	servir	como	herramienta	para	acercar	la	información	sobre	medi-
camentos	a	profesionales	y	ciudadanos,	donde	puedan	dirigirse	para	encontrar	
información	 independiente	 y	 comprensible	 que	 contribuya	 al	 buen	 uso	 de	 los	
medicamentos.	En	su	sección	para	profesionales,	dentro	del	apartado	de	uso	de	
medicamentos	en	situaciones	especiales,	ofrecen	un	documento	sobre	concilia-
ción	 de	 la	 medicación:	 (http://www.cedimcat.info/html/es/dir2472/doc26949.
html)

•	 Massachusetts Coalition for the Prevention of Medical Errors:	(http://www.
   macoalition.org/initiatives.shtml#5	)

Desde	1998,	la	misión	de	esta	asociación	pública-privada	(que	incluye	miembros	
tan	 variopintos	 como	 organizaciones	 de	 consumidores,	 organismos	 estatales,	
hospitales,	 asociaciones	 profesionales	 de	 médicos,	 enfermeras,	 farmacéuticos,	
cuidadores,	planes	de	salud,	empresarios,	responsables	políticos	o	investigado-
res)	es	mejorar	la	seguridad	del	paciente	y	eliminar	errores	médicos	en	Massa-
chusetts,	EEUU,	desarrollando	y	aplicando	estrategias	para	prevenirlos.	

•	 Institute for Healthcare Improvement	(IHI):	(http://www.ihi.org/IHI/Pro-
   grams/Campaign/ADEsMedReconciliation.htm)

El	IHI	cuenta	con	más	de	100	trabajadores	y	alianzas	con	cientos	de	facultades	
de	todo	el	mundo	que	comparten	lo	que	saben	y	aprenden	unos	de	otros	en	la	
filosofía	de	“todos	enseñamos,	todos	aprendemos”.	El	diseño	de	sus	programas	
y	actividades	permite	que	individuos	y	organizaciones	comprometidos	innoven	
juntos,	compartan	conocimientos	y	colaboren	para	mejorar	la	salud	y	la	atención	
sanitaria	en	el	hogar,	en	la	comunidad,	en	la	consulta	y	en	el	hospital.

•	 National Institute for Clinical Excellence (NICE).	Technical	patient	safety	so-
   lutions	for	medicines	reconciliation	on	admission	of	adults	to	Hospital	2007:	
   (http://guidance.nice.org.uk/PSG001/Guidance/pdf/English)



214
Se	trata	de	una	guía	aplicable	al	sistema	nacional	de	salud	de	Inglaterra	y	Gales	
para	garantizar	que	los	medicamentos	prescritos	en	el	momento	del	ingreso	hos-
pitalario	se	correspondan	a	los	que	el	paciente	estaba	tomando	antes	del	mismo.	
Incluye	también	a	los	servicios	de	salud	mental	y	a	los	ingresos	tanto	programa-
dos	como	urgentes.	

•	 WHO Collaborating Centre for Patient Safety Solutions.	Assuring	Medica-
   tion	 Accuracy	 at	 Transitions	 in	 Care	 2007:	 (http://www.ccforpatientsafety.
   org/common/pdfs/fpdf/presskit/PS-Solution6.pdf)

Guía	publicada	en	2007	por	la	OMS	con	recomendaciones	para	asegurar	la	con-
ciliación	de	medicación	en	las	transiciones,	incluyendo	al	ingreso	hospitalario.

•	 Patient	Safety	and	Quality:	An	Evidence-Based	Handbook	for	Nurses:	Vol.	2	
   Chapter	38.	Medication	Reconciliation:	(http://www.ncbi.nlm.nih.gov/book-
   shelf/picrender.fcgi?book=nursehb&part=ch38&blobtype=pdf)

Enfocado	a	enfermería,	realiza	una	revisión	en	CINAHL,	MEDLINE	y	Google	de	
las	evidencias	existentes	en	conciliación	de	medicación.




                                                                                215
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Conciliación medicación paciente polimedicado

  • 1. 9 Conciliación de la medicación en el paciente polimedicado. Rafael Bravo Toledo, Noelia Caballero Encinar. IDEAS ESENCIALES • La conciliación de medicamentos en un proceso importante para ase- gurar la seguridad del paciente en cuanto al uso de medicamentos. • Es especialmente relevante en los momentos en que esa seguridad está más comprometida y se producen más errores de medicación, como son las transiciones asistenciales y en pacientes polimedicados. • La conciliación de la medicación incluye procesos y acciones para pre- venir errores en la transmisión de la información sobre medicamentos entre diferentes proveedores de atención sanitaria y entre éstos y los pacientes. • Este problema de comunicación origina los denominados errores de conciliación, que son discrepancias no justificadas entre la lista com- pleta de medicamentos que el paciente debería tomar y lo que realmen- te toma. • A pesar de que su desarrollo inicial se limitó a centros hospitalarios y tenía como principales protagonistas los farmacéuticos clínicos, una vi- sión amplia del concepto implica también a atención primaria y a otros profesionales como médicos de familia, enfermeras y farmacéuticos co- munitarios. 187
  • 2. 1. Conciliación de la medicación: conceptos e importancia Aunque siempre han estado presentes en la medicina moderna, los problemas y enfermedades producidas por los medicamentos -la antigua iatrogenia- han ad- quirido una gran relevancia a partir del informe americano “Errar es humano” 1 que cuantificó la magnitud del asunto e inició la necesidad de concienciar a los profesionales en materias relativas a la seguridad del paciente. Entre las causas de la morbilidad iatrogénica, tanto en el paciente hospitalizado como en aten- ción primaria, una muy importante son los errores de medicación considerados como aquellos incidentes evitables relacionados con el uso de medicamentos que pueden causar daño o dar lugar a una utilización inapropiada de estos2. Según se refiere en un interesante editorial de la Revista de Calidad Asistencial3 tomando datos de diferentes fuentes, se ha visto que hasta el 7% de los pacientes ingresa- dos en los hospitales experimentaban efectos adversos prevenibles y, en dos de cada cien el efecto adverso estaba relacionado con medicamentos y errores de medicación. Los estudios realizados en nuestro país en relación con la seguridad del paciente sitúan a los medicamentos como la causa más frecuente de efectos adversos relacionados con la atención sanitaria, tanto en los hospitales (estudio ENEAS)4 como en atención primaria –AP- (estudio APEAS)5. Estos y otros estudios han mostrado que, al menos la mitad de estos errores de medicación, se producen con los cambios de profesional responsable del pacien- te. La constatación de este hecho alumbró la necesidad de métodos que minimi- zaran los errores y así nació lo que conocemos como conciliación de la medica- ción3, 6; inicialmente en el ámbito hospitalario pero que se ha ampliado a todos los contactos de los pacientes con el sistema sanitario. La conciliación tiene co- mo objetivo disminuir los errores de medicación que ocurren en la transición de los pacientes entre niveles asistenciales y que se deben al desconocimiento, total o parcial, del tratamiento actual de los pacientes, con lo que se pueden omitir medicamentos necesarios, se producen duplicidades, se prescriben dosis y for- mas incorrectas, etc. (figura 1). 188
  • 3. Figura 1. Representación como nube de palabras clave del contenido de un artículo de revisión sobre conciliación de la medicación en español. Tomado de referencia 6. La conciliación de la medicación o del tratamiento (reconciliation of medication en la definición original inglesa) se refiere, en esencia, a cotejar la medicación que realmente toma el paciente con la lista de medicación prescrita antes y du- rante la asistencia en curso. Se debe realizar de forma especial en los momen- tos en que el tratamiento del paciente puede ser modificado por cambios en la medicación; ya sea, por añadir un nuevo fármaco, o por suspensión de algunos medicamentos concretos. Su objetivo es en cierto modo registrar el listado más completo y exacto posible de los medicamentos que el paciente está tomando, y utilizar este listado para proporcionar la medicación correcta al paciente en cualquier momento y lugar de la asistencia sanitaria. De manera más escrupulosa, y siguiendo a Delgado y cols.6, Gleason y cols.7 y al Institute for Healthcare Improvement8, podemos definir la conciliación como el proceso formal de valorar el listado completo y exacto de la medicación previa del paciente conjuntamente con la prescripción fármaco terapéutica después de la transición asistencial (tabla 1). 189
  • 4. Tabla 1: Definiciones clave en torno al fenómeno de la conciliación de la medicación. Errores de medicación Errores en la prescripción, dispensación o administración de medicamentos con el resul- tado de que el paciente no recibe el medicamento correcto o la dosis indicada de medica- mentos adecuados. Conciliación de le medicación Es el proceso formal de valorar el listado completo y exacto de la medicación previa del pacien- te conjuntamente con la prescripción fármaco terapéutica después de la transición asistencial. Listado de medicamentos Un listado completo es aquel que contenga toda la información sobre dosis, vía de adminis- tración, posología y duración por cada medicamento de los que componen el tratamiento. Un lista de medicamentos se considera correcta si no existe discrepancias en el nombre, do- sis y frecuencia entre ésta y la medicación que realmente toma el paciente en ese momento. Lista exacta sería aquella que es completa y correcta, y por tanto no presenta errores. Error de conciliación Toda discrepancia entre el tratamiento previo y el posterior que no es justificada por el médico. En el momento de la conciliación aparecen discrepancias, duplicidades o interac- ciones entre el tratamiento crónico del paciente y el que está recibiendo en ese momento. Estos problemas deben comentarse con el prescriptor responsable y, si procede, validará o modificará la lista de prescripción. En el momento de la conciliación aparecen discrepancias entre el tratamiento crónico del paciente y el que está recibiendo en ese momento. Estos problemas se deben comentar con el prescriptor responsable y este, si procede, validará o modificará la lista de prescripción. Toda discrepancia entre el tratamiento previo y el posterior que no es justificada por el médico se considera un error de conci- liación. En la guía publicada por la Sociedad Catalana de Farmacia Clínica9 en- contramos una clasificación de las discrepancias que se encuentran en el proceso 190
  • 5. de conciliación en cuatro tipos, de acuerdo a la presencia o no de discrepancias y la gravedad de éstas (tabla 2). Tabla 2: Tipos de discrepancias en la conciliación. 0. No discrepancia: Inicio de medicación justificada para la situación clínica del paciente. 1. Discrepancia justificada: • Decisión médica de no prescribir un medicamento o cambiar su dosis, frecuencia o vía de administración, teniendo en cuenta la nueva situación clínica del paciente. • Sustitución terapéutica según la guía fármaco-terapéutica del hospital y los progra- mas de intercambio terapéutico. 2. Discrepancia que requiere aclaración: • Omisión: no se prescribe un medicamento que el paciente necesita, sin que se justi- fique adecuadamente. • Comisión: se administra un medicamento innecesario, que el paciente no tomaba previamente. • Cambio en la dosis, frecuencia o vía de administración de un medicamento que to- maba previamente, sin justificar esta modificación. • Duplicidad: se vuelve a pautar un fármaco o similar que ya tenía prescrito el paciente. • Interacción entre la medicación que se toma de forma crónica y la actual. • Mantenimiento de una medicación en una situación en la que está contraindicada. • Por prescripción incompleta: información inadecuada respecto a dosis, vía o fre- cuencia de administración del tratamiento crónico. 3. Discrepancia no intencionada o error de conciliación cuando se corrige la prescripción porque se asume que es un error. Obtenido de la ref. 8. Si se detecta una discrepancia que requiera aclaración, y se mantiene la pres- cripción inicial tras la información, se considera una discrepancia intencionada que, si bien no se considera un error en sí misma, supone un riesgo que puede 191
  • 6. conllevar errores en el futuro al no estar documentados adecuadamente en la historia clínica los motivos de la discrepancia. Los errores de conciliación son relativamente frecuentes. Según una revisión sis- temática que incluía 22 estudios10, entre el 10 y el 67% de los pacientes tenían un error en su historia fármacoterapéutica, llegando al 27-83% si se incluía la medicación sin receta. Se calculó que generan alrededor de un 20% de los efectos adversos en medios hospitalarios. El National Coordinating Council for Medi- cation Error Reporting and Prevention (NCCMERP)11 clasifica de la A a la I los errores de conciliación según su gravedad a en una escala de menor a mayor gravedad (tabla 3)9, 11. Tabla 3. Clasificación de la gravedad de los errores de conciliación. No producen daño potencial • Categoría A: No error, pero posibilidad de que se produzca. • Categoría B: Error que no alcanza al paciente. No causa daño. • Categoría C: Error que alcanza al paciente, pero no es probable que cause daño. Requieren monitorización o intervención para prevenir el daño • Categoría D: Error que alcanza al paciente y necesitaría monitorización y/o interven- ción para evitar el daño. Producen daño potencial • Categoría E: Error que causaría daño Modificado de ref. 11. Como se comentó al principio, la causa principal de los errores es el descono- cimiento del tratamiento actual de los pacientes; tiene como origen la falta de una comunicación eficaz de la información terapéutica entre profesionales sa- nitarios y varias causas intermedias entre las que podemos citar las indicadas en la figura 2 3, 7, 9. 192
  • 7. Figura 2. Causas de los errores de conciliación Déficit de comunicación eficaz de la información terapéutica Características e idiosincrasia Comorbilidades y generales y terapéuticas del polimedicación: paciente nuevo territorio asistencial anciano o frágil Falta de registros sanitarios Situación clínica y personal unificados (que no únicos), del paciente y de la familia ubicuos y accesibles: en las transiciones historia fármaco-terapéutica asistenciales 2. Un poco de historia En realidad, lo que atiende por este nuevo concepto de conciliación es una acti- vidad que, de forma no sistematizada, realizan desde siempre y habitualmente los profesionales sanitarios durante la entrevista clínica. La reivindicación de nuevas funciones en el ámbito de la enfermería o de las farmacias comunitarias también ha contemplado tareas relacionadas o que pudieran llamarse de conci- liación de la medicación. El proceso es, pues, conocido; pero la necesidad de mejorarlo e imbricarlo en las ta- reas asistenciales como solución al grave problema de los efectos adversos hizo que nacieran iniciativas pioneras como la de enfermera Jane Justensen en el Hospital Luther Midelforten de Winsconsin. En el año 2001, iniciaron el proyecto “Estan- darización como mecanismo de mejorar la seguridad en la atención sanitaria” que sirvió para diseñar herramientas para crear, actualizar y conciliar los listados de 193
  • 8. medicación. Un año más tarde, la Massachusetts Coalition for the Prevention of Medical Errors12 llevó a cabo una iniciativa para concienciar sobre este problema en sus hospitales y planteó, por primera vez, incluir la conciliación de la medicación entre los objetivos para mejorar la seguridad de los pacientes. En 2004 la Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations (JCAHO)13 incluyó en- tre sus metas para la seguridad del paciente (Patient Safety Goal) la obligatoriedad, para todas las organizaciones sanitarias que quisieran ser acreditadas por este or- ganismo, de tener desarrollados procedimientos que garantizaran una conciliación adecuada de la medicación cuando el paciente tenía un cambio de responsable. La organización mundial de la salud (WHO por sus siglas en inglés) dentro de su estrategia sobre seguridad de los pacientes14, estableció que una de las solu- ciones debería ser garantizar la exactitud de la medicación en los procesos de transición asistencial, y lo definió como una acción a realizar en una primera fase de esta estrategia. Más recientemente, en 2007, el National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE), conjuntamente con la agencia británica de seguridad del paciente, ha publicado una guía de recomendaciones para la conciliación de la medicación en los ingresos hospitalarios de pacientes adultos en todos los hospitales del sistema nacional de salud15. En España, desde hace tiempo aparece reflejado en distintos análisis3, 9 y pu- blicaciones oficiales16 el problema que ocasiona la discontinuidad de cuidados por la descoordinación entre niveles asistenciales, problema que afecta a varios campos entre ellos el terapéutico. Si bien estos informes se realizan desde el punto de vista de la calidad asistencial, no existe ninguna directiva oficial clara que exija a las instituciones sanitarias el cumplimiento de un objetivo específico relacionado con la conciliación. Sólo la Societat Catalana de Farmàcia Clínica incorpora en sus últimos proyectos como objetivo estratégico la existencia de procedimientos normalizados de conciliación en los hospitales, y como resultado ha editado, junto a la Generalitat de Catalunya, la Guia per a la implantació de programes de conciliació de la medicació als centres sanitaris9, donde se expli- ca el concepto, se apunta una metodología y se recogen las experiencias directas en este campo en hospitales catalanes y baleares, terminando con un decálogo de recomendaciones para la conciliación de la medicación en centros sanitarios. También son farmacéuticos clínicos hospitalarios los primeros en publicar tra- 194
  • 9. bajos de divulgación e investigación sobre el concepto en nuestro país3, 6, 17, a cuyos trabajos nos remitimos para una mayor y mejor información. La conciliación es una nueva actividad de indudable valor, pero que con su desa- rrollo actual es un poco exagerado presentarla como la herramienta fundamen- tal para disminuir los errores de medicación. Es más, su desarrollo no ha podido evitar enfrentarse a las dificultades que implica su implantación generalizada ni conseguir una adecuado análisis económico. Los problemas organizativos y la falta de recursos, herramientas y personal hacen que muchos hospitales hayan frenado la implantación del proceso de conciliación y que la JCAHO haya retira- do a partir de 2011 de los objetivos de acreditación. 3. Cómo se realiza la conciliación El proceso de conciliación y la manera de desarrollarlo, aunque sistematizado, es muy variable. Cambia de acuerdo al momento donde se produce, el lugar y el nivel asistencial en que se desarrolla. También varía entre instituciones y de unos países a otros, ya que se adapta a las características del sistema sanitario y a las funciones de los diferentes profesionales. En cualquier caso, casi todos los modelos siguen un esquema básico que se visualiza en la figura 3. La agencia británica NICE15 define, y la vez divide, este proceso en tres partes: el proceso de las 3Cs (Collection, Checking and Communication), que se podría traducir como recogida, cotejado y comunicación. (Figura 3) La obtención del listado comienza con la recogida de información a partir de las fuentes de información disponibles como el listado de prescripción de la historia clínica de atención primaria e informes médicos diversos, y siempre se contrasta con la información obtenida durante la entrevista al paciente o sus familiares (si el paciente no está capacitado). Durante el tiempo de la asistencia en el nuevo medio, cualquier fármaco prescrito debe ser contrastado con el listado inicial identificando y resolviendo todas las disconformidades para evitar duplicidades terapéuticas, interacciones, evitar cambios injustificados de dosis, vía de admi- nistración y pauta, y asegurar que ningún medicamento necesario es omitido y no se prescribe ningún medicamento que no sea necesario. 195
  • 10. Figura 3: Proceso de conciliación de la medicación Obtención de un listado completo y correcto de medicamentos Fuentes de información Entrevista clínica Registro y comprobación del listado Comparación Discrepancias Aclarar Justificar Confrontación del listado con cualquier nueva prescripción Especial atención a duplicidades y cambios no justificados Nueva lista de medicación En sus comienzos, la mayoría de los proyectos de puesta en práctica de la con- ciliación se llevaron a cabo en hospitales; utilizaban el soporte de papel con for- mularios confeccionados ad hoc. Eran cumplimentados por enfermeras o far- macéuticos clínicos, y liderados por estos últimos. Con el transcurrir del tiempo, la necesidad de manejar la medicación no de forma puntual sino como un con- 196
  • 11. tinuum en el devenir asistencial del paciente ha puesto de relieve dos aspectos nuevos: la conciliación en el paciente ambulatorio y el uso de tecnologías de la información. El uso de estas tecnologías se amplía en el último apartado de este capítulo, por lo que ahora nos detendremos en la conciliación en el primer nivel asistencial. La AP y los profesionales que trabajan en ella tienen como función primordial garantizar y mejorar el nivel de salud individual y colectiva de la población que tiene adscrita. Para conseguir ese objetivo proporcionan una atención cuyos ele- mentos conceptuales son el ser integral, integradora, continuada, longitudinal y accesible18. Sin ser la única, o la más importante, la prescripción de medicamen- tos es una de las actividades preferentes del médico de familia. Lo es, porque ocupa gran parte de su tiempo, y sobre todo porque tiene una gran repercusión de orden sanitario y a la vez económico18. La AP juega un papel fundamental en los procesos de conciliación por dos motivos: por ser uno de los eslabones de las transiciones asistenciales, incluidas las que se producen en su seno, y por ser el eje de la asistencia sanitaria en modelos estructurados y de provisión pública -como es el caso de España17-. Podríamos decir que es protagonista por ocu- parse del paciente ambulatorio, asumir la responsabilidad global del paciente en algunos sistemas sanitarios, por participar en la transición asistencial entre niveles y como fruto de su propia actividad. El Institute for Healthcare Impro- vement (IHI) redefine tomado en cuenta estas premisas la conciliación de la siguiente manera8: Conciliación de la medicación es el proceso de obtener y mantener, a lo largo de la atención sanitaria, un preciso y detallado listado de todos los fármacos prescritos y no prescritos que está tomando un paciente ingresado en un hos- pital o a nivel ambulatorio, incluyendo dosis y frecuencia. Para un determi- nado paciente ingresado en un hospital o que está siendo visto en un centro de asistencia ambulatoria, la idea es vincular el mejor listado posible de me- dicación a cualquier orden de tratamiento médico y asegurar que el paciente recibe sólo lo que es más seguro para él. 197
  • 12. 4. Errores de medicación e importancia de las transiciones intra e inter niveles asistenciales. Propuestas para una conciliación desde la atención primara Como hemos visto antes, una parte importante de los errores de medicación es- tán derivados de la organización de los sistemas sanitarios que obliga a una frag- mentación de la atención y, por tanto, que diversos profesionales sean respon- sables de la prescripción. La falta de una comunicación eficaz entre los distintos niveles asistenciales, el aumento en el número y variedad de prescriptores, las particularidades fármaco-terapéuticas de cada centro -en forma de guías, pro- tocolos o directrices y otras variables que implican cambios en la medicación crónica del paciente-, contribuyen también de forma substancial a estos proble- mas3, 9. Por estos motivos, no es de extrañar, como han corroborado múltiples estudios3–7 que al menos la mitad de estos errores se produzcan durante lo que se ha dado en llamar “transiciones asistenciales”, es decir, el paso del paciente de un nivel asistencial a otro que conlleva cambios en el profesional responsable del paciente. La transición asistencial considerada desde el punto de vista hospitalario abarca el ingreso, cambios de adscripción entre los distintos servicios o especialistas y el alta hospitalaria. Una perspectiva más amplia debería incluir también los cambios que se producen desde y en la atención primaria, como los cambios de domicilio y de médico de familia. Dada la peculiar organización del sistema sani- tario en España se podría añadir como transición asistencial el errante navegar de los pacientes por los servicios de urgencia y de atención especializada. Como se ve en la tabla 4, se pueden considerar también transiciones los ingresos en centros sociosanitarios, intervención de otras instituciones sanitarias públicas o privadas y las consultas a otros profesionales sanitarios con capacidad de pres- cribir o de emitir órdenes de dispensación. 198
  • 13. Tabla 4. Tipos de transiciones asistenciales existentes Hospital y asistencia especializada • Servicios de urgencias • Ingreso hospitalario • Cambio de servicio o especialista • Alta hospitalaria Atención primaria • Cambios de domicilio • Cambio o sustitución de médico de familia • Derivación a atención especializada • Urgencias o atención continuada Otros • Centros sociosanitarios • Centros de prevención y salud publica • Centros educativos y empresas • Organizaciones sanitarias públicas o privadas • Consultas a otros profesionales sanitarios (odontólogos, fisioterapeutas, podólogos o enfermeros) • Farmacia comunitaria La AP, que comprende la asistencia sanitaria de la morbilidad aguda y crónica, se realiza en coordinación con otros niveles asistenciales y de forma multidisciplinar mediante el trabajo en equipo. Estas características junto a la consideración del médico de familia como puerta de entrada del sistema y responsable del pacien- te, serían las condiciones ideales para que las transiciones asistenciales tuvieran menores consecuencias, al menos las que se producen en su entorno, que son la mayoría. Un paciente contacta con el nivel de atención primaria en múltiples oca- siones, pero son pocas las veces en las que está ingresado en un hospital. Al médi- co de familia le correspondería por tanto, ordenar los tratamientos recomendados en los hospitales y por otros especialistas de la forma que mejor se ajuste a las par- ticularidades y necesidades del paciente manteniendo una visión integral de éste. 199
  • 14. El abordaje del paciente polimedicado y las recomendaciones para una prescrip- ción adecuada, como las de las directrices de la OMS19–22 incluyen revisar regu- larmente el tratamiento (tabla 5). Esta revisión se debe realizar al menos con cada nuevo paciente, cada seis a doce meses y cuando haya cambios en el trata- miento20, y van en sintonía con la función de la AP como garante de la listas de medicación y al médico de familia como responsable último del tratamiento del paciente21. La coordinación entre atención primaria y otros niveles asistenciales, para asegurar la continuidad y la conciliación de los tratamientos instaurados, es un objetivo fundamental en cualquier sistema sanitario mínimamente orga- nizado. Tabla 5. Prescripción adecuada de fármacos: un abordaje en 8 pasos. • Evaluar y definir claramente el problema del paciente. • Especificar el objetivo terapéutico, • Seleccionar el tratamiento farmacológico apropiado, • Iniciar el tratamiento con los detalles apropiados y considerar tratamientos no far- macológicos, • Dar información, instrucciones y precauciones, • Revisar el tratamiento regularmente • Considerar el coste del fármaco a la hora de prescribir • Usar ordenadores y otras herramientas que disminuyan los errores de prescripción Traducido de ref. 19. Sin embargo, como vemos en el caso clínico que anexamos al final de este capítu- lo, la realidad es bien distinta. El médico de familia a duras penas puede asumir nuevas cargas de trabajo en las consultas de AP y la descoordinación de los dis- tintos niveles asistenciales es la norma. En nuestro país, una parte de esta sobre- carga es debida a un irracional sistema oficial de prescripción que obliga a tareas burocráticas que implican un gran consumo de tiempo sin una utilidad clara, y que, de manera paradójica, han hecho que los médicos de familia abdiquen de 200
  • 15. la función de control de los fármacos que reciben sus pacientes. La subordina- ción organizativa de facto y la asimetría secular en el prestigio de las diferentes especialidades, origina problemas como el de la prescripción inducida. Este mo- delo de prescripción, mediante el cual el acto físico de recetar es realizado por el médico de familia mientras que la prescripción real del medicamento es rea- lizada por el especialista u otro profesional ajeno, tiene una incidencia variable que algunos estudios cifran hasta un 45% de las prescripciones23. La aceptación de este papel por parte del médico de atención primaria (transcribir en forma de receta la prescripción realizada por otro médico), incluso sin compartir la idoneidad de dicha indicación, es la norma y viene determinado por la propia dinámica de la organización. El improductivo carácter de las tareas de prescripción y la escasa ayuda por parte del sistema y de otros profesionales en las tareas burocráticas, hace que el mé- dico de atención primaria renuncie al seguimiento y a centralizar una lista de medicación que no considera suya, perdiendo las mejoras que esta obligación comporta desde el punto de vista de la seguridad del paciente. En este sentido se mueven los movimientos reivindicativos tipo anti-burocracia o las recomen- daciones de sociedades científicas24, que si bien pretenden liberar de trabajo al profesional, estimulan el desafecto de éste hacia la toma de un papel protago- nista en el control del tratamiento del paciente. La conciliación de la medicación se vuelve prácticamente imposible en este escenario y el exceso de intervención contable y economicista se vuelve en contra de las necesarias revisiones clínicas y farmacológicas. Como método para solucionar este y otros problemas se han lanzado varias pro- puestas. Todas ellas pasan por mejoras en la comunicación clínica formal e in- formal entre niveles asistenciales, espacios conjuntos de formación, elaboración de guías de práctica clínica y criterios de derivación consensuados e historias clínicas electrónicas unificadas. Sin embargo, se hace poco hincapié en medidas prácticas y de más fácil implantación como las destinadas a la simplificación de los trámites administrativos ligados a la prescripción y a la derivación, así co- mo las que involucran a otros profesionales del primer nivel de atención. Enfer- meros y farmacéuticos comunitarios intervienen ya en programas de pacientes polimedicados y atención farmacéutica donde son de gran ayuda en aspectos 201
  • 16. tales como vigilar la aparición de efectos adversos e interacciones y controlar el cumplimiento terapéutico. Estas experiencias y la cercanía al paciente les hacen ser en potencia excelentes agentes en el proceso de confeccionar listas de me- dicación y adaptar estas en las transiciones asistenciales sea cual sea su origen, todo ello sin perder de vista la necesaria coordinación con el médico de familia. 5. Programas de conciliación de la medicación. ¿Efectividad y evidencia? La mayoría de los proyectos relacionados con la conciliación se han llevado a cabo fundamentalmente en el medio hospitalario, han sido realizados por far- macéuticos clínicos y se han enfocado en el momento del ingreso al hospital. Son en su mayor parte descriptivos y encaminados a conocer la magnitud del problema25. Los estudios de intervención son básicamente cuasi-experimentales antes-después y la medida de la intervención suele ser la variable número de errores de medicación evitados, y en alguna ocasión los efectos adversos, como es el caso de un estudio realizado en varios hospitales españoles26. Un ensayo clínico aleatorizado27 incluyó los historiales clínicos de más de tres- cientos pacientes ingresados en dos hospitales universitarios. La intervención consistió en aplicar una herramienta informatizada de conciliación de medica- mentos y el rediseño de procesos implicados; abarcaba a médicos, enfermeras y farmacéuticos. El resultado principal fueron discrepancias no justificadas en la lista de medicamentos previas a la admisión y/o al alta que pudieran ocasionar daño a los pacientes. Cuando comparaban con un grupo control que recibían la atención habitual, el número de discrepancias potencialmente perjudiciales bajó con un riesgo relativo ajustado de 0,72 (IC 0,52-0,99) con diferencias en la significación entre un hospital y otro, ya que parece que hubo diferencias en el grado de integración de la herramienta de conciliación. Los autores concluyen que una aplicación informática de conciliación junto al rediseño de procesos in- formatizados se asocia con una disminución de las discrepancias no justificadas que puedan causar daño potencial al paciente. Sin embargo, la diferencia a duras penas se hace significativa y muestra diferencias en relación con el grado de im- plantación e integración del software elegido. 202
  • 17. Una revisión sistemática realizada en 2007 como soporte previo a la elaboración de la guía NICE15, concluye que la evidencia que sustenta el proceso de concilia- ción de la medicación durante el ingreso en un hospital es escasa y pobre. Sin embargo, y dado que la posibilidad de hacer daño con este proceso es casi nula, y que hay pocas alternativas para minimizar los errores de medicación, podrían considerase positivas las iniciativas de conciliación lideradas por farmacéuticos. De igual manera, se podrían considerar coste efectivas estas intervenciones. Al igual que en el ámbito hospitalario, hay pocos estudios sobre conciliación de medicación en AP. En una revisión sistemática28 sobre intervenciones para me- jorar la conciliación de la medicación en adultos de atención primaria, se encon- traron un total de cuatro estudios. De éstos, dos eran estudios antes-después en el medio ambulatorio, y sólo uno de ellos encontró una reducción significativa en la proporción de discrepancias en prescripción tras la intervención29. De los dos estudios tras el alta hospitalaria, un ensayo clínico aleatorizado encontró una reducción significativa, al comparar las medicaciones prescritas por el mé- dico general dos semanas tras el alta con las prescritas al alta hospitalaria, pero sólo para el nombre del fármaco y no para la dosis prescritas. En el otro, no se encontraron cambios significativos en el número medio de discrepancias entre el ingreso y el alta. Los autores de la revisión sistemática concluyen que la eviden- cia que respalda las intervenciones relacionadas con conciliación de medicación en AP es poco convincente. No se puede decir que estas intervenciones propor- cionen un beneficio clínico consistente; sin embargo, matizan que la escasez de estudios, junto a la falta de precisión en la estimación del efecto y la relativa he- terogeneidad en los estudios sugiere que estos resultados se consideren sólo pre- liminares, a falta de nuevos ensayos que nos den una respuesta más definitiva. En definitiva, se puede decir que la evidencia en la mejoría de resultados clí- nicos de interés en relación con la implantación de programas de conciliación de medicación es escasa y de poca calidad. Tampoco se ha evaluado de forma extensa la relación coste-eficacia de la carga de trabajo asociada con la concilia- ción, ni la calidad del personal sanitario más adecuado para realizarla. Aunque se ha legislado como un requisito común para la acreditación por las organiza- ciones sanitarias y como un punto de referencia en seguridad de los pacientes, su efectividad y eficiencia está todavía por determinar. Se necesita más investi- 203
  • 18. gación, de buena calidad, sobre el tema para poder llegar a una conclusión me- nos equívoca. Sin embargo, como se recuerda en la guía NICE15, se debe seguir recomendando su desarrollo dado que son necesarios programas que afronten el problema de los errores de medicación, que no existen alternativas y que la conciliación ha mostrado ser útil en determinados contextos y bajo determina- das circunstancias. 6. Importancia de las nuevas tecnologías y sistemas de información en la conciliación de la medicación Como en otros aspectos de la atención sanitaria, las tecnologías de la informa- ción (TI) facilitan y ayudan el proceso de conciliación de medicamentos. Una reciente revisión exploratoria con búsquedas exhaustivas en bases de datos bi- bliográficas y otros recursos, sobre estudios que evaluaban el uso de las TI en la conciliación, encontró 24 artículos30. De cada uno de ellos se obtuvo la informa- ción relativa al diseño de los estudios, posición de la conciliación en los objetivos del estudio y tipos y funcionalidad de las diferentes tecnologías utilizadas. Con esta información los autores exponen que los estudios que describen la utiliza- ción y efecto de las TI en el proceso de conciliación de medicación eran en su mayor parte observacionales, siendo sólo cinco de ellos experimentales. El tipo de tecnología utilizada es muy variable y va desde las más básicas, como el correo electrónico o bases de datos, a herramientas especializadas diseñadas específica- mente para el desarrollo de la conciliación. De acuerdo a la funcionalidad de las TI, los ejemplos brindados por los estudios mostraron que las aplicaciones in- formáticas más utilizadas fueron las relacionadas con la gestión de información o datos sanitarios, como es el caso de la historia clínica informatizada, seguida del correo electrónico. Aunque las aplicaciones se utilizaron en todos los pasos del proceso de conciliación (figura 4), en los estudios revisados la tecnología se aplicó sobre todo en la obtención de información del listado de medicamentos. Los programas informáticos especializados se destinaban a la gestión del núcleo central de la conciliación, como la comparación de medicamentos y aclaración de discrepancias, bien de forma aislada o integrados en historias clínicas electró- nicas o sistemas más complejos. 204
  • 19. Figura 4. Tecnologías de información (clasificadas según su funcionalidad) utilizadas en el proceso de conciliación de la medicación. Datos SADT- Sist. Gestión Ordenes Comunic. HCE toma adminis- resultados clínicas electrónica sanitarios decisiones trativos Información lista medicamentos comparar medicamentos resolver discrepancias errores de conciliación Lista definitiva – comunicación información HCE: historia clínica electrónica. SATD: Sistema de ayuda a la toma de decisiones. Sist: Sistemas. Figura modificada de la ref. 30. Conforme pasa el tiempo se van publicando artículos31, 32 que describen el papel de tecnologías ya conocidas u otros ejemplos más o menos maduros (tabla 6) entre los que destacan los conocidos como personal health records o historias clínico-sanitarias personales31, 32. Éstas son un conjunto de herramientas infor- máticas en línea, en forma de historia clínica concisa, donde los pacientes son los encargados de introducir, organizar y actualizar los datos (incluidos la medi- cación que se le ha prescrito y la que toma en ese momento). Los datos también pueden ser introducidos y recuperados, incluso de forma automática, por ter- ceras partes, pero es el propio usuario el que controla este acceso33. En general, estas herramientas están alojadas en Internet y utilizan aplicaciones tipo página web como interfaz para el usuario. La arquitectura en línea y el mantenimiento 205
  • 20. personalizado permite un importante ahorro de costes y esfuerzos para el man- tenimiento de datos que necesitan estar actualizados con frecuencia, garantizan la confidencialidad y permiten cierta fiabilidad de los datos. El acceso a la infor- mación a la vez que personalizado es universal, ya que con los adecuados permi- sos cualquier persona y desde cualquier sitio puede acceder a los datos sanitarios de la historia clínica del paciente. El paciente puede acceder, modificar y con- frontar una lista de medicamentos que puede haber sido generada por distintos profesionales o proveedores de servicios sanitarios y volver a compartirla con su médico de cabecera, o durante su estancia en un hospital. Tabla 6. Sistemas, aplicaciones y programas informáticos utilizados en conciliación de la medicación • Historia clínica electrónica • Sistemas de información sanitaria • Historia clínicas personales (personal health records) en línea • Bases de datos clínicas • Registro de medicamentos • Gestión económica y contable dispensación medicamentos • Ordenes informatizadas de prescripción • Correo electrónico Al contrario de lo que opinan algunos autores35, nosotros creemos que solu- ciones tecnológicas como la denominada receta electrónica o la historia clínica electrónica integrada o única, no son soluciones óptimas para la conciliación de medicamentos, incluso aunque cumplieran su teórica misión unificadora de da- tos y facilitadora de la comunicación entre profesionales (objetivo que todavía están muy lejos de alcanzar). Tampoco ofrecen una alternativa completa y sufi- ciente para evitar los errores de medicación y soportar el transcurso de la conci- liación entendida en sus más amplios términos. En contextos localizados, como el estrecho recinto de un hospital, o muy jerarquizados, desde un punto de vista geográfico y de uso de las TI, podrían tener alguna utilidad; pero cuando los pa- cientes, como es la norma, tienden a la movilidad y su lista de medicamentos se 206
  • 21. nutre de fuentes muy diversas, estos sistemas concentrados son poco efectivos. Diversos estudios han mostrado que la exactitud de la lista de medicamentos que se encuentra en los registros clínicos informatizados de atención primaria deja mucho que desear36. Un estudio americano en consultas ambulatorias de medicina interna destinado a demostrar si una intervención formativa en en- fermeras aumentaba la fiabilidad en la conciliación, partía de datos basales de menos del 25% de listados de medicamentos completos o correctos37. Por otro lado, el uso de medicamentos publicitarios o de medicinas alternativas con sus correspondientes sustancias farmacológicas que no se registran es frecuente, y el abanico de posibles prescriptores no se limita a agentes que utilicen los sistemas electrónicos de prescripción centralizados. Como se comenta en una revisión que repasa las cualidades de una buena pres- cripción21, vale la pena desarrollar estrategias para empoderar al paciente o su entorno más cercano como participantes activos en un esfuerzo por reducir la morbilidad relacionada con la medicación. A lo que tendríamos que añadir que no sólo vale la pena, sino que es obligatorio cuando los sistemas sanitarios son capaces de ofrecer una alternativa real y coste efectiva. Con toda probabilidad el papel de las nuevas tecnologías en un futuro inmediato pase por nuevos de- sarrollos específicamente diseñados para apoyar el proceso de conciliación, con software no propietario, de acceso ubicuo y único, pero que a la vez puedan in- tegrarse en entornos y sistemas informáticos de propósito más amplio. Estas aplicaciones podrán ser administradas por el propio paciente, por familiares o por profesionales muy cercanos como pueden ser cuidadores, enfermeras o far- macéuticos comunitarios38. Las futuras investigaciones sobre la aplicación de nuevas tecnologías en la seguridad del paciente y, de forma particular, en la con- ciliación de la medicación deberían considerar incluir los siguientes aspectos: • Historias clínicas electrónicas que sean accesibles a los clínicos a través de los centros sanitarios, pero también a otros profesionales y a otras instituciones. • Sistemas de información clínica electrónica que sean interactivos y accesi- bles desde cualquier lugar con acceso a redes de comunicación global como Internet. • Historias clínicas personales en línea administrados por los propios usuarios a los que se permite accesos ocasionales y seguros a los diferentes proveedo- res de servicios sanitarios. 207
  • 22. • Sistemas de apoyo a la toma de decisiones terapéuticas engarzados en el mó- dulo de prescripción e integrados con el resto de datos e información de la historia clínica informatizada. Estos sistemas estarían encargados de contro- lar desde las alergias a fármacos, a calendarios de medicación, pasando por el control de duplicidades, contraindicaciones, interacciones medicamentosas, dosificaciones en situaciones especiales y un largo etcétera de innegable valor en el proceso de conciliación. CASO CLÍNICO Patrocinio es una paciente viuda de 78 años diagnosticada de HTA, diabetes me- llitus e hipercolesterolemia con antecedentes de osteopenia, úlcera duodenal, miastenia ocular, y síndrome vertiginoso de etiología no filiada. Acude regular- mente a su centro de salud a recoger los medicamentos que tiene prescritos, pasa control con su enfermera cada dos meses y de vez en cuando visita a su médico de familia por, como dice ella, “achaques de la vejez” que su médico suele solu- cionar con muchas palabras y algo de paracetamol. También toma a hurtadillas “el orfidal” aunque su médico no se lo quiere recetar, ella va consiguiéndolo por- que lo necesita: “sabe usted, desde que se me fue mi Antonio las noches se me hacen muy largas”. Hasta hace poco vivía de manera autónoma en su domicilio habitual aunque recibía ayuda ocasional por parte de su familia para las tareas que requerían un esfuerzo más intenso, así como para los desplazamientos. Una de sus hijas, paciente nuestra, acude con cierta urgencia: hace cuatro días - el viernes ante- rior- le dieron de alta a su madre del hospital en el que estuvo ingresada por una fractura intracapsular en la cadera derecha que precisó colocación de prótesis parcial e ingreso hospitalario durante casi un mes. La fractura se produjo por caída accidental al salir del baño y le intervinieron al día siguiente. Aunque “todo fue bien”, ha estado ingresada casi dos semanas por una infección respiratoria y “descompensación de la azúcar y de la tensión”. Tras darle de alta, las hijas decidieron que no podía seguir sola y nuestra paciente decidió ser la primera en traerla a su casa. Se encuentra un poco agobiada, no está acostumbrada a ser cuidadora y, sobre todo porque no ve bien a su madre. No sabe que hacer: su 208
  • 23. madre se marea, está muy desganada y algo desorientada, con diarrea, dolores múltiples, no duerme bien, tiene dificultad para andar y está más torpe para rea- lizar lo que antes hacía sin ningún problema. A efectos administrativos, Patrocinio es para nosotros una paciente desplazada. No disponemos de más información que la que nos aporta su hija verbalmente, un informe de alta provisional del servicio de traumatología del hospital y una anticuada hoja de medicación de su médico de familia, junto a una serie de “car- tones” de las cajas de los medicamentos que toma. Además, por información indirecta suponemos que tiene una úlcera por presión (UPP), y debe tener incon- tinencia: había solicitado pañales a la enfermera de guardia que la había curado durante el fin de semana, y ésta lo había anotado en un sucinto informe que dejó en el domicilio. Para valorar a la paciente y obtener más información decidimos acudir al domi- cilio de la hija junto al enfermero que tenía programado ir para curarle la úlcera. Una vez allí Patrocinio nos refiere que se encuentra muy cansada, sobre todo por las mañanas. Niega padecer importantes dolores localizados, “lo que pasa es que se encuentra mal y le duele todo, además no hace de vientre pero cuando lo hace es diarrea”. Se encuentra también con poco ánimo, algo triste y detectamos una actitud derrotista que creemos reactiva al cambio de situación con necesidad de ayuda frecuente. La exploración es normal, salvo por cierta palidez de piel, una TA de 98/50 mmHg en decúbito que disminuye a 86/48 con la bipedestación, sin taquicardia, una glucemia antes de la comida de 50 mg/dL, una UPP en el talón derecho, así como impactación fecal al tacto rectal. Se ha vuelto parcialmente dependiente para las actividades básicas de la vida diaria (come y se viste sola, pero precisa ayuda para el resto) y apenas camina con mucha dificultad asistida con un anda- dor de la cama al baño. Indicamos a la hija que saque toda la medicación que se le está administrando, así como la que ya no toma. Comprobamos que la enferma estaba tomado la medicación ordenada en el informe de alta del hospital, más parte de los medi- camentos que tomaba antes del ingreso que se encontraban parcialmente reco- 209
  • 24. gidos en una lista de su anterior médico de cabecera. Para obtener un listado completo de los medicamentos que toma Patrocinio es preciso realizar una adecuada entrevista clínica terapéutica y recabar infor- mación de todas las fuentes disponibles. Registraremos y comprobaremos (con ella y su hija) el tratamiento que realiza actualmente, con el objetivo de aclarar las discrepancias existentes entre las múltiples fuentes: En el informe del alta hospitalaria por traumatología consta el siguiente trata- miento: digoxina, dos antihipertensivos (enalapril e hidroclorotiazida), insulina NPH 30U/0/8U, un hipolipemiante, bromuro de piridostigmina, heparina de bajo peso molecular a dosis profilácticas de enfermedad tromboembólica, diclo- fenaco y paracetamol de 1 gramo alternados, hierro y omeprazol. En este primer listado no se indicaba en ningún caso la duración del tratamiento. El informe acababa con recomendación de control genérico por el médico de atención pri- maria y unas indicaciones vagas sobre nuevas consultas en caso de mala evolu- ción. Con los medicamentos que nos aporta la hija, vemos que además y desde el alta está tomando “porque ya lo tenía de antes de caerse” otra dosis extra de uno de los anteriores antihipertensivos (enalapril) pero con nombre fantasía, amlodipi- no 5 mg, metformina, y sobres con calcio y vitamina D. También, como no dor- mía bien, había tomado lorazepam por la noche que la hija tenía en su botiquín, y un familiar les había facilitado loperamida para “parar la diarrea”. En la lista del médico anterior también figuraba algún que otro fármaco distinto pero la hija no se había atrevido a dárselos hasta consultar con nosotros. Con todo ello, y tras confrontar toda la información concluimos que: • El mareo, la astenia y la desgana de la paciente podían explicarse por varios errores en relación con la medicación: – Medicación excesiva e incluso duplicada para tratar su HTA, al no contras- tar los listados en las transiciones al ingreso y al alta de la paciente. – Exceso de tratamiento hipoglucemiante en la situación actual. – Tratamiento con digoxina sin una indicación clara (a la luz de la informa- ción disponible a través de paciente y cuidadora, informes…) y sin consta- 210
  • 25. tar en la exploración en el momento actual patología alguna que la indicase. – Efecto secundario de otros fármacos, de nuevo sin indicación clara con- siderando globalmente a la paciente, como son la simvastatina, el calcio- vitamina D y el diclofenaco. – Somnolencia diurna secundaria a lorazepam. • La diarrea, en ausencia de datos de organicidad, ni sugerentes de infección, podría atribuirse a efecto secundario de varios fármacos tomados por la pa- ciente como digoxina, simvastatina, diclofenaco, calcio-vitamina D o metfor- mina. Así como a diarrea por rebosamiento tras un cuadro de estreñimiento e impactación fecal por medicamentos. Con toda la información recabada, elaboramos un listado de medicación ac- tualizado, teniendo cuidado de evitar duplicidades, fármacos no indicados en ese momento y cambios injustificados. Aconsejamos realizar los siguientes cambios: • Bajar la dosis de insulina a 26-0-0 y la de enalapril a 10mg/24h. • Considerar errores de conciliación y por tanto suspender la administración de: omeprazol, diclofenaco, paracetamol 1g, hidroclorotiazida, amlodipino, metformina, simvastatina y digoxina. • Administrar paracetamol 650mg pautado sólo si presentase dolor. • Mantener dosis pautada de lorazepam nocturna hasta reevaluación próxima en que esperábamos que con mayor control de la sintomatología de la pacien- te (astenia, mareo y dolor) mejorase la situación anímica y la actividad de la misma, y se plantearía ir retirándolo paulatinamente. • Realizar perfiles glucémicos durante la próxima semana. • Administrar un enema rectal. • Aconsejar una dieta para diabéticos variada procurando una ingesta de líqui- dos adecuada. En resumen, se ha cambiado la dosis de unos medicamentos, se han suspendido otros y se ha utilizado alguno nuevo para situaciones puntuales. A la semana, en aviso programado, constatamos que Patrocinio se encuentra más animada, los perfiles glucémicos son adecuados pese a la rebaja en la in- 211
  • 26. sulinoterapia y las cifras tensionales se han normalizado. El ritmo intestinal es diario tras el enema sin alteración en la consistencia de las heces. Al encontrarse más activa, aconsejamos suspender la heparina, ir disminuyendo paulatinamen- te el lorazepam nocturno y seguir insistiendo en la deambulación. Un proceso adecuado de conciliación de la medicación hubiera evitado proble- mas a nuestra paciente. La responsabilidad de lo ocurrido probablemente tenga que repartirse entre: • Los médicos de los distintos niveles sanitarios que a menudo no dedicamos el tiempo necesario para realizar una correcta historia farmacoterapéutica. Por no disponer de tiempo, por movernos en la cultura de la individualidad, medicalizando a los pacientes en cascada, en lugar de remar en la misma di- rección por el interés común de la paciente. • La organización del sistema sanitario, que fragmenta la prescripción, obliga a adaptarla a las opciones de cada centro sanitario, y no favorece la comunica- ción fluida entre niveles asistenciales. • Esta misma organización que no considera la conciliación como un acto sani- tario en el marco de la seguridad del paciente, no favorece su implementación ni distribuye recursos para que se realice al menos en su formulación básica. • El carecer de registros únicos o tecnologías de información necesarias di- ficulta la comunicación y por tanto la atención correcta en las transiciones asistenciales. Por el contrario, medidas previas mucho más sencillas, como la adecuación de los informes de alta y su obligatoriedad, no se cumplen y evitarían muchos errores de medicación. • La deficiente gestión del tiempo en el principal responsable sanitario del en- fermo, el médico de familia, que le obliga a dedicar mucho tiempo a tareas burocráticas innecesarias e impide contemplar la conciliación como un acto necesario y propio de su nivel asistencial. • La incapacidad de las organizaciones sanitarias para reclutar otros profesio- nales propios o ajenos, como enfermeras y farmacéuticos, para estos proce- sos, donde tienen un indudable papel que jugar. • La organización administrativa, que tras una presunta facilitación de trámites y libertad de elección, facilita el discurrir del paciente entre niveles asisten- ciales sin el adecuado control, de tal forma que se realizan más preparativos y previsiones en la maleta del paciente que en la bolsa de su botiquín. 212
  • 27. LO QUE NO PUEDES OLVIDAR • La conciliación de medicamentos es un proceso importante para asegu- rar la seguridad del paciente en cuanto al uso de medicamentos. • La causa principal de los errores es el desconocimiento del tratamiento actual de los pacientes, y tiene como origen la falta de una comunica- ción eficaz de la información terapéutica entre profesionales sanitarios y varias causas intermedias. • La conciliación es una nueva actividad que carece de suficiente eviden- cia científica en relación con su efectividad y coste; sin embargo, dado su valor, se considera una herramienta válida para disminuir los erro- res de medicación. • La manera de realizar la conciliación es variable pero se puede resumir en un esquema básico en tres partes: Collection, Checking and Com- munication. • La conciliación en el paciente ambulatorio y el uso de tecnologías de la información son dos aspectos novedosos en la conciliación de medica- mentos. • Se ha encontrado evidencia de que las tecnologías de la información pueden facilitar algunas actividades de conciliación. Se intuye que las tecnologías más útiles serán aquellas que sean descentralizadas, gestio- nadas por el usuario y accesibles desde cualquier lugar. 213
  • 28. DÓNDE APRENDER MÁS • CedimCat: Centre d´Informació de Medicament: (www.cedimcat.info) Su objetivo es servir como herramienta para acercar la información sobre medi- camentos a profesionales y ciudadanos, donde puedan dirigirse para encontrar información independiente y comprensible que contribuya al buen uso de los medicamentos. En su sección para profesionales, dentro del apartado de uso de medicamentos en situaciones especiales, ofrecen un documento sobre concilia- ción de la medicación: (http://www.cedimcat.info/html/es/dir2472/doc26949. html) • Massachusetts Coalition for the Prevention of Medical Errors: (http://www. macoalition.org/initiatives.shtml#5 ) Desde 1998, la misión de esta asociación pública-privada (que incluye miembros tan variopintos como organizaciones de consumidores, organismos estatales, hospitales, asociaciones profesionales de médicos, enfermeras, farmacéuticos, cuidadores, planes de salud, empresarios, responsables políticos o investigado- res) es mejorar la seguridad del paciente y eliminar errores médicos en Massa- chusetts, EEUU, desarrollando y aplicando estrategias para prevenirlos. • Institute for Healthcare Improvement (IHI): (http://www.ihi.org/IHI/Pro- grams/Campaign/ADEsMedReconciliation.htm) El IHI cuenta con más de 100 trabajadores y alianzas con cientos de facultades de todo el mundo que comparten lo que saben y aprenden unos de otros en la filosofía de “todos enseñamos, todos aprendemos”. El diseño de sus programas y actividades permite que individuos y organizaciones comprometidos innoven juntos, compartan conocimientos y colaboren para mejorar la salud y la atención sanitaria en el hogar, en la comunidad, en la consulta y en el hospital. • National Institute for Clinical Excellence (NICE). Technical patient safety so- lutions for medicines reconciliation on admission of adults to Hospital 2007: (http://guidance.nice.org.uk/PSG001/Guidance/pdf/English) 214
  • 29. Se trata de una guía aplicable al sistema nacional de salud de Inglaterra y Gales para garantizar que los medicamentos prescritos en el momento del ingreso hos- pitalario se correspondan a los que el paciente estaba tomando antes del mismo. Incluye también a los servicios de salud mental y a los ingresos tanto programa- dos como urgentes. • WHO Collaborating Centre for Patient Safety Solutions. Assuring Medica- tion Accuracy at Transitions in Care 2007: (http://www.ccforpatientsafety. org/common/pdfs/fpdf/presskit/PS-Solution6.pdf) Guía publicada en 2007 por la OMS con recomendaciones para asegurar la con- ciliación de medicación en las transiciones, incluyendo al ingreso hospitalario. • Patient Safety and Quality: An Evidence-Based Handbook for Nurses: Vol. 2 Chapter 38. Medication Reconciliation: (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/book- shelf/picrender.fcgi?book=nursehb&part=ch38&blobtype=pdf) Enfocado a enfermería, realiza una revisión en CINAHL, MEDLINE y Google de las evidencias existentes en conciliación de medicación. 215
  • 30. Referencias 1 Institute of Medicine. To Err Is Human. Institute of Medicine; 1998. 2 Leape LL, Brennan TA, Laird N, Lawthers AG, Localio AR, Barnes BA, et al. The nature of adverse events in hospitalized patients. Results of the Harvard Medical Practice Study II. N Engl J Med 1991;324:377-84. 3 Martín de Rosales Cabrera AM. Coordinación multidisciplinar para asegurar la correc- ta medicación del paciente: conciliación de la medicación. Rev Esp Calid Asist 2010; 25:239-43. 4 Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización. ENEAS (2005). Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2006. 5 Estudio APEAS. Estudio sobre la seguridad de los pacientes en atención primaria de sa- lud. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2008. 6 Delgado Sánchez, Naoz Jiménez L, Serrano Fabia A, Nicolás Pico J. Conciliación de la medicación. Med Clin (Barc) 2007;129:343-8. 7 Gleason KM, Groszek JM, Sullivan C, Rooney D, Barnard C, Noskin GA. Reconciliation of discrepancies in medication histories and admission orders of newly hospitalized pa- tients. Am J Health Syst Pharm 2004;61:1689-95. 8 Institute for Healthcare Improvement (IHI). Protecting 5 million Lives from harm Cam- paign. Getting Started Kit: Prevent Adverse Drug Events (Medication Reconciliation) How-to Guide. Institute for Healthcare Improvement; 2007. Disponible en: (www.ihi. org/). 9 Roure Nuez C, Gorgas Torner M, Delgado Sanchez O, Coord. Guia per a la implantacio de programes de conciliacio de la medicacio als centres sanitaris de la Societat Catalana de Farmacia Clinica. Barcelona: Departament de Salut Direcciò General de Recursos Sa- nitaris, 2010. 10 Tam VC, Knowles SR, Cornish PL, Fine N, Marchesano R, Etchels EE. Frequency, type and clinical importance of medication history errors at admission to hospital: a systema- tic review. CMAJ 2005;173:510-5. 11 NCCMERP Index for Categorizing Medication Errors; 2006. Disponible en: (www.ncc- merp.org/pdf/indexColor2001-06-12.pdf). 12 Massachusetts Coalition for the Prevention of Medical Errors. J. Disponible en: (http:// www.macoalition.org). 13 Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations JCAHO Comprehensi- ve Accreditation Manual for Hospitals (CAMH): The Official Handbook. Organizations 216
  • 31. JCoAoH, editor. Oakbrook Terrace, Illinois: Joint Commission Resources, 2006. Dispo- nible en (http://www.jointcommission.org). 14 Organization WWH. Action on Patient Safety: High 5s Initiative 2006 Disponible en: (http://www.who.int/patientsafety/events/media/high_5swithout_ oz.pdf). 15 National Institute for Clinical Excellence NICE. Technical patient safety solutions for me- dicines reconciliation on admission of adults to Hospital 2007. 16 Ministerio de Sanidad y Consumo. Estudio de Evaluación de la seguridad de los sistemas de utilización de medicamentos en los hospitales españoles-2007. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2008. Disponible en: (http://www.msc.es/organizacion/sns/plan- CalidadSNS/ocs/evaluacionSeguridadSistemasMedicamentos.pdf). 17 Morales Serna J.C. Conciliación del tratamiento farmacológico al ingreso y al alta: un reto multidisciplinario. Aten Primaria 2008;40:601-2. 18 Sopena Monforte R, Aguiló Pastrana E, Aparicio Fernández J, Fernández Sánchez MC, Malo de Molina Martínez A, Manuel Keenoy E, et al. La Medicina Familiar y Comunitaria. Hacia un nuevo concepto de la asistencia sanitaria. Instituto Nacional de la Salud. Madrid 1980. 19 Pollock M, Bazaldua OV, Dobbie AE. Appropriate prescribing of medications: an eight- step approach. Am Fam Physician 2007;75:231-6. 20 Pham CB, Dickman RL. Minimizing adverse drug events in older patients. Am Fam Phy- sician 2007;76:1837-44. 21 Garjon FJ. Prescripción de medicamentos en pacientes ambulatorios. Ann Sist Sanit Na- vara 2009;32:11-21. 22 Bravo R. Aspectos organizativos de la consulta de atención primaria para una prescrip- ción de calidad. En Calidad terapéutica: como entenderla y como aplicarla. Grupo de Ca- lidad Terapéutica Semfyc. Sanofi-Aventis; 2OO8: 81-92. 23 García Vicente JA, Cordón Granados F. Prescripción inducida, ¿excusa o realidad? Aten Primaria 1998;22:619-20. 24 Grupo de Gestión de la Societat Valenciana de Medicina Familiar i Comunitaria. Medidas concretas para la desburocratización de la consulta en atención primaria. Barcelona: SE- MFyC, 2008. 25 Tam VC, Knowles SR, Cornish PL, Fine N, Marchesano R, Etchels EE. Frequency, type and clinical importance of medication history errors at admission to hospital: a systema- tic review. CMAJ 2005;173:510-5. 26 Gorgas Toner MQ, Gamindi Planas MC, Aguire Zubia I, García Marín MA, Suarez Berea M, Marques Miñana R. Diseño y seguimiento del plan farmacéutico del paciente con en- fermedad cardiovascular. Farm Hosp 2008;32:148-56. 217
  • 32. 27 Schnipper JL, Hamann C, Ndumele CD, Liang CL, Carty MG, Karson AS, et al. Effect of an electronic medication reconciliation application and process redesign on potential adverse drug events: a cluster randomized trial. Arch Intern Med 2009:169:771-80. 28 Bayoumi I, Howard M, Holbrook AM, Schabort I. Interventions to improve medication reconciliation in Primary Care. Ann Pharmacother 2009;43:1667-75. 29 Varkey P, Cunningham J, Bisping S. National patient safety goals. Improving medication reconciliation in the outpatient setting. Jt Comm J Qual Patient Saf 2007;33:286-92. 30 Bassi J, Lau F, Bardal S. Using information technology in medication recociliation: a sco- ping review. Ann Pharmacother 2010;44:885-97. 31 Nicholls I, Willcock. A primary care initiative to support medicines reconciliation. Pres- criber 2010;21:35-7. 32 Agrawall A. Medication errors: prevention using information technology systems. Br J Clin Pharmacol 2009;67:681-6. 33 Pagilari C, Detmer D, Singleton P. Potential of electronic personal health records. BMJ 2007;335:330–33. 34 Steinbrook R. Personally controlled online health data — The next big thing in medical care? N Engl J Med 2008;358:1653-6. 35 Delgado O, Martínez I, Crespí M, Serra G. Conciliación de la medicación: asumamos la responsabilidad compartida. Farm Hosp 2008;32:63-4. 36 Kaboli PJ, McClimon BJ, Hoth AB, Barnett MJ. Assessing the accuracy of computerized medication histories. Am J Managed Care 2004;10:872-7. 37 Nassarala CL, Naessens JM, Hunt VL, Bhagra A, Chaudhry R, Hansen MA, Tulledge- Scheitel SM. Medication reconciliation in ambulatory care: attempts at improvement. Qual Saf Health Care 2009;18:402-7. 38 Poon EG, Blumenfeld B, Hamann C. Design and implementation of an application and associated services to support interdisciplinary medication reconciliation efforts at an in- tegrated healthcare delivery network. J Am Med Inform Assoc 2006;13:581-92. 218