El documento compara las tasas de ataques al corazón entre varios países y encuentra que, a pesar de diferentes dietas y estilos de vida, las tasas son menores en países como Japón, Francia, India, España y Brasil en comparación con Inglaterra y Estados Unidos. La conclusión es que hablar inglés, más que otros factores como la dieta o el sexo, es lo que realmente aumenta el riesgo de sufrir un ataque al corazón.