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                Catedral de Nuestra Señora de la
                Aааааsunción de Vпппalladolid
                                               De Wikipedia, la enciclopedia libre
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             Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Valladolid


                                                                                             Culto
                                       Iglesia católica
                                                                                          Diócesis
                                         Valladolid
                                                                                            Orden
                                              -
                                                                                        Comienzo
                                            1589
                                                                         Consagración o conclusión
                               Inconclusa, consagrada en 1668
                                                                             Estilos predominantes
                             Herreriano, Barroco, Churrigueresco

                                 Catedrales de España
   La Catedral de Valladolid, concebida en el siglo XVI y diseñada por el arquitecto
         Juan de Herrera, es un edificio de estilo herreriano con añadidos barrocos.
Conocida también con el nombre de su advocación, Catedral de Nuestra Señora de
 la Asunción, y sede episcopal de la archidiócesis de Valladolid, se trata de una obra
   inconclusa, debido principalmente a la falta de recursos y a los gastos provocados
       por la cimentación del templo, situado en una zona con un gran desnivel en el
                                                                               terreno.
      Obtuvo la categoría de catedral el año 1595, tras haber sido un templo colegial
                                              dependiente de la diócesis de Palencia.
Está situada en el centro de la ciudad, en una zona ligeramente elevada, cerca de la
Iglesia de Santa María de La Antigua y construida junto a la Colegiata de Santa María,
  anterior iglesia colegial de Valladolid, algunos de cuyos espacios fueron destruidos
                                                  para continuar con las nuevas obras.

                                                    Tabla de contenidos
                                                                             [ocultar]
                                      1 Antecedentes y contexto histórico del origen
                                                       2 Las tres primeras colegiatas
                                          2.1 Primera: la colegiata del conde Ansúrez
                                                  2.2 Segunda colegiata del siglo XIII
                                                   2.3 Tercera colegiata renacentista
                                         3 Cuarta colegiata-catedral: Juan de Herrera
                  4 De la dependencia de Roma hasta la sede episcopal vallisoletana
                                                    5 El proyecto de Juan de Herrera
                                                 5.1 Evolución de las obras: siglo XVI
                                                                      5.2 El siglo XVII
                                                                     5.3 El siglo XVIII
                                                                       5.4 Conclusión
                                                    6 Arquitectura del edificio actual
                                                                      6.1 Fachada sur
                                                                    6.2 Fachada oeste
                                                                     6.3 Fachada este
                                                                    6.4 Fachada Norte
                                                                            6.5 Torres
                                                                            7 Interior
                                                                    7.1 Capilla mayor
                                                                    7.1.1 Los retablos
                              7.1.2 Historia de la creación del retablo de Juan de Juni
                                                         7.1.3 Descripción del retablo
                                                                            7.1.4 Coro
                                                                   7.1.5 Reja del coro
                                           7.1.6 Los órganos musicales de la catedral
                                                 7.2 Capillas de la nave del evangelio
7.2.1 Capilla de San Juan Evangelista
                                        7.2.2 Capilla de Nuestra Señora de los Dolores
                                          7.2.3 Capilla de Nuestra Señora del Sagrario
                                                         7.2.4 Capilla de San Fernando
                                                                7.2.5 Capilla del ábside
                                                   7.2.5.1 Sepulcro del conde Ansúrez
                                                  7.3 Capillas de la nave de la epístola
                                                            7.3.1 Capilla de San Miguel
                                                  7.3.2 Capilla de San Pedro Regalado
                                                               7.3.3 Capilla de San José
                                                    7.3.4 Capilla de San Pedro Apóstol
                                                                7.3.5 Capilla del ábside
                                                                           7.4 Sacristía
                                                                      7.5 Sala capitular
                     8 Monopolio de la catedral sobre la cartilla de doctrina cristiana
                                                                           9 Influencia
                                                                     10 Véase también
                                                                        11 Referencias
                                                          11.1 Bibliografía consultada
                                                                   12 Enlaces externos

    Antecedentes y contexto histórico del origen [editar]


                                                           Retrato del Conde Ansúrez.
En el último cuarto del siglo XI el rey Alfonso VI encomendó al conde Pedro Ansúrez
    la repoblación y administración de esta zona que hoy comprende la provincia de
Valladolid. Los núcleos de población más importantes, a orillas del río Pisuerga, eran
        Cabezón y Simancas, en cuyas tierras jurisdiccionales iban surgiendo las villas
     agrícolas.1 Una de estas villas, Valladolid, fue elegida por el conde Ansúrez como
          asentamiento suyo y de su familia y como centro desde el cual organizaría y
   gobernaría toda la repoblación del entorno. Por entonces Valladolid era una aldea
      rodeada por una cerca de defensa, que contaba con un alcázar o castillejo y dos
   ermitas dedicadas a dos santos hispanos tradicionales: San Julián y San Pelayo. El
  conde Ansúrez eligió la zona donde se encontraba la iglesia o ermita de San Pelayo
 (extramuros) para edificar su propio palacio. De esta forma inició una expansión de
  la villa hacia el sureste. Además del palacio construyó una iglesia o capilla privada,
que sería el origen de la actual iglesia de Santa María de la Antigua, y una Colegiata o
    iglesia Mayor que vino a sustituir a la dicha ermita de San Pelayo y que realzó la
  importancia religiosa de la villa. Esta iglesia Mayor, edificada en arte románico, se
               llamó Santa María la Mayor y fue el origen de la catedral vallisoletana.

                                  Las tres primeras colegiatas [editar]
El Conde Ansurez creó la primera colegiata con la intención de que fuera una iglesia
 o templo Mayor, punto de referencia del desarrollo de la villa hacia el sureste y que
destacó hasta mediados del siglo XII. Sobre sus ruinas, en tiempos de Fernando III el
 Santo se construyó la segunda, de vida más longeva y que permaneció hasta el siglo
  XVII, cuando el culto se trasladó a la actual catedral, que es su heredera, a la que se
      le ha llamado también cuarta colegiata. La tercera colegiata, que fue un intento
 fracasado de un templo más ambicioso y cuyas obras se vieron congeladas por falta
  de dinero, se construyó perpendicularmente a la segunda; de esta tercera colegiata
                                                 solo queda el vestigio de los cimientos.
                                Primera: la colegiata del conde Ansúrez [editar]



       Torre románica de la iglesia de Santa María la Antigua, de finales del siglo XII.
   En el solar que ocupaba una antigua ermita dedicada a San Pelayo fundó el Conde
   Ansúrez, la primitiva colegiata en el año 1095, cuya Carta de Fundación comienza
                                                                          diciendo:2
  Yo el conde Pedro Ansúrez juntamente con mi mujer la condesa Eylo [...] ofrecemos por el
remedio de nuestras almas [...] a la iglesia de Santa María de Valladolid [...] con tal condición
   que el oficio divino se celebre en la dicha Iglesia, y que se tenga la devoción debida a sus
                                                                   sagrados altares y reliquias.
La ciudad crecía y era necesario dotarla de una iglesia que sirviera de templo mayor.
    Esta colegiata se convirtió en el principal templo de la ciudad. La colegiata no fue
   una iglesia aislada sino que nació como un monasterio familiar del conde Ansúrez
    que al mismo tiempo servía de iglesia Mayor de la villa y que contaba con menos
             rentas que un obispado, pero que pretendía mantener su independencia,
 sometiéndose directamente a Roma. Nada queda de esa primitiva colegiata, sólo los
restos de la torre románica de los tiempos del conde Ansúrez, construida a los pies y
 con la función de torre-pórtico. Poco antes el conde había edificado en el entorno su
     casa-palacio en la que iba incluida una pequeña iglesia o capilla palaciega. Como
dicha iglesia ya había tomado como titular a Santa María, se le añadió el apelativo de
la Antigua, mientras que la nueva colegiata fue conocida como Santa María la Mayor.
 En los años 1124, 1143 y 1155 se celebraron en ella tres Concilios Nacionales. Esto
viene a demostrar la importancia que iba adquiriendo Valladolid en la vida religiosa
                                                                             y civil.
                                            Segunda colegiata del siglo XIII [editar]
                                                 Artículo principal: Colegiata de Santa María
Ruinas de la segunda Colegiata con la torre románica al fondo; los cipreses indican el
                                         lugar donde estaban los pilares de la iglesia.
  Entre los años 1219 y 1230, reinando Fernando III el Santo y siendo Canciller Juan
 Domínguez, se llevó a cabo la construcción de la segunda colegiata sobre el solar de
la primera, respetándose tan solo la torre románica que dejó de ser torre-pórtico en
               1333 cuando construyeron delante una serie de capillas destinadas a
  enterramientos. Son las capillas que han resistido el paso del tiempo y que forman
                        parte desde el año 1965 del Museo Diocesano y Catedralicio.
    En 1228 se celebró en el nuevo edificio otro Concilio Nacional. Esta colegiata se
    mantuvo al uso hasta 1668 en que definitivamente se trasladó el culto al templo
                                                                         herreriano.
                                         Tercera colegiata renacentista [editar]
En 1527, el Cabildo convocó un concurso entre arquitectos, al que acudieron los más
     prestigiosos maestros del momento: Diego de Riaño, Juan de Álava, Francisco de
     Colonia, Juan Gil de Hontañón y Rodrigo Gil de Hontañón. A juicio del Cabildo, la
        colegiata del siglo XIII se había quedado pequeña y demasiado sencilla para la
  categoría de Valladolid, en un momento en que se habían construido las catedrales
de Salamanca y Segovia y en que los conventos de la ciudad (San Pablo, San Benito y
 San Francisco sobre todo) costeaban grandes y suntuosas obras. Ese mismo año, en
     el mes de junio, se colocó la primera piedra. El proyecto, en principio ambicioso,
   similar al de la Catedral de Segovia (una iglesia de tres amplias naves, con capillas
 entre los contrafuertes, crucero y cabecera que se supone sería semicircular, ya que
    se conservan sólo trazas del sector de los pies de este edificio), apenas pasó de la
cimentación y de la elevación de unos metros. Las obras avanzaron muy lentamente
por falta de recursos económicos y también porque surgieron graves problemas con
 el tema de la expropiación, ya que se necesitaban los terrenos hacia el sur, debido a
 que se había cambiado por completo el eje de la nueva planta (la nueva colegiata no
         se empezó a construir sobre la antigua sino perpendicular a ella): quedaría la
  cabecera al norte, junto al antiguo claustro de la colegiata anterior y los pies al sur.
Aun así, el atrio quedaría algo elevado por lo que fueron necesarias unas escalinatas
 para su acceso. (Esta nueva disposición será respetada por los planos de la catedral
                              de Herrera y así es como se ve la catedral en el presente).
  Se echaron los cimientos ese mismo año de 1527, comenzando la construcción por
los pies, para poder hacer uso de la antigua colegiata mientras duraban las obras. La
      idea era llegar al crucero, que caería en la zona del antiguo claustro, y empezar
        entonces la demolición total. Pero al avanzar tan lentamente, el propio Gil de
   Hontañón se vio obligado a hacer reformas en la colegiata vieja para seguir el uso
          litúrgico sin problemas. Gil de Hontañón murió en 1577 y las obras seguían
 prácticamente como al principio. Habían pasado 50 años y la moda y las técnicas en
                                                  el arte de construir habían cambiado.
Cuarta colegiata-catedral: Juan de Herrera [editar]
                                                                                      蜉


    Proyecto ideal de Juan de Herrera para la catedral vallisoletana según Fernando
                                                                       Chueca Goitia.
      Desde la muerte del arquitecto Gil de Hontañón en 1577, las obras de la tercera
colegiata habían quedado paralizadas. Sólo se habían echado los cimientos y elevado
  algunos metros de algunos muros. Ante esta situación, el Cabildo decidió continuar
  la gran obra aun cuando su situación económica nunca era boyante. Aprovechando
 una estancia de Juan de Herrera en Valladolid (requerido por el Ayuntamiento para
     hacer los planos de varias obras municipales), el Cabildo se entrevistó con él y le
         pidió el estudio y trazas de una nueva colegiata que fuera de acuerdo con los
  tiempos y que se edificaría sobre las obras de la anterior renacentista, siguiendo el
      mismo eje norte-sur, siempre perpendicular a la vieja colegiata de la que aún se
              conservaban algunas capillas.3 El arquitecto aceptó el encargo y se puso
 inmediatamente a trabajar, de manera que el 13 de mayo de 1582, Pedro de Tolosa,
      que había trabajado en el Monasterio de El Escorial y en Villagarcía de Campos,
 obtuvo la maestría mayor para las obras, haciéndose cargo de ellas bajo la dirección
    del arquitecto Diego de Praves, hombre de confianza de Juan de Herrera. Murió al
           año siguiente y le sucedió como maestro de obras su hijo Alonso de Tolosa.
  A instancias de Felipe II, la colegiata en construcción tomó el rango de catedral. El
21 de mayo de 1595 tuvo lugar la solemne consagración,4 a dirigiendo la ceremonia
  el arzobispo de Toledo, Bernardo, con el obispo de Palencia, Raymundo, asistidos
por los obispos Pedro (de León), Gómez (de Burgos), Osmundo (de Astorga), Martín
   (de Oviedo) y Amorico (de Lugo), acompañados de varios condes y caballeros. Al
año siguiente, en 1596, Felipe II otorgó el título de Ciudad a la villa de Valladolid. En
            1597 murió Juan de Herrera y un año después, en 1598, murió Felipe II.

  De la dependencia de Roma hasta la sede episcopal
                                vallisoletana [editar]
En un principio, el conde Ansúrez instituyó la colegiata (con su pequeña comunidad
    monacal) dependiendo directamente de la Santa Sede de Roma y autorizando al
  obispo de Toledo para que fuera el encargado de hacer cumplir las cláusulas de la
    fundación. Sus abades ejercieron jurisdicción episcopal sin estar sujetos a otros
prelados, además de tener licencia para escoger un dominus o protector, o tutor que
    velara por los intereses del monasterio. Éste es el sistema característico de esta
  época, el sistema de behetrías entre parientes; en este caso los parientes serían el
     abad y sus monjes, constituidos en señorío, que tomarían un tutor o benefactor
dentro de la familia de los condes y sucesores, con derecho a cambiarlo si el elegido
      no cumplía con toda responsabilidad. Así las cosas, el conde Ansúrez tuvo que
    preparar su auto exilio a tierras de Urgel donde gobernaba su yerno Ermengol.5
En 1103, cuando estaba a punto de partir, encomendó su abadía de Valladolid al
obispo de Palencia Raymundo. No fue una encomienda formal y oficial con cesión de
         todos los derechos sino un encargo a su amigo y hombre de confianza, con el
  mandato además de que entregara 100 sueldos anuales a la Santa Sede. En 1110, el
conde regresó del destierro y con la ayuda y aprobación de la reina Urraca, recuperó
      su abadía-colegiata. Pero por entonces ya no estaba el obispo Raymundo y este
    hecho molestó a su sucesor, el obispo Pedro de Palencia, que inició una disputa y
   buscó el favor del papa Pascual II. Este papa, y más tarde Inocencio II, confirmaron
        la vinculación de la colegiata a la sede de Palencia. A partir de estos hechos se
  desencadenó una pugna abierta entre las dos villas. Con Armengol VI llamado el de
      Castilla (nieto del conde Ansúrez) se llegó a un acuerdo que fue en realidad una
claudicación, entregando la colegiata al obispo de Palencia y concertando que en ese
            momento éste nombrase abad al arcediano Nicolás. El acuerdo tuvo como
          consecuencia muchas protestas y disturbios hasta que Alfonso VII ratificó el
  convenio sustentándose en que “así lo había querido el fundador conde Ansúrez”, y
 tomó una decisión irrebatible, dejando para la posteridad el mandato de dos pautas
 a seguir por el régimen interno: que la elección del abad era un derecho del Cabildo
                           colegial y que el rey se reservaba la potestad de confirmarla.
  En 1162 intervino de nuevo el Papa, Alejandro III. Mandó reformar la abadía con la
    instauración de una nueva comunidad de canónigos de San Agustín, encargando
                                       realizar dichos cambios al obispo de Toledo.6
A finales del siglo XV, los Reyes Católicos suplicaron al papa Alejandro VI que uniese
        la abadía de Valladolid al obispado de Palencia. El papa murió antes de haber
     despachado la bula. De nuevo, hacia 1504 hicieron una petición a Julio II, quien
    despachó la bula con una cláusula: que el obispo de Palencia lo fuese también de
       Valladolid, que ambas iglesias fuesen catedrales y que cada cabildo tuviese su
 hacienda aparte. Pero el abad de la colegiata de Valladolid, don Fernando Enríquez,
               no quiso dejar la abadía y el papa tuvo que suspender la bula de unión,
                                                                             Hac vice duntaxat
     El siguiente abad, Alfonso Enríquez, mantuvo la colegiata 30 años, hasta que en
 1555, Pedro de la Gasca, obispo de Palencia, insistió en la unión mencionada ante el
          emperador. Así, en mayo de 1554, el Consejo Real dio una provisión en que
   mandaba a la ciudad de Palencia y al Cabildo de Valladolid que en un determinado
 tiempo alegasen las razones que pudieran tener para no realizar tal unión. Palencia
     envió sus procuradores. Al frente iba Francisco de Salas, procurador del Deán y
                                           Cabildo. Entre otros razonamientos alegó:
 […] querer hacer ahora una unión de dos iglesias catedrales, la una en un pueblo tan grande
y tan rico, y que cada día va en tanto crecimiento como es Valladolid, y la otra de otra iglesia
que está en tan pequeño pueblo y tan pobre como es Palencia es dar ocasión y hacer que del
        todo se olvide se deshaga y disminuya la iglesia y ciudad de Palencia, porque es harto
   verosímil que el obispo que por tiempo fuere de Palencia y Valladolid se querrá y preciará
  más intitular del mayor y más insigne pueblo que es Valladolid y no del menor y más pobre
   que es Palencia. Porque esto no parezca adivinar que no hay mejor regla o conjetura en lo
porvenir que la experiencia de lo pasado, tenemos ejemplo harto claro en la ciudad de Baeza
   y Jaén, como después se ganó Jaén que son dos iglesias catedrales debajo de un obispo […]
como Jaén es mayor, se ha quedado en olvido Baeza y solamente se llama obispo de Jaén,
                                               aunque la iglesia de Baeza sea catedral. […]




        Clemente VIII otorgó la bula Pro Excellenti que convirtió a Valladolid en sede
                                                              episcopal con catedral.
 El procurador dio hasta ocho razonamientos más. Valladolid por su parte, pidió ser
 arzobispado y que Palencia fuese una de las iglesias sufragáneas, o que al menos se
      nombrara un obispo de Valladolid y Palencia, en ese orden, y que la renta de la
                                  abadía se gastase en la fábrica de la nueva iglesia.
El Consejo Real resolvió el tema no por sí mismo, sino haciendo una consulta directa
 al rey que estaba en Flandes. El tiempo pasó sin resolverse nada, hasta que en 1595
            y siendo obispo de Palencia Martín Aspi Sierra, se desmembró Valladolid,
 convirtiéndose en catedral con sede episcopal, con la aquiescencia de Clemente VIII
en el reinado de Felipe II, que concedió esta gracia a su ciudad natal, venciendo así la
                                                                      majestad del rey.
        El rey había enviado como embajador en Roma al duque de Sesa, Antonio de
    Córdoba y Cardona, con el encargo de llevar a cabo las negociaciones con el papa
       Clemente VIII, que otorgó la bula Pro Excellenti del 25 de noviembre de 1595,
    haciendo a Valladolid sufragánea7 del Arzobispado de Toledo.8 Felipe II presentó
    como primer obispo de la nueva catedral a Bartolomé de la Plaza, magistral de la
     colegiata de Baza que fue ratificado y nombrado por el Papa, por bula del 18 de
diciembre de 1596. El territorio de la nueva diócesis vallisoletana fue muy recortado
                                   para no inferir ni perjudicar las diócesis cercanas.
  El 16 de marzo de 1851, habiéndose celebrado el Concordato de 1851 con la Santa
               Sede (siendo papa Pío IX), la reina Isabel II pidió el título y dignidad de
  metropolitana para esta catedral. El Papa ejecutó la petición, otorgando la bula el 4
      de julio de 1857. Ya no fue sufragánea de Toledo, y sí pasaron a serlo de ella las
                jurisdicciones de Ávila, Ciudad Rodrigo, Salamanca, Segovia y Zamora.

                            El proyecto de Juan de Herrera [editar]


   Planta actual de la Catedral de Valladolid, con cada una de sus partes numeradas:
                 1.Capilla de San Juan Evangelista
 2.Capilla de Nuestra Señora de los
                  Dolores
 3.Capilla de Nuestra Señora del Sagrario
 4.Capilla de San
              Fernando
 5.Capilla Mayor
 6.Capilla de la Magdalena
 7.Capilla de San
José
 8.Capilla de San Pedro
 9.Capilla de San Miguel
 10.Sacristía
 11.Capilla de San
               Lorenzo
 12.Sala Capitular
 13.Capilla de Santo Tomás
 14.Ángulo del
           Claustro
 15.Capilla de San Blas y de San Juan Evangelista
 16.Torre de la
                         Colegiata
 17.Capilla de Santa Inés
 18.Sala Nueva del Museo
Los rasgos del nuevo templo son clasicistas, basados en las construcciones de la
 Antigua Roma que habían inspirado a la arquitectura del Renacimiento y a teóricos
como Vitruvio, con su obra De Architectura.9 También se nota influencia manierista,
        sobre todo a través de los escritos de Sebastiano Serlio. La línea es pura, sin
      concesiones al adorno de ninguna clase. La única decoración del edificio es la
                puramente arquitectónica: cornisas, capiteles, pilastras o barandas.
El proyecto tiene como referencia la nueva ideología que había inspirado el Concilio
     de Trento, que defendía el acercamiento de la Eucaristía al pueblo. Así, Herrera
  traslada el coro –que tradicionalmente se había colocado en frente del altar mayor
 bloqueando su visión– a la cabecera del templo, dejando un amplio espacio entre el
 crucero y la puerta sur de entrada por los pies. El coro, que rodearía el altar, estaría
abierto a la nave del templo, con lo cual ambos serían perfectamente visibles por los
                                                                                   fieles.



      Proyecto de Juan de Herrera para la fachada de la catedral de Valladolid, según
                                                                       Chueca Goitia.
  En resumen, el edificio de Herrera sería una gran iglesia de tres naves, con capillas
    entre los contrafuertes, siguiendo la disposición general y las proporciones de la
   planta de la colegiata trazada en 1527, cuyos cimientos pisaba, si bien la cabecera
                                                    del edificio de Herrera sería recta.
        Así, la planta, como ha demostrado Fernando Chueca Goitia, se organiza en un
 rectángulo de proporción 2x1, (420x210 pies castellanos) encontrándose el crucero
     en el centro del mismo. El edificio poseería tres naves de cuatro tramos cada una
 desde los pies hasta el crucero y de otros tres tramos desde el crucero a la cabecera.
   El edificio está proporcionado por un método usado por los maestros tardogóticos
          españoles en las catedrales de Segovia o Salamanca: cada tramo de las naves
            laterales es cuadrado en planta y cada uno de los de la nave principal es un
rectángulo de proporción sexquiáltera en planta cuyo lado menor es igual al lado del
       cuadrado que forma en planta un tramo de la nave lateral; también las capillas-
     hornacina se modulan por medio de rectángulos sexquiáteros: el lado mayor del
  rectángulo en planta de las mismas es igual al del cuadrado que forma en planta un
    tramo de la nave lateral. Así, un tramo de las naves laterales tiene una medida en
  planta de 40x40 pies castellanos, un tramo de la nave central en planta mide 40x60
            pies (40x3/2 = 60) y las capillas hornacinas están inscritas en planta en un
                                               rectángulo de 40x28 pies (40x2/3 ≈ 28).
          Las secciones del edificio se proporcionan también en base a la proporción
   sexquiáltera. La nave central y las colaterales se separarían con grandes arcos de
     medio punto sobre pilares de sección cuadrada de 13 pies de lado con pilastras
corintias adosadas, sobre las que cabalgaría un gran entablamento del mismo orden
           que abrazaría toda la nave central a la altura del arranque de las bóvedas,
     generando una potente sombra. La nave central se cubriría con una gran cañón
 corrido con lunetos y las laterales con bóvedas de arista, mientras que el crucero lo
haría con una cúpula vaída (el cimborrio que aparece en algunos dibujos no se debe
a Herrera y se añadió a los planes del proyecto avanzado el siglo XVII, buscando una
    silueta más movida y barroca al exterior). La luz entraría por la nave central por
       medio de grandes huecos termales que quedarían parcialmente ocultos por el
        entablamento, con lo que se haría la ilusión de que la bóveda flotaría sobre el
                             entablamento, sin una unión física con resto del edificio.



       Planta ideal de la Catedral, según el proyecto de Juan de Herrera. Se observa el
  proyecto de gran iglesia de tres naves con crucero y coro abierto a los fieles, con el
 altar visible. En negro, se muestran las partes del edificio construidas, mientras que
       las no realizadas están rayadas. A línea de puntos se muestran los tres ábsides
                   provisionales del siglo XVII que cierran actualmente los realizados.
       Abiertas a las naves laterales habría una serie de capillas-hornacinas entre los
    contrafuertes. En cuanto a éstas, si bien están, naturalmente, comunicadas con el
           templo a través de grandes arcos, se conciben como espacios más o menos
       independientes, con su propio foco de luz, un pequeño óculo; el muro de estas
capillas, cubiertas con bóveda de cañón con lunetos, está animado por decoración de
               placas y hornacinas que modelan el potente muro de piedra. El arco de
   comunicación entre las capillas-hornacina y las naves laterales se configura en su
   alzado a estas últimas como un arco del triunfo con dos pares de pilastras dóricas
     que sujetan una tribuna a la que se abre, por medio de una pequeña puerta (que
 introduce la escala humana dentro de la escala colosal a la que está pensado todo el
           edificio para acentuar su grandeza), el espacio que existe sobre las capillas
                hornacinas, concebido para usos auxiliares, como archivo o biblioteca.
        En los dibujos de Herrera, en los exteriores, el cuerpo central y principal de la
 fachada de los pies (al sur), se concibe como el apilamiento de dos elementos de la
    arquitectura clásica: el arco del triunfo y el frente de templo. El cuerpo central se
    adelantaría notablemente al resto de la fachada, consiguiendo así una especie de
           vestíbulo o narthex a la entrada del templo. El piso bajo del cuerpo central,
   concebido como arco de triunfo con dos pares de columnas dóricas gigantes a los
   lados que apearían un potente entablamento dórico, cobijaría la puerta principal,
adintelada y con guardapolvo; sobre este arco del triunfo se encontraría el segundo
 cuerpo, concebido a manera de un templo tetrástilo, aunque con el manierismo de
  sustituir las columnas por pilastras, que irían a plomo sobre las columnas del arco
        del triunfo del piso inferior. En el centro del cuerpo alto, entre las pilastras, si
     situaría una enorme ventana adintelada y con guardapolvo para iluminación del
          interior. Se coronaría con frontón triangular con remates de bolas en vez de
acróteras. Además, los paños de muro de este cuerpo central estarían animados con
                                                                           hornacinas.10 .
                                                                                         蜉
Planos originales de Juan de Herrera para la Catedral de Valladolid, custodiados en
     el archivo de la misma. Arriba, sección transversal con el claustro; en el centro,
                   alzado lateral este y abajo, sección transversal por la nave mayor.
En los extremos de la fachada se situarían dos torres iguales de planta cuadrada, con
   tres pisos separados por entablamentos apeados sobre pilastras dóricas pareadas
    dispuestas en las esquinas, siendo los dos primeros pisos macizos, con los lienzos
  del muro animados con hornacinas, adornos de placas y ventanas adinteladas, y el
  último cuerpo, donde estarían las campanas, abierto con un gran arco en cada cara
de la torre, coronándose todo con una balaustrada con bolas a plomo de las pilastras
y cúpula de media naranja con linterna y remate. Entre las torres y el cuerpo central
       adelantado se situarían sendos cuerpos de unión correspondientes a las naves
        laterales interiores y en los que se encontrarían las puertas de acceso a éstas,
       adinteladas y con guardapolvo. La fachada posterior no sería muy distinta a la
        principal, aunque no se adelantaría el cuerpo central ni el primer piso de este
 cuerpo tendría cuatro grandes columnas dóricas, sino pilastras, y no habría puerta.
   Las torres serían también más bajas que las de la fachada principal, pues tendrían
            sólo dos pisos, si bien semejantes en todo a los dos primeros de las torres
 principales, rematándose con una balaustrada con bolas y un chapitel piramidal de
                                                 pizarra rematado con una gran esfera.
          En los alzados exteriores laterales, se encontraría en el centro la fachada del
        crucero, idéntica en todo al cuerpo central de la fachada principal, con su arco
triunfal dórico abajo y su frente de templo arriba. En los extremos de los laterales se
    hallarían las torres y entre éstas y el crucero, se encontrarían los cerramientos de
  las capillas hornacinas y las dependencias auxiliares situadas encima de ellas. Este
  cerramiento se vería al exterior como un muro apilastrado rítmicamente, animado
   con las ventanas adinteladas de las dependencias auxiliares y con los óculos de las
            capillas y rematado por una saliente cornisa. Este muro dialogaría con las
  construcciones próximas a la Catedral por su altura moderada. Sobre él, aunque en
        un plano posterior, retrasado, se encontraría el cerramiento lateral de la nave
central, más alta, con los contrafuertes en forma de arbotante invertido y los huecos
      termales que la iluminan, rematado con una gran cornisa y el tejado de pizarra.
            En su proyecto, Herrera tuvo en cuenta la posibilidad de un gran claustro
 procesional cuadrado de un solo piso de orden dórico, que iría unido a la nave oeste
 y que contendría dependencias como la sala capitular o la sacristía. La construcción
de este claustro traería serias dificultades de tipo técnico y económico, pues por este
   lado del oeste del edificio había un importante desnivel que caía hasta el cauce del
 río Esgueva y por ello, parece que su construcción nunca se consideró seriamente.11
   El edificio, al pisar la cimentación de la colegiata de 1527, se orientaría en un eje
 norte-sur, con la cabecera el norte, sin seguir la orientación canónica, ya en desuso
 en el siglo XVI, en el que pesaban más los valores urbanísticos a la hora de orientar
                                                                            las iglesias.
   Una vez terminado el estudio, Herrera puso los planos en manos de su discípulo y
        hombre de confianza, el arquitecto Diego de Praves.12 En 1587 tuvieron una
entrevista de trabajo en Madrid. Es sabido que Juan de Herrera jamás estuvo a pie
                                                de obra de la catedral de Valladolid.
      Hay controversia entre los historiadores sobre si las trazas de esta catedral de
                              Valladolid son un reflejo de la basílica de El Escorial.13
                                           Evolución de las obras: siglo XVI [editar]
  El nuevo edificio no sólo trajo aires modernos en cuanto a arquitectura se refiere,
    sino también en la técnica y modo de trabajar, copiando el sistema llevado en las
        obras de El Escorial. En primer lugar, se organizó en el entorno un gigantesco
     obrador o taller que dio nombre a la vía abierta delante de la fachada: calle de la
    Obra. Se coordinó un equipo de picapedreros (que extraían la piedra en canteras
   cercanas, como la de Villanubla), carreteros, canteros, carpinteros y otros oficios.
      Hubo un grupo de trabajo integrado por profesionales de la construcción, cuya
 cabeza principal era Juan de Herrera, que había diseñado los planos y había ideado
   la fábrica, seguido por su hombre de confianza, Diego de Praves, como arquitecto
director y supervisor que tenía a sus órdenes a un maestro mayor, Pedro de Tolosa,
  quien a su vez había nombrado a varios aparejadores, entre los que se encontraba
        su hijo, Alonso de Tolosa. Pedro de Tolosa murió en 1583, sucediéndole en la
maestría mayor su hijo Alonso, que se mantuvo a pie de obra hasta 1588, año en que
Diego de Praves se hizo cargo de la obra como arquitecto-director y maestro mayor.
 Diego de Praves replanteó todo el templo desde los pies hasta el crucero. Empezó la
construcción por los pilares del lado del Evangelio y trató de embutir lo que se había
  construido de la colegiata gótica trazada en 1527 en el nuevo edificio. Sin embargo,
    los muros ya realizados del lado del Evangelio del templo de 1527 tenían una leve
           declinación en planta, lo que hacían problemático su aprovechamiento. Para
         solventar esto, Praves escribió una carta a Herrera en la que manifestaba esta
   cuestión, acompañándose de un plano donde se dibujaba lo que estaba hecho de la
  colegiata de 1527 y lo del nuevo edificio de Herrera. Solucionados estos problemas,
 los muros de la colegiata tardogótica se reaprovecharon, embutiéndolos en los de la
    obra herreriana. En 1589 se compró más piedra para labrar las basas y zócalos de
   los pilares interiores. En 1594 ya se estaban preparando los cimientos del crucero,
 que irrumpiría en el claustro de la anterior colegiata. Un año después, Felipe II iba a
        conseguir la sede episcopal para Valladolid, de manera que en plenas obras, el
        edificio pasó de seguir siendo una colegiata a ser ya una catedral. Sin embargo,
      faltaban todavía bastante años para su consagración, así es que la liturgia siguió
  celebrándose en el edificio de la antigua colegiata. En 1599, de Praves terminaba el
       sector del lado del Evangelio desde los pies hasta el crucero, aunque faltando la
 cubrición. Hacia 1600, empezaba la fachada principal (sur), haciéndose el gran arco
      de la misma en 1616. En los primeros años del siglo XVII se trabajaba realizando
   molduras y cornisas y construyendo el sector del lado de la Epístola desde los pies
                  hasta el crucero, dejándolo también hasta el arranque de las bóvedas.
                                                                  El siglo XVII [editar]
Bóvedas de la nave central de la Catedral, construidas por Francisco Tejerina entre
 1662 y 1666. Puede advertirse también cómo el entablamento oculta los huecos de
                    iluminación, con lo cual parece que la bóveda flota suspendida.
       En 1620 murió Diego de Praves, sucediéndole en la maestría de obras su hijo
    Francisco de Praves, con quien se terminaron las capillas del lado del Evangelio,
 haciendo sus bóvedas. En la década de 1620, Juan de la Rozadilla talló los capiteles
          corintios de las pilastras de la nave central y las molduras y modillones del
     entablamento de la nave. A la muerte de Francisco de Praves en 1637, tomó su
       puesto Juan de Répide, hasta 1661. Cuatro años más tarde, Sebastián Mardaz
  Colmenares, supervisado por Francisco Tejerina, cerró toda la nave de la Epístola
con bóveda de arista y en 1662 se terminó la nave central, tapándola con bóveda de
  cañón corrido con lunetos y adornada con yeserías ajenas a las trazas de Herrera.
Las obras se habían dilatado más de lo esperado, así que el Cabildo tomó la decisión
    de inaugurar la nueva catedral, aunque estuviera incompleta. El 26 de agosto de
 1668, en una ceremonia de gran solemnidad, fue consagrada la parte construida de
        la nueva catedral, que se componía de las tres naves, las capillas del lado del
    Evangelio, una capilla en el lado de la Epístola y tres ábsides provisionales en el
                                              espacio en que se suponía iría el crucero.
                                                                 El siglo XVIII [editar]
Los recursos económicos siguieron siendo escasos a pesar de las ayudas de los reyes
             y otras donaciones, por lo que las obras de la catedral o se paralizaban o
 continuaban lentas y sin grandes avances arquitectónicos. Ya entrado el siglo XVIII,
se levantó la torre del lado del Evangelio, siguiendo las trazas de Herrera, aunque no
       demasiado fielmente. En 1713 se pudieron terminar las capillas del lado de la
Epístola, todavía en estilo herreriano, a pesar de que venía imponiéndose el barroco.
      Sin embargo, el cuerpo alto de la fachada principal fue terminado al gusto de la
nueva corriente artística, siguiendo las trazas del arquitecto Alberto de Churriguera.
       Los planos y dibujos de este arquitecto que se guardan en los archivos, distan
            bastante de la interpretación y hechura que dieron los maestros de obras
        correspondientes y los canteros, que no supieron estar a la altura. La fachada
                                   principal, con sus estatuas, fue terminada en 1733.
                                                                  Conclusión [editar]
  Las obras de engrandecimiento de la catedral quedaron interrumpidas en la mitad
   del proyecto de Herrera. Además, la torre que se había levantado a principios del
      siglo XVIII, se hundió en 1841, causando daños al edificio que tuvieron que ser
     reparados, aunque la torre jamás se volvió a levantar. A principios de año 1880,
    comenzó la construcción de la torre del lado de la Epístola, que finalizó en 1890,
  salvo el remate actual de la cúpula y la escultura del Sagrado Corazón de Jesús que
                                                                se añadieron en 1923.
    Entre 1922 y 1928 se hicieron reformas interiores, entre otras la eliminación del
 coro de la nave central, la construcción de la tribuna del nuevo órgano, (para lo cual
      se desbarató parte del crucero que ya no servía como tal), bajo la dirección del
arquitecto Ricardo García Guereta, y la instalación del retablo mayor de Juan de Juni.
Entre 1962 y 1964 hubo un intento bastante afortunado de rematar en alguna
 medida el proyecto de Herrera allí donde había quedado inconcluso (siempre en la
única mitad construida), rematando la parte alta del lado de la Epístola al exterior, y
          el primer cuerpo de la portada, que en teoría habría dado acceso al crucero,
   dirigiendo estos trabajos el arquitecto Anselmo Arenillas. En 1965 se restauraron
 las capillas de la antigua colegiata, salvadas de la demolición porque las obras de la
catedral no prosperaron. En estas capillas se ubicó el Museo Diocesano Catedralicio.

                           Arquitectura del edificio actual [editar]
       El edificio está sólo construido desde los pies hasta el crucero. De la otra parte,
 desde el crucero a la cabecera, sólo está realizada una capilla hornacina del lado del
      Evangelio y las cimentaciones de su simétrica del lado de la Epístola. Por ello, el
      edificio presenta hoy en día tres naves, separadas con grandes pilares de planta
        cuadrada que sujetan grandes arcos de medio punto, presentando sólo cuatro
tramos cada una y rematándose en tres ábsides provisionales construidos en el siglo
  XVII, usando ladrillo, en el lugar donde debería haber estado el crucero. A los lados
  del conjunto de las tres naves existen ocho capillas hornacinas (cuatro a cada lado)
cerradas con rejas, que guardan retablos barrocos, rococós y neoclásicos, además de
                                                alguna muestra de escultura funeraria.
   En el exterior, el edificio también sólo está concluido hasta el crucero, si bien falta
    una torre de la fachada principal, que se hundió en 1841, y la que actualmente se
   conserva, fue construida entre 1880 y 1890 y no es fiel en absoluto a las trazas de
Juan de Herrera. Tampoco el cuerpo alto de la fachada principal (orientada al sur) es
         fiel a los planos herrerianos, pues fue diseñado por Alberto de Churriguera a
                                                              principios del siglo XVIII.
                                                                 Fachada sur [editar]



                                                      Vista del imafronte de la catedral.
   En el exterior destaca la portada de la fachada principal, que estaría situada entre
  las dos torres, de las cuales sólo existe hoy una, levantada en el siglo XIX sin seguir
los planos de Herrera. Está resuelta como un colosal arco de triunfo de orden dórico
                                 y distribuida en tres cuerpos centrales bien definidos:
         El primer cuerpo, presenta cuatro columnas y dos imágenes de San Pedro y
        San Pablo situadas en dos hornacinas excavadas en los intercolumnios. En el
             centro y enmarcando la puerta de entrada hay un arco formado por dos
         pares de columnas que soportan la cornisa con metopas y que flanquean un
           arco de medio punto, dentro del cual se abre la puerta adintelada. No está
           bien ejecutada por los canteros que materializaron los planos de Herrera,
        pues, aparte de no adelantarse tanto el cuerpo central respecto al resto de la
        fachada como está reflejado en los planos del cántabro, el gran arco tiende a
         ser apuntado, habiendo sido diseñado como de medio punto. En el tímpano
                del arco se halla una imagen de la Virgen de la Asunción, titular de la
catedral. Las esculturas de San Pedro, San Pablo y la de la Virgen fueron
      realizadas por Pedro Baamonde en el siglo XVIII cuando se edificó el segundo
        cuerpo de la fachada. Sobre los capiteles de las cuatro columnas, separando
              los dos primeros cuerpos, se asienta un arquitrabe con friso y cornisa.


                                                  Escudo con el tema mariano del sol.


                        Escudo sostenido por dos ángeles con las iniciales de María.


                                              Escudo con el tema mariano de la luna.
         El segundo cuerpo, edificado según las trazas de Alberto Churriguera en el
              siglo XVIII, presenta, en altura, las mismas dimensiones que el primero.
         Posee una gran ventana rectangular y adintelada, flanqueada por pilastras
       que continúan las columnas dóricas del cuerpo bajo, con los símbolos del Sol
        y la Luna entre ellas, temas marianos, realizados por el escultor salmantino
             Juan García Espinosa. Sobre la ventana se sitúa una cornisa que sirve de
            separación con el tercer cuerpo. Presenta una balaustrada interrumpida
              lateralmente por cuatro pedestales, perpendiculares a las columnas del
         primer piso, sobre los cuales se ubican las estatuas en piedra de los cuatro
         doctores de la Iglesia latina: San Ambrosio, San Agustín, obras del escultor
      Pedro Baamonde, San Gregorio y San Jerónimo, obras del escultor Antonio de
                                                                               Gautúa.
      El último cuerpo se remata con un triángulo concebido a modo de frontón en
          cuyo centro se ubica un escudo sostenido por dos ángeles que cobijan las
      iniciales de María. El tejadillo del frontón presenta cuatro pilastras barrocas,
      dos a cada lado, y otra de mayor tamaño en el vértice rematada con una cruz
                                                                    de hierro forjado.
    Los cuerpos laterales de la fachada presentan dos puertas que se abren a las las
     naves menores del interior de la catedral. Sobre estas puertas se encuentra un
 círculo en relieve y una cornisa sobre la cual se levanta otro cuerpo de poca altura
con otro círculo en relieve, de tamaño menor, terminado con un adorno en voluta o
                                                       roleo de estilo churrigueresco.
                                                             Fachada oeste [editar]
  En este lado, el edificio está concluido hasta el crucero, aunque falta la torre de la
fachada principal, hundida en 1841. De la fachada del crucero sólo están realizados
  la cimentación y los arranques de los muros, pero sin el revestimiento exterior. A
  esta fachada habría estado pegado el claustro diseñado por Herrera si se hubiera
                                                                            construido.
Vista del edificio desde el oeste (plaza de Potugalete). Se ve el edificio herreriano
    concluido hasta el crucero, el muñón de la torre hundida en 1841 con la cornisa
        destrozada por el efecto de la caída de las piedras y las ruinas de la colegiata
                                                                          bajomedieval.
                                                                                        蜉


Vista, desde la plaza de la Universidad del cuerpo bajo de la fachada del crucero este,
                                                       construido entre 1962 y 1964.



 Vista de la fachada oeste, con el crucero inconcluso y los muros sin su hoja exterior.
      Se ven los capiteles de las pilastras y el gran entablamento interior, que está al
   exterior por no haberse cubierto nunca esta parte del edificio. También aprecia el
 cerramiento de la nave con ladrillo y los tres ábsides del siglo XVII. Algunos autores
    han comparado el aspecto de esta construcción con el de las ruinas de la antigua
                                                                                 Roma.
                                                                Fachada este [editar]
Sólo se habían construido hasta mediados del siglo XX la mitad baja del cerramiento
   exterior de las capillas-hornacina hasta el crucero, la parte alta que cierra la nave
 central, con sus contrafuertes en forma de arbotante invertido, y el exterior de una
       capilla-hornacina del sector de la cabecera, después del crucero, que quedaba
aislada por no estar unida con el resto a raíz de que la fachada del crucero no estaba
    ni siquiera empezada. Entre 1962 y 1964, se reanudaron las obras con la idea de
         completar en parte el proyecto de Herrera bajo la dirección del arquitecto A.
     Arenillas, construyéndose la parte alta de las capillas del lado de la Epístola y el
primer cuerpo de la fachada este del crucero. El resultado fue bastante satisfactorio.
 La fachada del crucero, semejante al cuerpo bajo de la fachada sur, presenta cuatro
         gruesas columnas, arco de medio punto que cobija la puerta de entrada y un
   entablamento con cornisa. Sobre este cuerpo existiría otro, que no está realizado,
con una gran ventana flanqueada por dos pares de pilastras y coronado con frontón
                                                        con bolas a modo de acróteras.
                                                              Fachada Norte [editar]
    Nunca fue construida tal fachada. Aunque desde el exterior no puede verse, esta
 parte de la catedral es una mezcla entre las ruinas de la colegiata y zonas de lo que
 pudo ser el crucero de Herrera. Lo construido del templo herreriano se remata por
      este lado por con un muro de ladrillo que cierra la nave central a la altura del
  crucero y los tres ábsides que rematan las naves. Por encima se ven los muros sin
   terminar de lo que hubiese sido el interior del crucero, con el gran entablamento
                              corintio, los capiteles y los huecos termales sin cerrar.
                                                                        Torres [editar]
                                    Artículo principal: Torres de la catedral de Valladolid
Torre actual de la catedral, construida entre 1880 y 1890. La cúpula de coronación y
     la estatua monumental del Sagrado Corazón de Jesús fueron añadidas en 1923.
  Juan de Herrera había concebido para la catedral la construcción de cuatro torres,
   dos en las esquinas de la fachada de los pies y dos más bajas en las esquinas de la
  cabecera. Estas dos últimas nunca llegaron a construirse y de las otras dos sólo se
       levantó la del oeste. En su alzado, según los planos, las torres constan de tres
   cuerpos y se remata en media naranja y linterna. El tercer cuerpo había de servir
                                                                     como campanario.
 Entre 1703 y 1709 se levantó la torre del lado del Evangelio, siguiendo las trazas de
 Herrera y dirigiendo las obras el maestro de cantería Antonio de la Torre. Años más
  tarde, sustituyendo a la cúpula de media naranja pensada por Herrera, se le añadió
un piso más, ochavado con huecos donde se albergaron las campanas, en un número
 mayor de lo previsto y rematado con cúpula de cascos y linterna. La torre empezó a
dar problemas, y a lo largo del siglo XVIII se hicieron tres reparaciones, hasta que en
   el siglo siguiente, en 1841, se desmoronó toda la parte de arriba, arrastrando gran
parte del tercer y segundo cuerpo. Las ruinas corrían peligro de desplome, así es que
  las autoridades se decidieron por su derribo hasta la altura del primer cuerpo, que
                                                             se mantenía sólido y firme.
      A raíz de esta caída se proyectó el alzado de la otra torre del lado de la Epístola.
      Habrá que esperar hasta 1879 para que empiecen en serio las obras de la nueva
 torre. Las trazas de Iturralde se basaban en las de Juan de Herrera para la torre, con
la alteración de la coronación ochavada, pero suprimiendo por economía el segundo
    cuerpo de la torre ideada por Herrera, es decir, el cuerpo que tenía en sus alzados
     dos ventanas superpuestas. Al terminarse el primer piso del cuerpo ochavado, se
   inauguró con solemnidad el 4 de abril de 1885. Hubo entonces numerosas críticas
         ante la escasa esbeltez de la torre y su poca altura, con lo que Iturralde se vio
 obligado a construir sobre lo edificado dos cuerpos ochavados más: uno con el reloj
   y otro con una nueva sala de campanas, similar a la del primer piso (ya construido
 en ese momento) del cuerpo ochavado. Todo esto se realizó entre 1886 y 1890, año
       en el que la torre se remató con un torpe tejado y un pararrayos.14 Por motivos
económicos hasta bien entrado el siglo XX no se culminó la obra con la colocación de
                                la estatua del Sagrado Corazón y la instalación del reloj.

                                                                   Interior [editar]


   Alzado de un tramo de la nave central, con los grandes pilares de 13 pies de lado y
  las pilastras adosadas que sujetan el gran entablamento. Al fondo se ve el cierre de
          las naves laterales, con las capillas hornacinas con su pequeño óculo de luz.
El estilo de la catedral de Valladolid es purista y sobrio y se corresponde con el más
 típico clasicismo herreriano, lo cual se demuestra tanto en su arquitectura como en
                                                                          la decoración.
       La catedral presenta actualmente tres naves de cuatro tramos rematadas con
   ábsides en el lugar donde hubiese estado el crucero. En el interior, filas de pilares
 con pilastras adosadas de orden corintio sujetan hileras de arcos de medio punto.15
                                   Las naves están cubiertas por bóvedas de arista.
   El crucero ideado por Herrera no existe como tal porque fue convertido en espacio
      para la capilla mayor y dos laterales. Solamente del crucero quedan construidos
    algunos muros y el cuerpo bajo de su fachada del lado de la Epístola, al Este; en la
estancia llamada Vestíbulo del museo catedralicio puede verse el arranque de uno de
   los arcos torales que se iban a construir. El espacio de lo que pudo ser este crucero
  tiene la misma longitud que el ancho de las tres naves, por lo que no sobresale a los
          lados del templo. En sus extremos desemboca en dos portales pero sólo está
   realizado, con puerta de acceso y gran portada, el cuerpo bajo del correspondiente
 al lado este, como ya se ha dicho. Entre los contrafuertes de cada nave del templo se
                                                 encuentran emplazadas cuatro capillas.
                                                               Capilla mayor [editar]
                                                                                       蜉


 Vista del interior desde la tribuna del órgano, a los pies de la nave central. Al frente
            la capilla mayor "provisional" del siglo XVII con el retablo de Juan de Juni.
 Se encuentra en el presbiterio, en el ábside central. Sus paredes están tapizadas con
          damasco carmesí y contiene el retablo mayor, obra de Juan de Juni, que fue
    trasladado desde la cercana iglesia de La Antigua, la sillería y un facistol del siglo
   XVII, obra de Cristóbal Ruiz de Andino. En el centro hay un altar adornado con un
   frontal que presenta un trabajo de repujado en plata, obra barroca del siglo XVIII.
                                                                   Los retablos [editar]
      La capilla mayor ha tenido tres retablos diferentes a lo largo de su historia. El
 primero fue colocado en 1670, el segundo en 1865 y el tercero en 1922, cuando por
   motivo de las obras en la iglesia de Santa María La Antigua se trasladó desde esta
          iglesia el retablo de Juan de Juni, que quedó definitivamente en la catedral.
  El primer retablo de 1670, era una especie de tabernáculo y fue construido por el
    ensamblador Pedro de Cea con esculturas de José Mayo y Pedro Salvador y una
pequeña imagen de la Asunción que en el año 2008 se encuentra en la capilla de San
                                                                            Pedro.
El segundo retablo, que sustituyó al anterior y que se mantuvo hasta 1922, procedía
         de la iglesia de Arrabal de Portillo, fue cedido por el cardenal-arzobispo de
  Valladolid Juan Ignacio Moreno el 6 de julio de 1865. Su instalación se celebró con
  Salve Solemne16 la víspera de la fiesta de la Concepción (según consta en las Actas
  Capitulares). Era un retablo dorado, con cuatro columnas salomónicas, al que se le
añadió una pintura de la Asunción del pintor Zacarías González Velázquez, que fue
        ampliada en sus costados por el pintor vallisoletano Pablo Berasátegui, para
       amoldarse al hueco que ya tenía el retablo. En los intercolumnios del retablo
      estaban las imágenes de Pedro y Pablo. También había un lienzo apaisado con
      Santiago Apóstol. Tenía una tarjeta circular festoneada de nubes y cabezas de
ángeles, que servían como marco al anagrama de María que era dorado sobre fondo
 de azul claro, acompañado de 4 jarrones perpendiculares a las columnas del tercer
    cuerpo. Detrás del tabernáculo había un nicho abierto en el muro y cerrado con
                   verja de hierro; dentro había una urna de plata con la inscripción:
                                                Corpora S. S. in pace sepulta réquiem in spe.
 Este retablo barroco fue cedido en 1922 a la iglesia del monasterio de San Benito el
           Real, en Valladolid, donde actualmente se conserva, aunque la pintura de la
   Asunción de Zacarías González Velázquez se quedó en la Catedral, conservándose
     hoy en la Capilla de San Pedro Regalado. El tercer retablo, que es el que perdura,
 procede de la iglesia cercana de Santa María de la Antigua; fue necesario sacarlo de
   allí por motivo de las obras que se iban a realizar en esta parroquia en 1922. Es el
retablo que Juan de Juni contrató para Santa María de la Antigua en 1546 además de
seis sitiales adosados al mismo y formando un todo y que subsisten en la catedral tal
                                                       y como lo concibió Juan de Juni.
                         Historia de la creación del retablo de Juan de Juni [editar]
     El 12 de febrero de 1545, el escultor Juan de Juni se reunió con los canónigos y
parroquianos de la iglesia de Santa María de la Antigua de Valladolid para concertar
     las condiciones para la elaboración del retablo mayor: condiciones, materiales,
             medidas, esculturas, temas, etc. El escultor se comprometía también a:
 […] pintar y estofar de oro, colores, todo muy bueno, y por mano de oficiales, los que mejor
                                                                      lo supieran hacer […]
    Se estableció un tiempo de seis años a partir de la firma del contrato (1546) y un
precio de 2.400 ducados. Pero el acuerdo no pudo seguir adelante porque el escultor
      Francisco de Giralte entabló un pleito en contra de Juan de Juni, que duró hasta
  1550, fecha en que la Chancillería se pronunció a favor de Juan de Juni. El proceso,
     del que se guardan todos los documentos y firmas de testigos y declarantes, fue
 largo y desagradable. El estudio exhaustivo que hizo José Martí y Monsó17 a la vista
         de todos los legajos sacó a la luz el origen de este pleito y el por qué de tanta
    insistencia, sobre todo por parte de los seguidores del escultor Giralte que se vio
    inmerso en esta historia como un simple instrumento sin demasiada convicción.
     Cuando la iglesia de Santa María de la Antigua repartió los edictos para poner en
    conocimiento la pretensión de un nuevo retablo, ningún artista se presentó salvo
 Juan de Juni que inmediatamente enseñó su proyecto. Todos estuvieron de acuerdo
  (el provisor Juan de Balboa puso algunas pegas por el gran coste que suponía) y la
   obra habría seguido adelante si no se le hubiera tratado de imponer a Juan de Juni
 una última condición que no aceptó: tenía que tomar como ayudante o colaborador
       para pintar el retablo al pintor Vázquez y a un cuñado de éste llamado Ribera,
    protegidos de algunos fieles parroquianos de bastante influencia. Juan de Juni no
aceptó, alegando que puesto que se había comprometido a realizar la obra quería
tener la libertad de escoger a sus pintores y salir fiador de ellos. Ante la negativa, los
interesados consiguieron detener la ejecución del contrato y buscaron a Giralte para
  que presentara una nueva traza y exigiese que le otorgaran la ejecución del retablo.
            Aquí empezó el litigio que, como se ha dicho más arriba, terminó en 1550
                                  sentenciando la Chancillería a favor de Juan de Juni.
                                                      Descripción del retablo [editar]



Capilla mayor, con la sillería de coro clasicista, el retablo de Juan de Juni procedente
                                        de La Antigua y el altar con frontal de platería.
Las medidas y estructura del retablo se adaptaban perfectamente al ábside de Santa
     María de la Antigua para quien fue pensado y proyectado; en la catedral resulta
 ligeramente disminuido. Está considerado como una gran obra de Juan de Juni que
    expresó en él todo su saber clasicista, huyendo del encasillamiento convencional
          renacentista. Por eso puede verse como novedad cómo están divididos los
 compartimentos para las figuras aisladas y cómo los tableros de composición no se
 repiten simétricamente de arriba abajo sino que están intercalados en los distintos
                                                                            cuerpos.
 El retablo está dedicado a Santa María, por lo que presenta escenas de la vida de la
   Virgen y de Cristo. Está dividido en predela y tres cuerpos más el ático. En los dos
     primeros cuerpos las columnas de orden compuesto sirven de separación (o de
 marco) para las distintas figuras de santos esculpidas en busto redondo. Los fustes
no presentan ninguna ornamentación de grutescos, como todavía se venía haciendo,
  siendo este detalle bastante criticado por algunos personajes de la época. El tercer
           cuerpo no tiene esculturas enteras sino relieves que sobresalen bastante,
contrastando con los relieves del segundo cuerpo que están alrededor de las figuras
                                                          y que sobresalen muy poco.
   En los intercolumnios se hallan las figuras de San Andrés, San José, San Joaquín y
      San Agustín. Tienen la originalidad de que la cruz de San Andrés se asoma por
  detrás de la columna, en el hueco siguiente y lo mismo ocurre con el báculo de San
  Agustín. En palabras de Martí y Monsó, el escultor Juan de Juni en esta obra llegó a
                                                                                  dar:
  […] el sello especial de grandiosidad ampulosa, de movimientos decididos y violentos con
                semblantes expresivos, y conocimiento profundo de la anatomía artística […]
                                                                            Coro [editar]
 La Catedral de Valladolid atesora un archivo musical que está considerado como de
       los mejores del mundo en su género. En él se encuentran obras manuscritas e
 impresas (algunas de éstas últimas, de gran valor por los escasos ejemplares que se
  conservan) que van desde el siglo XV al XX. Muchas de las composiciones son obra
de los Maestros de Capilla que ha tenido la colegiata y después catedral vallisoletana
       desde el Renacimiento hasta nuestros días. Entre ellos, destacan Francisco de
Montanos en el siglo XVI; Manuel Gómez Camargo en el XVII; en el XVIII, José
      Martínez de Arce y Fernando Haykuens; en el XIX, Antonio García-Valladolid;
 Vicente Goicoechea a caballo entre el XIX Y XX y ya esta últia centuria, Julián García
                                                                             Blanco . 18
Al contrario que muchas catedrales españolas, en la actualidad, la sillería de coro no
   está colocada en la nave, sino en el presbiterio, mientras que el órgano se halla en
    una tribuna alta a los pies. Sin embargo, cuando se construyó el coro en 1667, se
     situó la sillería en el centro de la nave mayor, con los órganos a los lados, según
costumbre de la arquitectura religiosa española, ocupando el segundo tramo por los
 pies de la nave central. La primera sillería que tuvo fue la proveniente de la antigua
        colegiata, de estilo tardogótico, realizada en el siglo XV. En el siglo XVII, hubo
          necesidad de hacer nuevos sitiales al pasar de la Colegiata gótica al templo
   herreriano. Esta sillería se utilizó hasta los primeros años del siglo XIX, cuando se
sustituyó por otra, desmembrándose la tardogótica, que fue arrinconada y guardada
en huecos de diversas capillas. Algunos de los paneles de madera finamente tallados
    que servían de respaldos, fueron utilizados como batientes de puertas19 y la silla
   abacial se llevó a la capilla del Palacio Arzobispal. En 1763 se empezó a colocar la
                   reja costeada por el obispo de Valladolid Isidro Cosío y Bustamante.
A principios del siglo XIX se amuebló el coro con la sillería que estaba en el coro alto
 de la iglesia del convento de San Pablo. Esta sillería, de estilo herreriano y realizada
con maderas de gran calidad, fue mandada construir por el duque de Lerma, patrón
del Convento de San Pablo, en el siglo XVII y sus autores fueron Francisco Velázquez
 y Melchor Beya, ambos de Valladolid. En el libro Becerro del convento de San Pablo
                                                           puede leerse esta referencia:
     En mil seiscientos veintiuno y mes de Noviembre, se finalizó la sillería del coro, que se
    compone de cincuenta sillas altas y cuarenta y cinco bajas. Costó la hechura de cada par
    unas con otras, trescientos treinta ducados. Las maderas son de las indias portuguesas;
                                                           costeó la obra el duque cardenal.
 Cuando en 1928 se desbarató el recinto del coro y la reja que lo cerraba fue vendida,
 se hizo la tribuna a los pies de la catedral, donde se instaló uno de los dos órganos, y
los sitiales se llevaron al presbiterio, donde se colocaron en semicírculo apoyados en
     la pared. Actualmente siguen dispuestos de este modo. Se encuentran los sitiales
         distribuidos en dos grupos simétricos flanqueando al retablo de Juan de Juni.
      Existen en total 32 sillas altas y 22 bajas sin contar con los seis sitiales bajos que
                                                           posee el propio retablo de Juni.
                                                                       Reja del coro [editar]
       El coro estuvo cerrado por una buena reja costeada por el obispo de Valladolid
     Isidro Cosío y Bustamante, que se empezó a colocar en octubre de 1763 y quedó
 instalada en diciembre de ese mismo año. Acabó su dorado en agosto de 1764. En el
           centro del segundo cuerpo colocó el Cabildo el escudo de armas del obispo
       Bustamante, en homenaje y agradecimiento a su donación. Llevaba la leyenda:
         Esta reja y rallar las dio el Ilmo. Sr. Don Isidro Cosío, obispo que fue de esta ciudad.
     Años más tarde este escudo con su inscripción fue sustituido por el del Cabildo.
Reja del coro de la Catedral, actualmente expuesta en el Museo Metropolitano de
                                                                      Nueva York.
      La reja fue ejecutada en talleres de Elorrio y Elgóibar, en el País Vasco, siendo
   terminada en 1763. Tradicionalmente se ha venido atribuyendo su autoría a dos
  rejeros: Gregorio de Aguirre y Rafael de Amezua. Estudios más recientes dan por
      segura la autoría del artista Amezua perteneciente a una familia de rejeros de
  Elorrio. Parece que lo confirma la similitud de motivos en dos rejas firmadas por
 Rafael de Amezua destinadas a los lados del altar mayor de la catedral de Cuenca y
  otra de Gaspar de Amezua para el coro de la Iglesia de Santa María de Palacio, en
    Logroño.20 Teorías anteriores atribuían la obra a Gregorio de Aguirre,21 rejero y
                                                    maestro arquitecto de Elgoibar.22
Era costumbre de los rejeros de Elorrio y Elgóibar depositar en Vitoria las piezas de
 las rejas una vez terminadas. Desde allí, cargadas en carretas, llegaron a Valladolid
  en cuya catedral fueron montadas y asentadas entre octubre y diciembre de 1763,
       bajo la supervisión del maestro rejero autor de la obra. El Cabildo invitó a los
 artífices a un ágape, lo que entonces se llamaba guantes para refrescar. En 1764 se
 llevó a cabo el dorado, probablemente por doradores segovianos que eran los más
                                                             expertos en esta época.
En 1928, con la remodelación hecha en la catedral, la sillería del coro volvió al altar
      mayor y se construyó una tribuna alta a los pies donde se ubicó el órgano. Por
motivos económicos por la necesidad de seguir haciendo obras, el Cabildo vendió la
reja (y otras obras de arte) que fue a parar a la Fundación Hearst. Esta fundación la
 donó en 1956 al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde se puede ver
                                                  asentada sobre un banco de piedra.
       Tiene 3 puertas, 9 calles y 3 pisos. Las columnas son mitad torneadas y mitad
    abalaustradas (con abalaustramiento invertido), siguiendo un modelo típico del
taller de Elorza. Tiene 64 balaustres cincelados. Un arquitrabe liso separa el primer
        friso con una cornisa de molduras. El coronamiento tiene ornamentación de
                                                          espirales, óvalos y jarrones.
                                      Los órganos musicales de la catedral [editar]
El 26 de agosto de 1668 se inauguró y consagró la catedral de Herrera, aun sin estar
   terminada. Un año antes se había situado el coro en la nave central, con la sillería
  gótica de la antigua colegiata. Posiblemente con la sillería, pasó al nuevo edificio el
        órgano de la colegiata, que databa de mediados del siglo XVI y que había sido
       reformado, o quizás totalmente reconstruido, hacia 1620. Sustituyendo a este
         instrumento, a finales del siglo XVII se construyeron sendos órganos que se
 colocaron a los lados del coro, cobijados bajo los grandes arcos que separan la nave
                 central de las laterales. Los dos órganos fueron reformados en 1792,
    construyéndose una caja nueva neoclásica para el del lado de la Epístola. Ambos
          instrumentos respondían a la tipología de órgano barroco español, con una
                                                    importante trompetería de fachada.
Órgano Amezua en su emplazamiento actual, a los pies del templo, sobre su tribuna
 construida en 1928. También se ve el cancel churrigueresco de principios del siglo
                                                                             XVIII.
   Se tiene noticia de arreglos y reformas en los órganos barrocos a lo largo del siglo
XIX. Sin embargo, a principios del siglo XX, la estética sonora barroca no gustaba por
  el cambio de las modas y además, los dos órganos catedralicios no se encontraban
     en buen estado. De esta manera, gracias a las gestiones del entonces Maestro de
      Capilla de la Catedral, Vicente Goicoechea, se realizó un nuevo órgano de estilo
 romántico en 1904, sustituyendo al órgano barroco del lado de la Epístola del coro,
          pero reutilizando su caja de 1792 y situándose en el mismo lugar. El nuevo
     instrumento fue construido por el importante organero vasco Aquilino Amezua
      (1847-1912), figura clave de la organería romántica española e introductor del
  órgano romántico en nuestro país. En 1907, se celebró un importante congreso de
     música sagrada en la Catedral y tuvieron lugar dos conciertos en este órgano de
  Amezua en los que tocaron los organistas españoles más destacados del momento,
           dando a conocer el repertorio romántico para órgano (Felix Mendelssohn,
   Alexandre Guilmant, Charles-Marie Widor, Léon Boëllmann...) que nunca antes se
             había interpretado en la Catedral, y la música de Johann Sebastian Bach,
                                            desconocida hasta entonces en Valladolid.
En 1928 se desmanteló el coro bajo y el órgano barroco que aún se conservaba en el
   lado del Evangelio, fue vendido como chatarra, construyéndose una tribuna a los
 pies donde se colocaría el órgano que Amezua había realizado en 1904, con su caja
neoclásica de finales del siglo XVIII. En 1933, a petición del Organista de la Catedral,
  se amplió y reformó el órgano con el dinero procedente de una donación anónima
destinada a tal efecto. Los trabajos fueron realizados por Leocadio Galdós (discípulo
de A. Amezua), adquiriendo el instrumento su actual configuración con tres teclados
    y pedalero, 34 juegos efectivos y alrededor de 2100 tubos; se trata de uno de los
                                              órganos más grandes de Castilla y León.



Consola del órgano Amezua de la Catedral. Se observan los tres teclados manuales y
                                 el pedalero, así como los mandos de los registros.
      La caja de este órgano es muy sencilla de acuerdo con el gusto neoclásico; está
 rematada por un frontón con acróteras. La fuellería se oculta tras unos paneles del
     pedestal. Los capiteles de las pilastras son corintios y sostienen una cornisa con
    tallas en los intercolumnios. Los tubos que se ven en los costados son de adorno,
  pues la tubería cantante (como se conoce a los tubos que suenan) se extienden en
varios castillos (castillo es la palabra con la que se conoce en organería cada uno de
los grupos de tubos que adornan la fachada de un órgano)de la fachada principal de
                                                                                la caja.
Este órgano se conserva en la tribuna de los pies de la catedral (año de 2008).
Recientemente, se ha cambiado el antiguo motor-ventilador destinado a hinchar los
 fuelles por uno moderno y más silencioso. El instrumento se utiliza en las liturgias
  dominicales de la Catedral, sonando ocasionalmente en concierto. A lo largo de su
   historia, han dado conciertos en él grandes organistas españoles como Bernardo
Gabiola, Víctor Zubizarreta, Miguel Echeveste, Jesús Guridi, José Manuel Azkue, José
                                                 Enrique Ayarra o Esteban Elizondo.
    En el mes de diciembre del año 2005 el Arzobispado de Valladolid adquirió, con
  gran polémica, un órgano electrónico Allen que se encuentra cerca del presbiterio,
                                     destinado para acompañar al Coro Diocesano.
                                       Capillas de la nave del evangelio [editar]



 Planta de la Catedral de Valladolid, con las capillas de la nave del evangelio en color
                                                                                naranja:
               1.Capilla de San Juan Evangelista
 2.Capilla de Nuestra Señora de los
       Dolores
 3.Capilla de Nuestra Señora del Sagrario
 4.Capilla de San Fernando
      Son las capillas que se encuentran a la izquierda, según se mira al altar. Son las
siguientes: Capilla de San Juan Evangelista, Capilla de Nuestra Señora de los Dolores,
                     Capilla de Nuestra Señora del Sagrario y Capilla de San Fernando
                                             Capilla de San Juan Evangelista [editar]
          Hacía las funciones parroquiales, ya que en su interior se encontraba la pila
bautismal. Es una capilla de tamaño reducido, ya que se encuentra justo debajo de la
  antigua torre. Con el hundimiento de dicha torre, se procedió a rehacer su bóveda,
          imitando a la antes existente. Contiene en su interior un retablo neoclásico,
realizado por por Jorge Somoza en 1846, que se organiza a modo de arco del triunfo,
            con cuatro grandes columnas corintias. Dicho retablo fue encargado para
         reemplazar al anterior, de 1714 y obra de Pedro de Rivas, que se destruyó al
  hundirse la torre. Acoge una escultura del santo titular del siglo XVII. Además, hay
varios lienzos y parte de la antigua sillería del siglo XV procedente de la colegiata. La
  capilla se cierra con una reja del siglo XVII, rematada con crestería barroca tallada
                                                                             en madera.
                                  Capilla de Nuestra Señora de los Dolores [editar]
 Formaba parte del antiguo patronato de la familia de los Velarde, siendo bendecida
    la capilla en 1630. Posee un gran retablo barroco dorado, datado hacia 1700, con
  estípites y un gran tabernáculo, adornado con espejos. En el retablo se encuentran
  pequeñas esculturas coetáneas al mismo. Flanqueándolo, se hallan dos hornacinas
 que contienen los relicarios de la Catedral, del siglo XVII. En un lado de la capilla se
halla un retablo de estilo rococó, realizado en 1776, para conmemorar el nacimiento
           de San Simón de Rojas en 1552, en una casa que se encontraba, antes de la
   construcción de la actual catedral, en el lugar que hoy ocupa esta capilla; contiene
 una pintura que representa un pasaje de la vida del santo. En el lado opuesto a este
último retablo, se halla el monumento sepulcral del fundador Juan Velarde (fallecido
          en 1616), de estilo clasicista, con cuatro columnas dóricas entre las que se
encuentra el sarcófago; también existe un retrato del fundador, obra de gran calidad,
    atribuida al pintor Francisco Martínez. Aquí se encuentra en la actualidad la pila
bautismal de la Catedral. Hay además varios lienzos. La capilla se cierra con una reja
            del siglo XVI, quizás procedente de la colegiata, y colocada aquí en 1674.
                                    Capilla de Nuestra Señora del Sagrario [editar]
En esta capilla se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Sagrario, una escultura
 de la Virgen con el Niño, de pequeño tamaño realizada en piedra y que data del siglo
      XV; se encontró emparedada en 1602, durante el transcurso de unas obras en la
  colegiata. El Cabildo la eligió como su patrona y la colocó en esta capilla, terminada
en 1624. La imagen se encuentra en un retablo neoclásico de principios del siglo XIX.
         Se encuentran además dos lienzos de Manuel Peti, realizados en 1700, varias
    pinturas y esculturas de santos del siglo XVII, entre ellas, una buena imagen de la
  Virgen del círculo de Francisco del Rincón, y dieciocho sitiales de la antigua sillería
       tardogótica. Se cierra la capilla con una reja de hierro realizada antes de 1655.
                                                     Capilla de San Fernando [editar]
Fue fundada en 1585 por Juan de Santisteban, pero debido a la lentitud de la marcha
   de las obras del templo herreriano, la capilla no se materializó hasta casi noventa
 años después. En su interior, se halla un retablo salomónico de 1680, obra de Pedro
 de Cea, que se organiza por medio de cuatro columnas salomónicas entre las que se
     encuentra una escultura de San Fernando tallada por Alonso de Rozas. También
existe un retablo dedicado la Inmaculada, situado antes en el trascoro desmantelado
en 1928, que contiene una serie de pinturas de Felipe Gil de Mena. Se cierra con una
                                                                         reja de 1678.
                                                            Capilla del ábside [editar]



                Sepulcro del conde Pedro Ansúrez, señor y repoblador de Valladolid.
  Remata la nave del Evangelio y notablemente más baja que ésta. Fue construida en
 el siglo XVII de manera provisional, usando ladrillo y yeso. Posee planta ochavada y
   se decora en el interior con varias molduras y ménsulas de estilo barroco. En esta
     capilla, se encuentra el mostrador donde se despachan los billetes para entrar al
    Museo Diocesano y Catedralicio; también se encuentran, además del sepulcro del
  Conde Ansúrez, algunas obras de arte como el retablo neoclásico formado por una
     tabla del siglo XVI con el tema de la Crucifixión cuyo autor es el flamenco Miguel
                           Coxcie, que trabajó bastante durante el reinado de Felipe II.
                                                      Sepulcro del conde Ansúrez [editar]
 En la pared oeste, y justo detrás del mostrador, está el humilde sarcófago del conde
  Ansúrez, rodeado de una sencilla reja de hierro que tiene en su centro un pequeño
 escudo con las armas del conde. Sobre la lápida se encuentra una tosca escultura de
          madera representando al conde en posición supino-horizontal, con casco y
armadura. El conde fue enterrado, según sus deseos, en la antigua colegiata fundada
por él, y sus restos fueron trasladados a este lugar en 1674. En el hueco del nicho se
puede ver una tabla del siglo XVI pintada con el tema de San Miguel, que recuerda la
 cofradía de Escuderos fundada por el conde Ansúrez. En los costados se repiten los
               escudos y debajo están colocadas dos tablas procedentes del primitivo
    enterramiento de la colegiata pintadas de blanco y escritas con unos versos que
                                           elogian las buenas cualidades de Ansúrez.
 El historiador Juan Antolínez de Burgos, en su Historia de Valladolid, cuenta que en
 el año 1556, al abrir el sepulcro para reparar el arco, se halló su cuerpo armado con
                                su espada y espuelas, tal y como se ve en su escultura.
                                       Capillas de la nave de la epístola [editar]



 Planta de la Catedral de Valladolid, con las capillas de la nave de la epístola en color
                                                                                 naranja:
6.Capilla de la Magdalena
 7.Capilla de San José
 8.Capilla de San Pedro
 9.Capilla de
                                                                           San Miguel
       Son las capillas que se encuentran a la derecha, según se mira al altar. Son las
siguientes: Capilla absidal, Capilla de San Pedro Regalado, Capilla de San José, Capilla
                              de San Pedro Apóstol, Capilla de San Miguel y por último.
                                                        Capilla de San Miguel [editar]
   Realizada en 1712, se encuentra bajo la torre realizada entre 1880 y 1890. Su reja
     data también de 1712. El retablo, barroco y adornado con cornucopias de estilo
     churrigueresco, fue realizado en 1714 por Pedro de Rivas, y su escultura titular,
                                 probablemente también fue obra de Pedro de Ávila.
                                              Capilla de San Pedro Regalado [editar]
          Originalmente dedicada a la Magdalena, fue realizada en 1712, y cambió su
advocación en 1843 por la de San Pedro Regalado, en honor al santo local. En uno de
        sus lados, en un retablo neoclásico con frontón triangular, contiene un lienzo
    neoclásico de la Asunción, obra de Zacarías González Velázquez; enfrente de este
retablo existe otro con un lienzo que representa a la Virgen entregando el niño a San
         Antonio de Padua, obra de Alonso del Arco. No se conserva el retablo titular
 realizado en 1714, pero sí la Magdalena, posiblemente realizada por Pedro de Ávila,
      que se guarda en otras dependencias catedralicias. Actualmente, el retablo que
      posee la capilla, de estilo rococó, con dos columnas corintias de fuste adornado,
     acoge un gran lienzo con el tema de San Pedro Regalado resucitando para dar de
comer a un pobre, del pintor italiano Placido Costanzi datado en la primera mitad del
                             siglo XVIII. La reja que remata la capilla data del año 1712.
                                                           Capilla de San José [editar]
  Contiene las esculturas funerarias de la familia Venero y Leyva, provenientes de la
 Capilla de Santa Catalina del Convento de San Francisco, atribuibles a Francisco del
Rincón y realizadas en alabastro. Su retablo mayor, de estilo barroco, con estípites y
   dorado, data de 1712, siendo la imagen titular atribuida a Pedro de Ávila. Cuenta
con una serie de lienzos, varios de ellos copias de cuadros de pintores como Tiziano
   y Rafael. Su reja fue realizada en Vitoria en 1712, siendo realizada su cornisa por
                                                                 Alonso del Manzano.
                                               Capilla de San Pedro Apóstol [editar]
   Se terminó su realización en 1712, siendo colocado su retablo, también barroco y
 con estípites, dos años más tarde. Su escultura titular es atribuible a Pedro de Ávila.
   Cuenta con una escultura de la Asunción. Contiene además dos pequeños retablos
      salomónicos, procedentes de la antigua iglesia de San Esteban, en Portillo, hoy
desaparecida. Su reja data del siglo XVI, siendo recompuesta dos siglos más tarde. Se
    encuentran además una serie de pinturas de santos, todas ellas del siglo XVII. En
  esta capilla y la anterior se encuentra actualmente una colección de doce hacheros
                                    de bronce realizados en Barcelona en el siglo XVIII.
                                                            Capilla del ábside [editar]
      Es ochavada, construida con ladrillo y yeso, adornada con algunas molduras y
     ménsulas de estilo barroco y totalmente enlucida. Posee un retablo neoclásico,
     idéntico al de la capilla absidal del lado del Evangelio, que acoge un gran lienzo
   sobre el tema de la Transfiguración, obra atribuida a Lucas Jordán. A través de la
    capilla se realiza el ingreso al templo a través de la fachada este, a la plaza de la
      Universidad, cerrándose con unas puertas de estilo rococó, muy deterioradas,
 procedentes de la Iglesia del monasterio de San Benito el Real de Valladolid, donde
  originalmente cerraron el trascoro de esta iglesia. Llegaron a la Catedral en 1866.
                                                                     Sacristía [editar]
La sacristía de la catedral era la antigua capilla de la Inmaculada, la única construida
  del sector de la cabecera después del crucero. Fue patronato de don Pedro de Arce,
pero que fue habilitada en 1960 como sacristía. Se construyó en 1655, y de dos años
más tarde es su reja. Contiene una serie de pinturas originales y copias, varias tablas
   con piezas en cobre y un retablo neoclásico con un cuadro de la Anunciación, obra
    de Bartolomé de Cárdenas. Contiene también una sencilla cajonería neoclásica de
 principios del siglo XIX. En dependencias contiguas se halla una serie de retratos de
 los Obispos y Arzobispos vallisoletanos desde Bartolomé de la Plaza hasta nuestros
                                                                                    días.
                                                              Sala capitular [editar]
Se encuentra integrada entre las capillas de la antigua colegiata. Fue construida en el
   siglo XVII, usando parte de una crujía del claustro colegial. Se cubre con bóveda de
 cañón con lunetos y yeserías. Posee una sillería barroca tallada en 1764 para el coro
     alto la iglesia del monasterio de San Benito el Real de Valladolid y trasladada a la
         Catedral en 1867. Además, contiene varias pinturas, y esculturas, dos de ellas
                                                    traídas de San Pablo de la Moraleja.
Monopolio de la catedral sobre la cartilla de
                                   doctrina cristiana [editar]
                                           Artículo principal: Cartilla de la doctrina cristiana




Felipe II extendió una Real Cédula concediendo a la catedral el privilegio de venta de
                                                      la cartilla de doctrina cristiana.
La cartilla de doctrina cristiana era un librito donde venía resumido lo esencial de
        dicha doctrina. Los niños aprendían a leer en este cuadernillo a través de las
     plegarias y oraciones más simples y los puntos más importantes de la doctrina
         cristiana. Había también unas páginas dedicadas a lo más básico del cálculo
   matemático. En el siglo XVI proliferaron estas cartillas de tal manera que algunos
      historiadores le llamaron el siglo de las cartillas o de los catecismos de Doctrina
          Cristiana.23 La venta de esta cartilla llegó a ser monopolio de la catedral de
        Valladolid, a partir de una petición hecha por el Cabildo al rey Felipe II, para
      sufragar las interminables obras de acabado de la catedral. Felipe II escuchó la
    petición y extendió una Real Cédula el 20 de septiembre de 1583 concediendo el
        privilegio, inicialmente por 3 años, que más tarde prorrogaría y que después
 prorrogarían los reyes sucesores hasta llegar a Carlos III, que el 7 de septiembre de
    1779 concedió la última prórroga por 40 años, a pesar de que el Cabildo le había
                                                                     pedido perpetuidad:
        Si V.A. no se digna a perpetuar el privilegio, poco a poco se irá arruinando el edificio.
En el archivo de la catedral de Valladolid se conservan los documentos en que se da
  noticia de la primera petición, de las razones para esa petición, de la finalidad que
tendrán los beneficios obtenidos (siempre y en único lugar las obras de la catedral),
      de las condiciones de impresión; sólo se podía imprimir en Burgos, Valladolid,
        Salamanca, Madrid y Sevilla y siempre con licencia del Cabildo vallisoletano:
       Mandamos (el rey) que […] persona alguna, sin nuestra licencia no pueda imprimir ni
                                                    vender la dicha cartilla ni otra alguna...
      Se expresan así mismo los castigos y multas que caerán sobre las personas que
                                                     desobedezcan estos mandatos:
       Sopena que el que la imprimiere y vendiere, aya perdido y pierda todas y cualesquiera
cartillas y moldes y aparejos que de ella tubiere y mas incurra en pena de cincuenta mil mrs.
                                                       por cada vez que lo contrario hiciere…
      A pesar de todos estos mandatos hubo muchas infracciones de las que se queja
     constantemente el Cabildo. Los ingresos que se obtenían de este privilegio eran
 bastante sustanciosos pero no llegaban en absoluto a cubrir gastos para la catedral,
 que se nutría principalmente de limosnas y de otros impuestos beneficiarios, como
                     el cobro de un cuarto por cada persona que acudiera al teatro.24
El comercio de las cartillas se extendió a América, siendo el único producto
   manufacturado en el que Valladolid tuvo contacto comercial en el siglo XVI con el
                 Nuevo Mundo. De América se obtuvieron muy buenos beneficios.

                                                              Influencia [editar]
         Debido a la influencia de Juan de Herrera y a la similitud de la filosofía de su
 construcción con la ideología de los Austrias Mayores, la catedral de Valladolid fue
muy imitada en la arquitectura religiosa del siglo XVII. Su influencia está presente en
 la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid así como en las catedral
                                                                     de México y Lima.

                                                       Véase también [editar]
                                                Cronología de la Catedral de Valladolid
                                                      León de la catedral de Valladolid
                                         Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid

                                                           Referencias [editar]
      1. ↑ Las jurisdicciones durante la Edad Media en España venían determinadas
             por el régimen feudal y estaban formadas, física y jurídicamente, por el
                      conjunto de tierras sobre las que el señor ejercía su autoridad.
   2. ↑ El texto de esta Carta de Fundación tanto en latín como en castellano puede
            verse (además del original que está en los Archivos) en la obra citada de
                                           Manuel Canesi, Tomo I página 220 a 225.
        3. ↑ Esto pudo suceder entre 1580-1582; no se tiene una referencia exacta.
           4. ↑ Se refiere a la consagración del rango de catedral que sustituyó al de
          colegiata, no a la consagración del edificio como catedral nueva, ya que eso
                                    tuvo lugar más adelante, el 26 de agosto de 1668.
                 5. ↑ Fue por causas políticas y desavenencias con el rey Alfonso VI.
                           6. ↑ Pascual |Martínez Sopena, Una historia de Valladolid.
       7. ↑ La condición de sufragánea implicaba el sometimiento a la autoridad del
              Arzobispado de Toledo, careciendo de jurisdicción eclesiástica propia.
        Además, llevaba aparejada la obligación de aportar una parte de los recursos
              obtenidos entre los fieles o en virtud de la explotación de sus bienes, a
                                                                               Toledo.
   8. ↑ Las fechas son dispares según distintos autores: 21 de mayo de 1595, 25 de
                                    noviembre de 1595, 25 de septiembre de 1595.
                    9. ↑ Wikisource en latín contiene una copia de De architectura.
       10. ↑ Herrera consiguió aquí su deseo de resaltar la parte central donde va la
       puerta, cosa que no había podido realizar en la fachada del patio de los Reyes
                                                                       en El Escorial.
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Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Valladolid

  • 1. Jrxt tcytcycytcycytchgchgchgchcg uxtrgjfxjfgxyfxyfxcyfcf cgfchgchcgcytcycy nfhgfxjgrxjtxj xjggjfxjgfxjxjgfxgjrx durxt Catedral de Nuestra Señora de la Aааааsunción de Vпппalladolid De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a navegación, búsqueda 41°39′ 08″ N 4°43′ 25″ O Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Valladolid Culto Iglesia católica Diócesis Valladolid Orden - Comienzo 1589 Consagración o conclusión Inconclusa, consagrada en 1668 Estilos predominantes Herreriano, Barroco, Churrigueresco Catedrales de España La Catedral de Valladolid, concebida en el siglo XVI y diseñada por el arquitecto Juan de Herrera, es un edificio de estilo herreriano con añadidos barrocos. Conocida también con el nombre de su advocación, Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, y sede episcopal de la archidiócesis de Valladolid, se trata de una obra inconclusa, debido principalmente a la falta de recursos y a los gastos provocados por la cimentación del templo, situado en una zona con un gran desnivel en el terreno. Obtuvo la categoría de catedral el año 1595, tras haber sido un templo colegial dependiente de la diócesis de Palencia.
  • 2. Está situada en el centro de la ciudad, en una zona ligeramente elevada, cerca de la Iglesia de Santa María de La Antigua y construida junto a la Colegiata de Santa María, anterior iglesia colegial de Valladolid, algunos de cuyos espacios fueron destruidos para continuar con las nuevas obras. Tabla de contenidos [ocultar] 1 Antecedentes y contexto histórico del origen 2 Las tres primeras colegiatas 2.1 Primera: la colegiata del conde Ansúrez 2.2 Segunda colegiata del siglo XIII 2.3 Tercera colegiata renacentista 3 Cuarta colegiata-catedral: Juan de Herrera 4 De la dependencia de Roma hasta la sede episcopal vallisoletana 5 El proyecto de Juan de Herrera 5.1 Evolución de las obras: siglo XVI 5.2 El siglo XVII 5.3 El siglo XVIII 5.4 Conclusión 6 Arquitectura del edificio actual 6.1 Fachada sur 6.2 Fachada oeste 6.3 Fachada este 6.4 Fachada Norte 6.5 Torres 7 Interior 7.1 Capilla mayor 7.1.1 Los retablos 7.1.2 Historia de la creación del retablo de Juan de Juni 7.1.3 Descripción del retablo 7.1.4 Coro 7.1.5 Reja del coro 7.1.6 Los órganos musicales de la catedral 7.2 Capillas de la nave del evangelio
  • 3. 7.2.1 Capilla de San Juan Evangelista 7.2.2 Capilla de Nuestra Señora de los Dolores 7.2.3 Capilla de Nuestra Señora del Sagrario 7.2.4 Capilla de San Fernando 7.2.5 Capilla del ábside 7.2.5.1 Sepulcro del conde Ansúrez 7.3 Capillas de la nave de la epístola 7.3.1 Capilla de San Miguel 7.3.2 Capilla de San Pedro Regalado 7.3.3 Capilla de San José 7.3.4 Capilla de San Pedro Apóstol 7.3.5 Capilla del ábside 7.4 Sacristía 7.5 Sala capitular 8 Monopolio de la catedral sobre la cartilla de doctrina cristiana 9 Influencia 10 Véase también 11 Referencias 11.1 Bibliografía consultada 12 Enlaces externos Antecedentes y contexto histórico del origen [editar] Retrato del Conde Ansúrez. En el último cuarto del siglo XI el rey Alfonso VI encomendó al conde Pedro Ansúrez la repoblación y administración de esta zona que hoy comprende la provincia de Valladolid. Los núcleos de población más importantes, a orillas del río Pisuerga, eran Cabezón y Simancas, en cuyas tierras jurisdiccionales iban surgiendo las villas agrícolas.1 Una de estas villas, Valladolid, fue elegida por el conde Ansúrez como asentamiento suyo y de su familia y como centro desde el cual organizaría y gobernaría toda la repoblación del entorno. Por entonces Valladolid era una aldea rodeada por una cerca de defensa, que contaba con un alcázar o castillejo y dos ermitas dedicadas a dos santos hispanos tradicionales: San Julián y San Pelayo. El conde Ansúrez eligió la zona donde se encontraba la iglesia o ermita de San Pelayo (extramuros) para edificar su propio palacio. De esta forma inició una expansión de la villa hacia el sureste. Además del palacio construyó una iglesia o capilla privada,
  • 4. que sería el origen de la actual iglesia de Santa María de la Antigua, y una Colegiata o iglesia Mayor que vino a sustituir a la dicha ermita de San Pelayo y que realzó la importancia religiosa de la villa. Esta iglesia Mayor, edificada en arte románico, se llamó Santa María la Mayor y fue el origen de la catedral vallisoletana. Las tres primeras colegiatas [editar] El Conde Ansurez creó la primera colegiata con la intención de que fuera una iglesia o templo Mayor, punto de referencia del desarrollo de la villa hacia el sureste y que destacó hasta mediados del siglo XII. Sobre sus ruinas, en tiempos de Fernando III el Santo se construyó la segunda, de vida más longeva y que permaneció hasta el siglo XVII, cuando el culto se trasladó a la actual catedral, que es su heredera, a la que se le ha llamado también cuarta colegiata. La tercera colegiata, que fue un intento fracasado de un templo más ambicioso y cuyas obras se vieron congeladas por falta de dinero, se construyó perpendicularmente a la segunda; de esta tercera colegiata solo queda el vestigio de los cimientos. Primera: la colegiata del conde Ansúrez [editar] Torre románica de la iglesia de Santa María la Antigua, de finales del siglo XII. En el solar que ocupaba una antigua ermita dedicada a San Pelayo fundó el Conde Ansúrez, la primitiva colegiata en el año 1095, cuya Carta de Fundación comienza diciendo:2 Yo el conde Pedro Ansúrez juntamente con mi mujer la condesa Eylo [...] ofrecemos por el remedio de nuestras almas [...] a la iglesia de Santa María de Valladolid [...] con tal condición que el oficio divino se celebre en la dicha Iglesia, y que se tenga la devoción debida a sus sagrados altares y reliquias. La ciudad crecía y era necesario dotarla de una iglesia que sirviera de templo mayor. Esta colegiata se convirtió en el principal templo de la ciudad. La colegiata no fue una iglesia aislada sino que nació como un monasterio familiar del conde Ansúrez que al mismo tiempo servía de iglesia Mayor de la villa y que contaba con menos rentas que un obispado, pero que pretendía mantener su independencia, sometiéndose directamente a Roma. Nada queda de esa primitiva colegiata, sólo los restos de la torre románica de los tiempos del conde Ansúrez, construida a los pies y con la función de torre-pórtico. Poco antes el conde había edificado en el entorno su casa-palacio en la que iba incluida una pequeña iglesia o capilla palaciega. Como dicha iglesia ya había tomado como titular a Santa María, se le añadió el apelativo de la Antigua, mientras que la nueva colegiata fue conocida como Santa María la Mayor. En los años 1124, 1143 y 1155 se celebraron en ella tres Concilios Nacionales. Esto viene a demostrar la importancia que iba adquiriendo Valladolid en la vida religiosa y civil. Segunda colegiata del siglo XIII [editar] Artículo principal: Colegiata de Santa María
  • 5. Ruinas de la segunda Colegiata con la torre románica al fondo; los cipreses indican el lugar donde estaban los pilares de la iglesia. Entre los años 1219 y 1230, reinando Fernando III el Santo y siendo Canciller Juan Domínguez, se llevó a cabo la construcción de la segunda colegiata sobre el solar de la primera, respetándose tan solo la torre románica que dejó de ser torre-pórtico en 1333 cuando construyeron delante una serie de capillas destinadas a enterramientos. Son las capillas que han resistido el paso del tiempo y que forman parte desde el año 1965 del Museo Diocesano y Catedralicio. En 1228 se celebró en el nuevo edificio otro Concilio Nacional. Esta colegiata se mantuvo al uso hasta 1668 en que definitivamente se trasladó el culto al templo herreriano. Tercera colegiata renacentista [editar] En 1527, el Cabildo convocó un concurso entre arquitectos, al que acudieron los más prestigiosos maestros del momento: Diego de Riaño, Juan de Álava, Francisco de Colonia, Juan Gil de Hontañón y Rodrigo Gil de Hontañón. A juicio del Cabildo, la colegiata del siglo XIII se había quedado pequeña y demasiado sencilla para la categoría de Valladolid, en un momento en que se habían construido las catedrales de Salamanca y Segovia y en que los conventos de la ciudad (San Pablo, San Benito y San Francisco sobre todo) costeaban grandes y suntuosas obras. Ese mismo año, en el mes de junio, se colocó la primera piedra. El proyecto, en principio ambicioso, similar al de la Catedral de Segovia (una iglesia de tres amplias naves, con capillas entre los contrafuertes, crucero y cabecera que se supone sería semicircular, ya que se conservan sólo trazas del sector de los pies de este edificio), apenas pasó de la cimentación y de la elevación de unos metros. Las obras avanzaron muy lentamente por falta de recursos económicos y también porque surgieron graves problemas con el tema de la expropiación, ya que se necesitaban los terrenos hacia el sur, debido a que se había cambiado por completo el eje de la nueva planta (la nueva colegiata no se empezó a construir sobre la antigua sino perpendicular a ella): quedaría la cabecera al norte, junto al antiguo claustro de la colegiata anterior y los pies al sur. Aun así, el atrio quedaría algo elevado por lo que fueron necesarias unas escalinatas para su acceso. (Esta nueva disposición será respetada por los planos de la catedral de Herrera y así es como se ve la catedral en el presente). Se echaron los cimientos ese mismo año de 1527, comenzando la construcción por los pies, para poder hacer uso de la antigua colegiata mientras duraban las obras. La idea era llegar al crucero, que caería en la zona del antiguo claustro, y empezar entonces la demolición total. Pero al avanzar tan lentamente, el propio Gil de Hontañón se vio obligado a hacer reformas en la colegiata vieja para seguir el uso litúrgico sin problemas. Gil de Hontañón murió en 1577 y las obras seguían prácticamente como al principio. Habían pasado 50 años y la moda y las técnicas en el arte de construir habían cambiado.
  • 6. Cuarta colegiata-catedral: Juan de Herrera [editar] 蜉 Proyecto ideal de Juan de Herrera para la catedral vallisoletana según Fernando Chueca Goitia. Desde la muerte del arquitecto Gil de Hontañón en 1577, las obras de la tercera colegiata habían quedado paralizadas. Sólo se habían echado los cimientos y elevado algunos metros de algunos muros. Ante esta situación, el Cabildo decidió continuar la gran obra aun cuando su situación económica nunca era boyante. Aprovechando una estancia de Juan de Herrera en Valladolid (requerido por el Ayuntamiento para hacer los planos de varias obras municipales), el Cabildo se entrevistó con él y le pidió el estudio y trazas de una nueva colegiata que fuera de acuerdo con los tiempos y que se edificaría sobre las obras de la anterior renacentista, siguiendo el mismo eje norte-sur, siempre perpendicular a la vieja colegiata de la que aún se conservaban algunas capillas.3 El arquitecto aceptó el encargo y se puso inmediatamente a trabajar, de manera que el 13 de mayo de 1582, Pedro de Tolosa, que había trabajado en el Monasterio de El Escorial y en Villagarcía de Campos, obtuvo la maestría mayor para las obras, haciéndose cargo de ellas bajo la dirección del arquitecto Diego de Praves, hombre de confianza de Juan de Herrera. Murió al año siguiente y le sucedió como maestro de obras su hijo Alonso de Tolosa. A instancias de Felipe II, la colegiata en construcción tomó el rango de catedral. El 21 de mayo de 1595 tuvo lugar la solemne consagración,4 a dirigiendo la ceremonia el arzobispo de Toledo, Bernardo, con el obispo de Palencia, Raymundo, asistidos por los obispos Pedro (de León), Gómez (de Burgos), Osmundo (de Astorga), Martín (de Oviedo) y Amorico (de Lugo), acompañados de varios condes y caballeros. Al año siguiente, en 1596, Felipe II otorgó el título de Ciudad a la villa de Valladolid. En 1597 murió Juan de Herrera y un año después, en 1598, murió Felipe II. De la dependencia de Roma hasta la sede episcopal vallisoletana [editar] En un principio, el conde Ansúrez instituyó la colegiata (con su pequeña comunidad monacal) dependiendo directamente de la Santa Sede de Roma y autorizando al obispo de Toledo para que fuera el encargado de hacer cumplir las cláusulas de la fundación. Sus abades ejercieron jurisdicción episcopal sin estar sujetos a otros prelados, además de tener licencia para escoger un dominus o protector, o tutor que velara por los intereses del monasterio. Éste es el sistema característico de esta época, el sistema de behetrías entre parientes; en este caso los parientes serían el abad y sus monjes, constituidos en señorío, que tomarían un tutor o benefactor dentro de la familia de los condes y sucesores, con derecho a cambiarlo si el elegido no cumplía con toda responsabilidad. Así las cosas, el conde Ansúrez tuvo que preparar su auto exilio a tierras de Urgel donde gobernaba su yerno Ermengol.5
  • 7. En 1103, cuando estaba a punto de partir, encomendó su abadía de Valladolid al obispo de Palencia Raymundo. No fue una encomienda formal y oficial con cesión de todos los derechos sino un encargo a su amigo y hombre de confianza, con el mandato además de que entregara 100 sueldos anuales a la Santa Sede. En 1110, el conde regresó del destierro y con la ayuda y aprobación de la reina Urraca, recuperó su abadía-colegiata. Pero por entonces ya no estaba el obispo Raymundo y este hecho molestó a su sucesor, el obispo Pedro de Palencia, que inició una disputa y buscó el favor del papa Pascual II. Este papa, y más tarde Inocencio II, confirmaron la vinculación de la colegiata a la sede de Palencia. A partir de estos hechos se desencadenó una pugna abierta entre las dos villas. Con Armengol VI llamado el de Castilla (nieto del conde Ansúrez) se llegó a un acuerdo que fue en realidad una claudicación, entregando la colegiata al obispo de Palencia y concertando que en ese momento éste nombrase abad al arcediano Nicolás. El acuerdo tuvo como consecuencia muchas protestas y disturbios hasta que Alfonso VII ratificó el convenio sustentándose en que “así lo había querido el fundador conde Ansúrez”, y tomó una decisión irrebatible, dejando para la posteridad el mandato de dos pautas a seguir por el régimen interno: que la elección del abad era un derecho del Cabildo colegial y que el rey se reservaba la potestad de confirmarla. En 1162 intervino de nuevo el Papa, Alejandro III. Mandó reformar la abadía con la instauración de una nueva comunidad de canónigos de San Agustín, encargando realizar dichos cambios al obispo de Toledo.6 A finales del siglo XV, los Reyes Católicos suplicaron al papa Alejandro VI que uniese la abadía de Valladolid al obispado de Palencia. El papa murió antes de haber despachado la bula. De nuevo, hacia 1504 hicieron una petición a Julio II, quien despachó la bula con una cláusula: que el obispo de Palencia lo fuese también de Valladolid, que ambas iglesias fuesen catedrales y que cada cabildo tuviese su hacienda aparte. Pero el abad de la colegiata de Valladolid, don Fernando Enríquez, no quiso dejar la abadía y el papa tuvo que suspender la bula de unión, Hac vice duntaxat El siguiente abad, Alfonso Enríquez, mantuvo la colegiata 30 años, hasta que en 1555, Pedro de la Gasca, obispo de Palencia, insistió en la unión mencionada ante el emperador. Así, en mayo de 1554, el Consejo Real dio una provisión en que mandaba a la ciudad de Palencia y al Cabildo de Valladolid que en un determinado tiempo alegasen las razones que pudieran tener para no realizar tal unión. Palencia envió sus procuradores. Al frente iba Francisco de Salas, procurador del Deán y Cabildo. Entre otros razonamientos alegó: […] querer hacer ahora una unión de dos iglesias catedrales, la una en un pueblo tan grande y tan rico, y que cada día va en tanto crecimiento como es Valladolid, y la otra de otra iglesia que está en tan pequeño pueblo y tan pobre como es Palencia es dar ocasión y hacer que del todo se olvide se deshaga y disminuya la iglesia y ciudad de Palencia, porque es harto verosímil que el obispo que por tiempo fuere de Palencia y Valladolid se querrá y preciará más intitular del mayor y más insigne pueblo que es Valladolid y no del menor y más pobre que es Palencia. Porque esto no parezca adivinar que no hay mejor regla o conjetura en lo porvenir que la experiencia de lo pasado, tenemos ejemplo harto claro en la ciudad de Baeza y Jaén, como después se ganó Jaén que son dos iglesias catedrales debajo de un obispo […]
  • 8. como Jaén es mayor, se ha quedado en olvido Baeza y solamente se llama obispo de Jaén, aunque la iglesia de Baeza sea catedral. […] Clemente VIII otorgó la bula Pro Excellenti que convirtió a Valladolid en sede episcopal con catedral. El procurador dio hasta ocho razonamientos más. Valladolid por su parte, pidió ser arzobispado y que Palencia fuese una de las iglesias sufragáneas, o que al menos se nombrara un obispo de Valladolid y Palencia, en ese orden, y que la renta de la abadía se gastase en la fábrica de la nueva iglesia. El Consejo Real resolvió el tema no por sí mismo, sino haciendo una consulta directa al rey que estaba en Flandes. El tiempo pasó sin resolverse nada, hasta que en 1595 y siendo obispo de Palencia Martín Aspi Sierra, se desmembró Valladolid, convirtiéndose en catedral con sede episcopal, con la aquiescencia de Clemente VIII en el reinado de Felipe II, que concedió esta gracia a su ciudad natal, venciendo así la majestad del rey. El rey había enviado como embajador en Roma al duque de Sesa, Antonio de Córdoba y Cardona, con el encargo de llevar a cabo las negociaciones con el papa Clemente VIII, que otorgó la bula Pro Excellenti del 25 de noviembre de 1595, haciendo a Valladolid sufragánea7 del Arzobispado de Toledo.8 Felipe II presentó como primer obispo de la nueva catedral a Bartolomé de la Plaza, magistral de la colegiata de Baza que fue ratificado y nombrado por el Papa, por bula del 18 de diciembre de 1596. El territorio de la nueva diócesis vallisoletana fue muy recortado para no inferir ni perjudicar las diócesis cercanas. El 16 de marzo de 1851, habiéndose celebrado el Concordato de 1851 con la Santa Sede (siendo papa Pío IX), la reina Isabel II pidió el título y dignidad de metropolitana para esta catedral. El Papa ejecutó la petición, otorgando la bula el 4 de julio de 1857. Ya no fue sufragánea de Toledo, y sí pasaron a serlo de ella las jurisdicciones de Ávila, Ciudad Rodrigo, Salamanca, Segovia y Zamora. El proyecto de Juan de Herrera [editar] Planta actual de la Catedral de Valladolid, con cada una de sus partes numeradas: 1.Capilla de San Juan Evangelista
 2.Capilla de Nuestra Señora de los Dolores
 3.Capilla de Nuestra Señora del Sagrario
 4.Capilla de San Fernando
 5.Capilla Mayor
 6.Capilla de la Magdalena
 7.Capilla de San José
 8.Capilla de San Pedro
 9.Capilla de San Miguel
 10.Sacristía
 11.Capilla de San Lorenzo
 12.Sala Capitular
 13.Capilla de Santo Tomás
 14.Ángulo del Claustro
 15.Capilla de San Blas y de San Juan Evangelista
 16.Torre de la Colegiata
 17.Capilla de Santa Inés
 18.Sala Nueva del Museo
  • 9. Los rasgos del nuevo templo son clasicistas, basados en las construcciones de la Antigua Roma que habían inspirado a la arquitectura del Renacimiento y a teóricos como Vitruvio, con su obra De Architectura.9 También se nota influencia manierista, sobre todo a través de los escritos de Sebastiano Serlio. La línea es pura, sin concesiones al adorno de ninguna clase. La única decoración del edificio es la puramente arquitectónica: cornisas, capiteles, pilastras o barandas. El proyecto tiene como referencia la nueva ideología que había inspirado el Concilio de Trento, que defendía el acercamiento de la Eucaristía al pueblo. Así, Herrera traslada el coro –que tradicionalmente se había colocado en frente del altar mayor bloqueando su visión– a la cabecera del templo, dejando un amplio espacio entre el crucero y la puerta sur de entrada por los pies. El coro, que rodearía el altar, estaría abierto a la nave del templo, con lo cual ambos serían perfectamente visibles por los fieles. Proyecto de Juan de Herrera para la fachada de la catedral de Valladolid, según Chueca Goitia. En resumen, el edificio de Herrera sería una gran iglesia de tres naves, con capillas entre los contrafuertes, siguiendo la disposición general y las proporciones de la planta de la colegiata trazada en 1527, cuyos cimientos pisaba, si bien la cabecera del edificio de Herrera sería recta. Así, la planta, como ha demostrado Fernando Chueca Goitia, se organiza en un rectángulo de proporción 2x1, (420x210 pies castellanos) encontrándose el crucero en el centro del mismo. El edificio poseería tres naves de cuatro tramos cada una desde los pies hasta el crucero y de otros tres tramos desde el crucero a la cabecera. El edificio está proporcionado por un método usado por los maestros tardogóticos españoles en las catedrales de Segovia o Salamanca: cada tramo de las naves laterales es cuadrado en planta y cada uno de los de la nave principal es un rectángulo de proporción sexquiáltera en planta cuyo lado menor es igual al lado del cuadrado que forma en planta un tramo de la nave lateral; también las capillas- hornacina se modulan por medio de rectángulos sexquiáteros: el lado mayor del rectángulo en planta de las mismas es igual al del cuadrado que forma en planta un tramo de la nave lateral. Así, un tramo de las naves laterales tiene una medida en planta de 40x40 pies castellanos, un tramo de la nave central en planta mide 40x60 pies (40x3/2 = 60) y las capillas hornacinas están inscritas en planta en un rectángulo de 40x28 pies (40x2/3 ≈ 28). Las secciones del edificio se proporcionan también en base a la proporción sexquiáltera. La nave central y las colaterales se separarían con grandes arcos de medio punto sobre pilares de sección cuadrada de 13 pies de lado con pilastras corintias adosadas, sobre las que cabalgaría un gran entablamento del mismo orden que abrazaría toda la nave central a la altura del arranque de las bóvedas, generando una potente sombra. La nave central se cubriría con una gran cañón corrido con lunetos y las laterales con bóvedas de arista, mientras que el crucero lo
  • 10. haría con una cúpula vaída (el cimborrio que aparece en algunos dibujos no se debe a Herrera y se añadió a los planes del proyecto avanzado el siglo XVII, buscando una silueta más movida y barroca al exterior). La luz entraría por la nave central por medio de grandes huecos termales que quedarían parcialmente ocultos por el entablamento, con lo que se haría la ilusión de que la bóveda flotaría sobre el entablamento, sin una unión física con resto del edificio. Planta ideal de la Catedral, según el proyecto de Juan de Herrera. Se observa el proyecto de gran iglesia de tres naves con crucero y coro abierto a los fieles, con el altar visible. En negro, se muestran las partes del edificio construidas, mientras que las no realizadas están rayadas. A línea de puntos se muestran los tres ábsides provisionales del siglo XVII que cierran actualmente los realizados. Abiertas a las naves laterales habría una serie de capillas-hornacinas entre los contrafuertes. En cuanto a éstas, si bien están, naturalmente, comunicadas con el templo a través de grandes arcos, se conciben como espacios más o menos independientes, con su propio foco de luz, un pequeño óculo; el muro de estas capillas, cubiertas con bóveda de cañón con lunetos, está animado por decoración de placas y hornacinas que modelan el potente muro de piedra. El arco de comunicación entre las capillas-hornacina y las naves laterales se configura en su alzado a estas últimas como un arco del triunfo con dos pares de pilastras dóricas que sujetan una tribuna a la que se abre, por medio de una pequeña puerta (que introduce la escala humana dentro de la escala colosal a la que está pensado todo el edificio para acentuar su grandeza), el espacio que existe sobre las capillas hornacinas, concebido para usos auxiliares, como archivo o biblioteca. En los dibujos de Herrera, en los exteriores, el cuerpo central y principal de la fachada de los pies (al sur), se concibe como el apilamiento de dos elementos de la arquitectura clásica: el arco del triunfo y el frente de templo. El cuerpo central se adelantaría notablemente al resto de la fachada, consiguiendo así una especie de vestíbulo o narthex a la entrada del templo. El piso bajo del cuerpo central, concebido como arco de triunfo con dos pares de columnas dóricas gigantes a los lados que apearían un potente entablamento dórico, cobijaría la puerta principal, adintelada y con guardapolvo; sobre este arco del triunfo se encontraría el segundo cuerpo, concebido a manera de un templo tetrástilo, aunque con el manierismo de sustituir las columnas por pilastras, que irían a plomo sobre las columnas del arco del triunfo del piso inferior. En el centro del cuerpo alto, entre las pilastras, si situaría una enorme ventana adintelada y con guardapolvo para iluminación del interior. Se coronaría con frontón triangular con remates de bolas en vez de acróteras. Además, los paños de muro de este cuerpo central estarían animados con hornacinas.10 . 蜉
  • 11. Planos originales de Juan de Herrera para la Catedral de Valladolid, custodiados en el archivo de la misma. Arriba, sección transversal con el claustro; en el centro, alzado lateral este y abajo, sección transversal por la nave mayor. En los extremos de la fachada se situarían dos torres iguales de planta cuadrada, con tres pisos separados por entablamentos apeados sobre pilastras dóricas pareadas dispuestas en las esquinas, siendo los dos primeros pisos macizos, con los lienzos del muro animados con hornacinas, adornos de placas y ventanas adinteladas, y el último cuerpo, donde estarían las campanas, abierto con un gran arco en cada cara de la torre, coronándose todo con una balaustrada con bolas a plomo de las pilastras y cúpula de media naranja con linterna y remate. Entre las torres y el cuerpo central adelantado se situarían sendos cuerpos de unión correspondientes a las naves laterales interiores y en los que se encontrarían las puertas de acceso a éstas, adinteladas y con guardapolvo. La fachada posterior no sería muy distinta a la principal, aunque no se adelantaría el cuerpo central ni el primer piso de este cuerpo tendría cuatro grandes columnas dóricas, sino pilastras, y no habría puerta. Las torres serían también más bajas que las de la fachada principal, pues tendrían sólo dos pisos, si bien semejantes en todo a los dos primeros de las torres principales, rematándose con una balaustrada con bolas y un chapitel piramidal de pizarra rematado con una gran esfera. En los alzados exteriores laterales, se encontraría en el centro la fachada del crucero, idéntica en todo al cuerpo central de la fachada principal, con su arco triunfal dórico abajo y su frente de templo arriba. En los extremos de los laterales se hallarían las torres y entre éstas y el crucero, se encontrarían los cerramientos de las capillas hornacinas y las dependencias auxiliares situadas encima de ellas. Este cerramiento se vería al exterior como un muro apilastrado rítmicamente, animado con las ventanas adinteladas de las dependencias auxiliares y con los óculos de las capillas y rematado por una saliente cornisa. Este muro dialogaría con las construcciones próximas a la Catedral por su altura moderada. Sobre él, aunque en un plano posterior, retrasado, se encontraría el cerramiento lateral de la nave central, más alta, con los contrafuertes en forma de arbotante invertido y los huecos termales que la iluminan, rematado con una gran cornisa y el tejado de pizarra. En su proyecto, Herrera tuvo en cuenta la posibilidad de un gran claustro procesional cuadrado de un solo piso de orden dórico, que iría unido a la nave oeste y que contendría dependencias como la sala capitular o la sacristía. La construcción de este claustro traería serias dificultades de tipo técnico y económico, pues por este lado del oeste del edificio había un importante desnivel que caía hasta el cauce del río Esgueva y por ello, parece que su construcción nunca se consideró seriamente.11 El edificio, al pisar la cimentación de la colegiata de 1527, se orientaría en un eje norte-sur, con la cabecera el norte, sin seguir la orientación canónica, ya en desuso en el siglo XVI, en el que pesaban más los valores urbanísticos a la hora de orientar las iglesias. Una vez terminado el estudio, Herrera puso los planos en manos de su discípulo y hombre de confianza, el arquitecto Diego de Praves.12 En 1587 tuvieron una
  • 12. entrevista de trabajo en Madrid. Es sabido que Juan de Herrera jamás estuvo a pie de obra de la catedral de Valladolid. Hay controversia entre los historiadores sobre si las trazas de esta catedral de Valladolid son un reflejo de la basílica de El Escorial.13 Evolución de las obras: siglo XVI [editar] El nuevo edificio no sólo trajo aires modernos en cuanto a arquitectura se refiere, sino también en la técnica y modo de trabajar, copiando el sistema llevado en las obras de El Escorial. En primer lugar, se organizó en el entorno un gigantesco obrador o taller que dio nombre a la vía abierta delante de la fachada: calle de la Obra. Se coordinó un equipo de picapedreros (que extraían la piedra en canteras cercanas, como la de Villanubla), carreteros, canteros, carpinteros y otros oficios. Hubo un grupo de trabajo integrado por profesionales de la construcción, cuya cabeza principal era Juan de Herrera, que había diseñado los planos y había ideado la fábrica, seguido por su hombre de confianza, Diego de Praves, como arquitecto director y supervisor que tenía a sus órdenes a un maestro mayor, Pedro de Tolosa, quien a su vez había nombrado a varios aparejadores, entre los que se encontraba su hijo, Alonso de Tolosa. Pedro de Tolosa murió en 1583, sucediéndole en la maestría mayor su hijo Alonso, que se mantuvo a pie de obra hasta 1588, año en que Diego de Praves se hizo cargo de la obra como arquitecto-director y maestro mayor. Diego de Praves replanteó todo el templo desde los pies hasta el crucero. Empezó la construcción por los pilares del lado del Evangelio y trató de embutir lo que se había construido de la colegiata gótica trazada en 1527 en el nuevo edificio. Sin embargo, los muros ya realizados del lado del Evangelio del templo de 1527 tenían una leve declinación en planta, lo que hacían problemático su aprovechamiento. Para solventar esto, Praves escribió una carta a Herrera en la que manifestaba esta cuestión, acompañándose de un plano donde se dibujaba lo que estaba hecho de la colegiata de 1527 y lo del nuevo edificio de Herrera. Solucionados estos problemas, los muros de la colegiata tardogótica se reaprovecharon, embutiéndolos en los de la obra herreriana. En 1589 se compró más piedra para labrar las basas y zócalos de los pilares interiores. En 1594 ya se estaban preparando los cimientos del crucero, que irrumpiría en el claustro de la anterior colegiata. Un año después, Felipe II iba a conseguir la sede episcopal para Valladolid, de manera que en plenas obras, el edificio pasó de seguir siendo una colegiata a ser ya una catedral. Sin embargo, faltaban todavía bastante años para su consagración, así es que la liturgia siguió celebrándose en el edificio de la antigua colegiata. En 1599, de Praves terminaba el sector del lado del Evangelio desde los pies hasta el crucero, aunque faltando la cubrición. Hacia 1600, empezaba la fachada principal (sur), haciéndose el gran arco de la misma en 1616. En los primeros años del siglo XVII se trabajaba realizando molduras y cornisas y construyendo el sector del lado de la Epístola desde los pies hasta el crucero, dejándolo también hasta el arranque de las bóvedas. El siglo XVII [editar]
  • 13. Bóvedas de la nave central de la Catedral, construidas por Francisco Tejerina entre 1662 y 1666. Puede advertirse también cómo el entablamento oculta los huecos de iluminación, con lo cual parece que la bóveda flota suspendida. En 1620 murió Diego de Praves, sucediéndole en la maestría de obras su hijo Francisco de Praves, con quien se terminaron las capillas del lado del Evangelio, haciendo sus bóvedas. En la década de 1620, Juan de la Rozadilla talló los capiteles corintios de las pilastras de la nave central y las molduras y modillones del entablamento de la nave. A la muerte de Francisco de Praves en 1637, tomó su puesto Juan de Répide, hasta 1661. Cuatro años más tarde, Sebastián Mardaz Colmenares, supervisado por Francisco Tejerina, cerró toda la nave de la Epístola con bóveda de arista y en 1662 se terminó la nave central, tapándola con bóveda de cañón corrido con lunetos y adornada con yeserías ajenas a las trazas de Herrera. Las obras se habían dilatado más de lo esperado, así que el Cabildo tomó la decisión de inaugurar la nueva catedral, aunque estuviera incompleta. El 26 de agosto de 1668, en una ceremonia de gran solemnidad, fue consagrada la parte construida de la nueva catedral, que se componía de las tres naves, las capillas del lado del Evangelio, una capilla en el lado de la Epístola y tres ábsides provisionales en el espacio en que se suponía iría el crucero. El siglo XVIII [editar] Los recursos económicos siguieron siendo escasos a pesar de las ayudas de los reyes y otras donaciones, por lo que las obras de la catedral o se paralizaban o continuaban lentas y sin grandes avances arquitectónicos. Ya entrado el siglo XVIII, se levantó la torre del lado del Evangelio, siguiendo las trazas de Herrera, aunque no demasiado fielmente. En 1713 se pudieron terminar las capillas del lado de la Epístola, todavía en estilo herreriano, a pesar de que venía imponiéndose el barroco. Sin embargo, el cuerpo alto de la fachada principal fue terminado al gusto de la nueva corriente artística, siguiendo las trazas del arquitecto Alberto de Churriguera. Los planos y dibujos de este arquitecto que se guardan en los archivos, distan bastante de la interpretación y hechura que dieron los maestros de obras correspondientes y los canteros, que no supieron estar a la altura. La fachada principal, con sus estatuas, fue terminada en 1733. Conclusión [editar] Las obras de engrandecimiento de la catedral quedaron interrumpidas en la mitad del proyecto de Herrera. Además, la torre que se había levantado a principios del siglo XVIII, se hundió en 1841, causando daños al edificio que tuvieron que ser reparados, aunque la torre jamás se volvió a levantar. A principios de año 1880, comenzó la construcción de la torre del lado de la Epístola, que finalizó en 1890, salvo el remate actual de la cúpula y la escultura del Sagrado Corazón de Jesús que se añadieron en 1923. Entre 1922 y 1928 se hicieron reformas interiores, entre otras la eliminación del coro de la nave central, la construcción de la tribuna del nuevo órgano, (para lo cual se desbarató parte del crucero que ya no servía como tal), bajo la dirección del arquitecto Ricardo García Guereta, y la instalación del retablo mayor de Juan de Juni.
  • 14. Entre 1962 y 1964 hubo un intento bastante afortunado de rematar en alguna medida el proyecto de Herrera allí donde había quedado inconcluso (siempre en la única mitad construida), rematando la parte alta del lado de la Epístola al exterior, y el primer cuerpo de la portada, que en teoría habría dado acceso al crucero, dirigiendo estos trabajos el arquitecto Anselmo Arenillas. En 1965 se restauraron las capillas de la antigua colegiata, salvadas de la demolición porque las obras de la catedral no prosperaron. En estas capillas se ubicó el Museo Diocesano Catedralicio. Arquitectura del edificio actual [editar] El edificio está sólo construido desde los pies hasta el crucero. De la otra parte, desde el crucero a la cabecera, sólo está realizada una capilla hornacina del lado del Evangelio y las cimentaciones de su simétrica del lado de la Epístola. Por ello, el edificio presenta hoy en día tres naves, separadas con grandes pilares de planta cuadrada que sujetan grandes arcos de medio punto, presentando sólo cuatro tramos cada una y rematándose en tres ábsides provisionales construidos en el siglo XVII, usando ladrillo, en el lugar donde debería haber estado el crucero. A los lados del conjunto de las tres naves existen ocho capillas hornacinas (cuatro a cada lado) cerradas con rejas, que guardan retablos barrocos, rococós y neoclásicos, además de alguna muestra de escultura funeraria. En el exterior, el edificio también sólo está concluido hasta el crucero, si bien falta una torre de la fachada principal, que se hundió en 1841, y la que actualmente se conserva, fue construida entre 1880 y 1890 y no es fiel en absoluto a las trazas de Juan de Herrera. Tampoco el cuerpo alto de la fachada principal (orientada al sur) es fiel a los planos herrerianos, pues fue diseñado por Alberto de Churriguera a principios del siglo XVIII. Fachada sur [editar] Vista del imafronte de la catedral. En el exterior destaca la portada de la fachada principal, que estaría situada entre las dos torres, de las cuales sólo existe hoy una, levantada en el siglo XIX sin seguir los planos de Herrera. Está resuelta como un colosal arco de triunfo de orden dórico y distribuida en tres cuerpos centrales bien definidos: El primer cuerpo, presenta cuatro columnas y dos imágenes de San Pedro y San Pablo situadas en dos hornacinas excavadas en los intercolumnios. En el centro y enmarcando la puerta de entrada hay un arco formado por dos pares de columnas que soportan la cornisa con metopas y que flanquean un arco de medio punto, dentro del cual se abre la puerta adintelada. No está bien ejecutada por los canteros que materializaron los planos de Herrera, pues, aparte de no adelantarse tanto el cuerpo central respecto al resto de la fachada como está reflejado en los planos del cántabro, el gran arco tiende a ser apuntado, habiendo sido diseñado como de medio punto. En el tímpano del arco se halla una imagen de la Virgen de la Asunción, titular de la
  • 15. catedral. Las esculturas de San Pedro, San Pablo y la de la Virgen fueron realizadas por Pedro Baamonde en el siglo XVIII cuando se edificó el segundo cuerpo de la fachada. Sobre los capiteles de las cuatro columnas, separando los dos primeros cuerpos, se asienta un arquitrabe con friso y cornisa. Escudo con el tema mariano del sol. Escudo sostenido por dos ángeles con las iniciales de María. Escudo con el tema mariano de la luna. El segundo cuerpo, edificado según las trazas de Alberto Churriguera en el siglo XVIII, presenta, en altura, las mismas dimensiones que el primero. Posee una gran ventana rectangular y adintelada, flanqueada por pilastras que continúan las columnas dóricas del cuerpo bajo, con los símbolos del Sol y la Luna entre ellas, temas marianos, realizados por el escultor salmantino Juan García Espinosa. Sobre la ventana se sitúa una cornisa que sirve de separación con el tercer cuerpo. Presenta una balaustrada interrumpida lateralmente por cuatro pedestales, perpendiculares a las columnas del primer piso, sobre los cuales se ubican las estatuas en piedra de los cuatro doctores de la Iglesia latina: San Ambrosio, San Agustín, obras del escultor Pedro Baamonde, San Gregorio y San Jerónimo, obras del escultor Antonio de Gautúa. El último cuerpo se remata con un triángulo concebido a modo de frontón en cuyo centro se ubica un escudo sostenido por dos ángeles que cobijan las iniciales de María. El tejadillo del frontón presenta cuatro pilastras barrocas, dos a cada lado, y otra de mayor tamaño en el vértice rematada con una cruz de hierro forjado. Los cuerpos laterales de la fachada presentan dos puertas que se abren a las las naves menores del interior de la catedral. Sobre estas puertas se encuentra un círculo en relieve y una cornisa sobre la cual se levanta otro cuerpo de poca altura con otro círculo en relieve, de tamaño menor, terminado con un adorno en voluta o roleo de estilo churrigueresco. Fachada oeste [editar] En este lado, el edificio está concluido hasta el crucero, aunque falta la torre de la fachada principal, hundida en 1841. De la fachada del crucero sólo están realizados la cimentación y los arranques de los muros, pero sin el revestimiento exterior. A esta fachada habría estado pegado el claustro diseñado por Herrera si se hubiera construido.
  • 16. Vista del edificio desde el oeste (plaza de Potugalete). Se ve el edificio herreriano concluido hasta el crucero, el muñón de la torre hundida en 1841 con la cornisa destrozada por el efecto de la caída de las piedras y las ruinas de la colegiata bajomedieval. 蜉 Vista, desde la plaza de la Universidad del cuerpo bajo de la fachada del crucero este, construido entre 1962 y 1964. Vista de la fachada oeste, con el crucero inconcluso y los muros sin su hoja exterior. Se ven los capiteles de las pilastras y el gran entablamento interior, que está al exterior por no haberse cubierto nunca esta parte del edificio. También aprecia el cerramiento de la nave con ladrillo y los tres ábsides del siglo XVII. Algunos autores han comparado el aspecto de esta construcción con el de las ruinas de la antigua Roma. Fachada este [editar] Sólo se habían construido hasta mediados del siglo XX la mitad baja del cerramiento exterior de las capillas-hornacina hasta el crucero, la parte alta que cierra la nave central, con sus contrafuertes en forma de arbotante invertido, y el exterior de una capilla-hornacina del sector de la cabecera, después del crucero, que quedaba aislada por no estar unida con el resto a raíz de que la fachada del crucero no estaba ni siquiera empezada. Entre 1962 y 1964, se reanudaron las obras con la idea de completar en parte el proyecto de Herrera bajo la dirección del arquitecto A. Arenillas, construyéndose la parte alta de las capillas del lado de la Epístola y el primer cuerpo de la fachada este del crucero. El resultado fue bastante satisfactorio. La fachada del crucero, semejante al cuerpo bajo de la fachada sur, presenta cuatro gruesas columnas, arco de medio punto que cobija la puerta de entrada y un entablamento con cornisa. Sobre este cuerpo existiría otro, que no está realizado, con una gran ventana flanqueada por dos pares de pilastras y coronado con frontón con bolas a modo de acróteras. Fachada Norte [editar] Nunca fue construida tal fachada. Aunque desde el exterior no puede verse, esta parte de la catedral es una mezcla entre las ruinas de la colegiata y zonas de lo que pudo ser el crucero de Herrera. Lo construido del templo herreriano se remata por este lado por con un muro de ladrillo que cierra la nave central a la altura del crucero y los tres ábsides que rematan las naves. Por encima se ven los muros sin terminar de lo que hubiese sido el interior del crucero, con el gran entablamento corintio, los capiteles y los huecos termales sin cerrar. Torres [editar] Artículo principal: Torres de la catedral de Valladolid
  • 17. Torre actual de la catedral, construida entre 1880 y 1890. La cúpula de coronación y la estatua monumental del Sagrado Corazón de Jesús fueron añadidas en 1923. Juan de Herrera había concebido para la catedral la construcción de cuatro torres, dos en las esquinas de la fachada de los pies y dos más bajas en las esquinas de la cabecera. Estas dos últimas nunca llegaron a construirse y de las otras dos sólo se levantó la del oeste. En su alzado, según los planos, las torres constan de tres cuerpos y se remata en media naranja y linterna. El tercer cuerpo había de servir como campanario. Entre 1703 y 1709 se levantó la torre del lado del Evangelio, siguiendo las trazas de Herrera y dirigiendo las obras el maestro de cantería Antonio de la Torre. Años más tarde, sustituyendo a la cúpula de media naranja pensada por Herrera, se le añadió un piso más, ochavado con huecos donde se albergaron las campanas, en un número mayor de lo previsto y rematado con cúpula de cascos y linterna. La torre empezó a dar problemas, y a lo largo del siglo XVIII se hicieron tres reparaciones, hasta que en el siglo siguiente, en 1841, se desmoronó toda la parte de arriba, arrastrando gran parte del tercer y segundo cuerpo. Las ruinas corrían peligro de desplome, así es que las autoridades se decidieron por su derribo hasta la altura del primer cuerpo, que se mantenía sólido y firme. A raíz de esta caída se proyectó el alzado de la otra torre del lado de la Epístola. Habrá que esperar hasta 1879 para que empiecen en serio las obras de la nueva torre. Las trazas de Iturralde se basaban en las de Juan de Herrera para la torre, con la alteración de la coronación ochavada, pero suprimiendo por economía el segundo cuerpo de la torre ideada por Herrera, es decir, el cuerpo que tenía en sus alzados dos ventanas superpuestas. Al terminarse el primer piso del cuerpo ochavado, se inauguró con solemnidad el 4 de abril de 1885. Hubo entonces numerosas críticas ante la escasa esbeltez de la torre y su poca altura, con lo que Iturralde se vio obligado a construir sobre lo edificado dos cuerpos ochavados más: uno con el reloj y otro con una nueva sala de campanas, similar a la del primer piso (ya construido en ese momento) del cuerpo ochavado. Todo esto se realizó entre 1886 y 1890, año en el que la torre se remató con un torpe tejado y un pararrayos.14 Por motivos económicos hasta bien entrado el siglo XX no se culminó la obra con la colocación de la estatua del Sagrado Corazón y la instalación del reloj. Interior [editar] Alzado de un tramo de la nave central, con los grandes pilares de 13 pies de lado y las pilastras adosadas que sujetan el gran entablamento. Al fondo se ve el cierre de las naves laterales, con las capillas hornacinas con su pequeño óculo de luz.
  • 18. El estilo de la catedral de Valladolid es purista y sobrio y se corresponde con el más típico clasicismo herreriano, lo cual se demuestra tanto en su arquitectura como en la decoración. La catedral presenta actualmente tres naves de cuatro tramos rematadas con ábsides en el lugar donde hubiese estado el crucero. En el interior, filas de pilares con pilastras adosadas de orden corintio sujetan hileras de arcos de medio punto.15 Las naves están cubiertas por bóvedas de arista. El crucero ideado por Herrera no existe como tal porque fue convertido en espacio para la capilla mayor y dos laterales. Solamente del crucero quedan construidos algunos muros y el cuerpo bajo de su fachada del lado de la Epístola, al Este; en la estancia llamada Vestíbulo del museo catedralicio puede verse el arranque de uno de los arcos torales que se iban a construir. El espacio de lo que pudo ser este crucero tiene la misma longitud que el ancho de las tres naves, por lo que no sobresale a los lados del templo. En sus extremos desemboca en dos portales pero sólo está realizado, con puerta de acceso y gran portada, el cuerpo bajo del correspondiente al lado este, como ya se ha dicho. Entre los contrafuertes de cada nave del templo se encuentran emplazadas cuatro capillas. Capilla mayor [editar] 蜉 Vista del interior desde la tribuna del órgano, a los pies de la nave central. Al frente la capilla mayor "provisional" del siglo XVII con el retablo de Juan de Juni. Se encuentra en el presbiterio, en el ábside central. Sus paredes están tapizadas con damasco carmesí y contiene el retablo mayor, obra de Juan de Juni, que fue trasladado desde la cercana iglesia de La Antigua, la sillería y un facistol del siglo XVII, obra de Cristóbal Ruiz de Andino. En el centro hay un altar adornado con un frontal que presenta un trabajo de repujado en plata, obra barroca del siglo XVIII. Los retablos [editar] La capilla mayor ha tenido tres retablos diferentes a lo largo de su historia. El primero fue colocado en 1670, el segundo en 1865 y el tercero en 1922, cuando por motivo de las obras en la iglesia de Santa María La Antigua se trasladó desde esta iglesia el retablo de Juan de Juni, que quedó definitivamente en la catedral. El primer retablo de 1670, era una especie de tabernáculo y fue construido por el ensamblador Pedro de Cea con esculturas de José Mayo y Pedro Salvador y una pequeña imagen de la Asunción que en el año 2008 se encuentra en la capilla de San Pedro. El segundo retablo, que sustituyó al anterior y que se mantuvo hasta 1922, procedía de la iglesia de Arrabal de Portillo, fue cedido por el cardenal-arzobispo de Valladolid Juan Ignacio Moreno el 6 de julio de 1865. Su instalación se celebró con Salve Solemne16 la víspera de la fiesta de la Concepción (según consta en las Actas Capitulares). Era un retablo dorado, con cuatro columnas salomónicas, al que se le
  • 19. añadió una pintura de la Asunción del pintor Zacarías González Velázquez, que fue ampliada en sus costados por el pintor vallisoletano Pablo Berasátegui, para amoldarse al hueco que ya tenía el retablo. En los intercolumnios del retablo estaban las imágenes de Pedro y Pablo. También había un lienzo apaisado con Santiago Apóstol. Tenía una tarjeta circular festoneada de nubes y cabezas de ángeles, que servían como marco al anagrama de María que era dorado sobre fondo de azul claro, acompañado de 4 jarrones perpendiculares a las columnas del tercer cuerpo. Detrás del tabernáculo había un nicho abierto en el muro y cerrado con verja de hierro; dentro había una urna de plata con la inscripción: Corpora S. S. in pace sepulta réquiem in spe. Este retablo barroco fue cedido en 1922 a la iglesia del monasterio de San Benito el Real, en Valladolid, donde actualmente se conserva, aunque la pintura de la Asunción de Zacarías González Velázquez se quedó en la Catedral, conservándose hoy en la Capilla de San Pedro Regalado. El tercer retablo, que es el que perdura, procede de la iglesia cercana de Santa María de la Antigua; fue necesario sacarlo de allí por motivo de las obras que se iban a realizar en esta parroquia en 1922. Es el retablo que Juan de Juni contrató para Santa María de la Antigua en 1546 además de seis sitiales adosados al mismo y formando un todo y que subsisten en la catedral tal y como lo concibió Juan de Juni. Historia de la creación del retablo de Juan de Juni [editar] El 12 de febrero de 1545, el escultor Juan de Juni se reunió con los canónigos y parroquianos de la iglesia de Santa María de la Antigua de Valladolid para concertar las condiciones para la elaboración del retablo mayor: condiciones, materiales, medidas, esculturas, temas, etc. El escultor se comprometía también a: […] pintar y estofar de oro, colores, todo muy bueno, y por mano de oficiales, los que mejor lo supieran hacer […] Se estableció un tiempo de seis años a partir de la firma del contrato (1546) y un precio de 2.400 ducados. Pero el acuerdo no pudo seguir adelante porque el escultor Francisco de Giralte entabló un pleito en contra de Juan de Juni, que duró hasta 1550, fecha en que la Chancillería se pronunció a favor de Juan de Juni. El proceso, del que se guardan todos los documentos y firmas de testigos y declarantes, fue largo y desagradable. El estudio exhaustivo que hizo José Martí y Monsó17 a la vista de todos los legajos sacó a la luz el origen de este pleito y el por qué de tanta insistencia, sobre todo por parte de los seguidores del escultor Giralte que se vio inmerso en esta historia como un simple instrumento sin demasiada convicción. Cuando la iglesia de Santa María de la Antigua repartió los edictos para poner en conocimiento la pretensión de un nuevo retablo, ningún artista se presentó salvo Juan de Juni que inmediatamente enseñó su proyecto. Todos estuvieron de acuerdo (el provisor Juan de Balboa puso algunas pegas por el gran coste que suponía) y la obra habría seguido adelante si no se le hubiera tratado de imponer a Juan de Juni una última condición que no aceptó: tenía que tomar como ayudante o colaborador para pintar el retablo al pintor Vázquez y a un cuñado de éste llamado Ribera, protegidos de algunos fieles parroquianos de bastante influencia. Juan de Juni no
  • 20. aceptó, alegando que puesto que se había comprometido a realizar la obra quería tener la libertad de escoger a sus pintores y salir fiador de ellos. Ante la negativa, los interesados consiguieron detener la ejecución del contrato y buscaron a Giralte para que presentara una nueva traza y exigiese que le otorgaran la ejecución del retablo. Aquí empezó el litigio que, como se ha dicho más arriba, terminó en 1550 sentenciando la Chancillería a favor de Juan de Juni. Descripción del retablo [editar] Capilla mayor, con la sillería de coro clasicista, el retablo de Juan de Juni procedente de La Antigua y el altar con frontal de platería. Las medidas y estructura del retablo se adaptaban perfectamente al ábside de Santa María de la Antigua para quien fue pensado y proyectado; en la catedral resulta ligeramente disminuido. Está considerado como una gran obra de Juan de Juni que expresó en él todo su saber clasicista, huyendo del encasillamiento convencional renacentista. Por eso puede verse como novedad cómo están divididos los compartimentos para las figuras aisladas y cómo los tableros de composición no se repiten simétricamente de arriba abajo sino que están intercalados en los distintos cuerpos. El retablo está dedicado a Santa María, por lo que presenta escenas de la vida de la Virgen y de Cristo. Está dividido en predela y tres cuerpos más el ático. En los dos primeros cuerpos las columnas de orden compuesto sirven de separación (o de marco) para las distintas figuras de santos esculpidas en busto redondo. Los fustes no presentan ninguna ornamentación de grutescos, como todavía se venía haciendo, siendo este detalle bastante criticado por algunos personajes de la época. El tercer cuerpo no tiene esculturas enteras sino relieves que sobresalen bastante, contrastando con los relieves del segundo cuerpo que están alrededor de las figuras y que sobresalen muy poco. En los intercolumnios se hallan las figuras de San Andrés, San José, San Joaquín y San Agustín. Tienen la originalidad de que la cruz de San Andrés se asoma por detrás de la columna, en el hueco siguiente y lo mismo ocurre con el báculo de San Agustín. En palabras de Martí y Monsó, el escultor Juan de Juni en esta obra llegó a dar: […] el sello especial de grandiosidad ampulosa, de movimientos decididos y violentos con semblantes expresivos, y conocimiento profundo de la anatomía artística […] Coro [editar] La Catedral de Valladolid atesora un archivo musical que está considerado como de los mejores del mundo en su género. En él se encuentran obras manuscritas e impresas (algunas de éstas últimas, de gran valor por los escasos ejemplares que se conservan) que van desde el siglo XV al XX. Muchas de las composiciones son obra de los Maestros de Capilla que ha tenido la colegiata y después catedral vallisoletana desde el Renacimiento hasta nuestros días. Entre ellos, destacan Francisco de
  • 21. Montanos en el siglo XVI; Manuel Gómez Camargo en el XVII; en el XVIII, José Martínez de Arce y Fernando Haykuens; en el XIX, Antonio García-Valladolid; Vicente Goicoechea a caballo entre el XIX Y XX y ya esta últia centuria, Julián García Blanco . 18 Al contrario que muchas catedrales españolas, en la actualidad, la sillería de coro no está colocada en la nave, sino en el presbiterio, mientras que el órgano se halla en una tribuna alta a los pies. Sin embargo, cuando se construyó el coro en 1667, se situó la sillería en el centro de la nave mayor, con los órganos a los lados, según costumbre de la arquitectura religiosa española, ocupando el segundo tramo por los pies de la nave central. La primera sillería que tuvo fue la proveniente de la antigua colegiata, de estilo tardogótico, realizada en el siglo XV. En el siglo XVII, hubo necesidad de hacer nuevos sitiales al pasar de la Colegiata gótica al templo herreriano. Esta sillería se utilizó hasta los primeros años del siglo XIX, cuando se sustituyó por otra, desmembrándose la tardogótica, que fue arrinconada y guardada en huecos de diversas capillas. Algunos de los paneles de madera finamente tallados que servían de respaldos, fueron utilizados como batientes de puertas19 y la silla abacial se llevó a la capilla del Palacio Arzobispal. En 1763 se empezó a colocar la reja costeada por el obispo de Valladolid Isidro Cosío y Bustamante. A principios del siglo XIX se amuebló el coro con la sillería que estaba en el coro alto de la iglesia del convento de San Pablo. Esta sillería, de estilo herreriano y realizada con maderas de gran calidad, fue mandada construir por el duque de Lerma, patrón del Convento de San Pablo, en el siglo XVII y sus autores fueron Francisco Velázquez y Melchor Beya, ambos de Valladolid. En el libro Becerro del convento de San Pablo puede leerse esta referencia: En mil seiscientos veintiuno y mes de Noviembre, se finalizó la sillería del coro, que se compone de cincuenta sillas altas y cuarenta y cinco bajas. Costó la hechura de cada par unas con otras, trescientos treinta ducados. Las maderas son de las indias portuguesas; costeó la obra el duque cardenal. Cuando en 1928 se desbarató el recinto del coro y la reja que lo cerraba fue vendida, se hizo la tribuna a los pies de la catedral, donde se instaló uno de los dos órganos, y los sitiales se llevaron al presbiterio, donde se colocaron en semicírculo apoyados en la pared. Actualmente siguen dispuestos de este modo. Se encuentran los sitiales distribuidos en dos grupos simétricos flanqueando al retablo de Juan de Juni. Existen en total 32 sillas altas y 22 bajas sin contar con los seis sitiales bajos que posee el propio retablo de Juni. Reja del coro [editar] El coro estuvo cerrado por una buena reja costeada por el obispo de Valladolid Isidro Cosío y Bustamante, que se empezó a colocar en octubre de 1763 y quedó instalada en diciembre de ese mismo año. Acabó su dorado en agosto de 1764. En el centro del segundo cuerpo colocó el Cabildo el escudo de armas del obispo Bustamante, en homenaje y agradecimiento a su donación. Llevaba la leyenda: Esta reja y rallar las dio el Ilmo. Sr. Don Isidro Cosío, obispo que fue de esta ciudad. Años más tarde este escudo con su inscripción fue sustituido por el del Cabildo.
  • 22. Reja del coro de la Catedral, actualmente expuesta en el Museo Metropolitano de Nueva York. La reja fue ejecutada en talleres de Elorrio y Elgóibar, en el País Vasco, siendo terminada en 1763. Tradicionalmente se ha venido atribuyendo su autoría a dos rejeros: Gregorio de Aguirre y Rafael de Amezua. Estudios más recientes dan por segura la autoría del artista Amezua perteneciente a una familia de rejeros de Elorrio. Parece que lo confirma la similitud de motivos en dos rejas firmadas por Rafael de Amezua destinadas a los lados del altar mayor de la catedral de Cuenca y otra de Gaspar de Amezua para el coro de la Iglesia de Santa María de Palacio, en Logroño.20 Teorías anteriores atribuían la obra a Gregorio de Aguirre,21 rejero y maestro arquitecto de Elgoibar.22 Era costumbre de los rejeros de Elorrio y Elgóibar depositar en Vitoria las piezas de las rejas una vez terminadas. Desde allí, cargadas en carretas, llegaron a Valladolid en cuya catedral fueron montadas y asentadas entre octubre y diciembre de 1763, bajo la supervisión del maestro rejero autor de la obra. El Cabildo invitó a los artífices a un ágape, lo que entonces se llamaba guantes para refrescar. En 1764 se llevó a cabo el dorado, probablemente por doradores segovianos que eran los más expertos en esta época. En 1928, con la remodelación hecha en la catedral, la sillería del coro volvió al altar mayor y se construyó una tribuna alta a los pies donde se ubicó el órgano. Por motivos económicos por la necesidad de seguir haciendo obras, el Cabildo vendió la reja (y otras obras de arte) que fue a parar a la Fundación Hearst. Esta fundación la donó en 1956 al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde se puede ver asentada sobre un banco de piedra. Tiene 3 puertas, 9 calles y 3 pisos. Las columnas son mitad torneadas y mitad abalaustradas (con abalaustramiento invertido), siguiendo un modelo típico del taller de Elorza. Tiene 64 balaustres cincelados. Un arquitrabe liso separa el primer friso con una cornisa de molduras. El coronamiento tiene ornamentación de espirales, óvalos y jarrones. Los órganos musicales de la catedral [editar] El 26 de agosto de 1668 se inauguró y consagró la catedral de Herrera, aun sin estar terminada. Un año antes se había situado el coro en la nave central, con la sillería gótica de la antigua colegiata. Posiblemente con la sillería, pasó al nuevo edificio el órgano de la colegiata, que databa de mediados del siglo XVI y que había sido reformado, o quizás totalmente reconstruido, hacia 1620. Sustituyendo a este instrumento, a finales del siglo XVII se construyeron sendos órganos que se colocaron a los lados del coro, cobijados bajo los grandes arcos que separan la nave central de las laterales. Los dos órganos fueron reformados en 1792, construyéndose una caja nueva neoclásica para el del lado de la Epístola. Ambos instrumentos respondían a la tipología de órgano barroco español, con una importante trompetería de fachada.
  • 23. Órgano Amezua en su emplazamiento actual, a los pies del templo, sobre su tribuna construida en 1928. También se ve el cancel churrigueresco de principios del siglo XVIII. Se tiene noticia de arreglos y reformas en los órganos barrocos a lo largo del siglo XIX. Sin embargo, a principios del siglo XX, la estética sonora barroca no gustaba por el cambio de las modas y además, los dos órganos catedralicios no se encontraban en buen estado. De esta manera, gracias a las gestiones del entonces Maestro de Capilla de la Catedral, Vicente Goicoechea, se realizó un nuevo órgano de estilo romántico en 1904, sustituyendo al órgano barroco del lado de la Epístola del coro, pero reutilizando su caja de 1792 y situándose en el mismo lugar. El nuevo instrumento fue construido por el importante organero vasco Aquilino Amezua (1847-1912), figura clave de la organería romántica española e introductor del órgano romántico en nuestro país. En 1907, se celebró un importante congreso de música sagrada en la Catedral y tuvieron lugar dos conciertos en este órgano de Amezua en los que tocaron los organistas españoles más destacados del momento, dando a conocer el repertorio romántico para órgano (Felix Mendelssohn, Alexandre Guilmant, Charles-Marie Widor, Léon Boëllmann...) que nunca antes se había interpretado en la Catedral, y la música de Johann Sebastian Bach, desconocida hasta entonces en Valladolid. En 1928 se desmanteló el coro bajo y el órgano barroco que aún se conservaba en el lado del Evangelio, fue vendido como chatarra, construyéndose una tribuna a los pies donde se colocaría el órgano que Amezua había realizado en 1904, con su caja neoclásica de finales del siglo XVIII. En 1933, a petición del Organista de la Catedral, se amplió y reformó el órgano con el dinero procedente de una donación anónima destinada a tal efecto. Los trabajos fueron realizados por Leocadio Galdós (discípulo de A. Amezua), adquiriendo el instrumento su actual configuración con tres teclados y pedalero, 34 juegos efectivos y alrededor de 2100 tubos; se trata de uno de los órganos más grandes de Castilla y León. Consola del órgano Amezua de la Catedral. Se observan los tres teclados manuales y el pedalero, así como los mandos de los registros. La caja de este órgano es muy sencilla de acuerdo con el gusto neoclásico; está rematada por un frontón con acróteras. La fuellería se oculta tras unos paneles del pedestal. Los capiteles de las pilastras son corintios y sostienen una cornisa con tallas en los intercolumnios. Los tubos que se ven en los costados son de adorno, pues la tubería cantante (como se conoce a los tubos que suenan) se extienden en varios castillos (castillo es la palabra con la que se conoce en organería cada uno de los grupos de tubos que adornan la fachada de un órgano)de la fachada principal de la caja.
  • 24. Este órgano se conserva en la tribuna de los pies de la catedral (año de 2008). Recientemente, se ha cambiado el antiguo motor-ventilador destinado a hinchar los fuelles por uno moderno y más silencioso. El instrumento se utiliza en las liturgias dominicales de la Catedral, sonando ocasionalmente en concierto. A lo largo de su historia, han dado conciertos en él grandes organistas españoles como Bernardo Gabiola, Víctor Zubizarreta, Miguel Echeveste, Jesús Guridi, José Manuel Azkue, José Enrique Ayarra o Esteban Elizondo. En el mes de diciembre del año 2005 el Arzobispado de Valladolid adquirió, con gran polémica, un órgano electrónico Allen que se encuentra cerca del presbiterio, destinado para acompañar al Coro Diocesano. Capillas de la nave del evangelio [editar] Planta de la Catedral de Valladolid, con las capillas de la nave del evangelio en color naranja: 1.Capilla de San Juan Evangelista
 2.Capilla de Nuestra Señora de los Dolores
 3.Capilla de Nuestra Señora del Sagrario
 4.Capilla de San Fernando Son las capillas que se encuentran a la izquierda, según se mira al altar. Son las siguientes: Capilla de San Juan Evangelista, Capilla de Nuestra Señora de los Dolores, Capilla de Nuestra Señora del Sagrario y Capilla de San Fernando Capilla de San Juan Evangelista [editar] Hacía las funciones parroquiales, ya que en su interior se encontraba la pila bautismal. Es una capilla de tamaño reducido, ya que se encuentra justo debajo de la antigua torre. Con el hundimiento de dicha torre, se procedió a rehacer su bóveda, imitando a la antes existente. Contiene en su interior un retablo neoclásico, realizado por por Jorge Somoza en 1846, que se organiza a modo de arco del triunfo, con cuatro grandes columnas corintias. Dicho retablo fue encargado para reemplazar al anterior, de 1714 y obra de Pedro de Rivas, que se destruyó al hundirse la torre. Acoge una escultura del santo titular del siglo XVII. Además, hay varios lienzos y parte de la antigua sillería del siglo XV procedente de la colegiata. La capilla se cierra con una reja del siglo XVII, rematada con crestería barroca tallada en madera. Capilla de Nuestra Señora de los Dolores [editar] Formaba parte del antiguo patronato de la familia de los Velarde, siendo bendecida la capilla en 1630. Posee un gran retablo barroco dorado, datado hacia 1700, con estípites y un gran tabernáculo, adornado con espejos. En el retablo se encuentran pequeñas esculturas coetáneas al mismo. Flanqueándolo, se hallan dos hornacinas que contienen los relicarios de la Catedral, del siglo XVII. En un lado de la capilla se halla un retablo de estilo rococó, realizado en 1776, para conmemorar el nacimiento de San Simón de Rojas en 1552, en una casa que se encontraba, antes de la construcción de la actual catedral, en el lugar que hoy ocupa esta capilla; contiene una pintura que representa un pasaje de la vida del santo. En el lado opuesto a este
  • 25. último retablo, se halla el monumento sepulcral del fundador Juan Velarde (fallecido en 1616), de estilo clasicista, con cuatro columnas dóricas entre las que se encuentra el sarcófago; también existe un retrato del fundador, obra de gran calidad, atribuida al pintor Francisco Martínez. Aquí se encuentra en la actualidad la pila bautismal de la Catedral. Hay además varios lienzos. La capilla se cierra con una reja del siglo XVI, quizás procedente de la colegiata, y colocada aquí en 1674. Capilla de Nuestra Señora del Sagrario [editar] En esta capilla se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Sagrario, una escultura de la Virgen con el Niño, de pequeño tamaño realizada en piedra y que data del siglo XV; se encontró emparedada en 1602, durante el transcurso de unas obras en la colegiata. El Cabildo la eligió como su patrona y la colocó en esta capilla, terminada en 1624. La imagen se encuentra en un retablo neoclásico de principios del siglo XIX. Se encuentran además dos lienzos de Manuel Peti, realizados en 1700, varias pinturas y esculturas de santos del siglo XVII, entre ellas, una buena imagen de la Virgen del círculo de Francisco del Rincón, y dieciocho sitiales de la antigua sillería tardogótica. Se cierra la capilla con una reja de hierro realizada antes de 1655. Capilla de San Fernando [editar] Fue fundada en 1585 por Juan de Santisteban, pero debido a la lentitud de la marcha de las obras del templo herreriano, la capilla no se materializó hasta casi noventa años después. En su interior, se halla un retablo salomónico de 1680, obra de Pedro de Cea, que se organiza por medio de cuatro columnas salomónicas entre las que se encuentra una escultura de San Fernando tallada por Alonso de Rozas. También existe un retablo dedicado la Inmaculada, situado antes en el trascoro desmantelado en 1928, que contiene una serie de pinturas de Felipe Gil de Mena. Se cierra con una reja de 1678. Capilla del ábside [editar] Sepulcro del conde Pedro Ansúrez, señor y repoblador de Valladolid. Remata la nave del Evangelio y notablemente más baja que ésta. Fue construida en el siglo XVII de manera provisional, usando ladrillo y yeso. Posee planta ochavada y se decora en el interior con varias molduras y ménsulas de estilo barroco. En esta capilla, se encuentra el mostrador donde se despachan los billetes para entrar al Museo Diocesano y Catedralicio; también se encuentran, además del sepulcro del Conde Ansúrez, algunas obras de arte como el retablo neoclásico formado por una tabla del siglo XVI con el tema de la Crucifixión cuyo autor es el flamenco Miguel Coxcie, que trabajó bastante durante el reinado de Felipe II. Sepulcro del conde Ansúrez [editar] En la pared oeste, y justo detrás del mostrador, está el humilde sarcófago del conde Ansúrez, rodeado de una sencilla reja de hierro que tiene en su centro un pequeño escudo con las armas del conde. Sobre la lápida se encuentra una tosca escultura de madera representando al conde en posición supino-horizontal, con casco y
  • 26. armadura. El conde fue enterrado, según sus deseos, en la antigua colegiata fundada por él, y sus restos fueron trasladados a este lugar en 1674. En el hueco del nicho se puede ver una tabla del siglo XVI pintada con el tema de San Miguel, que recuerda la cofradía de Escuderos fundada por el conde Ansúrez. En los costados se repiten los escudos y debajo están colocadas dos tablas procedentes del primitivo enterramiento de la colegiata pintadas de blanco y escritas con unos versos que elogian las buenas cualidades de Ansúrez. El historiador Juan Antolínez de Burgos, en su Historia de Valladolid, cuenta que en el año 1556, al abrir el sepulcro para reparar el arco, se halló su cuerpo armado con su espada y espuelas, tal y como se ve en su escultura. Capillas de la nave de la epístola [editar] Planta de la Catedral de Valladolid, con las capillas de la nave de la epístola en color naranja: 6.Capilla de la Magdalena
 7.Capilla de San José
 8.Capilla de San Pedro
 9.Capilla de San Miguel Son las capillas que se encuentran a la derecha, según se mira al altar. Son las siguientes: Capilla absidal, Capilla de San Pedro Regalado, Capilla de San José, Capilla de San Pedro Apóstol, Capilla de San Miguel y por último. Capilla de San Miguel [editar] Realizada en 1712, se encuentra bajo la torre realizada entre 1880 y 1890. Su reja data también de 1712. El retablo, barroco y adornado con cornucopias de estilo churrigueresco, fue realizado en 1714 por Pedro de Rivas, y su escultura titular, probablemente también fue obra de Pedro de Ávila. Capilla de San Pedro Regalado [editar] Originalmente dedicada a la Magdalena, fue realizada en 1712, y cambió su advocación en 1843 por la de San Pedro Regalado, en honor al santo local. En uno de sus lados, en un retablo neoclásico con frontón triangular, contiene un lienzo neoclásico de la Asunción, obra de Zacarías González Velázquez; enfrente de este retablo existe otro con un lienzo que representa a la Virgen entregando el niño a San Antonio de Padua, obra de Alonso del Arco. No se conserva el retablo titular realizado en 1714, pero sí la Magdalena, posiblemente realizada por Pedro de Ávila, que se guarda en otras dependencias catedralicias. Actualmente, el retablo que posee la capilla, de estilo rococó, con dos columnas corintias de fuste adornado, acoge un gran lienzo con el tema de San Pedro Regalado resucitando para dar de comer a un pobre, del pintor italiano Placido Costanzi datado en la primera mitad del siglo XVIII. La reja que remata la capilla data del año 1712. Capilla de San José [editar] Contiene las esculturas funerarias de la familia Venero y Leyva, provenientes de la Capilla de Santa Catalina del Convento de San Francisco, atribuibles a Francisco del
  • 27. Rincón y realizadas en alabastro. Su retablo mayor, de estilo barroco, con estípites y dorado, data de 1712, siendo la imagen titular atribuida a Pedro de Ávila. Cuenta con una serie de lienzos, varios de ellos copias de cuadros de pintores como Tiziano y Rafael. Su reja fue realizada en Vitoria en 1712, siendo realizada su cornisa por Alonso del Manzano. Capilla de San Pedro Apóstol [editar] Se terminó su realización en 1712, siendo colocado su retablo, también barroco y con estípites, dos años más tarde. Su escultura titular es atribuible a Pedro de Ávila. Cuenta con una escultura de la Asunción. Contiene además dos pequeños retablos salomónicos, procedentes de la antigua iglesia de San Esteban, en Portillo, hoy desaparecida. Su reja data del siglo XVI, siendo recompuesta dos siglos más tarde. Se encuentran además una serie de pinturas de santos, todas ellas del siglo XVII. En esta capilla y la anterior se encuentra actualmente una colección de doce hacheros de bronce realizados en Barcelona en el siglo XVIII. Capilla del ábside [editar] Es ochavada, construida con ladrillo y yeso, adornada con algunas molduras y ménsulas de estilo barroco y totalmente enlucida. Posee un retablo neoclásico, idéntico al de la capilla absidal del lado del Evangelio, que acoge un gran lienzo sobre el tema de la Transfiguración, obra atribuida a Lucas Jordán. A través de la capilla se realiza el ingreso al templo a través de la fachada este, a la plaza de la Universidad, cerrándose con unas puertas de estilo rococó, muy deterioradas, procedentes de la Iglesia del monasterio de San Benito el Real de Valladolid, donde originalmente cerraron el trascoro de esta iglesia. Llegaron a la Catedral en 1866. Sacristía [editar] La sacristía de la catedral era la antigua capilla de la Inmaculada, la única construida del sector de la cabecera después del crucero. Fue patronato de don Pedro de Arce, pero que fue habilitada en 1960 como sacristía. Se construyó en 1655, y de dos años más tarde es su reja. Contiene una serie de pinturas originales y copias, varias tablas con piezas en cobre y un retablo neoclásico con un cuadro de la Anunciación, obra de Bartolomé de Cárdenas. Contiene también una sencilla cajonería neoclásica de principios del siglo XIX. En dependencias contiguas se halla una serie de retratos de los Obispos y Arzobispos vallisoletanos desde Bartolomé de la Plaza hasta nuestros días. Sala capitular [editar] Se encuentra integrada entre las capillas de la antigua colegiata. Fue construida en el siglo XVII, usando parte de una crujía del claustro colegial. Se cubre con bóveda de cañón con lunetos y yeserías. Posee una sillería barroca tallada en 1764 para el coro alto la iglesia del monasterio de San Benito el Real de Valladolid y trasladada a la Catedral en 1867. Además, contiene varias pinturas, y esculturas, dos de ellas traídas de San Pablo de la Moraleja.
  • 28. Monopolio de la catedral sobre la cartilla de doctrina cristiana [editar] Artículo principal: Cartilla de la doctrina cristiana Felipe II extendió una Real Cédula concediendo a la catedral el privilegio de venta de la cartilla de doctrina cristiana. La cartilla de doctrina cristiana era un librito donde venía resumido lo esencial de dicha doctrina. Los niños aprendían a leer en este cuadernillo a través de las plegarias y oraciones más simples y los puntos más importantes de la doctrina cristiana. Había también unas páginas dedicadas a lo más básico del cálculo matemático. En el siglo XVI proliferaron estas cartillas de tal manera que algunos historiadores le llamaron el siglo de las cartillas o de los catecismos de Doctrina Cristiana.23 La venta de esta cartilla llegó a ser monopolio de la catedral de Valladolid, a partir de una petición hecha por el Cabildo al rey Felipe II, para sufragar las interminables obras de acabado de la catedral. Felipe II escuchó la petición y extendió una Real Cédula el 20 de septiembre de 1583 concediendo el privilegio, inicialmente por 3 años, que más tarde prorrogaría y que después prorrogarían los reyes sucesores hasta llegar a Carlos III, que el 7 de septiembre de 1779 concedió la última prórroga por 40 años, a pesar de que el Cabildo le había pedido perpetuidad: Si V.A. no se digna a perpetuar el privilegio, poco a poco se irá arruinando el edificio. En el archivo de la catedral de Valladolid se conservan los documentos en que se da noticia de la primera petición, de las razones para esa petición, de la finalidad que tendrán los beneficios obtenidos (siempre y en único lugar las obras de la catedral), de las condiciones de impresión; sólo se podía imprimir en Burgos, Valladolid, Salamanca, Madrid y Sevilla y siempre con licencia del Cabildo vallisoletano: Mandamos (el rey) que […] persona alguna, sin nuestra licencia no pueda imprimir ni vender la dicha cartilla ni otra alguna... Se expresan así mismo los castigos y multas que caerán sobre las personas que desobedezcan estos mandatos: Sopena que el que la imprimiere y vendiere, aya perdido y pierda todas y cualesquiera cartillas y moldes y aparejos que de ella tubiere y mas incurra en pena de cincuenta mil mrs. por cada vez que lo contrario hiciere… A pesar de todos estos mandatos hubo muchas infracciones de las que se queja constantemente el Cabildo. Los ingresos que se obtenían de este privilegio eran bastante sustanciosos pero no llegaban en absoluto a cubrir gastos para la catedral, que se nutría principalmente de limosnas y de otros impuestos beneficiarios, como el cobro de un cuarto por cada persona que acudiera al teatro.24
  • 29. El comercio de las cartillas se extendió a América, siendo el único producto manufacturado en el que Valladolid tuvo contacto comercial en el siglo XVI con el Nuevo Mundo. De América se obtuvieron muy buenos beneficios. Influencia [editar] Debido a la influencia de Juan de Herrera y a la similitud de la filosofía de su construcción con la ideología de los Austrias Mayores, la catedral de Valladolid fue muy imitada en la arquitectura religiosa del siglo XVII. Su influencia está presente en la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid así como en las catedral de México y Lima. Véase también [editar] Cronología de la Catedral de Valladolid León de la catedral de Valladolid Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid Referencias [editar] 1. ↑ Las jurisdicciones durante la Edad Media en España venían determinadas por el régimen feudal y estaban formadas, física y jurídicamente, por el conjunto de tierras sobre las que el señor ejercía su autoridad. 2. ↑ El texto de esta Carta de Fundación tanto en latín como en castellano puede verse (además del original que está en los Archivos) en la obra citada de Manuel Canesi, Tomo I página 220 a 225. 3. ↑ Esto pudo suceder entre 1580-1582; no se tiene una referencia exacta. 4. ↑ Se refiere a la consagración del rango de catedral que sustituyó al de colegiata, no a la consagración del edificio como catedral nueva, ya que eso tuvo lugar más adelante, el 26 de agosto de 1668. 5. ↑ Fue por causas políticas y desavenencias con el rey Alfonso VI. 6. ↑ Pascual |Martínez Sopena, Una historia de Valladolid. 7. ↑ La condición de sufragánea implicaba el sometimiento a la autoridad del Arzobispado de Toledo, careciendo de jurisdicción eclesiástica propia. Además, llevaba aparejada la obligación de aportar una parte de los recursos obtenidos entre los fieles o en virtud de la explotación de sus bienes, a Toledo. 8. ↑ Las fechas son dispares según distintos autores: 21 de mayo de 1595, 25 de noviembre de 1595, 25 de septiembre de 1595. 9. ↑ Wikisource en latín contiene una copia de De architectura. 10. ↑ Herrera consiguió aquí su deseo de resaltar la parte central donde va la puerta, cosa que no había podido realizar en la fachada del patio de los Reyes en El Escorial.