1. EDAD DE LOS METALES:
La Edad de los Metales es una de las dos grandes etapas
tecnológicas en las que tradicionalmente se ha subdividido la
Prehistoria euroasiática. Es el período que siguió a la Edad de
Piedra y durante el cual el hombre empezó a fabricar
instrumentos de metal fundido. La existencia de procesos
metalúrgicos es indispensable para establecer la adscripción de
una cultura arqueológica a esta etapa,ya que los metales nativos
eran martilleados desde las fases iniciales de Neolítico. Siguiendo
este criterio, la Edad de los Metales comenzaría con las primeras
evidencias de fundición de cobre y acabaría con la progresiva
entrada en la Historia de cada región. En Mesopotamia y Egipto
coincide ya con el desarrollo de la escritura.
Esta etapa en Eurasia se ha subdividido tradicionalmente en Edad
del Conbre o Calcolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro. De
manera simplificada, el Calcolítico coincide en la mayor parte de
Europa con la segunda mitad del IV milenio a. C. y casi todo el III
milenio; el Bronce correspondería al II milenio a. C.; y el Hierro con
el I milenio a.C., época en la que el continente entró en la
Historia.
EDAD DEL COBRE:
El cobre, junto con el oro y la plata, es de los primeros metales
utilizados en la Prehistoria, tal vez porque, a veces, aparece en
forma de pepitas de metal nativo. El objeto de cobre más
antiguo conocido hasta el momento es un colgante oval
procedente de Shanidar (Irán), que ha sido datado en niveles
correspondientes al 9500 a.C, o sea, a principio del Neolítico. Sin
embargo, esta pieza es un caso aislado, ya que no es hasta 3000
3. con carbón de leña. Con el calor las impurezas van liberándose
en forma de monóxido y dióxido de carbono, reduciendo el
mineral a un cobre relativamente puro; al alcanzar los 1000 ºC, el
metal se licúa depositándose en la zona inferior del horno. Un
orificio en el fondo del horno permite que el líquido candente
fluya hacia el exterior, donde se recoge en moldes; parte de la
escoria queda en el horno y las impurezas del mineral flotan en el
metal fundido, por lo que es fácil eliminarlas con un utensilio
llamado escoriador.
La técnica del cobre no tardó en
difundirse por todo el Próximo Oriente
, coincidiendo con el nacimiento de las
primeras civilizaciones históricas de la
zona, principalmente Sudameria y el
Antiguo Egipto; pero muchos estudiosos consideran que pudo
inventarse en fechas muy parecidas en otras partes del Viejo
Mundo. Concretamente en Europa hay un avanzado núcleo
calcolífico en los Balcanes que incluye ocasionalmente objetos
de cobre fundido entre sus hallazgos del IV milenio a.C . (cultura
Gulmenita) y todo parece apuntar hacia una invención local.
Durante el siguiente milenio y también con carácter autóctono se
detectan procesos metalúrgicos en poblados fortificados del sur
de la península Ibérica, como Los Millares o Vila Nova de Sao
Pedro. Estos primeros metales se difundieron por la Europa central
y mediterránea durante el III milenio a.C., asociados al vaso
campaniforme y a la cerámica cordada
En Asia central u oriental no puede hablarse de una Edad del
Cobre con entidad suficiente, dada su corta duración, ya que el
desarrollo de la metalurgia en lugares como la India o China
comenzó realmente con el bronce.
EL BRONCE:
4. Es el resultado de la aleación de y cobre y estaño en una
proporción variable (en la actualidad se le añaden otros metales
como el cinc o el plomo, creando los llamados bronces
complejos). La cantidad de estaño podía variar desde un 3% en
los llamados «bronces blandos», hasta un 25% en los llamados
«bronces campaniles» (a mayor cantidad de estaño, más
tenacidad, pero también menos maleabilidad): en la Prehistoria
la cantidad media suele rondar el 10% de estaño.
Fueron los egipcios los primeros en añadir estaño al cobre, al
observar que éste le daba mejores cualidades, como la dureza,
un punto más bajo de fusión y la perdurabilidad.
La técnica de trabajo del bronce es virtualmente
idéntica a la del cobre, por lo que no vamos a incidir en ello (la
única dificultad reside
en exceder la temperatura adecuada,
lo que podría provocara que el mineral
se echase a perder por oxidación). A
título de comparación se pueden confrontar el cobre puro, el
cobre arsenical y el bronce (con un 10% de estaño) en la tabla
de correspondencia que muestra la dureza relativa de los
metales.
El empleo del bronce se inició en Mesopotamia. Coincidiendo
con la transición del III milenio a.C. al II en el Próximo Oriente se
implantó la aleación de bronce y se establecieron las bases de
las primeras sociedades estatales complejas, que comenzaron a
generar una gran demanda de estaño. Los metalúrgicos de estas
áreas, para satisfacer ésta y la de otros metales preciosos,
debieron de convertirse también en exploradores (a la búsqueda
de minas) y comerciantes (que ofrecían sus productos a cambio
de las preciadas materias primas). Los sumerios (y sus sucesores),
por ejemplo, carecían por completo de minerales metálicos y se
sospecha que los importaban de los montes Zagros y del
Cáucaso.
5. EL HIERRO:
Su utilización práctica comenzó 7000 años más tarde que el
cobre y 2500 años después del bronce. Este retraso no se debe al
desconocimiento de este metal, puesto que los antiguos
conocían el hierro y lo consideraban más valioso que cualquier
otra joya, pero se trataba de «hierro meteórico», es decir,
procedente de meteoritos.
Aunque durante milenios no hubo
tecnología para trabajar minerales ferrosos,
en el III milenio .C. parece que algunos lo
consiguieron: en las ruinas arqueológicas de
Anatolia aparecieron varias piezas de hierro
artificial, entre ellas un alfiler, una especie
de cuchilla y una espléndida daga con la
empuñadura de oro. En el segundo milenio
destacan un hacha de combate
descubierta en Ugarit y, de nuevo, una daga con la hoja de
hierro y una exquisita empuñadura de oro, que formaba parte del
ajuar funerario de la tumba de Tutankamón. Las materias primas
de estos primeros herreros debieron ser minerales como el
hematites , limonita o magnetita, casi todos óxidos de hierro que
ya eran utilizados para otros fines en la Prehistoria, por ejemplo
para ayudar a eliminar impurezas de la fundición del cobre o
como colorantes. De hecho se sospecha que en los hornos de
6. fundición de cobre y bronce pudieron generarse pequeños
residuos de hierro casi puro, a partir de los cuales comenzaría el
conocimiento de la verdadera siderurgia. Hay antiguos hallazgos
de hierro fundido por el hombre desde Siria a Azerbaiyán.
Fabricar hierro seguía un procedimiento muy distinto al del cobre
y el bronce (para empezar el metal no se licuaba), primero
porque había que conseguir hornos con gran capacidad
calórica: el mineral machacado debía estar totalmente rodeado
de carbón de leña (que se consumía en enormes cantidades) y
numerosos fuelles que, a través de toberas, insuflaban oxígeno
continuamente. El mineral debía ser precalentado en un horno y
por medio de golpes se eliminaban algunas impurezas; luego se
llevaba al estado incandescente, en un segundo horno, hasta
obtener una masa denominada hierro forjoso, altamente impuro,
por lo que volvía a ser golpeado en caliente para refinarlo.
Después de un largo y repetitivo proceso de martilleo y
calentamiento, evitando que el hierro se enfriase, se obtenía una
barra forjada, bastante pura, resistente y maleable. Para las
armas y ciertas herramientas, el hierro se templada enfriándolo
bruscamente en agua, lo que provocaba cambios de la
estructura molecular y una mejor absorción de carbono. Los
testimonios más antiguos del proceso de templado del hierro
candente se han hallado en Chipre y datan de 1100 a.C.
Evidentemente, las instalaciones y herramientas de los herreros
eran muy diferentes a las de los broncistas. El bronce siguió siendo
un metal esencial para las antiguas culturas, sirviendo en campos
diferentes en los que no se podía o no se sabía aplicar la