3. “ Lágrimas de Eros” es una exposición que se basa en un argumento temático. Alude al título del último ensayo del escritor francés Georges Batille “ Lágrimas de Eros ”, publicado en 1961 , una digresión acerca del amor y la muerte.: Georges Bataille estudió la certeza de que en el orgasmo experimentamos una anticipación de la muerte definitiva. “ Un primer paso de abrir la conciencia a la identidad del orgasmo –la petite mort (la pequeña muerte)- y de la muerte definitiva” . La exposición desarrolla alguna de las ideas de Georges Bataille sobre el erotismo.: la íntima relación entre los mitos de Eros (la pulsión sexual en el amor) y Tánatos (el instinto de la muerte) . Explora igualmente la dialéctica entre amor y muerte, deleite y dolor, prohibición y transgresión y la identificación entre el amor erótico y el sacrificio religioso . El argumento narrativo de la exposición permite hacer un recorrido por las diversas formas de expresión de la historia del arte sobre los mitos del amor y la muerte, desde el Renacimiento y el Barroco en los siglos XVI y XVII al Romanticismo y el Simbolismo del siglo XIX y a la creación contemporánea, con fotografías y vídeos de artistas vivos. Dada su afinidad con la experiencia de lo sagrado, parece natural aproximarse al erotismo a través del mito , como lo hizo Georges Bataille en tantas ocasiones.: mitos de la antigüedad clásica y mitos eróticos que se han formado también desde y en la cultura cristiana . Eros, el dios del amor carnal, llena con sus hazañas toda la literatura griega y romana. Su reino pareció olvidarse con el asentamiento del cristianismo a lo largo de toda la Edad Media. Pero en el Renacimiento de los siglos XV y XVI asistimos a eso que los historiadores del arte llamaron “ el renacimiento de los dioses paganos ”. Pero el Renacimiento no es el único periodo en el que los dioses retornan, ni los dioses paganos los únicos protagonistas de un retorno. También los mitos bíblicos han muerto varias veces y han regresado de la muerte con una nueva visión.
4. Para explorar la íntima relación entre Eros y Tánatos la exposición dispone las figuras mitológicas en un itinerario casi narrativo que avanza de la inocencia a la tentación, de la tentación a los suplicios de la pasión y de ellos a la expiación y la muerte. Las secciones en el Museo Thyssen Bornemisza exploran el reino de Eros, estudian los peligros mortales de la atracción erótica. En las secciones en la Fundación Caja Madrid es la muerte misma la que se ve erotizada, es el reino de Tánatos. La muerte considerada bajo un doble aspecto.: suavizada y embellecida como hermana del sueño, o bien, presentada con rasgos terroríficos. La naturaleza de Eros que se despliega en esta exposición es, según la clásica interpretación de Sigmund Freud, perversa polimorfa , puesto que incorpora las miradas masculina y femenina, la atracción heterosexual y homosexual y saca a la luz una amplia variedad de filias.: Aquafilia , pasión por el agua (los mitos de Ofelia, Hilax y las ninfas o las sirenas), tricofilia u obsesión por la cabellera, el fetichismo clásico freudiano en busca de sustitutos fálicos (serpientes, puñales, espadas…..), el voyeurismo, el exhibicionismo, el masoquismo y el sadomasoquismo, la agalmatofilia o fascinación por las muñecas y maniquíes, el vampirismo y el canibalismo, la necrofilia o fascinación morbosa por la muerte, la somnofilia , por su hermano menor el sueño. Estas manías eróticas aparecen en la exposición enlazadas en una corriente de motivos visuales que se transforman unos en otros. Pero la matriz de todas las imágenes de Eros es el agua, el agua que encarna la fluidez de la líbido.: Venus nace de las olas del mar, sale una línea ondulante que se transforma en cabellera femenina y en la serpiente compañera de la mujer desde Eva hasta Cleopatra. Cabellera femenina y serpiente se convierten luego en ataduras y cadenas que esclavizan a San Sebastián y Andrómeda, y en los brazos de los amantes que se enlazan y se encadenan mutuamente. El agua, las olas, el cuerpo ondulante, la cabellera, la serpiente y las ataduras dibujan la figura siempre igual y siempre cambiante de Eros.