1. P E R I ÓD I C O D E L I B R O S
Lecturas C r í t i c a s
El rey y el pueblo: La historia política hoy.
Cesar Miguel Rondón: El libro de la salsa.
Germán Espinosa, Antonio Samudio, Héctor Abad Faciolince,
Jorge Franco Ramos, Raúl Gómez Jattin,
Pemán-R, Luis Fayad, Carlos Arturo Truque, Ciro Guerra.
Año 2 - Número 2 - Abril - Junio de 2005 - ISSN: 1657-0650 - Periódico trimestral de distribución gratuita
2. Director: Carlos Andrés Almeyda Gómez Darío Ortiz Robledo (Ibague, Colombia, 1968). Uno de los
artistas contemporaneos más destacados a nivel internacional.
Editor: Juan Carlos Gonzalez Franco Autodidacta, expuso desde la edad de quince años su pintura
Coordinadores: ha sido expuesta en paises como Italia, japón, Estados Unidos,
Ciencias políticas: Hollman Lozano García
Francia, Austria, Suiza y México. Su obra se encuentra en im-
Antropología: Ariel José James
Poesía: Juan Manuel Roca portantes colecciones públicas y privadas como el Museo de
Literatura colombiana: Sebastián Pineda Arte Latinoamericano de Los Angeles, el Latinoamericano de
Literatura extranjera: Sophia Vazquez Ramón Miami, el Civico de Abano Terme de padova, Italia, el Museo
Artes plasticas y fotografía: Juan Carlos Gonzalez Franco de Antioquia y el Museo de arte contemporaneo de Bogotá.
Diseño y diagramación: Héctor Suárez Castro Las obras publicadas en esta edición fueron autorizadas
Preprensa: Petroleum Digital Ltda.. gentilmente por su autor. Rendimos además un homenaje a la
memoria de Darío Ortiz Vidales -padre del artista y artista
Periódico de libros. Lecturas Críticas tambien-, destacado jurista, historiador, periodista y político.
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Carrera 35 A No. 59-54 Telefax(571) 221 9264. Bogotá, Col. Héctor Abad Faciolince
ISSN: 1657 –0650
Tarifa postal reducida No. 1172 Vence Dic. De 2005 6 Paraíso Travel
Participan en esta edición:
Jorge Franco Ramos
Franco Galería-editora, Grupo Santillana de publicaciones,
Cámara colombiana del libro, Ediciones B, Random House Mondadori,
Emisora HJCK, Emisora HJUD, Planeta colombiana editorial, 8 Perfiles de mi generación.
Editorial Norma, Banco de la Republica -Biblioteca Luis Angel Arango, Homenaje a Germán Espinosa
Corferias, Instituto de cultura Brasil-Colombia, Escuela de cine Black-María,
Editorial El Malpensante, Corporación Revista Número. 8 Rubén Dario
y la sacerdotiza de Amón
Periódico trimestral de distribución gratuita
No. 2 Abril-Junio de 2005 Germán Espinosa
Criterios editoriales y de selección competen exclusivamente al periódico.
Colaboración solicitada. Los juicios emitidos en la presente edición son 9 Vivan Los compañeros
responsabilidad de sus autores y no comprometen la opinión Carlos Arturo Truque
de Lecturas Críticas.
10 Testamento de un hombre
de negocios
Luis Fayad
MÚSICA 12 EL libro de la salsa
César Miguel Rondón
CINE 13 La sombra del caminante
Ciro Guerra
PINTURA 14 Libraco Porno
Antonio Samudio
POLÍTICA 15 La historia política hoy
Editor: César Augusto Ayala
Certificación y avaluo CRÓNICA 18 Cuatro maestros
de Obras de Arte Ricardo Sánchez.
Departamento de Restauración POESÍA 20 Antología poética
Raúl Gómez Jattin
Departamento de curaduría
Departamento de Artes Gráficas CRÍTICA EN-CUBIERTA 21 Noam Chomsky, Celedonio
- Diseño y Diagramación Orjuela, Eckhardt Van den Hoogen,
- Preprensa William Ospina, Javier Rocha,
- Impresión Monica Triana, Mineko Iwasaki,
Guillermo Cabrera Infante,
Carrera 35A No. 59 - 54 Edward Said, Palabra de América.
Teléfono: (571) 221 9264
Celular: 310 765 4225 Nuestra cáratula .
artfranco8@yahoo.com Darío Ortiz Robledo
Rony Desempleado. Oleo/Lienzo 110X90 Cm. 2002
2 Abril - Junio 2005. No. 2 Lecturas Críticas
3. L i t e r a t u r a c o l o m b i a n a
¿Mapa o calco?
Por Rodrigo Pérez Gil
libro por la mitad y se lo acercó a la
Angosta cara. Él, “harto de lirismo y de
Héctor Abad Faciolince literatura, quería leer algo sin
Planeta- Seix Barral huellas de ficción, sin
Bogotá, 2003, 374 páginas. amaneramientos ni adornos, y
por eso había agarrado el libro,
M ás allá de su leve comien en un arranque de curiosidad, en
zo, esta novela evoca a un el mismo momento en que salía
vendedor de pararrayos, el que de la librería sin despedirse de
anuncia las tormentas, cargado nadie” (pág. 13). Escrito en el es-
con los fierros que exhibe con tilo “llano y exhaustivo de los
ostentación, el augur no viene profesores”, el libro que toma
detrás de las tempestades sino Jacobo de su librería La Cuña,
que las tempestades vienen de- es un “breve tratado sobre la
trás de él, o así lo quiere hacer geografía de Angosta, escrito
creer entrando al pueblo donde por un oscuro académico ale-
lo esperan los chicos y grandes mán” (pág. 12). En la cubierta
ansiosos de aventuras, resuelto a del libro aparece una acuarela del
trazar mapas de tormentas y Salto del Tequendama y el títu-
huracanes, corriendo delante de lo; en la carátula de la novela de
ellos y llevando en los puños sus Abad, una reproducción de un
bastones de hierro. grabado del Salto, a partir de
boceto de Humboldt, y el mis-
Ocurre que el escritor de ve- mo título Angosta. Jacobo lee,
ras, el poeta, es una especie de detiene su lectura un momento,
chivo expiatorio, a la vez un rayo se levanta y mira por la ventana:
y un pararrayos, una esponja ab- “Está lloviendo afuera, como en
sorbente de los males y desgra- el libro” (pág. 15). Leyendo el
cias de la época, abraza aquello tratado se siente “ausente de este
que abrasa a la desgracia, que la mundo”, pues, “aunque habla
seca, de cierta manera, con su es- de su ciudad, no es en este mo-
critura singular y a través de la mento su ciudad, sino otra cosa
herida que se extiende como una Con ese rostro. Mixta / papel. 70 x 50 cm. 2003 más manejable, unas palabras
grieta en su cuerpo, transmuta la que intentan representarla” (pág.
desgracia y hace valer, mediante 15). La novela, larga, y el trata-
con rabia por un ambiente rico tante ansioso de crack con na-
su expresión, una posición de do, breve, se hacen valer, la una
que lo intimida. En el otro polo, vaja en la mano,/ una mendiga
deseo y una afirmación de vida, por el otro, éste dentro de aque-
en Tierra Caliente, come con su de llagas supurantes,/ niños que
aún tartamudeante, aún lla, la novela es una efectuación
invitada Candela: “Había en ella combaten en las mil guerras de
trastabillante. del tratado, el mapa desplegado
algo más que a él le repugnaba ahora,/ leprosos, viejos aban-
Jacobo Lince, en la novela de [...]: la manera de hablar. Usaba, donados [...]” (pág. 221), poe- que resulta ser a su vez una co-
Abad, oscila entre dos polos, el por ejemplo casi siempre el ver- ma del que va a hacer eco el jo- pia, una representación, un re-
polo de su cuenta en divisas, que bo colocar, como si algún tabú se ven Andrés Zuleta en la cima del flejo del mundo, el libro como
supera el límite para ser socio del hubiera impuesto contra el ver- Salto, “Hay un muerto flotando imagen del mundo, clisé. Es ver-
club Paradiso, un millón de dóla- bo poner [...] También usaba la en este río [...]” (pág. 309), pre- dad que Angosta se quiere hacer
res: “Podría vivir en Tierra Fría, palabra diferente, nunca distinto” via su caída fatal. valer también como un reloj que
si quisiera”, y el polo de Tierra (pág. 152). Más adelante, lo van se adelanta, la nueva Jerusalém de
Caliente, del Sur y del Tercer a dejar en cueros en esta misma Angosta va configurando su los portadores del signo distintivo
Mundo, y he aquí que ambos Tierra Caliente, a él, tan distin- mapa a partir del “breve trata- que se nos augura en el neo-Es-
afectos jalan de él, presa de un guido, Jacobo, “los ojos cazado- do de geografía” que el perso- tado-ecuménico-militaro-indus-
miedo apenas temperado por el res, verdes, felinos, sobre la piel naje Jacobo Lince agarra -como trial, sólo que aquello que la no-
sexo, miedo abierto en Tierra muy oscura, quemada por el sol si algún tabú se hubiera impues- vela proyecta, la proliferación de
Caliente, o moderado en Tierra (o por un ancestro africano, vaya to contra el verbo coger- en su los Check Points, los muros visi-
Fría, donde es el profe de inglés uno a saber)” (pág. 55), corrien- librería La Cuña, y alrededor del bles en la ciudad, en el país y en
de la dama hija del don: “Nice do desnudo por el sektor C con yo que ostenta en su retrato de el mundo, resulta ser una repro-
to meet you, I’m Jacob. What is un aviso del Fin del Mundo como media página, dado por el au- ducción calcada de lo ya dema-
your name?, dijo Jacobo con una hoja de parra: “Entre el clochard tor en nota al pie luego de la siado visible. Ha caído el muro
voz que le temblaba” (pág. 168), y el teporocho,/ el joven asal- primera frase del libro: Abrió el de Berlín y se han levantado
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otros, con vallas sofisticadas y a deres bien identificados nativos de ser exterminio de bienes y de 237) que no les permitía desha-
través de las porterías, los guar- de la propia ciudad: por un lado, seres, es una empresa de cerse de las sobras de la noche a
dias, las colas en la embajada pi- algunos de los grupos terroris- desrealización: destruye lo real y la mañana. Si a ustedes les pre-
diendo visa y las colas en las ter- tas más feroces y despiadados lo reorganiza para engañar. Así ocupa la miseria, le dice Jacobo
minales del aeropuerto de los de la tierra; guerrilleros que la copia, el reflejo de la herida, a su interlocutor, abran las puer-
países del Norte, y he aquí que polpotianos sin hígados[...] Y resulta ser tan irrisoria como las tas, que aquí con lo que a uste-
los personajes de Angosta bus- por el otro lado los grupos alia- llagas que ostentan los indigentes des les sobra podrían vivir mi-
can una entrada, más bien que dos del establecimiento, igual- en Tier ra Templada: “llagas llones de segundones (de Tierra
una salida, en esta vieja ciudad mente crueles” (pág. 309). He purulentas, pedazos desmem- Templada) y de tercerones (de
siempre sitiada, pues en el ori- aquí, pues, el diagnóstico del tra- brados del cuerpo, bolsas con Tierra Caliente). “Era triste e in-
gen de la ciudad hay una máqui- tado de geografía y de la nove- drenaje de heces o de sangre” útil, seguir discutiendo, se con-
na de guerra y no un simple lu- la, contenido en esta idea cara a (pág. 28), siendo entonces este fiesa Jacobo. Si se negaba la
gar de comercio o de encuen- los medios, clisé, presunto diag- mundo de la representación en igualdad de las personas, enton-
tro, o la lengua que nos es co- nóstico que es ya un síntoma de la novela el mismo mundo del ces se volvía a un período
mún, como se dice en el tratado la guerra real, presente y pasada espectáculo, el montaje del ho- premoderno de la concepción
de geografía y como cree An- en este territorio, cuyos agentes rror cotidiano de las noticias de del ser humano, y lo único que
drés Zuleta. Sobreabunda el cli- actuales, nativos de la propia ciudad, medio día en la tele, las sobras podía esperarse eran guerras y
sé en Angosta: no es el espíritu ni son apenas el primer plano que del banquete de los ricos con las violencia, opresión y furor: pre-
es el deseo el que sopla donde- oculta y no deja ver a las verda- que, según Andrés, se podrían cisamente lo que desde hace
quiera en esta novela y en su per- deras potencias diabólicas, alimentar muchos: “Y el atenta- años venía sucediendo” (pág.
sonaje Jacobo (pág. 11), sino las foráneas y nativas, que se bene- do contra la libertad no es sola- 245). Esta idea trasnochada acer-
ganas. Clisé es el interrogatorio fician de la guerra, incluídas las mente que no te dejen salir [...] ca de la igualdad de las perso-
en el Check Point a la entrada del guerrillas, los principales medios sino que no te dejen entrar, como nas: Está prohibido a ricos y pobres
joven poeta Andrés a Tierra Fría de información -aún cierta lite- hacen los potentes de hoy [...] vivir bajo los puentes, como la de la
(pág. 20), y las reuniones de los ratura cortesana e inofensiva- y herméticamente encerrados en paz -A los mejores defensores de la
Siete Sabios, los Verdugos de la ciu- el establecimiento. Vaya usted a sus castillos y fortalezas, donde paz se les da de comer el cordero que
dad, y las conversaciones inter- Bolivia, a Ecuador, a El Salva- gozan, con todo el egoísmo de bala-, ideas éstas sobre las que
minables, tanto como “el inter- dor o a Honduras, y aprecie las que son capaces, de sus enormes se acumulan montañas de cadá-
medio jocoso”, el exhaustivo miserias de esta misma guerra - riquezas, sabiendo que a muchos veres, hacen parte del mundo
cotilleo en la librería de viejos de o de esta misma política que, nos bastarían las sobras del ban- trucado y falseado, precisamen-
Jacobo... para estos países colonizados, es quete para ser más felices” (pág. te merced a la guerra, y envuel-
En el tratado de geografía, leemos la continuación de la guerra por 191), ideas estas ventiladas tam- ve las mentes de estos persona-
con Camila: “Mientras la reali- otros medios- sin guerrillas. Uno bién por Jacobo en una discu- jes aspirados por la altura en un
dad siga siendo esa lacra, esta huele la sangre seca en los códi- sión con el marido de su ex-es- arribismo irrefrenable, que
terrible herida histórica [se refiere gos. En efecto, la guerra, antes posa, este egoísmo de los dones (pág. Jacobo pretende conjurar jun-
en particular a la partición de la tándose con Candela, a quien en-
ciudad en tres sektores, de modo cuentra en Tierra Caliente, y con
que el sektor de Tierra Fría sea quien se liga, igual que con An-
como un club exclusivo para los drés de Tierra Templada, dán-
ricos], lo constructivo [y que, doles dinero de entrada, crean-
dice el tratado, hacen los poetas y do una falsa conexión con ellos
pensadores más dignos de Angosta] no y con los sektores que éstos re-
es inventar una fábula rosa ni presentan, a falta de flujos vita-
hacer un falso encomio del te- les, dinámicos, persisten el dine-
rruño, sino seguir reflejando la he- ro y el yo de Jacobo, a través de
rida” (pág. 308, la cursiva es mía). los cuales se engendran falsas
La herida no supura por la ca- relaciones, como puede apre-
rencia de salidas de vida para los ciarse por el destino fatal de An-
desposeídos de la tierra, sino por drés, propiciado a su vez por
la ausencia de entradas, en la Jacobo, que lo conecta con
cuenta bancaria, y de puertas a Camila, la moza del celoso Se-
través de las cuales entrar a ñor de las Apuestas, y como se
Paradiso (el sektor de Tierra aprecia en el carácter de la rela-
Fría), y la herida consiste tam- ción final de Jacobo con Can-
bién en la carnicería cotidiana dela, el acuerdo donde él es el
operada en la villa que es protector, el beneficiario, a falta
Medellín, o en el país que es Co- de un genuino afecto comparti-
lombia, “y lo más serio: esta car- do, “No me vas a echar culpas,
nicería [precisa el autor del tra- abuelo, le dice Candela, si te dejo
tado] no la comete un enemigo tirado y más solo que un perro”
externo ni se puede culpar de ella (pág. 365).
a un antagonista extranjero o a El expediente usado por Abad
un enemigo étnico o religioso, en su novela, el tratado de geo-
sino que es perpetrada por po- Una figura muy femenina. Carboncillo y pastel / Papel. 50 x 70 cm. 2000. grafía Angosta, escrito por un os-
4 Abril - Junio 2005. No. 2 Lecturas Críticas
5. L i t e r a t u r a c o l o m b i a n a
curo académico alemán, crea de Jacobo, herido, por el mismo
entrada un distanciamiento pro- Andrés que llegaba justo enton-
picio al desenfado, al tono de ces al Hotel la Comedia que am-
bonhomía que quisiera hacer va- bos comparten, el rico Jacobo
ler el autor en el arranque de la y el pobre Andrés. La amenaza
novela. Sin embargo, la hermo- que le deja el Señor de las
sa descripción de Colombia que Apuestas: Si vuelve a salir con
comenzamos a leer con Jacobo Camila, aunque sea para tomarse un
en el tratado, ya termina mal: tinto, va a conocer la base del Salto,
“Este territorio, desde hace un esta amenaza la transfiere
par de siglos, es conocido con Jacobo al joven Andrés al jun-
el nombre que, si la historia del tarlo con Camila, pues al mero
mundo no fuera una cadena de Salto llegan los sicarios del ru-
absurdas casualidades, debiera fián la noche del trabajo de cam-
llevar toda América: Colombia” po de Andrés, rufián que había
(pág. 12). Lección de historia pa- sido advertido por la misma
tria: Cristóforo Colombo, tam- Camila, el ángel de la muerte,
bién llamado Colón, es un hé- de su paradero esta noche, pi-
roe y hasta una especie de santo, llada con Andrés, el ángel caí-
El bueno y el malo. Oleo / tela. 50 x 60 cm. 1998
este mismo Colón embaucador do, que deja un último poema
y precursor del secuestro en Co- tan irrisorio como su destino:
lombia: Si se acaba el oro, cambia- el atracadorcito de ruana en Tie- gosta comparte el mismo pro- “Hay un muerto flotando en
remos esclavos por oro, escribe en rra Caliente que obliga a Jacobo ceso regresivo y el mismo des- este río/ y hay otro muerto más
carta a sus Altezas, que se a vestirlo con sus propias ro- tino fatal del joven y sentimen- flotando aquí/ Esta es la hora
embolsilló los diez mil maravedís pas de riquito, incluso Candela, tal poeta Andrés Zuleta, quien, en que los grandes símbolos/
prometidos por la Corona a salvo el personaje Dan del Ho- buscando una entrada, es decir, huyen despavoridos: mira el
quien primero viese Tierra, y que tel la Comedia, el matemaniático, una salida a su aspiración arri- agua/ Hay otro muerto más
sin duda correspondían al mari- que desprecia a los arribistas y bista que lo lleva a Tierra Fría, flotando aquí/ Alguien corre
nero Rodrigo de Triana, el cual parece moverse, igual que la encontró la Boca del Infierno gritando un nombre en llamas
abjuró del cristianismo y se hizo novela, según la lógica del chis- en la base del Salto, el “botade- [...]” (pág. 309). Mientras tanto,
mahometano por el desacato te que cuenta a Jacobo: el ma- ro de muertos”, adonde es con- Jacobo sostiene el contacto con
del cristiano. En la página si- temático es como el borracho ducido desde Tierra Fría vía la su cuenta en divisas en el Ban-
guiente del tratado, leemos el que pierde por la noche sus lla- Fundación H, promotora de los co, cuenta que consulta en su
juicio y la condena de Angosta: ves en la calle y las busca sólo “derechos humanos”, entidad computador al principio de la
Salvo el clima, que es perfecto, todo en en el círculo de luz que hace la que le da empleo a Andrés y le novela (pág.17), justo luego de
Angosta está mal. Podría ser el pa- lámpara, siendo que, más bien, encomienda un informe sobre leer en el tratado de geografía
raíso, pero se ha convertido en un in- el matemático es como un cie- la acción perpetrada por fuerzas la descripción de la base del
fierno (pág. 14), cantinela que go que busca a un gato negro oscuras que medran en Angosta Salto, antiguo destino de suici-
vuelve una y otra vez a lo largo en un cuarto oscuro donde no y tiran sus víctimas Salto abajo, das, y adonde, según piensa, él
de la novela, como las fases en hay ningún gato, y si se sale con este destino sellado aquí no no iría, pues, en este caso, “Me
el delirio ciclotímico del manía- la suya, Eureka, da a luz, pinta exactamente por cuestiones pegaría un tiro. O, mejor que
co depresivo, mal propiamente al gato negro, o al menos la son- políticas, sino por haber sido eso, me haría pegar un tiro, que
platónico de ascensos y caídas, risa sin gato de Alicia en el país Andrés mal acompañado a este aquí es mucho más fácil y más
Tierra Fría, Paradiso o sektor F, y de las maravillas. trabajo de campo, incauto como barato. Pondría un aviso en el
Tierra Caliente, o sektor C, en la Uno como lector hace un ex- es, necesitando un fotógrafo y periódico: ‘Busco un sicario que
base del Salto, Boca del infierno, perimento con Angosta, y ya que habiendo seguido el consejo de me quiera matar. Honrosa (o
estribillo que vuelve también al ésta apela a una representación Jacobo, el cual, rascándose la jugosa, o al menos decorosa)
final cuando, en la huída, del horror y el espectáculo en cabeza, le sugirió que su amiga recompensa’ ”(pág.17). Justo en
sobrevolando en el avión, rum- un Teatro de la Comedia, la Camila podía servirle para tal este punto, presa del ojo del
bo a la Patagonia, los estragos novela nos sumerge en las aguas efecto, esta Camila moza del Se- huracán del miedo, Jacobo
dejados abajo, Jacobo toma el cenagosas de una regresión de- ñor de las Apuestas, cuyo poder “siente la apremiante necesidad
tratado, “Abrió una página al recho al hueco negro, en lugar ya había sufrido Jacobo en car- de confirmar algo”, el monto
azar [...] reconoció una frase que de pintar el grito, lo cual nos per- ne propia luego de su salida con de su cuenta en divisas, la he-
ya había leído, meses atrás [...] mitiría afrontar las fuerzas invi- Camila a tomar ron con coca- rencia que le dejó su madre Rosa
Salvo el clima, que es perfecto, sibles, las potencias invisibles cola y bailar boleros en el sitio la difunta al morir, cuenta que
todo en Angosta está mal. Po- que hacen gritar, siendo que los Lengua de Trapo -este nombre, vuelve a consultar al final, tam-
dría ser el paraíso, pero se ha poderes visibles, que son las ¿es por la intemperancia del bién presa de la tristeza y del
convertido en un infierno” (pág. guerrillas y el establecimiento, personaje, o por la incontinen- miedo, cuenta intacta, y por la
372). Dead End: Callejón sin Sa- tanto como los mayores me- cia del autor?: ¡374 páginas en cual le reza “una oración de
lida. Los personajes principales dios de información, ocupan- Biblioteca Breve de Seix Barral!-, agradecimiento a su madre [...]
de esta novela, más bien que do el primer plano, demasiado encuentro al que iba a seguir la que en últimas le había conce-
buscar una salida, buscan todos visibles, nos desvían y despo- golpiza ordenada por el rufián dido quizá el mayor de los fa-
ellos una entrada: Jacobo, pen- jan de nuestras fuerzas, deján- Señor de las Apuestas, habien- vores: no lo había vuelto rico,
diente de su cuenta en divisas, donos exhaustos. Así pues, An- do sido recogido de la calle, sino algo mucho más importan-
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6. L i t e r a t u r a c o l o m b i a n a
te: lo había hecho libre, sin atar-
lo a una fortuna y sin dejarlo De Rosario Tijeras a Paraíso Travel
amarrado a la pobreza” (pág.
363). Jacobo, quien tampoco bus- Por Johann Rodríguez-Bravo
caba una salida sino la libertad con
una entrada, pareciera encontrarla
en el exilio, “en un país que no pi-
diera visa todavía”, en Argentina, Jorge Franco –queriéndolo o atención por asumir una actitud
y allí decide irse luego de que las Paraíso Travel no– inventó un personaje que aventurera frente a la vida. A mí,
fuerzas oscuras incendian su librería Jorge Franco Ramos con los años se convertirá en su como lector, me gusta el truco
como en los tiempos de Farenheit Seix Barral sombra, una mujer que es dos de poner en labios de un “per-
451, cincuenta años después, Bogotá, 2002 veces hombre, una invención fe- dedor” la historia de una derro-
“pero sólo con Virginia [Cande- 175 páginas menina de Medellín: Rosario Ti- ta y una resurrección, el típico
la], no sin ella [...] se sentía más jeras. Por bien servido debe dar- fenómeno Clark Ken. De todas
monógamo y fiel que nunca en su se el autor porque hace muy formas hay que decir que si en
vida; quería que Candela lo acom- poco se me hizo ver a Rosario la primera novela le sirvió, en la
pañara esta vez y siempre, con
todo su deseo y con todas sus
S i Jorge Franco hubiera recor
dado ese bello texto de Au-
gusto Monterroso en el que un
entrando a un cine y sé de al-
guien que incluso se acostó con
segunda se le cayó. En Paraíso
Travel, en las primeras páginas,
fuerzas. Había perdido la librería ella en un motelucho de Envi- el narrador se vuelve insoporta-
zorro se abstiene de seguir pu-
y la seguridad; quería algo firme.” gado. Es por esto que me atre- ble. El amor, en sus labios, se
blicando tras el éxito de su úni-
Sentía que “había llegado el mo- vo a dar un comienzo tan deso- hace el más empalagoso de los
co libro, de seguro no hubiera
mento de envejecer en paz, amar lador para hablar de su último sentimientos y eso en la vida es
publicado Paraíso Travel. “Lo
la rutina y despertarse sin sed y sin libro, pues de Rosario ya se ha normal y hasta deseable, pero en
que quieren es que escriba un li-
ansias mirando siempre el mis- dado mucha lata y es casi la literatura no, pues con ello se
bro malo” – dice el Zorro.
mo rostro y las mismas ojeras a Perogrullo decir que es lo me- corre el riesgo de volver soso
su lado. Pensó en declarar todo Desde la literatura hay dos for-
esto que se le ocurría (estaba dé- mas mediante las cuales un escri-
bil, sin duda, por dentro y por tor puede ganar espacio en la
fuera), pero cuando Virginia lle- memoria colectiva de un pueblo:
gó, al fin, por la noche [...]” (pág. una es redactando frases memo-
364). ¿Libre? rables, comienzos impolutos o
El clisé -recuerdos que carecen de sentencias exquisitas; y la otra,
raíz emocional o intuitiva, y que a inventando un personaje que lo
la postre lo obligan a uno a no supere. Ejemplos de lo prime-
ver nada nuevo- es el enemigo ro abundan: quien no recuerda
mortal del artista auténtico y de la aforismos como «hay más en la
imaginación viviente. Se quiere, tal tierra y en el cielo, Horacio, de
vez sí, una representación, pero lo que sueña tu filosofía» u ora-
más fiel a la vida, esto es, explorar ciones de la talla de «de cuyo
y conocer el lado oculto de la luna, nombre no quiero acodarme»;
conocer la manzana por todos los estas frases, con vida propia, han
lados y no sólo por su frente. El salido de casa para aventurase en
ojo sólo ve frentes, y la mente, en el mundo por su cuenta, casi
general, se conforma con frentes, como un hijo que se va. Asimis-
pero la imaginación necesita el al- mo, muchos autores han creado
rededor, proyecta una curva ha- personajes tan vívidos que la
cia el otro lado, hacia el atrás de la gente cree reconocerlos al cru-
apariencia presentada, así como el zar una calle o haberlos visto en
instinto necesita el interior de las una fiesta. Sherlock Holmes, por
ejemplo, es más famoso que jor que se ha inventado última- un relato que había comenzado
cosas. Nos parece que Angosta está
Arthur Conan Doyle, su autor; mente. En Paraíso Travel, Franco bien. Rosario peca de lo mismo,
plagada de clisés y es quizá por-
Efraín y María más conocidos inventa una buena historia, al pero la vida turbulenta de la pro-
que no hemos salido de la tenaza
que Isaacs, Drácula más po- menos divertida. Es, incluso, tagonista es la virtud literaria que
del miedo, a sabiendas de que si
pular que Bram Stoker y el mejor que Rosario Tijeras, más lla- rescata del abismo una historia
no emigramos del norte (en un
Chapulín más recordado que mativa como elaboración narra- que a veces tambalea en las re-
devenir-menor que es como so-
Roberto Gómez Bolaños. Nin- tiva de un argumento, aunque flexiones del narrador, un ser
ñar en sentido contrario, no aspi-
guna de estas dos alternativas de menos como producto estético. proscrito del amor. No me ima-
rando subir sino dejándonos ir
posteridad es menos importan- En Rosario, el autor inventa una gino cómo habría sido de mala
hacia abajo como a nuestro pe-
te que la otra, ambas compren- fórmula que luego repite des- la novela si Rosario hubiera sido
sar), jamás sabremos cómo es el
den el verdadero éxito de una mejorada en el otro libro: un hombre. Es inevitable hablar de
sur.
obra literaria, intervenir en la personaje –masculino– que se las dos novelas de Jorge Fran-
Rodrigo Pérez Gil es escritor y co- cotidianidad con el mismo rit- describe a sí mismo como fra- co; Rosario con su gran éxito edi-
mentarista de libros. Autor de la nove- mo del viento que aún siendo casado, anda a la zaga de un per- torial se ha convertido en para-
la Redada. invisible es implacable. sonaje –femenino– que llama la digma de la literatura contem-
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poránea en Colombia y Améri- mejor; cosa distinta habría sido lidad exagerada y misteriosa. El
ca Latina, tanto así que críticos si los libros se hubiesen publica- libro la rescata al final, pero la
tan prestigiosos como Gregory do en el orden contrario, pues hunde y eso es lo bueno. Franco
Rabbasa la catalogan de ser la de esa manera los argumentos sabe hacer una jugarreta que de
verdadera ruptura con el realis- de este ensayo deberían ser para otra manera hubiera sido imper-
mo mágico del “boom”, el saludar el progreso. No quiero donable; algo así como el gol
mejor libro de la generación que se entiendan mis palabras que mete el equipo a último mi-
McOndo a la que pertenece el como una diatriba en contra de nuto y empata el partido.
chileno Alberto Fuguet (Tinta la obra del escritor antioqueño, Marlon Cruz, el narrador, en una
Roja), el argentino Rodrigo de hecho me gusta lo que escri- panorámica, podría parecer un
Fresán (Mantra), el mexicano be, aunque en su columna de personaje de Cortazar que salta
Jorge Volpi (El Fin de la Locura) Soho a veces cometa algunos de Colombia a Estados Unidos
y los colombianos Santiago disparates. Mi tarea es contar lo y viceversa, así como los perso-
Gamboa (Los Impostores) y Mario que encontré en mi lectura. najes del escritor argentino que
Mendoza (Satanás) entre otros. La historia de Paraíso Travel es van y vienen de París a Buenos
Por otra parte, Paraíso Travel es mejor que la de Rosario Tijeras Aires. Y aunque toca en la me-
el primer intento desde su obra eso ya lo dije; juzgue el lector. moria del lector esos pasajes ate-
maestra, es por eso que vale la Dos personajes deciden dejar rradores del libro El Hueco de
comparación. García Márquez, Medellín y viajar a Nueva York Germán Castro Caycedo, su fic-
en muchas entrevistas, cuenta por el hueco. En la primera no- ción no se compara con la cru-
sobre las noches de insomnio che, en la Gran Manzana, uno deza de las crónicas del perio-
pensando en cómo cambiar su de los personajes sale a fumar dista colombiano. En Paraíso
estilo para no repetir el tono de después de una discusión con el Travel las palabras del narrador
Cien años de soledad; tras algunos otro y es sorprendido por un humanizan el relato, le dan iden-
ensayos – dice el escritor – policeman al botar la colilla del tidad, no dejan a la deriva la cru-
deza de las crónicas y la tragedia
de los latinoamericanos que ven-
den su vida en sus países para
buscar algo en el país de Micky
Mouse y el Soldado Ryan.
En lo personal, no me gustan las
obras que pretenden dejar una
moraleja. Sé que no es el objeto
del libro de Franco hablar de los
indocumentados en Estados
Unidos, la tragedia del corazón
se superpone a la tragedia de la
realidad; no obstante, hilando
delgadito, uno podría pensar lo
contrario. El título es una clave:
Paraíso (algo mejor, el más allá,
la tierra prometida) y Travel
(viaje). No creo que ese fondo
de la vida de los ilegales sea de
mucho valor en la novela; en al-
gunos pasajes coadyuvan para in-
El ocaso del Cartucho (Detalle). Oleo/tabla. 90x120 cm. 2002 tensificar el dolor de Marlon,
pero no son muy relevantes. Me
quedo con la historia de la trai-
pudo dar con el estilo preciso cigarrillo al suelo; entonces se ción, el desamor, el engaño, la
para escribir El Otoño del Patriar- echa a correr por las calles hasta locura cegatona del olvido que
ca que, aunque al principio de- perderse para siempre en las fau- hay en la novela y eso bien pue-
cepcionó a más de un seguidor, ces de la ciudad. La historia se de pasar en Nueva York, en
con el tiempo se ha convertido entreteje en las palabras del na- Miami o en Popayán.
en una de sus obras más estu- rrador mientras cuenta cómo
Pero quién soy yo para darle tres
diadas y esto demuestra, una vez hace para buscar a su novia que
más, el magistral dominio del se quedó esperándolo en el cuar-
estrellas a un libro. A Franco Autores
también deberían filmarle esta
oficio que tiene el Nobel. to. Esta novia es Reina, una mu-
novela, podría mejorar en la de peso para
Jorge Franco repitió las triqui- jer con dos ojos diferentes, una
ñuelas literarias y ese es su peca- metáfora para describir su dua-
adaptación. un proyecto
lidad de mujer-macho, casi, pero
do. La novela no se defiende sola
no tanto, como Rosario Tijeras Johann Rodríguez-Bravo es
plural
al ser revisada con quietud, so-
bre todo porque ya se tiene el que es mitad beso y mitad bala. reseñista de libros de la Revista Nú-
patrón de comparación y este es Su pasado es brumoso, su vita- mero, cuentista y ensayista.
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Perfiles de mi generación
Por Óscar Collazos
T iene algo de antiguo pero, en
verdad, es un cartacachaco,
un cartagenero de buen hablar y
jores relatos breves de nuestra na-
rrativa. Y en sus ensayos, Espino-
sa regresa adonde siempre ha es-
lefueran retirados, Germán sería
una nave a la deriva.
No hay otro escritor colombia-
de Indias, Roberto frecuenta los
patios traseros de su memoria de
barrio, Manga y Lo Amador, es-
mejor escribir. Algún día le dije tado: a un academicismo sin Aca- no que, como él, haya tenido los cenarios de sus relatos juveniles.
que había nacido “viejo.” La ver- demia, a un lugar en el que la per- ojos abiertos y deslumbrados en Como muchos escritores que
dad es que quise decirle que, des- fección lingüística se convierte en el siglo XVIII del Caribe colom- decidieron vivir de lo que escri-
de que tengo memoria de su per- clase de retórica y estilo-como biano, de la Cartagena donde se ben, Espinosa lleva la vida digna
fil, lo vi acompañado por gran- decían los antiguos. Si la Acade- resiste a vivir, acaso porque si vol- de un hombre sin dinero ni po-
des figuras de la pintura y las ar- mia Colombiana de la Lengua viera a vivir en la ciudad donde sesiones. El único lujo que se per-
tes, mucho mayores que él. Era quisiera tener otro miembro ilus- nació, se vería envuelto en las me- mite es la infaltable botella de
el único muchacho que frecuen- tre, Germán ocuparía con méri- diocridades cotidianas de una so- whisky, además de la exigencia de
taba el Café Automático como tos un sillón vacío. ciedad que se sigue pareciendo a ser invitado a todas partes y even-
si fuera contemporáneo de León Correcto en la amistad, suscepti- los poemas de Luis Carlos López. to con su esposa Josefina. Se per-
de Greiff, Arturo Camacho ble en la crítica, menos irascible a Las grandes novelas de Espino- mite otro lujo: ir contra la corrien-
Ramírez y Marco Ospina. medida que los años le han dado sa son contrabando de lujo del te de las modas, pareciendo a ve-
Ningún escritor de mi generación reposo y fama, Espinosa no se siglo XVIII en las aduanas frági- ces un poeta modernista o
habla un castellano tan castizo ni separa de los dos bastones que lo les del XX y XXI. simbolista, un cartagenero de an-
escribe con una corrección clásica guían por la vida: el verdadero, de tes, cuando Eduardo Lemaitre,
Sólo otro cartagenero, menor que
que, sin embargo, le ha permitido fina madera pulida, y Josefina, es- Tito de Zubiría, Ibarra Merlano,
él-Roberto Burgos Cantor- ex-
crear dos de las novelas mayores posa y madre de sus hijos. No se Donaldo Bossa y Roberto
hibe esa clase de corrección que
Burgos Ojeda impusieron un es-
de la literatura colombiana: La te- separa tampoco del whisky-su oscila entre la prudencia y una es-
tilo de cultura y de vida.
jedora de coronas y Los cortejos del dia- ruina-, ni siquiera cuando en la merada educación. Pero, a dife-
blo. En Noticias de un convento frente mesa le sirven un buen vino. Si el rencia de Germán, que parece Oscar Collazos es escritor y profesor
al mar se encuentra uno de los me- bastón, Josefina y el whisky haber frecuentado los Archivos universitario.
El eterno retorno de Rubén Darío
Por Sebastián Pineda Buitrago
ro proyectil. La pólvora que con- contar la narración durante los contrarse agitado, excitado. Rubén
Germán Espinosa
tiene tal proyectil para causar una días que se hospedan en la quinta Darío y la sacerdotisa de Amón, ¡cui-
Rubén Darío
veraz explosión final es, pues, un de un aristócrata francés. Corren dado!, novela no apta para car-
y la sacerdotisa de Amón.
despliegue asombroso de cultu- los primeros años del siglo XX, díacos. El juego de invocación a
Editorial Norma,
ra: música, literatura, química, más o menos 1910, 1912, y la co- seres de ultratumba, la idea de la
Colección Literatura
geografía, historia, esoterismo, rriente del impresionismo está en reencarnación, la música de un
y muerte.
en encendida comunión con la pleno furor. Al cenar esa noche piano cercano, la belleza de una
Bogotá, 2003. 150 páginas.
trama y el desenlace. en casa del misterioso aristócra- poetisa francesa, un egiptólogo
Conocedor de las técnicas narra- ta, la música impresionista de italiano, la sublime poesía de
D os cosas me sorprendieron tivas para atrapar al lector a las Debussy ameniza la velada. Esen- Rubén Darío, a la postre se apo-
cuando releí Rubén Darío y primeras páginas, Germán Es- cias musicales, olores de un es- deran de la novela. Se invoca a
la sacerdotisa de Amón, lnovela del pinosa comienza su novela ex- tanque de nenúfares, perfumes de Víctor Hugo y de pronto surge
maestro Germán Espinosa: la primiendo, a través de un cuen- damiselas sensuales -al estilo de la espada de Alejandro Magno;
primera, que se trata de una tra- tagotas, en pequeñas dosis, esen- aquel otro impresionista, Marcel Debussy, afirman, es la reencar-
ma perfectamente policíaca, al cias de un perfume que se ex- Proust-, humedecen y vuelven na- nación de Chopin; el egiptólogo
mejor estilo de las novelas de pande por toda nuestra lectura. vegable la veloz lectura que nos italiano practica arcaicas costum-
Agatha Christie; la segunda, aca- La niebla, mezclada con el ro- procura esta novela policíaca. bres descritas por Heródoto; los
so un poco extraña, con respec- cío de la madrugada, se levanta Cuando la trama asoma, amena- versos del poema “La princesa
to al argumento. Pero, como ingrávida-mente del Canal de la zante, es cosa de agarrarse del Eulalia, ríe, ríe, ríe,” se repiten
novela policíaca que es, contar Mancha, sí, en el norte de Fran- asiento. La prosa de Germán como un eco secreto, como
el argumento significaría calum- cia, una mañana en que el poeta Espinosa adquiere inaudita agili- epitomes de la poetisa francesa.
nia, traición. En la trama policial Rubén Darío arriba en un tren dad, y al cabo de unos minutos, Y así, llena de matices, la novela
todo queda regido bajo un sis- desde París. Al sumo sacerdote sin darnos cuenta, nos encontra- va resolviendo sus acertijos, len-
tema autoritario: un blanco es- del Modernismo lo acompaña mos más allá de la mitad de la tamente.
pecífico al cual se dirige, lanza un imaginario escritor argentino, novela. Eso sí, inevitablemente, Al parecer, el viaje que Darío
en ristre, sin desviarse, un certe- a quien Espinosa encarga de nuestro pulso cardíaco ha de en- realiza por esos tiempos a la
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costa bretona en el Canal de la
Mancha, en efecto, figura en sus La metáfora como imagen
biografías. Sólo que sus biógra-
fos ignoran las razones qué mo- Por Luis Fayad
tivaron al inmenso poeta nica-
ragüense para asistir a la quinta
de un aristócrata francés dedi-
entre los otros. La representación que por esa propiedad y no por
cado, efectivamente, al estudio
Vivan los compañeros de una sociedad que cambia con su prosa poética es un poema.
de las ciencias ocultas. Germán
Universidad del Valle el crecimiento urbano: “sólo con- Hay un cuento para niños, La aven-
Espinosa aprovecha, de esta
Programa Editorial, servarían el viejo olor a maderas, tura de tío conejo, cuento y fábula
manera, semejante sombra para
Cali, 2004. 190 páginas. a todas las maderas de la Tierra, de ingenio sin moralejas. En El
poblarla con su luz, con su
pulidas y labradas, olor perdido misterio se representa un realismo
magnifica prosa. La novela, tam-
en la calle por el asfalto intruso y
bién, es un homenaje eufemístico
a Rubén Darío, al hombre que
cambió el ritmo de la poesía en
U n título que vuelve, que no
se deja olvidar, Vivan los
compañeros, de Carlos Arturo Tru-
la bencina”, una muestra de las
nuevas necesidades y aspiraciones,
entre hechos que todos creen
inexplicables, el misterio del men-
digo cojo que una mañana entra
la compra de un carro no mejo- al templo caminando sin muletas
lengua española, al hombre que que. El mundo de un escritor en
ra siempre el estado de una fa- y coloca a las plantas de la ima-
abrió a Hispanoamérica hacia la veinticinco cuentos, reunidos por
milia, y de unas palabras que na- gen de la Virgen el collar de es-
literatura universal. Homenaje primera vez en un solo volumen
cen de un ambiente nuevo: “era meraldas que había sido robado.
eufemístico, sí, porque se trata que divulga el Programa Edito-
como una cinta de película repe- También la Metafísica pasa por
de una novela; porque ya en su rial de la Universidad del Valle.
tida hasta el cansancio”. No es po- alguna de las etapas de los per-
ensayo El Modernismo: la apertura Los datos del autor que señala
sible hacer un resumen para defi- sonajes como un aspecto abstrac-
de Hispanoamérica a la universalidad, Fabio Martínez en su introduc-
nir el libro en una sola dirección, to que los hace crecer y en oca-
Germán Espinosa traza un ho- ción, en muchos momentos de
pero en todos los cuentos están siones los sobrepasa. El cuento
menaje más jalado, directo, al su vida, lo sitúan en su época,
muy presentes las relaciones entre La fuga interpreta ese paso que se
principal poeta del más impor- 1927, y en su lugar, Condoto,
los individuos tratadas con inten- da después de la física como la
tante movimiento literario del Chocó. Murió en Bogotá en
sidad, en situaciones y desenlaces llegada a otra realidad, la decisión
continente. Bienvenido, pues, 1970. Esas dos fechas abarcan un
diversos. Los finales son los que del que “se escapa en línea recta
Rubén Darío como personaje li- trabajo de diversas corrientes y
desea el lector o los que no espe- por los caminos de la locura”.
terario: y aún no terminamos de preocupaciones literarias que tras-
raba o los que tiene que aceptar.
zanjar nuestra deuda para con él. cienden el ámbito de la existen- La metáfora como imagen final
Alguno de los argumentos recuer-
cia del autor, de unas circunstan- da a Hawthorne en La letra escar- del cuento y a veces como con-
Por lo demás, siendo las
cias nada halagüeñas en su niñez, lata o a otros autores, mientras una clusión, “porque así era la gen-
reencarnaciones uno de los te-
como no pueden serlo las de parte carece de un desenlace clási- te”, también aparece enriquecida
mas de la novela, me pregunto por un lenguaje que viene de otros
muchos niños en el Chocó. Car- co porque la culminación se dio
que pensaría Rubén Darío si de aires. Las primeras imágenes sen-
los Arturo Truque no las olvida, en ese encuentro de los persona-
pronto resucitara y leyera una sitivas del autor, de tantos años
pero cuando aparecen están mo- jes, y después, sin agravar más el
historia, cuyo protagonista fue- atrás, le traen la palabra que le da
dificadas por una vocación artís- acontecimiento, otro día sigue. El
se él mismo. Quizá le agradaría. curso al relato con nuevos soni-
tica. Sus temas son los de la lite- final es todo el diálogo y lo que
Sobre todo si supiera que el au- dos y deja algo atrás: “regustando
ratura universal. En el primer sucede desde el principio, como
tor de La tejedora de coronas, del el ritmo picante desgranado por
cuento, Vivan los compañeros, situa- en la anécdota del empleado me-
El signo del pez, entre otras estu- los guasás, así, moviéndose en cír-
do en la época actual, un mori- dio que ya en las últimas líneas sale
pendas novelas, ha continuado culos, como sobre un tambor”.
bundo, afiliado a un grupo de re- de su casa huyendo de los repro-
sus principios: asimilación de te- “Tampoco resistía la sabrosura de
beldes armados que en un mo- ches de su esposa y va a buscar a
mas universales, preocupación coco fresco de la risa de Guiller-
mento de apuro temen “nunca los amigos para hablar de algo
por el estilo; una incorruptible mina”. “Con la oreja abierta al
más ver el cotidiano milagro de distinto a la falta de plata. En este
aristocracia mental, lejana de ritmo de los patacorés”.
la primera luz”, alcanza a verlo mundo diverso hay sitio para los
dogmatismos, de exotismos, de
antes de morir y a sentir la ilu- finales felices, hay, dentro de la Palabras sacadas de su medio, de
la chatura estética, de la mulatez
sión de un triunfo final. En el úl- violencia, una salida llena de fe, los libros, del análisis y del oído
intelectual que, tristemente, toda- para conciliar el lenguaje en el ras-
timo cuento, Longinos, que se re- más que de esperanza. En gene-
vía puebla nuestra literatura. ral sus finales, como pensaba treo y la sugerencia de la frase.
monta al día en que Jesús arras-
Creo encontrar sólo dos nove- Borges que debía ser, vienen de El cuento avanza con sus descrip-
tra la cruz en su calvario, se des-
listas hispanoamericanos que han la preparación de una expectati- ciones de tiempo, “las sirenas que
cribe el ansia de un hombre que
asimilado como ninguno los va o de un asombro y no son la decían adiós a la noche alocada
quiere ver de cerca al martiriza-
fundamentos del Modernismo: sorpresa de estilo barroco ni el de San Silvestre”, de ambiente y
do, aquel hombre del común es
Manuel Mujica Lainez y final imprevisto. de apariencias físicas, “el momen-
el personaje de la narración y no
Germán Espinosa to en que un gallo con su pico
el Mesías ni un rey sino el otro, el Las formas cambian para aco-
que da la visión de quien pocas modarse al tema, uno de los llegó a las crestas del alba”, “El
Sebastián Pineda Buitrago es estu- veces había aparecido en la lite- cuentos es un soliloquio, o, como cuchillo certero ascendía encendio
diante de literatura. Director de la red ratura. Hay cuentos que se iden- aparece en la nomenclatura de las por el sol”, con sus descripcio-
nacional de estudiantes de literatura y tifican en sus circunstancias exte- técnicas, un monólogo con soli- nes de tonos, “Desde allí volvió
colaborador permantente de varias re- riores y en sus tonos de narra- loquios. Otro es una breve narra- la frase, inquieta como maripo-
vistas alrededor del país. ción y crean un mundo propio ción, la reseña de una sensación sa”, “sintió sus pasos rotundos”,
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y sus descripciones del pensa- pañar a su jefe a pasar la noche es aprender a leer, ya que el otro pañaba”. Míster Jim se quedaba
miento, “vivió un momento igual de Navidad en un prostíbulo, tampoco sabe. La situación de mirando al mar, recordando, has-
al presente, un momento de esos mientras en su casa lo esperan su nuevos anhelos pertenece a una ta cuando nada le quedaba en la
que hacen un futuro al revés; de mujer y sus hijos. Martín, el em- mentalidad que ha cambiado y memoria. Entonces se alejaba de
esos futuros que enlazan los tres pleado, pasa por momentos de que es aprovechada para hacer la orilla e iba a lugares de parran-
tiempos y los convierten en un hastío, estados de ánimo que no más variados los temas. En Pun- da, entre hombres y mujeres con
todo confuso”. A esa libertad tienen vínculos con el arrepenti- tales para mi casa, con el triunfante piel de color diferente al suyo y
para buscar sus voces y la forma miento ni con otros lugares co- movimiento feminista como sím- diferente a aquellos que él recor-
de su estilo, se agrega una liber- munes, ni con la indigencia sino bolo del mundo contemporáneo: daba allá lejos con nostalgia. Las
tad de conciencia. Las confesio- con la falta de afecto propio. O “Mis desventuras empezaron mujeres de este rincón en el que
nes que completan las caracterís- con la ausencia de un conocimien- después, mucho después de ha- se encontraba: “No le desperta-
ticas de los protagonistas sin tras- to de la buena calidad de vida, berse aprobado el voto femeni- ban el ansia que se le había dor-
cender a otros extremos. Como como en el cuento El collar, en el no. Para mí eso ha traído una mido pensando en la última tren-
el personaje que lee algunos que una anciana paupérrima cuel- transformación radical: mi mu- za rubia que tuvieron sus manos”.
versículos de la Biblia: “pero al ga en el cuello de la imagen de la jer ya no es mi mujer, es simple- Hasta que una noche, después de
hacerlo no tenía en la mente nada Virgen un largo collar de oro con mente la ciudadana que vive con- muchas, cuando una mujer del
religioso, sino el pensamiento de gruesas pepas, regalo suyo, y en- migo”. Más adelante el hombre lugar entró a su cuarto y se sentó
gozar un rato”. Y cuando excla- seguida cae al suelo. Ha muerto piensa: “Mi mujer, pues, va a ser a su lado, él vio lo que está des-
ma: “¡Si hasta cada vez que se de hambre, no por la pobreza representante a la Cámara. Yo, crito como su sonrisa blanda,
acordaba de Dios lo odiaba sin sino víctima de una tergiversación por carambola, candidato a di- pechos ariscos, la piel cobriza y
comprender”. Una libertad con- de sentimientos religiosos. Es uno funto”. Y para finalizar el cuen- brillante y la carne que vibraba
cedida por la falta de malicia que de los problemas humanos que to: “Mi ciudadana odia la mate- como los tambores, y de pronto
le da a la frase el tono de un rue- en el libro pasan por diversas fa- ras, pero yo las amo. Ella no sabe toda- vio: “cómo la trenza rubia iba
go y reseña un momento del per- ses. En El Pingüita se da el doble vía que fueron puntales para una casa cambiando de color, como si hu-
sonaje. Con una estructura senci- drama del niño huérfano de ma- que ya estaba en el suelo”. biera anochecido sobre ella”.
lla que recuerda los cuentos de dre, desconocedor de la identi- De cómo Jim empezó a olvidar es una Míster Jim se da cuenta del cam-
Juan Rulfo, Felisberto Hernández, dad de su padre y objeto de abu- bella prosa de cuarenta renglo- bio en su interior y con un tono
Horacio Quiroga, Juan Bosch, sos del jefe de la pandilla del ba- nes que recoge un instante, el des- que al lector le suena a melanco-
conseguida con un duro trabajo rrio. Pero con un humor sacado enlace, en la vida de Míster Jim, lía alegre, piensa: “Por fin, Jim,
y cuya complejidad no está en la de la gracia natural de los perso- de quien nadie supo de dónde ni ya has comenzado a olvidar”.
confusión, amplió los temas y las najes, el niño reconoce al padre cuándo vino: “ni en qué parte los
vías para interpretar viejos argu- en cada hombre que ve e idea horizontes le semicerraron los Luis Fayad es escritor y porfesor
mentos. En Martín encuentra dos venganzas contra el grandulón de ojos y le grabaron el gesto de universitarío. Premio Lenin de litera-
razones un empleado debe acom- la pandilla. Una de las venganzas ansiedad que siempre lo acom- tura.
La saga de Fayad
Por Pemán-R.
trabajo de escritor como una fun- Sus trabajos, se sabe, tienen la cosmovisión literaria de nuestra
Testamento de un ción estética y como un deber hondura de la verdad interior diversidad transformante, para-
Hombre de Negocios social que atiende explícitamente expuesta para el escrutinio del dójica y a veces cruel en sus cu-
Luis Fayad necesidades testimoniales de las entorno social sobre el cual se riosas modernidades.
Arango Editores propias percepciones en torno a desplaza. En este sentido, Fayad Hace un año, en el marco de la
vivencias estrechamente unidas es un escritor colombiano -bo- Feria Internacional del Libro de
280pág.
al entorno social al que se debe gotano- con claras misiones de Bogotá y luego de varios años,
Bogotá, 2005 el escritor y que desde las lejanías universalidad humana ante el tuvimos la oportunidad de con-
de su diáspora, procura recons- mundo y así lo han entendido versar con el novelista Luis Fayad,
truir todos los días. A excepción quienes asumen con seriedad el saber de sus quehaceres literarios
Para un escritor disciplinado y de los primeros trabajos publi- estudio de su obra en los varia- y periodísticos en Berlín y los pro-
exigente como Luis Fayad, los cados en Colombia, la vida edi- dos frentes del ejercicio crítico en yectos de los cuales se ocupa ac-
silencios literarios son presagio de torial de Fayad ha sido en Euro- Europa y Latinoamérica. tualmente. Vino a Colombia
nuevas y prometedoras sorpre- pa donde reside hace más de Por tales razones el anuncio, hace como invitado especial a la Feria
sas. Y ello es así por cuanto él, treinta años. Y a lo largo del tiem- un año de su nueva novela: «Tes- que el año pasado tuvo como
desde sus primeros libros (Los po ha ganado la audiencia in- tamento de un Hombre de Ne- emblema, el papel del escritor
Sonidos del Fuego,1968; Los Parien- ternacional para su obra que iden- gocios», abrió las expectativas colombiano en el exilio.
tes de Ester, 1978; Compañeros de tifica fuertes ligaduras raizales y imaginables para que esta novela Nuestra conversación entonces,
Viaje, 1991,para no recordar sino un alma observadora y crítica que fuese punto culminante en el pro- saltó por entre los años y las geo-
los más reconocidos por la críti- jamás depuso las realidades pro- ceso gestativo de una obra que a grafías para indagar sobre su
ca internacional), ha asumido su pias para la definición artística. manera de saga se integra a la mundo interior, su potencial
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creativo, su fidelidad estética y doce densos capítulos distribui- para adentrarse en el laberinto Lección de Vida, Las Cartas del Fu-
social en ese prolongado tránsito dos en 280 páginas correctamente ordinario de lo humano, sus ele- turo, El Regreso de los Ecos y Compa-
por el viejo continente. Apreciar impresas y limpiamente revisadas, mentos simples, los escenarios ñeros de Viaje).
por sus palabras el papel difusor con tapa semidura ilustrada con comunes bien reconocidos, las Y con la misma dimensión de
de la cultura latinoamericana en fotografía de Ramón Giovanni formas familiares, barriales, cul- Saga, coherente con su capacidad
esas latitudes y la recepción, allí, y diseño de Camilo Umaña cuya turales, los valores normales que de indagación, inagotable con sus
de nuestras convulsionadas ver- sobriedad es inequívoca alusión son verdaderos y verosímiles . obsesiones, Luis Fayad reencarna
dades políticas y sicológicas. al entorno familiar del asunto Desde los asuntos que ocupan la en «Testamento de un Hombre
Hubo oportunidad para conocer desde el cual se desata el tormen- vida y suerte de Gregorio Came- de negocios», ese universo pro-
sus opiniones en relación con la toso nudo de la narración. ro (Los Parientes de Ester), pasan- pio para insistir en el actor legíti-
nueva realidad del mundo, ins- do por las indagaciones acerca de mo de las mismas calles, en los
El ritual de los modelos críticos
crita en el apabullante proceso de las vivencias y dramas de un in- mismos entornos familiares con
y las manías catalogadoras dieron
la «globalización» que implica el migrante cirio-libanés o las de el los mismos valores, ahora hipo-
en ubicar hace tiempos a Fayad
peligroso hegemonismo político desplazado de la provincia nati- tecados por el entusiasmo que
como precursor de la novela ur-
ante el cual Latinoamérica ocupa va a la ciudad –Bogotá-, persis- aporta el narcotráfico, imbuido
bana; pero por encima de estas
un lugar nada envidiable. Se do- ten en la narrativa de Luis unos por la violencia de guerrillas y
consideraciones, él es dueño de
lió de la imagen de nuestro ele- mismos valores, una misma ciu- contraguerrillas, sumergido en la
unos valores muy particulares en
mento humano en el mundo, dad y sus escenarios clase-media; traición y el crimen. La novela
los que el ambiente intimista y
construida por distorsiones unas mismas costumbres y senti- hace parte del proceso dialéctico
natural, el mundo de lo cotidia-
mediáticas e intereses ajenos. Y es res morales de esos habitantes y , ético y cultural de la misma so-
no y los personajes de todos los
aquí donde radica la importancia protagonistas. Para toda su obra ciedad que lo ha ocupado como
días, prevalecen sobre otras mu-
del escritor para dar la batalla de persisten esos elementos comu- escritor; observa la subversión
chas circunstancias. Y contra lo
la identidad en este novedoso nes: el mismo edificio circunstan- cultural que la transforma, la sus-
que pudiera pensarse, su proce-
contexto universal, señalar las cri- cial, igual condición económica tituye, la complementa.
so gestativo no obedece a co-
sis de nuestros pueblos en este de sus gentes, las mismas carac- «Acaso sea la primera vez en la
rrientes literarias que hicieron o
nuevo orden que pretende divor- terísticas arquitectónicas del vie- que expresamente hago literatu-
hacen presencia temática o esti-
ciar cultura y estética de valores jo barrio, las mismas tradiciones ra crítica y de compromiso», nos
lística en la narrativa latinoameri-
tales como derechos humanos y y valores que hacen de la totali- había dicho Luis hace un año para
cana de los últimos treinta años.
sociales. Son meditaciones en fun- dad de su obra, una verdadera referirse a los señalamientos so-
Es un proceso natural, propio.
ción creadora. «Reflexiones des- saga, en el sentido natural de la ciales, económicos y políticos
Autónomo y singular a partir de
de allá -me dijo- para hacer lite- acepción y que es lo que desea- implícitos en el texto. Y hace poco
sentir lo cotidiano y cuya origi-
ratura aquí». mos resaltar en estos apuntes.(Una (U.N. Periódico XI-14-04) sos-
nalidad reside en la capacidad
Largas horas sobre asuntos diver- tuvo a sus entrevistadores que
sos para abordar el tema princi- «toda novela tiene ideología y el
pal: su nueva novela. Y Fayad nos no tenerla es tenerla», para signi-
adelantó algunas claves de su re- ficar que si bien el papel del es-
ciente creación que afirman el critor no es enseñársela al lector,
sustento coherente de su estilo li- los hechos mismos la sustentan y
terario, de sus funciones narrati- en el caso que trata Testamento de
vas pero también de su capaci- un hombre de negocios, dadas las rea-
dad innovadora en cuanto esta lidades, las fuentes sociales y po-
nueva novela asume una posición lítico-económicas que la susten-
crítica en relación con todo lo que tan, ello resulta evidente.
pasa en nuestra sociedad y sus Para este trabajo Luis Fayad ela-
causas insertas en procesos eco- bora una técnica literaria que de
nómicos y culturales: suyo indica el dominio lingüísti-
narcotráfico, la nueva violencia, co y la capacidad idiomática y es-
valores morales emergentes, tilística. Hay un narrador omnis-
pragmatismo, indolencia. Y en ciente -Jacinto- en cuyos diálogos
este sentido puede sostenerse que fluyen otros, otras referencias,
se trata de una percepción de otras narraciones que estructuran
cómo afecta la globalidad nues- la escritura, el hilo argumental, el
tras nuevas realidades. Y su visión, asunto. Y el método escogido
desde «allá», tiene el prodigio de permite penetrar con interés el
ser fiel a lo de «acá», sin despre- alma de sus protagonistas, la al-
ciar las minucias del drama hu- mendra social de unos seres rea-
mano de nuestra ciudad que él les que denuncian la crisis de una
tanto conoce en sus esencias so- sociedad que sin nombrarla, se
ciológicas. reconoce.
Testamento de un Hombre de Nego-
cios fue finalmente editada y pre-
sentada en Bogotá por Arango Pemán R. Es periodista cultural, poe-
Editores a finales del año pasa- ta, profesor de literatura.
do. La novela está constituida por La Fidanzata. Oleo / tela. 85 x 60 cm. 1999
Abril - Junio 2005. No. 2 Lecturas Críticas 11