Este documento describe la cristianización del mundo antiguo desde los primeros seguidores de Jesús hasta el siglo V d.C. Detalla los cuatro motivos principales que facilitaron la expansión del cristianismo, incluyendo la dispersión de los judíos, las rutas comerciales del Imperio Romano, y el uso del griego. También explica cómo figuras como Pablo, Patricio y Ulfilas ayudaron a evangelizar Europa, África e Irlanda a través de la predicación, la conversión de reyes y la traducción de las Escrituras
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Cristianización
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Cristianización
Autor: Paulo Arieu
Profesora: Dra. Valedon
Fecha:10-29-2014
Le antichità romane, de Giovanni Battista Piranesi (1720-1778).
Cubierta del primer volumen de Decadencia y caída del Imperio Romano traducido por José
Sánchez de León Menduiña en Ediciones Atalanta. Cortesía de Wikipedia.
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El cristianismo comenzó con Jesús, un hombre joven profeta galileo de unos 30 años de
edad, cuyo oficio era ser carpintero en Jerusalén, cerca del año 30-33 d.C. Aunque Jesús fundó la
Iglesia como órgano espiritual y no institucional. Y Cristo como Señor, es también la cabeza de
la Iglesia que es su Cuerpo (Ef.1:22). Pero el cristianismo como tal, fue fundado por sus
seguidores quienes predicaban “el evangelio”( 2 Tesalonicenses 1:7-9).Aunque Jesús también
utilizó la misma expresión para referirse al cumplimiento de lo prometido a Abraham, Isaac y
Jacob (Marcos 1:15 y Hechos de los Apóstoles 13:32).
Wil Pounds es graduado del Colegio William Carey, B. A.; del Seminario Teológico
Bautista de Nueva Orleans, Th.M. de la Universidad Azusa Pacífica, M. A. Él ha pastoreado en
Panamá, Ecuador y EE UU y tiene un ministerio de enseñanza de la Biblia. Pounds bien dijo:
“No hay otra manera de decirlo. El Cristianismo es Cristo.” Y “está centrado en la persona y la
obra de Jesucristo.”(2009). Gilbert, Pastor de una Iglesia bautista en el estado de Kentucky,
teólogo con una maestría en divinidades del Southern Baptist Theological Seminary y también
autor del libro ¿Que es el evangelio? Gilbert, escribe que el evangelio de Jesucristo “es el centro
del cristianismo” (Pag.1). Cristo es la esencia y la creencia principal del Cristianismo. Y
cualquier otra cosa que se anuncie como objetivo más importante no es cristianismo.
Edward Emily Gibbon fue un historiador británico, considerado como el primer
historiador moderno, y uno de los historiadores más influyentes de todos los tiempos. Gibbon
escribe que
“La influencia del cristianismo no se ciñó al periodo o a los límites del Imperio romano.
Después de una revolución de trece o catorce siglos, esa religión es aun profesada por las
naciones de Europa, la parte más distinguida del género humano en artes, conocimiento y armas.
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Mediante la industria y el celo de los europeos ha sido ampliamente difundida por las costas más
lejanas de Asia y África y por medio de sus colonias se ha establecido firmemente desde Canadá
a Chile, en un mundo desconocido por los antiguos.”(Pág. 5).
Pero ¿cómo fue que el evangelio llegó hasta tierras tan lejanas como Europa, África o
Asia? ¿Cuáles fueron los medios humanos que utilizó Dios, para así llevar la semilla del
cristianismo hasta lejanos países, desde la ciudad de Jerusalén? ¿Cuáles fueron los motivos que
impulsaron a estos hombres a expandir el evangelio?
Gibbon escribe que “el cristianismo en Roma, en la época de la persecución de Nerón,
son descriptos por Tácito como equivalentes a una gran multitud […] Una investigación más
cuidadosa pronto demostró que los delincuentes no excedían el numero de 7.000, número
realmente alarmante si se consideraba como asunto de la justicia pública.” (Pag.81)
Es muy importante conocer que existieron cuatro motivos que facilitaron la extensión del
evangelio:
a. La dispersión de los judíos en el imperio romano después de la destrucción de Jerusalén en el
70 d.C.
b. La paz (PAX) que había impuesto el imperio romano.
c. Los caminos que unían las diferentes provincias del imperio.
d. La globalización y uso del idioma griego, lo que favoreció la comunicación.
Hay que reconocer también que el cristianismo triunfó en su proceso de “evangelización
mundial” aunque no necesariamente a causa de los “héroes de la fe” sino a pesar de - muchas
veces - la falta de piedad de los falsos conversos, el escepticismo de los oyentes (¿Seneca, Plinio
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el Viejo y el Joven Tácito, Plutarco, Galeno, el esclavo Epicteto y el emperador Marco
Antonio?), el abandono de su compromiso cristiano ante los momentos de persecución del
Imperio Romano, como dice Gibbon “de la mezcla inevitable de error y corrupción que contrajo
durante una larga permanencia sobre la tierra entre una raza de seres débiles y generales”(Pag.6).
Evangelio en griego, significa “buenas noticias”. Son las buenas noticias de la
resurrección del joven profeta Jesús de Nazaret, que había muerto a manos del Imperio romano a
instancias de los líderes judíos (Luc.24:5-6).
Pero la tradición cristiana dice que Jesús ¡ascendió a los cielos! (Hechos 1:9-11).
Entonces no fue Jesucristo quien salió en misión a comunicar su propia victoria sobre la muerte,
sino que fueron Bernabé, Pablo, Felipe, Timoteo, Silas, Lucas y otros tantos más, quienes
salieron en misión apostólica y predicaron el Evangelio en todas las regiones principales del
Mediterráneo. Y fue por medio de ellos y de los otros apóstoles, que la joven y naciente Iglesia
se extendió y creció en países como España, en Armenia, por todo el Mediterráneo, Italia,
Egipto, África del norte, Gran Bretaña, Etiopía, India.
El apóstol Pablo fue quien dijo que el evangelio era un mensaje poderoso para dar
salvación a aquellos que en Cristo creyesen (Ro. 1:16). ¡Y ciertamente, el lo pudo comprobar! El
tardó unos quince años de ministerio misionero, para cubrir 4 de las provincias romanas: Galacia
(Listra, etc.) y Asia (Éfeso, etc.), luego en Europa, Macedonia (Filipos) y Acaya (Corinto). Y es
interesante y sorprendente destacar que ninguno de ellos contaba con un plan misionero
predeterminado; pero si con un gran ardor misionero. Sus métodos incluyeron el testimonio
consecuente, el martirio, los milagros, el culto, escuelas cristianas, las apologías y su forma de
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vivir como hermanos. Ya para el inicio del tercer siglo, el mensaje del evangelio había llegado al
sur de España, probablemente habiendo venido vía la antigua Francia desde el este.
Hay relatos del evangelio en lo que es el sur de Francia: Lyon, pero sin que se hayan
obtenido grandes resultados. Los historiadores ignoran cómo llegó el evangelio a Britania
(Inglaterra), pero en el año 314, en el Concilio de Arles, hubo presentes tres obispos. Durante el
tercer siglo, el cristianismo se extendió fuera de las fronteras del Imperio Romano, donde iglesias
fueron establecidas en Partia, Etiopía, Irlanda, India y aún en la China. Hubo un período de
cuarenta años (260 a 300), justo antes de la última y peor persecución de la Iglesia bajo el
emperador Diocletio, en el cual “el pueblo de Dios” creció muchísimo. Miles y miles acudían a
las iglesias.
El mayor crecimiento del cristianismo, fue en Asia Menor y África del Norte. Edesa
(ciudad en la Turquía de hoy) pronto sería el primer estado en declarar el cristianismo como su
religión oficial, y centro de una fuerte influencia cristiana. Los godos fueron los primeros de los
pueblos teutónicos (germanos) que se convirtieron al cristianismo en gran número. Conocieron el
evangelio por prisioneros cristianos llevados allí en el tercer siglo.
Pero fue el famoso Ulfilas (c.311-380) quien agresivamente extendió el evangelio entre
ese pueblo. El dio escritura a la lengua de ese pueblo y así pudo dejarles las Sagradas Escrituras
para su posteridad. Los francos se convirtieron al cristianismo especialmente por influencia y
ejemplo de su rey Clovis quien, juntamente con 3000 de sus soldados, abrazó el cristianismo el
día de Navidad del año 496.
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Muy notable en la historia de la extensión del evangelio es la evangelización de Irlanda
por (san) Patricio, quien a la edad de trece fue llevado como esclavo a esas tierras. Más tarde en
su vida, estando ya en Francia, recibió un llamado muy especial de parte del Señor: en un sueño
escuchó voces llamándolo a volver a Irlanda:
“Te rogamos, joven santo, que vengas a andar entre nosotros como antes.” (Bentson,
Breve historia…I)
Patricio y sus muchos frailes, fundando monasterios no solo en Irlanda sino en diferentes
países de Europa, tuvieron un largo efecto tanto evangelizador como cultural.
¿Qué observaciones acerca de este período de historia (años 30 al 500) realizan los
historiadores que puedan ser interesantes para nosotros saber en el siglo XXI?
a) No había un esfuerzo organizado que promocionara un movimiento misionero.
b) La Iglesia, por doscientos años, no participaba en la vida política del imperio, en gran parte
porque se atribuía deidad al emperador. Tampoco los cristianos participaban en las filas
militares.
c) Los cristianos eran considerados ateos, anti patrióticos e inmorales; se decían que comían
carne y bebían sangre (por la Cena del Señor). En tiempos de calamidades nacionales, se les
atribuía a los cristianos ser los causantes, por haber indignado a los dioses.
d) La conversión de Constantino al cristianismo marcaría un hito importante en la vida de la
iglesia. Él decretó la libertad de religión en el año 313 (el edicto de Milán).
Aunque la mayor parte de la expansión del cristianismo en los siglos anteriores a
Constantino, tuvo lugar no gracias a la obra de personas dedicadas exclusivamente a esa tarea,
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sino gracias al testimonio constante de cientos y miles de comerciantes, de esclavos, de cristianos
condenados al exilio que iban dando testimonio de Jesucristo dondequiera que la vida les
llevaba.
Pero la conversión del Emperador Constantino cambió radicalmente la relación de la
Iglesia al Estado. Pasó de ser Iglesia perseguida y de minoría a ser Iglesia oficial. Con el traslado
del capital del Imperio al Oriente y la invasión de los bárbaros, la organización eclesiástica
resultó ser el único poder capaz de rescatar la cultura greco-romano. La Iglesia asume varios
aspectos de esa cultura. Así nació el Occidente cristiano.
Durante los siglos X y XI se logra la conversión de Escandinava (Suecia, Noruega y
Dinamarca). Los cristianos ortodoxos fueron quienes llevaron la fe cristiana a Rusia. San
Columbano y lo monjes irlandeses fueron quienes evangelizaron a Escocia y re-evangelizaron a
Francia, Alemania, y el norte de Italia.
Durante el período de oscuridad medieval (500 al 1500), la Iglesia irlandesa (Patricio) se
destacó por su celo misionero en muchas partes del mundo conocido: Escocia, Inglaterra (los
feroces anglos y los sajones), Gaul (antigua Francia), Holanda, Alemania, Suiza, Italia. Fundaban
monasterios, evangelizaban y fundaron centros de cultura.
a) Gran Bretaña: Parece cierto que hubo iglesia allí en el tercer siglo, pues tres obispos de allí
estuvieron presentes en el concilio de Arles, Francia, en el año 314. Posteriormente, la invasión
de los anglos y los sajones (siglos quinto), barrieron mucho de esta primitiva forma del
cristianismo. Pero en el siglo sexto se arraigó el cristianismo en Bretaña. Bretaña produjo al
famoso Columba, el cual dedicó la primera mitad de su vida a su tierra natal, fundando muchas
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iglesias y monasterios. Columba emigró a Escocia y de ahí evangelizó a los anglos y sajones. Un
tal Aidan siguió en sus pisadas, y después Cutberto, quien terminó la evangelizac ión de esas
tribus salvajes.
b) Gaul (Francia): Estas tierras habían sido evangelizadas en ocasiones anteriores, pero siempre
la gente volvía a su antiguo paganismo. Así que en el siglo sexto se volvió a emprender la tarea
evangelizadora, esta vez, bajo Columbano. Después de veinte años de arduo trabajo, él cayó bajo
la furia de las autoridades, a quienes él había increpado por su inmoralidad. Eventualmente se
refugió, evangelizando, en Italia.
c) Holanda: La gente de los Países Bajos, llamados Frisianos, escucharon primero el evangelio
por el obispo inglés Wilfrid, quien, rumbo a Roma, se detuvo allí para predicar. Su predicación
fue con tal poder que pudo bautizar a a mucha gente de alto rango, más a miles de hombres y
mujeres. Luego, en el año 692, el monje Willibrord, quien había sido instruido bajo Wilfrid en
Irlanda, fue con once compañeros para ser los primeros misioneros a los frisianos. Trabajaron
durante cuarenta años, y dejaron la iglesia bien establecida allí.
d) Alemania: El evangelio llegó primero a Alemania gracias a los monjes irlandeses e ingleses.
Según algunos, Bonifacio (680-754), fue el misionero más destacado del período oscuro. Vino de
la nobleza inglesa, monje benedictino, su carrera misionera de cuarenta años le ganó el título de
apóstol a Alemania. En una oportunidad, sintió que el momento había llegado para una
definición sobres quién era realmente Dios en el mundo. Frente a los paganos enfurecidos y
cristianos miedosos, agarró un hacha y derribó el Roble Sagrado. Al tumbarse, y quedándose él
con vida, los paganos reconocieron el poder superior del Dios cristiano, y de ahí en adelante
miles se bautizaron. Bonifacio fue muy erudito, un evangelista nato y un gran administrador. Él
puso el fundamento de la Iglesia en Alemania. Fundó muchos monasterios. Ya entrado en años,
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fue a Holanda para colaborar en la evangelización de los frisios. Ganó a muchos convertidos.
Con el tiempo, los enemigos de la cruz le atacaron y el 5 de junio del 755 él y cincuenta de sus
colaboradores fueron muertos.
e) Los sajones: La conversión de esta gente coincidió con el reinado de Carlomagno (771-814).
Se logró por medios militares, no por persuasión moral o espiritual. La alianza entre el estado y
la iglesia culminó en la creación del Santo Imperio Romano, que duró por mil años. La
subyugación de los sajones por la fuerza constituye una página negra en la historia de la iglesia.
Al final de la vida de Carlomagno por fin se terminó la cristianización de los sajones.
f) Escandinavia, Dinamarca, Noruega, Suecia y Europa Oriental: Los vikingos habían sido los
enemigos de la iglesia. Pero, en el año 878 el rey Alfredo, de Inglaterra, ganó una victoria militar
y logró que treinta de los principales vikingos aceptasen el cristianismo. En ese tiempo,
misioneros intrépidos invadieron Dinamarca, Noruega y Suecia, pero con escaso éxito. Pasaron
unos trescientos años hasta que ocurrió un movimiento masivo, lo cual produjo la cristianización
de esos pueblos.
g) Rusia: A mediados del siglo noveno se envió una misión a Rusia, sin éxito, y un siglo
después, la princesa Olga, habiendo sido bautizada en Constantinopla, procuró introducir el
cristianismo otra vez, pero fue muy resistida por los nobles. Le tocó a su nieto, Vladimir (930-
1015) decidir la suerte de su pueblo. Él examinó varias religiones –por poco escogiendo el
Islam— antes de optar por el cristianismo.
¿Cuáles fueron las razones de este éxito tan grande? Gibbon añade cinco razones
secundarias que garantizaron el éxito de la evangelización, razones que al conocerlas, aun al más
escéptico le darán la verdadera impresión que este progreso fue favorecido y ayudado por el
mismo Dios (Pag. 7):
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a. El celo inflexible e intolerante de los cristianos, sacado, eso sí de la religión judía, pero
purificado del estrecho e insociable espíritu que, en vez de invitar, había impedido a los gentiles
abrazar la Ley de Moisés.
b. La doctrina de una vida futura, mejorada con toda circunstancia adicional que pudiera dar peso
y eficacia a esa importante verdad.
c. Los poderes milagrosos atribuidos a la Iglesia Primitiva.
d. La moral pura y austera de los cristianos.
e. La unión y disciplina de la república cristiana, que formó gradualmente un estado
independiente y próspero en el corazón del Imperio Romano.
Gibbon narra que “el progreso del cristianismo no se limito al Imperio Romano y, según
los padres primitivos que interpretan los hechos a través de las nuevas profecías, la nueva
religión, un siglo después de la muerte de su autor divino, ya había visitado todas las partes del
globo. No hay pueblo, dice Justino Mártir, sea griego o bárbaro o de otra raza de hombres, de
cualquier otro nombre o costumbre que pueda ser distinguido, aunque ignorante de las artes o la
agricultura, que habite bajo tiendas o sea errante en carruajes cubiertos en el que no sean
ofrecidas oraciones en el nombre de Jesús crucificado al Padre y Creador de todas las cosas”
(Pag.84).
Este es, sin dudas, un breve resumen de la extensa historia de cómo fue evangelizado
Europa. Solo resta comentar que la actividad misionera durante el medioevo fue un trabajo
disperso, es decir, sin una coordinación general que uniera los recursos humanos y los métodos
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de acción. Quizás, pudo haber sido las dificultades de comunicación, la falta de medios, las
distancias casi insalvables o la diversidad de las culturas, lo que determinó que todos esos
maravillosos esfuerzos misioneros aparezcan hoy como iniciativas individuales o
congregacionales, no como un indicativo de una Iglesia Universal comprometida en su labor
misionera.
En la obra “La Historia de la decadencia y caída del Imperio romano” (en inglés original,
The History of the Decline and Fall of the Roman Empire, conocida popularmente como The
History), una obra histórica escrita por el inglés Edward Gibbon (1737–174), que aborda la
decadencia y caída del Imperio romano, Gibbon le echa la culpa a los barbaros y al cristianismo
de la caída del Imperio romano. Al abundar en las causas de la decadencia cívica, el encuentra un
culpable en el Cristianismo, que predicaba un modo de vida incompatible con el sostenimiento
del Imperio. Gibbon entiende que con el auge del Cristianismo aparece la creencia en una
existencia mejor tras la muerte, lo que produce una mayor indiferencia sobre el presente entre los
ciudadanos romanos, haciendo que desaparezca su deseo de sacrificarse por el Imperio. El
pacifismo cristiano habría acabado con el espíritu marcial que dominaba la sociedad romana, y la
intolerancia de los cristianos para consigo mismos y para con los demás habría sido una fuente
continua de inestabilidad. Gibbon, como muchos otros intelectuales ilustrados, veía la Edad
Media como una edad oscura llena de superstición conducida por el clero, y creía que no había
sido hasta la Edad de la Razón cuando la Humanidad pudo recobrar el progreso comenzado en la
Edad Antigua. Curiosamente, al plantear el supuesto pacifismo cristiano y su desinterés por la
vida terrena, Gibbon se hace eco de los textos de la apologética cristiana de los siglos III-V d. C.,
en la que tales puntos de vista son muy frecuentemente justificados y ensalzados: es común
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hallar apólogos cristianos de la época en los que se compara el belicismo y la violencia de los
romanos paganos con el pacifismo y la virtud de los cristianos mártires.(Wikipedia)
A modo conclusión de este trabajo práctico, deseo reiterar que “El cristianismo es Cristo.
Y Cristo es el corazón del mensaje del evangelio” (Pounds). No se puede “inventar” otro
mensaje. Y como bien lo explica Gilbert, “el evangelio es la proclamación de Jesús en dos
sentidos. Es la proclamación anunciada por Jesús – la llegada del reino de Dios en medio de
estructuras humanas. Pero también es la proclamación acerca de Jesús –las buenas nuevas de que
en su muerte y resurrección, Jesús hizo disponible el reino de Dios para nosotros.” (Pág. 5).
Entiendo que este es el importante mensaje que la Iglesia debe continuar predicando. Ya hace
dos mil años que esta buena noticia (evangelio) es anunciada y seguirá siendo proclamada hasta
que Jesucristo cumpla con su promesa de retornar, para así juzgar a los vivos y a los muertos (I
Pedro 4:5). Y como rogó el apóstol Juan al final del libro de Apocalipsis, los cristianos rogamos
diciendo “Amén! ¡Ven, Señor Jesús!”(Apocalipsis 22:20b NTV), porque como dice el libro de
Proverbios en el Antiguo Testamento: “la Esperanza que se demora es tormento del corazón,
pero el deseo cumplido es árbol de vida.” (Proverbios 13:12). Y en aquel momento estoy seguro
que diremos, como lo escribió don Miguel de Unamuno:
“Méteme, Padre eterno, en tu pecho,
misterioso hogar.
Dormiré allí, pues vengo deshecho
del duro bregar”.
¡Gracias Señor Jesús por darnos a conocer este tremendo mensaje de esperanza y
redención!
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Referencias
Bentson, Keith. Breve historia de la misión mundial I. (n.d.). Recuperado de
http://www.enmision.com.ar/historia/historia_misiones_bentson_1.htm
Bentson, Keith. Breve historia de la misión mundial II. (n.d.). Recuperado de
http://www.enmision.com.ar/historia/historia_misiones_bentson_2.htm
Bentson, Keith. Breve historia de la misión mundial III. (n.d.). Recuperado de
http://www.enmision.com.ar/historia/historia_misiones_bentson_3.htm
Gibbon, Edward. Los cristianos y la caída de Roma. Traducción de José Sánchez de León
Menduina. (2013). Taurus Great Ideas. Santillana Ediciones Generales. Madrid. España.
Gilbert, Greg. ¿Qué es el evangelio?, Publicaciones Faro de Gracia. Graham, N.C., E.U.
¿Qué es el Cristianismo y qué creen los Cristianos? (n.d.). Recuperado de
http://www.gotquestions.org/Espanol/Cristianismo.html
Wil Pounds. El Cristianismo es Cristo.(2009). Traducido por Katia Blandin. Recuperado de
http://www.abideinchrist.org/selahes/jun4.html
Wikipedia. Historia de la decadencia y caída del Imperio romano.(n.d.).Recuperado de