2. LAS DOS LEYENDAS
• Existen dos leyendas que explicarían el origen de
esta civilización. Las leyendas fueron recogidas de
fuentes orales de primera mano, los orejones y
otros miembros de la familia imperial fueron los
que contaron a los cronistas. Entre los más
importantes cronistas se encuentran el español
Juan Diez de Betanzos (marido de la ñusta
Angelina, hermana del Inca Atahualpa); así
como, el Inca Garcilaso de la Vega (hijo de un
conquistador español y de la ñusta Isabel
Chimpu Ocllo, nieta del Inca Túpac Yupanqui).
4. LA PRIMERA LEYENDA
• La primera leyenda es la de los hermanos Ayar
que eran cuatro varones y cuatro mujeres: Ayar
Manco y Mama Ocllo; Ayar Cachi y Mama Cora;
Ayar Uchu y Mama Rahua; y Ayar Auca y Mama
Huaco. Estos hermanos salieron de las
profundidades de las cuevas de Pacaritambo en
el cerro Tampu Tocco. De allí, luego de una serie
de desavenencias y desgracias, quedó solamente
Ayar Manco (Manco Cápac) y su mujer Mama
Ocllo quienes finalmente llegarían al Cusco.
6. CONTINUACIÓN
• El resto de sus hermanos se convirtieron
convenientemente en huacas que los protegieron
cual divinidades tutelares. Se piensa que no se
tratarían de hermanos sino de pueblos o
naciones, cada una distinta a la otra pero unida
en esencia; pese a salir de un mismo lugar se
fueron apartado la una de la otra quedando
solamente la nación de Ayar Manco como la
única que llegó a la tierra prometida (Cusco),
semilla del imperio venidero.
7. LA SEGUNDA LEYENDA
• La segunda leyenda es la de Manco Cápac y
Mama Ocllo, hijos del dios sol, que llegaron
provenientes de la espuma del lago Titicaca. Su
padre los había enviado con la finalidad de
civilizar al pueblo y fundar un gran imperio. Pero
antes debían atravesar un largo camino y probar
con una varilla de oro la tierra que debía
acogerlos a ellos y a sus futuros descendientes.
En el momento en que la varilla se hundiera
fácilmente sobre la tierra sabrían que su destino
se había cumplido finalmente.
8. CONTINUACIÓN
• La leyenda cuenta que la varilla de oro se
hundió en el cerro Huanacauti, muy cerca
al Cusco, y desde allí divisaron sus nuevas
tierras y su pueblo al que instruyeron con
mucho esmero pues así se lo había
ordenado su padre el dios sol. Es decir,
Manco Cápac y Mama Ocllo no solamente
fueron simples reyes sino que fueron
padre y madre del pueblo, pues les
enseñaron, según la tradición, los oficios y
demás quehaceres para que se
convirtieran en una gran nación