Este documento describe cómo el material "Acompañados por el camino" se aleja del formato tradicional del Vía Crucis invitando a los lectores a descubrir a Jesús acompañando sus propias historias y caminos en la actualidad. Además, las ilustraciones simbolizan las realidades que viven los jóvenes de hoy para que el Camino de la Cruz deje de ser ajeno y se convierta en el propio caminar de cada persona, alentando la presencia de Jesús.
Los siete saberes necesarios para la educacion del futuro 311008
Acompañados por el camino viacrucis
1. “Acompañados por el camino” se aleja del formato del Vía Crucis
tradicional porque, si bien Jesús sigue siendo el Protagonista de la
Historia de Salvación, nos invita a descubrirlo acompañando nuestros
caminos, nuestras historias, HOY. Es por ello que la riqueza del trabajo
no agota su utilidad en las celebraciones de Cuaresma y Semana Santa
ya que las ilustraciones simbolizan las distintas realidades que viven y
sufren los jóvenes, hombres y mujeres del mundo actual.
2. De esta manera, el Camino de la Cruz deja de ser algo ajeno a
nosotros para convertirse en nuestro propio caminar alentando
la presencia vivificadora de Jesús. Porque no sólo compartimos
con Él nuestros dolores sino que, aún más importante todavía,
es a través de esta experiencia de cruz que alcanzamos la Vida.
Ser cristianos implica optar por la Vida asumiendo sus
compromisos y sabiendo que, aunque tengamos que cargar
distintas cruces, este nos lleva a la Resurrección. Pero es
necesario asumir este camino desde la perspectiva de la
solidaridad y comprender que no basta con que caminemos sino
que debemos ayudar a que otros caminen con nosotros y
puedan, sentirse acompañados y sostenidos por Jesús.
En las próximas páginas, vamos a proclamar que el Dios en
el que creemos es el Dios de la Vida, que ama a los jóvenes y
los quiere ver felices. Es Él quien nos invita y nos anima a
vivir en plenitud.
3. ALGUNAS SUGERENCIAS PARA TRABAJAR CON ESTE
MATERIAL
Dado que las imágenes son el recurso principal pueden ser abordadas con
la guía que se propone o sin ella, dependiendo esto de la situación particular
en que se trabaje.
Al lado de cada imagen se invita a expresar los pensamientos / sensaciones /
emociones / reflexiones que provocan en cada uno los dibujos, para luego
compartirlos en el grupo.
Se pueden trabajar todas las imágenes juntas o cada una por separado,
según la preparación a la Pascua de cada comunidad.
Es importante que podamos ver en este material el camino que van haciendo
los jóvenes durante su vida. Asimismo, no es necesario utilizarlo en su totalidad
(imagen tras imagen) sino que se pueden realizar distintas catequesis en
diferentes momentos del año utilizando cada ilustración por separado.
Para rezar con este material, como para todo momento de oración, son
necesarios en lugar y un espacio que favorezcan la reflexión personal y
comunitaria.
Si este material es entregado a un grupo, es conveniente hacerlo en un marco
propicio donde se explique la finalidad (por ejemplo, en una celebración).
También hay que prever que el material necesario esté disponible para todos:
hojas, lapiceras, textos.
5. MIRANDO LA
IMAGEN
Hoy nos ofrecen distintas cosas como alimento.
Algunas de ellas nos engañan porque, en vez de
alimentarnos y darnos fuerzas para vivir, nos quitan
fuerzas para seguir adelante, nos aíslan, nos
lastiman …
Los estilos de vida que nos impone el sistema, que nos resultan inalcanzables y, por
eso, nos frustran; las cosas que se nos presentan como “consumibles”, comprables,
y que terminan consumiéndonos a nosotros, haciendo que nuestra vida gire en torno
sólo a eso, son algunas de las cosas que se nos ofrecen y no nos alimentan.
A su vez, el hambre, la falta de oportunidades, el quedarnos afuera de casi todo, el
miedo de no poder llevar el pan a nuestras casas, nos hace desesperarnos y
sentirnos vulnerables e indefensos. Jesús nos invita a que compartamos de la olla
de SU alimento. Nos invita a que nos dejemos alimentar por Él y así tener la fuerza
que necesitamos para poder construir lugares que sean habitables para todas las
personas. Es con el alimento de su Pan, de su Palabra y de su Presencia que somos
capaces de construir comunidades que defienden, cuidan y celebran la Vida.
6. PARA
REFLEXIONAR
¿Dónde y con quién me junto para no bajar los brazos y seguir
construyendo lugares “habitables”?
¿A quiénes ayudo todos los días a no “morir de hambre”?
¿Cuál es el alimento que nuestras comunidades ofrecen a los
jóvenes?
PARA REZAR
Vamos a mirar la imagen propuesta y vamos a poner los
nombres de las personas que nos ayudan a seguir viviendo, y
también vamos a ponerle nombre a las cosas que nos
alimentan para seguir enfrentando las dificultades de todos
los días.
8. MIRANDO LA
IMAGEN
Hoy como ayer, el imperio se impone como un poseedor de la
verdad. Nuestras acciones y nuestras opciones son juzgadas a
la luz de sus presupuestos, en los cuales el individualismo y el
consumismo se presentan como los únicos criterios que deben
ser contemplados en nuestra elecciones.
De esta manera, el estudio, el trabajo, las relaciones afectivas tienen un solo fin:
adquirir la posibilidad de consumir, comprar y vender, ponerle a todo un precio para
conseguir mi bienestar y sin importar nada más.
Jesús es juzgado por oponerse a un sistema político-económico y religioso que no
considera a las personas y que usa a Dios para justificarse y así poder hacer legítima
su pretensión de dominar.
Por esto, quien pretende vivir los valores de la solidaridad, de la fraternidad del
Evangelio, son desacreditados y desalentados.
9. PARA
REFLEXIONAR
¿Con qué frases suelen descalificar las opciones que tomamos para
- seguir construyendo – construir el Reino de Dios?
¿A qué juicios son sometidos los jóvenes de nuestra comunidad?
Cuando somos descalificados por el sistema ¿qué podemos hacer
para ayudarnos?
PARA REZAR
Vamos a recuperar las frases que nos desalientan y nos
lastiman, por ejemplo: “Deja de perder el tiempo ayudando a
los demás y piensa más en ti!!!”
Y vamos a pedirle a Jesús que nos acompañe, para que
tengamos la capacidad de perseverar en nuestras opciones.
11. MIRANDO LA
IMAGEN
Somos creados por Dios y liberados por Jesús de la misma
muerte. Esto es lo que nos hermana, lo que nos hace parte de la
familia a la cual todos estamos llamados a cuidar. Por esto, lo
que le pasa a otra persona, nos pasa a nosotros también.
Nos hemos acostumbrado a algunas frases propias del neoliberalismo, tales como: “haz la
tuya”, “es mi vida”, “ese no es mi problema, yo no me meto”, “sálvese quien pueda” y
tantas otras cosas que nos invitan a aislarnos de los demás. Por eso, mientras ellos dicen
que “mi libertad termina donde empieza la de los demás”, nosotros sabemos que mi
libertad se complementa con la de los demás. Si la otra persona no es libre, si la otra
persona está encadenada, entonces mi libertad está disminuida. Si la otra persona sufre un
injusticia, yo también la padezco.
Somos parte del mismo cuerpo, como dice San Pablo. Somos parte de la misma familia, por
eso cuando dejamos de pensarnos todos unidos y con algo en común, nos perderemos a
nosotros mismos.
Los azotes de ayer en la espalda de Jesús, hoy son los azotes del hambre, de la soledad, de
la depresión, de la muerte prematura. Son azotes que muestran las formas de trato injustas,
que muestran la existencia de un sistema que sigue creando nuevas formas de esclavitud.
Jesús camina con nosotros y nosotros caminamos con Él. Este caminar no es una gran
producción cinematográfica montada sólo para que lloremos y suframos: es un caminar
que nos invita a compartir nuestra propia historia y nuestra propia vida.
12. PARA
REFLEXIONAR
¿Cuáles son las situaciones que nos encadenan, que nos quitan
libertad?
¿De qué manera sentimos la presencia de Dios en las situaciones
de dolor y de opresión que nos toca vivir?
Como comunidad: ¿Con quiénes compartimos más de cerca la
vida comunitaria?
PARA REZAR
Vamos a dibujar un látigo con siete cuerdas, y en cada una de
ellas vamos a poner los nombres de nuestros dolores personales.
Luego, dibujamos otro látigo similar, y en cada cuerda escribimos
los nombres de los dolores que vemos en nuestro barrio.
Después vamos a rezar por cada una de estas situaciones,
tratando de ofrecer a Dios y a la comunidad lo que tenemos para
ayudar a las personas que sufren.
14. MIRANDO LA
IMAGEN
La solidaridad se expresa en gestos concretos. Allí donde
las palabras no alcanzan hay que poner el cuerpo. Nosotros
sabemos eso por experiencia propia. Muchas veces nos
encontramos frente a situaciones en las cuales lo único que
podemos hacer es estar. Cuando un amigo nos cuenta sus
problemas, cuando alguien llora a nuestro lado, cuando vemos la expresión de quien
se siente derrotado aprendemos a ponerle el hombro a los demás, a esas situaciones,
a esas experiencias de dolor. Porque sabemos que en esos momentos necesitamos
sentirnos queridos, cuidados, consolados, protegidos.
Dios no puede acompañar porque se puso primero en nuestro lugar, porque las
espinas de la corona de Jesús no son muy diferentes a las “espinas” que sentimos
cuando algo nos duele mucho.
La ternura nos da la capacidad de acompañar al que sufre. Amar con ternura es ser
capaces de esto: de ponernos en el lugar del otro y desde allí acompañarlo. Para
nosotros “triunfar” en la vida es simplemente ser capaces de amar.
15. PARA
REFLEXIONAR
¿A quienes acompaño y quiénes me acompañan?
¿Qué gestos concretos de ternura descubro en mi comunidad?
Como comunidad ¿a quiénes les hacemos sentir nuestra presencia,
nuestro “hombro”?
PARA REZAR
Vamos a hacer esta oración, diciendo los nombres de las
personas que están sufriendo o nombrando situaciones sociales
que generan sufrimiento y que necesitan que las acompañemos.
Después de nombrar las situaciones o las personas vamos a rezar
un Padrenuestro para pedirle que venga su Reino, que es Reino
de ternura, de amor, de justicia, de paz.
17. MIRANDO LA
IMAGEN
A veces sentimos que llevamos una carga muy pesada en
nuestras espaldas. Carga que no elegimos y que nos va
lastimando y dejando sin fuerzas.
Muchas veces sentimos que no hay oportunidad para nosotros, y al mismo tiempo
vemos el despilfarro y la soberbia de quienes malgastan lo que la mayoría
necesitamos para vivir. Esto nos “tira para abajo” … y como si fuera poco, se nos
presentan algunos que pretenden hacernos creer que “la vida es así”, que a Dios le
gusta que vivamos sufriendo o que las injusticias que vivimos son naturales.
Pero siempre hay alguien que puede ayudarnos con el peso que llevamos, si es que
nos dejamos ayudar. Porque los “yo puedo sólo” no nos hacen bien, no nos
ayudan a seguir con todas las fuerzas, con todas las ganas.
Jesús puede entender lo que sentimos y lo que nos pasa, porque él también cargó
con su “mochila” y porque él también se dejó ayudar. Es muy duro rescatarse si
nadie nos da una mano. Es difícil mantener nuestras fuerzas, si no nos sentimos
acompañados en el camino.
18. PARA
REFLEXIONAR
¿Quiénes me ayudan a “cargar con mi mochila?
¿A quiénes ayudo a caminar?
Como comunidad ¿al lado de quiénes caminamos concretamente?
PARA REZAR
Escribo en un papel las cosas que hacen que mi caminar sea
difícil, lento o cuesta arriba. Después escribo algún momento de
mi vida en el cual sentí que alguien me ayudó a caminar.
Recuerdo ese momento compartiéndolo con alguien y dando
gracias a Dios porque, aunque a veces no parezca, siempre
estamos acompañados.
20. MIRANDO LA
IMAGEN
Cuando algo nos duele podemos tener varias actitudes,
que pueden ir desde el quedarnos amargados y dando
vueltas sobre lo que nos pasa hasta el hacer que la
experiencia de dolor nos sirva de algo: del dolor también
podemos aprender.
Dios no quiere que nosotros suframos, Dios no quiere el
dolor.
Lo que Dios sí quiere es acompañarnos en el sufrimiento porque Él sintió las
mismas sensaciones y emociones que nosotros sentimos cuando sufrimos.
Esto lo podemos aprender: solidarizarnos y acompañar al que sufre, solidarizarse
surge casi como un reflejo.
Dios no nos manda sufrimientos. Él nos invita a tener misericordia. A sufrir con las
personas que sufren y a acompañarlas en su dolor.
21. PARA
REFLEXIONAR
¿Qué situaciones me hacen sufrir?
¿Con quiénes me solidarizo concretamente en mi barrio?
¿Cómo acompañamos a los que sufren en nuestra comunidad?
PARA REZAR
Vamos a nombrar situaciones que nos hacen sufrir y después de
cada una de ellas vamos a rezar diciendo “Jesús, acompáñame en
este dolor”
23. MIRANDO LA
IMAGEN
El camino de Jesús no fue fácil. Siempre se encontró con
dificultades que ponían en riesgo lo que Él quería vivir. Desde las
personas que se oponían a Él porque no les convenía su mensaje,
hasta las personas que no lo entendían porque no estaban
acostumbradas a que les hablen de Dios de esa manera.
Lo fue metiendo en problemas decir que Dios amaba a todas las personas, y que
especialmente miraba con más ternura a quienes menos eran reconocidos por la
gente de su época, a quienes más sufrían . En la época de Jesús se creía que las
personas que estaban en una situación injusta, de sufrimiento, era porque Dios les
había enviado un castigo. Se creía que las enfermedades, la pobreza, el mal era
“mandado” por Dios para que las personas “pagasen” alguna deuda con ÉL.
En cambio, Jesús con sus sanaciones, con sus gestos y con sus palabras, fue
anunciando que Dios no quiere el sufrimiento de las personas ni su marginación,
que Dios no nos “manda” ningún castigo. Por esto se enfrentó con los que
acumulaban riquezas a costa del sufrimiento de los demás. Ellos, lo que tenían el
poder, llevaron a Jesús hacia el camino de la cruz.
Cuando nosotros pasamos por situaciones difíciles por defender o acompañar a los
que son dejados de lado, Jesús camina a nuestro lado y nosotros caminamos junto
a Él.
24. PARA
REFLEXIONAR
¿Qué situaciones me son difíciles de enfrentar?
¿De qué manera me siento acompañado en esas situaciones?
¿Cómo acompañamos las opciones de los jóvenes en nuestra
comunidad?
PARA REZAR
Proponemos rezar el Salmo 22, “El Señor es mi Pastor” y volver a
escribirlo poniendo en nuestro nuevo salmo las situaciones que
hayamos vivido, en las cuales nos sentimos acompañados por
Dios.
26. MIRANDO LA
IMAGEN
El encuentro de las mujeres con Jesús puede parecer un absurdo. Seguramente
en su tiempo, alguien habrá pensado: para qué este gesto si nada va a cambiar.
Incluso alguno podría haberles dicho: por qué arriesgarse, si no podemos hacer
nada, la vida es así.
Pero estas mujeres, aún sabiendo que lo único que pueden hacer es decir que NO
con su presencia, muestran que no es natural lo que está sucediendo a su
alrededor. Así abren la posibilidad a una historia diferente y desenmascaran la
violencia que un inocente está sufriendo.
Pero estas mujeres, aún sabiendo que lo único que pueden hacer es decir que NO con su
presencia, muestran que no es natural lo que está sucediendo a su alrededor. Así abren la
posibilidad a una historia diferente y desenmascaran la violencia que un inocente está sufriendo.
La Virgen María, su mamá, también lo acompaña. En el “momento difícil” ella está a su lado. En
ella el amor se hace presente para acompañar sin límite el dolor y el sufrimiento de su hijo.
Hoy también vemos a muchas mujeres, que desde su rol de madres, y sin hacer uso de la
violencia, desenmascaran a un sistema que sigue asesinando a sus hijos. Su presencia no
violenta, pero tenaz, es un grito que denuncia a quienes siguen causando muerte entre nosotros.
En la imagen vemos a dos mujeres que nos recuerdan a muchas que, en nuestro país, siguen
recorriendo las calles con los rostros de sus hijos, pidiendo justicia pero también enseñándonos
que no todo es lo mismo, que nosotros tenemos una palabra para decir frente a la injusticia y a la
violencia.
Las mujeres con su andar, nos dicen que la vida no es así, sino que la vida está así; que tenemos
que ser testimonio de nuestro desacuerdo, para que otros hijos no corran la misma suerte. Es un
¡Basta ya! a la muerte injusta, a la muerte temprana y a la violencia.
27. También nos recuerda que en nuestros “momentos difíciles” la Virgen está a nuestro lado,
sosteniéndonos. Ella ruega incesantemente por nosotros y en su solidaridad descubrimos la
verdadera misericordia.
PARA
REFLEXIONAR
¿A qué situaciones tenemos que decir ¡Basta ya! como comunidad?
¿Cuáles son las situaciones de violencia que vivimos en nuestro
barrio?
¿Cómo podemos hacer frente a estas situaciones?
PARA REZAR
Vamos a hacer memoria como comunidad, de todas las personas que han muerto
de manera violenta entre nosotros. Después vamos a mencionar nuestros ¡basta
ya! nombrando todas las situaciones que vivimos y con las cuales no estamos de
acuerdo. Por ejemplo:
“Basta ya de la miseria”
“Basta ya de la desnutrición”
“Basta ya de los chicos en la calle”
Para finalizar vamos a rezar juntos un Ave María, pidiéndole que nos ayude a ser
presencia que denuncia y rechaza la injusticia y la violencia.
29. MIRANDO LA
IMAGEN
Estamos acostumbrados a pensar que Dios quiere de nosotros sacrificios. Muchas
veces, a raíz de esto, tenemos una imagen de Dios como si Él fuera un comerciante,
el cual le vamos comprando aquello que necesitamos al costo de nuestros dolores y
sufrimientos.
Dios no quiere de nosotros “sacrificios”. Lo que Él quiere es que nuestro corazón
sea capaz de amar con ternura y de solidarizarse con las personas que sufren. En la
Biblia, en el capítulo 58,6-7, el profeta sugiere en forma de pregunta lo que Dios
anhela, sueña, para nosotros, para su Reino:
¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero:
desatar los lazos de maldad,
deshacer los nudos del yugo,
dar la libertad a los quebrantados,
y arrancar todo yugo?
No será partir al hambriento tu pan,
y a los pobres sin hogar recibir en tu casa?
¿Que cuando veas a un desnudo le cubras,
y de tu semejante no te apartes?
Jesús recorre el camino de la cruz, para que nunca más haya crucificados.
Si tenemos nuevos crucificados en nuestra sociedad, pues entonces podríamos
aceptar esa invitación que Dios nos hace por medio del profeta. Porque la voluntad
de Dios es que cuidemos de las personas más pobres y abandonadas tal como nos
cuidamos a nosotros mism@s. La voluntad de Dios es que nos acompañemos
30. PARA
REFLEXIONAR
¿En qué momentos me sentí aliviado en mi dolor por mi
comunidad?
¿De qué manera usamos a Dios para justificar situaciones de
injusticia?
¿Qué gestos concretos de solidaridad hacemos como comunidad
con los que sufren?
PARA REZAR
Escribo situaciones de mi vida en la cual haya sentido la
presencia de alguien que me acompañó o que yo haya
acompañado.
Después de escribir el relato vamos a tratar de ver qué actitudes
son las que hicieron posible poder compartir ese momento. Para
terminar vamos a compartir esas actitudes.
32. MIRANDO LA
IMAGEN
La experiencia de la muerte es una de las experiencias más
dolorosas que vivimos.
Frente a ella hay pocas cosas que podemos decir o hacer.
Quienes hemos perdido un ser querido, sabemos que en esos
momentos las palabras no alcanzan y los “por qué” no nos llegan
al corazón. Nos sentimos abandonados y la tristeza nos invade.
Es como estar frente a un abismo, y nos cuesta ver cómo seguir
caminando.
Estamos como ciegos ante la vida, no podemos ver.
En esos momentos lo que nos ayuda y reconforta es la presencia de personas que nos
quieren, porque lo que nos hace bien es sentirnos acompañados, sentir que tenemos
un hombre donde podemos recostarnos, donde podemos descansar.
Porque a veces las palabras sobra, Jesús simplemente camina a nuestro lado,
siguiendo el ritmo de cada uno. Esa es su manera de querernos y cuidarnos: estando
con nosotros en las muertes que experimentamos, muertes que también pueden ser
pequeñas y cotidianas.
33. PARA
REFLEXIONAR
¿Qué experiencias de muerte vemos a nuestro alrededor?
¿Qué situaciones nos hacen “perder la vida”?
¿Cómo nos podemos acompañar en estas situaciones límite?
PARA REZAR
Vamos a quedarnos un momento en silencio, mirando la imagen y
recuperando algún momento de nuestra vida en la cual nos sentimos
como el chico que está con los ojos vendados. Luego compartimos
este momento que hemos recordado.
35. MIRANDO LA
IMAGEN
Con la muerte de Jesús pareció que todo estaba
terminado. La esperanza de muchas personas había
sido derrotada por la injusticia y la violencia. Al dolor
de perder a una persona querida, seguramente siguió
la pregunta. ¿para qué sirvió todo lo que
vivimos con Él?
Pero la última palabra no estaba dicha:
Faltaba que Dios dijera “Yo soy el Dios que quiere y defiende la Vida”. La
resurrección de Jesús es la protesta de Dios frente a la muerte, la violencia y la
injusticia. Esta propuesta no fue realizada desde la lógica de la violencia, sino desde
la lógica del amor y la ternura. Por esto es que logra derrotar definitiva y totalmente
todo lo que genera muerte y sufrimiento.
Por la resurrección de Jesús tenemos la certeza de que la última palabra de Historia y
de nuestra propia historia, no es la muerte sino que es la Palabra del mismo Dios,
regalándonos una Vida plena y abundante, una Vida donde la injusticia y el
sufrimiento ya no tienen lugar porque somos uno con Él. La resurrección de Jesús es
la certeza de que, por la voluntad de Dios, la Vida finalmente vencerá.
36. PARA
REFLEXIONAR
¿A quienes necesitamos anunciar hoy que Nuestro Dios es el Dios
de la vida?
Como comunidad ¿Cuáles son las maneras en que anunciamos que
Nuestro Dios es el Dios de la vida?
¿Qué situaciones nos ayudan a mantener la esperanza en la Vida
abundante para todos y todas?
PARA REZAR
Vamos a rezar por todas las personas que conocemos y que
están con Dios. Por eso vamos a ir nombrándolas y cada tres
nombres vamos a decir juntos: “Gracias Jesús, porque por vos,
sabemos que ellos viven con Dios”.
38. MIRANDO LA
IMAGEN
Creer en la resurrección de Jesús tiene sus implicaciones. La fe en la
resurrección nos invita a vivir libres de toda atadura y a ser capaces de
discernir entre lo que es pasajero y lo que permanece. Esto nos ayuda a
descubrir el sentido de nuestra vida, a descubrir lo que realmente es
importante. Y sabemos que lo importante, aquello que no podemos ni
queremos negociar, sigue siéndolo incluso aún cuando vivimos
situaciones que son difíciles.
La fe en la resurrección también nos implica, nos compromete, en los procesos de liberación de
quienes están cautivos y no pueden ver las señales de vida que hablan de Nuestro Dios. Por esto,
quien cree en Jesús resucitado, necesita provocar “pequeñas resurrecciones” a su alrededor,
viviendo y proponiendo vivir el espíritu de las bienaventuranzas.
Así, vivir la fe en la resurrección es optar por la vida, cuidándola y defendiéndola aún en
situaciones difíciles, porque sabemos que las situaciones de muerte cotidianas no son lo que
permanece y no es lo que debe permanecer entre nosotros. Pero optar por la vida y optar por las
transformación del mundo para que todos podamos tener vida en abundancia, no implica negar o
escaparnos de las muertes cotidianas; porque “el Cristo crucificado, es el Cristo
Resucitado”. No vivimos la cruz como una resignación, sino que la asumimos como un paso
para la Vida Nueva. Cargar con la cruz sin la esperanza de la resurrección no es una actitud
cristiana.
La resurrección nos abre los ojos para poder mirar la realidad desde “los ojos de Dios”, es decir,
desde el Proyecto que Dios tiene para todos.
Anunciar la resurrección es anunciar el amor sin límites ni medidas que Dios tiene a cada persona
en particular y a toda la humanidad en general.
39. PARA
REFLEXIONAR
¿Cuáles son aquellas cosas que me dan vida?
¿Cuáles son las que dan vida a nuestra comunidad?
¿Quiénes y cómo nos ayudan a experimentar la resurrección?
¿Cómo generamos “pequeñas resurrecciones” entre nosotros y en
nuestro barrio?
PARA REZAR
Nombramos grupos, personas, gestos que fueron señales de vida para
nosotros en nuestro andar cotidiano.
Como gesto de celebración y alabanza a la presencia de Dios Vivo en
medio nuestro, vamos a traer un alimento para compartir con las
personas que necesitan nuestra solidaridad.
40. Publicado en:
Boletín Salesiano Don Bosco
Instituto Salesiano de Artes Gráficas
Buenos Aires – Argentina
2006
Ilustraciones:
Gustavo Daguene
Textos:
Pablo Rozen
Elaborado en este formato por:
DELEGACIÓN DE EDUCACIÓN ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ