El ángel Gabriel le dijo a María, una virgen de Nazaret, que quedaría embarazada por obra del Espíritu Santo y daría a luz a un hijo llamado Jesús, que sería el Hijo de Dios. María se mostró confundida por esto dado que era virgen, pero el ángel le explicó que su parienta Isabel también estaba embarazada a pesar de su edad avanzada, por lo que nada es imposible para Dios. María aceptó ser la madre de Jesús.