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CAPITULO I



                        INVESTICOM 2010 - Bogotá, Colombia, 9-11 de noviembre

        FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL PARA LA PAZ - UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS



                                            OBSERVAR LOS MEDIOS

                                          UN EJERCICIO PARA LA PAZ



MAURIZIO ALÍ, MA, MSc.1, MARCOS CANASTO2, LUISA PAEZ3 y ALEJANDRA SALAMANCA4



Resumen

Este documento sintetiza los resultados de una más amplia labor de reflexión que subyace a la
fundación del recién nacido Observatorio de medios de comunicación (OdM) de la Facultad de
Comunicación Social para la Paz (FCSP) de la Universidad Santo Tomás (USTA) así como una revisión
de sus objetivos en términos de fomento de la investigación formativa de nuestros estudiantes, de
la proyección social de nuestra Alma Mater y de la construcción de ciudadanías activas en nuestro
país.

La primera parte del texto está dedicada a presentar un panorama conceptual sobre los
observatorios de medios para facilitar la comprensión del fenómeno en clave continental. En la
segunda parte se describen las características y las especificidades del OdM de la FCSP, así como las
oportunidades que puede ofrecer en términos de desarrollo de procesos académicos de alto
impacto social, acorde con el talante humanista de nuestro Proyecto Educativo Institucional (USTA,
2004).

Palabras clave




1
  Periodista e investigador italiano. Coordinador del Observatorio de Medios, Coordinador del énfasis “Comunicación en
Conflicto” y docente de la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Universidad Santo Tomás de Aquino.
Contacto: maurizioali@yahoo.it
2
   Asistente de investigación del Observatorio de Medios la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la
Universidad Santo Tomás de Aquino.
3
   Asistente de investigación del Observatorio de Medios la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la
Universidad Santo Tomás de Aquino.
4
   Asistente de investigación del Observatorio de Medios la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la
Universidad Santo Tomás de Aquino.

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Observatorio de medios, veeduría ciudadana, investigación formativa, responsabilidad social de las
instituciones educativas, análisis crítico del discurso.



1. ¿QUÉ ES UN OBSERVATORIO DE MEDIOS?: ABREBOCAS PARA LA DISCUSIÓN

Un Observatorio de Medios de comunicación (OdM) es una herramienta de investigación cuyo
propósito es aquello de contribuir a la identificación, análisis y discusión de problemas propios de la
comunicación. Su principal finalidad es el control del cumplimiento de las funciones que
corresponden a los medios de comunicación (informar, empoderar, denunciar), a partir de
exámenes que posibiliten la construcción de escenarios de debate público y de reflexión
académica, con espíritu crítico, independiente y propositivo.

En ámbito universitario, se propone como un escenario para proporcionar una formación teórica y
una capacitación en investigación altamente cualificadas para el estudio interdisciplinario de la
comunicación y de los procesos de emisión, circulación y recepción de los productos mediáticos. En
términos de proyección social, su objeto es aquello de elevar la calidad y la responsabilidad en el
cubrimiento periodístico a través de un esfuerzo de retroalimentación basado en un dialogo
constante con la ciudadanía y con los mismos medios de comunicación, apoyado por los resultados
que arroja su trabajo de veeduría.

Un OdM es, entonces, una herramienta de construcción de tejido ciudadano que se constituye
como un foro en el cual los usuarios del los medios de comunicación –investigadores, lectores,
oyentes, telespectadores e internautas- pueden manifestar sus opiniones y participar de modo
activo en el proceso de la crítica mediática constructiva y propositiva: un campo en el que, hasta el
momento, los ciudadanos han cumplido un papel de meros agentes pasivos. Efectivamente,
sumergidos por caudal informativo que nos proporciona la “modernidad” (que confunde), los
ciudadanos/consumidores no han podido desarrollar criterios de interpretación suficientemente
sofisticados que proporcionen los elementos de juicio suficientes para tomar decisiones
conscientes en el campo político, económico y social. Es evidente que tales determinaciones
sobrevienen como consecuencia de muy diversos factores pero, entre ellos, puede ser
determinante la orientación que ofrezcan los resultados de un atento y cuidadoso seguimiento
evaluativo del trabajo de los medios de comunicación como el que se propone realizar un
Observatorio de Medios.

Además, como nos recuerdan los investigadores que integran el OdM de la Universidad La Sabana,
en Bogotá:

       “Los medios pertenecen mayoritariamente a empresas privadas cuyas decisiones responden
de modo legítimo a los designios de sus accionistas y representantes. No obstante, los medios
constituyen un servicio público, con garantías y privilegios específicos previstos en varios artículos
de la Constitución, que presuponen imperiosas contrapartidas en materia de deberes y
responsabilidades de comunicadores, dueños de los medios y anunciantes. El Observatorio de

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Medios tiene como objeto establecer parámetros útiles para verificar el cumplimiento de esos
deberes que deben fomentar la convivencia ciudadana y el funcionamiento de la sociedad dentro de
un orden conveniente y replicable” (OdM La Sabana, 2006).

En una democracia participativa como la nuestra, un Observatorio de Medios puede actuar como
un ente investigador de los fenómenos de la comunicación con el fin de orientar a la opinión
pública y lograr mayor y mejor participación de los ciudadanos en las decisiones políticas que les
afectan.



2. EL EFECTO MATRIX: ESPACIOS COLONIALES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN COLOMBIA

                                    “El poder es la guerra, es la guerra proseguida por otros medios”

                                                                                   [Foucault, 2001: 27]

El filosofo francés Michel Foucault, invirtiendo el célebre aforismo del polemólogo prusiano Carl
Von Clausewitz (1999 [1832]), alguna vez pregonó que el conflicto no es “la continuación de la
política por otros medios”: al revés, en la sociedad posmoderna y neoliberal, se está revelando una
presencia constante, una lógica omnipresente de “enfrentamiento persistente” (Foucault, 2001). Se
trata de un escenario en el cual es necesario pensar en términos de tácticas, en el que siempre hay
y habrá un adversario y en el cual la única solución posible es la derrota del enemigo.

De hecho, las lógicas de dominación hegemónica que han sido establecidas en Colombia (y, de
hecho, en todo el Sur del mundo) se basan en un esquema de reproducción del poder que no es
nada más que una versión -quizás actualizada pero seguramente criolla- de aquel cementerio de
élites del cual nos hablaba, hace casi un siglo, el sociólogo italiano Vilfredo Pareto (1968 [1916]). En
este continente, siguiendo la perspectiva de Pareto, se han desarrollado grupos de poder -esto es,
élites- que tienen a la vez, volviendo a una diferenciación ya descrita por Machiavelli (1994 [1513]),
actitudes de leones o de zorros. En el primer caso, usan la coacción, la fuerza (la macht weberiana.
Weber, 1991 [1918-19]) para imponer su soberanía; en el segundo caso, usan la persuasión y el
enmascaramiento (la herrschaft): lo que, en la literatura académica llamamos propaganda y que,
más prosaicamente, tendríamos que definir “ficción” (una extensa disertación sobre el argumento
se encuentra en Chomsky, 1995). Una “mentira que convence” y que sabe transformarse en
realidad y pensamiento único, puesto que se apoya en la legitimidad más estable y duradera que
nos ofrezca la posmodernidad: aquella proporcionada de manera “indolora” con la contribución de
los medios de comunicación (Ramonet, 1995).

Esta forma de control social, la cual ha permitido a los integrantes de las élites continentales
aprovecharse de manera incontrolada de los recursos naturales a través de la esclavitud y de la
proletarización de los grupos marginados se basa en un capitalismo (salvaje, como lo definió el




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mismo Papa Juan Pablo II en su encíclica Centesimus Annus5. Ioannes Paulus PP. II, 1991) que ha ido
siempre de la mano con los medios de comunicación que han formado nuestra “Cultura
Latinoamericana” (con la mayúscula porque oficial, institucional e instrumental): un imaginario que,
a pesar de su ímpetus apologético, se ha quedado nacionalista, populista y, al fin y al cabo,
frustrado en el innatural intento de esconder su real identidad. La información “desde arriba” crea
mitos asociados a las proezas futbolísticas del “pibe” Diego Armando Maradona o a las riquezas del
“patrón” Pablo Escobar, dejando de lado los efectos de la violencia estructural y del conflicto
armado y social que tienen que padecer cotidianamente los más de doscientos millones de pobres
del continente. El capitalismo “de rapiña” que opera desde hace cinco siglos en el Continente ha
necesitado, entonces, de una ciudadanía dócil y respetuosa de aquel espejismo que aquí llaman
“democracia”: y para alcanzar este objetivo se ha apoyado en aquellas “industrias culturales” que,
como reconocieron los científicos sociales asociados a la Escuela de Frankfurt ya a partir del 1930,
no son solamente empresas dedicadas a la producción de servicios: son estructuras que, con el
objetivo de acumular ganancias (lógica constitutiva de las corporaciones capitalistas), crean meta-
realidades en las cuales las audiencias se vuelven domesticadas y dispuestas a deshacerse de sus
responsabilidades ciudadanas para rebajarse al papel de meros consumidores6.

El análisis de las estructuras de la posmodernidad, con las diferentes perspectivas que le dieron
Michel Foucault, Pierre Bourdieu, Jean Baudrillard, Teun Van Dijk, Ernesto Laclau (solo para citar
algunos ejemplos paradigmáticos), siempre ha considerado la influencia creciente que los medios
de información tienen para el establecimiento de una “masa social” indiferenciada sea en su
aspecto formal sea en su homogeneidad de pensamiento. La fantasía cinematográfica nos perfila
desde un “efecto Matrix” hasta un “universo Truman Show” en los cuales la realidad de nosotros
ignaros ciudadanos-consumidores resulta manipulada por meta-poderes que, por su identidad
“meta” –es decir, superior- quedan difíciles de identificar y, por supuesto, responsabilizar. Los
mismos ciudadanos-consumidores, incapaces de “recordarse” de su paisaje social de referencia,
prefieren entonces aturdirse con eslóganes que, a pesar de su carácter eminentemente publicitario,
inundan los espacios de información de los medios masivos. Nada nuevo: la reflexión periodística
ha dejado el paso a la noticia “spot”, la frase “memorable”, el juego de palabras que “dispara la
audiencia”. Es así que, en esa “tierra del olvido” que es Colombia, se crean imágenes como aquella
de “la mejor esquina de América”, de un pueblo “echado pa’lante” que canta feliz: “¡Colombia es
pasión!”7. Un pueblo que, como en el imaginario macondiano de Gabriel García Márquez, vive
hipnotizado en un realismo mágico (la meta-realidad) anacrónico y “marciano”. Los encantadores


5
  La encíclica Centesismus Annus fue publicada en mayo de 1991 en el centenario de la encíclica Rerum Novarum,
emanada por Papa León XIII y pieza clave de la doctrina social de la Iglesia.
6
  La reflexión de la Escuela de Frankfurt, sobre todo en el caso de Theodor Adorno y Max Horkheimer (1992), tiene un
enfoque más que todo sociológico y se detiene en el análisis de las relaciones que subyacen al surgimiento de las
industrias culturales y la génesis de la sociedad de masas. Una aproximación conceptual más amplia y enfocada
también hacia los aspectos políticos y económicos de estas empresas se encuentra en Narvaez (2008). Para un
panorama de la industria de los medios masivos de comunicación en el país (no muy actualizado, por decir la verdad) se
puede hacer referencia al trabajo realizado por Maria Teresa Herrán para Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (1991).
7
  Se trata solo de algunos ejemplos paradigmáticos de eslogan que se repiten en los medios de comunicación masiva y
en el discurso político colombiano. Una interesante reflexión sobre el argumento se encuentra en Morales (2006).

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de serpientes, en este caso, han sido las industrias culturales nacionales y multinacionales, que a
través de su “inmensa” producción, por lo menos en términos cuantitativos, han impuesto en todos
los campos de la Cultura (de nuevo, con la mayúscula) unas identidades coloniales construidas para
satisfacer los gustos y las necesidades de una reducida minoría (las élites).



3. PANORAMA: LOS OBSERVATORIOS DE MEDIOS EN COLOMBIA

La investigadora colombiana Adriana María Ángel Botero, coordinadora del OdM de la Universidad
de Manizales, ha escrito que “los observatorios están de moda. Existen, entre otros, observatorios
de derechos humanos, del firmamento, de la crisis, del mercado de construcción, de la comunicación
sexista, de la neutralidad tecnológica, de la oferta hotelera, de la bicicleta, o de las agrocadenas”
(Ángel Botero, sf). El panorama actual, en este sentido, ofrece un abanico de posibilidades
impensable hasta hace una década. Es muy probable que este progreso sea deudor de aquellos
procesos interdisciplinares que han facilitado y permitido el dialogo entre campos del conocimiento
un tiempo considerados eminentemente “cualitativos” (como las ciencias de la comunicación) y
“cuantitativos” (como las ciencias estadísticas). Además, hay que tener en cuenta el importante
aporte que ha ofrecido, en este sentido, la afirmación, en el campo académico, de las disciplinas
relacionadas con el análisis del discurso y, de una manera más general, con la semiótica y su interés
para interpretar los signos y los símbolos que subyacen a nuestra sociedad actual.

Para los alcances de este documento, realizar una revisión sistemática de todos los OdM existentes
en el país constituye una tarea demasiado ardua8. Se trataría de sistematizar algunos centenares de
experiencias (muchas de las cuales ya no son activas) de carácter individual, privado, publico y, a
menudo, internacional, en campos tan diferentes como la ecología, la industria, la finanza, el
derecho, la moda, la teología, la bioética o las artes.

 En Colombia existen numerosos OdM de carácter universitario. En muchos casos, se trata de
proyectos interdisciplinarios que involucran expertos en diferentes disciplinas (derecho, psicológica,
publicidad, política, economía). Sin embargo, en general, los OdM universitarios no se basan sobre
indicadores cuantitativos, a menos de que no se trate de estudios de audiencia (relacionados con el
radio de recepción de los medios analizados). Finalmente, es evidente que ninguno de los
observatorios examinados se enfoca específicamente hacia el problema del conflicto armado y de
la paz en el país.



5. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL DESARROLLO DEL OBSERVATORIO DE MEDIOS

En la actualidad, el análisis de medios de comunicación enfocado hacia temas relacionados con la
paz y el conflicto en Colombia puede considerarse un ejercicio “para pocos”. Es muy probable que
esto sea debido a una dúplice causa: de un lado, por culpa de la sobreproducción periodística sobre

8
    Para un completo panorama sobre los OdM en Colombia y America Latina ver Herrera (2006).

                                                                                                    5
estos temas y de otro, en función de la extrema superficialidad con la cual, en general, estos
asuntos son tratados por los mismos medios. Es decir que el investigador que quiera ocuparse de
este tipo de estudio tendrá que lidiar en primer lugar con un enorme esfuerzo de selección de
noticias y en segundo lugar, con una considerable labor de interpretación de las fuentes y de su
contexto de producción9.

Todo esto podría sonar paradójico, sobre todo si se piensa a la realidad colombiana, que hace de
este país uno de los más violentos del mundo, sobre todo en función de su conflicto armado y
social. Un tema hacia el cual, por razones éticas, todo investigador debería demostrarse sensible.
Lamentablemente, pero, existe un inexplicable vacío en la investigación académica relacionada con
estos temas, un vacío que afecta también las disciplinas del campo de la comunicación.

Nuestra Universidad (y, sobre todo, su FCSP) ha sabido distinguirse, a lo largo de toda su historia,
para su inclinación propio hacia esta problemática: en su pensum, curriculum y producción
académica el conflicto y la paz han sido y siguen siendo los conceptos paradigmáticos de referencia.
Se trata de unas características que nos otorgan numerosas ventajas, sobre todo en términos de
competencias en el manejo de información de origen mediático relacionada con los así llamados
temas “calientes” (guerra, discriminación, pobreza, violencia, injusticia).

La FCSP tiene una larga tradición de proyección social: una influencia “hacia afuera”, hacia la
sociedad y los ciudadanos la cual constituye, su mayor punto de fuerza. Es por esta razón que se ha
considerado en términos muy serios la oportunidad que ofrece un OdM institucional para reforzar
aquellos puentes (ya existentes) que nos posicionan entre emisores y receptores del sistema
mediático colombiano. La función de veeduría de la res publica, que constituye la prioridad de todo
OdM que se respete, puede fomentar, de manera viable y transparente, la construcción de
audiencias activas capaces de exigir a los medios de comunicación el cumplimiento de principios
constitucionales y democráticos, tales como independencia, equilibrio, responsabilidad, veracidad y
solidaridad. Es decir que, a través de un ejercicio de este tipo, es posible generar un sistema de
información permanente, independiente y confiable sobre los medios de comunicación en
Colombia y sobre el desempeño de su función social.

Además, a través de un análisis crítico de los contenidos de los medios de comunicación que
permita dar cuenta de antecedentes, tendencias10 y contextos relacionados con asuntos de interés
para la vida democrática del país, se puede contribuir a que los ciudadanos tomen decisiones con
mayor libertad como consecuencia del consumo de productos mediáticos de calidad. Todo esto

9
  Hasta el momento solo una entidad se ha atrevido a enfrentar un reto de tanta magnitud. Se trata de la Corporación
Medios para la Paz (MPP) que, desde hace doce años “ha desarrollado una reflexión profunda sobre el papel de los
periodistas colombianos y la trascendencia social de su oficio en momentos en los que el país se debate
simultáneamente entre la dinámica del conflicto armado y los esfuerzos por la solución pacífica” (mediosparalapaz.org).
En su sitio web, dirigido a periodistas y comunicadores, se pueden encontrar numerosos informes (la mayoría basados
en investigaciones estadísticas) sobre el conflicto armado colombiano y su impacto sobre la producción periodística. Sin
embargo, el análisis de medios no representa su objetivo principal, de manera que la información relacionada con el
tema adolece de sistematicidad y continuidad (Ver, por ejemplo, MPP, 2008).
10
   Un estudio de caso paradigmático se encuentra en Abella, 2007.

                                                                                                                      6
significaría promover el acceso, la participación y la creación de espacios de discusión pública entre
periodistas, académicos, medios, universidades, sectores e instituciones de la sociedad civil y el
Estado respecto a los temas de las producción, transmisión y recepción de productos
comunicativos.



6. ¿QUÉ OBSERVAR?: MEDIOS E INDICADORES

¿Qué observar en un Observatorio?: Responder a esta pregunta es, antes que todo, una
determinación estratégica que tiene implicaciones directas con el número y el tipo de
investigadores encargados de la recolección y el análisis de los datos, con el tipo de muestra de
referencia y con los resultados finales que la investigación puede arrojar. Hay que preguntarse,
entonces, ¿qué tipo de Observatorio necesitamos para observar lo que queremos observar?
(Rincón, 2004).

De manera muy general, es posible clasificar los OdM a partir de diferentes criterios:

     •   Según la muestra de referencia (es decir, el “universo de observación”) por:
            o cobertura (local, regional, departamental, nacional, internacional)
            o plataforma (televisión, radio, prensa, web, otros medios)
            o polarización política (medios progresistas, conservadores, opositores, ilegales)
     •   Según el tipo de interpretación analítica (de los resultados de la “observación”):
            o Análisis crítico del discurso (y de la relación emisor/mensaje)
            o Repetición de Recursos Informativos (relación emisor/mensaje)
            o Análisis del discurso grafico y audiovisual (relación emisor/mensaje)
            o Análisis de las audiencias (relación mensaje/receptor)

Para el diseño del OdM para la FCSP, se ha largamente reflexionado acerca de cuáles de estos
criterios se quieren tomar en consideración. Si bien tiene un interés evidente un trabajo de control
sobre toda la producción periodística nacional y local, hay que considerar que esto tipo de proyecto
necesitaría de enormes recursos no solamente en términos de personal11, sino también para los
espacios de almacenamiento de documentos y las herramientas informáticas necesarias (software y
hardware). El equipo de trabajo ha buscado un consenso, primordialmente, alrededor del tipo de
plataforma de referencia, teniendo en cuenta que la sistematización de datos audio/video requiere
de mucho tiempo, necesita de equipos informáticos para el almacenamiento de la información y
para la transformación de la señal radio/tv en formato digital y, obviamente, de un numero
consistente de investigadores para revisar los registros obtenidos. Al revés, los datos presentes en
la prensa escrita y en la web resultan más fáciles de “capturar”, analizar y almacenar. A partir de
11
  Actualmente el equipo de trabajo del OdM consta de tres (3) docentes (los Profesores Maurizio Alí, Norma Castillo y
Alvaro Lizarralde), tres (3) asistentes de investigación (se trata de estudiantes de noveno semestre de la FCSP con
contrato de práctica profesional: Marcos Canasto, Luisa Paez y Alejandra Salamanca) y de tres (3) investigadores
asociados (se trata de investigadores altamente cualificados que apoyan las labores del OdM con contribuciones
puntuales sobre temas de su experticia: Laura Robles, Jennifer García y Andrés Medina).

                                                                                                                   7
estas consideraciones, los miembros del OdM de la FCSP están desarrollando investigaciones
enfocadas hacia temas relacionados con la paz y el conflicto en Colombia12 basándose en el análisis
de la producción periodística de medios electrónico con cobertura nacional sin polarización política
explicita, haciendo recurso a perspectivas basadas en el análisis textual y en la correlación
estadística de la repetición de repertorios interpretativos13 (para identificar los “discursos
circulantes” que tienden a transformarse en estereotipos14, las sobrerrepresentaciones15 y las
“voces ausentes”).
Una de las labores más complejas que han enfrentado ha sido aquella dedicada al diseño de las
herramientas y los instrumentos de recolección y análisis de los datos, puesto que las ciencias
sociales ofrecen a los académicos un sinnúmero de indicadores que, potencialmente, se podrían
aplicar a un observatorio de medios. Finalmente, en el momento de formular el proyecto definitivo
se han tenidos en cuenta los siguientes:
    • Promedio de piezas diarias sobre el tema
    • Ubicación de la información (sección, pagina)
    • Uso y manejo de la grafica
    • Género periodístico utilizado
    • Autoría de la información
    • Contextualización de la información
    • Número y tipo de piezas relacionadas
    • Epicentro de los acontecimientos
    • Coherencia informativa
    • Coherencia entre titular y noticia
    • Coherencia entre titular e imágenes
    • Número y atribución de las fuentes citadas
    • Invisibilización y sobreexposición de las fuentes
    • Puntos de vista de las fuentes
    • Contexto de producción de la noticia
    • Fuente de financiación del medio de comunicación

Los avances de investigación son publicados con periodicidad en el espacio web del OdM
(http://observatoriodemediosfcsp.blogspot.com/) para que reciban la oportuna retroalimentación
por parte de otros investigadores, miembros de redes sociales y otros usuarios de la web.



7. RESULTADOS ESPERADOS Y CONCLUSIONES

12
   Los temas que se están investigando abarcan problemáticas como el desplazamiento, la desaparición forzada, la trata
de personas, la discriminación racial y las políticas de seguridad nacional.
13
   Una descripción más profundizada sobre el tema del análisis de recursos interpretativos se encuentra en Estrada
Mesa et al. (2007).
14
   Con base en los estudios paradigmáticos de Argren (2005), Borja-Orozco et al. (2008) y Vieira et al. (2001).
15
   Los procesos de “hiper-visibilización” tienden a crear personajes, como lo ha demostrado Serrano (2005), que crean
modelos de conducta con impactos reales en las audiencias.

                                                                                                                    8
Estas páginas han sido redactadas como el objetivo de presentar un proyecto de trabajo
encaminado hacia la investigación y la proyección social liderado por la FCSP y basado en un OdM
caracterizado por un enfoque específico hacia los temas relacionados con la paz y el conflicto en
Colombia. Se trata de una apuesta pedagógica que quiere posicionar la FCSP en un nicho del
panorama investigativo del país que, hasta el momento, no ha sido ocupado por otras entidades.
Consideramos que nuestra Facultad tiene los recursos humanos, en términos intelectuales y de
proyección social, para poder enfrentar este reto y comprendemos que el esfuerzo que se requiere
es notable. Es un esfuerzo, pero, que puede contribuir de manera real a la creación de audiencias
activas, a la construcción de ciudadanías críticas, a la visibilización de la violencia estructural y a la
denuncia de las injusticias históricas. Esto es, un esfuerzo para la paz en Colombia.



BIBLIOGRAFÍA

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CAPITULO II


LOS OBSERVATORIOS DE MEDIOS EN AMÉRICA LATINA

Mary Whitehosue emprendió en 1964 una campaña en Inglaterra por la limpieza en los contenidos
de los medios, alarmada porque los consideraba como ofensivos para el radioescucha o el
televidente: su iniciativa iba dirigida en favor de la preservación de la vida familiar y los valores
cristianos, a los que veía amenazados por la creciente rebeldía de los jóvenes de aquella década,
seducidos por el rock y todo tipo de manifestaciones contracultura. Hay que ceñirse a las normas
generalmente aceptadas, pensaba Whitehouse. El apoyo que recibió su propuesta la motivó al año
siguiente a crear Mediawatch-UK, organización que subsiste hasta hoy y que ha investigado temas
como la violencia y la obscenidad en los medios.

Pero lo que esta activista conservadora no pudo percibir fue que detrás de las letras irreverentes
de las canciones de Los Beatles, de la poesía alucinada de la generación beat, de los atentados a la
estética tradicional por parte del Pop art había más que un simple deterioro de las buenas
costumbres. Se trataba de toda una postura existencial cuestionadora de la normalidad vendida
desde la escuela, la iglesia, el estado y la mayoría de los medios. La válvula de escape para estos
inconformes fue la música, la literatura y la pintura, especialmente. Pero poco a poco también
fueron infiltrando los contenidos de los medios de comunicación. Sobre todo a partir de Mayo del
68 en París, cuando nada de lo que venía sucediendo, y que era la causa del malestar
especialmente de las juventudes, podía seguir siendo ignorado.

Y es que esa “normalidad” se hacía cada vez más contradictoria e insostenible. Estados Unidos y
parte de Europa habían librado una guerra en nombre de la libertad y luego habían propiciado la
construcción de un mundo basado en su negación. La tensión entre las premisas de la modernidad
con las acciones de aquellos que decían defenderlas se hacía cada vez más profunda. En vez de
igualdad, el mundo de la segunda postguerra sorprendía a diario con las múltiples manifestaciones
de segregación que se vivían en Estados Unidos contra los negros. El racismo era “lo normal”. En
vez de libre autodeterminación de los pueblos, se intentaba sofocar las iniciativas de independencia
de los antiguos territorios coloniales franceses e ingleses. En vez de fraternidad y solidaridad con
los países del Tercer Mundo, los capitales, iniciativas y programas del Primer Mundo, encaminados
a auxiliar supuestamente el desarrollo de aquéllos, terminaban burlando las esperanzas de
superación de la pobreza. En vez de democracia, lo que cundió fue el apoyo a una ola sistemática
de dictaduras depredadoras de los derechos de mayorías y minorías, como las que empezaron a
surgir en América Latina, la primera de las cuales se instauró en Brasil, precisamente en el mismo
año en que Mary Withehouse proclamaba su campaña por la decencia.

Pero las contradicciones no se hacían sentir sólo en Estados Unidos y en sus aliados europeos.
También en el bloque soviético, donde el socialismo de partido único, basado en el supuesto
protagonismo de los obreros como clase liberadora del resto de la sociedad y conductora de la
historia, había llevado a cometer todo tipo de represiones, facilitadas, entre otros aspectos, por el
control de los medios por parte del estado, que vendían lo que para ellos era también su propia
“normalidad”. Las restricciones a la libertad y las intervenciones arbitrarias para aplastar
cualquier disidencia, como la de Checoslovaquia, durante la llamada “Primavera de Praga” de
1968, no eran casos aislados.

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Lo que tal vez nunca se imaginó Mary Whitehouse era que su idea de vigilar a los medios no
siempre iba a ser acogida en la misma línea de defensa de la moralidad. A los sectores poco
interesados en preservar lo que ella consideraba como moralmente aceptable les pareció que la
vigilancia debía orientarse hacia la puesta al descubierto de las incoherencias, mentiras e injusticias
del sistema. En efecto, en 1976 nació en Estados Unidos In These Times, una revista promotora de
un periodismo más independiente, no estigmatizador de culturas o subculturas, y según la cual las
buenas costumbres son las que se derivan de los verdaderos ideales democráticos y progresivos. La
revista dio cabida a informaciones sobre los movimientos sociales que venían conformándose en
los últimos años, como los ambientalistas, por ejemplo.

En las décadas siguientes la propuesta de Whitehouse fue replicada por sectores que veían que lo
malo no estaba en las supuestas “vulgaridades y desatinos” que los medios estaban acogiendo, sino
en la normalidad que Whitehouse y muchos medios estatales y privados querían seguir
preservando. Media Wacht, por ejemplo, se propuso a partir de 1984, en Estados Unidos, desafiar
los estereotipos y los sesgos relacionados con sexismo y racismo que propician los medios.

Detrás de estas iniciativas había un ánimo de cuestionamiento al sistema y a la complicidad de los
medios con los imaginarios y las representaciones en conflicto con los valores de la democracia. Si
el sistema estadounidense, francés o inglés decía ser democrático, había que observar cuán
armónicos y coherentes con la democracia eran los contenidos que difundían. Una democracia que
después de las luchas de los 60 no iba a limitarse más, a nivel conceptual, al ejercicio electoral, sino
que implicaba una serie de reconocimientos y derechos a minorías antes aplastadas, sometidas o
invisibilizadas.

Pero tal vez el ejercicio de observar los medios no habría tomando forma si no se hubiera dado un
aporte desde un campo de investigación interdisciplinar que permitió analizar la producción de
significado y su posterior expresión en la sociedad: los Estudios Culturales. Coincidencialmente, en
1964, el mismo año en que Mary Whitehouse lanzaba su campaña por la decencia, Richard Hoggart
creaba en Birmingham el Centro de Estudios Culturales Contemporáneos, el cual conjugó
elementos de la teoría social marxista, el postestructuralismo, el feminismo y la etnografía, entre
otros, para revisar la problemática de la cultura popular, asociada por Hoggart a la clase obrera,
en creciente asedio por parte de la cultura de masas y la influencia del consumo. Entre sus diversas
investigaciones, el Centro Birmingham desarrolló varias relacionadas con las representaciones
que sobre algunos sectores se hacía a través de los medios y la forma como los receptores las
decodificaban.
Con el tiempo, los estudios culturales terminaron decantándose como una crítica al capitalismo,
continuando -pero también revisando muchas veces- la línea iniciada por la Escuela de Frankfurt.
Era, entonces, comprensible que muchas iniciativas de observación y vigilancia de los medios, en un
contexto de cuestionamientos a la “normalidad”, echaran mano de estos enfoques. Las mujeres, los
homosexuales, los negros, los pacifistas, los ambientalistas y, en fin, toda suerte de minorías
proponían una nueva normalidad, basada en la superación de las contradicciones de los sistemas
liberales.
Por supuesto que ello no cerró del todo la puerta a los empeños de personas como Mary
Whitehouse, para quienes la vigilancia debía enfocarse hacia la defensa de la decencia: con una
filosofía cercana a la de Mediawatch-UK, surgió en 1987 en Estados Unidos el Media Research
Center, con el objetivo de vigilar y neutralizar los medios liberales que suelen minar los valores

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tradicionales. De hecho, como ya lo mencionamos, la organización Mediawatch-UK también ha
continuado funcionando hasta el día de hoy, pese a los ataques y burlas provenientes de distintos
frentes. En 1980, por ejemplo, William Bennett creó una banda de noise en Inglaterra a la cual
bautizó como Whitehouse, con el afán de ridiculizar a la activista conservadora. Y, como era de
esperarse, en concordancia con el espíritu transgresor del noise, las composiciones tenían por
tema la extrema violencia y el sexo sin límite.
América Latina, entre tanto, veía cómo, con el pretexto de reprimir el avance del comunismo, las
dictaduras crecían cual maleza y desplegaban distintas estrategias, entre las que se contaba el
control en el uso de los medios masivos para convertirlos en aparatos ideológicos del Estado. El
contexto no resultaba favorable ni social ni académicamente para impulsar una labor de
fiscalización de los medios.
En el ámbito académico, a fines de los años 50 aún no se contaba con facultades ni centros de
estudio de comunicación. A lo sumo empezaban a diseñarse algunos cursos sobre periodismo,
adscritos a departamentos de filosofía o literatura. En la década siguiente, cuando surgen las
primeras facultades de comunicación, el conductismo y la sociología funcionalista se imponen en
primera instancia como corrientes inspiradoras del quehacer mediático, el cual se asocia con la
simple transmisión de información, dejando a un lado su potencial como productor y reproductor
de significados. Pero tales facultades no cuentan con un cuerpo de verdaderos teóricos e
investigadores capaces de impulsar una mirada al fenómeno de la comunicación desde la
especificidad latinoamericana.
Sólo la resonancia que producirá la Revolución Cubana en el resto de América Latina permitirá con
el tiempo la activación de movimientos sociales cuya visión de los medios pondrá énfasis en su
función política y cuestionará su papel de reproductor de la ideología dominante, favorable a un
estado de opresión de las clases obreras y populares. Poco a poco algunos investigadores van a
inscribirse en esta línea, heredera del ideologicismo de Althusser, pero sin que ello prefigure aún
una actividad institucionalizada y consciente de observación de los medios. A lo sumo se
desarrollan algunos análisis puntuales que se constituyeron en campanazos de alerta acerca de los
medios y la cultura masiva.

           Armando Mattelart y Ariel Dorfman publicaron en 1971 el famoso panfleto              Para
leer al Pato Donald, manual de descolonización antinorteamericana, donde desde un análisis
estructural supuestamente marxista (y ya puestos, hasta leninista), se denuncia la penetración
mediática yanki a través de los comics de Disney y se interpreta a la célebre familia de patos como
malvados agentes del imperialismo cultural propagador del modo de vivir norteamericano (la
circunstancia de que este libro fuera censurado en los EEUU ayudó notablemente a su fama entre la
progresía internacional, y a que se convirtiese en uno de los libros de ensayo más vendidos en la
iberoamérica de los años setenta) (http://www.filosofia.org/ave/001/a232.htm, consultado el 10
de octubre de 2010).
A medio camino entre el ideologicismo althusseriano y el estructuralismo al estilo de Lévi-Strauss
se ubicarán las propuestas de Eliseo Verón, quien en 1968 publica su primera obra Conducta,
estructura y comunicación, en la que, también por primera vez en Latinoamérica, un investigador
asume un tratamiento científico de los procesos de significación al interior de los medios.
Aquellos primeros estudios se adelantaban en centros o departamentos no directamente de
comunicación. En el caso de Mattelart fue el CEREN (Centro de Estudios de la Realidad Nacional,
adscrito a la Universidad Católica de Chile), todo lo cual demuestra la poca independencia y el poco
impulso con el que contaban las investigaciones sobre comunicación y el análisis y observación de
contenidos mediáticos.

                                                                                                 13
Alboreando los 80, una vez empezaron a caer las dictaduras en América Latina, era de esperarse
que fuera surgiendo un clima un tanto más proclive a un nuevo papel de la comunicación dentro de
un sistema social que se proponía conquistar la democracia y superar la dominación implícita en los
contenidos de una prensa antes al servicio de regímenes represivos. Pero la realidad fue otra:
contrariamente a esas expectativas, la mayoría de los medios, propiedad de los estados o de grupos
privados que en el pasado habían respaldado tácita o abiertamente las dictaduras, optaron por una
postura poco combativa y poco cuestionadora de los abusos y atropellos contra los derechos de los
sectores opositores y las minorías durante las dictaduras. Y, más inexplicable aún, durante los
primeros años de vuelta a la democracia, cuando la conquista y vigencia de los derechos antes
conculcados era la primera garantía de ir en la dirección correcta hacia aquélla: mientras algunas
“Comisiones de la Verdad” de otros países iniciaban investigaciones para establecer el paradero de
muchos desaparecidos y obtener evidencias para enjuiciar a los culpables, otras de esas mismas
comisiones, con la complicidad de los medios, desconocían las posibles evidencias u ocultaban
pruebas que podrían incriminar a las fuerzas militares.
En Perú, por ejemplo, la Comisión de Uchuraccay de 1983, presidida por el escritor Mario Vargas
Llosa y conformada para investigar la masacre de nueve personas, ocho de ellas periodistas,
pareció estar interesada en poner un velo sobre la verdad y dar un espaldarazo a la versión oficial
de los hechos, según la cual no hubo ninguna participación ni responsabilidad por parte de las
Fuerzas Militares. Los asesinatos, en efecto, fueron cometidos por campesinos de Uchuraccay,
quienes estaban acorralados por los constantes ataques del grupo subversivo Sendero Luminoso.
La escalada de violencia en la región venía dejando el triste inventario de muertes de inocentes,
expropiaciones arbitrarias y desplazamiento bajo amenazas e intimidación. El gobierno de
Fernando Belaúnde Terry envió tropas a combatir a la guerrilla, pero lo único que logró fue
agravar el conflicto, pues las muertes y la desolación aumentaron entre la población civil, golpeada
y afectada por uno y otro bando. Los periodistas que resultarían asesinados por los campesinos
habían ido hasta ese pueblo a investigar masacres cometidas por la guerrilla. La Guardia Civil
peruana había presionado e instruido a la población para colaborar en el combate a Sendero, hasta
el punto de recomendar darle muerte a cualquier persona extraña que se acercara al pueblo a pie,
pues, según los sinchis (cuerpo antiterrorista de la Guardia), sin duda se trataría de guerrilleros, ya
que éstos sólo se movilizaban de esa forma, mientras que los miembros de la fuerza pública lo hacía
por helicóptero. Los campesinos, presa del miedo, la confusión y la instigación, mataron a los
periodistas y un guía que los acompañaba, convencidos de que se trataba de senderistas. Algunos
de los campesinos fueron condenados por el hecho, dejando a salvo cualquier responsabilidad
directa o indirecta de la Guardia Civil. Situaciones oscuras como la anterior, de flagrante violación
de los derechos humanos y de manipulación de población indefensa, arrastrada al conflicto con
estrategias sólo comparables con las del período de las dictaduras, marcaron el gobierno de
Belaúnde Terry e, incluso, el posterior, correspondiente a Alan García.
Así como en Perú, en el resto de América Latina afloraban las señales de que la transición a la
democracia iba a tener más retos de lo esperado: A la lucha por los derechos políticos, sociales y
culturales; por la creación de condiciones para la superación de la pobreza en medio de una crisis
económica sin precedentes a causa del desborde de la deuda externa; por la búsqueda de la verdad
de los atropellos ocurridos bajo las dictaduras; por el desmonte de viejas prácticas autoritarias e
intimidatorias en contra de la población; por el combate a la corrupción y al narcotráfico, vendría a
sumársele la necesidad de trabajar por una cultura realmente democrática, sofocadora de la
violencia persistente durante las últimas décadas, y que obrara como base y sentido de todos los
procesos de democratización que a distintos niveles se planteó la nueva agenda social. Y dentro de
la necesidad de trabajar por una cultura democrática estaba en primer lugar el ámbito de la

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comunicación, de los medios y los significados que construían o reproducían a favor o en contra de
dicha cultura, empresa nada fácil por la estructura e intereses que habían caracterizado a los
medios -especialmente los masivos- en América Latina, alentadores en más de una ocasión de la
violencia.
En Colombia, país en el cual la doctrina de la seguridad desplegada por el Pentágono durante la
Guerra Fría se canalizó a través de una “democracia” restringida (que en el fondo respondía al
esquema de poder y control de las dictaduras), el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986)
planteó un proceso de paz con las guerrillas de las FARC y el M-19, como primer paso para el
tránsito hacia una democracia más real. Sin embargo, las resistencias de algunos sectores liberales
y conservadores, acomodados al usufructo del poder y los privilegios de clase, con el respaldo de
las Fuerzas Militares, conspiraron desde un principio contra el proceso. Algunos medios impresos,
cuyos dueños pertenecían a esa misma casta política tradicional, tuvieron una postura poco afecta
al proceso, la que se evidenció en las informaciones equívocas sobre las acciones del gobierno y las
de la guerrilla, la utilización de un lenguaje descalificador de la contraparte, los imaginarios sobre el
conflicto anclados en la visión que de él se tenía en los años 60 y el poco interés por investigar los
intereses que animaban a ciertos sectores que intentaban torpedear el proceso. Otto Morales
Benítez, miembro de la Comisión de Paz, hablaba entonces de “los enemigos ocultos de la paz”, sin
mencionar nombres propios. ¿Acaso puede haber duda de que dentro de esos enemigos ocultos se
encontraban algunas empresas mediáticas, asociadas con sectores políticos tradicionales? Rodrigo
Pardo, periodista y ex canciller colombiano ha señalado al respecto:
Hay un libro de Ana María Cano Posada, que fue su tesis de grado como periodista, que analizó el
comportamiento de los medios de comunicación durante el proceso de paz del gobierno Betancur.
Y otro libro que recogió las columnas que durante la época escribió Enrique Santos Calderón en el
periódico El Tiempo sobre el proceso de paz. Este libro, "A quién le cree el Presidente", tiene un
prologo muy interesante de Gabriel García Márquez porque trae a colación (en eso se parece a la
tesis de Ana María Cano) muchos eventos del proceso de paz publicados por los medios de
comunicación donde las informaciones resultaron falsas. Al final, el Presidente Betancur tuvo que
tomar decisiones relacionadas con el proceso de paz con informaciones falsas o, por lo menos,
teniendo muchísimas fuentes distintas de información que le decían cosas diferentes (Entrevista de
Omar Villota a Rodrigo Pardo, 2 de septiembre de 2006. Consultado el 11 de octubre de 2010.
http://omarvillota.net/index.php?option=com_content&view=article&id=125:rodrigo-pardo-
prensa-y-conflicto&catid=39:2009-06-23-01-12-27).
Quedaba, entonces, planteado un estado de cosas, en plena transición a la democracia, en el que
los medios se mostraban como parte del conflicto, y no como simples informadores neutrales ni
mucho menos como apalancadores de la superación del conflicto y la consolidación de un nuevo
sistema.
En el contexto del primer gobierno de la transición, el Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), va a
fundarse la primera organización que desarrollará observatorio de medios en toda América Latina:
Se trata de la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria. Belaúnde había emprendido la
devolución de los medios de comunicación antes expropiados por los militares a sus dueños. Sin
embargo, eso no iba a ser garantía de instauración de un clima de libertad de prensa. La guerra de
Sendero Luminoso contra el estado peruano, sobre todo en el sur del país, llegó a afectar el
ejercicio periodístico, el cual, cuando no se vio amordazado por las amenazas de la guerrilla, asumió
un comportamiento cómplice con el gobierno, que, como ya señalamos, no tuvo mayores
miramientos con la misma población civil. Esos crímenes y violaciones de derechos humanos no
fueron divulgados en su momento.


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Corría, pues, aquel año convulso de 1983 cuando Rosa María Alfaro fundó Calandria, decidida a
canalizar toda la experiencia que había adquirido en la comunicación y su relación con los procesos
educativos. En 1972, durante la dictadura del general Velasco Alvarado, ella había empezado su
incursión en la comunicación, realizando un programa radial para maestros, a través del cual
descubrió formas de conexión entre el aula y la comunidad.
Cuando emprendió la labor en Calandria, junto con un grupo de estudiantes universitarios, la idea
era cómo construir poder desde abajo, a partir de los esfuerzos comunitarios en pro del desarrollo.
Luego, el aterrizaje ya más acotado en la comunicación se dio ya en los 90, en pleno gobierno de
Fujimori, cuyas medidas autoritarias torpedearon la construcción como sujetos públicos de muchas
comunidades que deseaban hacer realidad el ideal de la participación, a través, entre otras
instancias, de la comunicación en sus distintos niveles. Entonces los miembros de Calandria se
vieron obligados a repensar la democracia y la ciudadanía, y a indagar sobre cómo llevar la
democracia a la comunicación, a más de una década de vuelta a los sistemas democráticos, pero
con un balance en derechos humanos, en participación y en libertad de prensa más desolador que
el del período de las dictaduras.
Así, pues, Calandria no nació exclusivamente como un observatorio de medios. De hecho es más
que eso: “un actor de la sociedad civil con presencia pública, que, desde la comunicación,
promueve la construcción de intereses comunes como país, impulsando un debate público que
visibilice las diversas voces, agendas y propuestas para lograr un desarrollo humano en la
democracia” (Quiñones Cely, 2009: 39).
Las líneas temáticas de investigación de Calandria son “Comunicación y Gobernabilidad”, “Medios
de Comunicación”, “Géneros”, “Culturas Juveniles”, “VIH-Sida, Sexualidad y Discriminación” y
“Medio Ambiente”. Sería difícil destacar cuál ha sido el proyecto y el producto más destacado de
esta asociación. Toda su labor ha estado marcada por un espíritu que trasciende el simple análisis
mediático y que apunta más a construir agenda pública, con proyectos y estrategias de
participación de la ciudadanía. Pero, si nos apuran, diríamos que el aporte de Calandria al tema de
Comunicación y Desarrollo es tal vez lo que la ha posicionado como la asociación con más
reconocimiento en América Latina. Su última publicación,               ¿Desarrollo? Encuentros y
Desencuentros                  entre              Medios                y               Ciudadanía,
“reúne los resultados de monitoreos de medios en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador,
Guatemala, Perú y Venezuela, realizados por instituciones integrantes de la red. Da cuenta de cómo
la prensa aborda temas de desarrollo; y de cómo las y los lectores de diarios están viendo el rol de
los diarios en el tema” (http://www.calandria.org.pe/rec_descarga.php?id_rec=264, consultado el
12 de octubre de 2010).
También en Perú, en 1993 se crea el Instituto de Prensa y Sociedad, IPYS, con un interés de debatir
la libertad de prensa y el rol de los medios como fiscalizadores de los gobiernos. El gobierno de
Fujimori venía avanzando en su estrategia de controlar las ramas del poder público y acorralar a los
medios que hacían periodismo investigativo. Un grupo de periodistas decidió, entonces, crear esta
asociación independiente, con proyección a otros países latinoamericanos, bajo la premisa de que
la solidaridad con los demás periodistas comprometidos con el monitoreo a las entidades públicas
levantaría una talanquera contra los enemigos de la libertad de prensa. Entre sus publicaciones se
destacan Periodistas y Magnates. Estructura y concentración de las industrias culturales en América
Latina; Prensa y militares: Treinta años de relaciones tormentosas en el Perú, y Fiscalización
periodística en el Perú.
Brasil es otro de los países cuyos observatorios evidencian una trayectoria fecunda tanto en el
ámbito de la comunicación para el desarrollo, como en el de la vigilancia del desempeño de los
medios de comunicación.

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En la primera línea se ubica el Observatorio Andi, fundado en 1997, para trabajar por la infancia y
la adolescencia como agenda de los medios de comunicación y volverlas temas prioritarios de la
formulación y ejecución de políticas públicas. El proyecto de Comunicación para el Desarrollo de la
Andi ha tomado más forma a partir de 2006, cuando emprendió el fortalecimiento de acciones
fuera del aula dirigido a estudiantes de escuelas públicas, en asocio con la Unicef.
En la segunda línea se ubican el Observatorio de Prensa (1998), el Monitor di Midia (2001), el
Observatorio Brasileiro de Midia (2005) y la Red de Observatorios de Prensa (2005), cuyas
investigaciones y acciones están encaminadas, en general, a la supervisión de la calidad de las
noticias, el fomento de un papel más activo por parte de los receptores, y la retroalimentación
entre la academia y la sociedad civil y los medios.
Mexico, por su parte, se alza como el país con más organizaciones observadoras de medios.
Paradójicamente, en el actual contexto de violencia y confrontación entre el Estado y los carteles
del narcotráfico se ha vuelto extremadamente riesgoso el ejercicio del periodismo en México y
muchos medios, ante el asesinato y las amenazas a sus periodistas, han optado por asumir una
postura de silencio o de refreno a las investigaciones sobre el tema. Es es caso de varios diarios de
la ciudad de Acapulco.
Lo cierto es que ahora, más que nunca, es cuando las investigaciones y las denuncias de los
observatorios y las asociaciones de periodistas en torno a las amenazas a la libertad de prensa en
México deben hacerse sentir. Sería de esperar que en este sentido se empeñaran los esfuerzos del
Observatorio de Medios de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información y los del
Observatorio de Medios de la Universidad Iberoamericana. El primero responde al espíritu de la
Asociación: el desarrollo democrático de las políticas de comunicación. Sin embargo, parece tener,
por ahora, un lugar secundario en comparación con las otras propuestas y actividades de la
asociación. El segundo se autodefine como “un espacio diseñado para promover una reflexión
sobre la calidad profesional del tratamiento periodístico de la información” (Quiñones Cely, 2009:
34). Por su reciente creación (2008), quizás este observatorio no tiene aún publicaciones.




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CAPITULO III


BLANCOS MÓVILES16
El desplazamiento forzado en los medios electrónicos colombianos

Salamanca Rodríguez, Alejandra17


RESUMEN

Este estudio de caso quiere mostrar el tratamiento que dan los medios de comunicación
colombianos a la información sobre desplazamiento forzado para conocer las coherencias o
contradicciones existentes entre el deber y el quehacer del periodista y proponer diálogos que
permitan solucionar eventuales aporías y otras potenciales fuentes de disputas en el marco de
una perspectiva comunicativa orientada hacia la paz. El análisis recoge la información digital
publicada en el diario El Tiempo.com y la revista Semana.com entre enero de 2008 y julio de
2010, con el objetivo de analizar el impacto mediático del último bienio del Gobierno de Álvaro
Uribe Vélez y de su política de Seguridad Democrática. Para tal fin, se han analizado las piezas
informativas entendiéndolas en el sentido más amplio del término, es decir como productos
periodísticos compuestos por titular, cuerpo de la noticia y en algunos casos grafica de apoyo
(fotografías, infografías, y otras imágenes: esto es, la información visual). Los primeros resultados
arrojados a partir de un análisis crítico del discurso subyacente a estos textos indican que, a pesar
de la gravedad del fenómeno, el desplazamiento forzado en Colombia resulta todavía
invisibilizado en los medios. Las víctimas del conflicto armado siguen quedando como “voces
ausentes” en la agenda informativa nacional.

PALABRAS CLAVE
Desplazamiento Forzado, Medios de comunicación, Medios electrónicos, Análisis del discurso,
Observatorio de medios, Colombia.

INTRODUCCIÓN

Colombia es un país de contrastes, ciudades dinámicas, crecientes y turísticas se alzan ante el
mundo oponiéndose al panorama de disputa y conflicto que ha azotado la nación durante más de
40 años. La violencia es el mal que más muertes deja en el país, en el año 2000 se registró una
tasa de homicidios de aproximadamente 60 por cada 100 mil habitantes, mientras que en el
mundo la tasa promedio era de 8.8 por cada 100 mil. (Médicos sin Fronteras. 2006).

16
   El presente trabajo recoge de manera sintética algunas de las experiencias realizadas en el marco del Observatorio de
Medios de la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Universidad Santo Tomás de Bogotá
(http://observatoriodemediosfcsp.blogspot.com/). Agradezco la ayuda del Director del Observatorio de Medios,
Mauricio Alí, que con sus orientaciones ha servido de guía en el proceso, a mis compañeros de Trabajo, por el apoyo y
el respaldo, a los profesores, compañeros y demás personas que con sus comentarios, indicaciones y demás ayuda han
contribuido al desarrollo de este proyecto.
17
  Comunicadora Social en formación con énfasis en Comunicación-educación de la Universidad Santo Tomás,
Practicante del Observatorio de Medios de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás, Bogota
D.C. Correo electrónico de contacto: alemandriguez@gmail.com.

                                                                                                                     18
Las consecuencias de masacres, amenazas y asesinatos no se limitan a la suma de cadáveres, sino
que se extienden a los miles de familiares que a consecuencia de la violencia resultan
desplazados, sin ingresos o con problemáticas de salud física y mental. Según el documento ‘Vivir
con Miedo. Ciclo de la violencia en Colombia’ de Médicos sin Fronteras, a pesar de que la
población desplazada retorna en muchas ocasiones a su territorio se enfrenta a problemáticas
psicológicas: “La mayor carga para la población retornada es sin dudas el “peso psicológico” del
temor y la ansiedad generados por el regreso a las comunidades de origen y el resurgimiento de
las amenazas de violencia”. (Médicos sin Fronteras, 2006. p. 44)

El fenómeno del desplazamiento forzado, es una de las problemáticas con realidades
preocupantes. En el año 2003, las tutelas interpuestas por 1150 familias desplazadas ascendían a
108, las cuales acusaban a diferentes organismos del Estado por no brindar la ayuda humanitaria
de emergencia de manera oportuna o completa. Esta situación llevó a la Corte Constitucional a
revisar las acciones del gobierno para la atención y la garantía de los derechos de la población en
situación de desplazamiento.

En el año 2004 la Corte Constitucional declaró el ‘Estado de cosas inconstitucional’ “debido a la
falta de concordancia entre la gravedad de la afectación de los derechos reconocidos
constitucionalmente y desarrollados por la ley, de un lado, y el volumen de recursos
efectivamente destinado a asegurar el goce efectivo de tales derechos y la capacidad institucional
para implementar los correspondientes mandatos constitucionales y legales” (Sentencia T-025.
2004).

La Corte ordenó crear una Comisión de Seguimiento que informara periódicamente la situación
de la población desplazada, con el fin de conocer la efectividad de las políticas diseñadas por el
Gobierno. A partir de ese momento el Ejecutivo ha pedido en reiteradas ocasiones que se levante
el “Estado de cosas inconstitucional”, argumentando que las acciones han sido efectivas en
múltiples aspectos.

Después de que la Corte Constitucional profirió la Sentencia, las cifras sobre el fenómeno han
sido muy a menudo motivo de disputa entra ONG y el Estado. En el 2008, Acción Social, declaró
que se habían desplazado 300.006 personas (Acción Social, 2010), mientras que la Consultoría
para los Derechos Humanos y el Desplazamiento CODHES, estimó 380.863 desplazados (CODHES,
2009). Ese mismo año, Acción Social declaró que había casi 1.9 millones de personas desplazadas,
mientras que CODHES y la Conferencia Episcopal Colombiana insistían en que la cifra era superior
a 3.8 millones. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Desplazamiento,
ACNUR, Colombia es el segundo país con mayor número de desplazados internos (hasta 4.3
millones) después de Sudán. (ACNUR. 2009)

En esta atmosfera humosa, de contradicciones y disputas por cifras, los medios deberían actuar
como fuentes de información atendible, veraz y precisa, pero la atractiva mercancía que puede
llegar a ser la información, limita los temas noticiosos a aquellos que se presentan exóticos, poco
profundos y sin mayores datos de contextos, pero que resultan más atractivos comercialmente.

A pesar de que los medios son la fuente de información a la que recurren la mayoría de las
personas, son pocas las publicaciones que ofrecen información precisa, presentan diferentes

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fuentes, profundizan en temas controversiales, denuncian y hacen seguimiento a problemáticas
sociales.
La Constitución Política colombiana garantiza la libertad de prensa y la no censura, pero también
otorga al trabajo periodístico la responsabilidad de transmitir información veraz e imparcial
(Artículo 20 Constitución Política de Colombia, 1991). A pesar del dictamen de la Carta Magna, los
medios no parecen responder a las obligaciones constitucionales ni a los patrones éticos que
rigen la profesión periodística

Observar la tarea de los medios de comunicación, es evaluar las coincidencias o contradicciones
existentes entre el deber ético del periodista y las publicaciones que determinan el desempeño
en su profesión y su responsabilidad con la información.
“Los observatorios permiten conocer el paisaje mediático, crear estudios de comparación y
validación, desarrollar seguimiento de agendas, narrativas y estéticas” (Rincón, 2004, párr. 4).

Como menciona Mario Morales en el texto de la Asociación Colombiana de Universidades,
ASCUN, sobre observatorios de medios, el monitoreo de la información mediática, ayuda a
construir lo público, entendiendo los medios como el lugar en el que convergen múltiples
discursos y se presentan los temas de la esfera pública. La observación contribuye a la reflexión
sobre como los medios influyen en las construcciones públicas de los ciudadanos y de sus
percepciones del mundo. (MORALES. SF.)

El ejercicio de Observatorio de Medios desarrollado por la Facultad de Comunicación Social de la
Universidad Santo Tomás, pretende a través de estudios de caso, plantear conclusiones que
permitan diseñar estrategias y diálogos para encontrar nuevas maneras de plantear la
información de manera que ésta genere reflexiones en las audiencias.

Este estudio de caso quiere mostrar el tratamiento que dan los medios a la información sobre
desplazamiento forzado para conocer las coherencias o contradicciones existentes entre el deber
y el quehacer del periodista y proponer soluciones dialógicas para potenciales fuentes de
disputas en el marco de una perspectiva comunicativa orientada hacia la paz.

Objetivos y metodología
Entendiendo que Colombia es un país cuya historia se cuenta entre conflictos y disputas, no
puede concebirse un modelo de comunicación que ignore las tensiones existentes y que se aparte
de las reflexiones. Las apuestas hechas desde el perfil de la comunicación para la paz deben
propender por el abordaje crítico del contexto permitiendo diálogos y mediaciones, encontrando
nuevas maneras de abordar el conflicto.

Los comunicadores formados bajo el perfil para la paz, deben ser sujetos activos,
“comprometidos con la realidad nacional, la verdad y la justicia, que a través de su intervención
profesional contribuyan a la construcción y fortalecimiento de espacios participativos, de diálogo,
concertación y respeto, al servicio de la paz” (Perfil del Comunicador Tomasino. S.f)

La responsabilidad que recae sobre un periodista no puede despreciarse, pues la información
atribuye una gran carga de poder, “Los actores sociales con poder, además de controlar la acción
comunicativa también hacen lo propio con el pensamiento de sus receptores” (Van Dijk, 1997,
p.21) Entender los discursos ocultos que se manejan a partir de la información publicada sobre

                                                                                                20
Desplazamiento forzado es, como menciona Van Dijk, una manera de hacer resistencia, es
develar aquellas “agendas ocultas” que se esconden tras la información que los lectores
consideran veraz, completa y precisa.

Como menciona Mario Morales, cualquier ejercicio de observación, deberá dejar estrategias de
socialización como reportes de información por temas específicos, a través, no solo de
documentos, sino también de foros, debates con presencia de ciudadanía, creación de redes de
articulación de experiencias, etc. (MORALES. SF)

Este estudio de caso pretende hacer seguimiento a los medios en el cubrimiento de la
información sobre ‘Desplazamiento Forzado’, para que a partir de las conclusiones del análisis, se
puedan plantear estrategias que conlleven a un mejor cubrimiento periodístico del tema y a un
mayor entendimiento del mismo por parte de las audiencias, a partir de la generación de
espacios de diálogo, concertación y debate.

El estudio recoge datos digitales del diario El Tiempo.com y la revista Semana.com, dos de las
más importantes publicaciones del país18. Comprende información publicada desde enero de
2008 hasta julio de 2010, con el objetivo de analizar el impacto mediático del último bienio del
Gobierno de Álvaro Uribe Vélez y de su política de Seguridad Democrática. Para tal fin, se han
analizado las piezas informativas entendiéndolas como productos periodísticos compuestos por
titular, cuerpo de la noticia y en algunos casos grafica de apoyo (fotografías, infografías, y otras
imágenes).

El universo de observación se ha limitado a los archivos digitales de El Tiempo y Semana
encontrados en los buscadores de los espacios Web de ambas publicaciones bajo el criterio
textual ‘Desplazamiento forzado’.

Del total de información arrojada, se seleccionaron al azar 100 piezas para el análisis
profundizado del texto, correspondientes al 10 por ciento del total de cada año, en proporciones
equitativas para cada mes. Luego de recoger la información, las piezas se organizaron en 4 tablas
correspondientes a igual número de indicadores de análisis, así:

•    Indicador de construcción de Información: Este indicador permite organizar y analizar la
     información en función de su construcción.

                        # FECHA SECCIÓN TITULAR AUTOR CUERPO NOTICIA

A cada pieza informativa se ha asignado un número que permite ordenarla y ubicarla en todas las
tablas. Para este indicador se han tomado en cuenta la fecha y la sección en la que se publicó la
pieza informativa, el titular, el autor y el cuerpo de la noticia.

•    Indicador de Fuentes: Se trata de un macro-indicador que tiene en cuenta las


18
   El periódico El Tiempo, en su versión impresa, es el de mayor circulación a nivel nacional. De la misma manera, la
Revista Semana, en su versión impresa, es la publicación semanal con el mayor número de lectores en Colombia. Lo
mismo vale para sus versiones en línea: Según el Sitio Web Alexa.com, eltiempo.com es el décimo sitio Web con más
visitas en Colombia, mientras que Semana.com ocupa el puesto 36.

                                                                                                                  21
fuentes consultadas para la construcción de información, los sujetos de información a los que
refiere la información escrita y en caso de encontrarse, los sujetos de información visual.

  TIPO DE                                                           SUJETOS DE INFORMACIÓN
# FUENTES                SUJETOS DE INFORMACIÓN                     VISUAL
  Fuente Organiza Comuni Ofici Organiza Comuni Otr                  Ofici Organiza Comuni Otr
  oficial ciones  dades  ales ciones    dades   os                  ales ciones    dades  os

•   Indicador de mensaje: En este indicador se atienden los aspectos correspondientes al mensaje
    de la noticia. Sus campos tienen en cuenta el asunto de la información, refiriéndose a la
    manera como se trata el desplazamiento dentro de la noticia, el contexto informativo en el
    que se analiza si la información menciona los antecedentes del desplazamiento, el contexto
    en el que ocurrió el hecho, si la información contiene cifras sobre desplazamiento, si
    menciona nexos con otros hechos y si hay coherencia entre lo que refiere el titular y el cuerpo
    de la información.

Se han analizado en cada pieza los aspectos directamente relacionados con desplazamiento
forzado: a quién se responsabiliza por el desplazamiento, quién se nombra como la víctima,
cuáles son las razones que en la noticia se muestran como las causantes de desplazamiento. Si en
la pieza informativa se tratan otras problemáticas solo se toman en cuenta las referentes a
desplazamiento.

  ASUN                                                             VÍ
  TO DE                                                            C
  INFOR                                                            TI CAUSAS     DE ZONAS
  MACI                                                             M DESPLAZAMIENT GEOGRÁFI
# ÓN    CONTEXTO INFORMATIVO           VICTIMARIO                  A O              CAS
           C           cohere          E
        an o C nexos ncia              j G pa           Deli         con    des                Luga   Luga
        te nt i con    entre           é u ra Ban       ncu          flic   ast   despl        res    res
        ce e f otros titular           r e mi das       enci   o     to     re    azam     O   de     de
        de xt r aconte e               ci rr lit eme    a      t     ar     nat   iento    t   exp    rece
        nt o a cimien inform           t ill ar rge     com    r     ma     ura   ambi     r   ulsi   pció
        es s s tos     ación           o a es ntes      ún     o     do     l     ental    o   ón     n

•   Indicador de palabras claves: Este indicador pretende analizar a partir de la repetición de
    palabras clave, los conceptos e imaginarios sobre desplazamiento forzado que se transmiten a
    través de la información.


                                                                                  PALAB
                                                                                  RA
                                                                                  MÁS
                 REFUGIADOS                                                       REPETI
# DESPLAZAMIENTO INTERNOS                 MIGRANTES        REFUGIADOS             DA



                                                                                                        22
Primeros Resultados

Luego de organizar la información por indicadores, se está procediendo a analizarla a partir de
estadísticas. Se estima que este trabajo podrá considerarse concluido antes de diciembre de
2010. Hasta el momento es posible definir resultados limitados que pueden resumirse de esta
manera:

•      Piezas Informativas Diario El Tiempo.Com y Revista Semana.

A continuación se muestran las piezas informativas encontradas por año en El Tiempo.com y
Semana.com bajo el criterio ‘Desplazamiento Forzado’, en el periodo enero de 2008- julio de
2010.


                                   Diario El Tiempo.com                                                                                                 E Tiemp 2008
                                                                                                                                                         l     o



                                                                                              Se                                            diciembre               enero       febrero
                                                                                                                        noviembre              8%                    4%           5%        marzo
           Año 2010                                                                      encont                   octubre
                                                                                                                           8%                                                               8%
                                                                                                                                                                                                    abril
             23%
                                                                  Año 2008
                                                                    42%
                                                                                         ró que                     9%
                                                                                                                                                                                                    6%

                                                                                             Año 2008
                                                                                               el
                                                                                             Año 2009
                                                                                             Año 2010                                                                                                m ayo
                                                                                          diario                  septiembre                                                                         11%
                 Año 2009                                                                                            14%
                   35%                                                                         El                                         agosto
                                                                                                                                           8%
                                                                                                                                                            julio
                                                                                                                                                            5%
                                                                                                                                                                                    junio
                                                                                                                                                                                    14%

                                                                                          Tiemp
                                                                                                o
publicó 357 piezas informativas en el año 2008, 303 en 2009 y 259 de enero a julio de 2010. En el
               2009 El Tiempo.com                             2010 El Tiempo.com             año
                                                                                           2008,
                                 diciembre            enero                                                                                     julio                           enero
          noviembre
             9%
                                     8%               10%
                                                                           febrero             la                           junio
                                                                                                                                                12%                             14%

                                                                                                                                                                                                    febrero
     octubre                                                                 14%                                            10%
                                                                                                                                                                                                      11%
       4%



    septiembre                                                                          marzo
       7%                                                                                6%
                                                                                                                                                                                                marzo
               agosto                                                                                                   mayo
                                                                                     abril                                                                                                      14%
                10%                                                      mayo                                           23%
                                                                                     4%
                                 julio                junio               6%                                                                                          abril
                                 10%                  12%                                                                                                             16%




mayoría de la información se registró en el mes de septiembre con 49 piezas, seguido por junio
con 48 y mayo con 41. En 2009 el mes que registra mayor información sobre desplazamiento
forzado es febrero con 41 publicaciones, luego aparece junio con 37 y agosto con 31. En 2010 se
encontró que mayo encabeza el número de publicaciones con 48 piezas, seguida por abril con 34
y enero y marzo con 29.

Para la Revista Semana.com, se encuentra un total de 100 publicaciones: 43 para 2008, 68 para
2009 y 30 de enero a julio de 2010. A continuación se relaciona la cantidad de información por
meses para cada año:

                                         Semana.com                                                                                             2008 Semana.com



                                                                                                                                                                                   febrero
                                                                                                                                    diciembre                   enero                5%
                                                                                                            noviembre                   9%                       9%
                                                                                                                7%                                                                           marzo
                  Año 2010
                                                              Año 2008                                                                                                                        7%
                    21%                                                                                 octubre
                                                                30%                                                                                                                             abril
                                                                                                          7%
                                                                                                                                                                                                 7%
                                                                                         Año 2008
                                                                                         Año 2009
                                                                                         Año 2010
                                                                                                                                                                                            mayo
                                                                                                          septiembre
                                                                                                             18%                                                                    junio
                                                                                                                                                                                             5%               23
                             Año 2009
                               49%                                                                                                                                      julio        7%
                                                                                                                                            agosto
                                                                                                                                             12%                         7%
2009 Semana.com                                                                                         2010 Semana.com


                       noviembre
                          4%       diciembre             enero                                                                                         enero
                                                                                                                                                        3%       febrero
                                       7%                13%
             octubre                                                                                                        julio                                  13%
                                                                         febrero
               7%                                                                                                           31%
                                                                           10%
                                                                                                                                                                                   marzo
    septiembre
                                                                                                                                                                                   13%
       9%



                                                                             marzo
             agosto                                                          13%
              4%                                                                                                                                                           abril
                         julio                                                                                                junio
                                                                 abril                                                                                                     10%
                          9%                                                                                                  13%                      mayo
                                      junio       mayo           10%
                                      10%          4%                                                                                                  17%




•      Piezas Analizadas Diario El Tiempo y Revista Semana

Se analizaron 100 piezas informativas correspondientes al 10 por ciento del total arrojado en el
buscador Web, bajo el criterio ‘Desplazamiento Forzado’ en el periodo enero 2008 - julio 2010.
Para el diario El Tiempo.com el estudio tomó en cuenta 86 piezas y para Semana.com un total de
14.



                                                                            El Tiempo.com
                                                                                  86%




                                                                                                                     Semana.com
                                                                                                                        14%




INDICADOR DE CONSTRUCCIÓN DE INFORMACIÓN

•      Piezas Informativas Por Sección

A continuación se relaciona las secciones en las que se publicaron las piezas analizadas del diario
El Tiempo.com.                                                                     La Revista Semana en
su edición Web                     Piezas informativas por secciones El Tiempo.com no     distribuye  la
información por                                                                    secciones.
                                                                                             política
                                                                                              10%
                                                                                                                                      nación
                                                                           justicia                                                    39%
                                                                             17%



                                                                                                                                                   Bogotá
                                                                                     otros                                                          6%
                                                                                     13%                                   Editorial-opinión
                                                     información general                                                          2%
                                                             5%
                                                                                                 cultura y                   vida de hoy
                                                                                             entretenim iento   Economía         1%
                                                                                                   6%              1%




                                                                                                                                                                                           24
La gráfica indica que la mayoría de la información se encuentra en la sección ‘Nación’, seguida de
la sección ‘Justicia’ y ‘Otros’. Las publicaciones que se encuentra en secciones como Nación,
Información General y Otros, no permiten referir a información de zonas específicas del país o
con temáticas determinadas, se cuentan hechos de todo tipo, incluidos los de desplazamiento, lo
que podría restar importancia e impacto a los acontecimientos referentes al tema.

•   Piezas Informativas con Autoría

La mayoría de las publicaciones analizadas no se atribuyen a un autor particular, en El
Tiempo.com, muchas aparecen con el rótulo “sin autor” o se señala como autor a alguna de las
redacciones del diario. 77 de las 100 piezas informativas del estudio no aparecen firmadas. En la
Revista Semana aparecen 5 publicaciones con autor registrado de un total de 14 piezas
analizadas. A continuación se relacionan las piezas informativas con y sin autor analizadas.


               Piezas con Autor El Tiempo.com
                                                                                             Las
                                                                        Piezas con Autor Semana.com


                                                                                          pieza
          con autor
            10%
                                                            con autor
                                                                                               s
                                                              36%
                                                                                           infor
                                                                                                                  sin autor
                                                sin autor
                                                con autor                                  mati                   con autor

                                                                                             vas      sin autor
                                                                                                         64%
                                sin autor
                                   90%
                                                                                              no
                                                                                          firma
                                                                                             das
responden en muchas ocasiones a las políticas de publicación de los medios. El anonimato
debería contribuir a que los periodistas sin temor a ser identificados realizaran un mejor
cubrimiento informativo, comparando fuentes y dando voz prioritaria a las víctimas. Sin
embargo, en algunos avances del análisis se puede comprobar que la mayoría de las fuentes son
oficiales o de organizaciones, dejando oculta la voz de las comunidades en muchas ocasiones. Los
hechos se muestran sin contexto y antecedentes u ocultan la identidad de los agresores.

Los resultados faltantes se encuentran en proceso de análisis. Con la información por analizar se
espera consolidar los indicadores de fuentes, contexto informativo y palabras repetidas. A partir
de los datos estadísticos se realizarán comparaciones con hechos ocurridos en las fechas en las
que se publicó la información, datos de instituciones, organizaciones o comunidades, con el fin de
entender si la información presentada en los medios reconoce ampliamente todos los aspectos
que logren dar una visión completa a los lectores.

Conclusiones

Partiendo de los primeros resultados encontrados del análisis de la información de los portales
Web de El Tiempo y Semana, se pueden destacar algunas conclusiones preliminares, algunas de
éstas se presentan como nuevos cuestionamientos sobre el cubrimiento periodístico que hacen
los medios sobre el Desplazamiento Forzado:


                                                                                                                              25
•   El manejo de la información lleva consigo una gran responsabilidad social, la labor
    periodística debe regirse por la ética, la veracidad y la precisión, cumpliendo con la
    responsabilidad que otorga al oficio la Constitución Política de Colombia. Como menciona Van
    Dijk, los actores que tienen acceso al discurso que es vedado para los demás, tienen gran
    influencia sobre el pensamiento de los receptores. “Nadie ignora que los noticiarios, la
    propaganda política, la publicidad… influyen de un modo u otro sobre el pensamiento de
    quien los lee y los escucha: todo imparte conocimiento, afecta opiniones o cambia actitudes”
    (Van Dijk 1997. P.21).

•   En el año 2008 se registra casi la mitad de la información en el periodo analizado de El
    Tiempo.com, presentándose la mayor cantidad en el segundo semestre del año. En la revista
    Semana, el año en el que se registra el mayor número de publicaciones es el 2009 con el 49
    por ciento de la totalidad, concentrándose la información en el primer semestre del año.
    Estos datos llevan a preguntarse ¿por qué las publicaciones tienen un cubrimiento tan
    disímil?, ¿No están cubriendo los mismos hechos?

•   A pesar de que el fenómeno del desplazamiento forzado debería ser motivo noticioso, no
    recibe por parte de los medios la atención que merece, Las secciones en las que aparecen
    publicadas las informaciones restan interés e importancia a la temática, tratándola como un
    tema más. En el diario El Tiempo.com, el 39% de la información se encuentra publicada en la
    sección ‘Nación’, lo cual no permite precisar (por lo menos a primera vista), la región de
    donde proviene la información. Las publicaciones de ésta sección reúnen información de todo
    el país y de múltiples temas, el desplazamiento forzado se presenta sólo como uno entre
    tantos, sin ningún tipo de tratamiento especial. El 13% de la información se registra en la
    sección ‘Otros’, segmento informativo que no remite a hechos específicos lo que resta
    importancia al tema. El 2% de las piezas analizadas corresponden a editoriales u opinión
    porcentaje menor a las publicaciones que aparecen en secciones como ‘Otros’ y ‘Cultura y
    Entretenimiento’

•   Se evidencia en las estadísticas que la mayoría de las piezas informativas no se publican con
    autoría. Sólo el 10% de las piezas analizadas del diario El Tiempo.com aparecen firmadas. En
    la revista Semana la información con autor corresponde al 36%. En algunas ocasiones las
    políticas de publicación de los medios ordenan proteger la identidad del autor, lo que
    explicaría la poca autoría explicita que aparece en las piezas informativas. De estos datos
    surgen los cuestionamientos: si el periodista no está obligado a firmar la publicación, esto
    facilita que el cubrimiento informativo sea completo, verídico, con voces de varias fuentes o a
    pesar del anonimato la información se presenta con escasos datos de contexto, de manera
    poco profunda e inexacta.

Bibliografía

Acción Social. 2010. Registro Único De Población Desplazada – SAPD. Recuperado en 2 de
septiembre                                      de                                2010.
http://www.accionsocial.gov.co/Estadisticas/SI_266_Informacion%20PAG%20WEB%20(4-08-
2010)%20ver%202.htm.



                                                                                                26
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  • 1. CAPITULO I INVESTICOM 2010 - Bogotá, Colombia, 9-11 de noviembre FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL PARA LA PAZ - UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS OBSERVAR LOS MEDIOS UN EJERCICIO PARA LA PAZ MAURIZIO ALÍ, MA, MSc.1, MARCOS CANASTO2, LUISA PAEZ3 y ALEJANDRA SALAMANCA4 Resumen Este documento sintetiza los resultados de una más amplia labor de reflexión que subyace a la fundación del recién nacido Observatorio de medios de comunicación (OdM) de la Facultad de Comunicación Social para la Paz (FCSP) de la Universidad Santo Tomás (USTA) así como una revisión de sus objetivos en términos de fomento de la investigación formativa de nuestros estudiantes, de la proyección social de nuestra Alma Mater y de la construcción de ciudadanías activas en nuestro país. La primera parte del texto está dedicada a presentar un panorama conceptual sobre los observatorios de medios para facilitar la comprensión del fenómeno en clave continental. En la segunda parte se describen las características y las especificidades del OdM de la FCSP, así como las oportunidades que puede ofrecer en términos de desarrollo de procesos académicos de alto impacto social, acorde con el talante humanista de nuestro Proyecto Educativo Institucional (USTA, 2004). Palabras clave 1 Periodista e investigador italiano. Coordinador del Observatorio de Medios, Coordinador del énfasis “Comunicación en Conflicto” y docente de la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Universidad Santo Tomás de Aquino. Contacto: maurizioali@yahoo.it 2 Asistente de investigación del Observatorio de Medios la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Universidad Santo Tomás de Aquino. 3 Asistente de investigación del Observatorio de Medios la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Universidad Santo Tomás de Aquino. 4 Asistente de investigación del Observatorio de Medios la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Universidad Santo Tomás de Aquino. 1
  • 2. Observatorio de medios, veeduría ciudadana, investigación formativa, responsabilidad social de las instituciones educativas, análisis crítico del discurso. 1. ¿QUÉ ES UN OBSERVATORIO DE MEDIOS?: ABREBOCAS PARA LA DISCUSIÓN Un Observatorio de Medios de comunicación (OdM) es una herramienta de investigación cuyo propósito es aquello de contribuir a la identificación, análisis y discusión de problemas propios de la comunicación. Su principal finalidad es el control del cumplimiento de las funciones que corresponden a los medios de comunicación (informar, empoderar, denunciar), a partir de exámenes que posibiliten la construcción de escenarios de debate público y de reflexión académica, con espíritu crítico, independiente y propositivo. En ámbito universitario, se propone como un escenario para proporcionar una formación teórica y una capacitación en investigación altamente cualificadas para el estudio interdisciplinario de la comunicación y de los procesos de emisión, circulación y recepción de los productos mediáticos. En términos de proyección social, su objeto es aquello de elevar la calidad y la responsabilidad en el cubrimiento periodístico a través de un esfuerzo de retroalimentación basado en un dialogo constante con la ciudadanía y con los mismos medios de comunicación, apoyado por los resultados que arroja su trabajo de veeduría. Un OdM es, entonces, una herramienta de construcción de tejido ciudadano que se constituye como un foro en el cual los usuarios del los medios de comunicación –investigadores, lectores, oyentes, telespectadores e internautas- pueden manifestar sus opiniones y participar de modo activo en el proceso de la crítica mediática constructiva y propositiva: un campo en el que, hasta el momento, los ciudadanos han cumplido un papel de meros agentes pasivos. Efectivamente, sumergidos por caudal informativo que nos proporciona la “modernidad” (que confunde), los ciudadanos/consumidores no han podido desarrollar criterios de interpretación suficientemente sofisticados que proporcionen los elementos de juicio suficientes para tomar decisiones conscientes en el campo político, económico y social. Es evidente que tales determinaciones sobrevienen como consecuencia de muy diversos factores pero, entre ellos, puede ser determinante la orientación que ofrezcan los resultados de un atento y cuidadoso seguimiento evaluativo del trabajo de los medios de comunicación como el que se propone realizar un Observatorio de Medios. Además, como nos recuerdan los investigadores que integran el OdM de la Universidad La Sabana, en Bogotá: “Los medios pertenecen mayoritariamente a empresas privadas cuyas decisiones responden de modo legítimo a los designios de sus accionistas y representantes. No obstante, los medios constituyen un servicio público, con garantías y privilegios específicos previstos en varios artículos de la Constitución, que presuponen imperiosas contrapartidas en materia de deberes y responsabilidades de comunicadores, dueños de los medios y anunciantes. El Observatorio de 2
  • 3. Medios tiene como objeto establecer parámetros útiles para verificar el cumplimiento de esos deberes que deben fomentar la convivencia ciudadana y el funcionamiento de la sociedad dentro de un orden conveniente y replicable” (OdM La Sabana, 2006). En una democracia participativa como la nuestra, un Observatorio de Medios puede actuar como un ente investigador de los fenómenos de la comunicación con el fin de orientar a la opinión pública y lograr mayor y mejor participación de los ciudadanos en las decisiones políticas que les afectan. 2. EL EFECTO MATRIX: ESPACIOS COLONIALES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN COLOMBIA “El poder es la guerra, es la guerra proseguida por otros medios” [Foucault, 2001: 27] El filosofo francés Michel Foucault, invirtiendo el célebre aforismo del polemólogo prusiano Carl Von Clausewitz (1999 [1832]), alguna vez pregonó que el conflicto no es “la continuación de la política por otros medios”: al revés, en la sociedad posmoderna y neoliberal, se está revelando una presencia constante, una lógica omnipresente de “enfrentamiento persistente” (Foucault, 2001). Se trata de un escenario en el cual es necesario pensar en términos de tácticas, en el que siempre hay y habrá un adversario y en el cual la única solución posible es la derrota del enemigo. De hecho, las lógicas de dominación hegemónica que han sido establecidas en Colombia (y, de hecho, en todo el Sur del mundo) se basan en un esquema de reproducción del poder que no es nada más que una versión -quizás actualizada pero seguramente criolla- de aquel cementerio de élites del cual nos hablaba, hace casi un siglo, el sociólogo italiano Vilfredo Pareto (1968 [1916]). En este continente, siguiendo la perspectiva de Pareto, se han desarrollado grupos de poder -esto es, élites- que tienen a la vez, volviendo a una diferenciación ya descrita por Machiavelli (1994 [1513]), actitudes de leones o de zorros. En el primer caso, usan la coacción, la fuerza (la macht weberiana. Weber, 1991 [1918-19]) para imponer su soberanía; en el segundo caso, usan la persuasión y el enmascaramiento (la herrschaft): lo que, en la literatura académica llamamos propaganda y que, más prosaicamente, tendríamos que definir “ficción” (una extensa disertación sobre el argumento se encuentra en Chomsky, 1995). Una “mentira que convence” y que sabe transformarse en realidad y pensamiento único, puesto que se apoya en la legitimidad más estable y duradera que nos ofrezca la posmodernidad: aquella proporcionada de manera “indolora” con la contribución de los medios de comunicación (Ramonet, 1995). Esta forma de control social, la cual ha permitido a los integrantes de las élites continentales aprovecharse de manera incontrolada de los recursos naturales a través de la esclavitud y de la proletarización de los grupos marginados se basa en un capitalismo (salvaje, como lo definió el 3
  • 4. mismo Papa Juan Pablo II en su encíclica Centesimus Annus5. Ioannes Paulus PP. II, 1991) que ha ido siempre de la mano con los medios de comunicación que han formado nuestra “Cultura Latinoamericana” (con la mayúscula porque oficial, institucional e instrumental): un imaginario que, a pesar de su ímpetus apologético, se ha quedado nacionalista, populista y, al fin y al cabo, frustrado en el innatural intento de esconder su real identidad. La información “desde arriba” crea mitos asociados a las proezas futbolísticas del “pibe” Diego Armando Maradona o a las riquezas del “patrón” Pablo Escobar, dejando de lado los efectos de la violencia estructural y del conflicto armado y social que tienen que padecer cotidianamente los más de doscientos millones de pobres del continente. El capitalismo “de rapiña” que opera desde hace cinco siglos en el Continente ha necesitado, entonces, de una ciudadanía dócil y respetuosa de aquel espejismo que aquí llaman “democracia”: y para alcanzar este objetivo se ha apoyado en aquellas “industrias culturales” que, como reconocieron los científicos sociales asociados a la Escuela de Frankfurt ya a partir del 1930, no son solamente empresas dedicadas a la producción de servicios: son estructuras que, con el objetivo de acumular ganancias (lógica constitutiva de las corporaciones capitalistas), crean meta- realidades en las cuales las audiencias se vuelven domesticadas y dispuestas a deshacerse de sus responsabilidades ciudadanas para rebajarse al papel de meros consumidores6. El análisis de las estructuras de la posmodernidad, con las diferentes perspectivas que le dieron Michel Foucault, Pierre Bourdieu, Jean Baudrillard, Teun Van Dijk, Ernesto Laclau (solo para citar algunos ejemplos paradigmáticos), siempre ha considerado la influencia creciente que los medios de información tienen para el establecimiento de una “masa social” indiferenciada sea en su aspecto formal sea en su homogeneidad de pensamiento. La fantasía cinematográfica nos perfila desde un “efecto Matrix” hasta un “universo Truman Show” en los cuales la realidad de nosotros ignaros ciudadanos-consumidores resulta manipulada por meta-poderes que, por su identidad “meta” –es decir, superior- quedan difíciles de identificar y, por supuesto, responsabilizar. Los mismos ciudadanos-consumidores, incapaces de “recordarse” de su paisaje social de referencia, prefieren entonces aturdirse con eslóganes que, a pesar de su carácter eminentemente publicitario, inundan los espacios de información de los medios masivos. Nada nuevo: la reflexión periodística ha dejado el paso a la noticia “spot”, la frase “memorable”, el juego de palabras que “dispara la audiencia”. Es así que, en esa “tierra del olvido” que es Colombia, se crean imágenes como aquella de “la mejor esquina de América”, de un pueblo “echado pa’lante” que canta feliz: “¡Colombia es pasión!”7. Un pueblo que, como en el imaginario macondiano de Gabriel García Márquez, vive hipnotizado en un realismo mágico (la meta-realidad) anacrónico y “marciano”. Los encantadores 5 La encíclica Centesismus Annus fue publicada en mayo de 1991 en el centenario de la encíclica Rerum Novarum, emanada por Papa León XIII y pieza clave de la doctrina social de la Iglesia. 6 La reflexión de la Escuela de Frankfurt, sobre todo en el caso de Theodor Adorno y Max Horkheimer (1992), tiene un enfoque más que todo sociológico y se detiene en el análisis de las relaciones que subyacen al surgimiento de las industrias culturales y la génesis de la sociedad de masas. Una aproximación conceptual más amplia y enfocada también hacia los aspectos políticos y económicos de estas empresas se encuentra en Narvaez (2008). Para un panorama de la industria de los medios masivos de comunicación en el país (no muy actualizado, por decir la verdad) se puede hacer referencia al trabajo realizado por Maria Teresa Herrán para Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (1991). 7 Se trata solo de algunos ejemplos paradigmáticos de eslogan que se repiten en los medios de comunicación masiva y en el discurso político colombiano. Una interesante reflexión sobre el argumento se encuentra en Morales (2006). 4
  • 5. de serpientes, en este caso, han sido las industrias culturales nacionales y multinacionales, que a través de su “inmensa” producción, por lo menos en términos cuantitativos, han impuesto en todos los campos de la Cultura (de nuevo, con la mayúscula) unas identidades coloniales construidas para satisfacer los gustos y las necesidades de una reducida minoría (las élites). 3. PANORAMA: LOS OBSERVATORIOS DE MEDIOS EN COLOMBIA La investigadora colombiana Adriana María Ángel Botero, coordinadora del OdM de la Universidad de Manizales, ha escrito que “los observatorios están de moda. Existen, entre otros, observatorios de derechos humanos, del firmamento, de la crisis, del mercado de construcción, de la comunicación sexista, de la neutralidad tecnológica, de la oferta hotelera, de la bicicleta, o de las agrocadenas” (Ángel Botero, sf). El panorama actual, en este sentido, ofrece un abanico de posibilidades impensable hasta hace una década. Es muy probable que este progreso sea deudor de aquellos procesos interdisciplinares que han facilitado y permitido el dialogo entre campos del conocimiento un tiempo considerados eminentemente “cualitativos” (como las ciencias de la comunicación) y “cuantitativos” (como las ciencias estadísticas). Además, hay que tener en cuenta el importante aporte que ha ofrecido, en este sentido, la afirmación, en el campo académico, de las disciplinas relacionadas con el análisis del discurso y, de una manera más general, con la semiótica y su interés para interpretar los signos y los símbolos que subyacen a nuestra sociedad actual. Para los alcances de este documento, realizar una revisión sistemática de todos los OdM existentes en el país constituye una tarea demasiado ardua8. Se trataría de sistematizar algunos centenares de experiencias (muchas de las cuales ya no son activas) de carácter individual, privado, publico y, a menudo, internacional, en campos tan diferentes como la ecología, la industria, la finanza, el derecho, la moda, la teología, la bioética o las artes. En Colombia existen numerosos OdM de carácter universitario. En muchos casos, se trata de proyectos interdisciplinarios que involucran expertos en diferentes disciplinas (derecho, psicológica, publicidad, política, economía). Sin embargo, en general, los OdM universitarios no se basan sobre indicadores cuantitativos, a menos de que no se trate de estudios de audiencia (relacionados con el radio de recepción de los medios analizados). Finalmente, es evidente que ninguno de los observatorios examinados se enfoca específicamente hacia el problema del conflicto armado y de la paz en el país. 5. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL DESARROLLO DEL OBSERVATORIO DE MEDIOS En la actualidad, el análisis de medios de comunicación enfocado hacia temas relacionados con la paz y el conflicto en Colombia puede considerarse un ejercicio “para pocos”. Es muy probable que esto sea debido a una dúplice causa: de un lado, por culpa de la sobreproducción periodística sobre 8 Para un completo panorama sobre los OdM en Colombia y America Latina ver Herrera (2006). 5
  • 6. estos temas y de otro, en función de la extrema superficialidad con la cual, en general, estos asuntos son tratados por los mismos medios. Es decir que el investigador que quiera ocuparse de este tipo de estudio tendrá que lidiar en primer lugar con un enorme esfuerzo de selección de noticias y en segundo lugar, con una considerable labor de interpretación de las fuentes y de su contexto de producción9. Todo esto podría sonar paradójico, sobre todo si se piensa a la realidad colombiana, que hace de este país uno de los más violentos del mundo, sobre todo en función de su conflicto armado y social. Un tema hacia el cual, por razones éticas, todo investigador debería demostrarse sensible. Lamentablemente, pero, existe un inexplicable vacío en la investigación académica relacionada con estos temas, un vacío que afecta también las disciplinas del campo de la comunicación. Nuestra Universidad (y, sobre todo, su FCSP) ha sabido distinguirse, a lo largo de toda su historia, para su inclinación propio hacia esta problemática: en su pensum, curriculum y producción académica el conflicto y la paz han sido y siguen siendo los conceptos paradigmáticos de referencia. Se trata de unas características que nos otorgan numerosas ventajas, sobre todo en términos de competencias en el manejo de información de origen mediático relacionada con los así llamados temas “calientes” (guerra, discriminación, pobreza, violencia, injusticia). La FCSP tiene una larga tradición de proyección social: una influencia “hacia afuera”, hacia la sociedad y los ciudadanos la cual constituye, su mayor punto de fuerza. Es por esta razón que se ha considerado en términos muy serios la oportunidad que ofrece un OdM institucional para reforzar aquellos puentes (ya existentes) que nos posicionan entre emisores y receptores del sistema mediático colombiano. La función de veeduría de la res publica, que constituye la prioridad de todo OdM que se respete, puede fomentar, de manera viable y transparente, la construcción de audiencias activas capaces de exigir a los medios de comunicación el cumplimiento de principios constitucionales y democráticos, tales como independencia, equilibrio, responsabilidad, veracidad y solidaridad. Es decir que, a través de un ejercicio de este tipo, es posible generar un sistema de información permanente, independiente y confiable sobre los medios de comunicación en Colombia y sobre el desempeño de su función social. Además, a través de un análisis crítico de los contenidos de los medios de comunicación que permita dar cuenta de antecedentes, tendencias10 y contextos relacionados con asuntos de interés para la vida democrática del país, se puede contribuir a que los ciudadanos tomen decisiones con mayor libertad como consecuencia del consumo de productos mediáticos de calidad. Todo esto 9 Hasta el momento solo una entidad se ha atrevido a enfrentar un reto de tanta magnitud. Se trata de la Corporación Medios para la Paz (MPP) que, desde hace doce años “ha desarrollado una reflexión profunda sobre el papel de los periodistas colombianos y la trascendencia social de su oficio en momentos en los que el país se debate simultáneamente entre la dinámica del conflicto armado y los esfuerzos por la solución pacífica” (mediosparalapaz.org). En su sitio web, dirigido a periodistas y comunicadores, se pueden encontrar numerosos informes (la mayoría basados en investigaciones estadísticas) sobre el conflicto armado colombiano y su impacto sobre la producción periodística. Sin embargo, el análisis de medios no representa su objetivo principal, de manera que la información relacionada con el tema adolece de sistematicidad y continuidad (Ver, por ejemplo, MPP, 2008). 10 Un estudio de caso paradigmático se encuentra en Abella, 2007. 6
  • 7. significaría promover el acceso, la participación y la creación de espacios de discusión pública entre periodistas, académicos, medios, universidades, sectores e instituciones de la sociedad civil y el Estado respecto a los temas de las producción, transmisión y recepción de productos comunicativos. 6. ¿QUÉ OBSERVAR?: MEDIOS E INDICADORES ¿Qué observar en un Observatorio?: Responder a esta pregunta es, antes que todo, una determinación estratégica que tiene implicaciones directas con el número y el tipo de investigadores encargados de la recolección y el análisis de los datos, con el tipo de muestra de referencia y con los resultados finales que la investigación puede arrojar. Hay que preguntarse, entonces, ¿qué tipo de Observatorio necesitamos para observar lo que queremos observar? (Rincón, 2004). De manera muy general, es posible clasificar los OdM a partir de diferentes criterios: • Según la muestra de referencia (es decir, el “universo de observación”) por: o cobertura (local, regional, departamental, nacional, internacional) o plataforma (televisión, radio, prensa, web, otros medios) o polarización política (medios progresistas, conservadores, opositores, ilegales) • Según el tipo de interpretación analítica (de los resultados de la “observación”): o Análisis crítico del discurso (y de la relación emisor/mensaje) o Repetición de Recursos Informativos (relación emisor/mensaje) o Análisis del discurso grafico y audiovisual (relación emisor/mensaje) o Análisis de las audiencias (relación mensaje/receptor) Para el diseño del OdM para la FCSP, se ha largamente reflexionado acerca de cuáles de estos criterios se quieren tomar en consideración. Si bien tiene un interés evidente un trabajo de control sobre toda la producción periodística nacional y local, hay que considerar que esto tipo de proyecto necesitaría de enormes recursos no solamente en términos de personal11, sino también para los espacios de almacenamiento de documentos y las herramientas informáticas necesarias (software y hardware). El equipo de trabajo ha buscado un consenso, primordialmente, alrededor del tipo de plataforma de referencia, teniendo en cuenta que la sistematización de datos audio/video requiere de mucho tiempo, necesita de equipos informáticos para el almacenamiento de la información y para la transformación de la señal radio/tv en formato digital y, obviamente, de un numero consistente de investigadores para revisar los registros obtenidos. Al revés, los datos presentes en la prensa escrita y en la web resultan más fáciles de “capturar”, analizar y almacenar. A partir de 11 Actualmente el equipo de trabajo del OdM consta de tres (3) docentes (los Profesores Maurizio Alí, Norma Castillo y Alvaro Lizarralde), tres (3) asistentes de investigación (se trata de estudiantes de noveno semestre de la FCSP con contrato de práctica profesional: Marcos Canasto, Luisa Paez y Alejandra Salamanca) y de tres (3) investigadores asociados (se trata de investigadores altamente cualificados que apoyan las labores del OdM con contribuciones puntuales sobre temas de su experticia: Laura Robles, Jennifer García y Andrés Medina). 7
  • 8. estas consideraciones, los miembros del OdM de la FCSP están desarrollando investigaciones enfocadas hacia temas relacionados con la paz y el conflicto en Colombia12 basándose en el análisis de la producción periodística de medios electrónico con cobertura nacional sin polarización política explicita, haciendo recurso a perspectivas basadas en el análisis textual y en la correlación estadística de la repetición de repertorios interpretativos13 (para identificar los “discursos circulantes” que tienden a transformarse en estereotipos14, las sobrerrepresentaciones15 y las “voces ausentes”). Una de las labores más complejas que han enfrentado ha sido aquella dedicada al diseño de las herramientas y los instrumentos de recolección y análisis de los datos, puesto que las ciencias sociales ofrecen a los académicos un sinnúmero de indicadores que, potencialmente, se podrían aplicar a un observatorio de medios. Finalmente, en el momento de formular el proyecto definitivo se han tenidos en cuenta los siguientes: • Promedio de piezas diarias sobre el tema • Ubicación de la información (sección, pagina) • Uso y manejo de la grafica • Género periodístico utilizado • Autoría de la información • Contextualización de la información • Número y tipo de piezas relacionadas • Epicentro de los acontecimientos • Coherencia informativa • Coherencia entre titular y noticia • Coherencia entre titular e imágenes • Número y atribución de las fuentes citadas • Invisibilización y sobreexposición de las fuentes • Puntos de vista de las fuentes • Contexto de producción de la noticia • Fuente de financiación del medio de comunicación Los avances de investigación son publicados con periodicidad en el espacio web del OdM (http://observatoriodemediosfcsp.blogspot.com/) para que reciban la oportuna retroalimentación por parte de otros investigadores, miembros de redes sociales y otros usuarios de la web. 7. RESULTADOS ESPERADOS Y CONCLUSIONES 12 Los temas que se están investigando abarcan problemáticas como el desplazamiento, la desaparición forzada, la trata de personas, la discriminación racial y las políticas de seguridad nacional. 13 Una descripción más profundizada sobre el tema del análisis de recursos interpretativos se encuentra en Estrada Mesa et al. (2007). 14 Con base en los estudios paradigmáticos de Argren (2005), Borja-Orozco et al. (2008) y Vieira et al. (2001). 15 Los procesos de “hiper-visibilización” tienden a crear personajes, como lo ha demostrado Serrano (2005), que crean modelos de conducta con impactos reales en las audiencias. 8
  • 9. Estas páginas han sido redactadas como el objetivo de presentar un proyecto de trabajo encaminado hacia la investigación y la proyección social liderado por la FCSP y basado en un OdM caracterizado por un enfoque específico hacia los temas relacionados con la paz y el conflicto en Colombia. Se trata de una apuesta pedagógica que quiere posicionar la FCSP en un nicho del panorama investigativo del país que, hasta el momento, no ha sido ocupado por otras entidades. Consideramos que nuestra Facultad tiene los recursos humanos, en términos intelectuales y de proyección social, para poder enfrentar este reto y comprendemos que el esfuerzo que se requiere es notable. Es un esfuerzo, pero, que puede contribuir de manera real a la creación de audiencias activas, a la construcción de ciudadanías críticas, a la visibilización de la violencia estructural y a la denuncia de las injusticias históricas. Esto es, un esfuerzo para la paz en Colombia. BIBLIOGRAFÍA 1. Abella Vázquez, Carlos Manuel. (2007). La aparición de los discursos sobre el multiculturalismo en España: el debate del velo en la prensa escrita. Athenea Digital, 11, (primavera): 83-103. 2. Adorno, Theodor y Horkheimer, Max. (1992). Industria cultural y sociedad de masas. Caracas: Monte Ávila. 3. Argren, Rigmor. (2005). Reporting about Iraq: International Law in the Media during Armed Conflict. Essex Human Rights Review, 2, (1, march): 99-111. 4. Borja-Orozco, Henry; Barreto, Idaly; Sabucedo, José Manuel y López-López, Wilson. (2008). Construcción del discurso deslegitimador del adversario: gobierno y paramilitarismo en Colombia. Universitas Psycologica, 7 (2, mayo-agosto): 571-583. 5. Chomsky, Noam. (1995). El control de los medios de comunicación. En Chomsky N. y Ramonet, I. Cómo nos venden la moto: información, poder y concentración de medios. Barcelona: Icaria Editorial, pp. 7-53. 6. Estrada Mesa, Angela María; Acuña Rivera, Marlon Ricardo; Camino, Leoncio y Traverso- Yepes, Martha. (2007). ¿Se nace o se hace? Repertorios interpretativos sobre la homosexualidad en Bogotá. Revista de Estudios Sociales, 28 (diciembre): 56-71. 7. Foucault, Michel. (2001). [1996]. Defender la sociedad. Buenos Aires: FCE 8. Herrán, Maria Teresa. (1991). La industria de los medios masivos de comunicación en Colombia. Bogotá: FESCOL. 9. Herrera, Susana. (2006). Los Observatorios de Medios en Latinoamérica: Elementos Comunes y Rasgos Diferenciales. Razón y Palabra, (junio-julio). Consultado el 14 de enero de 2008 en http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n51/sherrera.html 10. Ioannes Paulus PP. II. (1991). Centesimus annus. Città del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana. 11. Machiavelli, Niccoló. (1994). [1513]. Il príncipe. Milano: Mondadori. 12. Morales, Mario. (2006, 8 de mayo). El país de las maravillas. Nada como el eslogan de “Colombia es Pasión” nos define tan acertadamente. Voltairenet – Red de Prensa no Alineada. Consultado el 20 de septiembre de 2009 en http://www.voltairenet.org/article138790.html 9
  • 10. 13. MPP – Corporación medios para la paz. (2008). Las elecciones de la prensa. Agenda informativa y calidad periodística. Bogotá: MPP – CESO-FIP 14. Narvaez Montoya, Ancízar. (2008). El concepto de industria cultural. Una aproximación desde la economía política. En Pereira, M. J.; Villadiego, M. M. y Sierra, L. I. (ed.). Industrias culturales, músicas e identidades. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. 15. OdM La Sabana – Observatorio de Medios de la Universidad La Sabana. (2006). Quienes somos. Bogotá: Universidad La Sabana. Consultado el 16 de mayo de 2010 en http://sabanet.unisabana.edu.co/comunicacion/observatorio2006/inicio.htm 16. Pareto, Vilfredo. (1968). [1916]. The rise and fall of the elites: an application of theoretical sociology. New York: Bedminster. 17. Ramonet, Ignacio. (1995). Pensamiento único y nuevos amos del mundo. En Chomsky N. y Ramonet, I. Cómo nos venden la moto: información, poder y concentración de medios. Barcelona: Icaria Editorial, pp. 55-102. 18. Rincón, Omar. (2004). Hacia un observatorio de medios de comunicación. Montevideo: Centro de Competencia en Comunicación para América Latina. 19. Serrano, Yeny. (2005). El personaje periodístico, ¿efecto de realidad o modelo de conducta? Análisis de discurso de la sección “Las voces de la otra Colombia” publicada por el diario El Tiempo. Universitas Psychologca, 4, (2, julio-septiembre): 129-141. 20. USTA – Universidad Santo Tomás. (2004). Proyecto Educativo Institucional. Bogotá: USTA. 21. Vieira, Lenita D. y Molero de Cabeza, Lourdes. (2001). El discurso neoliberal en Venezuela: un estudio de la persuasión. Espacio Abierto - Cuaderno Venezolano de Sociología, 10, (1, enero-marzo): 35-63. 22. Von Clausewitz, Carl. (1999). [1832]. De la guerra: táctica y estrategia. Barcelona: Idea Books. 23. Weber, Max. (1991). [1918-19]. Escritos políticos. Madrid: Alianza Editorial. 10
  • 11. CAPITULO II LOS OBSERVATORIOS DE MEDIOS EN AMÉRICA LATINA Mary Whitehosue emprendió en 1964 una campaña en Inglaterra por la limpieza en los contenidos de los medios, alarmada porque los consideraba como ofensivos para el radioescucha o el televidente: su iniciativa iba dirigida en favor de la preservación de la vida familiar y los valores cristianos, a los que veía amenazados por la creciente rebeldía de los jóvenes de aquella década, seducidos por el rock y todo tipo de manifestaciones contracultura. Hay que ceñirse a las normas generalmente aceptadas, pensaba Whitehouse. El apoyo que recibió su propuesta la motivó al año siguiente a crear Mediawatch-UK, organización que subsiste hasta hoy y que ha investigado temas como la violencia y la obscenidad en los medios. Pero lo que esta activista conservadora no pudo percibir fue que detrás de las letras irreverentes de las canciones de Los Beatles, de la poesía alucinada de la generación beat, de los atentados a la estética tradicional por parte del Pop art había más que un simple deterioro de las buenas costumbres. Se trataba de toda una postura existencial cuestionadora de la normalidad vendida desde la escuela, la iglesia, el estado y la mayoría de los medios. La válvula de escape para estos inconformes fue la música, la literatura y la pintura, especialmente. Pero poco a poco también fueron infiltrando los contenidos de los medios de comunicación. Sobre todo a partir de Mayo del 68 en París, cuando nada de lo que venía sucediendo, y que era la causa del malestar especialmente de las juventudes, podía seguir siendo ignorado. Y es que esa “normalidad” se hacía cada vez más contradictoria e insostenible. Estados Unidos y parte de Europa habían librado una guerra en nombre de la libertad y luego habían propiciado la construcción de un mundo basado en su negación. La tensión entre las premisas de la modernidad con las acciones de aquellos que decían defenderlas se hacía cada vez más profunda. En vez de igualdad, el mundo de la segunda postguerra sorprendía a diario con las múltiples manifestaciones de segregación que se vivían en Estados Unidos contra los negros. El racismo era “lo normal”. En vez de libre autodeterminación de los pueblos, se intentaba sofocar las iniciativas de independencia de los antiguos territorios coloniales franceses e ingleses. En vez de fraternidad y solidaridad con los países del Tercer Mundo, los capitales, iniciativas y programas del Primer Mundo, encaminados a auxiliar supuestamente el desarrollo de aquéllos, terminaban burlando las esperanzas de superación de la pobreza. En vez de democracia, lo que cundió fue el apoyo a una ola sistemática de dictaduras depredadoras de los derechos de mayorías y minorías, como las que empezaron a surgir en América Latina, la primera de las cuales se instauró en Brasil, precisamente en el mismo año en que Mary Withehouse proclamaba su campaña por la decencia. Pero las contradicciones no se hacían sentir sólo en Estados Unidos y en sus aliados europeos. También en el bloque soviético, donde el socialismo de partido único, basado en el supuesto protagonismo de los obreros como clase liberadora del resto de la sociedad y conductora de la historia, había llevado a cometer todo tipo de represiones, facilitadas, entre otros aspectos, por el control de los medios por parte del estado, que vendían lo que para ellos era también su propia “normalidad”. Las restricciones a la libertad y las intervenciones arbitrarias para aplastar cualquier disidencia, como la de Checoslovaquia, durante la llamada “Primavera de Praga” de 1968, no eran casos aislados. 11
  • 12. Lo que tal vez nunca se imaginó Mary Whitehouse era que su idea de vigilar a los medios no siempre iba a ser acogida en la misma línea de defensa de la moralidad. A los sectores poco interesados en preservar lo que ella consideraba como moralmente aceptable les pareció que la vigilancia debía orientarse hacia la puesta al descubierto de las incoherencias, mentiras e injusticias del sistema. En efecto, en 1976 nació en Estados Unidos In These Times, una revista promotora de un periodismo más independiente, no estigmatizador de culturas o subculturas, y según la cual las buenas costumbres son las que se derivan de los verdaderos ideales democráticos y progresivos. La revista dio cabida a informaciones sobre los movimientos sociales que venían conformándose en los últimos años, como los ambientalistas, por ejemplo. En las décadas siguientes la propuesta de Whitehouse fue replicada por sectores que veían que lo malo no estaba en las supuestas “vulgaridades y desatinos” que los medios estaban acogiendo, sino en la normalidad que Whitehouse y muchos medios estatales y privados querían seguir preservando. Media Wacht, por ejemplo, se propuso a partir de 1984, en Estados Unidos, desafiar los estereotipos y los sesgos relacionados con sexismo y racismo que propician los medios. Detrás de estas iniciativas había un ánimo de cuestionamiento al sistema y a la complicidad de los medios con los imaginarios y las representaciones en conflicto con los valores de la democracia. Si el sistema estadounidense, francés o inglés decía ser democrático, había que observar cuán armónicos y coherentes con la democracia eran los contenidos que difundían. Una democracia que después de las luchas de los 60 no iba a limitarse más, a nivel conceptual, al ejercicio electoral, sino que implicaba una serie de reconocimientos y derechos a minorías antes aplastadas, sometidas o invisibilizadas. Pero tal vez el ejercicio de observar los medios no habría tomando forma si no se hubiera dado un aporte desde un campo de investigación interdisciplinar que permitió analizar la producción de significado y su posterior expresión en la sociedad: los Estudios Culturales. Coincidencialmente, en 1964, el mismo año en que Mary Whitehouse lanzaba su campaña por la decencia, Richard Hoggart creaba en Birmingham el Centro de Estudios Culturales Contemporáneos, el cual conjugó elementos de la teoría social marxista, el postestructuralismo, el feminismo y la etnografía, entre otros, para revisar la problemática de la cultura popular, asociada por Hoggart a la clase obrera, en creciente asedio por parte de la cultura de masas y la influencia del consumo. Entre sus diversas investigaciones, el Centro Birmingham desarrolló varias relacionadas con las representaciones que sobre algunos sectores se hacía a través de los medios y la forma como los receptores las decodificaban. Con el tiempo, los estudios culturales terminaron decantándose como una crítica al capitalismo, continuando -pero también revisando muchas veces- la línea iniciada por la Escuela de Frankfurt. Era, entonces, comprensible que muchas iniciativas de observación y vigilancia de los medios, en un contexto de cuestionamientos a la “normalidad”, echaran mano de estos enfoques. Las mujeres, los homosexuales, los negros, los pacifistas, los ambientalistas y, en fin, toda suerte de minorías proponían una nueva normalidad, basada en la superación de las contradicciones de los sistemas liberales. Por supuesto que ello no cerró del todo la puerta a los empeños de personas como Mary Whitehouse, para quienes la vigilancia debía enfocarse hacia la defensa de la decencia: con una filosofía cercana a la de Mediawatch-UK, surgió en 1987 en Estados Unidos el Media Research Center, con el objetivo de vigilar y neutralizar los medios liberales que suelen minar los valores 12
  • 13. tradicionales. De hecho, como ya lo mencionamos, la organización Mediawatch-UK también ha continuado funcionando hasta el día de hoy, pese a los ataques y burlas provenientes de distintos frentes. En 1980, por ejemplo, William Bennett creó una banda de noise en Inglaterra a la cual bautizó como Whitehouse, con el afán de ridiculizar a la activista conservadora. Y, como era de esperarse, en concordancia con el espíritu transgresor del noise, las composiciones tenían por tema la extrema violencia y el sexo sin límite. América Latina, entre tanto, veía cómo, con el pretexto de reprimir el avance del comunismo, las dictaduras crecían cual maleza y desplegaban distintas estrategias, entre las que se contaba el control en el uso de los medios masivos para convertirlos en aparatos ideológicos del Estado. El contexto no resultaba favorable ni social ni académicamente para impulsar una labor de fiscalización de los medios. En el ámbito académico, a fines de los años 50 aún no se contaba con facultades ni centros de estudio de comunicación. A lo sumo empezaban a diseñarse algunos cursos sobre periodismo, adscritos a departamentos de filosofía o literatura. En la década siguiente, cuando surgen las primeras facultades de comunicación, el conductismo y la sociología funcionalista se imponen en primera instancia como corrientes inspiradoras del quehacer mediático, el cual se asocia con la simple transmisión de información, dejando a un lado su potencial como productor y reproductor de significados. Pero tales facultades no cuentan con un cuerpo de verdaderos teóricos e investigadores capaces de impulsar una mirada al fenómeno de la comunicación desde la especificidad latinoamericana. Sólo la resonancia que producirá la Revolución Cubana en el resto de América Latina permitirá con el tiempo la activación de movimientos sociales cuya visión de los medios pondrá énfasis en su función política y cuestionará su papel de reproductor de la ideología dominante, favorable a un estado de opresión de las clases obreras y populares. Poco a poco algunos investigadores van a inscribirse en esta línea, heredera del ideologicismo de Althusser, pero sin que ello prefigure aún una actividad institucionalizada y consciente de observación de los medios. A lo sumo se desarrollan algunos análisis puntuales que se constituyeron en campanazos de alerta acerca de los medios y la cultura masiva. Armando Mattelart y Ariel Dorfman publicaron en 1971 el famoso panfleto Para leer al Pato Donald, manual de descolonización antinorteamericana, donde desde un análisis estructural supuestamente marxista (y ya puestos, hasta leninista), se denuncia la penetración mediática yanki a través de los comics de Disney y se interpreta a la célebre familia de patos como malvados agentes del imperialismo cultural propagador del modo de vivir norteamericano (la circunstancia de que este libro fuera censurado en los EEUU ayudó notablemente a su fama entre la progresía internacional, y a que se convirtiese en uno de los libros de ensayo más vendidos en la iberoamérica de los años setenta) (http://www.filosofia.org/ave/001/a232.htm, consultado el 10 de octubre de 2010). A medio camino entre el ideologicismo althusseriano y el estructuralismo al estilo de Lévi-Strauss se ubicarán las propuestas de Eliseo Verón, quien en 1968 publica su primera obra Conducta, estructura y comunicación, en la que, también por primera vez en Latinoamérica, un investigador asume un tratamiento científico de los procesos de significación al interior de los medios. Aquellos primeros estudios se adelantaban en centros o departamentos no directamente de comunicación. En el caso de Mattelart fue el CEREN (Centro de Estudios de la Realidad Nacional, adscrito a la Universidad Católica de Chile), todo lo cual demuestra la poca independencia y el poco impulso con el que contaban las investigaciones sobre comunicación y el análisis y observación de contenidos mediáticos. 13
  • 14. Alboreando los 80, una vez empezaron a caer las dictaduras en América Latina, era de esperarse que fuera surgiendo un clima un tanto más proclive a un nuevo papel de la comunicación dentro de un sistema social que se proponía conquistar la democracia y superar la dominación implícita en los contenidos de una prensa antes al servicio de regímenes represivos. Pero la realidad fue otra: contrariamente a esas expectativas, la mayoría de los medios, propiedad de los estados o de grupos privados que en el pasado habían respaldado tácita o abiertamente las dictaduras, optaron por una postura poco combativa y poco cuestionadora de los abusos y atropellos contra los derechos de los sectores opositores y las minorías durante las dictaduras. Y, más inexplicable aún, durante los primeros años de vuelta a la democracia, cuando la conquista y vigencia de los derechos antes conculcados era la primera garantía de ir en la dirección correcta hacia aquélla: mientras algunas “Comisiones de la Verdad” de otros países iniciaban investigaciones para establecer el paradero de muchos desaparecidos y obtener evidencias para enjuiciar a los culpables, otras de esas mismas comisiones, con la complicidad de los medios, desconocían las posibles evidencias u ocultaban pruebas que podrían incriminar a las fuerzas militares. En Perú, por ejemplo, la Comisión de Uchuraccay de 1983, presidida por el escritor Mario Vargas Llosa y conformada para investigar la masacre de nueve personas, ocho de ellas periodistas, pareció estar interesada en poner un velo sobre la verdad y dar un espaldarazo a la versión oficial de los hechos, según la cual no hubo ninguna participación ni responsabilidad por parte de las Fuerzas Militares. Los asesinatos, en efecto, fueron cometidos por campesinos de Uchuraccay, quienes estaban acorralados por los constantes ataques del grupo subversivo Sendero Luminoso. La escalada de violencia en la región venía dejando el triste inventario de muertes de inocentes, expropiaciones arbitrarias y desplazamiento bajo amenazas e intimidación. El gobierno de Fernando Belaúnde Terry envió tropas a combatir a la guerrilla, pero lo único que logró fue agravar el conflicto, pues las muertes y la desolación aumentaron entre la población civil, golpeada y afectada por uno y otro bando. Los periodistas que resultarían asesinados por los campesinos habían ido hasta ese pueblo a investigar masacres cometidas por la guerrilla. La Guardia Civil peruana había presionado e instruido a la población para colaborar en el combate a Sendero, hasta el punto de recomendar darle muerte a cualquier persona extraña que se acercara al pueblo a pie, pues, según los sinchis (cuerpo antiterrorista de la Guardia), sin duda se trataría de guerrilleros, ya que éstos sólo se movilizaban de esa forma, mientras que los miembros de la fuerza pública lo hacía por helicóptero. Los campesinos, presa del miedo, la confusión y la instigación, mataron a los periodistas y un guía que los acompañaba, convencidos de que se trataba de senderistas. Algunos de los campesinos fueron condenados por el hecho, dejando a salvo cualquier responsabilidad directa o indirecta de la Guardia Civil. Situaciones oscuras como la anterior, de flagrante violación de los derechos humanos y de manipulación de población indefensa, arrastrada al conflicto con estrategias sólo comparables con las del período de las dictaduras, marcaron el gobierno de Belaúnde Terry e, incluso, el posterior, correspondiente a Alan García. Así como en Perú, en el resto de América Latina afloraban las señales de que la transición a la democracia iba a tener más retos de lo esperado: A la lucha por los derechos políticos, sociales y culturales; por la creación de condiciones para la superación de la pobreza en medio de una crisis económica sin precedentes a causa del desborde de la deuda externa; por la búsqueda de la verdad de los atropellos ocurridos bajo las dictaduras; por el desmonte de viejas prácticas autoritarias e intimidatorias en contra de la población; por el combate a la corrupción y al narcotráfico, vendría a sumársele la necesidad de trabajar por una cultura realmente democrática, sofocadora de la violencia persistente durante las últimas décadas, y que obrara como base y sentido de todos los procesos de democratización que a distintos niveles se planteó la nueva agenda social. Y dentro de la necesidad de trabajar por una cultura democrática estaba en primer lugar el ámbito de la 14
  • 15. comunicación, de los medios y los significados que construían o reproducían a favor o en contra de dicha cultura, empresa nada fácil por la estructura e intereses que habían caracterizado a los medios -especialmente los masivos- en América Latina, alentadores en más de una ocasión de la violencia. En Colombia, país en el cual la doctrina de la seguridad desplegada por el Pentágono durante la Guerra Fría se canalizó a través de una “democracia” restringida (que en el fondo respondía al esquema de poder y control de las dictaduras), el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) planteó un proceso de paz con las guerrillas de las FARC y el M-19, como primer paso para el tránsito hacia una democracia más real. Sin embargo, las resistencias de algunos sectores liberales y conservadores, acomodados al usufructo del poder y los privilegios de clase, con el respaldo de las Fuerzas Militares, conspiraron desde un principio contra el proceso. Algunos medios impresos, cuyos dueños pertenecían a esa misma casta política tradicional, tuvieron una postura poco afecta al proceso, la que se evidenció en las informaciones equívocas sobre las acciones del gobierno y las de la guerrilla, la utilización de un lenguaje descalificador de la contraparte, los imaginarios sobre el conflicto anclados en la visión que de él se tenía en los años 60 y el poco interés por investigar los intereses que animaban a ciertos sectores que intentaban torpedear el proceso. Otto Morales Benítez, miembro de la Comisión de Paz, hablaba entonces de “los enemigos ocultos de la paz”, sin mencionar nombres propios. ¿Acaso puede haber duda de que dentro de esos enemigos ocultos se encontraban algunas empresas mediáticas, asociadas con sectores políticos tradicionales? Rodrigo Pardo, periodista y ex canciller colombiano ha señalado al respecto: Hay un libro de Ana María Cano Posada, que fue su tesis de grado como periodista, que analizó el comportamiento de los medios de comunicación durante el proceso de paz del gobierno Betancur. Y otro libro que recogió las columnas que durante la época escribió Enrique Santos Calderón en el periódico El Tiempo sobre el proceso de paz. Este libro, "A quién le cree el Presidente", tiene un prologo muy interesante de Gabriel García Márquez porque trae a colación (en eso se parece a la tesis de Ana María Cano) muchos eventos del proceso de paz publicados por los medios de comunicación donde las informaciones resultaron falsas. Al final, el Presidente Betancur tuvo que tomar decisiones relacionadas con el proceso de paz con informaciones falsas o, por lo menos, teniendo muchísimas fuentes distintas de información que le decían cosas diferentes (Entrevista de Omar Villota a Rodrigo Pardo, 2 de septiembre de 2006. Consultado el 11 de octubre de 2010. http://omarvillota.net/index.php?option=com_content&view=article&id=125:rodrigo-pardo- prensa-y-conflicto&catid=39:2009-06-23-01-12-27). Quedaba, entonces, planteado un estado de cosas, en plena transición a la democracia, en el que los medios se mostraban como parte del conflicto, y no como simples informadores neutrales ni mucho menos como apalancadores de la superación del conflicto y la consolidación de un nuevo sistema. En el contexto del primer gobierno de la transición, el Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), va a fundarse la primera organización que desarrollará observatorio de medios en toda América Latina: Se trata de la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria. Belaúnde había emprendido la devolución de los medios de comunicación antes expropiados por los militares a sus dueños. Sin embargo, eso no iba a ser garantía de instauración de un clima de libertad de prensa. La guerra de Sendero Luminoso contra el estado peruano, sobre todo en el sur del país, llegó a afectar el ejercicio periodístico, el cual, cuando no se vio amordazado por las amenazas de la guerrilla, asumió un comportamiento cómplice con el gobierno, que, como ya señalamos, no tuvo mayores miramientos con la misma población civil. Esos crímenes y violaciones de derechos humanos no fueron divulgados en su momento. 15
  • 16. Corría, pues, aquel año convulso de 1983 cuando Rosa María Alfaro fundó Calandria, decidida a canalizar toda la experiencia que había adquirido en la comunicación y su relación con los procesos educativos. En 1972, durante la dictadura del general Velasco Alvarado, ella había empezado su incursión en la comunicación, realizando un programa radial para maestros, a través del cual descubrió formas de conexión entre el aula y la comunidad. Cuando emprendió la labor en Calandria, junto con un grupo de estudiantes universitarios, la idea era cómo construir poder desde abajo, a partir de los esfuerzos comunitarios en pro del desarrollo. Luego, el aterrizaje ya más acotado en la comunicación se dio ya en los 90, en pleno gobierno de Fujimori, cuyas medidas autoritarias torpedearon la construcción como sujetos públicos de muchas comunidades que deseaban hacer realidad el ideal de la participación, a través, entre otras instancias, de la comunicación en sus distintos niveles. Entonces los miembros de Calandria se vieron obligados a repensar la democracia y la ciudadanía, y a indagar sobre cómo llevar la democracia a la comunicación, a más de una década de vuelta a los sistemas democráticos, pero con un balance en derechos humanos, en participación y en libertad de prensa más desolador que el del período de las dictaduras. Así, pues, Calandria no nació exclusivamente como un observatorio de medios. De hecho es más que eso: “un actor de la sociedad civil con presencia pública, que, desde la comunicación, promueve la construcción de intereses comunes como país, impulsando un debate público que visibilice las diversas voces, agendas y propuestas para lograr un desarrollo humano en la democracia” (Quiñones Cely, 2009: 39). Las líneas temáticas de investigación de Calandria son “Comunicación y Gobernabilidad”, “Medios de Comunicación”, “Géneros”, “Culturas Juveniles”, “VIH-Sida, Sexualidad y Discriminación” y “Medio Ambiente”. Sería difícil destacar cuál ha sido el proyecto y el producto más destacado de esta asociación. Toda su labor ha estado marcada por un espíritu que trasciende el simple análisis mediático y que apunta más a construir agenda pública, con proyectos y estrategias de participación de la ciudadanía. Pero, si nos apuran, diríamos que el aporte de Calandria al tema de Comunicación y Desarrollo es tal vez lo que la ha posicionado como la asociación con más reconocimiento en América Latina. Su última publicación, ¿Desarrollo? Encuentros y Desencuentros entre Medios y Ciudadanía, “reúne los resultados de monitoreos de medios en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, Perú y Venezuela, realizados por instituciones integrantes de la red. Da cuenta de cómo la prensa aborda temas de desarrollo; y de cómo las y los lectores de diarios están viendo el rol de los diarios en el tema” (http://www.calandria.org.pe/rec_descarga.php?id_rec=264, consultado el 12 de octubre de 2010). También en Perú, en 1993 se crea el Instituto de Prensa y Sociedad, IPYS, con un interés de debatir la libertad de prensa y el rol de los medios como fiscalizadores de los gobiernos. El gobierno de Fujimori venía avanzando en su estrategia de controlar las ramas del poder público y acorralar a los medios que hacían periodismo investigativo. Un grupo de periodistas decidió, entonces, crear esta asociación independiente, con proyección a otros países latinoamericanos, bajo la premisa de que la solidaridad con los demás periodistas comprometidos con el monitoreo a las entidades públicas levantaría una talanquera contra los enemigos de la libertad de prensa. Entre sus publicaciones se destacan Periodistas y Magnates. Estructura y concentración de las industrias culturales en América Latina; Prensa y militares: Treinta años de relaciones tormentosas en el Perú, y Fiscalización periodística en el Perú. Brasil es otro de los países cuyos observatorios evidencian una trayectoria fecunda tanto en el ámbito de la comunicación para el desarrollo, como en el de la vigilancia del desempeño de los medios de comunicación. 16
  • 17. En la primera línea se ubica el Observatorio Andi, fundado en 1997, para trabajar por la infancia y la adolescencia como agenda de los medios de comunicación y volverlas temas prioritarios de la formulación y ejecución de políticas públicas. El proyecto de Comunicación para el Desarrollo de la Andi ha tomado más forma a partir de 2006, cuando emprendió el fortalecimiento de acciones fuera del aula dirigido a estudiantes de escuelas públicas, en asocio con la Unicef. En la segunda línea se ubican el Observatorio de Prensa (1998), el Monitor di Midia (2001), el Observatorio Brasileiro de Midia (2005) y la Red de Observatorios de Prensa (2005), cuyas investigaciones y acciones están encaminadas, en general, a la supervisión de la calidad de las noticias, el fomento de un papel más activo por parte de los receptores, y la retroalimentación entre la academia y la sociedad civil y los medios. Mexico, por su parte, se alza como el país con más organizaciones observadoras de medios. Paradójicamente, en el actual contexto de violencia y confrontación entre el Estado y los carteles del narcotráfico se ha vuelto extremadamente riesgoso el ejercicio del periodismo en México y muchos medios, ante el asesinato y las amenazas a sus periodistas, han optado por asumir una postura de silencio o de refreno a las investigaciones sobre el tema. Es es caso de varios diarios de la ciudad de Acapulco. Lo cierto es que ahora, más que nunca, es cuando las investigaciones y las denuncias de los observatorios y las asociaciones de periodistas en torno a las amenazas a la libertad de prensa en México deben hacerse sentir. Sería de esperar que en este sentido se empeñaran los esfuerzos del Observatorio de Medios de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información y los del Observatorio de Medios de la Universidad Iberoamericana. El primero responde al espíritu de la Asociación: el desarrollo democrático de las políticas de comunicación. Sin embargo, parece tener, por ahora, un lugar secundario en comparación con las otras propuestas y actividades de la asociación. El segundo se autodefine como “un espacio diseñado para promover una reflexión sobre la calidad profesional del tratamiento periodístico de la información” (Quiñones Cely, 2009: 34). Por su reciente creación (2008), quizás este observatorio no tiene aún publicaciones. 17
  • 18. CAPITULO III BLANCOS MÓVILES16 El desplazamiento forzado en los medios electrónicos colombianos Salamanca Rodríguez, Alejandra17 RESUMEN Este estudio de caso quiere mostrar el tratamiento que dan los medios de comunicación colombianos a la información sobre desplazamiento forzado para conocer las coherencias o contradicciones existentes entre el deber y el quehacer del periodista y proponer diálogos que permitan solucionar eventuales aporías y otras potenciales fuentes de disputas en el marco de una perspectiva comunicativa orientada hacia la paz. El análisis recoge la información digital publicada en el diario El Tiempo.com y la revista Semana.com entre enero de 2008 y julio de 2010, con el objetivo de analizar el impacto mediático del último bienio del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez y de su política de Seguridad Democrática. Para tal fin, se han analizado las piezas informativas entendiéndolas en el sentido más amplio del término, es decir como productos periodísticos compuestos por titular, cuerpo de la noticia y en algunos casos grafica de apoyo (fotografías, infografías, y otras imágenes: esto es, la información visual). Los primeros resultados arrojados a partir de un análisis crítico del discurso subyacente a estos textos indican que, a pesar de la gravedad del fenómeno, el desplazamiento forzado en Colombia resulta todavía invisibilizado en los medios. Las víctimas del conflicto armado siguen quedando como “voces ausentes” en la agenda informativa nacional. PALABRAS CLAVE Desplazamiento Forzado, Medios de comunicación, Medios electrónicos, Análisis del discurso, Observatorio de medios, Colombia. INTRODUCCIÓN Colombia es un país de contrastes, ciudades dinámicas, crecientes y turísticas se alzan ante el mundo oponiéndose al panorama de disputa y conflicto que ha azotado la nación durante más de 40 años. La violencia es el mal que más muertes deja en el país, en el año 2000 se registró una tasa de homicidios de aproximadamente 60 por cada 100 mil habitantes, mientras que en el mundo la tasa promedio era de 8.8 por cada 100 mil. (Médicos sin Fronteras. 2006). 16 El presente trabajo recoge de manera sintética algunas de las experiencias realizadas en el marco del Observatorio de Medios de la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Universidad Santo Tomás de Bogotá (http://observatoriodemediosfcsp.blogspot.com/). Agradezco la ayuda del Director del Observatorio de Medios, Mauricio Alí, que con sus orientaciones ha servido de guía en el proceso, a mis compañeros de Trabajo, por el apoyo y el respaldo, a los profesores, compañeros y demás personas que con sus comentarios, indicaciones y demás ayuda han contribuido al desarrollo de este proyecto. 17 Comunicadora Social en formación con énfasis en Comunicación-educación de la Universidad Santo Tomás, Practicante del Observatorio de Medios de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás, Bogota D.C. Correo electrónico de contacto: alemandriguez@gmail.com. 18
  • 19. Las consecuencias de masacres, amenazas y asesinatos no se limitan a la suma de cadáveres, sino que se extienden a los miles de familiares que a consecuencia de la violencia resultan desplazados, sin ingresos o con problemáticas de salud física y mental. Según el documento ‘Vivir con Miedo. Ciclo de la violencia en Colombia’ de Médicos sin Fronteras, a pesar de que la población desplazada retorna en muchas ocasiones a su territorio se enfrenta a problemáticas psicológicas: “La mayor carga para la población retornada es sin dudas el “peso psicológico” del temor y la ansiedad generados por el regreso a las comunidades de origen y el resurgimiento de las amenazas de violencia”. (Médicos sin Fronteras, 2006. p. 44) El fenómeno del desplazamiento forzado, es una de las problemáticas con realidades preocupantes. En el año 2003, las tutelas interpuestas por 1150 familias desplazadas ascendían a 108, las cuales acusaban a diferentes organismos del Estado por no brindar la ayuda humanitaria de emergencia de manera oportuna o completa. Esta situación llevó a la Corte Constitucional a revisar las acciones del gobierno para la atención y la garantía de los derechos de la población en situación de desplazamiento. En el año 2004 la Corte Constitucional declaró el ‘Estado de cosas inconstitucional’ “debido a la falta de concordancia entre la gravedad de la afectación de los derechos reconocidos constitucionalmente y desarrollados por la ley, de un lado, y el volumen de recursos efectivamente destinado a asegurar el goce efectivo de tales derechos y la capacidad institucional para implementar los correspondientes mandatos constitucionales y legales” (Sentencia T-025. 2004). La Corte ordenó crear una Comisión de Seguimiento que informara periódicamente la situación de la población desplazada, con el fin de conocer la efectividad de las políticas diseñadas por el Gobierno. A partir de ese momento el Ejecutivo ha pedido en reiteradas ocasiones que se levante el “Estado de cosas inconstitucional”, argumentando que las acciones han sido efectivas en múltiples aspectos. Después de que la Corte Constitucional profirió la Sentencia, las cifras sobre el fenómeno han sido muy a menudo motivo de disputa entra ONG y el Estado. En el 2008, Acción Social, declaró que se habían desplazado 300.006 personas (Acción Social, 2010), mientras que la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento CODHES, estimó 380.863 desplazados (CODHES, 2009). Ese mismo año, Acción Social declaró que había casi 1.9 millones de personas desplazadas, mientras que CODHES y la Conferencia Episcopal Colombiana insistían en que la cifra era superior a 3.8 millones. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Desplazamiento, ACNUR, Colombia es el segundo país con mayor número de desplazados internos (hasta 4.3 millones) después de Sudán. (ACNUR. 2009) En esta atmosfera humosa, de contradicciones y disputas por cifras, los medios deberían actuar como fuentes de información atendible, veraz y precisa, pero la atractiva mercancía que puede llegar a ser la información, limita los temas noticiosos a aquellos que se presentan exóticos, poco profundos y sin mayores datos de contextos, pero que resultan más atractivos comercialmente. A pesar de que los medios son la fuente de información a la que recurren la mayoría de las personas, son pocas las publicaciones que ofrecen información precisa, presentan diferentes 19
  • 20. fuentes, profundizan en temas controversiales, denuncian y hacen seguimiento a problemáticas sociales. La Constitución Política colombiana garantiza la libertad de prensa y la no censura, pero también otorga al trabajo periodístico la responsabilidad de transmitir información veraz e imparcial (Artículo 20 Constitución Política de Colombia, 1991). A pesar del dictamen de la Carta Magna, los medios no parecen responder a las obligaciones constitucionales ni a los patrones éticos que rigen la profesión periodística Observar la tarea de los medios de comunicación, es evaluar las coincidencias o contradicciones existentes entre el deber ético del periodista y las publicaciones que determinan el desempeño en su profesión y su responsabilidad con la información. “Los observatorios permiten conocer el paisaje mediático, crear estudios de comparación y validación, desarrollar seguimiento de agendas, narrativas y estéticas” (Rincón, 2004, párr. 4). Como menciona Mario Morales en el texto de la Asociación Colombiana de Universidades, ASCUN, sobre observatorios de medios, el monitoreo de la información mediática, ayuda a construir lo público, entendiendo los medios como el lugar en el que convergen múltiples discursos y se presentan los temas de la esfera pública. La observación contribuye a la reflexión sobre como los medios influyen en las construcciones públicas de los ciudadanos y de sus percepciones del mundo. (MORALES. SF.) El ejercicio de Observatorio de Medios desarrollado por la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás, pretende a través de estudios de caso, plantear conclusiones que permitan diseñar estrategias y diálogos para encontrar nuevas maneras de plantear la información de manera que ésta genere reflexiones en las audiencias. Este estudio de caso quiere mostrar el tratamiento que dan los medios a la información sobre desplazamiento forzado para conocer las coherencias o contradicciones existentes entre el deber y el quehacer del periodista y proponer soluciones dialógicas para potenciales fuentes de disputas en el marco de una perspectiva comunicativa orientada hacia la paz. Objetivos y metodología Entendiendo que Colombia es un país cuya historia se cuenta entre conflictos y disputas, no puede concebirse un modelo de comunicación que ignore las tensiones existentes y que se aparte de las reflexiones. Las apuestas hechas desde el perfil de la comunicación para la paz deben propender por el abordaje crítico del contexto permitiendo diálogos y mediaciones, encontrando nuevas maneras de abordar el conflicto. Los comunicadores formados bajo el perfil para la paz, deben ser sujetos activos, “comprometidos con la realidad nacional, la verdad y la justicia, que a través de su intervención profesional contribuyan a la construcción y fortalecimiento de espacios participativos, de diálogo, concertación y respeto, al servicio de la paz” (Perfil del Comunicador Tomasino. S.f) La responsabilidad que recae sobre un periodista no puede despreciarse, pues la información atribuye una gran carga de poder, “Los actores sociales con poder, además de controlar la acción comunicativa también hacen lo propio con el pensamiento de sus receptores” (Van Dijk, 1997, p.21) Entender los discursos ocultos que se manejan a partir de la información publicada sobre 20
  • 21. Desplazamiento forzado es, como menciona Van Dijk, una manera de hacer resistencia, es develar aquellas “agendas ocultas” que se esconden tras la información que los lectores consideran veraz, completa y precisa. Como menciona Mario Morales, cualquier ejercicio de observación, deberá dejar estrategias de socialización como reportes de información por temas específicos, a través, no solo de documentos, sino también de foros, debates con presencia de ciudadanía, creación de redes de articulación de experiencias, etc. (MORALES. SF) Este estudio de caso pretende hacer seguimiento a los medios en el cubrimiento de la información sobre ‘Desplazamiento Forzado’, para que a partir de las conclusiones del análisis, se puedan plantear estrategias que conlleven a un mejor cubrimiento periodístico del tema y a un mayor entendimiento del mismo por parte de las audiencias, a partir de la generación de espacios de diálogo, concertación y debate. El estudio recoge datos digitales del diario El Tiempo.com y la revista Semana.com, dos de las más importantes publicaciones del país18. Comprende información publicada desde enero de 2008 hasta julio de 2010, con el objetivo de analizar el impacto mediático del último bienio del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez y de su política de Seguridad Democrática. Para tal fin, se han analizado las piezas informativas entendiéndolas como productos periodísticos compuestos por titular, cuerpo de la noticia y en algunos casos grafica de apoyo (fotografías, infografías, y otras imágenes). El universo de observación se ha limitado a los archivos digitales de El Tiempo y Semana encontrados en los buscadores de los espacios Web de ambas publicaciones bajo el criterio textual ‘Desplazamiento forzado’. Del total de información arrojada, se seleccionaron al azar 100 piezas para el análisis profundizado del texto, correspondientes al 10 por ciento del total de cada año, en proporciones equitativas para cada mes. Luego de recoger la información, las piezas se organizaron en 4 tablas correspondientes a igual número de indicadores de análisis, así: • Indicador de construcción de Información: Este indicador permite organizar y analizar la información en función de su construcción. # FECHA SECCIÓN TITULAR AUTOR CUERPO NOTICIA A cada pieza informativa se ha asignado un número que permite ordenarla y ubicarla en todas las tablas. Para este indicador se han tomado en cuenta la fecha y la sección en la que se publicó la pieza informativa, el titular, el autor y el cuerpo de la noticia. • Indicador de Fuentes: Se trata de un macro-indicador que tiene en cuenta las 18 El periódico El Tiempo, en su versión impresa, es el de mayor circulación a nivel nacional. De la misma manera, la Revista Semana, en su versión impresa, es la publicación semanal con el mayor número de lectores en Colombia. Lo mismo vale para sus versiones en línea: Según el Sitio Web Alexa.com, eltiempo.com es el décimo sitio Web con más visitas en Colombia, mientras que Semana.com ocupa el puesto 36. 21
  • 22. fuentes consultadas para la construcción de información, los sujetos de información a los que refiere la información escrita y en caso de encontrarse, los sujetos de información visual. TIPO DE SUJETOS DE INFORMACIÓN # FUENTES SUJETOS DE INFORMACIÓN VISUAL Fuente Organiza Comuni Ofici Organiza Comuni Otr Ofici Organiza Comuni Otr oficial ciones dades ales ciones dades os ales ciones dades os • Indicador de mensaje: En este indicador se atienden los aspectos correspondientes al mensaje de la noticia. Sus campos tienen en cuenta el asunto de la información, refiriéndose a la manera como se trata el desplazamiento dentro de la noticia, el contexto informativo en el que se analiza si la información menciona los antecedentes del desplazamiento, el contexto en el que ocurrió el hecho, si la información contiene cifras sobre desplazamiento, si menciona nexos con otros hechos y si hay coherencia entre lo que refiere el titular y el cuerpo de la información. Se han analizado en cada pieza los aspectos directamente relacionados con desplazamiento forzado: a quién se responsabiliza por el desplazamiento, quién se nombra como la víctima, cuáles son las razones que en la noticia se muestran como las causantes de desplazamiento. Si en la pieza informativa se tratan otras problemáticas solo se toman en cuenta las referentes a desplazamiento. ASUN VÍ TO DE C INFOR TI CAUSAS DE ZONAS MACI M DESPLAZAMIENT GEOGRÁFI # ÓN CONTEXTO INFORMATIVO VICTIMARIO A O CAS C cohere E an o C nexos ncia j G pa Deli con des Luga Luga te nt i con entre é u ra Ban ncu flic ast despl res res ce e f otros titular r e mi das enci o to re azam O de de de xt r aconte e ci rr lit eme a t ar nat iento t exp rece nt o a cimien inform t ill ar rge com r ma ura ambi r ulsi pció es s s tos ación o a es ntes ún o do l ental o ón n • Indicador de palabras claves: Este indicador pretende analizar a partir de la repetición de palabras clave, los conceptos e imaginarios sobre desplazamiento forzado que se transmiten a través de la información. PALAB RA MÁS REFUGIADOS REPETI # DESPLAZAMIENTO INTERNOS MIGRANTES REFUGIADOS DA 22
  • 23. Primeros Resultados Luego de organizar la información por indicadores, se está procediendo a analizarla a partir de estadísticas. Se estima que este trabajo podrá considerarse concluido antes de diciembre de 2010. Hasta el momento es posible definir resultados limitados que pueden resumirse de esta manera: • Piezas Informativas Diario El Tiempo.Com y Revista Semana. A continuación se muestran las piezas informativas encontradas por año en El Tiempo.com y Semana.com bajo el criterio ‘Desplazamiento Forzado’, en el periodo enero de 2008- julio de 2010. Diario El Tiempo.com E Tiemp 2008 l o Se diciembre enero febrero noviembre 8% 4% 5% marzo Año 2010 encont octubre 8% 8% abril 23% Año 2008 42% ró que 9% 6% Año 2008 el Año 2009 Año 2010 m ayo diario septiembre 11% Año 2009 14% 35% El agosto 8% julio 5% junio 14% Tiemp o publicó 357 piezas informativas en el año 2008, 303 en 2009 y 259 de enero a julio de 2010. En el 2009 El Tiempo.com 2010 El Tiempo.com año 2008, diciembre enero julio enero noviembre 9% 8% 10% febrero la junio 12% 14% febrero octubre 14% 10% 11% 4% septiembre marzo 7% 6% marzo agosto mayo abril 14% 10% mayo 23% 4% julio junio 6% abril 10% 12% 16% mayoría de la información se registró en el mes de septiembre con 49 piezas, seguido por junio con 48 y mayo con 41. En 2009 el mes que registra mayor información sobre desplazamiento forzado es febrero con 41 publicaciones, luego aparece junio con 37 y agosto con 31. En 2010 se encontró que mayo encabeza el número de publicaciones con 48 piezas, seguida por abril con 34 y enero y marzo con 29. Para la Revista Semana.com, se encuentra un total de 100 publicaciones: 43 para 2008, 68 para 2009 y 30 de enero a julio de 2010. A continuación se relaciona la cantidad de información por meses para cada año: Semana.com 2008 Semana.com febrero diciembre enero 5% noviembre 9% 9% 7% marzo Año 2010 Año 2008 7% 21% octubre 30% abril 7% 7% Año 2008 Año 2009 Año 2010 mayo septiembre 18% junio 5% 23 Año 2009 49% julio 7% agosto 12% 7%
  • 24. 2009 Semana.com 2010 Semana.com noviembre 4% diciembre enero enero 3% febrero 7% 13% octubre julio 13% febrero 7% 31% 10% marzo septiembre 13% 9% marzo agosto 13% 4% abril julio junio abril 10% 9% 13% mayo junio mayo 10% 10% 4% 17% • Piezas Analizadas Diario El Tiempo y Revista Semana Se analizaron 100 piezas informativas correspondientes al 10 por ciento del total arrojado en el buscador Web, bajo el criterio ‘Desplazamiento Forzado’ en el periodo enero 2008 - julio 2010. Para el diario El Tiempo.com el estudio tomó en cuenta 86 piezas y para Semana.com un total de 14. El Tiempo.com 86% Semana.com 14% INDICADOR DE CONSTRUCCIÓN DE INFORMACIÓN • Piezas Informativas Por Sección A continuación se relaciona las secciones en las que se publicaron las piezas analizadas del diario El Tiempo.com. La Revista Semana en su edición Web Piezas informativas por secciones El Tiempo.com no distribuye la información por secciones. política 10% nación justicia 39% 17% Bogotá otros 6% 13% Editorial-opinión información general 2% 5% cultura y vida de hoy entretenim iento Economía 1% 6% 1% 24
  • 25. La gráfica indica que la mayoría de la información se encuentra en la sección ‘Nación’, seguida de la sección ‘Justicia’ y ‘Otros’. Las publicaciones que se encuentra en secciones como Nación, Información General y Otros, no permiten referir a información de zonas específicas del país o con temáticas determinadas, se cuentan hechos de todo tipo, incluidos los de desplazamiento, lo que podría restar importancia e impacto a los acontecimientos referentes al tema. • Piezas Informativas con Autoría La mayoría de las publicaciones analizadas no se atribuyen a un autor particular, en El Tiempo.com, muchas aparecen con el rótulo “sin autor” o se señala como autor a alguna de las redacciones del diario. 77 de las 100 piezas informativas del estudio no aparecen firmadas. En la Revista Semana aparecen 5 publicaciones con autor registrado de un total de 14 piezas analizadas. A continuación se relacionan las piezas informativas con y sin autor analizadas. Piezas con Autor El Tiempo.com Las Piezas con Autor Semana.com pieza con autor 10% con autor s 36% infor sin autor sin autor con autor mati con autor vas sin autor 64% sin autor 90% no firma das responden en muchas ocasiones a las políticas de publicación de los medios. El anonimato debería contribuir a que los periodistas sin temor a ser identificados realizaran un mejor cubrimiento informativo, comparando fuentes y dando voz prioritaria a las víctimas. Sin embargo, en algunos avances del análisis se puede comprobar que la mayoría de las fuentes son oficiales o de organizaciones, dejando oculta la voz de las comunidades en muchas ocasiones. Los hechos se muestran sin contexto y antecedentes u ocultan la identidad de los agresores. Los resultados faltantes se encuentran en proceso de análisis. Con la información por analizar se espera consolidar los indicadores de fuentes, contexto informativo y palabras repetidas. A partir de los datos estadísticos se realizarán comparaciones con hechos ocurridos en las fechas en las que se publicó la información, datos de instituciones, organizaciones o comunidades, con el fin de entender si la información presentada en los medios reconoce ampliamente todos los aspectos que logren dar una visión completa a los lectores. Conclusiones Partiendo de los primeros resultados encontrados del análisis de la información de los portales Web de El Tiempo y Semana, se pueden destacar algunas conclusiones preliminares, algunas de éstas se presentan como nuevos cuestionamientos sobre el cubrimiento periodístico que hacen los medios sobre el Desplazamiento Forzado: 25
  • 26. El manejo de la información lleva consigo una gran responsabilidad social, la labor periodística debe regirse por la ética, la veracidad y la precisión, cumpliendo con la responsabilidad que otorga al oficio la Constitución Política de Colombia. Como menciona Van Dijk, los actores que tienen acceso al discurso que es vedado para los demás, tienen gran influencia sobre el pensamiento de los receptores. “Nadie ignora que los noticiarios, la propaganda política, la publicidad… influyen de un modo u otro sobre el pensamiento de quien los lee y los escucha: todo imparte conocimiento, afecta opiniones o cambia actitudes” (Van Dijk 1997. P.21). • En el año 2008 se registra casi la mitad de la información en el periodo analizado de El Tiempo.com, presentándose la mayor cantidad en el segundo semestre del año. En la revista Semana, el año en el que se registra el mayor número de publicaciones es el 2009 con el 49 por ciento de la totalidad, concentrándose la información en el primer semestre del año. Estos datos llevan a preguntarse ¿por qué las publicaciones tienen un cubrimiento tan disímil?, ¿No están cubriendo los mismos hechos? • A pesar de que el fenómeno del desplazamiento forzado debería ser motivo noticioso, no recibe por parte de los medios la atención que merece, Las secciones en las que aparecen publicadas las informaciones restan interés e importancia a la temática, tratándola como un tema más. En el diario El Tiempo.com, el 39% de la información se encuentra publicada en la sección ‘Nación’, lo cual no permite precisar (por lo menos a primera vista), la región de donde proviene la información. Las publicaciones de ésta sección reúnen información de todo el país y de múltiples temas, el desplazamiento forzado se presenta sólo como uno entre tantos, sin ningún tipo de tratamiento especial. El 13% de la información se registra en la sección ‘Otros’, segmento informativo que no remite a hechos específicos lo que resta importancia al tema. El 2% de las piezas analizadas corresponden a editoriales u opinión porcentaje menor a las publicaciones que aparecen en secciones como ‘Otros’ y ‘Cultura y Entretenimiento’ • Se evidencia en las estadísticas que la mayoría de las piezas informativas no se publican con autoría. Sólo el 10% de las piezas analizadas del diario El Tiempo.com aparecen firmadas. En la revista Semana la información con autor corresponde al 36%. En algunas ocasiones las políticas de publicación de los medios ordenan proteger la identidad del autor, lo que explicaría la poca autoría explicita que aparece en las piezas informativas. De estos datos surgen los cuestionamientos: si el periodista no está obligado a firmar la publicación, esto facilita que el cubrimiento informativo sea completo, verídico, con voces de varias fuentes o a pesar del anonimato la información se presenta con escasos datos de contexto, de manera poco profunda e inexacta. Bibliografía Acción Social. 2010. Registro Único De Población Desplazada – SAPD. Recuperado en 2 de septiembre de 2010. http://www.accionsocial.gov.co/Estadisticas/SI_266_Informacion%20PAG%20WEB%20(4-08- 2010)%20ver%202.htm. 26