Costumbres y vestimentas de antes y ahora agustina ocampos
1. Costumbres:
Pasatiempos:
La música que escuchaban era suave como por ejemplo el minué
que se ejecutaba en el piano.
Las damas usaban vestidos largos hasta los pies armadas con
enaguas de volados, confeccionados generalmente por ellas
mismas ayudadas por sus esclavas. Las telas eran traídas de
Europa. También llevaban peinetones con delicadas mantas,
abanicos y sombrillas para protegerse del sol. Los sastres en esa
época eran muy escasos y en el interior no existían. Las señoras
también confeccionaban la ropa de sus maridos y de sus hijos.
Los caballeros se vestían con sacos de levita, camisas con volados,
pantalones angostos o polainas, galera y bastón con puño de metal.
Algunas de las costumbres de aquella época eran, reunirse por las
tardes en el patio de las casas a tomar mate, se servían mate
amargo para los hombres, llamado cimarrón el cual estaba
preparado en una calabaza curada con yerba y para las damas se
servía mate dulce también cebado en una calabacita pero curado
con azúcar quemada.
3. Así se vestían los hombres.
Comercio:
En esa época la gente del interior del país compraba sus
mercaderías en los comercios que estaban alrededor de la plaza
mayor, también a las afueras de la ciudad se encontraban las
pulperías de campo donde la gente se acercaba para comprar sus
provisiones, jugar a las cartas, a la taba, tomar unos ricos mates o
beber agua ardiente. Allí también se podía comprar alimentos,
ropas, tejidos y productos hechos en la colonia. Era posible
conseguir objetos europeos comprados de contrabando a algún
barco inglés que se acercaba a la costa.
En la colonia desde muy temprano se podían escuchar a los
vendedores ambulantes que recorrían la ciudad ofreciendo sus
productos: velas, escobas, agua, leche, plumeros… Además de ir
y venir por las callecitas de tierra a la mañana temprano se
establecían en la Recova de la Plaza Mayor.
Cada vendedor ambulante tenía su pregón anunciando sus
productos.
El aguatero traía el agua bien fresquita desde el Río de la Plata, la
repartía en las casas por la mañana temprano y por las tardes. El
primer aljibe de la ciudad fue construido en la casa de la familia
Basavilbaso quienes eran envidiados por sus vecinos ya que ellos
tenían agua fresca en cualquier momento del día, muy pocas casas
tenían aljibe porque la construcción de este era muy costosa.
4. Aguatero
Agua fresca, clara y pura
para la doña y el don.
Aquí pasa el aguatero
y se va con su pregón.
Vendedor de escobas
Yo soy el negrito Tino
que siempre pasa por acá
vendiendo escobas y plumeros
y nadie me quiere comprar.
Lavandera
A la ropa, ropa lavo
del señor y de la amita
la mojo en agua del río
y la saco bien limpita
Mazamorrera
¡Mazamorra calentita
para llenar la pancita
mazamorra, la mejor
para el negrito gordinflón!.
5. Leche recién ordeñada,
leche espumosa para usted
mi linda moza.
El Sereno
Aquí vengo con mi antorcha
para encender su farol.
La luz que pongo en su calle
se parece a la del sol.
Vendedora de pastelitos
Yo soy la negrita Tomasa
la que cocina y amasa
preparo ricos pasteles
para comerlos en casa.
Vendedora de empanadas
Empanadas bien sabrosas
para las buenas mozas.
Medios de transporte:
Los medios de transportes de aquella época eran escasos, existían
las carretas, vehículos de dos ruedas grandes y techo de paja o de
cuero de vaca tirada por bueyes, el viaje en carreta era muy lento e
incómodo. Las diligencias o galeras las cuales eran un poco más
cómodas eran tiradas por caballos. También se andaba en
velocípedo
6. Velocípedo
carreta
Además se viajaba en caballos, el medio de transporte más veloz
de aquella época, los jinetes cuando viajaban por largos caminos
de tierra se detenían a descansar en pulperías donde comían,
jugaban, escuchaban música y descansaban un rato para seguir
luego su agotador viaje.
Los esclavos:
Los esclavos negros eran los que menos derechos tenían, sus tareas
iban desde trabajar en el campo hasta las tareas domésticas.
Muchas veces recibían latigazos de parte de sus amos. Ellos no
gozaban de ningún tipo de libertad.
Sus amos los alimentaban y los proveían de ropa de acuerdo a su
voluntad.
7. Además andaban muy mal vestidos con chaquetas de bayetón y
pantalones de la misma tela, por lo general estaban descalzos o con
ojotas hechas de cuero de vaca o cerdo. En algunas ocasiones se
podía ver a algunos negros ataviados con las sobras de sus amos,
pero vestidos ridículamente como con pantalones largos, ropa
muy grande, galeras…estas vestimentas eran sus mejores galas y
las utilizaban por lo general en días domingos.
Otra clase social eran los indios, se los empleaban para realizar
tareas en las minas de oro y plata, cultivar la tierra y criar ganado,
tampoco gozaban de derechos pero no eran esclavos. Los
indígenas eran vasallos del rey de España pero no gozaban de los
beneficios de la ley. A estos se les tenía prohibido andar a caballo,
se les pagaba por su trabajo pero sólo unas pocas monedas, se los
empleaba para los trabajos más pesados de la colonia.
Los bailes
Los porteños eran famosos porque
¡les encantaba bailar! Algunos de los
bailes preferidos eran la contradanza
española, los valses y los minuetos.
Pero próximo a la época de la
Revolución cuando empezó a hacer
furor una danza que se acompañaba
con cantos y en la cual la mujer
avanzaba cantando "cielito, mi cielo".
Las tertulias
Otro momento de diversión eran las
tertulias, reuniones que se hacían a la noche,
en las casas de los vecinos, y que
terminaban alrededor de las once. Iban
amigos de toda la vida y también forasteros,
quienes eran "la gran novedad", ya que
traían las últimas noticias del exterior. En
estas reuniones estaban siempre las mujeres
de la familia y, a veces, el dueño de casa. Es
que, por lo general, éste se divertía más
hablando de política en el café.
8. El teatro
A los porteños les encantaba ir al
teatro. Claro que aquellos teatros
eran muy diferentes de los de ahora,
tanto que… ¡el público tenía que
llevar su propia silla si quería ver la
obra sentado! Además, tenían una
salita anexa para las mujeres que iban
solas, así no las molestaba ningún
caballero demasiado atrevido.
La ruleta
El juego de la ruleta se instaló en Buenos Aires un año antes de la Revolución de
1810. Y le gustó tanto pero tanto a la gente que uno de los alcaldes del Cabildo,
Agustín de la Cuesta, se preocupó muchísimo por lo que se conocía como "la
rueda de la fortuna". Según él, "había picado en abastecedores, jornaleros, hijos
de familia e incluso esclavos". Es decir, fue todo un éxito.
La farmacia:
La primera botica o "farmacia particular", a cargo de un "boticario profesional",
se instaló en Buenos Aires en 1770. Su propietario se llamaba Ángel Pica y,
como no había laboratorios, preparaba todos los medicamentos en la misma
botica, en un cuarto llamado "rebotica". Y ese cuartito tan particular servía
también para que se reunieran los ilustrados de la época a charlar sobre política
y literatura.
Las amas de leche
En tiempos de Mayo, cuando una señora tenía un bebé, era muy común
que contratara a otra mujer para que la ayudara a amamantar al recién
nacido. Esta función también la cumplían las negras esclavas. A estas
mujeres se las llamaba "amas de cría" o "amas de leche". Y cuando los
chicos tomaban la leche de los pechos de la misma mujer, aun sin ser
hermanos, eran llamados "hermanos de leche".
Los caballos
A los hombres les encantaban mostrar
cuánto sabían sobre caballos y podían
pasarse horas hablando sobre estos
lindos animales. Es más, todos tenían
por lo menos uno y eran tan fanas que
gastaban la plata que no invertían en su
propia ropa, con tal de que el caballo
estuviera cubierto con los mejores
adornos. El caballo era como el auto
hoy: los hombres no iban a ninguna
parte sin él. También lo usaban para
arrastrar las redes de pescar, los
9. gauchos se bañaban subidos al caballo,
y hasta los mendigos pedían limosna…
¡a lomo de sus caballos!
La escuela
En las escuelas de la época lo mejor era portarse bien, porque resultaba
bastante común que los chicos fueran castigados con golpes de diverso tipo, de
los cuales la peor variante eran los azotes. Obviamente, las madres se quejaban,
aunque sin resultado. Recién se empezó a abandonar esta práctica por una
disposición de la Asamblea del Año XIII a instancias de Manuel Moreno. El
sobrino de Manuel –Mariano, hijo del prócer había sido azotado en la escuela a
la que asistía.
La luz
En tiempos de la colonia, al caer la noche, las calles de Buenos Aires se
iluminaban con candiles alimentados con aceite de potro o de bagual. Claro que
si la luna alumbraba lo suficiente, la gente se volvía ahorrativa y no los
encendían. Y lo mismo pasaba en el teatro. En las funciones de lujo se utilizaban
velas, por lo que recibían el nombre de "veladas". Para el resto de las
funciones… ¡a arreglarse con la luz de luna, nomás
Fin
Hecho por Agustina Ocampos 1g grupo 2