Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Combate del cerro gavilán
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Combate del Cerro Gavilán
01 de Junio 1817
El jefe patriota Juan Gregorio de las Heras, continuaba
establecido en el pequeño cerro del Gavilán. Había
afianzado su flanco derecho con un reducto pasajero, en el
cual emplazó un cañón y un obús, que dominaba el campo
arenoso que se extiende al norte de la ciudad y su flanco
izquierdo con una batería de tres piezas y otro obús, que
batían el camino principal que entonces conducía de
Talcahuano a Concepción. Desde que supo la llegada de las
tropas devueltas del Callao, comprendió que iba a ser
atacado. No sintiéndose seguro de poder sostener la
posición, había representado a O'Higgins la conveniencia de
retirarse y reunidos avanzar de nuevo; y como éste le or-
denara mantenerse en ella, el día 4 de mayo le escribió: "Al
alba pienso ser atacado, y si V. E. no acelera su marcha a toda costa en auxilio de esta división,
pudiera tener un fatal resultado para el país". O'Higgins prosiguió su avance a marchas forzadas
para llegar a Concepción al atardecer del 5 de mayo, adelantando entretanto dos compañías de
fusileros que anduvieron toda la noche.
Ordóñez, quien estaba al tanto de los movimientos de O'Higgins, resolvió precipitar el asalto a las
posiciones de Las Heras en el Gavilán. A las 3 de la mañana del día 5, se sintieron tres
cañonazos. Media hora más tarde, las lanchas cañoneras rompían el fuego de artillería frente a la
costa de Penco. Las Heras se dio cuenta de que los tres cañonazos eran la señal para el avance
de las distintas columnas, y que el cañoneo de Penco sólo era estratagema para distraer su
atención, haciéndole consentir que la vanguardia de O'Higgins se estaba batiendo. Al aclarar
divisó fuerzas que avanzaban por el camino de Talcahuano, y ordenó que la artillería rompiera
contra ellas sus fuegos. El enemigo se detuvo un momento; pero pronto reanudó resueltamente la
marcha, protegido por dos piezas de artillería emplazadas en el cerro de Chepe. Esta columna,
mandada personalmente por Ordóñez, se componía de 550 infantes y de 218 jinetes y cuatro
cañones y debía caer sobre el flanco derecho patriota. Morgado, al frente de otra columna de 110
infantes y de 278 jinetes y 2 cañones avanzaba a esas horas por el camino de Betancurt, que
corre al norte del primero, para atacar el flanco izquierdo de Las Heras. Las partidas realistas del
sur del Biobío, comandadas por el teniente coronel Antonio Martínez, debían cruzar el río, caer
sobre Concepción y amagar a Las Heras por la espalda. Un destacamento de caballería se situó
en el cajón de Palomares (camino de Puchacay), para cortar la retirada a los restos dispersos de
la división patriota.
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Mil ciento cincuenta y seis soldados, de los cuales 498 eran de caballería, que necesitaban
avanzar a pecho descubierto contra un ejército de 1.300 hombres de igual valer militar, colocados
en buenas posiciones defensivas y bien dirigidos, estaban derrotados de antemano. La ingeniosa
combinación de Ordóñez no podía suplir las ventajas de la posición, por poco que Las Heras
conservara sus nervios. Fue lo que ocurrió. Ordóñez flanqueó la extrema derecha patriota,
avanzando por el lado del Biobío hasta los suburbios de Concepción. Las Heras dio cara al sur
con el número 11, Y dispuso una enérgica carga de caballería, que obligó a la columna de
Ordóñez a retroceder hasta el cerro de Chepe, situado al poniente de las lomas o cerrillos del
Gavilán. La batalla pareció por un momento decidida, pero pronto se sintió un violento fuego de
cañones y de fusilería en el flanco derecho patriota. Era Morgado que intervenía en el combate
con un ligero retraso. Freire, que mandaba esta ala, desplegó en guerrilla unos cien hombres, que
contuvieron el avance de los 110 infantes realistas, y reforzado por dos compañías del número
11, arrolló a la bayoneta a la columna de Morgado. Ordóñez, al advertir este movimiento, había
cargado de nuevo con todas sus fuerzas sobre la debilitada izquierda de Las Heras. Los cañones
del reducto patriota se desmontaron y las lanchas que conducían a los guerrilleros venían ya
cerca de la ribera norte. Se había trabado una nueva batalla al pie del cerro de Chepe. Pero la
dispersión de la columna de Morgado había sido definitiva. El capitán Francisco Díaz acudió al
flanco izquierdo con los cañones que quedaban útiles y pronto iba a hacerlo Freire con sus
fuerzas, ya vencedoras, dejando a la caballería la persecución de los fugitivos. Ordóñez,
temiendo un desastre, se retiró a Talcahuano, combatiendo en orden, y las lanchas que
conducían a los guerrilleros se alejaron hacia la ribera sur. En esos momentos llegaban al trote
las dos compañías" de fusileros destacados por O'Higgins, al mando del sargento mayor Cirilo
Correa. A las 10 A. M. el combate había concluido, y Ordóñez quedaba encerrado de nuevo en
Talcahuano, dejando en poder de los patriotas tres cañones, 200 fusiles, 320 tiros de artillería y
30.000 cartuchos de fusil. Los patriotas tuvieron 6 muertos y 67 heridos. Los realistas dejaban en
el campo 120 muertos y 80 prisioneros, además de 48 heridos que llevaron consigo. La
desproporción entre el número de muertos y el de heridos realistas hace presumir un repaso de
los últimos por el ejército patriota.