2. Debido a la inocencia de Tarzán, puesto que había vivido solo durante tanto tiempo, Jane le dio clases de sexualidad un día... explicándoselo todo como a un niño pequeño, para que pudiera entenderlo: - Mira, Tarzán, eso que tienes ahí colgando entre tus piernas es tu trapito, y lo que yo tengo entre mis piernas es una lavadora... lo que debes hacer es lavar tu trapito en la lavadora.
3. Las siguientes siete noches Tarzán estuvo lavando su trapito sin parar. Jane no tuvo ni un respiro. Y le dijo: - Escucha, Tarzán, los lavados de trapito no pueden ser tantos ni tan seguidos, porque se te puede desgastar. Deberás esperar dos o tres días para lavar de nuevo tu trapito.
4. Al oír eso, Tarzán se quedó decepcionado, y después de estar un mes entero sin poner la lavadora, Jane dijo a Tarzán: - Tarzán, ¿qué te pasa? ¿Por qué llevas un mes sin poner tu trapito en mi lavadora?.
5. A lo que Tarzán respondió: - ¡¡¡ Tarzán haber aprendido a lavar a mano!!! .