10. q Analiza dilemas morales, la lucha entre
el bien y el mal o el cues>onamiento de
la doble moral aplicada por los países
occidentales imperialistas aparecen en
Nostromo o en El corazón de las
Anieblas.
q Un narrador en primera persona,
salpica notas autobiográficas del propio
Conrad, teje obras de personajes
perfectamente definidos, con un discurso
directo y con constantes saltos
temporales que suponen uno de los
primeros intentos por comba+r la
linealidad de los relatos realistas.
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11. q En la adaptación de las técnicas realistas mediante la incorporación de nuevos
temas, está el origen de géneros como:
La novela de aventuras,
La novela de ciencia ficción
La novela policíaca.
Arthur Conan Doyle creó al célebre Sherlock Holmes
y fue autor de una sorprendente novela de
aventuras: El mundo perdido (llevada al cine por
Steven Spielberg.
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12. Julio Verne fue el gran visionario que escribió Viaje a la luna o 20 000
lenguas de viaje submarino.
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18. q Los movimientos de vanguardia de las primeras décadas de siglo
pretendían renovar las obras arvs+cas mimé+cas y orgánicas del
inmediato Realismo.
q En las concepciones más globales se ha querido ver en los ismos la
culminación de un proceso que comenzó con el Simbolismo y que +ene
un precedente claro en el Roman+cismo exacerbado.
q La visión más generalizada de las vanguardias es la de grupos de jóvenes
creadores en toda Europa que se entregaron al culto de la forma y de la
experimentación en todas y cada una de las manifestaciones arvs+cas.
Los Vanguardistas
21. q Traspasa no solo al cine (Nosferatu, El gabinete del
doctor Galigari, Metrópolis, El testamento del doctor
Mabuse), sino también a la novela muchos de sus
hallazgos.
q El grito expresionista es un intento de obje+var la
realidad presente en el esperpento deformador de
Valle-Inclán, en La metamorfosis de Franz Kaya o en
los protagonistas de Thomas Mann y Herman Hesse,
afectados por la angus+a y la soledad en un entorno
caó+co y tenebroso.
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24. q Otro tanto cabría decir sobre la incorporación del
Futurismo a la prosa, con su temá>ca maquinista,
centrada en la técnica, el deporte o la ciudad y
haciendo valer sus propuestas esté+cas de
supresión del adje+vo o sobre la enunciación
verbal.
Los Vanguardistas
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El vtulo +ene origen en una obra del autor
William Shakespeare, La tempestad,
en el acto V, cuando Miranda pronuncia su
discurso:
¡Oh qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad!
¡Oh mundo feliz,
en el que vive gente así!
25. q El Surrealismo está presente en numerosas obras del período y
aun posteriores. Se ha dicho que Nadja (1928) de Breton es la
primera y tal vez la mejor novela surrealista.
q Philippe Soupault, Louis Aragon, Jean Cocteau o los pintores
españoles Eugenio Granell (La novela del indio Tupinamba) o
Salvador Dalí (Rostros ocultos) también escribieron novelas.
q Los juegos surrealistas han sido asimilados por muchos de los
grandes creadores del siglo XX: la fantasía, la escritura
automá>ca, la incorporación de mo+vos tomados de la
co>dianeidad, la u+lización de lo onírico y el inconsciente... Y
ello por no mencionar la raíz surrealista en el origen del
realismo mágico (Alejo Carpen+er militó en las filas de Breton),
el Surrealismo en Baroja o en Azorín, su presencia en la novela
experimental de los sesenta, en Cortázar o Cane~, etc.
Los Vanguardistas
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28. Los renovadores
q La revolución poé+ca era firmada por E. Pound o T. S. Eliot.
q La nueva narra>va lleva los nombres de Joyce, Virginia Woolf o D. H. Lawrence.
q La crí+ca anglosajona declara una nueva era para el arte literario y comienza a
hablar de «literatura modernista».
q En realidad, la novela modernista inglesa englobaría a los ingleses y a los
norteamericanos de la Generación perdida.
q El fenómeno, visto con perspec+va, no se limita a la narra+va en lengua inglesa,
sino que se ex+ende a Francia (Marcel Proust) o Alemania (Tho mas Mann,
KaVa, Hesse...).
q Cierta crí+ca considera incluso a la Generación del 98 parte de ese proceso.
q No son pocos, por lo tanto, los que reconocen en el término modernismo la
producción literaria vanguardista de nuestro entorno geográfico-cultural entre
1900 y 1940.
29. James Joyce ( Retrato de un arAsta adolescente, Dublineses, Ulises)
El Círculo de Bloomsbury, que perseguía el placer esté+co y el
conocimiento a través de la creación: el novelista y crí+co E. M. Forster
(Una habitación con vistas, Pasaje a la India, Maurice), el poeta T. S. Eliot,
el filósofo Bertrand Russell, el economista M. Keynes.
Virginia Woolf (Al faro, Las olas , Entre los actos)
Marcel Proust, (En busca del
Aempo perdido)
Thomas Mann ( La montaña mágica)
Frank KaVa ( La metamorfosis)
Los fundadores del Círculo de Inklings:
§ J. R. Tolkien (El señor de los anillos)
§ C. S. Lewis (Crónicas de Narnia).
Los contrautopistas:
§ George Orwell (1984, Rebelión en
la granja)
§ Aldous Huxley (Un mundo feliz)
D. H. Lawrence (El amante de Lady ChaZerley)
Los renovadores
30. La Generación Perdida americana
q En EEUU, a par+r de los años veinte se
impone el american way of life, basado en el
consumo individual incitado por la publicidad.
q Se exhibía como el escaparate de las
libertades, del éxito y el bienestar, mientras
en sus ciudades el esplendor capitalista se
enfrentaba a enormes bolsas de pobreza y
delincuencia, que fueron comba+das con una
polí+ca puritana y con célebres normas como
la llamada «Ley seca».
q García Lorca vivió el Nueva York previo a la
gran depresión: «Yo denuncio la conjura de
estas desiertas oficinas que no radian las
agonías».
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31. La Generación Perdida americana
q Para los escritores y ar+stas americanos resultaba, sin duda, más
atrac+vo el París recién salido de la I Guerra Mundial. Una ciudad
barata, inquieta, repleta de ar+stas vanguardistas, cafés, exposiciones,
revistas, cabarets...
q En este París de los veinte exisvan dos centros de reunión
incontestables: la casa de Gertrude Stein y la librería Shakespeare &
Company.
q Allí podía verse a gente como Picasso, André Gide o Paul Valéry junto a
un grupo de jóvenes americanos que, ya aquí, vivían de la literatura:
Ezra Pound, Hemingway, Scob Fitzgerald, Dos Passos...
q Fue Stein quien los bau+zó con un nombre que hizo fortuna: una
«generación perdida».
37. La Generación Perdida americana
q La crisis moral de su país de origen les llevó a romper con sus predecesores,
aún instalados en el Realismo, e incorporar las innovaciones esté+cas del
arte europeo.
q La descripción de la inu>lidad de la guerra, de la sociedad vacía, del jazz y
de la depresión económica, de la gran falacia del mundo moderno.
q (F. ScoG Fitzgerald), empujó a muchos de ellos a la acción polí>ca directa y a
la aventura existencial.
q En defini+va, con ellos cambia radicalmente la ac+tud del narrador, un mero
tes>go que finge saber tan poco de los personajes como el propio lector.
q Ese distanciamiento se da en otras escuelas realistas europeas, como la
neorrealista italiana o la francesa del nouveau roman y, en España, en
autores como C. J. Cela, tan similar en algunos aspectos a ellos (personaje
coral, denuncia social, incorporación de técnicas cinematográficas, etc.).
38. Fue el primero en publicar en Europa algunos relatos breves, que ya
preconizaban ese es+lo de economía expresiva y de sen>mientos tan
caracterís+co.
Combinó un +empo sus reportajes periodís+cos con la literatura, tal vez
siguiendo una tradición literaria americana como la muckraker, donde a
través de novelas reportaje se denunciaba un sistema social despiadado
con el individuo.
La Generación Perdida americana
39. Desde Francia, vino intermitentemente a España atraído por las
expecta+vas republicanas y, sobre todo, por nuestra cultura y
tradiciones.
Fiesta (1925), por ejemplo, se desarrolla en la Pamplona de los
sanfermines, y en ella ya encontramos esa frustración, extravío vital más
bien, de los personajes, que debe ser comba+do a base de esfuerzo,
sufrimiento y aventura.
Sus densas descripciones, el distanciamiento de los personajes en que la
narración de la acción cede ante el diálogo y no se especula ni se
comentan sus sen+mientos, los períodos sintác>cos breves y el
autobiografismo, es decir, el Hemingway en estado puro, reaparecen en
sus obras más conocidas: Adiós a las armas, Muerte en la tarde, Por
quién doblan las campanas o El viejo y el mar.
La Generación Perdida americana
42. Es seguramente el más atrevido en lo que se refiere a innovaciones técnicas.
Viajó a España con veinte años y, mientras esperaba plaza en la Residencia de
Estudiantes, se relacionó con el mundo literario madrileño: Valle-Inclán, Juan
Ramón Jiménez, etc.
En ManhaZan Transfer (1925) evidencia la asimilación de los hallazgos narra+vos
inmediatamente anteriores.
La ciudad es el verdadero protagonista, en sintonía con esos personajes corales de
Contrapunto de Huxley, La montaña mágica de Mann o, dos décadas más tarde,
La colmena de Cela. La obra de Cela toma diversos elementos de aquí: la
fragmentación, el encadenamiento de acciones a través de trucos de montaje
cinematográfico, la descripción desde diversos planos, la simultaneidad de
acciones que leemos en progresión... En la trilogía USA, vuelve a u+lizar esas
técnicas y a conver+r la caó+ca Nueva York en protagonista de unas novelas.
La Generación Perdida americana
43. El más influyente de todos fue el que menos +empo estuvo en París, el que
no se relacionó con el mundo de las letras, encerrado en su casa sureña
durante años: William Faulkner.
Tras sus primeras obras, comenzó la creación del imaginario condado de
Yoknapatawpha y lo pobló de personajes y referencias que entran y salen de
sus novelas para completar una mitología par+cular, un mundo simbólico
que, como ha reconocido García Márquez, ejerce un magisterio ineludible en
los mundos mitológicos creados por novelistas posteriores (Macondo de
García Márquez, Comala de Juan Rulfo o Región de Juan Benet).
La Generación Perdida americana
46. Fue, como Hemingway y Faulkner, galardonado con el Nobel.
Unos años más joven que sus compañeros de generación, su
reconocimiento no llegó hasta los treinta.
Se volvió más propicio al compromiso y se alejó de la pureza y la
experimentación, de manera que sus inquietudes sociales se
proyectaron en sus relatos sobre emigrantes, granjeros y huelguistas.
La Generación Perdida americana
48. La novela existencialista
Las producciones literarias ligadas al pensamiento existencialista suelen
situarse tras la II Guerra Mundial, pues el término lo acuñó Gabriel Marcel en
1943.
La obra de sus más destacados representantes, Jean Paul Sartre y Albert
Camus, es posterior a la Segunda Gran Guerra, pero la angus+a existencial
caracterís+ca de los personajes de sus novelas aparece mucho antes: en los
alemanes Thomas Mann y Herman Hesse, como hemos visto, en los británicos
Chesterton y Aldous Huxley, en franceses como Mauriac, Malraux y Saint-
Exupéry, en el italiano Luigi Pirandello o en nuestra Generación del 98 (en
Unamuno sobre todo, aunque también en Baroja y Azorín), cuyas obras son
anteriores.
49. La novela existencialista
Aunque su formulación como doctrina filosófica sea más tardía, el existencialismo se
origina en el siglo XIX, al entrar en crisis el idealismo hegeliano y plantearse (por
ejemplo, Kierkegaard) una percepción pesimista de la existencia que deja al
hombre, lo puramente subje+vo, solo para hacer ciertas elecciones.
La respuesta a la angus>a vital del hombre contemporáneo suele darse, desde el
punto de vista literario, en tres direcciones:
a Nihilismo, absurdo y experimentación. Es en cierto modo la salida de Kaya, de
los representantes del teatro de lo absurdo, de muchos de los cul+vadores de la
vanguardia, etc.
b Salida religiosa. Lógica en autores con creencias religiosas, que dan cierto sen+do
a la existencia. Se postula cierta vuelta a valores tradicionales o se reclama su
adaptación a los nuevos +empos.
c Compromiso social. No excluye ninguna de las otras tendencias. En el fondo, se
trata de intentar corregir la causa de la angus+a, que no es otra que el mundo
absurdo que nos ha tocado vivir. La humanización de los treinta o el realismo de los
cuarenta responden a ello.
51. G.K. Chesterton comenzó con la saga de novelas protagonizadas por el padre
Brown, peculiar cura detec+ve, o con la simbólico-humorís+ca El hombre que
fue jueves.
Acabó su vida literaria con escritos religiosos y biograxas de santos, tras su
conversión al cris+anismo.
François Mauriac Oscila entre la convicción de la reconciliación del hombre a
través de la experiencia religiosa (Nudo de víboras) y la exigencia a la Iglesia para
que abandonara sus tradicionales apoyos ideológicos a favor de los par+dos e
ideologías de la izquierda europea.
George Bernanos. Tras algunos planteamientos sobre dilemas individuales
acabaría, en Los grandes cementerios bajo la luna, denunciando el arropamiento
de la Iglesia española al régimen franquista.
Miguel de Unamuno. Alejado del cris+anismo tradicional y defensor de ideas
progresistas, plantea en su obra la constante de la angus+a y los consecuentes
escep+cismo y necesidad de una vida espiritual, que volcará en la creación de
los personajes de sus novelas.
La novela existencialista
53. En Sartre, es al hombre al que le corresponde dar sen>do a su
vida, contando solo con sus recursos, y ello excluye a Dios.
Cada día aparece una situación nueva, y el hombre debe ejercer en
libertad una acción que le comprometa consigo mismo y con los
demás, sin reparar en prejuicios morales o religiosos que restrinjan
esa libertad.
Desde La náusea (1938), pasando por las tres novelas de Los
caminos de la libertad y, sobre todo, en Las palabras (1964).
Sartre parecería abocado a abandonar la literatura, empujado por
la urgencia de los asuntos sociales y polí+cos del momento. Si no
llegó a abandonarla nunca.
La novela existencialista
56. Su obra maestra, El extranjero (1942), es un relato en primera persona y
en es+lo indirecto, con períodos sintác+cos muy cortos que le confieren
un dinamismo asombroso, pero también la aparente frialdad
consecuente con el carácter de Mersault, el protagonista: un hombre frío,
condenado por asesinato, sin sen+mientos, que deja al aire la hipocresía
de una sociedad que juzga más las apariencias que la acción reprobable
en sí.
El extranjero significa la materialización de lo absurdo, y ese absurdo es
superado en novelas posteriores mediante lo que Camus llama rebeldía.
Rebeldía no es, para él, sinónimo de desorden o violencia, sino de
resistencia contra la condición humana, contra la injus>cia y la men>ra.
El propio arte se convierte en rebelión, en tabla de salvación de un
hombre que naufraga en este mundo.
La novela existencialista
60. ViGorini muestra, con Conversaciones en Sicilia, su temprana aversión al
fascismo en una novela de +ntes autobiográficos donde el protagonista,
con la excusa de regresar a Sicilia para consolar a su madre, se va
encontrando con algunos proto+pos de la Italia de esos años.
Por su parte, Pavese vio en los escritores americanos una forma de salir de
esa «vida encogida» del fascismo de su juventud. En su obra pretendía
mirar la realidad inmediata al +empo que mantener un «recato
profesional, artesano, humanista». Todo ello desde una personalidad lírica
que le llevó a escribir sobre la soledad, el amor y la muerte sin olvidar su
compromiso social, sus ideas comunistas o su fe en el obrero.
La novela neorrealista italiana