3. Puntos clave:
Dada la mortalidad del cáncer lo primero que se
impone es una detección precoz.
El médico especialista ha de ser el encargado de elegir
el tratamiento idóneo para el paciente.
El tratamiento natural supone un complemento de
tratamientos convencionales como radioterapia o
quimioterapia e incluso la cirugía.
5. Cambiar el estilo de vida:
El abandono de ingestión de tóxicos como el tabaco o
el alcohol, medicamentos sin receta o estimulantes
como el café.
Suprimir el estrés. Ya que es una de las principales
causas que provocan muchas enfermedades, entre ellas
el cáncer.
Suprimir los factores contaminantes externos como
humos tóxicos o emanaciones.
6. Adoptar una dieta en la que predominen los alimentos
naturales de origen vegetal y evitar los de origen
animal o sus derivados tratados industrialmente.
Tampoco son recomendables lo alimentos ricos en
azúcares refinados, edulcorantes o harinas refinadas.
En general aquellos que contengan muchos
conservantes o colorantes deberían eliminarse.
7. Mantener una actitud positiva
respecto al futuro:
Aunque parezca difícil ya que es una enfermedad que
genera mucho miedo y angustia personal, e incluso
familiar, una actitud positiva ante las posibilidades de
curación favorece a la misma .
El nerviosismo personal o la depresión producen una
disminución de las defensas del organismo , lo que no
resulta favorable ante la lucha contra la enfermedad.
8. Realizar algún ejercicio físico:
La actividad física reduce el estrés y el nerviosismo de los
enfermos de cáncer y constituye un buen recurso ante
la depresión o mejorar el estado de ánimo.
11. Función. Un ejemplo:
La función principal de la fitoterapia en el tratamiento
del cáncer de hígado supone la utilización de una serie
de plantas cuya función sería la siguiente:
12. Aumentar la inmunidad : es decir la capacidad propia
del organismo para luchar contra células cancerosas y evitar
y retrasar su avance.
Paliar o reducir lo máximo posible los síntomas
que produce la enfermedad: en especial a lo que se
refiere al dolor.
Contrarrestar los efectos secundarios que los
tratamientos convencionales puedan originar: por
ejemplo la quimioterapia suele producir
nauseas, vómitos, cansancio e incluso infecciones.