1. A R Q U I T E C T U R A
R O M A N A
Autora: Mirian Galarraga
C.I.: 16.748.316
SAIA “A”
2. Los materiales utilizados son muy variados: piedra cortada en sillares regulares y
dispuesta a soga y tizón, hormigón, ladrillo, mampuesto, madera... Cuando el
material era pobre se solía revestir con estucado, placas de mármol o con
ornamentación de mosaicos o pintura.
El material utilizado por el arquitecto romano es muy variado, dependiendo de lo que abunde en cada zona y la finalidad
a laque se destine el edificio. Lo normal es que se utilice el sillar de piedra para edificios como templos y edificios que se quiera
dotar de monumentalidad. La roca utilizada será muy variada: toba (una roca volcánica porosa) en construcciones
como la muralla de Roma; mármol en los edificios públicos a partir de Augusto; granito en el acueducto de Segovia;
o de travertino calcáreo en la construcción del anfiteatro Flavio (el Coliseo).
El sillar se suele utilizar cara vista mientras se deja para el corazón de los muros la mampostería (opus incertum) y
elmortero u hormigón (opus caementicium) un invento romano consistente en una mezcla de piedras, arena, agua y cal.
Elladrillo también fue un material muy utilizado que solía combinarse con el hormigón. Estos materiales por ser de aspecto pobre no
solían colocarse para ser vistos, sino que quedaban ocultos bajo una capa de estuco que les protegía contra la intemperie y que podían
recibir encima otros elementos decorativos como pintura, mármol de distintos colores, mosaicos o trozos cerámicos.
Los romanos adoptaron el método griego de la utilización de grandes bloques de piedra sin mortero durante la República,
pero su sentido práctico al final dio con una mayor economía de materiales por el uso del hormigón, una composición difícil que se
compone de pequeños fragmentos de piedra, como la toba, peperino, mármol, piedra pómez, o incluso ladrillos rotos, mezcladas con
cal.
Desde el punto de vista exclusivamente arquitectónico el románico fue un esfuerzo continuo en construir templos
perdurables con la mayor grandeza posible pero evitando su posible destrucción. En este empeño la arquitectura románica siguió un
proceso evolutivo continuo de perfeccionamiento y de resolución de problemas tectónicos en busca de la altura y la luz.
Para ello el material empleado debía ser piedra fundamentalmente, aunque no se renunció a otro materiales. Otra
condición ideal era que el templo debía estar abovedado. Esto era por dos razones: la primera, por dar mayor relevancia simbólica al
edificio y otra, más práctica, para evitar los incendios que los techos de madera sufrían con cierta frecuencia.
Estos deseos llevaron a los arquitectos románicos a construir sus iglesias con grandes muros macizos de piedra que
pudieran soportar los enormes pesos de las bóvedas. Los vanos, aunque deseados por el simbolismo de la luz, fueron practicados de
manera más escasa que en el gótico -vanos estrechos y saeteras- pues suponían frecuentemente menoscabo de la resistencia de los
muros. Como consecuencia secundaria, el interior de los templos románicos se envuelven en una tamizada luz que invita al
recogimiento. También esta luz difusa daba vida y "magia" a la policromía de las pinturas murales que cubrían sus muros.
3. Es una arquitectura dinámica., como consecuencia del empleo de algunos
elementos constructivos como el arco y la bóveda.
El arco utilizado en la arquitectura románica es el de medio punto (semicircular) y de sección rectangular, enriqueciéndolo
en su intradós (superficie interior) con uno más estrecho, decorando sus ángulos con dos molduras (saliente con perfil uniforme) de
sección semicircular.
A partir del siglo XII también se emplea el arco apuntado u ojival, por dos segmentos curvos que forman ángulo en la
clave. Esta invención fue esencial para el desarrollo de la arquitectura medieval posterior (gótico) pues los empujes que trasladaban
estos arcos (y por extensión las bóvedas apuntadas) a los pilares y restos de estructuras eran mucho más verticales y fáciles de resistir.
La bóveda es una obra de fábrica curvada que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o entre varios
pilares.
En el periodo del románico pleno la bóveda más empleada para cubrir la nave principal del templo es la de medio cañón
(bóveda de directriz continua semicircular) con arcos transversales de refuerzo o fajones, cabalgando sobre las arquerías inferiores.
Esas enormes bóvedas ejercían una fuerza no sólo vertical sino transversal que tenía que ser contrarrestada con otras naves laterales o
la presencia en el exterior de los muros de poderosos y macizos contrafuertes.
Aunque la bóveda de medio cañón longitudinal fue -como decimos- la más ampliamente usada para la nave principal, no
se dejaron de inventar, durante el período románico, nuevas e ingeniosas formas de cubrición.
Por ejemplo, en lugares del sur y oeste de Francia como Angulema, Périgueux, Cahors, Solignac, Souillac, etc., durante las primeras
décadas del siglo XII, se construyeron edificios de una sola y amplia nave, que se cubría con una serie de cúpulas semiesféricas sobre
pechinas.
Por otro lado, en las naves laterales de los edificios del
románico pleno se emplea principalmente la llamada bóveda de arista,
construida sobre un espacio cuadrado y formada por el cruce de dos
bóvedas de cañón de igual anchura. Esta bóveda, cuando se genera por el
cruce de arcos apuntados y se refuerza con nervaduras da lugar a la
bóveda de crucería.
Para abovedar el crucero, espacio cuadrado de intersección de
nave y transepto, se emplea la cúpula, o bóveda con forma de media
esfera u otra forma aproximada. Para pasar del cuadrado del crucero al
círculo de la base de la cúpula semiesférica se emplearon las pechinas
(soportes en forma de triángulo curvilíneo). También se usaron las
trompas (soportes de forma cónica) que convertían el cuadrado en
octógono como transición al círculo.
A partir de finales del siglo XI se comienzan a ensayar las
primeras bóvedas de crucería en Inglaterra y Normandía (Francia), como en
la catedral de Durham.
4. El Panteón es uno de los monumentos mejor conservados de la Antigua Roma. Contemplar sus severas formas clásicas conviviendo con
normalidad con edificios de la ciudad moderna produce una extraña sensación de anacronismo. Y no sin emoción se atraviesan los enormes batientes de bronce
para entrar bajo la cúpula levantada por Adriano hace 1900 años.
Este milagro ha sido posible gracias a que el Panteón fue el primer edificio clásico transformado en iglesia: en el año 608, el emperador bizantino
Focas (dueño de Roma en aquel momento) se lo ofreció al Papa Bonifacio IV. De este modo, el antiguo templo dedicado “a todos los dioses de Roma” se convirtió
en la iglesia de Santa Maria ad martyres, dedicada a los mártires de las persecuciones. Una enorme cantidad de huesos procedentes de todas las Catacumbas de
Roma fue trasladada a la nueva iglesia.
Aunque el Panteón conserva en su frontispicio el nombre de Agripa, que levantó el primer Panteón en tiempos de Augusto, el edificio que hoy
vemos fue construido por el emperador Adriano en el siglo II. La forma esférica de su interior (la cúpula es una media esfera perfecta) debía reflejar la perfección
del Imperio Romano, destinado a durar eternamente.
El Panteón constituye una de las cumbres de la arquitectura romana, perfecto en el equilibrio y armonía de sus formas y en su impecable
construcción. Hoy además de seguir siendo una iglesia con culto, el monumento cumple la función de panteón real. Contiene las tumbas de los dos primeros
reyes de la Italia unificada, y también la tumba del insigne pintor renacentista Rafael.
Entre las características Arquitectónicas podemos decir que la planta consta de un pórtico rectangular y de una cella circular, que tuvieron que
unir con un cuerpo de transición. El pórtico está dividido en naves, el pórtico es octóstilo siguiendo la línea del templo griego, la nave central culmina en unas
gigantescas puertas de bronce que dan acceso a la cella. Las naves laterales acaban en dos nichos. Para las columnas del pórtico se utilizaron combina el
hormigón con los ladrillos. Los arcos de ladrillo fueron constituidos en contrafuertes integrados en el muro. Para la construcción de la cúpula se forzaron los
materiales hasta el límite de la resistencia. El exterior del templo iba revestido de mármol, pero estaba fabricado con un sistema de aparejo que ellos llamaban
opus quadratum y se trataba de bloques paralelepípedos unidos con mortero.
Los principales elementos que aguantan el peso son las 8 columnas de la cella, de orden corintio. El templo consta de tres pisos superpuestos de arcos de
ladrillo. Constituidos en contrafuertes integrados en el muro.
La cubierta es una cúpula de media naranja que tiene 43.2 m de diámetro. Para su
realización se hizo previamente de madera, luego se cubrió de hormigón y se hicieron los casetones en
el interior que iban disminuyendo a medida que se iba estrechando. La cúpula tiene en el centro un
óculo de 9 m protegido por láminas de alabastro. El templo tiene otra cubierta en el pórtico que en esta
caso es adintelada.
Los elementos decorativos son ante todo arquitectónicos. La cúpula en su interior está
dividida en 5 círculos y 28 casetones que simbolizan los días del mes lunar, por tanto son figurativos,
antaño estos casetones eran de bronce. Otro elemento decorativo son los adornos del frontón, en la
fachada, son escultóricos puesto que son una serie de elementos geométricos que se repiten. El
material utilizado es el hormigón, aunque en el original tenían mármol. El edificio guarda simetría en el
exterior ya que la disposición de las construcciones responde a un eje y a la potenciación del centro. La
escala es monumental, en este caso y a diferencia de los griegos se desarrolló el concepto de fachada,
las formas predominantes son el rectángulo y el círculo, antaño estuvo rematado con mármol para que
fuera más vistoso e impresionante. El interior del Panteón viene determinado por un cuerpo cilíndrico,
formado por muros y el espacio semiesférico de la cúpula. En los muros se abren 8 nichos, entre pilar y
pilar de orden corintio. El tambor da paso a la cúpula de media naranja. La iluminación del interior
procede del oráculo, este oráculo emula el disco solar y va recorriendo la bóveda conforme avanza el
día.
5. El Coliseo (Colosseum en latín), originalmente llamado Anfiteatro Flavio (Amphitheatrum Flavium), es un gran edificio situado en el centro de la
ciudad de Roma, capital de Italia. En la antigüedad poseía un aforo para 50000 espectadores, con ochenta filas de gradas. Los que estaban cerca de la arena eran
el Emperador y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad. En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y
espectáculos públicos. Se construyó justo al Este del Foro Romano, y las obras empezaron entre el 70 d.C. y el 72 d.C, bajo mandato del emperador Vespasiano.
El anfiteatro, que era el más grande jamás construido en el Imperio Romano, se completó en el 80 dC por el emperador Tito, y fue modificado durante el reinado
de Domiciano.
El Coliseo se usó durante casi 500 años, celebrándose los últimos juegos de la historia en el siglo VI, bastante más tarde de la tradicional fecha de
la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 dC. Así como las peleas de gladiadores, muchos otros espectáculos públicos tenían lugar aquí, como
naumaquias, caza de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas, y obras de teatro basadas en la mitología clásica. El edificio dejó de ser usado para
estos propósitos en la Alta Edad Media. Más tarde, fue reutilizado como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza, cantera y santuario cristiano.
Aunque la estructura está seriamente dañada debido a los terremotos y los picapedreros, el Coliseo siempre ha sido visto como un ícono de la
Roma Imperial y es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana. Es una de las atracciones turísticas más populares de la moderna Roma y
aún está muy ligado a la Iglesia Católica Romana, por lo que el Papa encabeza el viacrucis hasta el anfiteatro cada Viernes Santo.
El Anfiteatro Flavio es un enorme edificio ovalado de 189 metros de largo por 156 de ancho, y de 48 metros de altura, con un perímetro de la
elíptica de 524 metros. Se suele decir que este edificio ha sido un modelo para los recintos deportivos modernos, ya que tiene un diseño ingenioso y soluciones
eficaces a problemas actuales.
El Coliseo romano fue la obra más grandiosa de la arquitectura romana, y en él se
utilizaron las más variadas técnicas de construcción. Las pilastras y los arcos son de travertino
colocado sin argamasa. En las partes inferiores y en los sótanos se empleó la toba del mismo modo.
Muchos de estos sillares iban sujetos con grapas metálicas. Las bóvedas que sostienen la cávea se
hicieron vertiendo argamasa de cemento directamente sobre cimbras de madera, una innovación que
aligeraba la fábrica.
El hecho de que el edificio se ubicase sobre una laguna obligó a excavar hasta 14
metros de limos inservibles y realizar una cimentación de casi 13 metros de opus cementicium (hiladas
de argamasa de cal y piedras alternadas).
La fachada se articula en cuatro órdenes, cuyas alturas no se corresponden con los pisos
interiores. Los tres órdenes inferiores los forman 80 arcos sobre pilastras, y con semicolumnas
adosadas que soportan un entablamento puramente decorativo. El cuarto lo forma una pared ciega,
con pilastras adosadas, y ventanas en uno de cada dos vanos.
El Coliseo contaba con una cubierta de tela desplegable accionada mediante poleas. Esta
cubierta, hecha primero con tela de vela y luego sustituida por lino (más ligero), se apoyaba en un
entramado de cuerdas del que poco se sabe. Cada sector de tela podía moverse por separado de los de
alrededor, y eran accionados por un destacamento de marineros de la flota romana.
En la actualidad, el Coliseo es la mayor atracción turística de Roma y miles de turistas
pagan cada año por entrar y ver la arena. En él está ubicado un museo dedicado al dios griego Eros, en
el piso superior del edificio. Parte del suelo de la arena ha sido reconstruido.
6. El Ara Pacis, Altar de la Paz en latín, es uno de los monumentos más importantes de que disponemos para comprender la política de los primeros
años del Imperio Romano, bajo el reinado de Octavio Augusto.
Este templo de mármol de forma casi cuadrada que contiene un altar a la conocida como Paz Romana (o Pax Romana), que Augusto impuso con su
subida al poder (29 a.C.) y que duró hasta la muerte de Marco Aurelio, en 180 d.C, permite ver a toda la familia imperial en procesión.
La colocación de los personajes en el panel exterior del templo permite conocer la jerarquía política del momento y la línea de sucesión al trono,
con Augusto al frente, seguido de su cuñado Agripa con su hijo Cayo César y su mujer, Julia (hija de Augusto); Tiberio; Antonia Menor; Germánico; Druso;
Domicio Enobarbo (padre de Nerón), etc.
Rodeado por un recinto marmóreo, al que se accede a través de nueve escalones, el altar propiamente dicho se encuentra en el interior del
conjunto decorado con motivos vegetales y bucráneos (cráneos de buey).
En el exterior, se hace hincapié en el espíritu propagandístico de la obra, que pretendía glorificar la figura de Augusto y la familia Julia, quienes
habían impuesto una paz que, en ese momento, llevaba el nombre de Paz Iulia.
Así, en los paneles anteriores y posteriores, pueden verse una personificación de Roma, otra de la Paz y dos escenas de la fundación de la ciudad:
el Lupercal, en el que la loba amamantó a los fundadores, Rómulo y Remo; y el sacrificio de Eneas a los Penates o dioses protectores del almacén de la casa.
Precisamente la presencia de Eneas es de la mayor importancia propagandística, ya que la gens (clan) Julia, a la que Augusto pertenecía, se auto-
proclamaba descendiente del guerrero aqueo.
En los lados largos de la construcción, se encuentra la
procesión, una especie de imagen congelada de la política imperial
alrededor del año 10 a.C. De hecho, en estos paneles puede verse a
Agripa, muerto en 12 a.C., así como a los dos niños a los que Augusto
preparaba para sucederle, Cayo César y Lucio César, fallecidos en 2 d.C. y
4 d.C., respectivamente.
Cuando fue inaugurado, en 9 a.C., el altar se encontraba
en el Campo de Marte, al lado izquierdo de la Vía Flaminia (actual Vía del
Corso). Allí fue encontrado en el siglo XVI, pero no fue recompuesto hasta
bien entrado el siglo XX, siendo trasladado en 1937 hasta el lugar que
ocupa actualmente, junto al mausoleo de su creador, Augusto.
Tras varios edificios y proyectos para proteger el
monumento, en 2005 se inauguró el que ahora lo contiene, diseñado por
el arquitecto estadounidense Richard Meier.
Aunque utiliza grandes ventanales y materiales clásicos,
como el mármol de Travertino, el proyecto fue muy polémico por su
aspecto exterior, que resultó para algunos demasiado moderno.