1. Conocimientos Situados
By melissagak | Studymode.com
Conocimientos Situados
La cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial
En este capítulo de su libro Ciencia, Cyborgs y mujeres; Donna Haraway argumenta a favor de
tomar un enfoque desde un punto de vista objetivo feminista en los estudios sobre las ciencias.
Haraway examina las perspectivas metodológicas principales bajo las que se realizan los
estudios científicos, y argumenta a favor de tomar un punto de vista situado, en donde se incluya
el contexto social, económico y político, así como la especificidad histórica de que determina la
posición tanto del investigador como del sujeto de estudio, cambiando de la relación
sujeto/objeto a una en la que se desarrolle un diálogo entre ambas partes, permitiendo de este
modo decodificar, deconstruír y reinterpretar los discursos dominantes, adaptándolos a la
particularidad del posicionamiento crítico de cada ente que entre en la producción de
conocimiento.
En primera instancia, analiza críticamente las implicaciones que ha tenido para los estudios
científicos y la configuración de las relaciones de poder que de allí se derivan, el hecho de
ejercer un enfoque totalitarista en los estudios científicos, enfoque bajo el cual se pretende
plantear una teoría general para explicar fenómenos particulares. Según Haraway, en el campo
científico las perspectivas totalitaristas representan actitudes de poder, en donde no se ve
privilegiada ninguna perspectiva interna, dado que los actores sociales-dominantes que están
involucrados en éste están conscientes de que el conocimiento es una forma de poder objetivo.
Como una alternativa a la perspectiva totalitarista, la autora presenta un argumento
construccionista social, el cual resalta la diferencia entre lo que “dicen que hacen” los científicos
de acorde a las ideologías oficiales, y lo que “en realidad” hacen. El principal argumento de este
enfoque es que la ciencia es retórica, ya que los actores sociales que participan en ésta se han
percatado del poder en la configuración de las relaciones sociales que tiene el establecimiento
de un discurso dominante en la sociedad. Según el construccionismo, la ciencia está compuesta
de artefactos y de hechos, y la interacción entre éstos está enfocada hacia la práctica, y la
práctica consiste en persuadir, hecho que en última medida vuelve a la ciencia como un acto
retórico.
Haraway afirma que se necesita un método que muestre la especificidad histórica, y por ende la
contestabilidad de las construcciones científicas y tecnológicas, ya que los enfoques dominantes
actuales ignoran los contextos y las contingencias que influyen en la producción de
conocimiento. Estas demandas se ven abordadas por el enfoque denominado por Harding
“Ciencia del sucesor”, en donde se pretende establecer una relación crítica y reflexiva con las
prácticas de dominación de diferentes grupos sociales. Esta ciencia del sucesor se ha visto
influida en primera medida por posiciones marxistas, las cuales ofrecían herramientas para las
críticas de la hegemonía, sin relativismos ni positivismos limitadores de poder.
Pero para Haraway el fin de una perspectiva objetiva feminista tiene que ir más allá de mostrar la
contingencia histórica radical y los modos de producción para todo. Se debe idear un modelo
alternativo al de la universalidad que reconozca las propias tecnologías semióticas del sujeto,
que haga una insistencia posmoderna en la diferencia irreductible y en la multiplicidad de los
conocimientos locales. La clave de este modelo alternativo debe ser la capacidad de traducir las
diversas formas de conocimiento entre diferentes comunidades que se encuentren diferenciadas
debido a las relaciones de poder.
2. La importancia de la vista
La autora pone de manifiesto mediante la descripción de una edición especial de la revista
National Geographic cómo el discurso científico dominante se ha encargado de apropiarse del
sentido de visión del sujeto para distanciarlo de la experiencia del conocimiento, instalando
“prótesis” visuales que nos dejan ver el mundo del modo que los discursos dominantes quieren
que los veamos, hecho que demuestra el argumento del construccionismo nombrado
anteriormente: la ciencia es retórica, y su práctica consiste en persuadir.
Por lo tanto, es preciso acentuar nuestra visión para no caer en trucos visualizadores, Haraway
afirma que “Necesitamos aprender en nuestros cuerpos cómo ligar el objetivo a nuestros
escáneres políticos y teóricos, para nombrar en dónde estamos y dónde no”, ya que sólo una
perspectiva parcial promete una visión objetiva. Esto significa que para alcanzar una perspectiva
objetiva feminista es necesario encarnar en la perspectiva misma del sujeto su experiencia
particular y específica.
Para lograr este cometido, se plantea el término de Conocimientos Situados, argumentando que
la producción de conocimiento se deriva de las diferentes experiencias específicamente
elaboradas, hecho que convierte a los conocimientos situados como otro objetivo de la
objetividad feminista, ya que los ojos son sistemas perceptivos activos, pues construyen
traducciones y maneras específicas de ver.
La cuestión de los conocimientos situados implica poder mirar desde la periferia
adecuadamente. El peligro de mirar desde abajo, Haraway señala, es que se pueda llegar a
romantizar y/o apropiarse de la visión de los menos poderosos, por lo que es pertinente tener en
cuenta que estas alternativas formas de ver el mundo no deben estar exentas de re examen
crítico, de descodificación, de deconstrucción ni de interpretación.
Otro riesgo que se corre al intentar abordar conocimientos situados es el de caer en el peligro
del relativismo. La autora indica que esta perspectiva es una manera de no estar en ningún sitio
mientras se pretende estar en todas partes. Al igual que el totalitarismo, ésta perspectiva es una
mirada totalizante, pero desde otro extremo, ya que ambas niegan la localización, la encarnación
y la perspectiva parcial. “Ambas impiden ver bien”.
¿Qué se necesita para no caer en los peligros del totalitarismo ni del relativismo? Una alternativa
que incluya conocimientos parciales, localizables y críticos, en donde se permita la contestación,
la deconstrucción y las conexiones entrelazadas, en miras de la transformación de los sistemas
de conocimiento.
Haraway señala que también es perjudicial para la búsqueda de un objetivismo feminista caer en
reduccionismos, esto es principalmente, clasificaciones binarias y esquemas dicotómicos que
pretenden encasillar fenómenos sociales en dos extremos opuestos, lo que presenta una ilusión
de asimetría: hace que cada posición aparezca como una alternativa, y como mutuamente
excluyente. Para esto Haraway sugiere analizar los hechos sociales mediante mapas de
tensiones y resonancias, en donde se estudie las influencias que fuerzan intercambios y
traducciones desiguales.
Apertura de Sujetos
Otro tópico inquieta a Haraway en su búsqueda de una objetividad feminista: el problema de la
autoidentidad, cómo el sujeto se identifica a sí mismo, y por ende, cómo se sitúa éste en el
mundo. La autora dice que para el “conocimiento de una misma” se requiere una tecnología
semiótica que enlace los significados con los cuerpos. También señala que el yo, siempre es un
yo dividido y contradictorio, hecho que permite interrogar los posicionamientos debido a las
multiplicidades heterogéneas.
Esta característica del yo, como un yo no terminado y remendado de manera imperfecta, es un
hecho que permite que sea “capaz de unirse a otro, de ver junto al otro sin pretender ser el otro”,
3. lo que constituye el ideal de la objetividad: la posibilidad de abordar al sujeto y no de la identidad,
ya que la identidad no produce ciencia, pero el posicionamiento crítico sí. “Ocupar un lugar nos
hace responsable de nuestras prácticas”.
Objetos como actores
Otro inconveniente presente en los estudios empiristas es el hecho de abordar el mundo como
un objeto pasivo e inerte. A esta situación en donde el mundo se objetifica como cosa mas no
como un agente dinámico. Zoe Sofoulis le asignó el nombre de “Recursar”, y según Haraway, el
Recursar es el resultado de una vasta influencia que se remonta hacia la tradición aristotélica, y
más recientemente, como producto de un , lo cual resultó en el hecho de transformar todo en un
recurso apto para ser apropiado, en donde un objeto del conocimiento no es más que materia
prima para el poder seminal del que conoce.
Como alternativa para no caer en esta relación en la que es el sujeto que se apodera del mundo
como un objeto para extraer, entre otros, conocimiento, la autora destaca la ventaja de las
ciencias sociales en este aspecto, ya que en este caso, los sujetos de estudio son seres igual de
humanos al investigador, por lo que las versiones del mundo real no se dan mediante lógicas de
“descubrimiento”, sino mediante una relación social de . Añadido a esto, también está una
alternativa complementaria desde el Ecofeminismo, en donde el mundo se aborda como un
sujeto activo, concientizándose en la intervención de éste en la generación de conocimiento.
Esta activación de lo que se consideraban anteriormente pasivas categorías de objetos de
conocimiento, junto con la problematización de distinciones binarias, en donde se presenta una
nueva manera de percibir el mundo y el cuerpo, conduce a una nueva manera de abordar la
diferencia, en donde ésta es teorizada biológicamente como situacional, y no como intrínseca.
Este hecho conduce al último concepto abordado por Haraway en el capítulo, el de “aparato de
producción corporal”, en donde básicamente se considera el cuerpo como un objeto activo de
conocimiento y como generador de significados.
Resumiendo todas las críticas y debilidades que Haraway ha planteado en el capítulo contra una
perspectiva epistemológica totalizadora, y principalmente, argumentando a favor de una
perspectiva parcial feminista en la cuestión científica, se podría decir que el objetivismo que se
busca alcanzar debería ser Un modelo que incluya la especificidad histórica, que permita la
contestabilidad de construcciones científicas, mediante la traducción de diversas formas de
conocimiento, señaladas como conocimientos situados. De esta manera se pueden generar
construcciones y conversaciones entre diferentes maneras específicas de ver, abordando el
mundo y el cuerpo mismo como sujetos generadores de conocimiento material y semiótico.