Este documento describe la sequedad y decrepitud de Castilla a través de la descripción de sus campiñas llanas, barrancales pedregosos y terrazgos rojizos. También habla de los labriegos de caras polvorientas que no ven el mar y solo miran los surcos monótonos en los bancales. Finalmente, menciona la aparición de una mancha negra en el horizonte que se mueve y levanta polvo.