2. EN EL ASPECTO FÍSICO:
- Se les acelera el ritmo cardíaco y la respiración.
- Se les enrojece el rostro.
- Empiezan a sudar, frecuentemente en la palma de
las manos.
- Se ponen temblorosos, en especial las manos y la mandíbula.
3. EN EL ASPECTO VERBAL:
- Dan pocos detalles. Hablan con vaguedades.
- Hablando sobre conversaciones, evitan hacer citas textuales. Nos cuentan su
versión de las cosas.
- No hacen referencias temporales, espaciales ni sensoriales. Les cuesta imaginar
horarios, lugares, olores, colores, etc. de los "mundos" que inventan.
- Incluyen en la historia la mayor cantidad de verdades posibles, y entre ellas
intercalan las mentiras.
- Se contradicen. Quien inventa muchas cosas ante mucha gente rara vez recuerda
sus mentiras, de modo que en algún momento siempre terminan siendo
inconsistentes.
- Tienen lapsus verbales
4. EN EL ASPECTO NO VERBAL::
No nos miran a los ojos, o mantienen poco la mirada. Los ojos son
el acceso simbólico a la intimidad. Quien mira a los ojos, no tiene nada que ocultar,
no le teme al encuentro con la intimidad del otro. Quien no mira a los ojos, teme ser
descubierto en "offside". De ahí la tradicional frase "mírame a los ojos y dilo
nuevamente".
Mueven demasiado poco las manos y los pies.En ciertos casos, frotan
las piernas entre sí, con movimientos tensos.
Esconden las manos o las retuercen. Enseñar las palmas es indicador de honestidad.
Quien esconde las manos detrás del cuerpo o en los bolsillos probablemente esté
intentando ocultarnos algo. Lo mismo hay que pensar de quien se las frota o retuerce
con cierta tensión, como si quisiera lijar una mano con otra o hacer nudos con sus
dedos. Posiblemente, intente trasladar la tensión a un objeto que tenga a mano, al
cual tocará sin cesar.
Gesticulan poco. Tienden a eliminar el uso de los gestos, en especial los ilustradores,
por temor a que el menor movimiento pueda dar indicios de su nerviosismo.
También disminuye el desplazamiento natural de la cabeza.
5. - Se tapan la cara con las manos, tocándosela de varias formas. Así delatan la
incomodidad que sienten al mentir. Rascarse el cachete, la nariz o la barbilla, sacarse
inexistentes basuritas de los ojos o de la comisura de los labios, comerse las uñas,
ahogar bostezos de nervios, tocarse las orejas, etc.
- Cambian de postura muy frecuentemente.
- Se llevan una mano al cuello y se masajean. Esto es una reacción inconsciente al
hormigueo nervioso que experimentan por la tensión muscular que provoca la
mentira.
- Tardan más en contestar y hacen más pausas. Si el mentiroso no es talentoso, le
costará ser espontáneo, y se notarán sus esfuerzos por calcular lo que va a decir.
- Hablan más rápido, y con un tono de voz más agudo.
- Movimientos de fuga abortados. Por ejemplo, cuando alguien que está sentado posa
las manos sobre sus rodillas como para levantarse y luego las quita, o cuando se
apunta con el pie hacia la salida. Posiciones como estas denotan que la persona se
siente incómoda mintiendo y se quiere ir.