Este documento describe la vida y obra del escultor, pintor y arquitecto renacentista Miguel Ángel. Trabajó durante más de setenta años en Florencia y Roma, donde creó obras maestras de la escultura como La Piedad, el Tondo Taddei y El David. Miguel Ángel triunfó en las artes de la escultura, pintura y arquitectura, dejando una profunda huella en el arte del Renacimiento.
2. Bibliografía
Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni[1] (Caprese, 6 de marzo de 1475 – Roma,
18 de febrero de 1564), también conocido en castellano como Miguel Ángel, fue un escultor,
arquitecto y pintor italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la
historia. Miguel Ángel (llamado Michelangelo), fue uno de los artistas más reconocidos por sus
esculturas, pinturas y arquitectura. Realizó su labor artística durante más de setenta años entre
Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médicis de Florencia,
y los diferentes papas romanos. Fue el primer artista occidental del que se publicaron dos
biografías en vida:
•Le Vite de' più eccellenti pittori, scultori, ed architettori de Giorgio Vasari, publicada en 1550 en
su primera edición, en la cual fue el único artista vivo incluido.[2]
•Vita de Michelangelo Buonarroti, escrita en 1553 por Ascanio Condivi, pintor y discípulo de
Miguel Ángel, que recoge los datos facilitados por el mismo Buonarroti.[3]
Fue muy admirado por sus contemporáneos, que le llamaban el Divino.[4] Benedetto Varchi, el
12 de febrero de 1560, le envió una carta en nombre de todos los florentinos diciéndole:
...toda esta ciudad desea sumisamente poderos ver y honraros tanto de cerca como de lejos...
Vuestra Excelencia nos haría un gran favor si quisiera honrar con su presencia su patria.[5]
Triunfó en todas las artes en las que trabajó. La escultura, según había declarado, era su
predilecta y la primera a la que se dedicó; a continuación la pintura casi como una imposición
por parte de Julio II, y que se concretó en una obra excepcional que magnifica la
bóveda de la Capilla Sixtina; y en sus últimos años realizó proyectos arquitectónicos. Como era
muy perfeccionista, si encontraba el más pequeño defecto en una de sus obras, consideraba
que era un desastre.[
3. Recorrido artístico
Tras la muerte de Lorenzo el Magnífico, en 1492, Miguel Ángel huyó de Florencia y pasó por
Venecia, instalándose después en Bolonia. Allí esculpió diversas obras bajo la influencia de la
labor de Jacopo della Quercia. Pero en el año 1496 decidió partir hacia Roma, ciudad que había
de verle triunfar. Allí inició una década de gran intensidad artística, después de la cual, con
treinta años, fue acreditado como un artista de primera línea. A los veintitrés años talló la
Piedad del Vaticano, después del Bacus del Bargello (1496),[17] y posteriormente realizó el
Tondo Pitti. De la misma época es el cartón de La batalla de Cascina, actualmente perdido,
pintado para la Señoría de Florencia, y el David, obra cumbre de la escultura, de una gran
complejidad por la escasa anchura de la pieza de mármol, que fue colocado delante del
palacio del Ayuntamiento de Florencia y se convirtió en la expresión de los supremos ideales
cívicos del Renacimiento.[18]
En marzo de 1505, Julio II le encargó la realización de su monumento fúnebre: Miguel Ángel
proyectó un complejo arquitectónico y escultórico monumental en el cual, más que el prestigio
del pontífice, se loaba el triunfo de la Iglesia. El escultor, entusiasmado con esta obra,
permaneció en Carrara durante ocho meses para ocuparse personalmente de la elección y la
dirección de la extracción de los mármoles necesarios. Desgraciadamente, al regresar a Roma,
el papa había dejado a un lado el proyecto del mausoleo, absorbido como estaba con la reforma
de Bramante en la Basílica de San Pedro. Miguel Ángel, contrariado, abandonó Roma y se
dirigió a Florencia, pero a finales de noviembre de 1506, después de numerosas llamadas del
pontífice que, hasta le llegó amenazar con la excomunión, se reunió con él en Bolonia.[19]
En mayo de 1508 aceptó dirigir la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina, cuyos frescos
concluyó cuatro años más tarde, después de un trabajo solitario y tenaz. En esta obra ideó una
grandiosa estructura arquitectónica pintada, inspirada en la forma real de la bóveda. En el tema
bíblico general de la bóveda, Miguel Ángel interpuso una interpretación neoplatónica del
Génesis y dio forma a un tipo de interpretación de las imágenes que conseguirían ser un
símbolo del arte del Renacimiento.
4. Después de la muerte de Julio II, en mayo de 1513, el artista hizo un segundo intento de seguir
con la obra del mausoleo del pontífice. Con este propósito esculpió las dos figuras de los
Esclavos y el Moisés, que reflejan una atormentada energía, la terribilitá de Miguel Ángel. Pero
este segundo intento tampoco prosperó.
Finalmente, después de la muerte de Bramante (1514) y de Rafael Sanzio (1520), Miguel Ángel
consiguió la total confianza del papado.
El gran retardo con que Miguel Ángel obtiene en Roma el reconocimiento oficial ha de ser
atribuido a la heterodoxia de su estilo. Le faltaba lo que Vitruvio llamaba decòrum, es decir, el
respeto por la tradición.
Ackerman, (1968) pág.7En 1516, por encargo de León X, inició la fachada de la Basílica de San
Lorenzo, trabajo que en el año 1520 debió abandonar con gran amargura. Del proyecto original
se conservan numerosos dibujos y una maqueta de madera. A partir de 1520 y hasta 1530,
Miguel Ángel trabajó en Florencia y construyó la Sacristía Nueva de San Lorenzo y la Biblioteca
Laurenciana, en especial su escalera. Después del saqueo de Roma (1527) y de la expulsión de
los Médicis de Florencia, Miguel Ángel formó parte, como hecho meramente anecdótico, del
gobierno de la nueva República Florentina, de la cual fue nombrado «gobernador y procurador
general de la fabricación y fortificación de las murallas», y participó en la defensa de la ciudad
asediada por las tropas papales. En el año 1530, después de la caída de la República, el perdón
de Clemente VII, lo salvó de la venganza de los partidarios de los Médicis.[20] A partir de este año
reemprendió los trabajos de la Sacristía Nueva y del sepulcro de Julio II.En 1534, al encontrarse
a disgusto con la nueva situación política que se había instaurado en Florencia, abandonó la
ciudad y se estableció en Roma, donde aceptó el encargo de Clemente VII para trabajar en el
altar de la Capilla Sixtina y donde, entre 1536 y 1541, realizó el magnífico Juicio Final. Hasta el
año 1550 fue haciendo obras para la tumba de Julio II, y los frescos de la Capilla Paulina que
representan La conversión de san Pablo y el Crucifixión de san Pedro.
5. Algunas Obras escultóricas representativas
La Piedad del Esta maravillosa obra es de bulto redondo, lo que significa que se puede ver en todos los
Vaticano ángulos, pero el punto de vista es frontal.
Una Virgen joven, bella y piadosa cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues,
sostiene al Hijo muerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la Madre, en una
composición triangular sosegada y llena de ternura. La juventud de la Virgen es muestra del
idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza y juventud, una Virgen
eternamente joven y bella.
La obra fue encargada por el cardenal de san Dionisio Jean
Bilhères de Lagraulas o de Villiers, benedictino embajador
del monarca francés ante la Santa Sede, al que el autor
conoció en Roma. El contrato entre el artista y el cliente se
firmó el 26 de agosto de 1498, y en el que se estipulaba,
además del pago de 450 ducados de oro, que habría de
estar terminada antes de un año, y en efecto, dos días
antes de cumplirse el plazo la obra maestra ya estaba
terminada, cuando el cardenal había muerto unos días
antes, por lo que su primer emplazamiento fue sobre la
propia tumba del prelado en la capilla de Santa Petronila
del Vaticano.
Fue la primera vez que el artista aborda este tema
iconográfico, luego repetido a lo largo de su vida con
diversos tratamientos, que ponen de manifiesto su
evolución artística y espiritual. La última de esta serie de
Piedades sería la denominada Piedad Rondanini, que dejó
inacabada al caer enfermo y morir, y cuyo patetismo, que
anticipa el barroco, nada tiene que ver con la serenidad
clásicamente renacentista de esta obra de juventud.
6. Tondo Taddei
El Tondo Taddei es una escultura en
relieve redondo de mármol, realizada en
1504 por el escultor Miguel Ángel, y que
actualmente se encuentra en la Royal
Academy of Arts de Londres. Su medida
es de 109 cm de diámetro.
Consta el bajo relieve, encargo de Taddeo
Taddcei, de los personajes de la Virgen con
Jesús Niño y san Juan Bautista también
niño, sosteniendo un pájaro en sus manos,
símbolo de la Pasión de Cristo. Las partes
pulidas y completamente acabadas son el
Niño y la parte superior de la Virgen.
Destaca el claroscuro gracias al inacabado
que consigue destacar más el contraste,
también se aprecia, un gran dinamismo
para la composición de líneas verticales
rotas por la posición de Jesús que forma
una línea horizontal.
7. El David
El David es una escultura de mármol blanco de 517 cm
de altura realizada por Miguel Ángel Buonarroti entre
[1]
1501 y 1504 por encargo de la Opera del Duomo de la
Catedral de Santa María del Fiore de Florencia. La
escultura representa al Rey David bíblico en el momento
previo a enfrentarse con Goliat, y fue acogida como un
símbolo de la República de Florencia frente a la
hegemonía de sus derrocados dirigentes, los Médici, y
la amenaza de los estados adyacentes, especialmente
los Estados Pontificios.
El David es una de las obras maestras del Renacimiento
según la mayoría de los historiadores,[2] y una de las
esculturas más famosas del mundo.[3] [4] Actualmente se
encuentra expuesta en la
Galería de la Academia de Florencia,[5] aunque hasta
1910 estuvo ubicada en la Plaza de la Señoría de la
capital toscana; desde entonces en su lugar se erige
una copia de la obra a tamaño real realizada también en
mármol.
8. Técnica
El trabajo de preparación de la escultura definitiva incluyó bocetos, dibujos y modelos a pequeña escala de
cera o terracota. Miguel Ángel pasó directamente de estos estudios preliminares al trabajo sobre el mármol, sin
hacer un modelo de yeso a escala real, como hacían otros artistas de la época como Giambologna. El David
fue esculpido mediante cincel desde distintos puntos de vista, puesto que Miguel Ángel lo diseñó para que
fuese admirado desde cualquier punto de su perímetro, de forma diametralmente opuesta a la manera
medieval que diseñaba las esculturas para ser vistas exclusivamente desde el frente.
Análisis de la obra
El David de Miguel Ángel contrasta con las representaciones previas de Donatello y Verrocchio en las que
David aparece con el cuerpo de Goliat asesinado. En la versión de Miguel Ángel, Goliat no aparece, por lo que
se interpreta que aún no ha sido vencido. El cuerpo de David es el de un hombre musculoso, no el del
muchacho de las obras de Donatello y Verrocchio. En lugar de aparecer victorioso como en las dos versiones
antes mencionadas, David aparece en tensión y preparado para el combate. Su cuerpo se encuentra girado
con un ligero contrapposto: la pierna izquierda se adelanta a la derecha, el brazo izquierdo se eleva y se curva
hasta que la mano casi toca el hombro, mientras que el brazo derecho se deja caer hasta que la mano toca el
muslo, el torso se curva sutilmente, la cabeza mira hacia su izquierda, manteniendo los ojos fijos en su objetivo,
con el ceño fruncido. El rostro evidencia esta tensión contenida, además, con una mueca de odio y las aletas
de la nariz bastante abiertas. El movimiento es contenido, centrípeto con líneas de fuerza que vuelven al
bloque. La mirada ha sido interpretada en el sentido de que la escultura muestra el momento en el que David
ha tomado la decisión de atacar pero aún no ha comenzado el combate. Otros expertos, como Giuseppe
Andreani (director de la Academia de Bellas Artes de Florencia), opinan sin embargo que la escena muestra el
momento inmediatamente posterior al final de la batalla, y que David contempla tranquilamente su victoria.
9. Análisis de la obra
El David de Miguel Ángel contrasta con las representaciones previas de Donatello y Verrocchio en las
que David aparece con el cuerpo de Goliat asesinado. En la versión de Miguel Ángel, Goliat no aparece,
por lo que se interpreta que aún no ha sido vencido. El cuerpo de David es el de un hombre musculoso,
no el del muchacho de las obras de Donatello y Verrocchio. En lugar de aparecer victorioso como en las
dos versiones antes mencionadas, David aparece en tensión y preparado para el combate. Su cuerpo se
encuentra girado con un ligero contrapposto: la pierna izquierda se adelanta a la derecha, el brazo
izquierdo se eleva y se curva hasta que la mano casi toca el hombro, mientras que el brazo derecho se
deja caer hasta que la mano toca el muslo, el torso se curva sutilmente, la cabeza mira hacia su
izquierda, manteniendo los ojos fijos en su objetivo, con el ceño fruncido. El rostro evidencia esta tensión
contenida, además, con una mueca de odio y las aletas de la nariz bastante abiertas. El movimiento es
contenido, centrípeto con líneas de fuerza que vuelven al bloque. La mirada ha sido interpretada en el
sentido de que la escultura muestra el momento en el que David ha tomado la decisión de atacar pero
aún no ha comenzado el combate. Otros expertos, como Giuseppe Andreani (director de la
Academia de Bellas Artes de Florencia), opinan sin embargo que la escena muestra el momento
inmediatamente posterior al final de la batalla, y que David contempla tranquilamente su victoria.