1. MERCURIO
Fundación Cultural Ecuatoriana
Fundación para el fomento de la Cultura Empresarial, Competitividad y Negocios Sustentables
Inteligencia emocional en práctica, Daniel Gil'Adí
LA CONGRUENCIA
La congruencia es la armonía y el balance que existe entre nuestros
pensamientos, acciones y emociones; donde nuestras acciones son un
reflejo de nuestros pensamientos y emociones, con un elemento importante
adicional de conciencia.
Esta armonía comienza con una definición clara y consciente de quienes
somos, incluyendo en esa definición nuestras fortalezas y los aspectos que
no tenemos todavía bajo control. Es nuestra definición de independencia y
autonomía. En mi caso comenzó con uno de los eventos más excitantes que
puedo recordar de mi infancia, el momento en que me dirigí a mi
comunidad al hacer el Bar-Mitzva, la entrada del niño al mundo adulto en la
tradición judía. Un “hombre”, así lo sentí, sin tener las palabras para
expresarlo, era alguien que era independiente, sabía lo que quería, tenía el
control de su vida y, sin duda, vivía sin los padres. Alguien que podía definir
su propio camino, cuyo trabajo implicara creatividad y productividad, y
donde la responsabilidad y la autosuficiencia eran elementos esenciales.
Aun cuando así sigo pensando, hoy no lo limito al género masculino. El
símbolo de todo esto era mi Bar-Mitzva. Eran promesas de avanzar hacia un
futuro lleno de decisiones propias de mis metas, donde solo tendría que
darme una respuesta a mí mismo: independencia. Asumí, naturalmente que
mi desarrollo hacia el estado de adulto ocurriría naturalmente y más o
menos de modo automático. No sabía lo complejo del proceso que
comenzaba en ese momento.
Nadie genera una autonomía de pensamiento y congruencia
automáticamente. Es producto de un desarrollo, representa alcanzar una
meta personal, es el producto de un crecimiento exitoso. El proceso
progresa desde la infancia a la edad adulta, de la dependencia a la
independencia y subsecuentemente a la interdependencia, del respaldo
externo al propio respaldo, de la no responsabilidad a la responsabilidad.
Este es el proceso de individualización y congruencia. En ese proceso de
crecimiento el obtener la madurez física es lo menos complicado. La
madurez intelectual, psicológica y espiritual, donde podemos demostrar una
2. congruencia, es otra cosa, especialmente cuando ese proceso se interrumpe
o se frustra por un medio ambiente que en vez de respaldar nuestro
crecimiento lo obstruye. Ejemplos no faltan de ambientes familiares que se
nos presentan con ideas negativas, violencia, incertidumbre y miedo.
La elección de ejercer la conciencia, de pensar y ver el mundo a través de
los propios ojos es el acto básico de congruencia, donde uno es lo que ve,
percibe y acepta de uno mismo y no lo que otros definen. Esto significa
poder escuchar los mensajes de otros, aunque siempre analizándolos sin
aceptarlos como evidentes. La práctica de la congruencia es la expresión de
haber alcanzado exitosamente nuestra madurez adulta, nuestra
individualización, lo que también significa la manera de definir nuestra
identidad transformando nuestro potencial en actuación. Quien sea puede
entenderse en función de lo que estoy dispuesto a responsabilizarme: mis
emociones, pensamientos y acciones. La congruencia se refiere también a
autorregulación, control y dirección interna, en vez de autoridades externas.
La congruencia no debe interpretarse como autosuficiencia en el sentido
absoluto. No significa que uno viva fuera de un contexto social donde la
interdependencia es necesaria. Tampoco es la congruencia vista como la
negación del hecho que constantemente aprendemos de otros y en la que
claramente nos beneficiamos de nuestras metas. Sin embargo, la
congruencia no debe interpretarse como autosuficiencia en el sentido
absoluto. No significa que uno viva fuera de un contexto social donde la
interdependencia es necesaria. Tampoco es la congruencia vista como la
negación del hecho que constantemente aprendemos de otros y en la que
claramente nos beneficiamos de nuestras metas. Sin embargo, la
congruencia es por su naturaleza un acto privado. Somos, en el último
análisis, , individuos con perspectivas únicas; nadie puede pensar y sentir
por nosotros; nadie puede darle significado a nuestra vida sino nosotros
mismos.
Soy responsable de mis acciones, emociones y pensamientos y, por lo
tanto, me responsabilizo de las consecuencias de estos tres elementos. Soy
responsable de cómo manejo a otros individuos y no puedo alegar que
alguien me hizo comportarme así. La práctica de la congruencia implica la
disposición de hacerme responsable de los valores por medio de los cuales
conduzco mi vida. Por tanto pienso por mí mismo y actúo basado en el
juicio propio. Aprendo de otros, pero no atribuyo a otros la autoridad de mi
propia conciencia, por lo cual, no sigo a otros ciegamente cuando no
entiendo estoy en desacuerdo y si lo hago, a mí sólo puedo atribuir esa
decisión.
Así como necesito saber de qué debo ser responsable, también necesito
saber de que no soy responsable. Necesito saber mis limitaciones que son
parte de mi identidad. Soy responsable de mis pensamientos, emociones y
acciones, pero de nada más. Puedo influenciar, pero no puedo controlar la
mente de otros. No puedo determinar lo que otros piensen, sientan o
hagan. Si me hago responsable de cosas que están más allá de mi control,
3. pondré a mi autoestima en peligro, ya que inevitablemente fallaré mis
propias expectativas. Así como aprendemos que no tenemos control sobre
otros y sus vidas, tenemos que entender que el control sobre nuestros
pensamientos, acciones y sentimientos no es ilimitado. Congruencia y
libertad de elección no significan omnipotencia. A veces nos vemos
afectados por fuerzas políticas, sociales o del medio ambiente que no
escogemos, sólo podemos escoger el modo en que respondemos frente a
ellas.
Así como la congruencia es una manera de conducirse, que eventualmente
se convierte en un estilo de vida en donde la conciencia es un factor
esencial, es también una metodología que nos permite, al escuchar
comentarios de otros, mantener una posición armónica con la definición que
tenemos de nosotros mismos. Si podemos mantener esa congruencia es
porque hemos cumplido con las siguientes condiciones:
1. No aceptamos la definición que otros tienen de nosotros, ya que somos
conscientes de nuestra definición. En otras palabras, no aceptamos, por
sobrentendidas y obvias, las opiniones de los otros sobre quiénes somos.
2. Buscamos evidencia, escuchando atentamente y corroboramos el
trasfondo del mensaje recibido, dándole la responsabilidad del mensaje al
mensajero. En otras palabras, no asumimos o interpretamos significados
antes de asegurarnos qué es lo que se quiere decir, en vez de defendernos
o justificarnos.
3. Estamos abiertos a cualquier interacción y no habrá palabras que nos
puedan herir sin nuestro permiso. En otras palabras, al tener una definición
clara de nosotros mismos no hay contenido que pueda ser excluido de una
discusión, conflicto o diálogo.
4. Estamos dispuestos a ejercer la tolerancia ante la adversidad de
opiniones, posiciones y aun ante comentarios personales dirigidos contra
nosotros. Como resultado podremos exhibir una gran flexibilidad y
autoestima.
El primer paso para la congruencia es generar una definición clara de
quién soy, incluyendo habilidades y aspectos que todavía no tengo a mi
servicio. Entender que en el transcurso de nuestras relaciones
interpersonales escucharemos muchos comentarios y críticas. Sin embargo,
nunca se aceptará una crítica, comentario o mensaje personal por
sobrentendido y obvio.
El segundo paso es entender quiénes son los individuos que nos
comunican los diversos mensajes y que cada uno de esos mensajes tiene
diversos significados. Por lo tanto, se hará un esfuerzo para no darle un
4. significado de agresión o crítica como primera interpretación al mensaje
verbal escuchado.
El tercer paso es estar dispuesto a analizar el mensaje, crítica o
comentarios, y observar la posible validez del mensaje para nuestro
aprendizaje y crecimiento.
El cuarto paso es mantener el diálogo constante a través de preguntas de
corroboración, si lo que se está escuchando es lo que el mensajero de la
crítica, posición o comentario quiere que se escuche.