2. Un buen día ocurrió un gran acontecimiento. Me tocó el gordo de
Navidad. ¿Que haría con todo ese dinero? ¿Lo donaría? No ¿Me
compraría un móvil? No...
Un día antes de mi gran plan encontré un manuscrito. Era de un
antepasado mío llamado Ignatious Saint John Espinosus. Era un
gran músico, que recorrió toda Europa en el siglo XVIII tocando
sus espléndidas composiciones. Vi su ruta. Y me decidí. En vez de
ir a Canadá, uno de mis grandes sueños, haría un viaje siguiendo la
ruta que él hizo. Y eso que era mi tataratatatarabuelo, que conste.
Anulé el vuelo a Canadá, llamé a mi hermano Eduardo, a mi primo
Gonzalo, a mi profesora de cello Arantxa y a mis amigos de cello
Martina, Marco y Alma. Emprendimos el viaje.
3.
4. París, capital de Francia
Este fue el primer destino de mi antepasado. Llegó allí en 1780. Como
no había llegado todavía la Revolución, pudo ser invitado al palacio del
rey, en Versalles. Nunca había visto unos jardines tan hermosos. Se
hizo amigo de María Antonieta, a quien le gustaba mucho la música.
5. Londres, capital del Reino Unido
Aquí mi tío hizo un pequeño descanso, pues se lo merecía. Yo
monté en uno de los típicos autobuses. Supongo que él iría en
coche de caballos.
6. También estuve en
la universidad de
Cambridge, porque
mi antepasado
había estado allí
como alumno. Es
una de las
universidades más
importantes del
mundo. Y también
de las más bonitas.
No sé si yo algún
día podré estudiar
ahí...
8. Copenhague, capital de Dinamarca
Este fue el siguiente destino se mi antepasado. Me estoy dando cuenta
de que no era “Correcaminos”, sino
“Corresalasdeconciertoydeoperacomosifueralomasnormaldelmundo”.
De paso, he visitado la fabrica de Lego. Él no la visitó, claro.
10. Berlín, capital de Alemania
En Berlín, Ignatius es presentado al Rey Federico II “El grande”
también conocido como “El rey Músico”. Bach le dedicó una obra
llamada “Ofrenda Musical”. Mi ilustre antepasado también compuso
sonatas para el rey: el rey tocaba la flauta y mi antepasado el
violonchelo. En Berlín, hoy en día no hay ningún rey músico,
desafortunadamente.
11. Salzburgo, ciudad de Austria
Aquí mi antepasado se ilusionó mucho. Que si Mozart, que si la
casa de Mozart, que si la hermana de Mozart, que si Salieri...
VS
Me sorprendió mucho Austria, porque es un país en el que la música
forma parte de la vida de las familias. Mis amigos quedaban para
tocar música de Mozart o de Haydn. Entiendo que a mi antepasado le
encantara este país.
12. Budapest, capital de Hungría
En Budapest, a Ignatius le sorprendió la música de los cíngaros,
los gitanos de Hungría. Su música es exótica y apasionada.
Yo también escuché unas czardas,
una noche junto al río Danubio, uno
de los ríos más importantes de
Europa.
Una curiosidad: en tiempos de mi
antepasado, Budapest no era una
ciudad, sino dos: Buda y Pest. Al
unirse, nació Budapest.
13. Venecia, ciudad de Italia
Aquí, en la ciudad de las aguas, mi antepasado tocó en la
ópera, que se llama La Fenice. Le impresionó mucho la
ciudad, pues en Madrid hay calles y coches, no canales y
barcas... También le apasionaron las góndolas y los puentes.
Aunque nunca se acostumbró a llegar a la ópera, cargado
con su violonchelo, en una pequeña barca.
14. Aquí termina mi viaje. Regresé a Madrid lleno de recuerdos y de ganas
de aprender más cosas sobre los lugares en los que estuve. Algunos
lugares me impresionaron. Por eso he escrito este texto. A ver si mis
hijos, o mis nietos, o mis bisnietos, o mis tataranietos hacen el mismo
viaje...
F
I
N
Un saludo
musical