1. Fragmento de friso con máscaras Como en todas las ciudades romanas, Barcino tenía las necrópolis fuera de la muralla, a lo largo de las principales vías de comunicación. Fragmento de un friso dórico con representación de máscaras trágicas que pertenecía a un monumento funerario del siglo I d. C.
2. c. Las murallas Barcino tenía forma de octágono alargado, derivado de los campamentos militares romanos, pero con los ángulos recortados para adaptarse a la altura del terreno. Las murallas tenían menos de 2 metros de grosor y más de 8 metros de altura. En la actual Avinguda de la Catedral había un gran foso de 6 metros de profundidad y una anchura irregular. Este foso servía de defensa y recogía las aguas sucias y pluviales. La muralla tenía 4 puertas pero solo nos han quedado las del decumanus : La puerta Praetoria: el actual portal del Bisbe La puerta Decumana: la calle del Regomir Las torres del cardo fueron derribadas pero sabemos donde estaban: La puerta Principalis Dextra: en la judería o Call jueu. La puerta Principalis Sinistra: en la plaza del Àngel Cada puerta tenía 3 entradas: 1entrada central: más ancha, para el tráfico rodado 2 entradas laterales: más pequeñas, para los peatones. Gran parte de la muralla romana fue destruida durante el siglo XIX. Hubieron zonas de la muralla que se destruyeron antes.
3. Torre de la puerta Praetoria, hoy en día integrada en la Casa de l'Ardiaca. Desde la Baja Edad Media y hasta la actualidad las torres de la puerta de la muralla forman parte del Palau del Bisbe y La Casa de L’Ardiaca. En la década de los 90 se remodeló la Avinguda de la Catedral. Se quiso dar una visión monumental del origen romano de Barcelona. Se incluyó un relieve monumental con la palabra Barcino. Las letras fueron diseñadas por Joan Brossa. Torre de la puerta Praetoria
4. Vista del arco central de la puerta Decumana, situada en la actual calle del Regomir. Centre Cívic Patí Llimona La Puerta Decumana La entrada principal de Barcino estaba conectada al puerto. Esta puerta era como el punto organizador del comercio y el transporte marítimo de mercaderías. A partir de 1984 se recomvertió la Casa Gualbes en un espacio público (El pati Llimona). El arquitecto Ignasi Solà-Morales intervino el sector del palacio que había aprovechado parte de la muralla romana. Gracias a esta intervención podemos ver los restos romanos de la Puerta Decumana en el subsuelo de este espacio público, incluso desde la calle.
5. Barcos mercantes romanos como este formaron parte del intenso tráfico del puerto que la colonia de Barcino tenía en el Llobregat.
6. Dos torres de la muralla romana de Barcelona integradas en el Palacio Requesens, sede de la Academia de Buenas Letras de Barcelona. Plaça de Ramon Berenguer Esta plaza fue proyectada originariamente por Josep Puig i Cadafalch. Se quiso dar una visión monumental de la historia de Cataluña. Las piedras que vemos en la base de las torres pertenecen a una segunda muralla construida posteriormente por los romanos, en el siglo IV d.C. Esta segunda muralla tenía 76 torres y convirtió a la ciudad en un lugar difícil de atacar.
7. Para reforzar las murallas, durante el siglo IV d. C. se desmantelaron las construcciones funerarias de siglos anteriores para reutilizar los materiales. Por eso, en esta imagen del interior de la torre 24 de la muralla romana durante la excavación, podemos ver trozos de esculturas y fragmentos de decoración arquitectónica.
8. Escultura de Diana cazadora del siglo II d. C. Servía como apoyo de una mesa y se encontró durante los trabajos de excavación de la torre 8 de la muralla barcelonesa.
9. Maqueta del templo romano de Barcino. Parte de sus piezas todavía se encuentran en el lugar donde se levantó (Centro Excursionista de Cataluña de la calle del Paradís) en el siglo I d. C. d. El Templo
10. Restos de las columnas pertenecientes al Templo de Augusto en Barcino. Estos restos se encuentran en el Centre Excursionista de Catalunya (Carrer del Paradís nº10) desde 1905 y pueden visitarse El templo dedicado al culto al emperador Augusto presidía el foro, la plaza central de Barcino. Allí se desarrollaba la vida social, política, religiosa y económica.
11. Estatua romana femenina . Los espacios públicos de las ciudades romanas estaban adornados con estatuas y pedestales dedicados a los dioses, el emperador o figuras importantes de la vida pública. Debió de ser el caso de esta estatua femenina de mármol blanco, sin cabeza, del siglo I d. C., y proveniente de la calle del Paradís.
12. Cabeza de león de piedra Esta cabeza de león de piedra de Montjuïc se encontró en la calle del Paradís y pertenecía a la cornisa del templo de Augusto de Barcino.
13. El Mosaico del Circo Aunque la arqueología todavía no ha mostrado ningún resto, Barcino debió de tener edificios destinados a los espectáculos públicos, como un circo o un teatro. Detalle de uno de los jueces de la carrera de carros del Mosaico del circo de Barcelona, encontrado en la ciudad en 1860. Detalle del Mosaico del Circo Ya instalados en la nueva colonia, los veteranos de guerra se evadían de sus problemas y preocupaciones en el circo. Detalle de la cara de uno de los conductores de carros del Mosaico del circo de Barcelona. f. ¿Dónde se divertía los ciudadanos de Barcino?
14. g. Domus y tabernae Una domus es el tipo de vivienda de las clases patricias y adineradas romanas . La gente más modesta solía vivir en bloques de pisos llamados ínsulas . Las ínsulas también eran el equivalente a las manzanas o cuadras de nuestras calles. Las tabernae eran comercios, locales donde se podía comer, beber o comprar algún producto determinado. Plano de los restos encontrados en el cruce de Carrer de la Fruita con Carrer Sant Honorat.
15. Inscripción dedicada a Lucio Licinio Segundo Barcino tuvo una destacada presencia de libertos o ex esclavos liberados por sus amos, como Lucio Licinio Segundo, liberto de Lucio Licinio Sura. A él está dedicada esta inscripción de mármol de principios del siglo II d. C. que se encontró en el Palacio Condal Menor de Barcelona.
16. Urna de cristal A pesar de ser una colonia de pequeñas dimensiones, los ciudadanos de Barcino no se privaban de nada, tal como lo muestra esta urna de cristal del siglo I d. C. que se encontró en Barcelona.