3. INHIBICIÓN DEL DESEO SEXUAL
El deseo sexual inhibido es un trastorno sexual muy común y, con frecuencia, ocurre
cuando uno de los miembros de la pareja no se siente íntimo o cercano al otro.
Entre los factores comunes se encuentran: problemas de comunicación, falta de
afecto, pugnas y conflictos de poder y la falta de tiempo para que la pareja pueda
estar a solas. Por otra parte, el deseo sexual inhibido también puede ocurrir en
personas que han tenido una educación sexual muy estricta durante la crianza,
actitudes negativas hacia el sexo o experiencias sexuales traumáticas (como
violación, incesto o abuso sexual).
Las enfermedades y algunos medicamentos también pueden contribuir a que se
presente esta disfunción, en particular cuando producen fatiga, dolor o sensación
general de malestar. La falta de ciertas hormonas a veces puede estar implicada.
Las afecciones psicológicas, como la depresión y el estrés excesivo, pueden
disminuir el interés sexual. Los cambios hormonales también pueden afectar la
libido.
Los factores que comúnmente se pasan por alto son, entre otros: insomnio o falta de
sueño que pueden ocasionar fatiga. Este trastorno también puede estar asociado
con otros problemas sexuales y, algunas veces, puede ser causado por éstos. Por
ejemplo, la mujer que no es capaz de tener un orgasmo o que presenta dolor en las
relaciones sexuales, o el hombre que tiene problemas de erección (impotencia) o
eyaculación retrasada, puede perder interés en el sexo porque lo asocian con
fracaso o no lo sienten bien.
Se encuentran en particular riesgo de deseo sexual inhibido las personas que fueron
víctimas de abuso sexual o violación en la infancia y las personas cuyos
matrimonios carecen de intimidad emocional.
5. TRASTORNOS EN LA ERECCIÓN
La característica esencial del trastorno de la erección en el varón es
una incapacidad, persistente o recurrente, para obtener o mantener
una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual. Esta
alteración provoca malestar acusado o dificultades en las relaciones
interpersonales. Además, no se explica mejor por la presencia de
otro trastorno y no se debe exclusivamente a los efectos fisiológicos
directos de una sustancia (fármacos incluidos) o a una enfermedad
médica.
Existen diferentes patrones de trastorno eréctil. Algunos individuos
explican la incapacidad para obtener la erección ya desde el inicio de
la relación sexual; otros, en cambio refieren que consiguen una
erección normal, pero la pierden al intentar la penetración. Algunas
personas pueden obtener una erección suficiente para la
penetración, pero la pierden (antes o durante los movi-mientos
coitales); otras son capaces de presentar erecciones sólo durante la
masturbación o por la mañana al levantarse. Las erecciones que se
producen durante la masturbación pueden asimismo desaparecer,
pero no es habitual que esto suceda.
6. EYACULACIÓN PRECOZ
La característica esencial de la eyaculación precoz consiste en la aparición
de un orgasmo y eyaculación persistente o recurrente en respuesta a una
estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo después de la
penetración y antes de que la persona lo desee. Hay que tener en cuenta
los factores que influyen en la duración de la fase de excitación, como son
la edad, las parejas o situaciones nuevas y la frecuencia reciente de la
actividad sexual.
La mayoría de los varones con este trastorno pueden retrasar el orgasmo
durante la masturbación por un período de tiempo más largo que durante el
coito. La estimación por parte de las parejas del tiempo transcurrido entre el
inicio de la actividad sexual y la eyaculación, así como la opinión de si la
eyaculación precoz constituye un problema pueden ser muy variables.
Por otro lado, la alteración provoca malestar acusado o dificultad en las
relaciones interpersonales. La eyaculación precoz no debe ser causada
exclusivamente a los efectos directos de una sustancia (p. ej., abstinencia
de opiáceos) para el diagnóstico de este problema. Una gran parte de los
varones jóvenes aprenden a retrasar el orgasmo a lo largo de los años y a
medida que tienen más experiencia, pero otros continúan presentando
eyaculación precoz. En cualquier caso, hay que decir que de lo que se
tratará es de aprender a controlar el reflejo eyaculatorio.
7. INHIBICIÓN DE LA EYACULACIÓN Y
EYACULACIÓN RETARDADA
Se produce cuando el varón tiene una eyaculación excesivamente
lenta o existe una ausencia total de ella.
La inhibición de la eyaculación se caracteriza por la incapacidad de
eyacular dentro de la vagina a pesar de tener una erección firme y de
alcanzar cotas relativamente altas de excitación. Es una disfunción
bastante infrecuente, la pauta más común es la inhibición primaria de
la eyaculación, es decir, el varón nunca ha sido capaz de eyacular en
la vagina. La inhibición secundaria hace referencia a los varones que
después de unos antecedentes normales de eyaculación coital han
perdido la capacidad. Tanto en una como en otra, la persona puede
por lo general eyacular mediante la masturbación o por la
estimulación no coital de la pareja.
La eyaculación retardada se considera el extremo opuesto a la
eyaculación precoz, ya que si bien finalmente se logra eyacular en la
vagina requiere mucho tiempo y esfuerzos prolongados en la
estimulación coital, siendo también a veces la excitación lenta
8. causas psicológicas
En cuanto a las causas psicológicas se pueden
considerar factores individuales como los temores
inconscientes asociados a la
eyaculación, inhibición de la respuesta por la
evocación de un acontecimiento negativo o
trauma sexual previo, así como factores que
generan ansiedad de forma específica, como la
vergüenza o sentimientos de culpa y la auto-
observación obsesiva del desempeño sexual (”rol
del espectador”).
También son posibles desencadenantes, factores
más relacionales como problemas de
pareja, temor al abandono, miedo al embarazo o
miedo a perder el control. Una educación sexual
muy restrictiva y actitudes negativas aprendidas
frente al sexo y las relaciones sexuales también
pueden originar la aparición de este trastorno.
10. COITO DOLOROSO EN EL HOMBRE
Aunque por lo general se considera la dispareunia como un trastorno típico de la
mujer, tambien puede producirse en el hombre, si bien su incidencia es muy escasa.
En la mayor parte de los casos se refiere a dolor en la eyaculación, bien centrado en
el pene (lo más frecuente), bien en los testículos o en los órganos internos. Lo más
habitual es que se deba a infecciones de la uretra, vesículas seminales, glándula
prostática o incluso de vejiga urinaria.Lo mismo que en el caso de la mujer, se suele
imputar el dolor en causas orgánicas, como la inflamación o infección del pene, el
prepucio, los testículos, la uretra o la próstata, o anormaliades estructurales del pene
(como la enfermedad del Peyronie). No obstante, al menos en la mitad de los casos
parecen fundamentales los factores psicológicos como educación inadecuada,
miedo a la relación o a la penetración, aprendizaje de experiencias anteriores
traumáticas, etc.
Kaplan (1979) ha señalado que en algunos casos la eyaculación dolorosa puede
deberse a espasmos de los músculos perineales debido a la ansiedad del hombre
ante la eyaculación. A veces se puede producir este coito doloroso al entrar en
contacto l apunta del pene con la parte terminal del DIU, así como por contacto del
pene con sustancias espermicidas