ESCRITO ANIMADOR HECHO POR LA HERMANA ROSA ELENA MARTINEZ DE SILVA SOBRE UNA CIRCUNSTANCIA ADVERSA POR LA CUAL ESTA PASANDO Y COMO LA HA ENFRENTADO RECIBIENDO LA AYUDA DE ARRIBA, PUEDEN SER DE GRAN AYUDA PARA AQUELLOS QUE SE ENCUENTRAN PASANDO POR PRUEBAS Y TORMENTAS EN SU VIDA
1. Paz En
Medio De La
Tormenta
Un día
viernes
de
mediados del
mes de julio,
en
un
consultorio de
la sala de
emergencia de
niños de un
centro
asistencial, en
Valencia,
Estado
Crabobo,
Venezuela,
nos fue dado
el diagnóstico de la enfermedad padecida por una de mis nietas. A pesar de
habernos comunicado el diagnóstico de leucemia, con un enfoque científico y
esperanzador por parte de la pediatra hematólogo, en mí sus palabras produjeron
un gran impacto y un efecto devastador. Solamente el pensar que una niña
completamente sana en apariencia, bien cuidada y feliz padeciera una enfermedad
grave y de tratamiento complicado y prolongado en el tiempo, me trajo a mi mente
sentimientos encontrados y muchas preguntas sin respuestas.
¿Puedes tener paz en medio
de la tormenta?
2. Una enfermedad grave y de tratamiento
complicado y prolongado en el tiempo,
me trajo a mi mente sentimientos
encontrados y muchas preguntas sin
respuestas.
Una vez
hospitalizada mi nieta y
después de comenzado el tratamiento me fui a mi casa, sin poder entender por qué
esto había ocurrido y orando al Señor para poder entender porque él había
permitido esta situación, sin lograr encontrar respuesta alguna.
Después de una larga noche y una corta visita a mi nieta en la clínica el día
siguiente, me fui a mi casa con una tristeza profunda no pudiendo contener mis
lágrimas. De inmediato me puse a lavar mis canarios, orando y clamando al Señor
por la salud de mi nieta y pidiéndole entendimiento y paz para poder aceptar la
tormenta por donde estábamos pasando. Luego de largas reflexiones, recordando y
leyendo versículos de la Palabra de Dios, entendí que debía dejar a mi nieta en las
manos del Señor, que creó su cuerpo y lo conoce mejor que nadie y que es
Poderoso para curarlo conforme a su Soberana voluntad. Comprendí que yo no
tenía poder, capacidad ni forma para luchar contra esta situación y que si reconocía
mi limitación frente a ella, el Dios todopoderoso actuaría.
Y sabemos que a los que
aman a Dios, todas las
cosas les ayudan a bien.
(Romanos 8:28).
Esta
experiencia con mi
Señor me trajo paz,
seguridad y consuelo,
confiando en lo que
dice su Palabra: “Y
sabemos que a los
que aman a Dios,
todas las cosas les
ayudan
a
bien”
(Romanos
8:28).
3. “6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 6:6-7).
Actualmente, mi nieta está en tratamiento presentando una buena evolución,
pero tengo la seguridad de que en medio de esta gran tormenta el Señor está con
nosotros dándonos paz, fortaleciéndonos, sosteniéndonos con su mano derecha
como dice en la palabra de Dios. “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene
de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”. (Isaías 41:13).
No hay duda que todos nosotros en un determinado momento de nuestra
vida podemos experimentar terribles conflictos y momentos desesperanzadores,
pero lo importante es tener la seguridad que a tu lado está el Señor sosteniéndote y
dándote el consuelo y la paz que solo Él puede dar. “Tú guardarás en completa
paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. (Isaías
26:3). Reflexiona, y en el caso que no cuentes con el Señor grande y poderoso y
que hace maravillas sin número, simplemente acércate a Él con fe y
Tú guardarás en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en ti
persevera; porque en ti ha
confiado. (Isaías 26:3).
acéptalo como tu Salvador y Señor y desde ese momento encontrarás la paz
en medio de la tormenta y comenzarás a ver las pruebas que vienen a tu vida como
oportunidades que Dios usa para desarrollar tu fe, paciencia y esperanza. Jesús
dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33). “La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo”. (Juan 14:27).
Rosa Elena Martínez de Silva