El documento presenta los conceptos fundamentales de la antropología cristiana. Explica que el hombre es creado por Dios para ser su hijo, pero que pecó y quedó afectado, aunque no corrompido de raíz. También destaca que el hombre está llamado a la perfección en Cristo y a participar en su filiación divina, y que es una unidad de cuerpo y alma como ser personal abierto a la trascendencia.
2. CONCEPTO
En este sentido el hombre, precisamente en
cuanto destinatario de la revelación divina, se
convierte también en objeto de la misma; La
revelación cristiana presupone el hombre y por
tanto una cierta idea que éste tendrá de sí
mismo, a partir de la revelación el cristianismo
puede, y aun debe, reivindicar una noción propia
del hombre, que en muchos aspectos coincidirá
con la que ofrezcan la filosofía y las ciencias
humanas y que deberá enriquecerse con sus
aportaciones, pero que poseerá una
irrenunciable originalidad. En este sentido
hablamos de "antropología cristiana".
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4. EL HOMBRE CREADO A SER
HIJO DE DIOS
El
relato ya vista de la creación y la caída
nos presenta ya al hombre como el
centro de la obra creadora de Dios: es
formado por sus manos y recibe la vida
del propio aliento divino, el hombre está
llamado a servirse de la creación y a
dominarla y es un ser eminentemente
social, hecho para estar en comunión
con los otros La novedad inducible de la
encarnación del Hijo de Dios
5. constituye
la perfección a que tienden en
este concreto orden de creación que la
teología cristiana, y en especial la
antropología, deberán siempre tener
presentes, sin duda profundamente
afectada por el pecado, no ha quedado
con todo corrompida de raíz.
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7. EL HOMBRE LLAMADO A SER
HIJO DE DIOS
No
hay más que una perfección del
hombre: la plena conformación con
Jesús, que es el hombre perfecto. Esto
significa la participación en su filiación
divina, en la relación irrepetible que
Cristo, Hijo unigénito de Dios, tiene con el
Padre. Dios se auto comunica libremente
en su Hijo y en su Espíritu, y es igualmente
don de Dios y nunca mérito del hombre
la incorporación personal a la salvación.
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9. LA UNIDAD DEL HOMBRE EN LA
DUALIDAD DE CUERPO Y ALMA
Punto esencial sin duda de esta preocupación ha sido la unidad
del ser humano en la pluralidad de sus dimensiones. el hombre es
"cuerpo" por su dimensión material, que lo hace un. ser cósmico,
inserto en este mundo; esta condición corporal del hombre se
asocia a veces a la "carnal", que con frecuencia adquiere un
sentido negativo, ya que indica la debilidad del hombre. El
hombre es también "psique", vida, alma; es sujeto de sentimientos y
por último el hombre tiene también la "capacidad de lo divino",
está en relación con Dios; todo ello se expresa con el término
"espíritu", que indica tanto la vida de Dios comunicada al hombre
y principio de vida para él como el hombre mismo en cuanto
movido por el Espíritu Santo. La antropología moderna prefiere no
tanto hablar de que el hombre tiene un alma y un cuerpo, sino de
que es alma y cuerpo. Y a veces se subraya que tanto el alma
como el cuerpo son del hombre; el lenguaje expresa bien la
unidad que somos y experimentamos.
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11. EL HOMBRE, SER PERSONAL
ABIERTO A LA TRASCENDENCIA
La revelación cristiana nos ofrece, según hemos visto, una
imagen del hombre centrada ante todo en Jesús, el
hombre perfecto, en quien somos hijos de Dios. Si ésta es
nuestra última vocación, la teología cristiana no puede
desentenderse de aquellos aspectos de la constitución y
del ser creatura del hombre que lo hacen apto para esta
llamada divinidad.La noción de persona, ya en sus
profundas raíces teológicas a que hemos aludido, lleva
consigo esta dimensión. En el encuentro con el otro en
tanto que persona nos hallamos ante un valor absoluto
que no hemos creado nosotros. Tampoco es el otro o la
sociedad sin más el fundamento de este valor absoluto
que hallamos ante nosotros