Las pinturas de Laurentino Martí capturan la vida cotidiana de los campesinos cubanos a través de escenas sencillas pero profundas de la agricultura, la familia y la comunidad. Sus obras ofrecen una mirada íntima a la cultura campesina cubana en el siglo XX y celebran la dignidad del trabajo agrícola y las conexiones humanas en las zonas rurales de Cuba.