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HISTORIA
DE LA CIENCIA
PRESENTACIÓN.............................................................. 1
A MODO DE PREFACIO
1.LA ESQUIZOFRENIA DEL HOMBRE MODERNO .................. 1
2.EL DESARROLLO DE LA RACIONALIDAD...........................1
ANTECEDENTES EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA
3.Los PROBLEMAS CLÁSICOS.............................................. 1
4.EL FENÓMENO GRIEGO...................................................20
5.LA ESCUELA DE MILETO..................................................2,
6.MÁS SOBRE LOS ANTIGUOS JONIOS ...............................2
7.ORÍGENES DIONISÍACOS DE LA CIENCIA......................... 31
8.RACIONALISMO RADICAL Y PLURALISMO ........................3
9.LA UNIFORMIDAD DEL UNIVERSO ...................................41
10.EL FLORECIMIENTO DE LA MEDICINA GRIEGA EN EL SIGLO V A. C. 4
11.LA APORTACIÓN HIPOCRÁTICA......................................
12.EL APOGEO DE LA CULTURA GRIEGA..............................5
13.UN HOMBRE QUE LO SABÍA TODO .................................
14.EL MÁS GRANDE NATURALISTA DE LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 6,
15.Los CONTINUADORES INMEDIATOS DE ARISTÓTELES ....76
16.EL MUSEO DE ALEJANDRÍA.............................................7,
17.Los PERIODOS ALEJANDRINOS MEDIO Y TARDÍO ...........7'
18.LA SÍNTESIS GALÉNICA..................................................86
19.Los AUTORES LATINOS..................................................9,
20.EL FINAL DE LA CULTURA CLÁSICA............................... 101
ANTECEDENTES EN LA EDAD MEDIA
1.Los «REYES GODOS».....................................................106
1.EL ISLAM ENTRA EN ESCENA ......................................... 109
2.Los ÁRABES EN EL OCCIDENTE EUROPEO.......................
21.EL TIEMPO DE LA ESCOLÁSTICA Y LAS UNIVERSIDADES 12(
22.LAS REGLAS DE SAN BERNARDINO................................ 126
ANTECEDENTES EN EL RENACIMIENTO
23.SOBRE EL AMBIENTE INTELECTUAL DEL RENACIMIENTO 128
24.LA «FABRICA» Y «DE REVOLUTIONIBUS» ..................... 135
25.OPUS NIGRUM..............................................................144
26.LA CORRIENTE IATROQUÍMICA .................................... 15:
LA REVOLUCIÓN
30.DE LA ÉPOCA DE GALILEO Y KEPLER..............................160
31.Nullius IN VERBA........................................................... 171
32.LA FILOSOFÍA EXPERIMENTAL.......................................180
33.HARVEY Y LA CORRIENTE IATROFÍSICA......................... 184
34.Los MICROSCOPISTAS .................................................. 193
35.NEWTON COMO CULMINACIÓN DEL SIGLO XVII.............201
36.LE SIÉCLE DES LUMIÉRES..............................................211
37.MÉDICOS Y CIRUJANOS DEL SIGLO XVIII.......................218
38.LA TEORÍA DE LA COMBUSTIÓN.................................... 226
39.LA CLASIFICACIÓN DE LAS PLANTAS Y LOS ANIMALES... 233
40.LE STYLE, C'
EST L'
HOMME............................................. 243
41.OTROS ASPECTOS DE LA BIOLOGÍA DEL SIGLO XVIII.....253
42.EL DESARROLLO DE LA ASTRONOMÍA............................262
43.Kosmos.........................................................................270
44.PHILOSOPHIE ZOOLOGIQUE..........................................277
45.DISCOURS SUR LES RÉVOLUTIONS DU GLOBE............... 283
46.TEORÍA DE LOS TEJIDOS Y TEORÍA DE LOS CRISTALES 291
47.LA CIENCIA DEL SIGLO XIX........................................... 295
48.THE ORIGIN OF SPECIES...............................................303
49.VERSUCHE UBER PFLANZENHYBRIDEN...........................312
50.CE SONT LES MICROBES QUI DIRONT LE DERNIER MOT 319
51.LA CRISIS DE LA FÍSICA TEÓRICA..................................331
52.CONCLUSIÓN ...............................................................336
CARTAS SUELTAS POSTERIORES
53.DETERMINISMO, PROBABILIDAD E INCERTIDUMBRE......339
54.LA ESCUELA DE QUÍMICA DE BARCELONA DE COMIENZOS DEL SIGLO XIX .
343
55.LAS DOS CULTURAS......................................................349
56.LA TEORÍA DEL PARADIGMA..........................................352
57.LA EPISTEMOLOGÍA EVOLUTIVA....................................355
58.EL TEOREMA DE FERMAT.............................................. 358
59.ORDENADORES.............................................................361
60.EL CAMBIO DE SIGLO Y DE MILENIO..............................365
61.LA CIENCIA Y LA TÉCNICA EN NUESTRA SOCIEDAD .......368
62.50 ANIVERSARIO DE LA FACULTAD DE BIOLOGÍA...........370
NOTA DEL AUTOR............................................................377
PRESENTACIÓN
Ramon Parés ha sido catedrático de Microbiología en la Universidad d(
Barcelona hasta 1998, y posee una larga serie de distinciones profesionales,
incluid( un doctorado honoris causa por la Universidad Henri Poincaré de Nancy.
Entre 1995 y 2003 ha presidido la Real Academia de Ciencias y Artes de
Barcelona. A lo largo de toda su carrera profesional, Parés ha intentado hacer
compatibles
llamadas «dos culturas», científica y humanística, interesándose de modo especia
por la historia de la ciencia. En este sentido, y siguiendo una tradición inicial por
Odón de Buén a finales del siglo XIX, Parés ha impartido durante muchos años la
asignatura de Historia de las Ciencias Naturales en la Facultad de Biología de la
Universidad de Barcelona.
En 1983, Parés empezó a escribir una serie de cartas sobre historia de 11
ciencia dirigidas a su hija Nuria, que entonces hacía el doctorado en la Universidad
de Montpellier. Dichas cartas constituyeron el germen de este libro, que contiene
dos grupos de cartas bien diferenciados. En el primer grupo (cartas 1-52), el autor
recorre la historia del pensamiento occidental desde los filósofos presocráticos
hasta la mecánica relativista del siglo XX. Estas cartas, escritas entre mayo d(
1983 y febrero de 1985, constituyen el núcleo central del libro, y pueden
considerarse un verdadero tratado de historia de la ciencia en forma epistolar. La;
diez cartas adicionales (números 53-62), escritas entre 1987 y 2002, son una
especie de coda. Aunque queden al margen de la narración principal, estas cartas
abordar temas científicos e históricos no tratados en las anteriores, y constituyen
une
continuación natural del epistolario entre padre e hija.
JOSEP CASADESÚS
Febrero 2004
1. LA ESQUIZOFRENIA DEL HOMBRE MODERNO
Barcelona, 23 de mayo de 1983
Querida Nuria,
Como te prometí, hoy te escribo la primera de las cartas sobre la Historia de la
Ciencia. Espero ser capaz de darte una visión global. Igualmente espero que
encuentres las cartas estimulantes y divertidas. Cuando los autores clásicos se
ponían a escribir, debían tener inquietudes parecidas, ya que siempre pedían
ayuda a los dioses y a las musas. Hoy eso ya no estaría bien visto.
A modo de introducción, hoy quisiera hablarte de lo que podríamos llamar la
Ciencia y la esquizofrenia del hombre moderno. Podemos dar por supuesto que
tanto tú como yo tenemos una idea bastante precisa de lo que es la investigación
científica. Tanto tú como yo hemos tratado de practicarla para llegar a
conclusiones objetivas, que podrán ser reencontradas fácilmente por otra persona
suficientemente adiestrada, ya sea en tu campo de la Fisiología Animal o en el mío
de la Microbiología. Pero hay que tener en cuenta que los hombres del pasado
pretendían alcanzar el mismo fin utilizando otros métodos. Algunos consideraban
que determinados fenómenos particulares eran signos de lo que había de ocurrir;
los expertos en ese modo de proceder son los llamados augures y astrólogos.
Estaban también los adivinos, que operaban de una forma no muy diferente,
mediante estados especiales de iluminación de su consciencia. Las opiniones
populares también se han formado y se forman por un camino completamente
diferente del conocimiento científico. Por último, también podemos considerar que
la asimilación poco crítica de los dogmas y la tradición religiosa ha servido de base
a muchos conocimientos que con frecuencia se han considerado fiables y
provechosos.
Tengo el convencimiento de que en el hombre actual —y por tanto en nosotros
mismos— siguen estando mezclados los conocimientos derivados de los diferentes
métodos que acabo de mencionar. Pero supongo que estaremos de acuerdo en
que hoy día el papel de los conocimientos obtenidos por el método científico es
muy importante y extenso. Ahora, incluso se intentan analizar sistemáticamente
por medió del método científico los dominios del conocimiento que se obtuvieron
de otra manera. En cualquier caso, cuando un tipo de conocimiento contradice lo
que afirma la ciencia, uno suele ponerlo en duda.
No es difícil darse cuenta de que esta hegemonía del conocimiento científico es
un fenómeno reciente y que ha surgido de forma gradual. Hasta hace un siglo, los
hombres que nos han precedido no tenían este patrón y todavía hoy la humanidad
considerada en bloque se parece más al hombre de ayer que al que teóricamente
podemos tomar como resultado de la llamada revolución científica. Nuestro
universo interior sigue estando patéticamente ocupado por elementos
paracientíficos. De ahí surge una característica del hombre culto contemporáneo:
su incurable esquizofrenia. Esta esquizofrenia se ha radicalizado después de la
revolución científica, pero de hecho ha sido un rasgo más o menos insidioso de la
cultura occidental desde sus orígenes, es decir, desde que los antiguos griegos se
aficionaron a discutirlo todo. La esquizofrenia comienza cuando uno cree que
puede llegar a] conocimiento de la realidad por sí mismo y, al intentarlo, entra en
contradicción con lo que le habían contado y con lo que creen los demás.
Pienso que ves claramente cómo hay dos ideas importantes que urge meditar:
la primera es el convencimiento de nuestra facultad de alcanzar la verdad; la
segunda, el cambio que ha supuesto, para lograr ese propósito, la introducción de
método científico.
El campo del conocimiento científico está comprendido en lo que podemos
considerar la realidad lógica, es decir, el conjunto formado por aquellos
conocimientos cuyos contrarios son absurdos. No todas las verdades lógicas sor
verdades científicas, pero todas las verdades científicas son ciertamente racionales
Una característica de la realidad lógica es la de hacerse fácilmente explícita
para muchos a la vez, aunque haga referencia a un dominio puramente intelectual
Por ejemplo, todo el mundo ve que la suma de los tres ángulos internos de un
triángulo cualquiera equivale a dos ángulos rectos, y con tanto fundamento que n
siquiera Dios puede hacer que sea de otro modo, porque Dios no hace absurdos.
Observa que he introducido otro concepto: el de las verdades públicas. Los
conocimientos científicos y los conocimientos lógicos son verdades públicas, per(
el campo de las verdades públicas es más amplio, ya que muchas veces lo que 1,
gente cree no es científico ni lógico.
Sólo la demostración matemática conduce a verdades absolutas e inmutables
sin que ello presuponga que no pueda haber conjeturas, antiguas o aún por
descubrir que sean imposibles de demostrar, ni que toda la matemática sea un
sistema lógico único y completo. En cambio, todo el resto de nuestra realidad
lógica es conjetural La propia teoría científica se sostiene solamente en pruebas
que se pueden aporta a su favor. Sin pruebas no hay teoría, y una teoría científica
sólo puede ser aceptad
cuando dichas pruebas son apabullantes, aunque nunca podrán tener la fuerza de
un teorema. A continuación tenemos meras opiniones razonables, en pequeño o
gran número, muy o poco aceptadas.
Aquello de lo que cada uno de nosotros tiene consciencia individual puede
estar comprendido en alguno de los campos de conocimiento que antes he
señalado. Pese a ello, el universo individual siempre tiene algo que escapa de las
verdades científicas, lógicas y públicas. Hablo de realidades en el sentido de lo que
algo es, aunque sea meramente en nuestra imaginación.
El esquema que viene a continuación, dibujado según el modo habitual de
representar los conjuntos de la matemática elemental, puede ayudarte a entender
lo que trato de expresar.
El círculo mayor comprende toda la realidad, es decir, todo aquello de lo que
se puede tener conciencia. Incluye el círculo de la realidad pública, en el que se
encuentra el campo de la verdad lógica. El círculo rayado representa el
conocimiento científico. La realidad psicológica individual podría representarse por
los casos particulares de los círculos A, B, C y D. ¿Dónde está el campo de tu
realidad particular? Espero que se pueda representar mediante un círculo de tipo
A o B, con una intersección con el conocimiento científico que crecerá, sin duda,
cada día. Un círculo como el de tipo D, acaso diminuto, podría simbolizar en el
mismo esquema, la realidad de un ratón particular. Pero no sabemos si los
ratones tienen consciencia de alguna cosa.
La esquizofrenia, término que significa «mente partida», reside en el hech de
que en el conocimiento individual del hombre actual hay una intersección co el
conocimiento científico, pero el resto es importante e irreductible. Piensa qu en la
Edad Media el hombre pretendía tener una realidad psicológica única común que
coincidera con el mensaje de la Revelación, de acuerdo con las escritura y con la
interpretación de la Iglesia, que lo abarcaba todo. El segundo dibuj intenta dar
una imagen de esta situación. El círculo del absoluto quiere indica aquello de lo
que podríamos tener conciencia todos los bienaventurados después
de la muerte.
La realidad individual sería uno cualquiera de los círculos pequeños, que están
inscritos en el de la Fe y tienen una intersección mayor o menor con el de 1
Razón. En otras culturas, el sentido de la sabiduría no es muy diferente y 1
singularidad tanto del fenómeno griego como de la Revolución científica puec ser
representada por la irreductibilidad de toda la realidad psicológica individual, a un
solo tipo de realidad permanente, ya sea la racional o la científica.
Afectuosamente,
2. EL DESARROLLO DE LA RACIONALIDAD
Barcelona, 29 de mayo de 1983
Querida Nuria:
Hoy me gustaría hablarte de algo que podría titularse el desarrollo de la
racionalidad como prerrequisito indispensable para la generación del pensamiento
científico.
La Ciencia es un fenómeno reciente en la historia de la Humanidad. La que se
denomina primera revolución científica tiene como punto de partida la ejecución
de Giordano Bruno en la hoguera, ocurrida en Roma el año 1600. De todos modos
es muy difícil entender el desarrollo de esta revolución hasta nuestros días sin
conocer sus precedentes en el seno de la cultura occidental.
Para nosotros, quiero decir para los occidentales de nuestro tiempo, el
fenómeno científico es inconcebible sin una etapa previa en la que se desarrolla lo
que podríamos llamar «racionalidad». Ya señalé en la carta anterior que la
realidad científica está comprendida dentro del campo de la realidad lógica y es
inimaginable una génesis independiente.
Por otra parte, el lenguaje articulado y la escritura son una etapa previa
imprescindible para que la realidad lógica cobre entidad. Hoy diríamos que la
racionalidad no es posible sin un mecanismo apropiado para codificar la
información. De ahí que la perspectiva histórica de la Ciencia comience con el
descubrimiento de la escritura, es decir, con el comienzo de la propia historia.
La invención de la escritura es un hecho relativamente reciente en la historia
del hombre. Constituye la etapa del Horno sapiens, con no más de 5.000 o 6.000
años. Con anterioridad el hombre fue capaz de cierta industria, que fue
evolucionando lentamente. En realidad no podemos saber si hay hombres o si
unos restos fósiles le pueden ser asignados mientras no conozcamos las
herramientas que eran utilizadas. La prehistoria humana va ligada a la
herramienta y penetra en las tinieblas del tiempo a lo largo de un periodo no
inferior a los dos millones de años. Es la etapa del Horno habilis y, en este caso,
como el del sapiens, la distinción es más cutural que antropológica.
El lenguaje articulado y la capacidad de pensamiento conceptual que
necesariamente precedieron a la invención de la escritura es un periodo difícil
deprecisar, pero que no parece que pueda remontarse más allá de cincuenta mil
años. Digamos pues que la infancia del hombre es larguísima; tanto que, si
asignamos al hombre de hoy la edad de cien años, sólo hace tres meses y medio
que sabe escribir y sólo hace seis días que sabe que la Tierra es un planeta que
gira alrededor del Sol. De ahí que sea aventurado para nosotros prever el
desarrollo futuro de la ciencia y su alcance sobre la vida humana.
Pero volvamos a la importancia extraordinaria de codificar y recoger
información. Por ejemplo, la estructura de nuestro pensamiento ha sido marcada
profundamente por los llamados dualismos, que fueron establecidos por los
pensadores griegos antiguos. Viene a ser lo mismo que nuestra unidad bit de
información y por tanto el dualismo representa también una pregunta que sólo
admite dos respuestas que se excluyen mutuamente.
Posiblemente uno de los primeros dualismos es la distinción entre lo verdadero
y lo falso. Otros dualismos pueden derivarse de éste, como la apariencia y la
realidad. Hay otros dualismos que también fueron establecidos por los antiguos
filósofos griegos, y que tuvieron extraordinaria importancia para el desarrollo
ulterior del pensamiento científico: por ejemplo, lo complejo y lo simple, es decir,
lo que se puede descomponer en partes y lo que no se puede descomponer. Otro
muy interesante es el orden y el caos. Fíjate que de este modo se puede empezar
a pensar de la forma siguiente: los objetos de mi percepción, es decir, aquellos de
los que me doy cuenta gracias a los sentidos, ¿son reales o imaginarios? ¿Forman
parte de un todo ordenado o caótico? ¿Su diversidad es aparente y fuera de mis
sentidos todo es más simple?
Los pensadores griegos también establecieron que el mundo exterior se
manifiesta a los sentidos como heterogéneo, pero que esta heterogeneidad se
puede referir a dos aspectos muy diferentes: al espacio y al tiempo. Es decir, dos
cosas diferentes pueden corresponder a dos lugares diferentes del mundo exterior
o a dos momentos diferentes del mismo lugar. Los cambios en el orden del tiempo
podrían ser consecuencia de transformación o de simple redistribución de
elementos que escapan a nuestra percepción directa.
Es realmente curioso cómo aparecieron algunas ideas que han resultado básicas
para el conocimiento científico, como la propia idea de ley natural. La idea inicial
de ley es la de un acuerdo entre unos cuantos hombres. Conocido el acuerdo, su
comportamiento resulta previsible en cierta medida. Entonces se empezó a
suponer que tal vez en el mundo exterior los acontecimientos eran determinados
por una especie de acuerdo que sería la ley natural.
Lo que llevo escrito en esta carta sin duda justifica que volvamos a hablar de
los antiguos griegos en las cartas próximas.
Por otro lado me gustaría que sintieras como yo una especie de encantadora
fascinación por estos viejos pensadores de Grecia.
Afectuosamente,
3. LOS PROBLEMAS CLÁSICOS
Barcelona, 12 de junio de 1983
Querida Nuria,
Acabo de leer el borrador de la última carta del 29 de mayo. Han transcurrido
bastantes días, en los que mi atención ha viajado por otros parajes, y quería, por
decirlo de algún modo, retomar el hilo. Veo que es necesario que hoy me centre
sobre algo que el último día sólo esbozaba y que podríamos llamar «los problemas
clásicos».
Los pensadores de la antigua Grecia que vivieron con anterioridad a Sócrates,
constituyen sin duda un grupo de hombres memorables. La verdad es que resulta
muy difícil conocer con precisión su pensamiento, porque lo que ha llegado hasta
nosotros de sus obras no pasa de una colección de fragmentos, y en numerosas
ocasiones de interpretación muy arriesgada. Las fuentes de estos autores son los
comentarios que de ellos hicieron otros posteriores, que verosímilmente conocían
sus escritos de primera mano. Entre estos últimos destaca extraordinariamente la
figura gigantesca de Aristóteles, que tenía la sana costumbre de exponer, antes de
sus propias ideas, las que habían tenido los filósofos precedentes sobre los
mismos problemas. Naturalmente casi siempre lo hacía con un sentido
fuertemente crítico,' cosa que con frecuencia nos predispone a rebatirlas. No
obstante, la posteridad, a medida que se ha ido haciendo una idea global de lo
que podríamos llamar el fenómeno presocrático, coincide en asignarle el papel de
cuna de la Ciencia.
Más que la importancia de los conocimientos científicos de los pensadores
presocráticos, lo que cuenta son las ideas que generaron y los procedimientos
intelectuales que fueron capaces de formular. Ellos son los autores de una especie
de estrategia de interpretación que ha sido utilizada con mejoras graduales en
Ciertamente con sentido crítico, pero interpretándolos desde sus propios
postulados filosóficos. Esto le ha quitado buena parte de la autoridad que sus
comentarios tenían hasta ahora. Lo mismo es válido para Teofrasto.todos los
periodos posteriores hasta llegar a nosotros, en un proceso en el que caben
destacar sucesivos retornos al origen.
Ya nos hemos referido a la importancia de los dualismos como pieza
fundamental de la estructura lógica de nuestro pensamiento y también de la ley
natural derivada, por analogía, de la ley o acuerdo político.
Sabemos sin lugar a dudas que los filósofos presocráticos son los primeros que
formularon preguntas del tipo: ¿qué es la reproducción?, ¿qué es la razón?, ¿por
qué el ser vivo evita una tendencia aparente a la desorganización?, y muchas
otras que constituyen la perspectiva general del conocimiento científico moderno.
Intentando contestar preguntas como las que antes he citado, los antiguos
pensadores de Grecia establecieron la posibilidad de dos niveles conceptuales: los
aspectos perceptibles de la realidad o «phenomena» y los aspectos no
perceptibles pero inferibles de la misma cualidad o «cryptomena». Observa que
ahí reside la maravilla de la formulación original que ha llevado a relacionar las
propiedades físicas con moléculas, las propiedades químicas con átomos, y la
enfermedad con la infección. Tú misma, en tu trabajo, haces uso de esta
estrategia intelectual, porque, partiendo de datos sensibles, haces inferencias
sobre un dominio muy coherente, pero que no está al alcance de tu percepción
directa.
A través de los «cryptomena» tal vez la complejidad puede resolverse en
simplicidad, y el desorden aparente en un orden interno. Al convencimiento de
que puede ser así se le llama reduccionismo. Por ejemplo, en el siglo XVII,
después de la primera revolución científica, se creía que todo se podía reducir a
mecánica. Durante los sigos XVIII y XIX, el fracaso de dicha pretensión originó la
corriente irreduccionista que conocemos con el nombre de vitalismo.
Las ideas sobre la vida y sobre la materia forman históricamente dos corrientes
de conceptos que se anastomosan e interactúan continuamente desde la ciencia
presocrática (de 600 a 300 años a.C.). El término biología aparece tardíamente.
De hecho, los primeros en utilizarlo fueron Lamarck y el alemán Treveranus,
ambos en escritos publicados el año 1802. Sin embargo, el uso del término con el
que nosotros estamos familiarizados no se generaliza hasta comienzos de nuestro
siglo.
El término griego «bios» ya es utilizado por Homero para designar la vida, en
un sentido quizá próximo a lo que nosotros entendemos por biografía. Los griegos
utilizaban, como el propio Homero, el término «zoe» para designar la actividad
vital, lo que está vivo. Es decir, el «zoe» es la vida como acción perceptible.
También encontramos en los textos homéricos el término «psyche»- el ánima
de los latinos- que encierra la sugerencia de que la materia adquiere las
propiedades
de lo vivo por la introducción de un elemento especial y extraño a ella misma. En
el mundo antiguo, el alma es la causa de la vida.
En los poemas homéricos aún hay otro término interesante, el «thymos», que
alude más bien al coraje. Así, en cierto modo, la vida comienza a ser caracterizada
por su irritabilidad; el «thymos» alude al hecho de que un pequeño estímulo
puede desencadenar una respuesta importante.
La biología de hoy está totalmente enfocada hacia el campo de la vida como
acción o «zoe», y la historia de la biología puede considerarse una evolución de
las ideas de los antiguos griegos hasta un punto donde sólo cuenta el «zoe».
Los presocráticos también establecieron el hábito mental de referirse al
organismo como un pequeño universo o microcosmos, comparable en muchos
aspectos al Universo o macrocosmos. En los primeros pensadores hay una
tendencia a explicar el macrocosmos en términos de microcosmos, o sea en
sentido biológico. Desde entonces hasta hoy esta tendencia se ha ido invirtiendo,
de modo que hoy sólo se puede hablar del microcosmos en términos de
macrocosmos. Es la explicación de la vida en términos de física y de química.
Hay muchas otras ideas que se les ocurrieron a los hombres del periodo
presocrático y que han llegado a constituir una especie de caminos permanentes
para todo el pensamiento posterior. En gran medida, la ciencia moderna viene a
ser una respuesta oportuna a los problemas clásicos.
Ahora conviene que, dentro del marco que acabo de esbozar, hagamos una
revisión más sistemática yendo de Tales a Arquímedes y Ptolomeo y también de
Hipócrates a Galeno. Confío en que la encuentres interesante y quizá más
divertida que lo que he expuesto en esta carta y en las anteriores, dado el
carácter general de las ideas que en ellas quería desarrollar.
Afectuosamente,
4. EL FENÓMENO GRIEGO
Barcelona, 19 de junio de 1983
Querida Nuria,
Hoy quisiera hablarte del «fenómeno griego». Conviene hacerlo para entender
bien el origen y el desarrollo del pensamiento científico. Los antecedentes de
lacultura griega son las grandes civilizaciones egipcia y asirio-babilónica. Ahora
bien, mil años a.C. Egipto ya había perdido su supremacía política y cultural. En
cambio Babilonia pasó por sucesivas etapas: la sumeria, la asiria, la persa, la
helenista y, si me apuras, después de la dominación parcial romana, aún pasaron
por ella los partos, los sasánidas y los árabes. De este modo, la cultura babilónica
precede a la griega y luego le sobrevive, hasta convertirse en una pieza esencial
para que Occidente reencuentre el legado de Grecia después de la Edad Media.
Por otra parte, la influencia de Babilonia sobre la antigua Grecia fue favorecida por
la relativa facilidad de las comunicaciones.
Aunque no es momento de extenderme en ello, no debemos dejar de resaltar
que la cultura griega propiamente dicha fue precedida por las civilizaciones
prehelénicas que, como la minoica, florecieron unos tres mil años a.C. y de las que
aún se sabe poco. Ten en cuenta que su escritura aún está empezando a ser
descifrada.
La cultura occidental en su totalidad se asienta sobre la forma en que los
antiguos griegos concibieron el mundo y el hombre. A ello hay que añadir la visión
jurídica y la organización política de los romanos, la tradición religiosa del pueblo
judío, la peculiar manera de plantear las relaciones entre Dios y el hombre del
cristianismo y finalmente, un cierto aporte del espíritu germánico. Occidente es
una amalgama de todo esto.
Los rasgos más importantes de la contribución griega son probablemente la
conciencia de libertad y autonomía individual, el racionalismo y las concepciones
del arte, la literatura y la historia. Fíjate en que ha habido sucesivos periodos en
los que el hombre occidental ha querido retornar a la antigüedad clásica. Son los
distintos renacimientos. Quizá el primero tuvo lugar el siglo II después de Cristo,
en la época de los emperadores Adriano y Marco Aurelio. Tenemos también el
renacimiento carolingio del siglo VIII, que dirige su mirada principalmente hacia la
antigua Roma y hacia Bizancio, el renacimiento bizantino del siglo IX y el
renacimiento propiamente dicho o renacimiento humanista del siglo XV. Éste tiene
unas raíces muy profundas y quizá convenga señalar que la principal es el
renacimiento cristiano del siglo XIII. Algunos historiadores modernos llegan a
considerar a este último como el comienzo del propio Renacimiento. Finalmente,
conviene hablar del neohumanismo alemán del siglo XVIII y comienzos del XIX,
que representa una concepción estética basada en el hecho helénico. Por último,
en nuestro siglo tiene lugar el llamado tercer humanismo, en el que el fenómeno
griego sigue siendo un desafío de cara al problema del valor de la persona.
Cabe preguntarnos si la ciencia se habría desarrollado sin el fenómeno griego.
La respuesta parece un no rotundo.' Si es así, es interesante tratar de ver en qué
circunstancias se produjo dicho fenómeno. Se ha indicado que puede ser
significativo el hecho de que los griegos nunca llegasen a constituir un estado
comparable a los imperios egipcio y babilónico. Es decir, que el poder nunca
alcanzó la forma que tenía en esos imperios ni la de otras culturas independientes
como la china o la indostánica, en las que no se ha producido ningún fenómeno
comparable a la Revolución científica.
Para los antiguos griegos, el estado era la ciudad o «polis» y ni siquiera
durante el imperio de Alejandro Magno llegó a difuminarse totalmente esta
concepción. Si contemplas los esquemas de los mapas de la antigua Grecia,
quizá comprenderás mejor esta división, sin duda favorecida por la geografía.
Está la franja costera del
No puedo ocultarte que también hay quien opina de otro modoAsia Menor, el
continente griego propiamente dicho, constituido por una serie de zonas muy
aisladas por tierra, la multitud de islas de los mares Egeo y Jónico y zona del sur
de Italia que fue llamada Magna Grecia. Añádele durante un tiempo Alejandría en
el norte de Africa y colonias dispersas en Oriente y Occidente.
La agricultura era relativamente pobre en la Grecia peninsular y esto hizo que
el comercio y la navegación tuvieran gran importancia. También llama la atenciói
el hecho de que la religión y la ética no estuvieran vinculadas a la política como el
las otras culturas de la Antigüedad.
Los griegos tenían un carácter hospitalario y una cierta devoción hacia e
hombre prudente y sabio. Por otro lado, se ha señalado que combinaban h
inteligencia y la fina sensibilidad de las culturas orientales con la vitalidad 3
agresividad de los pueblos procedentes del Norte. Es la tensión apolo-donisíaca
que ya conoces.
Para nosotros está claro que la semilla de la ciencia moderna es el fenómeno
griego y que éste tiene su eclosión en Mileto y otras colonias del Asia Menor. De
forma esquemática abarca unos novecientos años que podemos dividir en tres
periodos de trescientos años cada uno. El primero va de Tales de Mileto al año
322 a.C., fecha de la muerte de Aristóteles. El segundo, desde la fundación de
Museo de Alejandría hasta la máxima expansión de los romanos en Oriente, o sea
hasta el comienzo de la era cristiana. El último lo constituyen los tres primeros
siglos de nuestra era.
Finalmente debo recordarte cuáles son las fuentes de nuestro conocimiento de
la cultura griega. Son las inscripciones, los papiros, los monumentos
arqueológicos. las monedas y las copias y traducciones de las obras literarias y
científicas.
El papiro está hecho de una planta que era muy abundante en Egipto. Es e]
material en el que se conservan muchas escrituras antiguas y es el que
normalmente emplearon los griegos, aunque tardíamente también introdujeron el
pergamino. Los rollos de papiro se guardaban en las bibliotecas.
Desgraciadamente, la mayoría han sido destruidos, pero las excavaciones han
permitido encontrar muchos fragmentos. Estos fragmentos han permitido
identificar copias antiguas pero muy posteriores, completando su interpretación y
dando testimonio de su autenticidad. Las principales copias de las obras antiguas
proceden de la Edad Media y se llaman códices. Un trabajo meticuloso sobre cada
autor nos permite penetrar en un mundo que, de otro modo, no podríamos
analizar.
La Historia de la Ciencia comienza en una época arcaica de la cultura griega.
pero deja atrás cerca de mil quinientos años de cultura prehelénica. Has de saber
que el nombre de Grecia procede de los romanos y es el de una tribu griega que
entró en contacto con ellos. El país de los griegos de la antigüedad se llamaba
Hélade y comprendía tres estirpes fundamentales: la de los jónicos, la de los
dóricos y la de los atenienses. Son tres focos culturales propios a los que quizá
habría que añadir el de los eólicos, al que pertenecía la gran poetisa Safo.
Basta por hoy.
Afectuosamente,
5. LA ESCUELA DE MILETO
Begues, 26 de junio de 1983
Querida Nuria,
Como te he prometido, hoy mismo me dispongo a escribirte una nueva carta,
siguiendo con el propósito que me hizo escribir las cuatro anteriores. Ya te he
descrito de un modo general las características del fenómeno griego; ahora te
hablaré de los antiguos pensadores jonios, que podemos agrupar en la Escuela
de Mileto.
El más antiguo de los pensadores de los que quiero hablarte es Tales. Se trata
de una figura casi mítica en la historia del pensamiento occidental. Aunque no
tenemos seguridad sobre las fechas de su nacimiento y su muerte, lo más
probable es que estuvieran comprendidas entre los años 650 y 580 a.C. Se ha
dicho que su padre era griego jonio y su madre, fenicia. Vivió en Mileto, pero
viajó a Oriente y a Egipto, lo cual probablemente fue importante para su
instrucción. No está claro si sabía escribir o no, pero lo cierto es que no dejó
ninguna obra escrita. Recordarás que se le considera el fundador de la filosofía e
incluso se le atribuye la invención de ese término. Supuestamente, a la pregunta
de si era un sabio, Tales respondió que era simplemente un amante del saber,
que es lo que significa filósofo.
Tales fue un hombre realmente notable, que ejerció el comercio y la política.
Tuvo éxito en sus negocios y ello le permitió amasar una buena fortuna. También
era aficionado a reunirse con sus amigos en una especie de peña o club donde
se discutía acerca de todo de una manera libre e independiente. La fama de
Tales se extendió mucho, probablemente porque Mileto era una ciudad
frecuentada por viajeros de toda la Hélade. De hecho fue incluido en el grupo de
los siete sabios de Grecia, una especie de premios Nobel de la antigüedad.
Quizá no sepas quiénes fueron los otros seis sabios. La lista más corriente
incluye a Bias de Priene, Quilón de Esparta, Cleóbulo de Lindos, Periandro de
Corinto, Pítaco de Mitilene y Solón de Atenas. Algunos, en vez de Periandro,
incluyen a Epiménides de Festos. En cualquier caso, Tales es un caso especial,
porque los demás destacan exclusivamente en los campos de la filosofía moral y la
práctica política. Sea como fuere, todos constituyen un símbolo de un nuevo modo
de ver las cosas, aunque sea partiendo de la sabiduría de las civilizaciones más
antiguas de Egipto y Babilonia.
La diferencia a la que antes me refería permite considerar a Tales como el punto
de partida de la historia de la Ciencia. Parece que introdujo las técnicas de los
egipcios para medir distancias y superficies y, por ejemplo, se le atribuye un
ingenioso método (cuya descripción te ahorraré) para conocer la distancia de los
barcos a la costa. También se dice que aprendió de los fenicios el arte de navegar
guiándose por las estrellas. Conocía las tablas astronómicas de los babilonios y
con su ayuda predijo el eclipse solar del año 585 a.C. Con todo, el mérito más
importante de Tales parece ser el haber descubierto el valor absolutamente
general de las demostraciones geométricas, algo que los egipcios nunca habían
concebido.
Con Tales comienza la historia del «arche» o principio fundamental del que están
hechas o derivan todas las cosas 3
. Para Tales, el «arche» es el agua, que como
mínimo continuará siendo un elemento hasta el siglo XVIII. Recuerda que lo
verdaderamente importante es la idea en sí: que todo se pueda derivar de un
principio al que se reduce la multiplicidad de las cosas. Es un paso extraordinario
en el camino de la abstracción intelectual.
El agua como «arche» puede ser una idea derivada de las mitologías orientales y
de la observación de cómo después de las inundaciones periódicas del Nilo todo se
fertiliza, igual que ocurre tras los periodos de lluvia. Por otra parte, el agua se
relacionaba con la vida porque las zonas secas del cuerpo son insensibles y la vida
surge siempre de lo que está húmedo.
Otro concepto al que Tales dedicó gran atención es el de «psyche». Creía que
era la causa de la vida, pero que no era responsable de la materia viva
exclusivamente, sino también de las propiedades de la roca magnética. Por tanto
en Tales no hay una separación radical entre materia viva y no viva.
En Mileto también vivió Anaximandro, entre los años 611 y 546 a.C.. Tampoco se
sabe gran cosa de su vida, pero con toda probabilidad se le puede considerar
discípulo de Tales. Tiene el mérito de haber escrito el primer libro sobre ciencia,
3
«Arche» es un término empleado por Aristóteles; en
ningún caso fue usado por los presocráticos.
que tituló «Periphyseos», que significa «sobre la naturaleza». Es probable que
también fuera el primer griego que escribió en prosa. Aristóteles afirma haber
leído ese libro, que se perdió definitivamente durante la propia antigüedad
clásica.
Para Anaximandro el «arche» no es el agua, sino un elemento indeterminado
al que llama «apeiron». Da un paso más en el camino de la abstracción, al
considerar que el principio fundamental puede ser imperceptible. De él se
separarían el calor y el frío. De la lucha entre contrarios surgirían el agua, el aire,
la tierra y el fuego. Después se produciría una estratificación: la tierra, que es la
más pesada, estaría en el centro, cubierta por el agua; sobre ellas estaría primero
el aire y finalmente el fuego. El fango sería un estado intermedio entre la tierra y
el agua.
Se dice que Anaximandro hizo el primer mapa del mundo y que concebía la
Tierra como un globo esférico situado en el centro del Universo. El mundo no
flota sobre agua, como creía Tales, sino que se encuentra suspendido del centro
del Universo, debido a que está equidistante de todas las cosas. Es otra
abstracción muy interesante.
Los animales, como suponía Tales, saldrían de la tierra húmeda calentada, así
como las plantas y más tarde el hombre. Por tanto cree en la generación
espontánea de los seres vivos, una actitud que persistirá a lo largo de toda la
Historia de la Ciencia.
En Anaximandro encontramos por primera vez una idea evolucionista. De
todos modos hay que tener en cuenta que la evolución como transformación de
especies no existe en absoluto en el pensamiento clásico. En este caso se trata
de evolución dentro de la propia especie. Anaximandro imagina que el hombre
no podía ser desde el principio como es ahora, y por una razón bastante
inteligente. Cree que la infancia es tan larga y está tan necesitada de la atención
de los progenitores, que sin la civilización sería imposible sobrevivir. Aquí aparece
el principio de reducción al absurdo y, además, una observación muy aguda.
Anaximandro cree que el hombre ha podido surgir de un antecesor con forma
infantil acuática como las ranas. Después terminaría siendo totalmente terrestre.
También supone que otros animales han podido tener un origen similar.
Otra idea muy importante de Anaximandro es que el Universo actual podría
haber sido precedido por otros, mediante sucesivos retornos al «apeiron». El
actual también podría hacerlo, originándose más tarde otro Universo. Esta es una
idea interesantísima que podemos reencontrar en la cosmología moderna, y sin
duda es la primera versión científica del catastrofismo.
Se ha sugerido que Anaximandro fue el primero en señalar que la «pysche» es
aire. Esto está muy relacionado con la teoría órfica y tiene un gran parecido con
el propio libro del Génesis.
La idea del «apeiron» ha sido muy influyente desde la antigüedad. Podemos
relacionar con ella las primeras teorías epigenéticas, desde Aristóteles a Harvey.
La transformación entre contrarios, frío y calor, como principio general tendrá un
gran papel en el pensamiento griego. Finalmente hay que señalar que
Anaximandro conocía los fósiles, a los que interpretaba como ensayos fallidos de
generación de animales, ensayos que por otra parte testimoniaban que la vida se
origina entre la tierra y el agua.
En la próxima carta te hablaré de Anaxímenes como el tercer miembro de la
escuela de Mileto y que como los demás cree en un «arche» único. Por esto se les
incluye en el grupo llamado monista, en oposición a los pensadores posteriores
que proponen la existencia de más de un principio y por eso se llaman pluralistas.
Afectuosamente,
6. MÁS SOBRE LOS ANTIGUOS JONIOS
Begues, 10 de julio de 1983
Querida Nuria,
La Escuela de Mileto de la que hemos estado hablando termina el 494 a.C.
cuando la ciudad fue invadida por los persas. Como sabes, aún debemos tratar
sobre una de sus grandes figuras. Para que la carta anterior no fuera
excesivamente larga, fue cerrada cuando iba a empezar Anaxímenes.
Anaxímenes vivió hacia el 550 a.C. y posiblemente fue amigo y quizá discípulo
de Anaximandro. Para él, el aire es por un lado la «arche» y por otro la «psyche».
Con la primera idea retornamos un poco a Tales, por cuanto la «arche» vuelve a
ser algo directamente perceptible, y con la segunda a Anaximandro, porque la
«psyche» es lo mismo. Pese a todo, el aire de Anaxímenes viene a ser una síntesis
de lo que Tales veía en el agua y Anaximandro en el «apeiron».
En el pensamiento de Anaxímenes hay dos términos clave: la ratificación y la
condensación. El aire rarificado es el fuego. Al condensarse se convierte en niebla,
luego en agua, luego en barro, en tierra y finalmente en las piedras, sin que
ninguno de estos sea un elemento en sentido estricto. Observa que aquí subyace
la interesantísima idea de que los cambios cualitativos pueden ser explicados por
cambios cuantitativos.
Ya te hablé de los conceptos de microcosmos y macrocosmos de los antiguos
griegos como un fundamento de la relación entre la biología y la física. Así
Anaxímenes deduce su cosmología de su biología. El aire es fundamental para la
vida y el mantenimiento del «zoe», contrarrestando la tendencia natural hacia la
desorganización.
Cuando Aristóteles, más tarde, establece la capacidad de automantenimiento
como una característica fundamental de los seres vivos que comprende
reproducción y nutrición, sigue probablemente las ideas de Anaxímenes. En
cualquier caso, en la historia de la biología el aire o «pneuma» ha jugado un gran
papel, que quizá iremos describiendo en cartas posteriores. Todavía hoy, tras un
estornudo se suele decir «salud», «Jesús» u otras invocaciones parecidas, y ello
viene de la vieja idea de que en una espiración tan violenta se nos puede escapar
todo el «pneuma» y morir. De hecho, desde antiguo se sabe que el moribundo
espira en el «exitus».
Con los persas termina Mileto, pero su influencia se extendió por todas partes
y, ya ves, ha llegado hasta nosotros. Así, la idea del agua de Tales fue
desarrollada en la antigüedad por Hipón de Samos (450 a.C.), sobre todo en su
relación con las propiedades de la materia viva. Se le ha encontrado un gran
parecido con las ideas de Arnau de Vilanova, que las derivó de los árabes. Mas
tarde Fernel y Paré hablan del mismo modo y en el humor primario con el que,
según Harvey, siempre se inicia la vida, subyace la misma idea (siglo XVII).
Podríamos añadir también a Wolff, Treveranus y Dujardin, en el siglo XIX.
Las ideas de Anaxímenes fueron reformuladas por Diógenes de Apolonia hacia
el 455 a.C. Curiosamente este autor retorna al monismo milesiano cuando éste ya
había sido sustituido de forma general y perdurable por el pluralismo de
Empédocles y Anaxágoras. Desarrolla una psicobiología primitiva en la que el aire
juega un gran papel. Asocia el frío y el calor a ciertos estados del aire. La
«psyche» es una especie de aire cálido. Suya es también la idea de que sólo el
padre interviene en la generación, expresión de una voluntad de hegemonía
masculina que de hecho influiría en las ideas sobre la reproducción hasta el siglo
XIX.
Es fácil encontrar en la literatura de los siglos XVII y XVIII alusiones a una
mezcla inadecuada de aire en la sangre como causa del dolor en casos muy
diversos. También se entiende la sensación de placer como resultado de una
mezcla óptima, a la que quizá se llega mediante un suspiro. Todo esto se originó
con Diógenes de Apolonia.
Aristóteles dice que, mientras que el agua, el aire y el fuego fueron elegidos
como «arche» por los primeros monistas, la tierra no tuvo ningún partidario. En el
Timeo, Platón también la considera resultado de la transformación de los
otroselementos. Sin embargo, se conoce una obra de la colección hipocrática
(siglo V a.C.) en la que se afirma que algunos de los primeros pensadores también
tomaron a la tierra como «arche». Todo hace pensar que se refieren a Xenófanes
(500 a.C.).
El rasgo más característico del pensamiento milesiano es el de buscar
sistemáticamente la causa de las cosas en las cosas mismas, que es lo que hace la
ciencia. Dicho de un modo mejor, que las propiedades de las cosas son
inmanentes a la materia. Ello da a todas sus ideas un carácter naturalista
totalmente diferente del de otros autores de la antigüedad.
Los pensadores de la escuela de Mileto excluyen por completo tanto la
necesidad de un dios creador como la de un dios mantenedor. El alma existe, sí,
pero es un elemento. De este modo, en «Las leyes» Platón nos cuenta que
aquellos sabios enseñaban que las cosas existen por sí mismas y actúan por sus
propiedades inmanentes. La intencionalidad es un resultado posterior que a la vez
es caduco. Para ellos la moral y la religión son productos de la intencionalidad
humana. Por tanto, el mundo actual está más próximo al pensamiento de estos
hombres de la antigüedad que al de la mayoría de los que les sucedieron durante
muchos siglos.
Ya te hice notar que Anaximandro es el primero que piensa en una evolución
cosmológica a partir del «apeiron», al que se retorna en ciclos evolutivos
sucesivos. Es evidente que, fuera cierto o no, esto no podía comprobarse, pero la
idea era placentera y diferente de las mitologías. En efecto, podríamos pensar que
una evolución que retorna al punto de partida puede ser como una circunferencia,
en oposición a otro tipo de evolución que se aleja siempre del punto de partida.
También podría haber retornos aparentes, como nos sugiere una línea espiral o
mejor aún las curvas de un tornillo, de modo que, cuando volvemos a encontrar el
origen, a la vez hemos avanzado en una dirección. Y me dirás ¿de qué les servía a
aquellos hombres hacer esta clase de suposiciones? Simplemente disfrutaban
haciéndolas. El propio Aristóteles lo dice así en el primer párrafo de su Metafísica.
Es decir, nació la idea de que pensar y reflexionar podía ser divertido (hasta el
extremo de que en algún caso ha llegado a considerarse un vicio). Igualmente yo
espero que estas cartas te sean placenteras.
No quiero terminar ésta sin resaltar que hay otra justificación en este placer de
pensar. Tiene una especie de fuerza liberadora frente a otros aspectos de la
cultura de aquella época y de todas; esta faceta no la consideraremos ahora.
Libera de las supersticiones, del yugo de la idea de destino y fatalidad, de ser
juguete de fuerzas caprichosas sobrenaturales. Por eso el pensamiento milesiano
es una auténtica revolución intelectual, además de representar los primeros
gimoteos de un recién nacido llamado ciencia. Quizá recordarás que en otro lugar
escribí acerca de la
grandeza y la fuerza liberadora que hay en una visión cosmológica de las cosas 4.
Es como si fuéramos capaces de verlo todo en conjunto y desde fuera.
Afectuosamente,
7. ORÍGENES DIONISÍACOS DE LA CIENCIA
Begues, 17 de julio de 1983
Querida Nuria,
Aún tenemos que hablar de otro monista, Heráclito de Efeso, que vivió hacia el
año 500 a.C.. Desde la antigüedad se le ha llamado «El Oscuro», por la dificultad
de entender el significado de sus juicios. Se conservan unos sesenta fragmentos
de lo que escribió, además de las referencias de otros autores como Platón y
Aristóteles. En épocas recientes -y todavía hoy- se le ha dedicado bastante
atención.
Para Heráclito, el «arche» o «arkhé» es el fuego, con el que todo comienza y
todo acaba. El cuerpo humano está formado por tierra, agua y fuego, y la causa
de la vida o «psyche» es el fuego.
Por una parte, Heráclito está en una línea de continuidad con los filósofos de
Mileto que ya conocemos. Ten en cuenta que vivió unos cincuenta años más tarde
que Anaxímenes, y que Efeso no está muy lejos de Mileto, en la misma costa de
Anatolia. Pero también me gusta verlo ligado, por un lado, al movimiento
racionalista que culminará en Platón y por otro, a la escuela mística de los
pitagóricos.
Heráclito desarrolla una y otra vez la idea de la lucha de contrarios, de la que
se derivan todos los cambios continuos, porque las cosas son como son porque
cambian continuamente. Por tanto podemos considerar que, en pleno siglo XIX,
Claude Bernard está influido por Heráclito cuando dice que «la vie c'est la mort».
«Panta rei» es una de las palabras clave. También planteó el dualismo del caos y
la armonía como resultado más o menos puntual de la lucha entre opuestos en
este flujo continuo, que es lo que significa «panta rei».
Heráclito supone que dentro del fuego cósmico hay una «psyche» o «logos»
universal que es la causa del orden general de las cosas. Atribuye propiedades
opuestas a la «psyche» individual y, en general, cree que la coexistencia de lo
Dionís i Apol.lo. Tipografia Emporium, Barcelona 1977
contradictorio es la base de la creación. Algunos autores modernos afirman que
determinadas ideas de la física moderna, como el dualismo onda-partícula, se
inspiran en Heráclito.
El alma universal y el alma individual tienen cierta relación, ya que la segunda
depende o forma parte de la primera. Esta idea es muy interesante porque
constituye el fundamento de un racionalismo radical compartido por el misticismo
pitagórico y el idealismo platónico. El racionalismo radical supone que el alma
individual se identifica con el «logos» universal por medio de la actividad
intelectual. Esta actitud define una corriente opuesta al naturalismo de la escuela
de Mileto, porque pone al alma como la primera de las cosas y por tanto introduce
la idea de designio en la naturaleza.
Esta corriente, que tuvo un amplio desarrollo en la escuela pitagórica, ha
ejercido gran influencia sobre el pensamiento científico, aunque pueda parecer un
poco extraño. Parece que Pitágoras nació hacia el año 582 a.C. en la isla de
Samos. En aquella época, esta zona del Asia Menor sufría grandes convulsiones
políticas; es posible que éste fuera el motivo por el que Pitágoras, igual que otros
griegos, se trasladó a Crotona, una colonia del sur de Italia. Se dice que Pitágoras
había viajado durante bastante tiempo por los países de Oriente, pero no se
conoce su itinerario. Nadie duda de que muchas de sus ideas y muchos rasgos de
su comportamiento llevan el sello de las religiones orientales. La propia mística de
los números podría derivar de una tradición indostánica.
Pitágoras fundó una escuela de carácter esotérico y ascético: guardaban sus
conocimientos para sí mismos y con la finalidad de alcanzar una especie de estado
de perfección o sabiduría. En contraste con la imagen simpática y sensata de las
gentes de Mileto, con Heráclito y los pitagóricos los sabios empezaron a tener
pinta de chalados. Las escuelas pitagóricas duraron muchos años y fueron objeto
de persecuciones del tipo de las «matanzas de judíos» de la Edad Media. El propio
Pitágoras murió en una de ellas: cuando intentaba huir fue a parar a un campo de
habas, plantas que él consideraba sagradas , y antes que pisarlas se dejó
capturar. Parece que Pitágoras no escribió nada, pero han llegado hasta nosotros
las obras de su discípulo Filolao y de otros pitagóricos posteriores.
Los pitagóricos creían en la inmortalidad del alma y en la transmigración o
«metempsícosis». Su pensamiento se inspiró más en la introspección y la
elucubración geométrica que en observaciones del mundo exterior.
Es indudable que los pitagóricos realizaron grandes progresos en matemáticas y
desarrollaron por primera vez en Occidente la idea de que los números dominan
todas las cosas en la naturaleza, como señala Aristóteles en su «Metafísica» al
referirse a ellos. Llamaban 1 al punto, 2 a la línea, 3 a la superficie y 4 al sólido,
considerando que estos elementos tenían tamaño real, es decir, que eran
unidades discretas. A partir de los cuatro números se podría construir el mundo,
del mismo modo que los niños pueden construir un castillo con cuatro tipos de
piezas. La suma de los cuatro es 10 y por eso consideraban sagrado a este
número. Los astros del Universo habían de ser diez y, al encontrar sólo nueve en
la serie (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno y Estrellas
fijas), añadieron la Antitierra. Es verdaderamente estimulante comprobar que este
mismo tipo de razonamiento sirvió, en el siglo XIX, para descubrir los pequeños
planetas después de la formulación de la ley de Bode. Más aún, este mismo tipo
de razonamiento llevó al descubrimiento de Neptuno por Leverrier. De hecho, este
gran matemático nunca se preocupó de visualizarlo.
Los pitagóricos encontraron un método para representar los números mediante
combinaciones de puntos, formadas con guijarros. De ahí viene el nombre de
«cálculo» que en latín significa piedra. Por tanto, calcular significa manejar
piedrecitas.
Si colocamos líneas de piedrecitas una tras otra, comenzando con un guijarro y
añadiendo uno en cada línea, obtenemos la serie de números triangulares. La
«tetraktys» es el número triangular de cuatro filas y diez piedras.
Del mismo modo, los pitagóricos hallaron que la suma de los números
triangulares consecutivos da un número cuadrático.
También conocían el teorema que aún hoy llamamos de Pitágoras, y lo
demostraban ingeniosamente dibujando con un bastoncito sobre la arena húmeda
de la playa las figuras siguientes:
Evidentemente, el área rayada del cuadrado que tiene por lado la hipotenusa
ha de ser igual a la suma de las áreas ray das de los cuadrados construidos sobre
los dos catetos.
Llevados por la idea mística de que la esfera es la figura perfecta, los
pitagóricos introdujeron el concepto según el cual la Tierra y todos los cuerpos
celestes son esféricos. También las órbitas descritas por los planetas deben ser
circulares. De este modo parece que el propio Filolao supuso que la Tierra no era
el centro del Universo, sino que giraba alrededor de un fuego central. Añadía que
nosotros no podemos ver nunca ese fuego porque la Tierra también gira sobre sí
misma dando la espalda al fuego central. Todo esto lo encontraremos en
cosmologías ulteriores como la expuesta por Platón en «Timeo» e incluso puede
ser considerado como un antecedente del sistema copernicano.
Otra idea pitagórica que también influyó mucho sobre los siglos posteriores es
la de los sólidos regulares, es decir, la de los cuerpos que tienen caras iguales y
ángulos iguales. Como recordarás, se trata del tetraedro, el cubo, el octaedro y el
icosaedro. Estos cuerpos se tomaron como símbolos de los cuatro elementos: la
tierra, el aire, el fuego y el agua. Posteriormente se descubrió el dodecaedro, que
fue considerado el símbolo del Universo. Más tarde estos cuerpos regulares fueron
llamados cuerpos platónicos y han desempeñado un papel importante y
estrafalario en el desarrollo de la filosofía matemática. Por ejemplo, la teoría de la
unidad del Universo propuesta por Kepler en el siglo XVI aún se basa en los
cuerpos platónicos.
Del pentágono regular era fácil pasar a la estrella de cinco puntas, formada por
una línea sin fin que une los ángulos alternos de un pentágono regular. Los
pitagóricos utilizaron este pentagrama como señal secreta para identificarse, y
también era el símbolo de la plenitud, la salud y el bienestar. Desde entonces ha
jugado un papel fantástico en la magia y la brujeria, constituyendo un caso entre
muchos de degeneración de una idea abstracta. Cuando Mefistófeles sale con
Fausto de la sala de trabajo, es detenido un instante por el pentagrama mágico
que Fausto había dibujado en el suelo.
Podríamos hablar de muchas otras cosas en relación con los pitagóricos, pero
para concluir esta carta sólo lo haré de dos que considero sumamente importantes
dentro de la perspectiva de la Historia de la Ciencia. La primera es realmente
sorprendente. Se trata de la creación misma del método experimental, por parte
de estos hombres tan obsesionados por las ideas abstractas y la introspección. La
referencia directa la hemos de tomar de un hombre muy posterior, Boecio, que
puede ser considerado el último pensador del periodo clásico aunque viviera a
comienzos de la Edad Media. Boecio cuenta cómo a Pitágoras, al pasar cerca de
un herrero, le llamó la atención la musicalidad de los martillazos sobre el yunque.
Ensayó en seguida si aquello dependía de la fuerza del golpeo o del peso de los
martillos. Al comprobar que se trataba de esto último, determinó la relación entre
los pesos de los distintos martillos. Después estableció la misma relación entre la
longitud de las cuerdas tensas y comprobó que las vibraciones tenían la misma
tonalidad. Luego verificó la consonancia del sonido con flautas cuya longitud
seguía la misma proporción y de esta forma estableció la regla tonal. Conviene
que sepas que el experimento, de la forma que se ha descrito, no le podía salir
bien, pero la idea es correcta en líneas generales y sobre todo, el planteamiento
es perfecto desde el punto de vista del método experimental. La proporción del
diámetro de las órbitas con que giran los astros le hizo imaginar que existía un
inmenso concierto universal o música de las esferas.
El otro aspecto hacia el que quiero atraer tu atención es que uno de los
pitagóricos puede ser considerado el primer naturalista en sentido estricto. Se
trata de Alcmeón de Crotona (500 a.C.), que inició la práctica de la disección de
seres vivos de todo tipo, descubriendo el nervio óptico y los conductos que más
tarde se llamarían trompas de Eustaquio. Por tanto los pitagóricos desarrollaron
tres aspectos fundamentales del pensamiento científico: la observación directa, el
método experimental y la filosofía matemática.
La escuela pitagórica influyó mucho sobre Platón y su influencia ha continuado
durante siglos. Quizá convenga cerrar este resumen mencionando la patética crisis
que sufrió la Física pitagórica al descubrir que la diagonal de un triángulo
rectángulo cuyos catetos valgan 1 es inmedible. Esto sugería que las líneas son
infinitamente divisibles y, si las líneas son infinitamente divisibles, los puntos con
los que los pitagóricos pretendían construir el Universo no existen. Este
descubrimiento debió producir frustración y estupor en aquellos hombres que
quizá confiaron demasiado en su comunicación directa con la divinidad. Ésta se
vengó humillándolos.
Esta carta podríamos llamarla «Los orígenes dionisíacos de la ciencia». Todavía
hoy sigue siendo cierto, como dijo en cierta ocasión Einstein, que la creación
científica tiene un origen místico.
Afectuosamente,
8. RACIONALISMO RADICAL Y PLURALISMO
Begues, 25 de julio de 1983
Querida Nuria,
Ya te habrás dado cuenta de que los antiguos pensadores griegos desarrollaron
dos tipos de conceptos: unos, como los de tierra y agua, podían tener el carácter
de elementos primarios, pero a la vez correspondían a cosas palpables y visibles;
otros, en cambio, eran totalmente abstractos, como los de sólido y líquido.
Conceptos aún más abstractos son el «apeiron», la condensación, la rarefacción y
la tensión. La reflexión sobre estos dos tipos de ideas sin duda favoreció la toma
de conciencia acerca de una separación entre la mente y los sentidos. Parece que
Heráclito ya la había señalado, advirtiendo del riesgo de ser engañados por estos
últimos.
Puntualizada la distinción entre la mente y los sentidos, surge el problema de
cuál es el mejor camino para aproximarse a la realidad: la razón o los sentidos. En
este
aspecto, resulta sorprendente que fueran justamente los pitagóricos quienes
valorasen más la experiencia sensible, pese a su pensamiento tan imbuido de
ideas religiosas y místicas. Fíjate en cómo Alcmeón de Crotona describe la lengua
como órgano del gusto: «es con la lengua como distinguimos los sabores, pues
por hallarse caliente y ser blanda disuelve las partículas sabrosas con su calor,
mientras que la porosidad y delicadeza de su estructura las va admitiendo en su
seno y las transmite al sensorio.»
Los pitagóricos fueron pronto objeto de críticas por parte de otros filósofos que
creían que la realidad de las cosas debía buscarse por medio de la razón pura. El
paladín de esta actitud fue Parménides (475 a.C.), que desencadena un ataque
radical a los sentidos y acaba estableciendo dos modelos, uno monista, que es el
de la razón por sí misma, y otro dualista, constituido por el fuego, luminoso y de
baja densidad, y la noche, oscura y de alta densidad.
Parménides expuso el modelo monista en un libro titulado «El camino de la
verdad». En él propone una concepción de la naturaleza basada exclusivamente
en la razón y en la que es fundamental el dualismo entre el ser y el no ser,
considerando que todo tipo de cambio es absurdo. Sostuvo que la realidad es una
especie de bola maciza, increada, eterna, inmóvil, inmutable y uniforme.
¿Gracioso, no te parece?
La chocante filosofía que acabo de relatarte refleja el descubrimiento de algo
importante: el «logos» es tan independiente del mundo que incluso puede
negarlo. En cualquier caso queda establecida la supremacía del argumento lógico.
Como Parménides pronto se dio cuenta de que su pensamiento era entendido
por pocos, decidió escribir otro libro para aumentar la clientela. Igual que el
primero, se trata de un poema, que en este caso lleva por título «Camino o vía de
la opinión». En él admite la percepción sensible y establece una cosmología
basada en el fuego y la noche. Critica a la escuela jónica, a los pitagóricos y muy
particularmente a Alcmeón, a quien parece que tenía verdadera ojeriza. Con
respecto a sus ideas biológicas, lo único que conseguimos adivinar en sus
fragmentos es que la vida está asociada al calor y tiene por causa la «psyche».
También el «zoe» es resultado de la lucha de dos contrarios y se caracteriza por la
reproducción, la nutrición y el movimiento.
La verdad es que todos los pensadores pluralistas inmediatamente posteriores,
al frente de los cuales hemos de situar a Empédocles y a Anaxágoras, adoptaron
una posición opuesta. A partir de ese momento, y desde nuestra perspectiva de la
evolución histórica del conocimiento científico, la distinción entre racionalismo y
empirismo se volverá dramática. Igualmente podemos considerar que a partir de
Parménides, y no antes, la filosofía se puede considerar como algo totalmente
separado de la vida práctica.
Algunos aspectos del pensamiento de Parménides influyeron en una serie de
nuevas ideas a las que el futuro reservaba un papel estelar. La diversidad del
mundo visible y los cambios en el curso temporal se han de poder resolver
conservando los principios de singularidad, uniformidad e inmutabilidad de la
lógica de Parménides. La síntesis la alcanzaron Leucipo y Demócrito al inventar los
átomos y sustituir el no ser por el vacío. Ya volveremos a hablar (y más de una
vez) de esta nueva escuela materialista.
Creo que es oportuno contrastar el modelo racionalista radical con los primeros
empiristas. Estos se caracterizan ante todo por admitir cuatro elementos primarios
y por tanto, los podemos calificar de pluralistas. Ya te he dicho que uno de ellos es
Empédocles, natural de Agrigento, una colonia griega del sur de Italia.
Empédocles es una figura atractiva, genial y excéntrica. Encontraremos muchas
otras comparables a lo largo de la Historia de la Ciencia y las sigue habiendo en
nuestros días. ¿Te acuerdas del personaje que tan bien encarnaba Sesto
Bruscantini en «El elixir de amor»? Pues así imagino a Empédocles, yendo de
pueblo en pueblo engatusando a los lugareños. Este charlatán es una de las
figuras más importantes de la ciencia griega anterior a Aristóteles.
Parece ser que tipos humanos como Empédocles han desempeñado un papel
importante, sobre todo en las épocas que los alemanes denominan de «Stunn und
Drang» (literalmente, de tormenta y desasosiego). Entre ellos están, en el siglo
XVI, Nostradamus y Paracelso y, en el siglo XVIII, Cagliostro y Mesmer. Podríamos
hacer una larga lista, en la que no faltarían personajes actuales.
La formulación clara de los cuatro elementos, tal como se mantuvo hasta el
siglo XIX, se debe a Empédocles. Las cualidades primarias (calor, frío, humedad y
sequedad) estarían relacionadas con los elementos según la figura siguiente:
Naturalmente, los elementos no se corresponden con las sustancias que
vulgarmente tienen la misma denominación. Por ejemplo, en las aguas naturales y
en otros líquidos predomina el elemento agua, pero también hay una proporción
definida de los demás elementos.
Empédocles es el primero que independiza el elemento aire de la niebla, y le da
un verdadero contenido físico. Son célebres sus demostraciones con la clepsidra,
donde el aire invisible muestra que ocupa un lugar en el espacio y que ejerce una
presión. De esta forma, Empédocles sigue el método experimental de los
pitagóricos.
En sustitución de la tensión de Heráclito, y posiblemente influido por
Parménides, pone el amor y el odio como las dos fuerzas que originan el
movimiento de las cosas. Cada sustancia particular es el resultado de un equilibrio
establecido por el amor y el odio entre los elementos y las cualidades que la
definen.
Son sumamente interesantes las ideas de Empédocles sobre la materia viva.
Supone que se ha originado por un proceso de diferenciación o «ekkrisis» de una
especie de amalgama inicial. Pero este proceso no daría organismos enteros sino
porciones, es decir, pies, piernas, brazos, cabezas, etc. por separado. Por eso
habría un proceso ulterior de integración. La unión de las partes bajo la influencia
del amor daría organismos normales, y bajo la influencia del odio, quimeras y
monstruos. Fíjate en como supone que sólo se producen organismos normales a
partir de especies definidas y que las mezclas son quimeras. Viene a ser una teoría
del origen de las especies parecida a un juego de niños que no sé si tú has llegado
a conocer, pero que yo ciertamente recuerdo. En ese juego se podían hacer
figuras graciosas uniendo el cuerpo de una bailarina con la cabeza de un guardia
civil, y otras combinaciones que puedes imaginar fácilmente.
En la teoría de Empédocles se insinúan dos ideas muy importantes dentro de la
biología. Por un lado, que la Tierra tuvo en una época anterior un poder generador
que ahora no tiene. Como modelo intelectual, es idéntica a la hipótesis de Haldane
y Oparin sobre el origen heterotrófico de la materia viva. Por otra parte, en
Empédocles encontramos la primera formulación de la selección natural: afirma
que inicialmente había muchas más especies que las actuales y que algunas se
han extinguido como consecuencia de la lucha por la existencia y la competencia
con otras especies. La idea darwiniana de selección natural está muy próxima.
Ahora bien, Darwin llegará a ella por una deducción totalmente correcta y
supondrá que la selección es la causa principal de la transformación de las
especies. Nada de esto pasó por la cabeza de Empédocles ni de ningún otro griego
de la antigüedad.
Empédocles recibe de los pitagóricos la convicción sobre la inmortalidad del
alma y la transmigración. Sugiere que la percepción sensible se basa en una
propiedad de emanación desde el objeto al órgano de los sentidos. Esta idea
seguirá flotando en el ambiente hasta nuestros días. La teoría de la nutrición,
basada en elhecho de que todo está constituido por los cuatro elementos, no
ofrece ninguna dificultad formal. Los elementos que se encuentran en el pan se
redistribuyen transformándose en carne o sangre. Para Empédocles, el corazón es
el centro de la actividad vital y la residencia de la «psyche», idea que más
adelante adoptará Aristóteles. Empédocles influyó mucho sobre otros pensadores
de diferentes tendencias: por ejemplo, sobre Diógenes de Apolonia, de quien te he
hablado en
una carta anterior.
Empédocles es el primero en admitir la influencia tanto del padre como de la
madre en la concepción, algo que no quedó establecido como hoy lo conocemos
hasta el siglo XIX. El principio de la reproducción es una interacción entre el fuego
y la humedad. Es curioso que atribuya el sexo del recién nacido a aquella semilla o
germen en el que predomina el calor, mientras que los otros caracteres serían los
del sexo opuesto. Cuando los gérmenes paterno y materno tienen el mismo calor,
el parecido es con el progenitor del mismo sexo que el hijo.
Podría hacerse un estudio muy entretenido poniendo de manifiesto las
locuciones de las lenguas modernas occidentales que derivan directa o
indirectamente de las ideas empedoclianas. Tal es el caso de la «furia de los
elementos», «naturaleza fogosa», «espíritu aéreo» y muchas otras del mismo tipo.
En Empédocles hay un esfuerzo deliberado para explicar la fisiología por medio
de la física. Dicho esfuerzo ha ejercido un impacto profundo y duradero en el
pensamiento humano, aunque no haya recibido el reconocimiento merecido hasta
hace pocos años. En aquel tiempo este esfuerzo representó el antagonismo frente
al hombre práctico y sereno, cargado de experiencia pero poco amigo de teorías.
Esta actitud antagónica está encarnada por el médico hipocrático del que
hablaremos pronto. Basta con que eches un vistazo a la magnífica versión de «La
antigua medicina» de Alsina en la colección Bernat Metge para que te des cuenta
de hasta qué punto el médico hipocrático se escandaliza ante los que quieren
ejercer el Arte partiendo de especulaciones cosmológicas.
Para nuestra mentalidad, Empédocles es una especie de loco, visionario genial,
histrión y explotador de la buena fe, pero nadie puede negar que en él hay una de
las más exitosas asimilaciones de todo el pensamiento anterior.
No sé qué título podríamos dar a esta carta. Quizá sería apropiado el de
«Racionalismo radical y pluralismo».
Afectuosamente,
acusado de impiedad y de ateísmo. Ni siquiera la amistad de Pericles pudo salvarlo
de la maledicencia pública y tuvo que huir de Atenas.
9. LA UNIFORMIDAD DEL UNIVERSO
Begues, 31 de julio de 1983
Querida Nuria,
Como ya he señalado, Anaxágoras de Clazomenes es otro pluralista importante
de la época de Sócrates, es decir, de la época que podríamos considerar el apogeo
de la cultura en la antigua Grecia. Anaxágoras fue llamado a Atenas por Pericles,
de quien pasó a ser consejero. Es curioso que mantuviera puntos de vista
opuestos a los de Sócrates acerca de muchos asuntos, pese a que este útimo
también era consejero y amigo de Pericles.
Dentro del dilema racionalismo/empirismo, Anaxágoras se inclina por el valor de
la experiencia que proporciona la observación directa de las cosas. En este sentido
influyó sobre Aristóteles y, por el mismo motivo, se encontraba en clara oposición
a Platón. También ha quedado para la posteridad el recuerdo de sus experimentos
para demostrar la materialidad del aire y los límites de la percepción sensible. Los
experimentos con el aire, que ya citamos al hablar de Empédocles, continuarán
más tarde en la escuela de Alejandría, aunque sin terminar de resolver el
problema de la materia en estado gaseoso. La diversidad de los gases no empezó
a conocerse hasta el siglo XVI y la determinación del peso de un volumen de gas
tampoco se resolvió hasta entonces. De todos modos, se trata de problemas que
ya fueron planteados en la antigüedad.
Una de las ideas más importantes de Anaxágoras es la creencia de que todos
los cuerpos del Universo están constituidos por un mismo tipo de materia. Por
tanto, los astros y la Tierra estarían hechos de lo mismo. Esta idea te parecerá
natural, pero todavía era una idea revolucionaria a comienzos del siglo XVII,
cuando Giordano Bruno la proclamó en una especie de panfletos que le costaron
primero la cárcel y más tarde la muerte en la hoguera. El hecho es que, en la
época que estamos tratando, se creía que el Universo tenía dos partes: una era el
mundo sublunar, donde vivían los hombres y donde todo era mudable y efímero.
Por encima de ese mundo sublunar estaba el de los planetas y las estrellas, que
era permanente y eterno y por tanto había de estar formado por otro tipo de
material. Aristóteles aceptará esta división del Universo. De hecho, el principio de
uniformidad no será introducido hasta la Revolución científica del siglo XVII.
Anaxágoras se adelantó extraordinariamente a su tiempo, por los motivos que
hemos indicado; ello le acarreó problemas y fue
Anaxágoras manifestó un interés especial por el fenómeno de la nutrición, que
explicaba en términos que no diferían mucho de los de Empédocles. Parece
establecer una diferencia bastante radical entre los seres vivos y los inertes, y en
relación con los primeros, combina tres ideas clave: una entidad ordenadora en
cada organismo, la «nous» o cabeza, una capacidad potencial de generar vida en
la semilla o germen y una vida patente como acción, que es el «zoe». La idea de
la «nous» es especialmente afortunada y será recogida de diversas formas por el
pensamiento posterior. Incluso puede verse como una premonición de la
necesidad de regulación en los organismos vivos.
Además de concluir el grupo pluralista con Anaxágoras, en esta carta también
quisiera hablarte de los viejos atomistas. Se ha dicho muchas veces que hay un
gran parecido entre la teoría expuesta por Demócrito en el siglo V a.C. y la teoría
atómica de Dalton, del siglo XIX. Según se mire, esto puede ser cierto o
totalmente erróneo. En cualquier caso, no se trata de que la ciencia del siglo XIX
tomara una teoría antigua y con ella realizara grandes descubrimientos en el
campo de la física y la química. Fue exactamente al contrario: los progresos de la
física y la química durante el siglo XIX hicieron resurgir unas ideas formalmente
expresadas por primera vez en la antigüedad clásica por Leucipo y Demócrito.
Bien visto, el principal mérito de Demócrito es que sus ideas constituyen un
progreso extraordinario para su tiempo y la culminación del movimiento intelectual
iniciado en Mileto.
Demócrito vivió hacia el año 420 a.C. y presentó una cosmología radicalmente
materialista, muy superior a las de pensadores anteriores. En el mundo sólo hay
materia y vacío. La materia es indestructible, impenetrable y homogénea. Está
constituida por átomos, de los que hay una variedad infinita en lo que se refiere a
la forma, el tamaño y el movimiento. En contra de la opinión de Parménides, el
vacío no es el no ser, sino una realidad, tan completamente penetrable como
impenetrable es la realidad de la materia.
Hasta ahora hemos visto apuntar la sugerencia de que en la génesis de las
cosas y en su ordenamiento temporal haya bien un «logos», bien un «nous» o la
síntesis de la «philia». Con Demócrito aparece un nuevo concepto: todo viene
determinado por el azar y la necesidad, el «amangke» y la «automatos». Ello
quiere decir que la actividad no dirigida ni orientada de los átomos lleva a
consecuencias inevitables. Conviene que te des cuenta de que esta idea está
implícita en gran parte del pensamiento científico contemporáneo. La reacción
contra las
ideas de Demócrito se produce con Platón, donde el «logos» predomina sobre la
necesidad. En realidad el debate todavía dura.
La materia viva como «zoe», incluido el hombre, sería el resultado de una
configuración especial de la mezcla de átomos de «psyche» y de átomos que hoy
podríamos llamar somáticos. La nutrición se explica como una reordenación de los
átomos del alimento que lo transforman en materia propia, igual que el cambio de
disposición de las letras del alfabeto permitiría transformar una tragedia en una
comedia.
Para los atomistas, las cualidades perceptibles no son intrínsecas al objeto, sino
efecto de éste sobre nuestros sentidos. Ten en cuenta que este punto de vista
sobre la percepción sensorial fue restablecido en el siglo XVIII.
Para los atomistas la mente era una especie de concentración de átomos de
«psyche». Lo vivo diferiría de lo inerte por la interposición de átomos de
«psyche», que determinarían interacciones con los átomos del soma; el resultado
de estas interacciones sería la manifestación vital o «zoe». Es interesante darse
cuenta de que este punto de vista incluye la posibilidad de que una interacción
imperceptible o «cryptomenon» determine un proceso vital perceptible o
«phenomenon». En términos actuales podríamos decir que la interacción entre
ácidos nucleicos y proteínas es la base de los «cryptomena», ya que determina las
actividades o funciones que se realizan en cada momento.
Es indudable que en los antiguos pensadores griegos encontramos la
formulación de una serie de preguntas y la invención de conceptos teóricos, así
como el desarrollo de procedimientos intelectuales que forman parte de la ciencia
actual, constituyendo una estrategia de interpretación. Es obvio que dicha
estrategia ha sido mejorada sustancialmente después de la revolución científica,
pero sus fundamentos siguen siendo los mismos.
Como en otros casos, se conservan muy pocos fragmentos que se puedan
atribuir a Demócrito. Las ideas de los atomistas llegan al Renacimiento a través de
un magnífico poema latino, el último que se escribió sobre la naturaleza de las
cosas. Supongo que sabrás que me refiero a «De rerum natura», de Lucrecio, de
quien hablaremos en otra carta. En cualquier caso, el «logos» platónico y el
«thelos» aristotélico ejercieron un efecto epistático sobre el azar y la necesidad
democritanos, que fue absoluto durante veinte siglos y ha seguido siendo
importante desde la revolución científica hasta nuestra época.
Yo diría que esta carta tiene como núcleo la idea de «la uniformidad del
Universo y el materialismo radical de los antiguos atomistas».
Afectuosamente,10. EL FLORECIMIENTO DE LA MEDICINA GRIEGA EN EL
SIGLO V A. C.
Begues, 7 de agosto de 1983
Querida Nuria,
Hasta ahora hemos hablado de hombres de la antigua Grecia que no dejaron
nada escrito, de otros cuyos escritos se han perdido totalmente y por último de
aquellos de los que sólo conocemos una serie más o menos extensa de
fragmentos. Por desgracia, los escritos de los pensadores griegos anteriores a
Platón pueden considerarse prácticamente perdidos para nosotros. Los únicos
libros de esa época que han llegado hasta nosotros de una forma razonablemente
intacta son los tratados médicos de la escuela hipocrática, la mayoría de los cuales
fueron escritos en el siglo V a.C.. En el mundo erudito se suele hablar del «Corpus
Hippocraticum», un conjunto de cincuenta a cien libros, según la ordenación que
se efectúe de los diferentes manuscritos. Una de las ediciones modernas más
completas es la de Litré (1839-1861), que consta de setenta obras, aunque
algunas de ellas se consideran apócrifas. De hecho, son los escritos más antiguos
que tú y yo podemos consultar para tratar de analizar aspectos de la cultura
griega que puedan estar relacionados con la perspectiva histórica de la Ciencia.
Estamos ante unos textos que, según los filólogos, tienen en común el haber
sido escritos en prosa y en jonio, una forma dialectal del griego clásico. En
ninguno de ellos hay indicaciones acerca del autor, a diferencia de lo que sucede
con las obras de Platón y Aristóteles. Estudiando cuidadosamente el estilo
gramatical y el contenido mismo, los especialistas han concluido que hay libros de
diferentes autores y que no todos fueron escritos en la misma época.
Los tratados hipocráticos son citados por muchos autores de la antigüedad,
tanto contemporáneos como posteriores. Entre los inmediatamente posteriores
podemos incluir a Platón y a Artistóteles. Todo parece indicar que originalmente
los tratados hipocráticos formaban parte de la biblioteca de la antigua escuela
médica de Cos.
Quizá recordarás que el segundo rey de la dinastía griega de Egipto fue
Tolomeo Filadelfo (285-247 a.C.), que fundó la célebre Bilioteca o Museo de
Alejandría. Se dice que llegó a contener más de medio millón de tratados y a ella
fue a parar la colección hipocrática. Ten en cuenta que se trataba de originales o
copias escritas en rollos de papiro. El incendio de la Biblioteca de Alejandría en el
año 47 de
nuestra era destruyó la mayor parte. No obstante, se emprendió una recuperación
inmediata y, según los comentaristas, entre las obras recuperadas había más de
cincuenta obras hipocráticas. Se conservaron hasta el siglo IV, en el que se
produjo la destrucción definitiva del Museo.
En el siglo 11, Galeno tuvo la oportunidad de conocer directamente casi todas
las obras hipocráticas e hizo comentarios acerca de la mayoría. De ahí que la obra
de Galeno sea una de las mejores fuentes que han llegado hasta nosotros sobre la
antigua medicina griega.
Parece que en Alejandría la recopilación de tratados hipocráticos se hizo sobre
textos dispersos, conocidos por una minoría. Es probable que las recopilaciones
posteriores sean fragmentarias y cada vez más pobres y adulteradas. Estudiando
las alusiones a otras obras que aparecen en los textos conservados, se llega a la
conclusión de que unos veinticinco tratados hipocráticos ya se habían perdido
antes del primer agrupamiento en Alejandría.
El «Corpus Hippocraticum» es sin duda un monumento memorable de la cultura
occidental y aún hoy es objeto de estudio. Algunas de sus obras, como «El mal
sagrado» o «La antigua medicina», están entre los libros que toda persona culta
debe haber leído. Por tanto, te recomiendo que lo hagas, sobre todo teniendo en
cuenta que de ambas hay magníficas traducciones.
Como puedes suponer, la importancia de las obras hipocráticas en la Historia de
la Medicina es enorme. No se puede decir lo mismo con respecto a la Historia de
la Ciencia; no olvides que la medicina estrictamente científica no empieza hasta
mediados del siglo pasado. De todos modos, a lo largo de toda la historia hay una
influencia recíproca extraordinaria entre el desarrollo del pensamiento científico y
el de la medicina. Además, en todas las épocas ha habido médicos que han
desarrollado una tarea científica general de gran importancia.
El «Corpus Hippocraticum» es posiblemente un testimonio del florecimiento de
la medicina griega en los siglos V y IV a.C.. Debía haber otros escritos médicos y
es corriente que autores de la época, como Xenofonte y Aristóteles, hagan
referencia a ellos. Permíteme que como ejemplo te transcriba un fragmento de la
obra «Etica a Nicómaco»: «Porque no parece que los médicos lleguen a serlo
gracias a unos escritos, aunque dichos escritos intenten exponer los tratamientos
y la manera en que han de practicarse las técnicas y cómo han de hacerse los
tratamientos particulares, de acuerdo con cada temperamento. Estas enseñanzas
sólo son útiles, según parece, para las personas que ya tienen experiencia y, por
otra parte, son inútiles para las que no la tienen.» Fíjate, pues, en la abundancia
de escritos médicos en esa época. Date cuenta también de que su destino no era
el gran público sino el profesional.
Sobre todo gracias a Galeno sabemos que hubo dos escuelas rivales muy
importantes, una en Cos y otra en Cnido, dos islas próximas a la costa de Asia
Menor. Parece que también hubo una en Rodas, quizá de menor importancia.
Además, en la misma época hay que anotar una cuarta escuela médica en Italia
meridional, donde hemos de situar al mismísmo Empédocles y a algunos
pitagóricos. Es posible que la colección hipocrática contenga una mezcla de
escritos de las escuelas de Cos y de Cnido. Es difícil juzgar la importancia relativa
de estas escuelas porque en lo que nos ha llegado de ellas no hay nada
comparable al «Corpus».
El origen de las mencionadas escuelas médicas debemos buscarlo en una
tradición más antigua de carácter religioso. Su patrón era el dios Esculapio y en
los templos dedicados a él se ejercía una medicina de carácter traumatúrgico. No
se sabe cómo la práctica médica se fue secularizando progresivamente, aunque
conservara una especie de carácter gremial muy cerrado. Genéricamente los
médicos se llamaban asclepíades o descendientes de Esculapio y se agrupaban en
una especie de clanes bajo vínculos muy estrictos.
Además del ritual del antiguo templo de Esculapio, hay que mencionar otras
fuentes de la medicina griega. Por ejemplo, la influencia de la medicina egipcia es
indudable. Pese a lo poco que ha llegado directamente hasta nosotros, podemos
asegurar que la medicina egipcia tuvo un gran desarrollo, independiente de las
prácticas religiosas. Otras influencias importantes son de pensadores de los que
hemos hablado en cartas anteriores. Tanto una cosa como otra se ponen
claramente de manifiesto en los propios textos hipocráticos.
Algunos autores señalan que es muy posible que la medicina griega se
desarrollara también por la práctica de los instructores de gimnasia y, como en
Egipto y Babilonia, por la experiencia en el tratamiento de las heridas y
traumatismos de guerra. Hay que añadir la influencia de la evolución del arte
culinario, del que el médico hipocrático extraerá una dieta especifica como
principal instrumento terapeútico.
Esta carta podría llevar por título «El florecimiento de la medicina griega en el
siglo V a.C.». Dedicaremos la próxima a hablar más específicamente de la
aportación hipocrática a la historia del pensamiento científico.
Confío en haber despertado un poco tu curiosidad intelectual.
Afectuosamente,
fueron escritos por él. Tal es el caso de «El mal sagrado», «Fístulas»,
«Hemorroides», «Afecciones internas», «Úlceras», «Vientos», «Fetos de siete
meses», «Sueños» y algunos más.
11. LA APORTACIÓN HIPOCRÁTICA
Begues, 12 de agosto de 1983
Querida Nuria,
Hay escasos datos fidedignos sobre la figura de Hipócrates. Hasta tal punto que
alguien ha llegado a dudar de su existencia, igual que ha ocurrido con otros
personajes de la Antigüedad clásica, como Homero. El testimonio más importante
se encuentra probablemente en el «Protágoras» de Platón, en el que se hace
referencia directa a Hipócrates de Cos como médico profesional, maestro de
medicina, remunerado y perteneciente a una familia de asclepíades. En el diálogo
«Fedro» hay otra alusión directa. Por otra parte, Aristóteles, en su «Política»,
también habla de Hipócrates y, cosa rara en él, da testimonio de su gran y
merecida fama.
Otros textos de la antigüedad también nos hablan de un Hipócrates que vivió
en el siglo V. Menón, discípulo de Aristóteles, escribió la «Iatrica» o historia de la
medicina, tal vez por recomendación del propio Aristóteles. En 1902 se recuperó
un papiro que contiene 1900 líneas de dicho libro y en ellas se confirma la
existencia y la fama de Hipócrates.
Los comentaristas de los siglos III y II a.C. establecieron que Hipócrates era el
decimonoveno o vigésimo descendiente de una familia de asclepíades y que
alcanzó la plenitud de su vida durante la guerra del Peloponeso; que aprendió de
su padre o de sus familiares; que viajó lejos de su patria, ejerciendo en diversos
lugares y que fue reclamado muchas veces de una ciudad a otra por su gran
fama. Finalmente, se dice que murió en Larisa a una edad muy avanzada. Sus
hijos y yernos también siguieron la medicina, y parece que entre sus
descendientes hubo algunos que se llamaron Hipócrates, aunque ninguno alcanzó
un prestigio parecido. Hay imágenes antiguas de Hipócrates y todas lo
representan con la cabeza cubierta por la túnica. Ello ha sido objeto de diversas
interpretaciones; quizá la más sencilla es que era calvo. La fecha de su nacimiento
se estima hacia el año 460 a.C.
Los especialistas consideran que no todos los escritos del «Corpus» se pueden
atribuir a Hipócrates. Parece que se deben directamente a su mano «La antigua
medicina», «Pronósticos», «Aforismos», «Epidemias I y II», «Régimen en las
enfermedades agudas», «Aires, aguas y lugares», «Articulaciones», «Fracturas»,
«Instrumentos de reducción», «Heridas en la cabeza», «Juramento» y «Ley».
Otros tratados llevan sin duda el sello de su escuela, pero es prácticamente seguro
que no
En la clasificación de las obras del «Corpus», además de los dos tipos indicados,
también se tienen en cuenta las obras escritas con anterioridad, las posteriores,
las no citadas en la antigüedad, los escritos perdidos y las obras apócrifas.
«El mal sagrado» es una de las obras hipocráticas más estudiadas. Toda ella
está impregnada de un espíritu racionalista y polémico que trata de hacer frente a
la superstición. El mal sagrado es la epilepsia o gran mal, y algunas formas de
afecciones afines. La singularidad de sus síntomas, así como su manifestación
repentina, hicieron que se le atribuyera un origen sobrenatural. Grandes hombres
de todas las épocas sufrieron esta enfermedad; por lo que sabemos, entre ellos
hay que incluir a Alejandro Magno y a Julio César. Desde el primer párrafo, el
autor hipocrático quiere romper directamente la falsa creencia popular, diciendo:
«Me parece que este mal no es más divino ni más sagrado que las demás
enfermedades».
En la obra mencionada también encontramos otro aspecto fundamental de la
medicina griega: la preocupación por la etiología de las enfermedades. Para
combatir el mal hay que conocer su origen y éste siempre es natural. Para
descubrirlo tenemos que basarnos en la observación, la experiencia y el
razonamiento.
En la obra que estamos tratando hay un detalle muy importante en relación con
las ideas biológicas de la antigüedad: asigna al cerebro, en vez del corazón, la
función de soporte material de la conciencia. Esta afirmación se opone a la
tradición más generalizada en el pensamiento antiguo, en el que hay que incluir a
la escuela italiana de Empédocles, a Alcmeón de Crotona y, como veremos en otra
carta, al propio Aristóteles. A éste le impresionó que, en el desarrollo embrionario,
el corazón sea lo primero que se mueve, es decir, la manifestación más precoz del
«zoe».
El tratado «Aires, aguas y lugares» se centra en la idea de que tanto el cuerpo
como el espíritu del hombre dependen del clima. Aquí aparece también un aspecto
clave del método hipocrático, según el cual para conocer lo que ocurre en una
parte se ha de tener en cuenta el todo. De ello deriva el valor de la consideración
del medio, tanto para la etiología como para el pronóstico y, por consiguiente,
para la profilaxis.
En «El pronóstico» se señala que el médico ha de saber apreciar de antemano
el curso que seguirá la enfermedad, sobre todo cuando ésta conduce
inexorablemente a la muerte. En este último caso hay que despedirse de los
familiares o amigos o prevenirlos acerca de la probable inutilidad de sus esfuerzos,
para mantener con
justicia el prestigio del ejercicio del Arte. Aquí se describe la célebre «facies
hipocrática», todavía válida hoy en día: «nariz afilada, ojos y sienes hundidas,
orejas frías y contraídas, con los lóbulos vueltos hacia fuera, la piel de la frente
dura, tensa y reseca y el color de todo el rostro amarillento y oscuro». Hay
también muchas otras observaciones extraordinarias de la persona próxima al
tránsito, como «el deseo del enfermo de levantarse de la cama cuando la
enfermedad se encuentra en el momento crítico» y cuando el paciente «mueve las
manos delante del rostro, trata de agarrar algo en el vacío, arrancar hebras del
cobertor o coger motas en las paredes. Todos estos síntomas son malos y de
hecho fatales.»
En «El pronóstico» también se trata del interrogatorio y examen o exploración
que hay que llevar a cabo cuando la actuación médica puede contribuir realmente
a la curación. Incluye la localización de los dolores, las palpaciones, la fiebre y la
consideración del historial, en el que se tienen en cuenta los vómitos, los esputos,
las heces, la orina, etc. Finalmente, la reflexión.
Como afirmó el gran médico latino Celso, fue Hipócrates quien deslindó la
medicina de la filosofía. Ello queda ilustrado de forma dramática en «La antigua
medicina». Allí se insiste en que el arte no puede basarse en un postulado y que
es fundamentalmente una «techne», fruto de la experiencia, y que aspira
esencialmente a ser útil.
Fue en la escuela de Empédocles donde la cosmología ejerció los peores efectos
sobre el arte de curar. La fiebre había de interpretarse como un exceso de calor y
los escalofríos, como un exceso de frío. De este modo, el filósofo recomendaría
una dosis de calor para curar los escalofríos y una de frío para curar la fiebre. El
autor de «La antigua medicina» contesta que las causas de la enfermedad y de la
muerte no pueden simplificarse de ese modo y que, cuando el hombre en
momentos críticos reclama el médico, éste sólo puede ayudarlo basándose en la
«techne», pero nunca en la cosmología, en la que no encuentra ninguna prueba
que dé certeza a la forma de actuar. Por eso el médico hipocrático se escandaliza
de la ignorancia del filósofo, insistiendo en el hecho de que la única piedra de
toque de la «techne» está en el resultado. Es entonces cuando entra en juego otra
característica fundamental del médico hipocrático, que es su preocupación
personal por los sufrimientos del paciente. De este aspecto de la doctrina
hipocrática nacerá una norma más general, que nos llevará a ver todo el
conocimiento científico como un instrumento real puesto al servicio de la
Humanidad. Es lo que más tarde se llamará ciencia positiva, en oposición a la
especulación inoperante. En otras escuelas médicas como la de Cnido parece que
el elemento especulativo tenía más importancia, pero para el médico de Cos el
objetivo fundamental es el hombre que pide ayuda.
En «La antigua medicina» se sostiene que el método de observación y la
experimentación constituyen la única vía para llegar a la comprensión de la
naturaleza del hombre, en oposición al método apriorístico de los cosmólogos.
Hipócrates admite el uso de la inferencia lógica para descubrir hechos que no
están al alcance de los sentidos y desarrolla el método inductivo con toda claridad.
En este punto coincide con Anaxágoras, Empédocles y algunos pitagóricos. Más
aún, la infuencia de los filósofos sobre el médico hipocrático se pone de manifiesto
cuando éste siente la necesidad de sistematizar el conjunto de sus conocimientos
y de justificar racionalmente dicha necesidad, formando lo que podríamos llamar
una teoría médica.
Hasta cierto punto, uno puede entrever que la llamada teoría hipocrática
constituye un caso particular de aplicación de la teoría de la ciencia a la medicina:
un intento de elaborar un cuerpo orgánico de conocimientos basados en la
observación y en la experiencia, que puede ampliarse continuamente con
generalizaciones cuya principal defensa es el hecho de ajustarse a la realidad de
los fenómenos. Además de perseguir como fin el bienestar de la humanidad, la
teoría hipocrática tiene una normativa que puede considerarse la base de la
deontología médica occidental. Sin duda habrás oido hablar del juramento
hipocrático, que es una forma resumida de dicho código deontológico. Ahora bien,
los textos más antiguos que han llegado hasta nosotros, aunque están escritos en
griego, son de la época imperial romana y es posible que las condiciones
admitidas en esa época para el ejercicio de la profesión influyeran en su
redacción.
Antes de permitir que el joven médico iniciara su ejercicio se le exigía un
juramento solemne del tipo siguiente: «Aquel o aquellos que me han enseñado el
Arte tendrán por mi parte la misma consideración que mis progenitores. Velaré por
sus descendientes como si fueran mis hermanos y les enseñaré el Arte si lo
quieren aprender, sin aceptar paga o recompensa. Mediante preceptos, lecciones
y demás métodos de enseñanza transmitiré todo lo que sé a mis hijos y a los hijos
de mis maestros, así como a los discípulos vinculados por el juramento y convenio
(en este caso era necesaria una remuneración, generalmente muy elevada), pero
a nadie más. En todo momento haré cuanto pueda para curar a los enfermos con
la mayor solicitud y lealtad de que sea capaz. Nunca prepararé venenos ni
practicaré abortos.»
Otras fórmulas del juramento también aluden a la obligación del secreto
profesional y a no utilizar nunca la influencia sobre el enfermo o su familia en
beneficio propio, ni con otro objeto que ejercer la profesión con la máxima
eficacia.
Es obvio que el juramento hipocrático establece lo que hoy llamaríamos un
sentido de clase entre los médicos, quizá abusivo, que ha prevalecido hasta
nuestros
días. Ello queda fuera del papel social que uno espera del hombre de ciencia y de
hecho hay que tomarlo como un fenómeno protocientífico. De todos modos, como
ya he señalado, hemos de reconocer que es la primera afirmación formal de que el
saber debe estar al servicio del hombre. Esta idea se convirtió en el tópico del
científico durante los siglos XVIII y XIX, y por este motivo aún se considera a los
científicos más destacados de esa época como grandes bienhechores de la
humanidad. Otro aspecto que tal vez deriva de la moral hipocrática (y que fue
introducido en la filosofía liberal como un rasgo característico del hombre de
ciencia) es el respeto a la persona. Por tanto, nunca se hará nada que
menosprecie a un individuo, ni siquiera en beneficio general. Quiero decir, por
ejemplo, que el hecho de que un enfermo sea viejo e incurable no justifica, en
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  • 1. HISTORIA DE LA CIENCIA PRESENTACIÓN.............................................................. 1 A MODO DE PREFACIO 1.LA ESQUIZOFRENIA DEL HOMBRE MODERNO .................. 1 2.EL DESARROLLO DE LA RACIONALIDAD...........................1 ANTECEDENTES EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 3.Los PROBLEMAS CLÁSICOS.............................................. 1 4.EL FENÓMENO GRIEGO...................................................20 5.LA ESCUELA DE MILETO..................................................2, 6.MÁS SOBRE LOS ANTIGUOS JONIOS ...............................2 7.ORÍGENES DIONISÍACOS DE LA CIENCIA......................... 31 8.RACIONALISMO RADICAL Y PLURALISMO ........................3 9.LA UNIFORMIDAD DEL UNIVERSO ...................................41 10.EL FLORECIMIENTO DE LA MEDICINA GRIEGA EN EL SIGLO V A. C. 4 11.LA APORTACIÓN HIPOCRÁTICA...................................... 12.EL APOGEO DE LA CULTURA GRIEGA..............................5 13.UN HOMBRE QUE LO SABÍA TODO ................................. 14.EL MÁS GRANDE NATURALISTA DE LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 6, 15.Los CONTINUADORES INMEDIATOS DE ARISTÓTELES ....76 16.EL MUSEO DE ALEJANDRÍA.............................................7, 17.Los PERIODOS ALEJANDRINOS MEDIO Y TARDÍO ...........7' 18.LA SÍNTESIS GALÉNICA..................................................86 19.Los AUTORES LATINOS..................................................9, 20.EL FINAL DE LA CULTURA CLÁSICA............................... 101
  • 2. ANTECEDENTES EN LA EDAD MEDIA 1.Los «REYES GODOS».....................................................106 1.EL ISLAM ENTRA EN ESCENA ......................................... 109 2.Los ÁRABES EN EL OCCIDENTE EUROPEO....................... 21.EL TIEMPO DE LA ESCOLÁSTICA Y LAS UNIVERSIDADES 12( 22.LAS REGLAS DE SAN BERNARDINO................................ 126 ANTECEDENTES EN EL RENACIMIENTO 23.SOBRE EL AMBIENTE INTELECTUAL DEL RENACIMIENTO 128 24.LA «FABRICA» Y «DE REVOLUTIONIBUS» ..................... 135 25.OPUS NIGRUM..............................................................144 26.LA CORRIENTE IATROQUÍMICA .................................... 15: LA REVOLUCIÓN 30.DE LA ÉPOCA DE GALILEO Y KEPLER..............................160 31.Nullius IN VERBA........................................................... 171 32.LA FILOSOFÍA EXPERIMENTAL.......................................180 33.HARVEY Y LA CORRIENTE IATROFÍSICA......................... 184 34.Los MICROSCOPISTAS .................................................. 193 35.NEWTON COMO CULMINACIÓN DEL SIGLO XVII.............201 36.LE SIÉCLE DES LUMIÉRES..............................................211 37.MÉDICOS Y CIRUJANOS DEL SIGLO XVIII.......................218 38.LA TEORÍA DE LA COMBUSTIÓN.................................... 226 39.LA CLASIFICACIÓN DE LAS PLANTAS Y LOS ANIMALES... 233 40.LE STYLE, C' EST L' HOMME............................................. 243 41.OTROS ASPECTOS DE LA BIOLOGÍA DEL SIGLO XVIII.....253 42.EL DESARROLLO DE LA ASTRONOMÍA............................262 43.Kosmos.........................................................................270 44.PHILOSOPHIE ZOOLOGIQUE..........................................277 45.DISCOURS SUR LES RÉVOLUTIONS DU GLOBE............... 283 46.TEORÍA DE LOS TEJIDOS Y TEORÍA DE LOS CRISTALES 291 47.LA CIENCIA DEL SIGLO XIX........................................... 295 48.THE ORIGIN OF SPECIES...............................................303 49.VERSUCHE UBER PFLANZENHYBRIDEN...........................312 50.CE SONT LES MICROBES QUI DIRONT LE DERNIER MOT 319 51.LA CRISIS DE LA FÍSICA TEÓRICA..................................331 52.CONCLUSIÓN ...............................................................336 CARTAS SUELTAS POSTERIORES 53.DETERMINISMO, PROBABILIDAD E INCERTIDUMBRE......339 54.LA ESCUELA DE QUÍMICA DE BARCELONA DE COMIENZOS DEL SIGLO XIX . 343
  • 3. 55.LAS DOS CULTURAS......................................................349 56.LA TEORÍA DEL PARADIGMA..........................................352 57.LA EPISTEMOLOGÍA EVOLUTIVA....................................355 58.EL TEOREMA DE FERMAT.............................................. 358 59.ORDENADORES.............................................................361 60.EL CAMBIO DE SIGLO Y DE MILENIO..............................365 61.LA CIENCIA Y LA TÉCNICA EN NUESTRA SOCIEDAD .......368 62.50 ANIVERSARIO DE LA FACULTAD DE BIOLOGÍA...........370 NOTA DEL AUTOR............................................................377 PRESENTACIÓN Ramon Parés ha sido catedrático de Microbiología en la Universidad d( Barcelona hasta 1998, y posee una larga serie de distinciones profesionales, incluid( un doctorado honoris causa por la Universidad Henri Poincaré de Nancy. Entre 1995 y 2003 ha presidido la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. A lo largo de toda su carrera profesional, Parés ha intentado hacer compatibles llamadas «dos culturas», científica y humanística, interesándose de modo especia por la historia de la ciencia. En este sentido, y siguiendo una tradición inicial por Odón de Buén a finales del siglo XIX, Parés ha impartido durante muchos años la asignatura de Historia de las Ciencias Naturales en la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona. En 1983, Parés empezó a escribir una serie de cartas sobre historia de 11 ciencia dirigidas a su hija Nuria, que entonces hacía el doctorado en la Universidad de Montpellier. Dichas cartas constituyeron el germen de este libro, que contiene dos grupos de cartas bien diferenciados. En el primer grupo (cartas 1-52), el autor recorre la historia del pensamiento occidental desde los filósofos presocráticos hasta la mecánica relativista del siglo XX. Estas cartas, escritas entre mayo d( 1983 y febrero de 1985, constituyen el núcleo central del libro, y pueden considerarse un verdadero tratado de historia de la ciencia en forma epistolar. La; diez cartas adicionales (números 53-62), escritas entre 1987 y 2002, son una especie de coda. Aunque queden al margen de la narración principal, estas cartas abordar temas científicos e históricos no tratados en las anteriores, y constituyen une continuación natural del epistolario entre padre e hija.
  • 4. JOSEP CASADESÚS Febrero 2004 1. LA ESQUIZOFRENIA DEL HOMBRE MODERNO Barcelona, 23 de mayo de 1983 Querida Nuria, Como te prometí, hoy te escribo la primera de las cartas sobre la Historia de la Ciencia. Espero ser capaz de darte una visión global. Igualmente espero que encuentres las cartas estimulantes y divertidas. Cuando los autores clásicos se ponían a escribir, debían tener inquietudes parecidas, ya que siempre pedían ayuda a los dioses y a las musas. Hoy eso ya no estaría bien visto. A modo de introducción, hoy quisiera hablarte de lo que podríamos llamar la Ciencia y la esquizofrenia del hombre moderno. Podemos dar por supuesto que tanto tú como yo tenemos una idea bastante precisa de lo que es la investigación científica. Tanto tú como yo hemos tratado de practicarla para llegar a conclusiones objetivas, que podrán ser reencontradas fácilmente por otra persona suficientemente adiestrada, ya sea en tu campo de la Fisiología Animal o en el mío de la Microbiología. Pero hay que tener en cuenta que los hombres del pasado pretendían alcanzar el mismo fin utilizando otros métodos. Algunos consideraban que determinados fenómenos particulares eran signos de lo que había de ocurrir; los expertos en ese modo de proceder son los llamados augures y astrólogos. Estaban también los adivinos, que operaban de una forma no muy diferente, mediante estados especiales de iluminación de su consciencia. Las opiniones populares también se han formado y se forman por un camino completamente diferente del conocimiento científico. Por último, también podemos considerar que la asimilación poco crítica de los dogmas y la tradición religiosa ha servido de base a muchos conocimientos que con frecuencia se han considerado fiables y provechosos. Tengo el convencimiento de que en el hombre actual —y por tanto en nosotros mismos— siguen estando mezclados los conocimientos derivados de los diferentes métodos que acabo de mencionar. Pero supongo que estaremos de acuerdo en que hoy día el papel de los conocimientos obtenidos por el método científico es muy importante y extenso. Ahora, incluso se intentan analizar sistemáticamente por medió del método científico los dominios del conocimiento que se obtuvieron
  • 5. de otra manera. En cualquier caso, cuando un tipo de conocimiento contradice lo que afirma la ciencia, uno suele ponerlo en duda. No es difícil darse cuenta de que esta hegemonía del conocimiento científico es un fenómeno reciente y que ha surgido de forma gradual. Hasta hace un siglo, los hombres que nos han precedido no tenían este patrón y todavía hoy la humanidad considerada en bloque se parece más al hombre de ayer que al que teóricamente podemos tomar como resultado de la llamada revolución científica. Nuestro universo interior sigue estando patéticamente ocupado por elementos paracientíficos. De ahí surge una característica del hombre culto contemporáneo: su incurable esquizofrenia. Esta esquizofrenia se ha radicalizado después de la revolución científica, pero de hecho ha sido un rasgo más o menos insidioso de la cultura occidental desde sus orígenes, es decir, desde que los antiguos griegos se aficionaron a discutirlo todo. La esquizofrenia comienza cuando uno cree que puede llegar a] conocimiento de la realidad por sí mismo y, al intentarlo, entra en contradicción con lo que le habían contado y con lo que creen los demás. Pienso que ves claramente cómo hay dos ideas importantes que urge meditar: la primera es el convencimiento de nuestra facultad de alcanzar la verdad; la segunda, el cambio que ha supuesto, para lograr ese propósito, la introducción de método científico. El campo del conocimiento científico está comprendido en lo que podemos considerar la realidad lógica, es decir, el conjunto formado por aquellos conocimientos cuyos contrarios son absurdos. No todas las verdades lógicas sor verdades científicas, pero todas las verdades científicas son ciertamente racionales Una característica de la realidad lógica es la de hacerse fácilmente explícita para muchos a la vez, aunque haga referencia a un dominio puramente intelectual Por ejemplo, todo el mundo ve que la suma de los tres ángulos internos de un triángulo cualquiera equivale a dos ángulos rectos, y con tanto fundamento que n siquiera Dios puede hacer que sea de otro modo, porque Dios no hace absurdos. Observa que he introducido otro concepto: el de las verdades públicas. Los conocimientos científicos y los conocimientos lógicos son verdades públicas, per( el campo de las verdades públicas es más amplio, ya que muchas veces lo que 1, gente cree no es científico ni lógico. Sólo la demostración matemática conduce a verdades absolutas e inmutables sin que ello presuponga que no pueda haber conjeturas, antiguas o aún por descubrir que sean imposibles de demostrar, ni que toda la matemática sea un sistema lógico único y completo. En cambio, todo el resto de nuestra realidad
  • 6. lógica es conjetural La propia teoría científica se sostiene solamente en pruebas que se pueden aporta a su favor. Sin pruebas no hay teoría, y una teoría científica sólo puede ser aceptad cuando dichas pruebas son apabullantes, aunque nunca podrán tener la fuerza de un teorema. A continuación tenemos meras opiniones razonables, en pequeño o gran número, muy o poco aceptadas. Aquello de lo que cada uno de nosotros tiene consciencia individual puede estar comprendido en alguno de los campos de conocimiento que antes he señalado. Pese a ello, el universo individual siempre tiene algo que escapa de las verdades científicas, lógicas y públicas. Hablo de realidades en el sentido de lo que algo es, aunque sea meramente en nuestra imaginación. El esquema que viene a continuación, dibujado según el modo habitual de representar los conjuntos de la matemática elemental, puede ayudarte a entender lo que trato de expresar. El círculo mayor comprende toda la realidad, es decir, todo aquello de lo que se puede tener conciencia. Incluye el círculo de la realidad pública, en el que se encuentra el campo de la verdad lógica. El círculo rayado representa el conocimiento científico. La realidad psicológica individual podría representarse por los casos particulares de los círculos A, B, C y D. ¿Dónde está el campo de tu realidad particular? Espero que se pueda representar mediante un círculo de tipo A o B, con una intersección con el conocimiento científico que crecerá, sin duda, cada día. Un círculo como el de tipo D, acaso diminuto, podría simbolizar en el mismo esquema, la realidad de un ratón particular. Pero no sabemos si los ratones tienen consciencia de alguna cosa.
  • 7. La esquizofrenia, término que significa «mente partida», reside en el hech de que en el conocimiento individual del hombre actual hay una intersección co el conocimiento científico, pero el resto es importante e irreductible. Piensa qu en la Edad Media el hombre pretendía tener una realidad psicológica única común que coincidera con el mensaje de la Revelación, de acuerdo con las escritura y con la interpretación de la Iglesia, que lo abarcaba todo. El segundo dibuj intenta dar una imagen de esta situación. El círculo del absoluto quiere indica aquello de lo que podríamos tener conciencia todos los bienaventurados después de la muerte. La realidad individual sería uno cualquiera de los círculos pequeños, que están inscritos en el de la Fe y tienen una intersección mayor o menor con el de 1 Razón. En otras culturas, el sentido de la sabiduría no es muy diferente y 1 singularidad tanto del fenómeno griego como de la Revolución científica puec ser representada por la irreductibilidad de toda la realidad psicológica individual, a un solo tipo de realidad permanente, ya sea la racional o la científica. Afectuosamente, 2. EL DESARROLLO DE LA RACIONALIDAD Barcelona, 29 de mayo de 1983 Querida Nuria: Hoy me gustaría hablarte de algo que podría titularse el desarrollo de la racionalidad como prerrequisito indispensable para la generación del pensamiento
  • 8. científico. La Ciencia es un fenómeno reciente en la historia de la Humanidad. La que se denomina primera revolución científica tiene como punto de partida la ejecución de Giordano Bruno en la hoguera, ocurrida en Roma el año 1600. De todos modos es muy difícil entender el desarrollo de esta revolución hasta nuestros días sin conocer sus precedentes en el seno de la cultura occidental. Para nosotros, quiero decir para los occidentales de nuestro tiempo, el fenómeno científico es inconcebible sin una etapa previa en la que se desarrolla lo que podríamos llamar «racionalidad». Ya señalé en la carta anterior que la realidad científica está comprendida dentro del campo de la realidad lógica y es inimaginable una génesis independiente. Por otra parte, el lenguaje articulado y la escritura son una etapa previa imprescindible para que la realidad lógica cobre entidad. Hoy diríamos que la racionalidad no es posible sin un mecanismo apropiado para codificar la información. De ahí que la perspectiva histórica de la Ciencia comience con el descubrimiento de la escritura, es decir, con el comienzo de la propia historia. La invención de la escritura es un hecho relativamente reciente en la historia del hombre. Constituye la etapa del Horno sapiens, con no más de 5.000 o 6.000 años. Con anterioridad el hombre fue capaz de cierta industria, que fue evolucionando lentamente. En realidad no podemos saber si hay hombres o si unos restos fósiles le pueden ser asignados mientras no conozcamos las herramientas que eran utilizadas. La prehistoria humana va ligada a la herramienta y penetra en las tinieblas del tiempo a lo largo de un periodo no inferior a los dos millones de años. Es la etapa del Horno habilis y, en este caso, como el del sapiens, la distinción es más cutural que antropológica. El lenguaje articulado y la capacidad de pensamiento conceptual que necesariamente precedieron a la invención de la escritura es un periodo difícil deprecisar, pero que no parece que pueda remontarse más allá de cincuenta mil años. Digamos pues que la infancia del hombre es larguísima; tanto que, si asignamos al hombre de hoy la edad de cien años, sólo hace tres meses y medio que sabe escribir y sólo hace seis días que sabe que la Tierra es un planeta que gira alrededor del Sol. De ahí que sea aventurado para nosotros prever el desarrollo futuro de la ciencia y su alcance sobre la vida humana. Pero volvamos a la importancia extraordinaria de codificar y recoger información. Por ejemplo, la estructura de nuestro pensamiento ha sido marcada profundamente por los llamados dualismos, que fueron establecidos por los
  • 9. pensadores griegos antiguos. Viene a ser lo mismo que nuestra unidad bit de información y por tanto el dualismo representa también una pregunta que sólo admite dos respuestas que se excluyen mutuamente. Posiblemente uno de los primeros dualismos es la distinción entre lo verdadero y lo falso. Otros dualismos pueden derivarse de éste, como la apariencia y la realidad. Hay otros dualismos que también fueron establecidos por los antiguos filósofos griegos, y que tuvieron extraordinaria importancia para el desarrollo ulterior del pensamiento científico: por ejemplo, lo complejo y lo simple, es decir, lo que se puede descomponer en partes y lo que no se puede descomponer. Otro muy interesante es el orden y el caos. Fíjate que de este modo se puede empezar a pensar de la forma siguiente: los objetos de mi percepción, es decir, aquellos de los que me doy cuenta gracias a los sentidos, ¿son reales o imaginarios? ¿Forman parte de un todo ordenado o caótico? ¿Su diversidad es aparente y fuera de mis sentidos todo es más simple? Los pensadores griegos también establecieron que el mundo exterior se manifiesta a los sentidos como heterogéneo, pero que esta heterogeneidad se puede referir a dos aspectos muy diferentes: al espacio y al tiempo. Es decir, dos cosas diferentes pueden corresponder a dos lugares diferentes del mundo exterior o a dos momentos diferentes del mismo lugar. Los cambios en el orden del tiempo podrían ser consecuencia de transformación o de simple redistribución de elementos que escapan a nuestra percepción directa. Es realmente curioso cómo aparecieron algunas ideas que han resultado básicas para el conocimiento científico, como la propia idea de ley natural. La idea inicial de ley es la de un acuerdo entre unos cuantos hombres. Conocido el acuerdo, su comportamiento resulta previsible en cierta medida. Entonces se empezó a suponer que tal vez en el mundo exterior los acontecimientos eran determinados por una especie de acuerdo que sería la ley natural. Lo que llevo escrito en esta carta sin duda justifica que volvamos a hablar de los antiguos griegos en las cartas próximas. Por otro lado me gustaría que sintieras como yo una especie de encantadora fascinación por estos viejos pensadores de Grecia. Afectuosamente, 3. LOS PROBLEMAS CLÁSICOS
  • 10. Barcelona, 12 de junio de 1983 Querida Nuria, Acabo de leer el borrador de la última carta del 29 de mayo. Han transcurrido bastantes días, en los que mi atención ha viajado por otros parajes, y quería, por decirlo de algún modo, retomar el hilo. Veo que es necesario que hoy me centre sobre algo que el último día sólo esbozaba y que podríamos llamar «los problemas clásicos». Los pensadores de la antigua Grecia que vivieron con anterioridad a Sócrates, constituyen sin duda un grupo de hombres memorables. La verdad es que resulta muy difícil conocer con precisión su pensamiento, porque lo que ha llegado hasta nosotros de sus obras no pasa de una colección de fragmentos, y en numerosas ocasiones de interpretación muy arriesgada. Las fuentes de estos autores son los comentarios que de ellos hicieron otros posteriores, que verosímilmente conocían sus escritos de primera mano. Entre estos últimos destaca extraordinariamente la figura gigantesca de Aristóteles, que tenía la sana costumbre de exponer, antes de sus propias ideas, las que habían tenido los filósofos precedentes sobre los mismos problemas. Naturalmente casi siempre lo hacía con un sentido fuertemente crítico,' cosa que con frecuencia nos predispone a rebatirlas. No obstante, la posteridad, a medida que se ha ido haciendo una idea global de lo que podríamos llamar el fenómeno presocrático, coincide en asignarle el papel de cuna de la Ciencia. Más que la importancia de los conocimientos científicos de los pensadores presocráticos, lo que cuenta son las ideas que generaron y los procedimientos intelectuales que fueron capaces de formular. Ellos son los autores de una especie de estrategia de interpretación que ha sido utilizada con mejoras graduales en Ciertamente con sentido crítico, pero interpretándolos desde sus propios postulados filosóficos. Esto le ha quitado buena parte de la autoridad que sus comentarios tenían hasta ahora. Lo mismo es válido para Teofrasto.todos los periodos posteriores hasta llegar a nosotros, en un proceso en el que caben destacar sucesivos retornos al origen. Ya nos hemos referido a la importancia de los dualismos como pieza fundamental de la estructura lógica de nuestro pensamiento y también de la ley natural derivada, por analogía, de la ley o acuerdo político. Sabemos sin lugar a dudas que los filósofos presocráticos son los primeros que formularon preguntas del tipo: ¿qué es la reproducción?, ¿qué es la razón?, ¿por
  • 11. qué el ser vivo evita una tendencia aparente a la desorganización?, y muchas otras que constituyen la perspectiva general del conocimiento científico moderno. Intentando contestar preguntas como las que antes he citado, los antiguos pensadores de Grecia establecieron la posibilidad de dos niveles conceptuales: los aspectos perceptibles de la realidad o «phenomena» y los aspectos no perceptibles pero inferibles de la misma cualidad o «cryptomena». Observa que ahí reside la maravilla de la formulación original que ha llevado a relacionar las propiedades físicas con moléculas, las propiedades químicas con átomos, y la enfermedad con la infección. Tú misma, en tu trabajo, haces uso de esta estrategia intelectual, porque, partiendo de datos sensibles, haces inferencias sobre un dominio muy coherente, pero que no está al alcance de tu percepción directa. A través de los «cryptomena» tal vez la complejidad puede resolverse en simplicidad, y el desorden aparente en un orden interno. Al convencimiento de que puede ser así se le llama reduccionismo. Por ejemplo, en el siglo XVII, después de la primera revolución científica, se creía que todo se podía reducir a mecánica. Durante los sigos XVIII y XIX, el fracaso de dicha pretensión originó la corriente irreduccionista que conocemos con el nombre de vitalismo. Las ideas sobre la vida y sobre la materia forman históricamente dos corrientes de conceptos que se anastomosan e interactúan continuamente desde la ciencia presocrática (de 600 a 300 años a.C.). El término biología aparece tardíamente. De hecho, los primeros en utilizarlo fueron Lamarck y el alemán Treveranus, ambos en escritos publicados el año 1802. Sin embargo, el uso del término con el que nosotros estamos familiarizados no se generaliza hasta comienzos de nuestro siglo. El término griego «bios» ya es utilizado por Homero para designar la vida, en un sentido quizá próximo a lo que nosotros entendemos por biografía. Los griegos utilizaban, como el propio Homero, el término «zoe» para designar la actividad vital, lo que está vivo. Es decir, el «zoe» es la vida como acción perceptible. También encontramos en los textos homéricos el término «psyche»- el ánima de los latinos- que encierra la sugerencia de que la materia adquiere las propiedades de lo vivo por la introducción de un elemento especial y extraño a ella misma. En el mundo antiguo, el alma es la causa de la vida. En los poemas homéricos aún hay otro término interesante, el «thymos», que alude más bien al coraje. Así, en cierto modo, la vida comienza a ser caracterizada
  • 12. por su irritabilidad; el «thymos» alude al hecho de que un pequeño estímulo puede desencadenar una respuesta importante. La biología de hoy está totalmente enfocada hacia el campo de la vida como acción o «zoe», y la historia de la biología puede considerarse una evolución de las ideas de los antiguos griegos hasta un punto donde sólo cuenta el «zoe». Los presocráticos también establecieron el hábito mental de referirse al organismo como un pequeño universo o microcosmos, comparable en muchos aspectos al Universo o macrocosmos. En los primeros pensadores hay una tendencia a explicar el macrocosmos en términos de microcosmos, o sea en sentido biológico. Desde entonces hasta hoy esta tendencia se ha ido invirtiendo, de modo que hoy sólo se puede hablar del microcosmos en términos de macrocosmos. Es la explicación de la vida en términos de física y de química. Hay muchas otras ideas que se les ocurrieron a los hombres del periodo presocrático y que han llegado a constituir una especie de caminos permanentes para todo el pensamiento posterior. En gran medida, la ciencia moderna viene a ser una respuesta oportuna a los problemas clásicos. Ahora conviene que, dentro del marco que acabo de esbozar, hagamos una revisión más sistemática yendo de Tales a Arquímedes y Ptolomeo y también de Hipócrates a Galeno. Confío en que la encuentres interesante y quizá más divertida que lo que he expuesto en esta carta y en las anteriores, dado el carácter general de las ideas que en ellas quería desarrollar. Afectuosamente, 4. EL FENÓMENO GRIEGO Barcelona, 19 de junio de 1983 Querida Nuria, Hoy quisiera hablarte del «fenómeno griego». Conviene hacerlo para entender bien el origen y el desarrollo del pensamiento científico. Los antecedentes de lacultura griega son las grandes civilizaciones egipcia y asirio-babilónica. Ahora bien, mil años a.C. Egipto ya había perdido su supremacía política y cultural. En cambio Babilonia pasó por sucesivas etapas: la sumeria, la asiria, la persa, la helenista y, si me apuras, después de la dominación parcial romana, aún pasaron por ella los partos, los sasánidas y los árabes. De este modo, la cultura babilónica precede a la griega y luego le sobrevive, hasta convertirse en una pieza esencial
  • 13. para que Occidente reencuentre el legado de Grecia después de la Edad Media. Por otra parte, la influencia de Babilonia sobre la antigua Grecia fue favorecida por la relativa facilidad de las comunicaciones. Aunque no es momento de extenderme en ello, no debemos dejar de resaltar que la cultura griega propiamente dicha fue precedida por las civilizaciones prehelénicas que, como la minoica, florecieron unos tres mil años a.C. y de las que aún se sabe poco. Ten en cuenta que su escritura aún está empezando a ser descifrada. La cultura occidental en su totalidad se asienta sobre la forma en que los antiguos griegos concibieron el mundo y el hombre. A ello hay que añadir la visión jurídica y la organización política de los romanos, la tradición religiosa del pueblo judío, la peculiar manera de plantear las relaciones entre Dios y el hombre del cristianismo y finalmente, un cierto aporte del espíritu germánico. Occidente es una amalgama de todo esto. Los rasgos más importantes de la contribución griega son probablemente la conciencia de libertad y autonomía individual, el racionalismo y las concepciones del arte, la literatura y la historia. Fíjate en que ha habido sucesivos periodos en los que el hombre occidental ha querido retornar a la antigüedad clásica. Son los distintos renacimientos. Quizá el primero tuvo lugar el siglo II después de Cristo, en la época de los emperadores Adriano y Marco Aurelio. Tenemos también el renacimiento carolingio del siglo VIII, que dirige su mirada principalmente hacia la antigua Roma y hacia Bizancio, el renacimiento bizantino del siglo IX y el renacimiento propiamente dicho o renacimiento humanista del siglo XV. Éste tiene unas raíces muy profundas y quizá convenga señalar que la principal es el renacimiento cristiano del siglo XIII. Algunos historiadores modernos llegan a considerar a este último como el comienzo del propio Renacimiento. Finalmente, conviene hablar del neohumanismo alemán del siglo XVIII y comienzos del XIX, que representa una concepción estética basada en el hecho helénico. Por último, en nuestro siglo tiene lugar el llamado tercer humanismo, en el que el fenómeno griego sigue siendo un desafío de cara al problema del valor de la persona. Cabe preguntarnos si la ciencia se habría desarrollado sin el fenómeno griego. La respuesta parece un no rotundo.' Si es así, es interesante tratar de ver en qué circunstancias se produjo dicho fenómeno. Se ha indicado que puede ser significativo el hecho de que los griegos nunca llegasen a constituir un estado comparable a los imperios egipcio y babilónico. Es decir, que el poder nunca alcanzó la forma que tenía en esos imperios ni la de otras culturas independientes como la china o la indostánica, en las que no se ha producido ningún fenómeno
  • 14. comparable a la Revolución científica. Para los antiguos griegos, el estado era la ciudad o «polis» y ni siquiera durante el imperio de Alejandro Magno llegó a difuminarse totalmente esta concepción. Si contemplas los esquemas de los mapas de la antigua Grecia, quizá comprenderás mejor esta división, sin duda favorecida por la geografía. Está la franja costera del No puedo ocultarte que también hay quien opina de otro modoAsia Menor, el continente griego propiamente dicho, constituido por una serie de zonas muy aisladas por tierra, la multitud de islas de los mares Egeo y Jónico y zona del sur de Italia que fue llamada Magna Grecia. Añádele durante un tiempo Alejandría en el norte de Africa y colonias dispersas en Oriente y Occidente. La agricultura era relativamente pobre en la Grecia peninsular y esto hizo que el comercio y la navegación tuvieran gran importancia. También llama la atenciói el hecho de que la religión y la ética no estuvieran vinculadas a la política como el las otras culturas de la Antigüedad.
  • 15. Los griegos tenían un carácter hospitalario y una cierta devoción hacia e hombre prudente y sabio. Por otro lado, se ha señalado que combinaban h inteligencia y la fina sensibilidad de las culturas orientales con la vitalidad 3 agresividad de los pueblos procedentes del Norte. Es la tensión apolo-donisíaca que ya conoces. Para nosotros está claro que la semilla de la ciencia moderna es el fenómeno griego y que éste tiene su eclosión en Mileto y otras colonias del Asia Menor. De forma esquemática abarca unos novecientos años que podemos dividir en tres periodos de trescientos años cada uno. El primero va de Tales de Mileto al año 322 a.C., fecha de la muerte de Aristóteles. El segundo, desde la fundación de Museo de Alejandría hasta la máxima expansión de los romanos en Oriente, o sea hasta el comienzo de la era cristiana. El último lo constituyen los tres primeros siglos de nuestra era. Finalmente debo recordarte cuáles son las fuentes de nuestro conocimiento de la cultura griega. Son las inscripciones, los papiros, los monumentos arqueológicos. las monedas y las copias y traducciones de las obras literarias y científicas. El papiro está hecho de una planta que era muy abundante en Egipto. Es e] material en el que se conservan muchas escrituras antiguas y es el que normalmente emplearon los griegos, aunque tardíamente también introdujeron el pergamino. Los rollos de papiro se guardaban en las bibliotecas. Desgraciadamente, la mayoría han sido destruidos, pero las excavaciones han permitido encontrar muchos fragmentos. Estos fragmentos han permitido identificar copias antiguas pero muy posteriores, completando su interpretación y dando testimonio de su autenticidad. Las principales copias de las obras antiguas proceden de la Edad Media y se llaman códices. Un trabajo meticuloso sobre cada autor nos permite penetrar en un mundo que, de otro modo, no podríamos analizar. La Historia de la Ciencia comienza en una época arcaica de la cultura griega. pero deja atrás cerca de mil quinientos años de cultura prehelénica. Has de saber que el nombre de Grecia procede de los romanos y es el de una tribu griega que entró en contacto con ellos. El país de los griegos de la antigüedad se llamaba Hélade y comprendía tres estirpes fundamentales: la de los jónicos, la de los dóricos y la de los atenienses. Son tres focos culturales propios a los que quizá habría que añadir el de los eólicos, al que pertenecía la gran poetisa Safo. Basta por hoy.
  • 16. Afectuosamente, 5. LA ESCUELA DE MILETO Begues, 26 de junio de 1983 Querida Nuria, Como te he prometido, hoy mismo me dispongo a escribirte una nueva carta, siguiendo con el propósito que me hizo escribir las cuatro anteriores. Ya te he descrito de un modo general las características del fenómeno griego; ahora te hablaré de los antiguos pensadores jonios, que podemos agrupar en la Escuela de Mileto. El más antiguo de los pensadores de los que quiero hablarte es Tales. Se trata de una figura casi mítica en la historia del pensamiento occidental. Aunque no tenemos seguridad sobre las fechas de su nacimiento y su muerte, lo más probable es que estuvieran comprendidas entre los años 650 y 580 a.C. Se ha dicho que su padre era griego jonio y su madre, fenicia. Vivió en Mileto, pero viajó a Oriente y a Egipto, lo cual probablemente fue importante para su instrucción. No está claro si sabía escribir o no, pero lo cierto es que no dejó ninguna obra escrita. Recordarás que se le considera el fundador de la filosofía e incluso se le atribuye la invención de ese término. Supuestamente, a la pregunta de si era un sabio, Tales respondió que era simplemente un amante del saber, que es lo que significa filósofo. Tales fue un hombre realmente notable, que ejerció el comercio y la política. Tuvo éxito en sus negocios y ello le permitió amasar una buena fortuna. También era aficionado a reunirse con sus amigos en una especie de peña o club donde se discutía acerca de todo de una manera libre e independiente. La fama de Tales se extendió mucho, probablemente porque Mileto era una ciudad frecuentada por viajeros de toda la Hélade. De hecho fue incluido en el grupo de los siete sabios de Grecia, una especie de premios Nobel de la antigüedad. Quizá no sepas quiénes fueron los otros seis sabios. La lista más corriente incluye a Bias de Priene, Quilón de Esparta, Cleóbulo de Lindos, Periandro de Corinto, Pítaco de Mitilene y Solón de Atenas. Algunos, en vez de Periandro, incluyen a Epiménides de Festos. En cualquier caso, Tales es un caso especial, porque los demás destacan exclusivamente en los campos de la filosofía moral y la práctica política. Sea como fuere, todos constituyen un símbolo de un nuevo modo
  • 17. de ver las cosas, aunque sea partiendo de la sabiduría de las civilizaciones más antiguas de Egipto y Babilonia. La diferencia a la que antes me refería permite considerar a Tales como el punto de partida de la historia de la Ciencia. Parece que introdujo las técnicas de los egipcios para medir distancias y superficies y, por ejemplo, se le atribuye un ingenioso método (cuya descripción te ahorraré) para conocer la distancia de los barcos a la costa. También se dice que aprendió de los fenicios el arte de navegar guiándose por las estrellas. Conocía las tablas astronómicas de los babilonios y con su ayuda predijo el eclipse solar del año 585 a.C. Con todo, el mérito más importante de Tales parece ser el haber descubierto el valor absolutamente general de las demostraciones geométricas, algo que los egipcios nunca habían concebido. Con Tales comienza la historia del «arche» o principio fundamental del que están hechas o derivan todas las cosas 3 . Para Tales, el «arche» es el agua, que como mínimo continuará siendo un elemento hasta el siglo XVIII. Recuerda que lo verdaderamente importante es la idea en sí: que todo se pueda derivar de un principio al que se reduce la multiplicidad de las cosas. Es un paso extraordinario en el camino de la abstracción intelectual. El agua como «arche» puede ser una idea derivada de las mitologías orientales y de la observación de cómo después de las inundaciones periódicas del Nilo todo se fertiliza, igual que ocurre tras los periodos de lluvia. Por otra parte, el agua se relacionaba con la vida porque las zonas secas del cuerpo son insensibles y la vida surge siempre de lo que está húmedo. Otro concepto al que Tales dedicó gran atención es el de «psyche». Creía que era la causa de la vida, pero que no era responsable de la materia viva exclusivamente, sino también de las propiedades de la roca magnética. Por tanto en Tales no hay una separación radical entre materia viva y no viva. En Mileto también vivió Anaximandro, entre los años 611 y 546 a.C.. Tampoco se sabe gran cosa de su vida, pero con toda probabilidad se le puede considerar discípulo de Tales. Tiene el mérito de haber escrito el primer libro sobre ciencia, 3 «Arche» es un término empleado por Aristóteles; en ningún caso fue usado por los presocráticos. que tituló «Periphyseos», que significa «sobre la naturaleza». Es probable que también fuera el primer griego que escribió en prosa. Aristóteles afirma haber leído ese libro, que se perdió definitivamente durante la propia antigüedad clásica.
  • 18. Para Anaximandro el «arche» no es el agua, sino un elemento indeterminado al que llama «apeiron». Da un paso más en el camino de la abstracción, al considerar que el principio fundamental puede ser imperceptible. De él se separarían el calor y el frío. De la lucha entre contrarios surgirían el agua, el aire, la tierra y el fuego. Después se produciría una estratificación: la tierra, que es la más pesada, estaría en el centro, cubierta por el agua; sobre ellas estaría primero el aire y finalmente el fuego. El fango sería un estado intermedio entre la tierra y el agua. Se dice que Anaximandro hizo el primer mapa del mundo y que concebía la Tierra como un globo esférico situado en el centro del Universo. El mundo no flota sobre agua, como creía Tales, sino que se encuentra suspendido del centro del Universo, debido a que está equidistante de todas las cosas. Es otra abstracción muy interesante. Los animales, como suponía Tales, saldrían de la tierra húmeda calentada, así como las plantas y más tarde el hombre. Por tanto cree en la generación espontánea de los seres vivos, una actitud que persistirá a lo largo de toda la Historia de la Ciencia. En Anaximandro encontramos por primera vez una idea evolucionista. De todos modos hay que tener en cuenta que la evolución como transformación de especies no existe en absoluto en el pensamiento clásico. En este caso se trata de evolución dentro de la propia especie. Anaximandro imagina que el hombre no podía ser desde el principio como es ahora, y por una razón bastante inteligente. Cree que la infancia es tan larga y está tan necesitada de la atención de los progenitores, que sin la civilización sería imposible sobrevivir. Aquí aparece el principio de reducción al absurdo y, además, una observación muy aguda. Anaximandro cree que el hombre ha podido surgir de un antecesor con forma infantil acuática como las ranas. Después terminaría siendo totalmente terrestre. También supone que otros animales han podido tener un origen similar. Otra idea muy importante de Anaximandro es que el Universo actual podría haber sido precedido por otros, mediante sucesivos retornos al «apeiron». El actual también podría hacerlo, originándose más tarde otro Universo. Esta es una idea interesantísima que podemos reencontrar en la cosmología moderna, y sin duda es la primera versión científica del catastrofismo. Se ha sugerido que Anaximandro fue el primero en señalar que la «pysche» es aire. Esto está muy relacionado con la teoría órfica y tiene un gran parecido con el propio libro del Génesis.
  • 19. La idea del «apeiron» ha sido muy influyente desde la antigüedad. Podemos relacionar con ella las primeras teorías epigenéticas, desde Aristóteles a Harvey. La transformación entre contrarios, frío y calor, como principio general tendrá un gran papel en el pensamiento griego. Finalmente hay que señalar que Anaximandro conocía los fósiles, a los que interpretaba como ensayos fallidos de generación de animales, ensayos que por otra parte testimoniaban que la vida se origina entre la tierra y el agua. En la próxima carta te hablaré de Anaxímenes como el tercer miembro de la escuela de Mileto y que como los demás cree en un «arche» único. Por esto se les incluye en el grupo llamado monista, en oposición a los pensadores posteriores que proponen la existencia de más de un principio y por eso se llaman pluralistas. Afectuosamente, 6. MÁS SOBRE LOS ANTIGUOS JONIOS Begues, 10 de julio de 1983 Querida Nuria, La Escuela de Mileto de la que hemos estado hablando termina el 494 a.C. cuando la ciudad fue invadida por los persas. Como sabes, aún debemos tratar sobre una de sus grandes figuras. Para que la carta anterior no fuera excesivamente larga, fue cerrada cuando iba a empezar Anaxímenes. Anaxímenes vivió hacia el 550 a.C. y posiblemente fue amigo y quizá discípulo de Anaximandro. Para él, el aire es por un lado la «arche» y por otro la «psyche». Con la primera idea retornamos un poco a Tales, por cuanto la «arche» vuelve a ser algo directamente perceptible, y con la segunda a Anaximandro, porque la «psyche» es lo mismo. Pese a todo, el aire de Anaxímenes viene a ser una síntesis de lo que Tales veía en el agua y Anaximandro en el «apeiron». En el pensamiento de Anaxímenes hay dos términos clave: la ratificación y la condensación. El aire rarificado es el fuego. Al condensarse se convierte en niebla, luego en agua, luego en barro, en tierra y finalmente en las piedras, sin que ninguno de estos sea un elemento en sentido estricto. Observa que aquí subyace la interesantísima idea de que los cambios cualitativos pueden ser explicados por cambios cuantitativos. Ya te hablé de los conceptos de microcosmos y macrocosmos de los antiguos
  • 20. griegos como un fundamento de la relación entre la biología y la física. Así Anaxímenes deduce su cosmología de su biología. El aire es fundamental para la vida y el mantenimiento del «zoe», contrarrestando la tendencia natural hacia la desorganización. Cuando Aristóteles, más tarde, establece la capacidad de automantenimiento como una característica fundamental de los seres vivos que comprende reproducción y nutrición, sigue probablemente las ideas de Anaxímenes. En cualquier caso, en la historia de la biología el aire o «pneuma» ha jugado un gran papel, que quizá iremos describiendo en cartas posteriores. Todavía hoy, tras un estornudo se suele decir «salud», «Jesús» u otras invocaciones parecidas, y ello viene de la vieja idea de que en una espiración tan violenta se nos puede escapar todo el «pneuma» y morir. De hecho, desde antiguo se sabe que el moribundo espira en el «exitus». Con los persas termina Mileto, pero su influencia se extendió por todas partes y, ya ves, ha llegado hasta nosotros. Así, la idea del agua de Tales fue desarrollada en la antigüedad por Hipón de Samos (450 a.C.), sobre todo en su relación con las propiedades de la materia viva. Se le ha encontrado un gran parecido con las ideas de Arnau de Vilanova, que las derivó de los árabes. Mas tarde Fernel y Paré hablan del mismo modo y en el humor primario con el que, según Harvey, siempre se inicia la vida, subyace la misma idea (siglo XVII). Podríamos añadir también a Wolff, Treveranus y Dujardin, en el siglo XIX. Las ideas de Anaxímenes fueron reformuladas por Diógenes de Apolonia hacia el 455 a.C. Curiosamente este autor retorna al monismo milesiano cuando éste ya había sido sustituido de forma general y perdurable por el pluralismo de Empédocles y Anaxágoras. Desarrolla una psicobiología primitiva en la que el aire juega un gran papel. Asocia el frío y el calor a ciertos estados del aire. La «psyche» es una especie de aire cálido. Suya es también la idea de que sólo el padre interviene en la generación, expresión de una voluntad de hegemonía masculina que de hecho influiría en las ideas sobre la reproducción hasta el siglo XIX. Es fácil encontrar en la literatura de los siglos XVII y XVIII alusiones a una mezcla inadecuada de aire en la sangre como causa del dolor en casos muy diversos. También se entiende la sensación de placer como resultado de una mezcla óptima, a la que quizá se llega mediante un suspiro. Todo esto se originó con Diógenes de Apolonia. Aristóteles dice que, mientras que el agua, el aire y el fuego fueron elegidos
  • 21. como «arche» por los primeros monistas, la tierra no tuvo ningún partidario. En el Timeo, Platón también la considera resultado de la transformación de los otroselementos. Sin embargo, se conoce una obra de la colección hipocrática (siglo V a.C.) en la que se afirma que algunos de los primeros pensadores también tomaron a la tierra como «arche». Todo hace pensar que se refieren a Xenófanes (500 a.C.). El rasgo más característico del pensamiento milesiano es el de buscar sistemáticamente la causa de las cosas en las cosas mismas, que es lo que hace la ciencia. Dicho de un modo mejor, que las propiedades de las cosas son inmanentes a la materia. Ello da a todas sus ideas un carácter naturalista totalmente diferente del de otros autores de la antigüedad. Los pensadores de la escuela de Mileto excluyen por completo tanto la necesidad de un dios creador como la de un dios mantenedor. El alma existe, sí, pero es un elemento. De este modo, en «Las leyes» Platón nos cuenta que aquellos sabios enseñaban que las cosas existen por sí mismas y actúan por sus propiedades inmanentes. La intencionalidad es un resultado posterior que a la vez es caduco. Para ellos la moral y la religión son productos de la intencionalidad humana. Por tanto, el mundo actual está más próximo al pensamiento de estos hombres de la antigüedad que al de la mayoría de los que les sucedieron durante muchos siglos. Ya te hice notar que Anaximandro es el primero que piensa en una evolución cosmológica a partir del «apeiron», al que se retorna en ciclos evolutivos sucesivos. Es evidente que, fuera cierto o no, esto no podía comprobarse, pero la idea era placentera y diferente de las mitologías. En efecto, podríamos pensar que una evolución que retorna al punto de partida puede ser como una circunferencia, en oposición a otro tipo de evolución que se aleja siempre del punto de partida. También podría haber retornos aparentes, como nos sugiere una línea espiral o mejor aún las curvas de un tornillo, de modo que, cuando volvemos a encontrar el origen, a la vez hemos avanzado en una dirección. Y me dirás ¿de qué les servía a aquellos hombres hacer esta clase de suposiciones? Simplemente disfrutaban haciéndolas. El propio Aristóteles lo dice así en el primer párrafo de su Metafísica. Es decir, nació la idea de que pensar y reflexionar podía ser divertido (hasta el extremo de que en algún caso ha llegado a considerarse un vicio). Igualmente yo espero que estas cartas te sean placenteras. No quiero terminar ésta sin resaltar que hay otra justificación en este placer de pensar. Tiene una especie de fuerza liberadora frente a otros aspectos de la cultura de aquella época y de todas; esta faceta no la consideraremos ahora.
  • 22. Libera de las supersticiones, del yugo de la idea de destino y fatalidad, de ser juguete de fuerzas caprichosas sobrenaturales. Por eso el pensamiento milesiano es una auténtica revolución intelectual, además de representar los primeros gimoteos de un recién nacido llamado ciencia. Quizá recordarás que en otro lugar escribí acerca de la grandeza y la fuerza liberadora que hay en una visión cosmológica de las cosas 4. Es como si fuéramos capaces de verlo todo en conjunto y desde fuera. Afectuosamente, 7. ORÍGENES DIONISÍACOS DE LA CIENCIA Begues, 17 de julio de 1983 Querida Nuria, Aún tenemos que hablar de otro monista, Heráclito de Efeso, que vivió hacia el año 500 a.C.. Desde la antigüedad se le ha llamado «El Oscuro», por la dificultad de entender el significado de sus juicios. Se conservan unos sesenta fragmentos de lo que escribió, además de las referencias de otros autores como Platón y Aristóteles. En épocas recientes -y todavía hoy- se le ha dedicado bastante atención. Para Heráclito, el «arche» o «arkhé» es el fuego, con el que todo comienza y todo acaba. El cuerpo humano está formado por tierra, agua y fuego, y la causa de la vida o «psyche» es el fuego. Por una parte, Heráclito está en una línea de continuidad con los filósofos de Mileto que ya conocemos. Ten en cuenta que vivió unos cincuenta años más tarde que Anaxímenes, y que Efeso no está muy lejos de Mileto, en la misma costa de Anatolia. Pero también me gusta verlo ligado, por un lado, al movimiento racionalista que culminará en Platón y por otro, a la escuela mística de los pitagóricos. Heráclito desarrolla una y otra vez la idea de la lucha de contrarios, de la que se derivan todos los cambios continuos, porque las cosas son como son porque cambian continuamente. Por tanto podemos considerar que, en pleno siglo XIX, Claude Bernard está influido por Heráclito cuando dice que «la vie c'est la mort». «Panta rei» es una de las palabras clave. También planteó el dualismo del caos y la armonía como resultado más o menos puntual de la lucha entre opuestos en
  • 23. este flujo continuo, que es lo que significa «panta rei». Heráclito supone que dentro del fuego cósmico hay una «psyche» o «logos» universal que es la causa del orden general de las cosas. Atribuye propiedades opuestas a la «psyche» individual y, en general, cree que la coexistencia de lo Dionís i Apol.lo. Tipografia Emporium, Barcelona 1977 contradictorio es la base de la creación. Algunos autores modernos afirman que determinadas ideas de la física moderna, como el dualismo onda-partícula, se inspiran en Heráclito. El alma universal y el alma individual tienen cierta relación, ya que la segunda depende o forma parte de la primera. Esta idea es muy interesante porque constituye el fundamento de un racionalismo radical compartido por el misticismo pitagórico y el idealismo platónico. El racionalismo radical supone que el alma individual se identifica con el «logos» universal por medio de la actividad intelectual. Esta actitud define una corriente opuesta al naturalismo de la escuela de Mileto, porque pone al alma como la primera de las cosas y por tanto introduce la idea de designio en la naturaleza. Esta corriente, que tuvo un amplio desarrollo en la escuela pitagórica, ha ejercido gran influencia sobre el pensamiento científico, aunque pueda parecer un poco extraño. Parece que Pitágoras nació hacia el año 582 a.C. en la isla de Samos. En aquella época, esta zona del Asia Menor sufría grandes convulsiones políticas; es posible que éste fuera el motivo por el que Pitágoras, igual que otros griegos, se trasladó a Crotona, una colonia del sur de Italia. Se dice que Pitágoras había viajado durante bastante tiempo por los países de Oriente, pero no se conoce su itinerario. Nadie duda de que muchas de sus ideas y muchos rasgos de su comportamiento llevan el sello de las religiones orientales. La propia mística de los números podría derivar de una tradición indostánica. Pitágoras fundó una escuela de carácter esotérico y ascético: guardaban sus conocimientos para sí mismos y con la finalidad de alcanzar una especie de estado de perfección o sabiduría. En contraste con la imagen simpática y sensata de las gentes de Mileto, con Heráclito y los pitagóricos los sabios empezaron a tener pinta de chalados. Las escuelas pitagóricas duraron muchos años y fueron objeto de persecuciones del tipo de las «matanzas de judíos» de la Edad Media. El propio Pitágoras murió en una de ellas: cuando intentaba huir fue a parar a un campo de habas, plantas que él consideraba sagradas , y antes que pisarlas se dejó capturar. Parece que Pitágoras no escribió nada, pero han llegado hasta nosotros las obras de su discípulo Filolao y de otros pitagóricos posteriores.
  • 24. Los pitagóricos creían en la inmortalidad del alma y en la transmigración o «metempsícosis». Su pensamiento se inspiró más en la introspección y la elucubración geométrica que en observaciones del mundo exterior. Es indudable que los pitagóricos realizaron grandes progresos en matemáticas y desarrollaron por primera vez en Occidente la idea de que los números dominan todas las cosas en la naturaleza, como señala Aristóteles en su «Metafísica» al referirse a ellos. Llamaban 1 al punto, 2 a la línea, 3 a la superficie y 4 al sólido, considerando que estos elementos tenían tamaño real, es decir, que eran unidades discretas. A partir de los cuatro números se podría construir el mundo, del mismo modo que los niños pueden construir un castillo con cuatro tipos de piezas. La suma de los cuatro es 10 y por eso consideraban sagrado a este número. Los astros del Universo habían de ser diez y, al encontrar sólo nueve en la serie (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno y Estrellas fijas), añadieron la Antitierra. Es verdaderamente estimulante comprobar que este mismo tipo de razonamiento sirvió, en el siglo XIX, para descubrir los pequeños planetas después de la formulación de la ley de Bode. Más aún, este mismo tipo de razonamiento llevó al descubrimiento de Neptuno por Leverrier. De hecho, este gran matemático nunca se preocupó de visualizarlo. Los pitagóricos encontraron un método para representar los números mediante combinaciones de puntos, formadas con guijarros. De ahí viene el nombre de «cálculo» que en latín significa piedra. Por tanto, calcular significa manejar piedrecitas. Si colocamos líneas de piedrecitas una tras otra, comenzando con un guijarro y añadiendo uno en cada línea, obtenemos la serie de números triangulares. La «tetraktys» es el número triangular de cuatro filas y diez piedras. Del mismo modo, los pitagóricos hallaron que la suma de los números triangulares consecutivos da un número cuadrático.
  • 25. También conocían el teorema que aún hoy llamamos de Pitágoras, y lo demostraban ingeniosamente dibujando con un bastoncito sobre la arena húmeda de la playa las figuras siguientes: Evidentemente, el área rayada del cuadrado que tiene por lado la hipotenusa ha de ser igual a la suma de las áreas ray das de los cuadrados construidos sobre los dos catetos. Llevados por la idea mística de que la esfera es la figura perfecta, los pitagóricos introdujeron el concepto según el cual la Tierra y todos los cuerpos celestes son esféricos. También las órbitas descritas por los planetas deben ser circulares. De este modo parece que el propio Filolao supuso que la Tierra no era el centro del Universo, sino que giraba alrededor de un fuego central. Añadía que nosotros no podemos ver nunca ese fuego porque la Tierra también gira sobre sí misma dando la espalda al fuego central. Todo esto lo encontraremos en cosmologías ulteriores como la expuesta por Platón en «Timeo» e incluso puede ser considerado como un antecedente del sistema copernicano. Otra idea pitagórica que también influyó mucho sobre los siglos posteriores es la de los sólidos regulares, es decir, la de los cuerpos que tienen caras iguales y ángulos iguales. Como recordarás, se trata del tetraedro, el cubo, el octaedro y el icosaedro. Estos cuerpos se tomaron como símbolos de los cuatro elementos: la tierra, el aire, el fuego y el agua. Posteriormente se descubrió el dodecaedro, que fue considerado el símbolo del Universo. Más tarde estos cuerpos regulares fueron
  • 26. llamados cuerpos platónicos y han desempeñado un papel importante y estrafalario en el desarrollo de la filosofía matemática. Por ejemplo, la teoría de la unidad del Universo propuesta por Kepler en el siglo XVI aún se basa en los cuerpos platónicos. Del pentágono regular era fácil pasar a la estrella de cinco puntas, formada por una línea sin fin que une los ángulos alternos de un pentágono regular. Los pitagóricos utilizaron este pentagrama como señal secreta para identificarse, y también era el símbolo de la plenitud, la salud y el bienestar. Desde entonces ha jugado un papel fantástico en la magia y la brujeria, constituyendo un caso entre muchos de degeneración de una idea abstracta. Cuando Mefistófeles sale con Fausto de la sala de trabajo, es detenido un instante por el pentagrama mágico que Fausto había dibujado en el suelo. Podríamos hablar de muchas otras cosas en relación con los pitagóricos, pero para concluir esta carta sólo lo haré de dos que considero sumamente importantes dentro de la perspectiva de la Historia de la Ciencia. La primera es realmente sorprendente. Se trata de la creación misma del método experimental, por parte de estos hombres tan obsesionados por las ideas abstractas y la introspección. La referencia directa la hemos de tomar de un hombre muy posterior, Boecio, que puede ser considerado el último pensador del periodo clásico aunque viviera a comienzos de la Edad Media. Boecio cuenta cómo a Pitágoras, al pasar cerca de un herrero, le llamó la atención la musicalidad de los martillazos sobre el yunque.
  • 27. Ensayó en seguida si aquello dependía de la fuerza del golpeo o del peso de los martillos. Al comprobar que se trataba de esto último, determinó la relación entre los pesos de los distintos martillos. Después estableció la misma relación entre la longitud de las cuerdas tensas y comprobó que las vibraciones tenían la misma tonalidad. Luego verificó la consonancia del sonido con flautas cuya longitud seguía la misma proporción y de esta forma estableció la regla tonal. Conviene que sepas que el experimento, de la forma que se ha descrito, no le podía salir bien, pero la idea es correcta en líneas generales y sobre todo, el planteamiento es perfecto desde el punto de vista del método experimental. La proporción del diámetro de las órbitas con que giran los astros le hizo imaginar que existía un inmenso concierto universal o música de las esferas. El otro aspecto hacia el que quiero atraer tu atención es que uno de los pitagóricos puede ser considerado el primer naturalista en sentido estricto. Se trata de Alcmeón de Crotona (500 a.C.), que inició la práctica de la disección de seres vivos de todo tipo, descubriendo el nervio óptico y los conductos que más tarde se llamarían trompas de Eustaquio. Por tanto los pitagóricos desarrollaron tres aspectos fundamentales del pensamiento científico: la observación directa, el método experimental y la filosofía matemática. La escuela pitagórica influyó mucho sobre Platón y su influencia ha continuado durante siglos. Quizá convenga cerrar este resumen mencionando la patética crisis que sufrió la Física pitagórica al descubrir que la diagonal de un triángulo rectángulo cuyos catetos valgan 1 es inmedible. Esto sugería que las líneas son infinitamente divisibles y, si las líneas son infinitamente divisibles, los puntos con los que los pitagóricos pretendían construir el Universo no existen. Este descubrimiento debió producir frustración y estupor en aquellos hombres que quizá confiaron demasiado en su comunicación directa con la divinidad. Ésta se vengó humillándolos. Esta carta podríamos llamarla «Los orígenes dionisíacos de la ciencia». Todavía hoy sigue siendo cierto, como dijo en cierta ocasión Einstein, que la creación científica tiene un origen místico. Afectuosamente, 8. RACIONALISMO RADICAL Y PLURALISMO Begues, 25 de julio de 1983
  • 28. Querida Nuria, Ya te habrás dado cuenta de que los antiguos pensadores griegos desarrollaron dos tipos de conceptos: unos, como los de tierra y agua, podían tener el carácter de elementos primarios, pero a la vez correspondían a cosas palpables y visibles; otros, en cambio, eran totalmente abstractos, como los de sólido y líquido. Conceptos aún más abstractos son el «apeiron», la condensación, la rarefacción y la tensión. La reflexión sobre estos dos tipos de ideas sin duda favoreció la toma de conciencia acerca de una separación entre la mente y los sentidos. Parece que Heráclito ya la había señalado, advirtiendo del riesgo de ser engañados por estos últimos. Puntualizada la distinción entre la mente y los sentidos, surge el problema de cuál es el mejor camino para aproximarse a la realidad: la razón o los sentidos. En este aspecto, resulta sorprendente que fueran justamente los pitagóricos quienes valorasen más la experiencia sensible, pese a su pensamiento tan imbuido de ideas religiosas y místicas. Fíjate en cómo Alcmeón de Crotona describe la lengua como órgano del gusto: «es con la lengua como distinguimos los sabores, pues por hallarse caliente y ser blanda disuelve las partículas sabrosas con su calor, mientras que la porosidad y delicadeza de su estructura las va admitiendo en su seno y las transmite al sensorio.» Los pitagóricos fueron pronto objeto de críticas por parte de otros filósofos que creían que la realidad de las cosas debía buscarse por medio de la razón pura. El paladín de esta actitud fue Parménides (475 a.C.), que desencadena un ataque radical a los sentidos y acaba estableciendo dos modelos, uno monista, que es el de la razón por sí misma, y otro dualista, constituido por el fuego, luminoso y de baja densidad, y la noche, oscura y de alta densidad. Parménides expuso el modelo monista en un libro titulado «El camino de la verdad». En él propone una concepción de la naturaleza basada exclusivamente en la razón y en la que es fundamental el dualismo entre el ser y el no ser, considerando que todo tipo de cambio es absurdo. Sostuvo que la realidad es una especie de bola maciza, increada, eterna, inmóvil, inmutable y uniforme. ¿Gracioso, no te parece? La chocante filosofía que acabo de relatarte refleja el descubrimiento de algo importante: el «logos» es tan independiente del mundo que incluso puede negarlo. En cualquier caso queda establecida la supremacía del argumento lógico. Como Parménides pronto se dio cuenta de que su pensamiento era entendido
  • 29. por pocos, decidió escribir otro libro para aumentar la clientela. Igual que el primero, se trata de un poema, que en este caso lleva por título «Camino o vía de la opinión». En él admite la percepción sensible y establece una cosmología basada en el fuego y la noche. Critica a la escuela jónica, a los pitagóricos y muy particularmente a Alcmeón, a quien parece que tenía verdadera ojeriza. Con respecto a sus ideas biológicas, lo único que conseguimos adivinar en sus fragmentos es que la vida está asociada al calor y tiene por causa la «psyche». También el «zoe» es resultado de la lucha de dos contrarios y se caracteriza por la reproducción, la nutrición y el movimiento. La verdad es que todos los pensadores pluralistas inmediatamente posteriores, al frente de los cuales hemos de situar a Empédocles y a Anaxágoras, adoptaron una posición opuesta. A partir de ese momento, y desde nuestra perspectiva de la evolución histórica del conocimiento científico, la distinción entre racionalismo y empirismo se volverá dramática. Igualmente podemos considerar que a partir de Parménides, y no antes, la filosofía se puede considerar como algo totalmente separado de la vida práctica. Algunos aspectos del pensamiento de Parménides influyeron en una serie de nuevas ideas a las que el futuro reservaba un papel estelar. La diversidad del mundo visible y los cambios en el curso temporal se han de poder resolver conservando los principios de singularidad, uniformidad e inmutabilidad de la lógica de Parménides. La síntesis la alcanzaron Leucipo y Demócrito al inventar los átomos y sustituir el no ser por el vacío. Ya volveremos a hablar (y más de una vez) de esta nueva escuela materialista. Creo que es oportuno contrastar el modelo racionalista radical con los primeros empiristas. Estos se caracterizan ante todo por admitir cuatro elementos primarios y por tanto, los podemos calificar de pluralistas. Ya te he dicho que uno de ellos es Empédocles, natural de Agrigento, una colonia griega del sur de Italia. Empédocles es una figura atractiva, genial y excéntrica. Encontraremos muchas otras comparables a lo largo de la Historia de la Ciencia y las sigue habiendo en nuestros días. ¿Te acuerdas del personaje que tan bien encarnaba Sesto Bruscantini en «El elixir de amor»? Pues así imagino a Empédocles, yendo de pueblo en pueblo engatusando a los lugareños. Este charlatán es una de las figuras más importantes de la ciencia griega anterior a Aristóteles. Parece ser que tipos humanos como Empédocles han desempeñado un papel importante, sobre todo en las épocas que los alemanes denominan de «Stunn und Drang» (literalmente, de tormenta y desasosiego). Entre ellos están, en el siglo XVI, Nostradamus y Paracelso y, en el siglo XVIII, Cagliostro y Mesmer. Podríamos
  • 30. hacer una larga lista, en la que no faltarían personajes actuales. La formulación clara de los cuatro elementos, tal como se mantuvo hasta el siglo XIX, se debe a Empédocles. Las cualidades primarias (calor, frío, humedad y sequedad) estarían relacionadas con los elementos según la figura siguiente: Naturalmente, los elementos no se corresponden con las sustancias que vulgarmente tienen la misma denominación. Por ejemplo, en las aguas naturales y en otros líquidos predomina el elemento agua, pero también hay una proporción definida de los demás elementos. Empédocles es el primero que independiza el elemento aire de la niebla, y le da un verdadero contenido físico. Son célebres sus demostraciones con la clepsidra, donde el aire invisible muestra que ocupa un lugar en el espacio y que ejerce una presión. De esta forma, Empédocles sigue el método experimental de los pitagóricos. En sustitución de la tensión de Heráclito, y posiblemente influido por Parménides, pone el amor y el odio como las dos fuerzas que originan el movimiento de las cosas. Cada sustancia particular es el resultado de un equilibrio establecido por el amor y el odio entre los elementos y las cualidades que la definen. Son sumamente interesantes las ideas de Empédocles sobre la materia viva. Supone que se ha originado por un proceso de diferenciación o «ekkrisis» de una especie de amalgama inicial. Pero este proceso no daría organismos enteros sino porciones, es decir, pies, piernas, brazos, cabezas, etc. por separado. Por eso habría un proceso ulterior de integración. La unión de las partes bajo la influencia del amor daría organismos normales, y bajo la influencia del odio, quimeras y monstruos. Fíjate en como supone que sólo se producen organismos normales a partir de especies definidas y que las mezclas son quimeras. Viene a ser una teoría del origen de las especies parecida a un juego de niños que no sé si tú has llegado a conocer, pero que yo ciertamente recuerdo. En ese juego se podían hacer
  • 31. figuras graciosas uniendo el cuerpo de una bailarina con la cabeza de un guardia civil, y otras combinaciones que puedes imaginar fácilmente. En la teoría de Empédocles se insinúan dos ideas muy importantes dentro de la biología. Por un lado, que la Tierra tuvo en una época anterior un poder generador que ahora no tiene. Como modelo intelectual, es idéntica a la hipótesis de Haldane y Oparin sobre el origen heterotrófico de la materia viva. Por otra parte, en Empédocles encontramos la primera formulación de la selección natural: afirma que inicialmente había muchas más especies que las actuales y que algunas se han extinguido como consecuencia de la lucha por la existencia y la competencia con otras especies. La idea darwiniana de selección natural está muy próxima. Ahora bien, Darwin llegará a ella por una deducción totalmente correcta y supondrá que la selección es la causa principal de la transformación de las especies. Nada de esto pasó por la cabeza de Empédocles ni de ningún otro griego de la antigüedad. Empédocles recibe de los pitagóricos la convicción sobre la inmortalidad del alma y la transmigración. Sugiere que la percepción sensible se basa en una propiedad de emanación desde el objeto al órgano de los sentidos. Esta idea seguirá flotando en el ambiente hasta nuestros días. La teoría de la nutrición, basada en elhecho de que todo está constituido por los cuatro elementos, no ofrece ninguna dificultad formal. Los elementos que se encuentran en el pan se redistribuyen transformándose en carne o sangre. Para Empédocles, el corazón es el centro de la actividad vital y la residencia de la «psyche», idea que más adelante adoptará Aristóteles. Empédocles influyó mucho sobre otros pensadores de diferentes tendencias: por ejemplo, sobre Diógenes de Apolonia, de quien te he hablado en una carta anterior. Empédocles es el primero en admitir la influencia tanto del padre como de la madre en la concepción, algo que no quedó establecido como hoy lo conocemos hasta el siglo XIX. El principio de la reproducción es una interacción entre el fuego y la humedad. Es curioso que atribuya el sexo del recién nacido a aquella semilla o germen en el que predomina el calor, mientras que los otros caracteres serían los del sexo opuesto. Cuando los gérmenes paterno y materno tienen el mismo calor, el parecido es con el progenitor del mismo sexo que el hijo. Podría hacerse un estudio muy entretenido poniendo de manifiesto las locuciones de las lenguas modernas occidentales que derivan directa o indirectamente de las ideas empedoclianas. Tal es el caso de la «furia de los elementos», «naturaleza fogosa», «espíritu aéreo» y muchas otras del mismo tipo.
  • 32. En Empédocles hay un esfuerzo deliberado para explicar la fisiología por medio de la física. Dicho esfuerzo ha ejercido un impacto profundo y duradero en el pensamiento humano, aunque no haya recibido el reconocimiento merecido hasta hace pocos años. En aquel tiempo este esfuerzo representó el antagonismo frente al hombre práctico y sereno, cargado de experiencia pero poco amigo de teorías. Esta actitud antagónica está encarnada por el médico hipocrático del que hablaremos pronto. Basta con que eches un vistazo a la magnífica versión de «La antigua medicina» de Alsina en la colección Bernat Metge para que te des cuenta de hasta qué punto el médico hipocrático se escandaliza ante los que quieren ejercer el Arte partiendo de especulaciones cosmológicas. Para nuestra mentalidad, Empédocles es una especie de loco, visionario genial, histrión y explotador de la buena fe, pero nadie puede negar que en él hay una de las más exitosas asimilaciones de todo el pensamiento anterior. No sé qué título podríamos dar a esta carta. Quizá sería apropiado el de «Racionalismo radical y pluralismo». Afectuosamente, acusado de impiedad y de ateísmo. Ni siquiera la amistad de Pericles pudo salvarlo de la maledicencia pública y tuvo que huir de Atenas. 9. LA UNIFORMIDAD DEL UNIVERSO Begues, 31 de julio de 1983 Querida Nuria, Como ya he señalado, Anaxágoras de Clazomenes es otro pluralista importante de la época de Sócrates, es decir, de la época que podríamos considerar el apogeo de la cultura en la antigua Grecia. Anaxágoras fue llamado a Atenas por Pericles, de quien pasó a ser consejero. Es curioso que mantuviera puntos de vista opuestos a los de Sócrates acerca de muchos asuntos, pese a que este útimo también era consejero y amigo de Pericles. Dentro del dilema racionalismo/empirismo, Anaxágoras se inclina por el valor de la experiencia que proporciona la observación directa de las cosas. En este sentido influyó sobre Aristóteles y, por el mismo motivo, se encontraba en clara oposición a Platón. También ha quedado para la posteridad el recuerdo de sus experimentos para demostrar la materialidad del aire y los límites de la percepción sensible. Los experimentos con el aire, que ya citamos al hablar de Empédocles, continuarán más tarde en la escuela de Alejandría, aunque sin terminar de resolver el problema de la materia en estado gaseoso. La diversidad de los gases no empezó
  • 33. a conocerse hasta el siglo XVI y la determinación del peso de un volumen de gas tampoco se resolvió hasta entonces. De todos modos, se trata de problemas que ya fueron planteados en la antigüedad. Una de las ideas más importantes de Anaxágoras es la creencia de que todos los cuerpos del Universo están constituidos por un mismo tipo de materia. Por tanto, los astros y la Tierra estarían hechos de lo mismo. Esta idea te parecerá natural, pero todavía era una idea revolucionaria a comienzos del siglo XVII, cuando Giordano Bruno la proclamó en una especie de panfletos que le costaron primero la cárcel y más tarde la muerte en la hoguera. El hecho es que, en la época que estamos tratando, se creía que el Universo tenía dos partes: una era el mundo sublunar, donde vivían los hombres y donde todo era mudable y efímero. Por encima de ese mundo sublunar estaba el de los planetas y las estrellas, que era permanente y eterno y por tanto había de estar formado por otro tipo de material. Aristóteles aceptará esta división del Universo. De hecho, el principio de uniformidad no será introducido hasta la Revolución científica del siglo XVII. Anaxágoras se adelantó extraordinariamente a su tiempo, por los motivos que hemos indicado; ello le acarreó problemas y fue Anaxágoras manifestó un interés especial por el fenómeno de la nutrición, que explicaba en términos que no diferían mucho de los de Empédocles. Parece establecer una diferencia bastante radical entre los seres vivos y los inertes, y en relación con los primeros, combina tres ideas clave: una entidad ordenadora en cada organismo, la «nous» o cabeza, una capacidad potencial de generar vida en la semilla o germen y una vida patente como acción, que es el «zoe». La idea de la «nous» es especialmente afortunada y será recogida de diversas formas por el pensamiento posterior. Incluso puede verse como una premonición de la necesidad de regulación en los organismos vivos. Además de concluir el grupo pluralista con Anaxágoras, en esta carta también quisiera hablarte de los viejos atomistas. Se ha dicho muchas veces que hay un gran parecido entre la teoría expuesta por Demócrito en el siglo V a.C. y la teoría atómica de Dalton, del siglo XIX. Según se mire, esto puede ser cierto o totalmente erróneo. En cualquier caso, no se trata de que la ciencia del siglo XIX tomara una teoría antigua y con ella realizara grandes descubrimientos en el campo de la física y la química. Fue exactamente al contrario: los progresos de la física y la química durante el siglo XIX hicieron resurgir unas ideas formalmente expresadas por primera vez en la antigüedad clásica por Leucipo y Demócrito. Bien visto, el principal mérito de Demócrito es que sus ideas constituyen un progreso extraordinario para su tiempo y la culminación del movimiento intelectual
  • 34. iniciado en Mileto. Demócrito vivió hacia el año 420 a.C. y presentó una cosmología radicalmente materialista, muy superior a las de pensadores anteriores. En el mundo sólo hay materia y vacío. La materia es indestructible, impenetrable y homogénea. Está constituida por átomos, de los que hay una variedad infinita en lo que se refiere a la forma, el tamaño y el movimiento. En contra de la opinión de Parménides, el vacío no es el no ser, sino una realidad, tan completamente penetrable como impenetrable es la realidad de la materia. Hasta ahora hemos visto apuntar la sugerencia de que en la génesis de las cosas y en su ordenamiento temporal haya bien un «logos», bien un «nous» o la síntesis de la «philia». Con Demócrito aparece un nuevo concepto: todo viene determinado por el azar y la necesidad, el «amangke» y la «automatos». Ello quiere decir que la actividad no dirigida ni orientada de los átomos lleva a consecuencias inevitables. Conviene que te des cuenta de que esta idea está implícita en gran parte del pensamiento científico contemporáneo. La reacción contra las ideas de Demócrito se produce con Platón, donde el «logos» predomina sobre la necesidad. En realidad el debate todavía dura. La materia viva como «zoe», incluido el hombre, sería el resultado de una configuración especial de la mezcla de átomos de «psyche» y de átomos que hoy podríamos llamar somáticos. La nutrición se explica como una reordenación de los átomos del alimento que lo transforman en materia propia, igual que el cambio de disposición de las letras del alfabeto permitiría transformar una tragedia en una comedia. Para los atomistas, las cualidades perceptibles no son intrínsecas al objeto, sino efecto de éste sobre nuestros sentidos. Ten en cuenta que este punto de vista sobre la percepción sensorial fue restablecido en el siglo XVIII. Para los atomistas la mente era una especie de concentración de átomos de «psyche». Lo vivo diferiría de lo inerte por la interposición de átomos de «psyche», que determinarían interacciones con los átomos del soma; el resultado de estas interacciones sería la manifestación vital o «zoe». Es interesante darse cuenta de que este punto de vista incluye la posibilidad de que una interacción imperceptible o «cryptomenon» determine un proceso vital perceptible o «phenomenon». En términos actuales podríamos decir que la interacción entre ácidos nucleicos y proteínas es la base de los «cryptomena», ya que determina las actividades o funciones que se realizan en cada momento.
  • 35. Es indudable que en los antiguos pensadores griegos encontramos la formulación de una serie de preguntas y la invención de conceptos teóricos, así como el desarrollo de procedimientos intelectuales que forman parte de la ciencia actual, constituyendo una estrategia de interpretación. Es obvio que dicha estrategia ha sido mejorada sustancialmente después de la revolución científica, pero sus fundamentos siguen siendo los mismos. Como en otros casos, se conservan muy pocos fragmentos que se puedan atribuir a Demócrito. Las ideas de los atomistas llegan al Renacimiento a través de un magnífico poema latino, el último que se escribió sobre la naturaleza de las cosas. Supongo que sabrás que me refiero a «De rerum natura», de Lucrecio, de quien hablaremos en otra carta. En cualquier caso, el «logos» platónico y el «thelos» aristotélico ejercieron un efecto epistático sobre el azar y la necesidad democritanos, que fue absoluto durante veinte siglos y ha seguido siendo importante desde la revolución científica hasta nuestra época. Yo diría que esta carta tiene como núcleo la idea de «la uniformidad del Universo y el materialismo radical de los antiguos atomistas». Afectuosamente,10. EL FLORECIMIENTO DE LA MEDICINA GRIEGA EN EL SIGLO V A. C. Begues, 7 de agosto de 1983 Querida Nuria, Hasta ahora hemos hablado de hombres de la antigua Grecia que no dejaron nada escrito, de otros cuyos escritos se han perdido totalmente y por último de aquellos de los que sólo conocemos una serie más o menos extensa de fragmentos. Por desgracia, los escritos de los pensadores griegos anteriores a Platón pueden considerarse prácticamente perdidos para nosotros. Los únicos libros de esa época que han llegado hasta nosotros de una forma razonablemente intacta son los tratados médicos de la escuela hipocrática, la mayoría de los cuales fueron escritos en el siglo V a.C.. En el mundo erudito se suele hablar del «Corpus Hippocraticum», un conjunto de cincuenta a cien libros, según la ordenación que se efectúe de los diferentes manuscritos. Una de las ediciones modernas más completas es la de Litré (1839-1861), que consta de setenta obras, aunque algunas de ellas se consideran apócrifas. De hecho, son los escritos más antiguos que tú y yo podemos consultar para tratar de analizar aspectos de la cultura griega que puedan estar relacionados con la perspectiva histórica de la Ciencia. Estamos ante unos textos que, según los filólogos, tienen en común el haber sido escritos en prosa y en jonio, una forma dialectal del griego clásico. En
  • 36. ninguno de ellos hay indicaciones acerca del autor, a diferencia de lo que sucede con las obras de Platón y Aristóteles. Estudiando cuidadosamente el estilo gramatical y el contenido mismo, los especialistas han concluido que hay libros de diferentes autores y que no todos fueron escritos en la misma época. Los tratados hipocráticos son citados por muchos autores de la antigüedad, tanto contemporáneos como posteriores. Entre los inmediatamente posteriores podemos incluir a Platón y a Artistóteles. Todo parece indicar que originalmente los tratados hipocráticos formaban parte de la biblioteca de la antigua escuela médica de Cos. Quizá recordarás que el segundo rey de la dinastía griega de Egipto fue Tolomeo Filadelfo (285-247 a.C.), que fundó la célebre Bilioteca o Museo de Alejandría. Se dice que llegó a contener más de medio millón de tratados y a ella fue a parar la colección hipocrática. Ten en cuenta que se trataba de originales o copias escritas en rollos de papiro. El incendio de la Biblioteca de Alejandría en el año 47 de nuestra era destruyó la mayor parte. No obstante, se emprendió una recuperación inmediata y, según los comentaristas, entre las obras recuperadas había más de cincuenta obras hipocráticas. Se conservaron hasta el siglo IV, en el que se produjo la destrucción definitiva del Museo. En el siglo 11, Galeno tuvo la oportunidad de conocer directamente casi todas las obras hipocráticas e hizo comentarios acerca de la mayoría. De ahí que la obra de Galeno sea una de las mejores fuentes que han llegado hasta nosotros sobre la antigua medicina griega. Parece que en Alejandría la recopilación de tratados hipocráticos se hizo sobre textos dispersos, conocidos por una minoría. Es probable que las recopilaciones posteriores sean fragmentarias y cada vez más pobres y adulteradas. Estudiando las alusiones a otras obras que aparecen en los textos conservados, se llega a la conclusión de que unos veinticinco tratados hipocráticos ya se habían perdido antes del primer agrupamiento en Alejandría. El «Corpus Hippocraticum» es sin duda un monumento memorable de la cultura occidental y aún hoy es objeto de estudio. Algunas de sus obras, como «El mal sagrado» o «La antigua medicina», están entre los libros que toda persona culta debe haber leído. Por tanto, te recomiendo que lo hagas, sobre todo teniendo en cuenta que de ambas hay magníficas traducciones. Como puedes suponer, la importancia de las obras hipocráticas en la Historia de la Medicina es enorme. No se puede decir lo mismo con respecto a la Historia de
  • 37. la Ciencia; no olvides que la medicina estrictamente científica no empieza hasta mediados del siglo pasado. De todos modos, a lo largo de toda la historia hay una influencia recíproca extraordinaria entre el desarrollo del pensamiento científico y el de la medicina. Además, en todas las épocas ha habido médicos que han desarrollado una tarea científica general de gran importancia. El «Corpus Hippocraticum» es posiblemente un testimonio del florecimiento de la medicina griega en los siglos V y IV a.C.. Debía haber otros escritos médicos y es corriente que autores de la época, como Xenofonte y Aristóteles, hagan referencia a ellos. Permíteme que como ejemplo te transcriba un fragmento de la obra «Etica a Nicómaco»: «Porque no parece que los médicos lleguen a serlo gracias a unos escritos, aunque dichos escritos intenten exponer los tratamientos y la manera en que han de practicarse las técnicas y cómo han de hacerse los tratamientos particulares, de acuerdo con cada temperamento. Estas enseñanzas sólo son útiles, según parece, para las personas que ya tienen experiencia y, por otra parte, son inútiles para las que no la tienen.» Fíjate, pues, en la abundancia de escritos médicos en esa época. Date cuenta también de que su destino no era el gran público sino el profesional. Sobre todo gracias a Galeno sabemos que hubo dos escuelas rivales muy importantes, una en Cos y otra en Cnido, dos islas próximas a la costa de Asia Menor. Parece que también hubo una en Rodas, quizá de menor importancia. Además, en la misma época hay que anotar una cuarta escuela médica en Italia meridional, donde hemos de situar al mismísmo Empédocles y a algunos pitagóricos. Es posible que la colección hipocrática contenga una mezcla de escritos de las escuelas de Cos y de Cnido. Es difícil juzgar la importancia relativa de estas escuelas porque en lo que nos ha llegado de ellas no hay nada comparable al «Corpus». El origen de las mencionadas escuelas médicas debemos buscarlo en una tradición más antigua de carácter religioso. Su patrón era el dios Esculapio y en los templos dedicados a él se ejercía una medicina de carácter traumatúrgico. No se sabe cómo la práctica médica se fue secularizando progresivamente, aunque conservara una especie de carácter gremial muy cerrado. Genéricamente los médicos se llamaban asclepíades o descendientes de Esculapio y se agrupaban en una especie de clanes bajo vínculos muy estrictos. Además del ritual del antiguo templo de Esculapio, hay que mencionar otras fuentes de la medicina griega. Por ejemplo, la influencia de la medicina egipcia es indudable. Pese a lo poco que ha llegado directamente hasta nosotros, podemos asegurar que la medicina egipcia tuvo un gran desarrollo, independiente de las
  • 38. prácticas religiosas. Otras influencias importantes son de pensadores de los que hemos hablado en cartas anteriores. Tanto una cosa como otra se ponen claramente de manifiesto en los propios textos hipocráticos. Algunos autores señalan que es muy posible que la medicina griega se desarrollara también por la práctica de los instructores de gimnasia y, como en Egipto y Babilonia, por la experiencia en el tratamiento de las heridas y traumatismos de guerra. Hay que añadir la influencia de la evolución del arte culinario, del que el médico hipocrático extraerá una dieta especifica como principal instrumento terapeútico. Esta carta podría llevar por título «El florecimiento de la medicina griega en el siglo V a.C.». Dedicaremos la próxima a hablar más específicamente de la aportación hipocrática a la historia del pensamiento científico. Confío en haber despertado un poco tu curiosidad intelectual. Afectuosamente, fueron escritos por él. Tal es el caso de «El mal sagrado», «Fístulas», «Hemorroides», «Afecciones internas», «Úlceras», «Vientos», «Fetos de siete meses», «Sueños» y algunos más. 11. LA APORTACIÓN HIPOCRÁTICA Begues, 12 de agosto de 1983 Querida Nuria, Hay escasos datos fidedignos sobre la figura de Hipócrates. Hasta tal punto que alguien ha llegado a dudar de su existencia, igual que ha ocurrido con otros personajes de la Antigüedad clásica, como Homero. El testimonio más importante se encuentra probablemente en el «Protágoras» de Platón, en el que se hace referencia directa a Hipócrates de Cos como médico profesional, maestro de medicina, remunerado y perteneciente a una familia de asclepíades. En el diálogo «Fedro» hay otra alusión directa. Por otra parte, Aristóteles, en su «Política», también habla de Hipócrates y, cosa rara en él, da testimonio de su gran y merecida fama. Otros textos de la antigüedad también nos hablan de un Hipócrates que vivió en el siglo V. Menón, discípulo de Aristóteles, escribió la «Iatrica» o historia de la medicina, tal vez por recomendación del propio Aristóteles. En 1902 se recuperó un papiro que contiene 1900 líneas de dicho libro y en ellas se confirma la existencia y la fama de Hipócrates. Los comentaristas de los siglos III y II a.C. establecieron que Hipócrates era el
  • 39. decimonoveno o vigésimo descendiente de una familia de asclepíades y que alcanzó la plenitud de su vida durante la guerra del Peloponeso; que aprendió de su padre o de sus familiares; que viajó lejos de su patria, ejerciendo en diversos lugares y que fue reclamado muchas veces de una ciudad a otra por su gran fama. Finalmente, se dice que murió en Larisa a una edad muy avanzada. Sus hijos y yernos también siguieron la medicina, y parece que entre sus descendientes hubo algunos que se llamaron Hipócrates, aunque ninguno alcanzó un prestigio parecido. Hay imágenes antiguas de Hipócrates y todas lo representan con la cabeza cubierta por la túnica. Ello ha sido objeto de diversas interpretaciones; quizá la más sencilla es que era calvo. La fecha de su nacimiento se estima hacia el año 460 a.C. Los especialistas consideran que no todos los escritos del «Corpus» se pueden atribuir a Hipócrates. Parece que se deben directamente a su mano «La antigua medicina», «Pronósticos», «Aforismos», «Epidemias I y II», «Régimen en las enfermedades agudas», «Aires, aguas y lugares», «Articulaciones», «Fracturas», «Instrumentos de reducción», «Heridas en la cabeza», «Juramento» y «Ley». Otros tratados llevan sin duda el sello de su escuela, pero es prácticamente seguro que no En la clasificación de las obras del «Corpus», además de los dos tipos indicados, también se tienen en cuenta las obras escritas con anterioridad, las posteriores, las no citadas en la antigüedad, los escritos perdidos y las obras apócrifas. «El mal sagrado» es una de las obras hipocráticas más estudiadas. Toda ella está impregnada de un espíritu racionalista y polémico que trata de hacer frente a la superstición. El mal sagrado es la epilepsia o gran mal, y algunas formas de afecciones afines. La singularidad de sus síntomas, así como su manifestación repentina, hicieron que se le atribuyera un origen sobrenatural. Grandes hombres de todas las épocas sufrieron esta enfermedad; por lo que sabemos, entre ellos hay que incluir a Alejandro Magno y a Julio César. Desde el primer párrafo, el autor hipocrático quiere romper directamente la falsa creencia popular, diciendo: «Me parece que este mal no es más divino ni más sagrado que las demás enfermedades». En la obra mencionada también encontramos otro aspecto fundamental de la medicina griega: la preocupación por la etiología de las enfermedades. Para combatir el mal hay que conocer su origen y éste siempre es natural. Para descubrirlo tenemos que basarnos en la observación, la experiencia y el razonamiento.
  • 40. En la obra que estamos tratando hay un detalle muy importante en relación con las ideas biológicas de la antigüedad: asigna al cerebro, en vez del corazón, la función de soporte material de la conciencia. Esta afirmación se opone a la tradición más generalizada en el pensamiento antiguo, en el que hay que incluir a la escuela italiana de Empédocles, a Alcmeón de Crotona y, como veremos en otra carta, al propio Aristóteles. A éste le impresionó que, en el desarrollo embrionario, el corazón sea lo primero que se mueve, es decir, la manifestación más precoz del «zoe». El tratado «Aires, aguas y lugares» se centra en la idea de que tanto el cuerpo como el espíritu del hombre dependen del clima. Aquí aparece también un aspecto clave del método hipocrático, según el cual para conocer lo que ocurre en una parte se ha de tener en cuenta el todo. De ello deriva el valor de la consideración del medio, tanto para la etiología como para el pronóstico y, por consiguiente, para la profilaxis. En «El pronóstico» se señala que el médico ha de saber apreciar de antemano el curso que seguirá la enfermedad, sobre todo cuando ésta conduce inexorablemente a la muerte. En este último caso hay que despedirse de los familiares o amigos o prevenirlos acerca de la probable inutilidad de sus esfuerzos, para mantener con justicia el prestigio del ejercicio del Arte. Aquí se describe la célebre «facies hipocrática», todavía válida hoy en día: «nariz afilada, ojos y sienes hundidas, orejas frías y contraídas, con los lóbulos vueltos hacia fuera, la piel de la frente dura, tensa y reseca y el color de todo el rostro amarillento y oscuro». Hay también muchas otras observaciones extraordinarias de la persona próxima al tránsito, como «el deseo del enfermo de levantarse de la cama cuando la enfermedad se encuentra en el momento crítico» y cuando el paciente «mueve las manos delante del rostro, trata de agarrar algo en el vacío, arrancar hebras del cobertor o coger motas en las paredes. Todos estos síntomas son malos y de hecho fatales.» En «El pronóstico» también se trata del interrogatorio y examen o exploración que hay que llevar a cabo cuando la actuación médica puede contribuir realmente a la curación. Incluye la localización de los dolores, las palpaciones, la fiebre y la consideración del historial, en el que se tienen en cuenta los vómitos, los esputos, las heces, la orina, etc. Finalmente, la reflexión. Como afirmó el gran médico latino Celso, fue Hipócrates quien deslindó la medicina de la filosofía. Ello queda ilustrado de forma dramática en «La antigua
  • 41. medicina». Allí se insiste en que el arte no puede basarse en un postulado y que es fundamentalmente una «techne», fruto de la experiencia, y que aspira esencialmente a ser útil. Fue en la escuela de Empédocles donde la cosmología ejerció los peores efectos sobre el arte de curar. La fiebre había de interpretarse como un exceso de calor y los escalofríos, como un exceso de frío. De este modo, el filósofo recomendaría una dosis de calor para curar los escalofríos y una de frío para curar la fiebre. El autor de «La antigua medicina» contesta que las causas de la enfermedad y de la muerte no pueden simplificarse de ese modo y que, cuando el hombre en momentos críticos reclama el médico, éste sólo puede ayudarlo basándose en la «techne», pero nunca en la cosmología, en la que no encuentra ninguna prueba que dé certeza a la forma de actuar. Por eso el médico hipocrático se escandaliza de la ignorancia del filósofo, insistiendo en el hecho de que la única piedra de toque de la «techne» está en el resultado. Es entonces cuando entra en juego otra característica fundamental del médico hipocrático, que es su preocupación personal por los sufrimientos del paciente. De este aspecto de la doctrina hipocrática nacerá una norma más general, que nos llevará a ver todo el conocimiento científico como un instrumento real puesto al servicio de la Humanidad. Es lo que más tarde se llamará ciencia positiva, en oposición a la especulación inoperante. En otras escuelas médicas como la de Cnido parece que el elemento especulativo tenía más importancia, pero para el médico de Cos el objetivo fundamental es el hombre que pide ayuda. En «La antigua medicina» se sostiene que el método de observación y la experimentación constituyen la única vía para llegar a la comprensión de la naturaleza del hombre, en oposición al método apriorístico de los cosmólogos. Hipócrates admite el uso de la inferencia lógica para descubrir hechos que no están al alcance de los sentidos y desarrolla el método inductivo con toda claridad. En este punto coincide con Anaxágoras, Empédocles y algunos pitagóricos. Más aún, la infuencia de los filósofos sobre el médico hipocrático se pone de manifiesto cuando éste siente la necesidad de sistematizar el conjunto de sus conocimientos y de justificar racionalmente dicha necesidad, formando lo que podríamos llamar una teoría médica. Hasta cierto punto, uno puede entrever que la llamada teoría hipocrática constituye un caso particular de aplicación de la teoría de la ciencia a la medicina: un intento de elaborar un cuerpo orgánico de conocimientos basados en la observación y en la experiencia, que puede ampliarse continuamente con generalizaciones cuya principal defensa es el hecho de ajustarse a la realidad de
  • 42. los fenómenos. Además de perseguir como fin el bienestar de la humanidad, la teoría hipocrática tiene una normativa que puede considerarse la base de la deontología médica occidental. Sin duda habrás oido hablar del juramento hipocrático, que es una forma resumida de dicho código deontológico. Ahora bien, los textos más antiguos que han llegado hasta nosotros, aunque están escritos en griego, son de la época imperial romana y es posible que las condiciones admitidas en esa época para el ejercicio de la profesión influyeran en su redacción. Antes de permitir que el joven médico iniciara su ejercicio se le exigía un juramento solemne del tipo siguiente: «Aquel o aquellos que me han enseñado el Arte tendrán por mi parte la misma consideración que mis progenitores. Velaré por sus descendientes como si fueran mis hermanos y les enseñaré el Arte si lo quieren aprender, sin aceptar paga o recompensa. Mediante preceptos, lecciones y demás métodos de enseñanza transmitiré todo lo que sé a mis hijos y a los hijos de mis maestros, así como a los discípulos vinculados por el juramento y convenio (en este caso era necesaria una remuneración, generalmente muy elevada), pero a nadie más. En todo momento haré cuanto pueda para curar a los enfermos con la mayor solicitud y lealtad de que sea capaz. Nunca prepararé venenos ni practicaré abortos.» Otras fórmulas del juramento también aluden a la obligación del secreto profesional y a no utilizar nunca la influencia sobre el enfermo o su familia en beneficio propio, ni con otro objeto que ejercer la profesión con la máxima eficacia. Es obvio que el juramento hipocrático establece lo que hoy llamaríamos un sentido de clase entre los médicos, quizá abusivo, que ha prevalecido hasta nuestros días. Ello queda fuera del papel social que uno espera del hombre de ciencia y de hecho hay que tomarlo como un fenómeno protocientífico. De todos modos, como ya he señalado, hemos de reconocer que es la primera afirmación formal de que el saber debe estar al servicio del hombre. Esta idea se convirtió en el tópico del científico durante los siglos XVIII y XIX, y por este motivo aún se considera a los científicos más destacados de esa época como grandes bienhechores de la humanidad. Otro aspecto que tal vez deriva de la moral hipocrática (y que fue introducido en la filosofía liberal como un rasgo característico del hombre de ciencia) es el respeto a la persona. Por tanto, nunca se hará nada que menosprecie a un individuo, ni siquiera en beneficio general. Quiero decir, por ejemplo, que el hecho de que un enfermo sea viejo e incurable no justifica, en