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מגילת רות
" ויהי בימי שפוט השופטים ויהי רעב בארץ " ( רות א ',  א ') En el tiempo en que Israel estuvo gobernado por jueces hubo una época de hambre en toda la región. Entonces un hombre de Beit Lejem, Iehudá, llamado Elimélej,   se fue a vivir al país de Moab.   Con él fueron también su esposa Naomi y sus dos hijos, Majlón y Quilión. Llegaron, pues, a Moab, y se quedaron a vivir allí.  Pero sucedió que murió Elimélej, el marido de Naomi, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Más tarde, ellos se casaron con dos mujeres moabitas; una se llamaba Orpá y la otra Rut.   Pero al cabo de unos diez años murieron también Majlón y Quilión, y Naomi se encontró desamparada, sin hijos y sin marido.    
" ותאמר רות :  אל תפגעי בי  עמך עמי     ואלהיך אלהי   כה יעשה ה '  לי וכה יוסיף     כי המות יפריד ביני לבינך " ( א ,  טז - יז ). Un día Naomi oyó que había llegado el fin a la época de hambre.  Entonces decidió volver a Iehudá acompañada de sus nueras, pero en el camino les dijo:  – Vuelvan a vuestra casa, cada una con su madre. Que el Señor las trate siempre con bondad, como también uds. nos trataron a mí y a mis hijos, y que les permita casarse otra vez y formar un hogar feliz.  Luego Naomi les dio un beso de despedida, pero ellas se echaron a llorar  y le dijeron:  – ¡No! ¡Nosotras volveremos contigo a tu país!  Naomi insistió. Al fin, Orpá se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se quedó con ella. Entonces Naomi le dijo:  –Mira, tu concuñada se vuelve a su país y a sus dioses. Vete con ella. Pero Rut le contestó:  – ¡No me pidas que te deje y me separe de ti! Iré a donde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada.  Naomi no insistió más, y así las dos juntas siguieron su camino hasta llegar a Beit Lejem.  Así fue como Naomi volvió de Moab con Rut, su nuera moabita. Llegaron a Beit Lejem cuando comenzaba la  época de la cosecha.
Naomi tenía un pariente por parte de su esposo Elimélej, que se llamaba Boaz y era muy rico e influyente. Un día, Rut dijo a Naomi –Déjame que vaya al campo, a ver si algún campesino me permite ir detrás de él juntando espigas. – Ve, hija mía –le respondió su suegra. Rut fue al campo y se puso a recolectar las espigas que dejaban los campesinos. En eso, Boaz llegó de Beit Lejem y preguntó al capataz de los campesinos: –¿De qué familia es esa muchacha? El capataz le contestó:  –Es una moabita, que  vino de Moab con Naomi. Me pidió permiso para ir detrás de los campesinos  recolectando espigas, y se ha pasado trabajando toda la mañana, hasta ahora mismo que ha venido a descansar un poco.
Entonces Boaz dijo a Rut:–Escucha, hija mía, no vayas a juntar espigas a ningún otro campo. Quédate aquí. Ya he ordenado a mis criados que nadie te moleste. Cuando tengas sed, ve a donde están las vasijas del agua y toma de la que ellos sacan.  Rut, inclinándose hasta el suelo en señal de respeto, le preguntó a Boaz:  –¿Por qué te has fijado en mí y eres tan amable conmigo, siendo yo una extranjera?  Boaz respondió: –Sé muy bien todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu marido, y también sé que dejaste a tus padres y tu patria por venir a vivir con nosotros, que éramos gente desconocida para ti. ¡Que Dios te lo pague! ¡Que el Señor y Dios de Israel, en quien has buscado amparo,   te premie por todo lo que has hecho!  Ella le contestó: –Eres muy amable conmigo, y tus palabras me llenan de aliento. Me has hablado con cariño, aunque yo ni siquiera soy como una de tus criadas.
A la hora de comer, Boaz llamó a Rut y le dijo:  – Ven acá, toma un pedazo de pan y mójalo en esta salsa de vinagre. Rut se sentó junto a los campesinos, y Boaz le dio grano tostado. Ella comió hasta quedar satisfecha, y todavía le sobró. Luego, cuando fue otra vez a juntar espigas, Boaz ordenó a sus criados:  – Dejen que también junte espigas entre los manojos de cebada. No se lo impidan. Y dejen caer algunas espigas de vuestros propios manojos, para que ella las junte. ¡Que nadie la moleste!
Rut recolectó espigas en el campo de Boaz hasta que llegó la noche. Regresó entonces a la ciudad, cargada con el grano, y fue a mostrárselo a su suegra.  – ¿Dónde trabajaste hoy? –le preguntó Naomi–. ¿Dónde juntaste tantas espigas?  – El hombre con quien he trabajado se llama Boaz –le dijo. Naomi le contestó: -Ese hombre es pariente cercano nuestro, y por eso es uno de los que tienen el deber de protegernos. Rut añadió: –También me dijo que siga trabajando con sus criadas hasta que se termine la cosecha.  Rut siguió, pues, juntando espigas con las criadas de Boaz hasta que se terminó la cosecha de la cebada y el trigo.   Mientras tanto, vivía en compañía de su suegra
Un día, Naomi le dijo a Rut:  – Hija mía, yo debo buscarte un esposo que te haga feliz. Nuestro pariente Boaz, con cuyas criadas estuviste trabajando, va a ir esta noche al campo. Ponete tu mejor vestido y ve allá. Pero no dejes que Boaz te reconozca antes que termine de comer y beber. Fíjate bien en dónde se acuesta a dormir. Entonces ve, destápale los pies y acuéstate allí.  Rut se fue al campo e hizo todo lo que su suegra le había mandado.  Boaz comió, bebió y se mostró muy contento. Luego se acostó a dormir junto al montón de grano. Más tarde Rut llegó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó allí. A medianoche, Boaz se despertó de pronto, y al darse una vuelta se sorprendió de que una mujer estuviera acostada a sus pies.  – ¿Quién eres tú? –preguntó Boaz.  – Soy Rut,–contestó ella–. Tú eres mi pariente más cercano y tienes el deber de ampararme. Quiero que te cases conmigo.
Es verdad que soy pariente cercano tuyo, pero tú tienes otro pariente aún más cercano que yo. Quédate aquí esta noche. Si mañana él quiere cumplir con sus deberes de pariente, que lo haga; pero si no lo hace, te prometo delante del Señor que yo lo haré. Ahora duérmete hasta que amanezca.  Cuando Rut llegó a donde estaba su suegra, esta le contó todo lo que Boaz había hecho por ella.  Entonces Naomi dijo:  – Ahora, hija mía, espera a ver qué pasa. Este hombre no descansará hoy hasta dejar resuelto el asunto.
Más tarde, Boaz fue a sentarse a la entrada del pueblo. En aquel momento pasaba por allí el pariente del cual Boaz había hablado. Boaz le pidió al pariente que se sentara y llamó a diez ancianos del pueblo, y también les pidió que se sentaran con él. Cuando ellos se sentaron, Boaz dijo a su pariente:  – Naomi, que ha vuelto de Moab, está decidida a vender el terreno que perteneció a nuestro pariente Elimélej. Puedes comprarlo ahora delante de estos testigos y de los ancianos del pueblo. Como tú eres el pariente más cercano de Elimélej, tienes el derecho de comprar su tierra. Pero si tú no la compras, lo haré yo, pues después de ti soy yo quien tiene ese derecho. El pariente contestó: –La compro.  Entonces Boaz le hizo esta aclaración:  – Si compras el terreno de Naomi, quedas también obligado a casarte con Rut, la viuda moabita, para que la propiedad siga a nombre del difunto.  Al oír esto, el pariente contestó: –En tal caso no puedo hacer la compra, porque podría perjudicar mi herencia. Pero si tú lo quieres comprar, hazlo; yo te cedo mis derechos de compra.
En aquellos tiempos había en Israel una costumbre: cuando uno cedía a otro el derecho de parentesco, el que cedía o vendía se quitaba una sandalia y se la daba al otro. Entonces el pariente de Boaz se quitó la sandalia, se la dio a Boaz y le dijo: –Cómpralo tú.  Entonces Boaz dijo a los ancianos y a los allí presentes:  – Todos son  hoy testigos de que le compro a Naomi las propiedades de Elimélej, Quilión y Majlón. También son testigos de que tomo por esposa a Rut, la viuda moabita, para que la propiedad se mantenga a nombre de Majlón, su difunto esposo. Así no se borrará el nombre de Majlón de entre los suyos, ni será olvidado en este pueblo.   Los ancianos y todos los presentes contestaron:  – Sí, lo somos. ¡El Señor haga que la mujer que va a entrar en tu casa sea como Rajel y Lea, de quienes descendemos todos los israelitas! Que el Señor te dé muchos hijos de esta mujer. Que tengas una familia numerosa.  Así fue como Boaz se casó con Rut. Y tuvieron un hijo.  Y le pusieron por nombre Obed.   Este fue el padre de Ishai y abuelo de David.

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La historia de Rut y Boaz

  • 2. " ויהי בימי שפוט השופטים ויהי רעב בארץ " ( רות א ', א ') En el tiempo en que Israel estuvo gobernado por jueces hubo una época de hambre en toda la región. Entonces un hombre de Beit Lejem, Iehudá, llamado Elimélej, se fue a vivir al país de Moab. Con él fueron también su esposa Naomi y sus dos hijos, Majlón y Quilión. Llegaron, pues, a Moab, y se quedaron a vivir allí. Pero sucedió que murió Elimélej, el marido de Naomi, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Más tarde, ellos se casaron con dos mujeres moabitas; una se llamaba Orpá y la otra Rut. Pero al cabo de unos diez años murieron también Majlón y Quilión, y Naomi se encontró desamparada, sin hijos y sin marido.    
  • 3. " ותאמר רות : אל תפגעי בי עמך עמי ואלהיך אלהי כה יעשה ה ' לי וכה יוסיף כי המות יפריד ביני לבינך " ( א , טז - יז ). Un día Naomi oyó que había llegado el fin a la época de hambre. Entonces decidió volver a Iehudá acompañada de sus nueras, pero en el camino les dijo: – Vuelvan a vuestra casa, cada una con su madre. Que el Señor las trate siempre con bondad, como también uds. nos trataron a mí y a mis hijos, y que les permita casarse otra vez y formar un hogar feliz. Luego Naomi les dio un beso de despedida, pero ellas se echaron a llorar  y le dijeron: – ¡No! ¡Nosotras volveremos contigo a tu país! Naomi insistió. Al fin, Orpá se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se quedó con ella. Entonces Naomi le dijo: –Mira, tu concuñada se vuelve a su país y a sus dioses. Vete con ella. Pero Rut le contestó: – ¡No me pidas que te deje y me separe de ti! Iré a donde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada. Naomi no insistió más, y así las dos juntas siguieron su camino hasta llegar a Beit Lejem. Así fue como Naomi volvió de Moab con Rut, su nuera moabita. Llegaron a Beit Lejem cuando comenzaba la época de la cosecha.
  • 4. Naomi tenía un pariente por parte de su esposo Elimélej, que se llamaba Boaz y era muy rico e influyente. Un día, Rut dijo a Naomi –Déjame que vaya al campo, a ver si algún campesino me permite ir detrás de él juntando espigas. – Ve, hija mía –le respondió su suegra. Rut fue al campo y se puso a recolectar las espigas que dejaban los campesinos. En eso, Boaz llegó de Beit Lejem y preguntó al capataz de los campesinos: –¿De qué familia es esa muchacha? El capataz le contestó: –Es una moabita, que vino de Moab con Naomi. Me pidió permiso para ir detrás de los campesinos recolectando espigas, y se ha pasado trabajando toda la mañana, hasta ahora mismo que ha venido a descansar un poco.
  • 5. Entonces Boaz dijo a Rut:–Escucha, hija mía, no vayas a juntar espigas a ningún otro campo. Quédate aquí. Ya he ordenado a mis criados que nadie te moleste. Cuando tengas sed, ve a donde están las vasijas del agua y toma de la que ellos sacan. Rut, inclinándose hasta el suelo en señal de respeto, le preguntó a Boaz: –¿Por qué te has fijado en mí y eres tan amable conmigo, siendo yo una extranjera? Boaz respondió: –Sé muy bien todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu marido, y también sé que dejaste a tus padres y tu patria por venir a vivir con nosotros, que éramos gente desconocida para ti. ¡Que Dios te lo pague! ¡Que el Señor y Dios de Israel, en quien has buscado amparo, te premie por todo lo que has hecho! Ella le contestó: –Eres muy amable conmigo, y tus palabras me llenan de aliento. Me has hablado con cariño, aunque yo ni siquiera soy como una de tus criadas.
  • 6. A la hora de comer, Boaz llamó a Rut y le dijo: – Ven acá, toma un pedazo de pan y mójalo en esta salsa de vinagre. Rut se sentó junto a los campesinos, y Boaz le dio grano tostado. Ella comió hasta quedar satisfecha, y todavía le sobró. Luego, cuando fue otra vez a juntar espigas, Boaz ordenó a sus criados: – Dejen que también junte espigas entre los manojos de cebada. No se lo impidan. Y dejen caer algunas espigas de vuestros propios manojos, para que ella las junte. ¡Que nadie la moleste!
  • 7. Rut recolectó espigas en el campo de Boaz hasta que llegó la noche. Regresó entonces a la ciudad, cargada con el grano, y fue a mostrárselo a su suegra. – ¿Dónde trabajaste hoy? –le preguntó Naomi–. ¿Dónde juntaste tantas espigas? – El hombre con quien he trabajado se llama Boaz –le dijo. Naomi le contestó: -Ese hombre es pariente cercano nuestro, y por eso es uno de los que tienen el deber de protegernos. Rut añadió: –También me dijo que siga trabajando con sus criadas hasta que se termine la cosecha. Rut siguió, pues, juntando espigas con las criadas de Boaz hasta que se terminó la cosecha de la cebada y el trigo. Mientras tanto, vivía en compañía de su suegra
  • 8. Un día, Naomi le dijo a Rut: – Hija mía, yo debo buscarte un esposo que te haga feliz. Nuestro pariente Boaz, con cuyas criadas estuviste trabajando, va a ir esta noche al campo. Ponete tu mejor vestido y ve allá. Pero no dejes que Boaz te reconozca antes que termine de comer y beber. Fíjate bien en dónde se acuesta a dormir. Entonces ve, destápale los pies y acuéstate allí. Rut se fue al campo e hizo todo lo que su suegra le había mandado.  Boaz comió, bebió y se mostró muy contento. Luego se acostó a dormir junto al montón de grano. Más tarde Rut llegó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó allí. A medianoche, Boaz se despertó de pronto, y al darse una vuelta se sorprendió de que una mujer estuviera acostada a sus pies. – ¿Quién eres tú? –preguntó Boaz. – Soy Rut,–contestó ella–. Tú eres mi pariente más cercano y tienes el deber de ampararme. Quiero que te cases conmigo.
  • 9. Es verdad que soy pariente cercano tuyo, pero tú tienes otro pariente aún más cercano que yo. Quédate aquí esta noche. Si mañana él quiere cumplir con sus deberes de pariente, que lo haga; pero si no lo hace, te prometo delante del Señor que yo lo haré. Ahora duérmete hasta que amanezca. Cuando Rut llegó a donde estaba su suegra, esta le contó todo lo que Boaz había hecho por ella. Entonces Naomi dijo: – Ahora, hija mía, espera a ver qué pasa. Este hombre no descansará hoy hasta dejar resuelto el asunto.
  • 10. Más tarde, Boaz fue a sentarse a la entrada del pueblo. En aquel momento pasaba por allí el pariente del cual Boaz había hablado. Boaz le pidió al pariente que se sentara y llamó a diez ancianos del pueblo, y también les pidió que se sentaran con él. Cuando ellos se sentaron, Boaz dijo a su pariente: – Naomi, que ha vuelto de Moab, está decidida a vender el terreno que perteneció a nuestro pariente Elimélej. Puedes comprarlo ahora delante de estos testigos y de los ancianos del pueblo. Como tú eres el pariente más cercano de Elimélej, tienes el derecho de comprar su tierra. Pero si tú no la compras, lo haré yo, pues después de ti soy yo quien tiene ese derecho. El pariente contestó: –La compro. Entonces Boaz le hizo esta aclaración: – Si compras el terreno de Naomi, quedas también obligado a casarte con Rut, la viuda moabita, para que la propiedad siga a nombre del difunto. Al oír esto, el pariente contestó: –En tal caso no puedo hacer la compra, porque podría perjudicar mi herencia. Pero si tú lo quieres comprar, hazlo; yo te cedo mis derechos de compra.
  • 11. En aquellos tiempos había en Israel una costumbre: cuando uno cedía a otro el derecho de parentesco, el que cedía o vendía se quitaba una sandalia y se la daba al otro. Entonces el pariente de Boaz se quitó la sandalia, se la dio a Boaz y le dijo: –Cómpralo tú. Entonces Boaz dijo a los ancianos y a los allí presentes: – Todos son hoy testigos de que le compro a Naomi las propiedades de Elimélej, Quilión y Majlón. También son testigos de que tomo por esposa a Rut, la viuda moabita, para que la propiedad se mantenga a nombre de Majlón, su difunto esposo. Así no se borrará el nombre de Majlón de entre los suyos, ni será olvidado en este pueblo. Los ancianos y todos los presentes contestaron: – Sí, lo somos. ¡El Señor haga que la mujer que va a entrar en tu casa sea como Rajel y Lea, de quienes descendemos todos los israelitas! Que el Señor te dé muchos hijos de esta mujer. Que tengas una familia numerosa. Así fue como Boaz se casó con Rut. Y tuvieron un hijo. Y le pusieron por nombre Obed. Este fue el padre de Ishai y abuelo de David.