Sócrates tenía un método para evitar los chismes llamado "La Prueba de Tres", que consistía en tres pruebas: la prueba de la verdad, la prueba de la bondad y la prueba de la utilidad. Según Sócrates, para merecer la pena de ser escuchado, una historia debía pasar al menos una de estas tres pruebas. Generalmente, los chismes no pasarían ninguna de las pruebas, por lo que Sócrates creía que no valía la pena escucharlos o contarlos.